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Channel: Vaig a Peu - Buscando Nuevos Senderos
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PENYA DE L’HOME, CABEÇÓ D’OR Y LA CANAL DE L’HOMENET.

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El “tío Roc” tenía como ambición comprar más tierras para tener una vida mejor, pero como no tenía suficiente dinero, pidió un préstamo a uno de esos usureros de la época, que trabajaba para un marqués de Alicante. Las condiciones que imponía aquel usurero eran tan duras que el “tío Roc” tuvo que hipotecar su propia finca. -Quien no arriesga, no gana –le decía el prestamista. El campesino aceptó las duras cláusulas de la hipoteca y regresó a su huerto. Aquel invierno, no llovió nada, por lo que los viñedos se secaron. Para colmo, una terrible helada en febrero hizo perder la floración de sus almendros. Luego llegó marzo, abril, mayo y junio, con el cielo cruel e impasible, que siempre amanecía azul y brillante. Después de un verano abrasador, no hubo rogativas posibles: el huerto estaba destruido. Aquel año, el hambre visitó las casas de muchos campesinos. Cuando llegó el usurero a recoger su dinero, el “tío Roc” no le pudo pagar. El marqués le quitó sus tierras y lo dejó en la calle. Pero el campesino sacó fuerzas de donde no las tenía. Decidió irse a Barcelona a probar suerte. Con los cuatro reales que le quedaban, compró un pasaje en barco y se fue. - Volveré rico. Aquel día, durante la puesta de sol, un barco cargado de comerciantes partió del puerto de Alicante. En él iba nuestro campesino. -¿Ha visto que bonita es la Sierra del Hombre? –le dijo un marinero. -¡Querrá decir el Cabeçó! – Replicó el “tio Roc” -Nosotros lo llamamos Sierra del Hombre porque parece un hombre acostado; aunque también lo llamamos D´Or porque dentro tiene el tesoro escondido de los moriscos.  -Yo no me creo esas leyendas. -Pues le puedo asegurar que es cierta. En el Cabeçó hay una cueva llamada “Canelobre”, y dentro de ella un tesoro morisco que nadie se ha atrevido a buscar. Aquellas palabras despertaron la curiosidad del campesino, que le pidió que le contara la historia. “Allí, al pie de la montaña, hay un pueblo llamado Busot, que siglos atrás estaba habitado por moros y cristianos. Todos vivían en paz, aunque los cristianos mandaban y los moros obedecían. Entre los segundos, había un hombre rico muy importante, llamado Alí, que tenía una bella hija llamada Gessamina. Un día llegaron noticias que los cristianos se habían sublevado en armas y que los moriscos corrían un serio peligro. Lo más sensato era abandonar aquellas tierras. -Hija mía, esta tarde subiré a las Cuevas de Canelobre y esconderé un cofre lleno de oro y joyas. Si algún día me pasa algo, podrás cogerlo y vivir bien -le dijo Alí a su hija-. Lo enterraré a la entrada de la cueva, a los pies de una piedra que se ilumina con los últimos rayos de Sol. Aquella tarde, tras esconder el tesoro, Alí fue asesinado por unos cristianos del pueblo a mitad de camino entre Busot y el Cabeço. La princesa Gessamina, al ver que su padre no regresaba, decidió subir a las Cuevas a buscarle. Al llegar a la última curva antes de la subida, descubrió el cuerpo de Alí tendido en el suelo, sin vida. Mientras estaba sentada junto al cadáver de su padre, llorando, escuchó a sus espaldas unas terribles voces. Eran los asesinos de Alí, que iban también en busca de Gessamina. Rápidamente, entró en la caverna: ella conocía un pasadizo que desde la Cueva de Canelobre, bajo la montaña, salía al mar por la Cueva del Llop Marí en El Campello. Por esta galería huyó la princesa, mientras los cristianos gritaban: -Mora… Di dónde está el tesoro o te mataremos. Gessamina, desde el interior del Cabeçó D´Or grito: -Nunca. Y pobre de aquel que robe mi tesoro. Morirá como mi padre. Estas palabras, pronunciadas con tanta amargura, hicieron que los asesinos huyeran por donde habían venido”. El marinero concluyó el relato al mismo tiempo que el barco se alejaba de la costa. La imagen de la montaña desaparecía en lontananza, entre la penumbra de la noche. El “tío Roc” fue a Barcelona. Pero las cosas no fueron tan fáciles como él pensaba. Allí, por las noches, el campesino recordaba la historia del tesoro del Cabeço. Pronto se convirtió en una obsesión para él. Un día, el “tío Roc” pensó: “Roc, en Barcelona no saldrás de pobre”. Y decidió regresar a Alicante. Embarcó en el mismo mercante que había utilizado para su marcha. Cuando la embarcación estaba cerca de la costa alicantina, el campesino vio la figura de la montaña, majestuosa, rodeada de una fina capa de niebla blanquecina. Con la intención de buscar el tesoro de Alí, el labrador compró en Busot un capazo de esparto y una pala, y se dirigió hacia las Cuevas de Canelobre. No sabemos si encontró o no el tesoro. Pero la verdad es que un buen día el “tío Roc” apareció por Alicante con camisa nueva, traje y elegante sombrero. Había recuperado sus tierras y ahora dedicaba su tiempo libre a cazar con gente de la alta sociedad. Ya era el rico “tio” Roc”. Pero un día, mientras cazaba patos con un amigo, entre altos cañizos, alguien disparó accidentalmente su rifle y mató al campesino. Su cuerpo cayó al suelo, inerte. La maldición de la princesa mora se había cumplido.
CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 dirección Valencia, salida en la nº 1 después del túnel de San Juan, dirección MUTXAMEL / XIXONA por la N-340. Salida por la derecha BONALBA / BUSOT por la CV-774, hasta nueva rotonda. Continuar por la CV-776 a las Cuevas de Canelobre. Aparcar en el lugar habilitado en la gran curva antes de llegar a la barrera.
COMPONENTES: VICENTE Y PATRO.
ITINERARIO: PLA DE LA GRALLA / CRUCE RACÓ / MAS DE GORGES / ESQUENALL DE L’ASE / MAS DEL RACÓ DE SEBA / COLL DE L’HOMBRÍA / DERECHA / TREPADA / TREPADA 2 / ENTRADA CANAL / CORDAL / PENYA DE L’HOME / PISTA DCHA. / FORAT / ALT / PISTA / DESVÍO DCHA. / CABEÇÓ D’OR / AVENC DEL MARQUÉS / COLL ALEMANY / PASO HILLARY / CASA POLSET / CANAL DE L’HOMENET / RACÓ DEL CALDERÓ / CRUCE RACÓ / PLA DE LA GRALLA.

LA RUTA:Primera ruta del 2016. Al Cabeçó d’Or le hemos dado muchas vueltas pero nunca habíamos subido desde la Penya de l’Home. Cercano y entrañable, con sus  bonitas leyendas, siempre lo he utilizado como escuela piloto para que mis hijos, sobrinos y amigos dieran sus primeros  pasos en la montaña.


Iniciamos desde el aparcamiento tradicional del Pla de la Gralla, siempre hay gente a primera hora, corredores y senderistas. Tenemos un bonito amanecer en la costa y las primeras luces iluminan la Penya Migjorn y las paredes del Cabeçó;  la temperatura es buena y quizás sople un poco de aire.


El trayecto hasta el Racó de Seba nos sirve para ir calentando las piernas; antes pasamos por el inicio de la senda del Racó del Calderó, por donde cerraremos el círculo de la ruta al regreso. Al ir rodeando la montaña obtenemos una buena foto de las dos cimas de hoy, el Cabeçó y la Penya de l’Home.

Más adelante también tenemos otra imagen tremenda de la peñascosa montaña a los pies de la Casa de Gorjas. Antigua masía situada sobre un montículo en un punto estratégico de la ruta, sirve de referencia a montañeros y escaladores. Recientemente ha sido reformada manteniendo su bonita estampa.

El camino va girando a la derecha para entrar en el Racó de Seba, donde enseguida nos recibe por la izquierda la preciosa cresta del Esquenall de l’Ase (el espinazo del asno). El camino toma dirección a las paredes de la sierra, nos despedimos de la gente que se va por el PR a la Casa del Polset, nosotros seguimos hasta el Mas del Racó de Seba.

Otra emblemática casa a la entrada del Barranc de L’Ombría, y cuyo estado es muy deteriorado. Por la derecha de la casa, entre los pinos, tomamos un camino que va ascendiendo pegándose a las paredes. A medida que vamos ganando altura, tenemos preciosas y extensas vistas que llegan hasta el mar.

Arribamos al Coll de L’Ombría, donde al poco, guiados por mojones de piedras, dejamos el camino y vamos virando a la derecha buscando los contrafuertes de la montaña. Adquirimos altura con rapidez y las vistas siguen ampliándose por detrás, a la gran peña inicial se le ha añadido el farallón de l’Homenet, otra referencia marinera.

Ceñidos a las paredes viene un tramo de pequeñas bajadas y subidas, se trata de no perder la línea de los paredones, donde es más fácil salvar los obstáculos cerca de las rocas, que tener que hacerlo más abajo con desniveles más agudos. Todo ello guiado con maestría por los pródigos mojones de piedras.


Las panorámicas son impresionantes, vemos como las nubes sobrevuelan la Penya Migjorn. Oímos silbar las ráfagas de aire en las alturas mientras nosotros avanzamos protegidos. En un momento dado, tenemos un giro a la derecha, por un acceso abierto en las paredes que nos sube a otro farallón más arriba.


Llegados al frontal rocoso dudamos un poco buscando el inicio de la primera trepada, pero enseguida encontramos el mojón salvador, que escalonadamente nos permite progresar en este vertical tramo. Pese a estar bien marcada con hitos es recomendable llevar el Track de la ruta para mejor orientación.


Las diversas trazas y rastros de senda nos llevan hacia las siguientes paredes para transitar por su base. Una de ellas es una colosal roca rojiza, erguida e inhiesta como una muralla infranqueable. Bajamos y subimos otro escollo para volver a situarnos frente a otro panel rocoso que tenemos que salvar.


Se trata de la segunda trepada, algo más prolongada y como embutida en una especie de canal. Son varios tramos nada difíciles en los que hay que apoyar las manos. La altura tomada es considerable y el entorno salvaje e inhóspito, pero con unas miradas extensas y cautivadoras, que pocos pueden lograr.


Derivamos hacia la izquierda entre varias pequeñas carrascas cuyos retorcidos troncos nos ayudan a izarnos. Ganada esta altura debemos bajar unos metros por una inclinada roca lisa hasta el pie de un solitario pino. Volvemos a subir un poco y prácticamente estamos situados en el inicio de la canal.


Dentro de la canal ya no hay pérdida. Se hacen más visibles los rastros de sendas, hasta el tramo central que es una inclinada torrentera o pedrera, llamarla como queráis, pero es el último obstáculo que debemos superar. Hacia abajo las vistas siguen siendo espléndidas y seguimos protegidos del aire.


La canal tiene un duro trecho pero de gran hermosura. Es un erizado pasillo por el que poco a poco vamos avanzando al mismo tiempo que nos deleitamos de un heterogéneo desfile rocoso con grandes farallones, puntiagudas agujas, enormes espolones, y como no, nuevas miradas hacia el mar.

Una vez alcanzado el pequeño collado todo cambia, enlazamos con el cordal de la sierra en donde el viento nos vapulea, tenemos inéditas vistas de las últimas estribaciones de esta montaña, y una gran panorámica del resto de ellas, Puig Campana, Ponoig, Penyó Cabal y Penyó Roc, hasta llegar a Aitana.

La senda del cordal no es muy clara pero se intuye, y los mojones nos ayudan a seguirla cerca de los precipicios, desde los que contemplamos una espléndida Xixona a los pies de la Penya Migjorn, y al tomar altura, mirando a la costa vemos a Benidorm y Sierra Helada cubiertas por una densa bruma.

Teniendo a la vista la caseta de Vigilancia Forestal, conectamos con la pista para llegar a ella. Alt de la Penya de l’Home (1.138 m.) primera cumbre de hoy. Pese a su importancia como reseña marinera para los pescadores, la caseta y las antenas lo afean todo. Hacemos la foto de rigor y proseguimos.


Bajamos  por la pista de tierra y tras una cerrada curva tomamos otro camino de tierra a la derecha que poco a poco se convierte en senda y nos lleva por el lomo de la sierra hacia otra elevación que tenemos enfrente. Antes de llegar pasamos por el Forat, un curioso agujero con doble salida.

Arribamos al Alto (1.126 m.), en los mapas no viene ninguna reseña del nombre. Se desciende siguiendo el curso de la senda por la otra vertiente. La bajada es algo incomoda al no haber una senda clara, pero se trata de enlazar con otro camino de tierra que vemos al fondo, mejor ir escorándose un poco a la izquierda.

Una vez en el camino, lo seguimos por la derecha remontando hasta la otra loma, donde tomamos un desvío a la derecha. Es un tramo insulso y carente de atractivo, los múltiples incendios en la zona lo han dejado arrasado sin arboleda, solo las aliagas, con el romero y el matorral bajo han vuelto a enraizar.


Cima del Cabeçó d’Or (1.209 m.) Siempre hay gente en la cumbre. En un hueco de la base medio derruida del vértice geodésico, alguien ha puesto las tres figuras del Belén con una ramita de carrasca. Nos protegemos del aire para el almuerzo. El viento a disipado la bruma pero se  ha quedado un día gris.


Emprendemos el regreso por el PR tradicional, descendiendo cerca de la derruida casita del Avenc del Marqués,  y teniendo toda la cresta por delante hasta llegar al colladito Alemany, descender un poco, y arribar al paso Hillary, un divertido destrepe que nos sitúa en la senda de la umbría.

La senda nos transita cerca de las paredes, bajando por la pedrera y entre los pinos, obteniendo buenas vistas hasta la Casa del Polset. Junto a su pequeño pozo de nieve y por detrás de ella, se inicia una senda sin balizar que nos sube un poco para bajar bruscamente hasta el inicio de la Canal.

Damos otra mirada a las dos cumbres que acabamos de descender y al magnífico espolón de l’Homenet (976 m.) que tenemos enfrente. Comienza un trepidante descenso por el angosto e inclinado  corredor que forma la Canal, flanqueado por las hermosas y verticales paredes.


Con un desnivel tan fuerte y exigente, debemos tomar precauciones para no resbalar en un trazado de pequeñas y continuas rampas, por un suelo descompuesto y con muchas piedrecitas sueltas. Pese a ello, la belleza de las paredes es increíble. De vez en cuando miramos hacia arriba asombrados del nivel bajado.

A media bajada entre las estrechas paredes la vegetación es más abundante, aparecen algunos pinos y matorral alto, por lo que el sendero zigzaguea mucho más para esquivarlos y su piso es de piedras de mayor tamaño, tipo torrentera, que lo hace muy incomodo. Hay que ir haciendo descansillos para aliviar las rodillas.

Alcanzamos la parte más bonita de la Canal con la Penya Forat (815m.) un vertical y abrupto espolón, que a medida que nos vamos acercando nos deja ver el agujero que le atraviesa en su parte más alta, es como el ojo de una gigantesca aguja; y en el otro lado, la Penya Malena (875 m.) con sus paredes de escalada.

Poco a poco el desnivel se va asentando y los pinos aumentan de tamaño. Pronto llegamos al Racó del Calderó y después una senda por la derecha nos saca del barranco junto a una finca, para enlazar con la pista de tierra de esta mañana, que tomamos por la izquierda para finalizar en el Pla de la Gralla.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 11,170 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 04:48 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.209 M. Cabeçó d’Or)
ALTURA MÍNIMA: 522 M. (Pla de la Gralla)
DESNIVEL POSITIVO: 855 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 855 M.
DIFICULTAD:DIFÍCIL.

POR LAS SIERRAS DE LA TAJA Y DEL RECLOT DESDE LA ROMANETA.

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Comentar la historia de Monóvar la mora,  sería extenderse demasiado en este reportaje, donde me limitaré a hacer una breve reseña de algunos hechos más destacados o por su interés histórico. Los Molinos es el asentamiento más antiguo de población que se conoce, existen restos de una necrópolis. Juan de Vilanova i Piera es autor de "La Estación prehistórica de Monóvar", Revista de Valencia, 1882, donde nos habla de los primeros descubrimientos arqueológicos. Se han encontrado restos humanos en  los yacimientos de la  Sierra la Vella, a unos dos kilómetros de Monóvar, en  el Calafuig, les Llometes, la cueva sepulcral de La Romaneta, los restos del poblado de la Sierra de la Zafra... Aquí se han asentado los pueblos celtibéricos, los museos arqueológicos de Alicante y Villena como de Aspe dan cuenta de ello.     En el Manyar se han encontrado restos de una villa romana. La Calzada Romana que comunicaba el sur de Hispania (Cartago-Nova y La Bética) con el norte (pasando por Tarraco), discurría muy próxima al actual emplazamiento de Monóvar, que venía desde La Romana. Se desconoce con exactitud el topónimo de Monóver, unos creen que proviene del Latín Mons-Novar, monte-nuevo, puesto que, ya en época romana había un asentamiento urbano en la zona, situado en la vía que comunicaba a Tarraco con Cartago-Nova. Los arabistas creen que procede “manowar”, que significa faro luminoso. Los restos de su castillo, posiblemente una torre vigía, son de origen árabe, sobre esta  torre se construyó el castillo por los cristianos en su avance de la reconquista. Sus primeros monumentos son   del siglo XIII,  Monóvar formaba parte del reino musulmán de Murcia, que era parte del Imperio Almohade, y se encuentra en una zona fronteriza con las coronas de Castilla y Aragón. El Vinalopó siempre fue frontera natural entre castilla y Aragón. Mediante el tratado de Almizra (1244) se incluyó en la zona de conquista castellana. Ante la sublevación sarracena que tuvo lugar en 1261Alfonso X de Castilla, se vio obligado a solicitar la ayuda de su suegro Jaime I el Conquistador, el cual recuperó el lugar para el monarca castellano. En 1305 Jaime II dio Monóvar con carácter vitalicio a su consejero Gonçalvo García. En 1592, la Santa Inquisición le requisó unos libros arábigos a  un morisco de noventa años vecino de Monóvar llamado Juan Manai,  este estudio es recogido por  Juan B. Villar en CMA (Centro de Estudios Moriscos de Andalucía). En 1609, debido a la expulsión de los moriscos, pierde la totalidad de la población que ascendía a 45 familias moriscas que dependían del valle de Elda, por lo cual en 1611 Ana de Portugal, vigente señora del lugar, dio carta puebla.  Por su apoyo a la dinastía borbónica en la Guerra de Sucesión, Felipe V, acabada la guerra en 1708, le concedió el título de “Muy Noble, Fiel, Ilustre y Leal”, y el privilegio de añadir a su escudo sus símbolos. Monóvar le añadió la flor sobre tres torres. A pesar de esta lealtad  los derechos del  reino de  Valencia fueron tratados del mismo modo que los de Cataluña, partidaria del archiduque Carlos, pues   Felipe V, los represalió con los Decretos de Nueva Planta, que fueron un conjunto de medidas de unificación, castellanización y centralización. Estos decretos supusieron acabar con las instituciones de los antiguos territorios de la Corona de Aragón.
CÓMO LLEGAR: Por la CV-84 dirección Aspe, antes de entrar en Aspe, por la CV-840 dirección La Romana. En la rotonda tomar la CV-834 dirección Monóvar/Pinoso hasta La Romaneta. Girar a la izquierda en dirección a la iglesia, y continuar durante 1,2 km por ese camino asfaltado hacia el embalse de Reclot, y aparcar a la entrada de un camino de tierra a la derecha.
COMPONENTES: VICENTE.
ITINERARIO: APARCAMIENTO / PUNTAL DE QUILES / SEGUIR RECTO / SENDA DERECHA / LA QUITRANERA / ALGAREJO / TEULA / CRESTA / CAMINO / TURÓ DEL RECLOT / APARCAMIENTO.

LA RUTA:Segunda ruta que iniciamos desde esta minúscula pedanía de Monóvar, en la que vamos a tener una perspectiva distinta de la Sierra de la Taja y recorreremos en su totalidad la Sierra del Reclot, subiendo a sus cimas y pasando por diversas canteras, la mayoría de ellas sin actividad y en abandono.

Amanece un día gris y apagado con algo de fresco. Iniciamos cruzando a la otra parte de la carretera para coger una camino de tierra que nos sube un poco cerca de una antigua cata de cantera, y después continua casi paralelo a la carretera. Las primeras vistas son a la gran cantera en producción y a la Penya de la Zafra.


Este trecho de camino nos evita marchar por la carretera, hacia la que ahora bajamos y cruzamos para tomar la pista de la cantera. Pese a ser sábado están trabajando triturando piedras, el ruido es molesto. Por la derecha, cerca de la Casa del Moreno dejamos la pista por un camino delimitado por grandes rocas de la cantera.


De esta manera ladeamos la cantera dejándola a la izquierda, aunque pasamos por alguna de sus catas y bloques de mármol. Se trata de esquivar la cantera lo antes posible sin meternos en ella, enfilando hacia el lomo de la sierra. El ruido y la polvareda de la trituradora son bastante antipáticos.  


Sin senda ni mojones, GPS en mano, intentamos seguir el Track. Atacamos la ladera mayoritariamente poblada de matorral de esparto, lo cual facilita bastante su tránsito por un suelo rocoso y con una fuerte inclinación. Tomamos altura y las vistas van al pequeño valle y la faraónica cantera.

No me gusta que destrocen las montañas. Entiendo que es una industria muy arraigada en esta zona y practicada desde tiempos de los romanos. La variedad de mármol blanco marfil es apreciada en el mundo entero. Pero hay que poner freno al afán consumista y no permitir que una montaña pueda  desaparecer.

Siguiendo siempre el lomo del barranco se avanza limpiamente, no hay farallones ni roquedos que esquivar, solo el fuerte desnivel. Con la elevación conseguida las miradas se amplían, hemos sobrepasado en altura la Serra del Reclot y tenemos a la vista la Serra del Algaiat y la Penya la Mina.

Alcanzamos el cordal de la sierra y la subida se apacigua. Enseguida tenemos la primera cumbre de hoy, el Puntal de Quiles (889 m.) aunque no tiene ninguna referencia. Enfrente podemos ver la Caseta de Vigilancia Forestal del Alt Redó (962 m.) máxima altura de Monte Coto.


Proseguimos por la cuerda de la sierra, por una estrecha senda bien amojonada que se abre paso entre algunos pinos y pequeñas sabinas. Tenemos que estar atentos al Track de la ruta, y poco después, en un cruce de sendas debemos seguir recto, nuestro destino es seguir lomeando las alturas.


Hay otras sendas distintas a la nuestra que llegan a la zona recreativa Tres Fuentes o bajan hacia Cava Fría. En otra intersección debemos continuar por la derecha, aunque nos parezca menos clara la senda. Rodearemos la loma tomando altura y haciendo una diagonal llegaremos a la Quitranera (997 m.)


Ahora viene un precioso recorrido, sin perder ni tomar mucha altura, guiados por mojones de piedras, algunos de ellos colocadas las piedras en equilibrio sobre viejos tocones de pinos, que fueron abatidos por la naturaleza o los incendios. Luego, tras un leve descenso, tomamos impulso para ascender  de nuevo.


Arribamos a nuestra tercera cumbre de hoy, Algarejo (1.043 m.), que pese a tener punto geodésico no es la más alta de esta sierra. Desde esta posición ya contemplamos tierras murcianas, con el Carche en Jumilla y la sierra de la Pila en Fortuna. A nuestros pies tenemos otra gran cantera en activo.


Continuamos hacia la siguiente cumbre. La senda es muy visible y se nota pisada, la mayoría de gente hace las dos cimas y regresa; nosotros hoy, haremos algo distinto. Empezamos a bajar hacia el collado que une las dos cumbres, y todas las miradas las acapara la extensa cantera que ya se ha comido casi toda la sierra.

Arribamos a la cumbre, Teula o Penya del Salt de la Mort (1.056 m.) máxima altitud de hoy. Tan solo una piedra marca su punto más elevado. Las vistas frontales son todas para los dos lomos la Sierra del Algaiat, Penya Gorda y Penya la Mina. Desde este punto comenzaremos a bajar por la izquierda.

No es un sendero claro, GPS en mano buscamos el paso más evidente hasta llegar al Coll de Bolinxes, donde se une con la Sierra del Reclot. Podemos disfrutar de las miradas al estrecho valle entre las dos sierras, inundado de pequeñas casas de campo con sus cuidados bancales de secano para cultivo del almendro.

Una vez en el collado hay que desechar los rastros de sendas que bajan hacia el barranco, debemos mantenernos en el cordal de la sierra del Reclot, para comenzar a transitar por su cresta. Al principio es bastante entretenido, las trazas de sendas son evidentes y algunos mojones refuerzan el sentido de la marcha.

Mirando hacia atrás vemos la mole del Teula y sus cortados, ahora le encontramos sentido a su segundo nombre, Penya del Salt de la Mort. Existen algunos pequeños pasos en los que tenemos que apoyar las manos, pero para las personas sin vértigo es factible caminar por el filo de la sierra.

Por algunos tramos es posible y recomendable proseguir por la izquierda, bajando un poco para volver a subir, evitando el vertical abismo. De frente tenemos una espectacular panorámica lineal de toda la cresta que nos queda por recorrer, y mirando atrás vemos como se hacen grandes las peñas superadas.


En el fondo del barranco vemos alguna casa abandonada con sus corrales medio derruidos. Nos llama la atención un punto geodésico al que nos acercamos, cuando realmente, vamos descendiendo muy lentamente. Luego, aparecen unos contenedores metálicos herrumbrosos y destartalados.


Unas decenas de metros después, tenemos que salirnos por la derecha para evitar los rectilíneos y recortados abismos de una antigua cantera abandonada. Ahí han quedado como recuerdo los cables y pertrechos ensuciando la montaña, y lo que es peor, una herida abierta en la sierra que nunca sanará.


Viene un bonito trecho de cresteo entre la muralla peñascosa, con algún hueco o ventana por donde podemos admirar los contrafuertes de la vertiente en la solana. Pese a ser un suelo rocoso hay abundante matorral de esparto y romero, igualmente en las zonas más umbrosas predominan las pequeñas sabinas.


En frente, comenzamos a tener vistas laterales de la alargada cantera por donde hemos iniciado esta mañana, lo cual quiere decir que vamos cerrando el círculo poco a poco. Antes, sorteamos vieja maquinaría y poleas abandonadas, por lo que intuimos otra cantera en desuso. Dejamos de lomear y  conectamos con un camino de tierra.

Avanzamos con presteza por el camino, que hace varias revueltas descendiendo un poco para conectar con los caminos de servicio de la antigua cantera también inactiva. Obtenemos buenas vistas a la singular muela de la Penya de la Zafra, y otras frontales de la gran cantera activa, junto al Puntal de Quiles.

Cruzamos la vieja cantera, para rodearla y dejarla por la derecha, luego por los restos de una pista de tierra flanqueada por enormes bloques de mármol, tomamos dirección a la sierra. La pista termina al final de los bloques y comienza un tramo campo a través GPS en mano, de frente y virando a la izquierda.

Tras dos lomas coronamos nuestra última cumbre de hoy, el Turó del Reclot (724 m.) Desde su punto geodésico tenemos una fantástica panorámica del recorrido que hemos efectuado, la perfecta “U” que forman las sierras de la Taja y el Reclot, con el diminuto valle interior, y las cimas del Teula y el Algarejo al fondo.

El descenso es complicado por lo acentuado, el errático sendero desaparece pronto y debemos estar atentos al Track, e ir escorándonos hacia la derecha. En la umbría la vegetación es exhaustiva y entorpece la bajada, solo al final encontramos rastros de senda antes de conectar con el camino de inicio de esta mañana.

Con miradas al Embalse del Reclot, a la Serra de les Pedrisses y la Zafra, transitamos por los bancales de almendros con las yemas a punto de brotar hasta el coche, cerrando la ruta. Preciosa caminata con un fuerte desnivel al principio y al final, coronando todas la cimas de las dos sierras.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO
DISTANCIA: 13,9 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 05:30 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.056 M. (Teula o Penya del Salt de la Mort)
ALTURA MÍNIMA: 510 M. (Inicio)
DESNIVEL POSITIVO: 853 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 853 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

LA XORTÁ POR LA ALMEDIA, DESDE CALLOSA D’EN SARRIÁ

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Se han descubierto yacimientos pertenecientes a los periodos Neolítico (5.000 a.C), Calcolítico, edad del Bronce, épocas ibérica y romana. Estos asentamientos sirvieron de base para el establecimiento de alquerías musulmanas en diferentes partidas del término municipal. El origen de Callosa (cuyo significado probable es "tierra dura, seca" en latín) es una antigua alquería musulmana que, tras la reconquista cristiana hecha por el rey Jaume I de Aragón en el s. XIII, fue adquirida en propiedad por el Almirante Bernat de Sarrià en 1290, durante el reinado de Alfonso I de Valencia y III de Aragón, convirtiéndose así en su primer señor feudal. De ahí que a partir de entonces la ciudad pasara a denominarse Callosa d´en Sarrià (" Callosa del Señor Sarrià ", en valenciano) y se convirtiera en el centro del señorío, que llegó a abarcar gran parte de la actual comarca de la Marina Baja. Desde entonces fue adquirida por diferentes familias nobles, entre las cuales podríamos destacar las de Sarrià (1290-1335), Corona de Aragón (1335-1445), Bou (1445-1560), Moncada (1560-1767) y el Conde de Orgaz (1767). En la actualidad, el título nobiliario del pueblo pertenece a la familia Crespí de Valldaura. La ciudad conserva en su casco antiguo parte de su estructura urbana medieval, delimitada por la línea de murallas de la Callosa intramuros, que se puede cruzar todavía hoy por una de sus puertas originales: el Portal. A lo largo de esta línea se tiene la imagen más tradicional de Callosa con los restos de las murallas (s. XIV) y del Castillo (± 1395 - s. XVIII), declarados Bien de Interés Cultural desde el año 2005.
CÓMO LLEGAR: Por la Autopista AP-7 hasta Benidorm, salida nº 65 BENIDORM (LEVANTE) / CALLOSA D’EN SARRIÁ, por la CV-70 hacia La Nucía y Polop, y por la CV-715 a Callosa d’En Sarriá, buscar el carrer Fonteta o la Oficina de Turismo, suele haber aparcamiento.
COMPONENTES: VICENTE Y PATRO.
ITINERARIO: OFICINA DE TURISMO / CALVARIO / ANTENAS / ALMEDIA / CRUCE SENDA / GIRO DCHA. / COVA CALENTA / TERRAZAS / PISTA DCHA. / MORRO BLANC / MORRO BLAU / ATAJO / COLLADO / PENYA ALTA / FONT DELS TEIXOS / CAMINO DCHA. / BARRANCO IZDA. / BARRANC DEL NEGRE / CRUZAR CAUCE / VISTA BARRANC / PISTA FOIA ROJA / BARRANC DE LES POMERETES / PISTA DCHA. / CAMÍ DEL BARRANC FORT / EMBALSES / OFICINA DE TURISMO.

LA RUTA:Nueva subida a la Xortá inédita para nosotros. Desde Callosa d’en Sarriá la capital del níspero. El pueblo amanece tranquilo y en sus calles todavía no hay actividad; su inmejorable situación nos brinda lindas vistas al mar y a las abruptas montañas que la rodean.

Iniciamos buscando la subida al Calvari que se inicia en una calle adyacente, paseamos por los estrechos callejones del arrabal subiendo hasta la parte más alta del pueblo que ya nos permite tener vistas al mar y a los tejados de sus casas, en donde sobresale la mediterránea cúpula de la iglesia de San Juan Bautista.


El caminito de cemento entre altos cipreses termina en una ancha explanada con algunas estaciones del Vía Crucis, formando un espectacular mirador desde el que oteamos el Ponoig, un poco del Puig Campana, Penyó Cabal, Penyó Roc y las estribaciones de Aitana; en el otro lado una buena estampa del Bérnia y el pueblo a nuestros pies.


Por detrás de la estación 14, la que tiene puerta, comienza un sendero que poco después conecta con la pista de las antenas, llegados al nido metálico, subimos hasta la base de la torre de cemento y por el sendero que se inicia comenzamos a subir. Las vistas se amplían hasta Sierra Helada y el mar, con un majestuoso Bérnia.


El día es despejado pero con fuerte viento, y por el cordal de la Almedia nos hostiga a rachas. Pasamos por una especie de pozo o cueva a ras del suelo, apenas una piqueta metálica parece indicar algo, pero es un peligro para aquellos que desconozcan su existencia. Además del Bérnia aparece en escena el Morro Blanc.

La subida es una sucesión de lomas con un fuerte desnivel pero en las que se adquiere altura con relativa facilidad. La elevación da alas a nuestros ojos, las panorámicas crecen por todos lados; el valle de Guadalets surge enorme, flanqueado por la Sierra de Aitana y la Serrella, con el Embalse al fondo.


Un gran hito de piedras marca la cima de la Almedia (681 m.) Pese a su poca altitud este altozano domina todo el valle a la perfección. El frontal lo ocupa la gran mole de la Xortá, con el Morro Blanc y el Morro Blau con su caseta de Vigilancia Forestal. La presa del Embalse ya es visible, y Bérnia, que va cambiando constantemente.

El sendero prosigue un tramo por la ancha loma casi sin perder altura, teniendo enfrente la gran brecha del Barranc d’Onaer que nace a los pies del Morro Blanc; después comienza a perder altura haciendo rampas y zigzags, escorándose a la izquierda sin bajar demasiado para llegar al Collado de Almedia.


Tenemos nuevas vistas al Bérnia y Aitana, comprobando la redondeada loma por la que hemos descendido. Entramos en un espeso bosque de pinar por el que cruzamos el incipiente cauce del Barranc d’Onaer, enlazando con un PR, para poco después dejarlo y seguir por otro sendero a la derecha.

Comenzamos a subir por la ladera del Morro Blanc siguiendo unos hitos y antes de que empiecen a ralear los pinos, hay un corto desvío a la derecha que nos lleva a la Cova Calenta, con techo bajo y de reducidas dimensiones, está situada dentro de las ruinas de un viejo corral de ganado escondido entre la vegetación.


Proseguimos por la izquierda del corral para poco después entrar en la zona de las terrazas, antiguos bancales tapiados con muretes de piedra seca por los moriscos y que tras su expulsión prácticamente nadie volvió a trabajar. Las miradas son grandiosas a todo el valle y al omnipresente Bérnia.

Es un incomodo tránsito superar los escalonados bancales invadidos por vegetación anárquica y con esporádicos hitos de piedras. Aparentemente tomamos dirección hacia la Caseta de Vigilancia Forestal del Morro Blau, para luego, una vez concluidas las terrazas, ir virando hacia la derecha.

Ahora en claro rumbo al Morro Blanc, rastros de sendas trazan una especie de diagonal hacia un bosquete de pinos en una pequeña vaguada, donde conectamos con la pista del Morro Blau. La seguimos por la derecha unos metros para dejarla, también a la derecha, y subir al promontorio.


Morro Blanc (1.081 m.), extraordinario mirador al Mediterráneo. Sierra Helada, Callosa a los pies de la Almedia, el Bérnia, Tárbena arropada por la Sierra del Ferrer, el Montgó y las sombras montañosas de Ibiza en el horizonte. Por detrás, los pivotes que nos quedan por subir: Morro Blau y Penya Alta.

Con la mirada puesta en las dos próximas cumbres, y soportando los embates del frío viento,  deshacemos el sendero hasta la pista y la continuamos por la izquierda entre los pinos. Enseguida encaramos la Caseta de Vigilancia Forestal, donde vemos gente en la parte de la solana.

Morro Blau (1.121 m.) Seguimos admirando el mar. Hay dos forestales oteando con prismáticos y preguntan si hemos visto algún arruí, ya que suelen estar por nuestra zona de subida, pero no hemos tenido esa suerte. Hacemos las fotos de rigor y proseguimos por la pista de tierra.

Atravesamos la llanura de la Foia Plana con fuertes ráfagas de aire, para más tarde en una curva cerrada, dejar el camino y atajar bajando en línea recta, y surcar los abandonados bancales para enlazar con un sendero que nos lleva hasta el collado de la cima y la abrupta subida entre bosquetes de carrascas.


Cumbre de la Penya Alta (1.219 m.) Preciosas vistas al entorno montañoso. Barranc de la Canal, la Serrella, Aitana, Puig Campana, Ponoig, el mar, Bérnia, la Serra del Ferrer… En la cresta estamos demasiado expuestos al viento y buscamos un lugar más resguardado para nuestro merecido almuerzo.


Con nuevo vigor emprendemos la bajada hasta el collado, pero ahora continuamos bajando por la izquierda, con las marcas del PR, entrando en la umbría para llegar a la Font dels Teixos y su bucólico refugio. En el cruce balizado con paletas informativas, tomamos el camino de la derecha.


Seguimos la pista como si volviéramos al Morro Blau, con la maravillosa vista del Bérnia y el mar. Al dar la vuelta vemos de nuevo la Caseta de Vigilancia Forestal y tomamos el primer cruce a la izquierda, tras dos revueltas, volvemos a tomar el siguiente cruce por la izquierda, como referencia tendremos el chasis destrozado de un coche.


Entramos en el cauce del Barranc Negre, por su estrecha vertiente izquierda poblada de pinos jóvenes, y que poco a poco se va abriendo  permitiéndonos contemplar sus enormes paredones, teniendo como fondo primero a la Serra del Ferrer y luego, a medida que va girando se centra de nuevo en el Bérnia.


Es un descenso alegre y sin trabas por el que van desfilando las verticales paredes. Hacia atrás comprobamos el desnivel descendido. El cauce vuelve a estrecharse y tenemos que cruzar a la otra vertiente, donde vemos una carrasca de buen tamaño arraigada en lo alto de la muralla rocosa.

El lecho del Barranc Negre empieza a ensancharse y nos vamos saliendo de él, dejamos de perder altura y por la ladera, antes de comenzar a subir una loma, tenemos un punto donde contemplar casi al completo la grandiosidad del Barranc. Superada la loma, el Bérnia lo vuelve a acaparar todo.

Nos adentramos en la Foia Roja, con sus antiguas terrazas de cultivo abandonadas, como su derruida casa cercana a la barrera de la Serra del Ferrer. El calor de estos días ha hecho florecer algunos almendros. Cruzamos el camino de la Foia Roja para conectar con otra senda que nos prosigue bajando.

Cambiamos de vertiente para rodear un montículo desde el que ya tenemos vistas a Callosa d’en Sarriá a los pies de la Almedia. Comienza una vertiginosa bajada por el Barranc de les Pomeretes, es un descenso encajonado entre el frondoso pinar, con cerradas curvas y rampas a modo de una escalera de caracol.

Al salir tenemos nuevas vistas al mar y a Sierra Helada, para poco después conectar con una pista por la derecha que nos sigue descendiendo con más suavidad. Tras una gran curva pasamos junto a dos enormes embalses, uno por cada lado, y en lazamos con otra pista asfaltada con miradas a un Bérnia distinto.

Este carretil da servicio a la mayoría de los invernaderos de nísperos de este sector, algunos están abiertos y haciendo trabajos de mantenimiento. Es curioso introducirse dentro de ellos. Observamos muchos ejemplares de aguacates en producción y varias zonas de naranjos, que nos distraen en este largo trecho de asfalto.

Último vistazo al cambiante Bérnia y las innumerables casas de campo antes de entrar a Callosa por la parte alta del pueblo y llegar a la Oficina de Turismo. Preciosa ruta en la que hemos superado un fuerte desnivel de algo más de 1.100 m., lo que nos ha permitido tener unas panorámicas excepcionales.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. (Font dels Teixos)
DISTANCIA: 18,1 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 06:50 HORAS
ALTURA MÁXIMA: 1.219 M. (Penya Alta)
ALTURA MÍNIMA: 245 M.
DESNIVEL POSITIVO: 1.158 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 1.158 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

AL RECONCO DESDE ONIL

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La riqueza tan prehistórica como Arqueológica de Onil es de gran interés. La abundancia de materiales líticos, cerámicos y humanos, permiten fechar la vida en lugares de la sierra de Onil. Sobre el V milenio a. de JC. Debido a la gran cantidad de sílex encontrado y su estado de elaboración industrial, indican que nos encontramos ante una verdadera industria lítica. Tanto el Paleolítico  Superior, como el Neolítico, el Eneolítico o edad del Cobre, el Bronce Ibérico y Romano, están presentes en estos yacimientos y fechados por los elementos característicos: Utensilios, cerámica, hachas para la caza, etc. Al término de Onil, existen unos trece yacimientos donde se han encontrado enterramientos con sus ajuares y abundante cerámica, junto con fragmentos de cuchillos de sílex. De la época Ibérica se han encontrado vajillas con decoración de entre los siglos IV al I a. de JC Finalmente, de la época Romana se encontró un monolito y restos de una ciudad romana. Onil no se constituye como pueblo hasta bien entrada la Edad Media. Es por estas fechas cuando se encuentran testimonios escritos. Sus tierras y casas cercanas al término de Biar, formaron parte de la comarca de la Foia la capital de la cual es Castalla. Aunque los orígenes de Onil parecen situarse en épocas preislámicas, los primeros datos que se poseen datan del siglo XIII, cuando Jaime I de Aragón permite al príncipe musulmán Zeit Abu Zeit mantener sus posesiones de Castalla, posesiones que incluían las alquerías de Onil y Favanella. En 1245, Zeit Abu Zeit las cede a su yerno Ximén Pérez de Arenós, primer señor de Onil, quien a su vez, el año 1251, cedía la población a Jaime I a cambio de Cheste y Villamarchante. Por su parte, el rey la donaba a Alberto de Lavania en 1268. Tras una serie de transacciones, en las que pasa por manos de algunos señores como Bernardo de Cruilles, los descendientes de Roger de Lauria y Salvador Rich, Onil vuelve a la Corona. Pedro el Ceremonioso crea la baronía de Castalla y Onil y el año 1362 la cede a Ramón de Vilanova, cuyos descendientes regentaron el señorío durante varios siglos, hasta que en el XVIII pasaba a pertenecer a los Marqueses de Dos Aguas, contra cuyo poder señorial el pueblo de Onil inició pleito el 27 de marzo de 1749. Durante la guerra de Sucesión, Onil se alineó a favor del bando borbónico por lo que, finalizada la contienda, Felipe V le concede una serie de privilegios y exenciones. Como herencia del señorío que regentó la población, ha quedado el magnífico Palacio-Fortaleza del Marqués de Dos Aguas construido el siglo XVII (de estilo gótico-renacentista) y que en la actualidad alberga las dependencias municipales (Ayto.). El origen de las industrias de muñecas en Onil se remonta al año 1878 aproximadamente. Por otra parte, cabe destacar en Onil, La Marjal, que antiguamente era un pantanal y que desecado en el siglo XVIII ha sido el testimonio del día a día prehistórico y más tarde destinado al cultivo de hortalizas, llegando a ser en su tiempo un auténtico vergel del Reino. Onil que en el siglo XVIII se integró al movimiento industrial, llegó a ser una de las principales poblaciones con actividad industrial textil en el Reino de Valencia, política que abandonó para volver a la agricultura como otros pueblos. Entre finales del S. XIX y principios del s. XX comenzó la elaboración artesanal que dio origen a la industria colivenca por excelencia: las muñecas de Onil.
CÓMO LLEGAR: Autopista A-7 dirección Valencia, salida por la rotonda elevada UNIVERSIDAD / SAN VICENTE DEL RASPEIG, tomar dirección Alcoy, continuar hasta la salida nº 29 CV-815/ONIL / CASTALLA / VILLENA, seguir las indicaciones hasta Onil, aparcar cerca de la gasolinera o del parque Coto Escolar.
COMPONENTES: VICENTE Y SANTI.
ITINERARIO: COTO ESCOLAR / MONASTERIO / POU DE NEU / PISTA DCHA. / SENDA DCHA. / IZQ. CORDAL / CERRO DE LA CRUZ / COLLADO DE FONTALBRES / SENDER BOTANIC / ENLACE PISTA / RECONCO / COLLADO FONTALBRES / SENDA DE BAJADA / BARRANC DEL TORMO / COTO ESCOLAR.

LA RUTA:Otra variante distinta al Reconco, esta vez desde Onil, el pueblo de las muñecas. Iniciamos desde la puerta del frondoso pinar del Parque Natural Coto Escolar, donde contemplamos un bonito amanecer dorado por la Penya Migjorn. Vamos callejeando en busca de la parte alta del pueblo.

Caminamos por las calles que lindan con la sierra hasta llegar a la fachada del Monasterio de Nuestra Señora de Montserrat, construido en el siglo XIV sobre las ruinas de la ermita del mismo nombre, y que curiosamente nunca llegó a ser Monasterio, ya que el Arzobispado de Valencia, jamás autorizó las obras.

Entramos por un portón a una zona de antiguos bancales con muretes de piedra seca abandonados, por el que parece iniciarse un sendero entre piteras que comienza a subir hacia la sierra. Tenemos vistas por encima de las casas a la Martina y la Penya Migjorn. Estamos fuera de ruta por lo que  volvemos atrás.


Unas calles después llegamos a la pista asfaltada del Pouet de la Neu que mantienen como atractivo turístico. Rodeamos un montículo que en lo alto tiene una cruz de cemento y la pista entra en el Barranc de La Escalera, donde trasnochados almendros florecen debido a las altas temperaturas.

Seguimos por la pista hasta una curva cerrada a la izquierda por donde proseguimos subiendo; por la derecha la pista termina en el Mas de la Escalera, y poco antes el PR, toma una senda también a la izquierda, que sube a la Font de Fondoma. Arriba en la loma conectamos con una pista de tierra a la derecha.

Este camino es el que va al Mas del Somo, pero en unos cien metros lo dejaremos por la derecha, por una senda marcada con dos mojones. Comenzamos a rodear la loma subiendo en diagonal a media altura, lo que nos permite tener vistas del Mas de la Escalera metido en su pequeña hoya.


Al cambiar de vertiente para tomar otra loma vemos salir de la senda una raposa que pronto se pierde entre los pinos. Cambiamos de rumbo para seguir ascendiendo y las vistas se prolongan, ya vemos el reflejo del mar entre la Penya Migjorn y el Maigmó y a nuestros pies toda la Foia de Castalla.

Poco a poco las lomas son más abruptas y el desnivel de la senda se encrespa sorteando el pinar. A nuestros pies bajo una peineta rocosa queda Onil y en las panorámicas se añaden La Replana y el Despenyador. Hacemos el último esfuerzo y alcanzamos el cordal de la sierra donde el desnivel se mitiga.

Desde el cordal la primera visión es para el nido de antenas de la cima del Reconco. En la otra vertiente distinguimos el Caserío de Fontalbres. Continuamos en suave ascenso hasta alcanzar el Cerro de la Cruz (1.133 m.) máxima altura del cordal y no tiene ninguna referencia. Comenzamos a bajar.


La bajada se prolonga hasta cruzarnos con la pista que va al Mas de Vistabella, y poco después con la senda de regreso a Onil; continuamos hasta las ruinas de la casa en el Collado de Fontalbres, donde comprobamos la parte de senda que hemos recorrido y tenemos nuevas vistas a la Foia de Castalla.


Localizamos el poste que señala el inicio del Sender Botánic del Reconco y emprendemos la subida que serpentea por la ladera entre los pinos. Hay varios carteles de información describiendo las especies de plantas y arbustos, que con el tiempo han ido mermando por la falta de mantenimiento.

El sendero atraviesa una Microrreserva de Flora con dos carteles en puntos estratégicos con preciosas vistas. En la parte alta, rodeamos el montículo rocoso por la izquierda; en uno de los peñascos hay una placa en recuerdo de un montañero. De nuevo tenemos a la vista las antenas de la cumbre.


Debemos de hacer una especie de tobogán, bajar un poco para conectar con el camino que entre la pineda nos sube a la cima. En la parte alta está la otra peana informativa de Microrreserva, también con vistas espectaculares. Enlazamos con la pista asfaltada que da servicio al nido de antenas y a la Caseta de Vigilancia Forestal.













Cima del Reconco (1.210 m.), fea como ella sola.  Hay poco espacio y todo ocupado por artilugios de comunicación. Sin embargo por su situación es uno de los mejores puntos de detección para incendios, en días claros su campo de visión es muy amplio. Este comentario me lo hizo hace años el guarda forestal que ocupaba la caseta.

El día sigue turbio y los paisajes parecen en 3D. Almorzamos protegidos en el porche de la caseta, luego emprendemos el regreso. Tenemos que deshacer el camino de subida hasta las ruinas del collado y unos metros después girar a la derecha tomando el sendero de bajada hacia Onil.

Al principio es una bajada refrescante por las ondulaciones de las laderas, entre sotobosque y manto de pinar. Mirando hacia atrás tenemos una buena vista del montículo que antecede a la cima y que ahora nos priva de su visión. Luego se torna más rápida y la vegetación comienza a ralear.


Vamos virando a la izquierda con amplias vistas a la Foia de Castalla y damos el último vistazo a la cumbre que ya asoma sus antenas por detrás del rocoso montículo. Entramos en el pequeño Barranc del Tormo, con curiosas formaciones rocosas y restos de antiguas terrazas abancaladas en abandono.


Es un bonito tramo entre prietos roquedos y heroicos almendros que sin cuidado alguno sobreviven al paso de los años, y que ahora florecen a destiempo. En el curso del barranco quedan los restos de una edificación que por su posición debió ser un viejo molino de agua junto unas hermosas paredes rojas.

Salimos del barranco para enlazar con un camino de tierra que nos acerca al pueblo por detrás del campo de fútbol y poco después otra pista asfaltada nos deja entre la gasolinera y el Parque Natural Coto Escolar finalizando la ruta.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 15,4 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 04:45 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.210 M. (Reconco)
ALTURA MÍNIMA: 695 M. (Onil)
DESNIVEL POSITIVO: 685 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 685 M.
DIFICULTAD: MODERADA.


AL MONTCABRER PER L’ALBERRI

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Con el nombre de Alberri o Pic Negre se conoce en la bibliografía un conjunto de yacimientos ubicados en la cresta de la Sierra del Alberri, al oeste de Cocentaina, entre los barrancos de Penya Banya y de Sant Cristófol. Su emplazamiento se documenta en la hoja 821 del MTN, a 3° 13' 34" de longitud y 38° 44' 47" de latitud, y a una altura de entre 900 a 950 m. sobre el nivel del mar. Uno de los yacimientos, publicado hace ya algún tiempo por Torró y Ferrer, corresponde a un recinto fortificado que ha proporcionado bastante material tardorromano y medieval, junto con tégulas y un mortero de mármol; se conoce en la bibliografía como Pie Negre. El más importante, y el que ahora nos interesa, es sin embargo el de Alberri propiamente dicho, ubicado en la parte más elevada de la cresta; aquí, sondeos realizados por el Grupo, Estudios sobre Arqueología Contestana (ESAC), en el año 1973 pusieron al descubierto trozos de muros en ángulo recto pertenecientes a construcciones alargadas y proporcionaron numeroso material ibérico e importado que constituirá la base de este trabajo. Este conjunto de materiales, junto con otros procedentes de yacimientos del entorno, fueron entregados al Centre d'Estudis Contestans, en cuya colección se encuentran en la actualidad. Gracias a la amabilidad de Pere Ferrer i Enric Catalá hemos podido documentarlos y estudiar aquellos que nos parecen más interesantes. Del conjunto examinado se deduce que el yacimiento tuvo una fase de ocupación importante en el siglo IV a.C., al que corresponden las cerámicas de figuras rojas y la mayoría de las de barniz negro e ibéricas; se documentan también escasos fragmentos de barniz negro más tardío (campanienses A y beoide), sin que se encuentren cerámicas ibéricas claramente de la misma época. Ibéricas son también algunas piezas de bronce de interés. La siguiente fase de ocupación corresponde ya a época tardorromana, con presencia de tégulas, sigillatas claras D y grises estampadas, ánforas, jarras, cerámicas peinadas, lucernas, vidrios y restos de útiles de hierro, algunos de los cuales se publicaron en el trabajo ya citado de Torró y Ferrer. A partir de este momento la presencia humana debió ser continua, puesto que son abundantes los materiales entre los siglos VIII y XI d.C. Debió existir por tanto un vacío ocupacional entre el momento ibérico final (II-I a.C., con la aparición de cerámicas de barniz negro beoides) y la época tardorromana. Sin embargo, se documentan también fragmentos de vidrio altoimperial del siglo I d.C., que no presentan correspondencia con el resto de los materiales. Da la impresión de que nos encontramos ante un conjunto de materiales mezclados, procedentes de las diferentes zonas del conjunto de yacimientos ubicados en El Alberri. (Abad, Sala y Sánchez. 1993)
CÓMO LLEGAR: Autopista A-7 hacia Valencia, Salida 691 en la rotonda elevada Universidad/San Vicente del Raspeig, tomar dirección Alcoy, una vez pasados los túneles de la Font Roja, continuar hasta la salida 796 COCENTAINA/BENILLOBA, en Cocentaina seguir hasta la rotonda de subida a la Estación del Trenet y la Ermita de Sant Cristófol. Hay sitio para aparcar.
COMPONENTES: VICENTE.
ITINERARIO: SANT CRISTÓFOL / BALCÓN / CASTELL / DERECHA / SENDA DE SUBIDA / L’ALBERRI / FONT DEL HUIT / PENYES MONTESES / MONTCABRER / FONT DEL POUET / PR-CV 37 / MAS DE LLOPIS / FONT DE LLOPIS / FONT DE SANXO / FONT DE L’ESQUEROLA / MIRADOR DE TANILLA / FONT DE HUIT PILETES / MIRADOR / FONT DE PENYA BANYÁ / FONT DEL RACÓ / SANT CRISTÓFOL.

LA RUTA:La Sierra de Mariola es la joya de la corona, quizás sea la más accesible de todas. Podemos conocerla desde Alcoy, Cocentaina, Muro, Agres, Alfafara, Bocairent, Banyeres…y siempre descubriremos una cara distinta; técnicamente no es complicada, y su diversidad de rutas nos muestra su semblante más humanizado.

Volvemos a Cocentaina, la variante de hoy será subir por l’Alberri o Pic Negre. Hace un día gris y  las nubes bajas se enganchan en lo alto de la sierra. Iniciamos desde el área recreativa de Sant Cristófol, subiendo las escaleras por su lado izquierdo, tomando altura entre sus terrazas con mesas y bancos solitarios a estas horas.

Llegados arriba, nos desviamos un poco a la derecha para asomarnos al espléndido balcón de piedra pero hoy no tenemos vistas, la densa bruma apenas nos deja ver nada. Retornamos al sendero que enseguida conecta con la carretera de subida al Castillo donde unos almendros en flor nos alegran la vista.


Entre curvas y rampas vamos superando el inclinado desnivel pasando por numerosas casas de campo que pueblan la ladera. Alcanzado el pequeño rellano, a la izquierda vemos la silueta del Castell sobre la Penyeta Blanca (754 m.) Bonito mirador sobre todo el valle, al que hoy rehusamos subir debido a la espesa neblina.


Proseguimos un poco por la carretera donde sorprendemos a una juguetona ardilla en el suelo para cambiar de pino. Dejamos la carretera por la derecha, por el camino que da entrada a un bonito chalet, pero que antes de llegar a él, unos mojones de piedras a la derecha nos marcan el inicio de una senda entre los pinos.

El sendero sigue rodeando la loma y nos ofrece borrosas vistas sobre el Castell y la parte que hemos subido. Salimos a una zona de antiguos bancales abandonados y cuyos muretes de piedra seca están derruidos, algunos mojones nos guían entre sus terrazas tomando dirección hacia las paredes de la sierra.

Una vez en la base de las paredes comenzamos a subir por la izquierda siguiendo la cuerda de la cresta pero unos metros por debajo. Es un tramo sobre roca en el que hay que estar muy pendientes de los mojones de piedra, que debido a la densa niebla se convierte en un entretenido trabajo visual.


Nos adelanta un montañero que conoce perfectamente la zona aunque se desviará antes de llegar al Montcabrer. Tenemos las últimas y desvanecidas vistas al Castell al que superamos en altura. En los contrafuertes de la cresta observamos algunas oquedades en las que nos podríamos resguardar en caso de lluvia.


Más arriba entramos en un espacio allanado y de suelo terroso con cortos tramos de sendero. La visibilidad es corta y se nos antojan, al ver algunas piedras apiladas, restos de excavaciones de alguno de los yacimientos de l’Alberri. Es una lástima que la niebla nos impida posicionarnos ya que estaremos muy cerca del Pic Negre.

Volvemos a dirigirnos hacia las paredes, muy cerca de los cortados, donde la humedad es más alta. Nos hemos saltado un mojón y estamos fuera de ruta, tenemos que volver al último y buscar el siguiente. Consiste en un estrecho paso elevado entre rocas para salir al otro lado de los cortados.

Muy pegados a las paredes tenemos trazas de sendero con abundante vegetación de umbría que nos lleva a la Font del Huit (980 m.) donde apenas caen unas gotas. Recordamos esta fuente en otra ruta, lo cual quiere decir que hemos pasado muy cerca del desvío del Mal Passet que lleva a la Font de Huit Piletes pasando por la Creu de Ferro.


Proseguimos, primero en suave ascenso junto a los húmedos paredones salpicados por numerosas hiedras que se aferran a las rocas. El desnivel se acentúa subiendo varias ondulaciones para poco a poco buscar una salida por la que volvemos de nuevo a la rocosa cresta en la solana, que hoy es un decir.


La salida no es muy bonita, ya que corresponde a tramo afectado por el incendio de 2012 que llegó hasta el Collado de la Sabata. El matorral se va regenerando pero los pinos y parte de las carrascas tardarán años. La nube comienza a deshilacharse y parece vapor que emana de las entrañas de la sierra.

Aminora el desnivel, la senda es evidente a seguir y con hitos más perceptibles que buscan la parte alta de las lomas devastadas por el incendio. El paisaje es desolador, aunque el sol que pugna por salir y los girones de nubes que golpean los espolones rocosos componen panorámicas singulares.


Arribamos a la máxima altura de estas crestas, les Penyes Monteses (1.354 m.) comienza un suave descenso entre roquedos y enlazamos con GR-7 que va hacia el Barranc del Cint. La nube termina por deshacerse y como por arte de magia aparece ante nosotros la gran mole del Montcabrer con gente pululando en su cima.


Ya por camino conocido seguimos avanzando, dejamos por la izquierda el PR que baja por el Barranc del Carrascalet y llegamos a la base del espolón de la cumbre. Aunque a primera vista nos parezca una dura subida, se trata de un sendero que con un desnivel moderado nos va elevando de repecho en repecho.


Montcabrer (1.390 m.) pese a que las vistas hoy son nulas por la bruma, la gente sigue almorzando en la cumbre. Apenas queda un pedazo del punto geodésico, vaya empeño en destrozar algo que marca el punto más elevado de la sierra. Hay cinco o seis cabras de raza enana a las que la gente les echa los restos de comida y por lo tanto no dejan de incordiar.

Emprendemos el regreso hasta la base del espolón y marchamos por la izquierda, sigue llegando gente a la cima. Pasamos por la Font del Pouet (1.290 m.), que filtra agua desde la roca, aunque su caño está unos veinte metros más abajo en la ladera, junto a unos viejos chopos. En este lado la bruma es muy densa.


Continuamos rodeando la parte alta de la sierra metida en la bruma por el paso de una nube baja. A mitad del sendero hay un curioso buzón para notas escritas con la forma de un pequeño refugio de montaña. Poco después giramos a la derecha junto a los postes informativos del PR-CV 37.


Enseguida tenemos una bonita perspectiva del trayecto del sendero hasta el Mas de Llopis (1.125 m.) situado en una espectacular plataforma que domina el valle y sus antiguos bancales. Es un precioso transito bajos los contrafuertes del Montcabrer, una de las partes más abrupta de esta montaña.


Pese a que en 2010 el ayuntamiento de Cocentaina emprendió una rehabilitación de esta emblemática masía solo alcanzó a sus muros exteriores, la decadencia de sus ruinas sigue avanzando. Volvemos a tener miradas al Castell. A unas decenas de metros tenemos la Font del Mas de Llopis (1.110 m.)


Tras descender por un tramo con suave pendiente donde el sol ha abierto alguna ventana,  podemos divisar Muro de Alcoy y Cocentaina. Llegamos a la Font de Sanxo (1.105 m.) apreciada como una de las mejores del Parque Natural, sin embargo hoy apenas mana un hilillo de agua por su caño.

Entramos en la umbría y viene un fuerte desnivel de bajada con un paso rocoso en el que tenemos que apoyar las manos. Caminamos ceñidos a las paredes entre barandas de madera por el Barranc de l’Asquerola, en un pequeño abrigo donde hay una mesa de madera, está la Font de l’Asquerola (910 m.) que mana de la pared.

Marchamos un trecho por terreno plano hasta el Mirador de la Tanilla con techado de madera y donde han colocado una mesa, pero las ramas de los pinos apenas dejan ver nada. Seguimos bajando y en lo alto de la umbría distinguimos la Creu de Ferro, situada muy cerca del Mal Paset por donde hemos transitado esta mañana.

Se apresura la bajada y dejamos atrás la senda de enlace con el Mal Paset poco antes de llegar a la Font de les Huit Piletes (760 m.) aunque solo tiene un caño, vierte su agua en varias piletas comunicadas entre sí en forma descendente, la falta de lluvias hace que apenas circule agua por una de ellas.

La senda llanea desdoblándose en dos durante unos metros, para cobijar  una bancada de piedras en donde  con baldosas de cerámica está dibujado el valle y todas sus montañas. Otra bajada rápida con escalones nos deja en la Font de Penya Banyada, dentro de una oquedad donde filtra su agua en una pileta natural.








A pocos metros y a pie de barranco está la Fonteta del Racó de Malacabra con exiguo caudal de agua, y a muy corta distancia retomando el sendero, vemos el caño de la Fonteta de Borrás, de la cual no mana ni una gota. Volvemos a la umbría de las paredes, sus abrigos y las barandas de madera.


Entre escalones de piedra y barandas, la senda ecológica de l’Asquerola termina junto a una casa de campo, y conecta con la pista asfaltada que seguimos hasta el área recreativa de Sant Cristófol y su ermita finalizando la ruta. Pese a la escasez de vistas por la bruma ha sido un recorrido extraordinario.
RECORRIDO: CIRCULAR
AGUA EN RUTA: SI. (Hay varias fuentes descritas en la ruta, pero actualmente están bajo mínimos)
DISTANCIA: 12,4 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 04:35 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.390 M. (Montcabrer)
ALTURA MÍNIMA: 542 M. (San Cristófol)
DESNIVEL POSITIVO: 957 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 957 M.
DIFICULTAD: MODERADA.


RUTA CIRCULAR A LA SERRA DELS CASTELLETS

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Es como una afilada hoja de sierra que se extiende en forma de arco a lo largo de unos 4 kilómetros, como si de la gigantesca espina dorsal de un dinosaurio se tratara, la Sierra dels Castellets alza sus afilados e innumerables puntales entre los colosos Puig Campana y Aitana. Su alineación semicircular, traza una línea fronteriza entre los términos municipales de Finestrat, Sella, Benimantell y Orxeta, en la provincia de Alicante, además de separar también dos bonitos valles. Uno, entre la sierra de Tafarmats, por donde discurre el barranco de Xarquer, y otro entre la descomunal mole del Puig Campana, recorrido por el rio Atxero.
Los ancianos del lugar cuentan que hace muchísimo tiempo, en lo más alto de la montaña llamada “Castellet de la Vella”, había un gran aljibe junto a una torre vigía construida por los árabes. Cuando fueron expulsados de estas tierras, antes de abandonarlas, ocultaron los tesoros que no podían llevar con ellos. Parte de estos tesoros los escondieron en el aljibe, esperando que algún día pudieran regresar a por ellos. La gente siempre ha pensado que existían estos tesoros, y han excavado y excavado, pero nunca se ha encontrado nada. En la actualidad solo quedan vestigios de algún muro y el aljibe.
Buscando los orígenes del castillo he encontrado algunas referencias en un artículo de Agustí Galiana “Revista d’investigació i assaig de la Marina Baixa” y que trascribo tal cual: l'Alt del Castellet, o Castell de la Vella podría ser un castell anomenat, Castell de Tii. Apareix en la documentació del rei Jaume I. El Castellet de la Vella (fita Sella-Orxeta-Finestrat, al cim de l’Alt del Realet)  Tii. El nostre Tii ha de ser alguna de les alqueries que hi havia pels actuals termes d’Orxeta i Finestrat, o potser el hisn que hui es coneix com Castellet de la Vella. Ací està el document en qüestió: jo, el sayyid Abú Saïd (governador almohade del Xarq al-Andalus), nét de l’Emir al-Muminin “Príncep dels Creients”, títol dels califes almohades del Marroc, en particular del primer d’ells, Abd al-Mumin), faig carta de venda i de confirmació per sempre més a vós, Don Pelai Peres Correia, mestre de l’orde de cavalleria de Sant Jaume, i separe per al vostre orde els meus castells que hi ha a Aragó, Tii, Orxeta i Torres, i vos els venc […] Confirmació de la donació a l’orde de Sant Jaume per Jaume I (20-7-1257) […] donacionem quam Ceyt Abu Zeyt fecit vobis de castro de Urcheta et de castro de Torres.
CÓMO LLEGAR: Por la A-7 dirección Valencia, salida en la nún 66 Villayoyosa, tomar la CV-759 hasta Finestrat, donde tomaremos la CV-758 dirección Relleu/Orxeta, para poco después gira a la derecha por una pista asfaltada en dirección una granja canina. Para mejor orientación he colgado en Wikiloc y en el Blog, un Track de aproximación al inicio de la ruta.
COMPONENTES: VICENTE Y PATRO
ITINERARIO: APARCAMIENTO / IZQUIERDA / SEGUIR RECTO / BUSCANDO SENDA / POTELL DE LÓPEZ / DE FRENTE / DERECHA / DERECHA-1 / SENDA DERECHA / DERECHA-2 / DERECHA-3 / IZQUIERDA-1 / COLLADO SACAREST / SENDA IZQUIERDA / IZQUIERDA-2 / DERECHA-4 / SEGUIR RECTO / IZQUIERDA-3 / DERECHA-5 / IZQUIERDA-4 / IZQUIERDA-5 / DERECHA-6 / APARCAMIENTO.

LA RUTA: Hoy hemos recuperado esta preciosa ruta, guardada en un rincón de nuestro baúl esperando a que florezcan los almendros anunciando la proximidad de la primavera. La Serra dels Castellets, esa curiosa formación rocosa que siempre nos ha llamado la atención al bajar de las grandes cumbres que la rodean.

La hemos visto desde la Penya de Sella, desde el Divino, Penyó Cabal, Ponoig y cómo no, desde la cara norte del colosal Puig Campana. Su inicio siempre fue desde la Casa del Metge, pero hace unos años la vallaron y se han sembrado muchas dudas. Nosotros hemos superpuesto dos Traks de, capitán Trueno y Casiaventurilla, buscando un punto común de partida.

De camino nos hemos detenido a fotografiar la impresionante mole del Puig Campana por su cara noroeste. Nos hemos olvidado de la Casa del Metge, e iniciamos por la izquierda junto a otra casa de Campo, donde las dos pistas asfaltadas se unen haciendo un pico. Pese a la falta de lluvias los almendros cumplen su ciclo y florecen.


Tenemos las primeras vistas a la afilada cresta rocosa entre los bancales de almendros, más a la izquierda vemos el inicio de la sierra con la Penya dels Castellets o Alt del Realet (699 m.) en cuya cima se encuentran los restos de un castillo y un aljibe que posiblemente pertenecieron a la alquería de Tii.


Por detrás la mole del Puig Campana se despereza, dejándonos ver una pequeña muesca de su gran ventana. En una curva de la pista seguimos recto para tomar un camino de tierra entre bancales y con clara dirección a la sierra, para poco después dejarlo por un corto tramo campo a través aunque muy pisado, hasta conectar con la senda.
La senda es clara y nos sigue subiendo, girando un poco a la derecha hacia la muralla de la cresta. Al tomar altura tenemos una visión completa del principio del valle y la mitad de la barrera montañosa que finaliza en la Penya de la Xata (819 m.), junto al Collado de Sacarest, asomando por detrás el Penyó Cabal (1.189 m.)
La panorámica a la cara norte del  Puig Campana (1.408 m.) es sublime, a medida que vamos girando la muesca de su ventana se va ampliando. También por cercanía se van agrandando las miradas a la Penya dels Castellets con sus sorprendentes pliegues y rugosidades rocosas de gran vistosidad.
La toponimia de la Serra dels Castellets que parecía provenir de su singular formación, como lienzos de murallas semejantes a las de un castillo, realmente deriva de la existencia del castillo árabe de Tii en su cumbre. Tirando de zoom acercamos las verticales paredes de la cresta, afiladas como cuchillos.
Pese a que el día está algo enmarañado tenemos buena visibilidad. Sin dejar de subir con un desnivel aceptable, vamos encarando las paredes en dirección al Potell, admirando la extrema delgadez de las cuchillas que forman la cresta. Existen unas vías abiertas y equipadas con material de escalada, su travesía es dura, entre 4º y 5º grado.
Poco a poco alcanzamos la base de la cresta y el desnivel se ralentiza, caminamos bajo las paredes obteniendo preciosas miradas, entre ellas al brumoso mar en Villajoyosa, una vista lateral hasta el final de la cresta, con el Penyó Cabal en una posición inédita, y por el otro lado nos despedimos de la Penya dels Castellets.
El Portell de López (716 m.) será nuestra máxima altura de hoy. Se trata de una portilla por la que se puede acceder a la umbría de la sierra con suma facilidad. En el otro lado el paisaje cambia por completo, nuestra prima vista es a la Penya d Sella y al Penyón Divino, seguimos la senda por la izquierda.
La cara norte de la sierra está cubierta por un frondoso y espigado pinar por el que apenas sobresalen las agujas de la cresta. Pese a la umbría del lugar se advierte enseguida la falta de lluvias, los pinos expresan la sequedad faltos de colorido. La estrecha senda serpentea con un moderado desnivel.
La falta de humedad no resta belleza a este boscoso trayecto de abundante vegetación, vemos muchos madroños, con menor floración a estas fechas que casi tendrían que tener sus frutos cuajados, sin embargo el matorral de romero es copioso y florido. Tomamos un camino que seguimos de frente.
Metidos en el bosque de pinos apenas vemos nada, solo de vez en cuando un trozo de cresta que despunta entre el ramaje. Poco después tenemos que proseguir por otro camino a la derecha. Tenemos de estar muy atentos al Track del GPS debido a la gran profusión de cruces y bifurcaciones en el recorrido.
Otro camino nos separa un poco más de la muralla montañosa saliendo del bosque a un espacio más abierto, donde tenemos un espléndida vista al Penyó Divino y al redondeado Tossal del Retor (916 m.). Poco a poco vamos girando para entrar de nuevo en el bosque cerca de una casa en ruinas.
Tomamos otra senda a la derecha que nos sube entre exuberante vegetación, vemos algún mirto florido y abundantes madroños. Nos acercamos de nuevo a las paredes de la cresta donde observamos agujeros y bonitas formaciones rocosas para pronto coger otro camino más llano por la derecha.
Tenemos otros dos pequeños desvíos y enlaces con los que terminamos de rodear las crestas, donde vemos nuevas perspectivas al Penyó Cabal y de nuevo a la gran mole del Puig Campana. La cresta concluye con un extraordinario y vertical pivote de color rojizo, Penya de la Xata (819 m.).
Alcanzamos el Collado de Sacarest donde continuamos por la derecha, para enseguida girar a la izquierda por una senda que con un descenso apresurado que entre zigzags y rampas nos baja al lecho del río Atxero. Mientras, observamos el pequeño valle con almendros floridos y el Mas del Oficial al fondo.
Recuperamos las grandiosas vistas a la totalidad de las crestas, pero esta vez desde el fondo del valle, aunque no tan cercanas como las de esta mañana. Tomamos el camino de la izquierda que nos saca del cauce del río, con miradas a la ventana del Puig Campana. Conectamos con otro camino a la derecha.
Ahora las panorámicas son casi frontales a las crestas, estamos en una zona intermedia entre ellas y el Puig Campana gran protagonismo en un paisaje de ensueño, aunque sean visibles los restos de antiguos incendios. Hacia atrás en la umbría reparamos en la bonita curva que hace la densa pineda en el Collado del Llamp.
Seguimos recto para tomar un sendero que con una breve bajada enlaza con un camino de tierra que viene del Más del Oficial y que en pocos metros comienza a estar asfaltado. Aquí han dejado aparcados sus coches, un grupo de holandeses con los que nos hemos cruzado a la hora del almuerzo.
Es un tramo llano y tranquilo que nos permite marchar haciendo innumerables fotos a dos bandas, es un paisaje encantador. Abusando un poco del zoom de la cámara acercamos detalles impresionantes de las crestas, volviendo a ver ventanas y agujeros que habíamos controlado desde la cara norte.
Marchamos por delante del Mas Pintat que están rehabilitando, dentro de su recinto vallado queda la Font de Jeroni. La situación de esta casa es realmente envidiable, nos imaginamos amaneceres y algún que otro atardecer, saliendo a su balcón para ver la grandiosa cara norte del Puig Campana y la dentada Serra dels Castellets.
Hacemos fotos entre bonitos campos de almendros y las crestas. Dejamos el asfalto y el Track para atajar, nos baja hacia el cauce del río Atxero, es un corto tramo sin senda específica. Nosotros, sin llegar a bajar al cauce, seguimos por la parte alta entre los pinos hasta conectar con la pista de tierra.
Luego volvemos al asfalto, y entre bancales de almendros floridos y casas de campo vamos dando las últimas miradas a este espectacular paisaje cerrando la ruta. Todas las épocas son buenas para hacer esta ruta y si las lluvias nos visitan, en primavera será una delicia realizarla. Os la recomendamos.
VER RUTA EN WIKILOC:
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 9,9 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 03:50 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 716 M. (Potell de López)
ALTURA MÍNIMA: 352 M. (Aparcamiento)
DESNIVEL POSITIVO: 625 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 625 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

SUBIDA DIRECTA AL PUIG CAMPANA POR EL MAS DE LA MONJA.

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El Mas de la Monja es una finca propiedad del Ayuntamiento de Villajoyosa que se encuentra situada en las faldas del Puig Campana, en el cruce de términos de Benidorm, Polop y La Nucía. La finca fue comprada a principios del siglo XX porque en ella se encontraba un recurso muy valioso, el agua. Con esta adquisición el pueblo de Villajoyosa se ​​garantizaba el suministro de agua potable para sus habitantes. Gracias a la Fuente del Mas de la Monja y a la construcción de un sistema de acequias y otros elementos, fue posible llevar el agua desde las faldas del Puig Campana hasta la partida del Rodacucos, ya en La Villajoyosa. La finca también tenía un Mas, el Mas de la Monja, que a lo largo del tiempo ha tenido varias utilidades. Los terrenos de la finca eran cultivados por los agricultores y cuidados por los masers. Actualmente la finca se encuentra abandonada, salvo algunos bancales que se encuentran cultivados con cereales con finalidad cinegética y de la construcción de un gran depósito de agua para la extinción de incendios forestales. La construcción tradicional llamada Mas, y que fue el centro de toda actividad que se desarrollaba en la finca, se encuentra, salvo una pequeña parte (el núcleo central) en ruinas. Los cultivos, salvo algunos bancales de secano y otras de cereales (con fines de servir de alimento para la fauna de uso cinegético) se encuentran abandonados y poblados con especies forestales como el pino blanco, la sharia o estepa, la petorrera, la aliaga, el romero, etc.
La Font del Mas de la Monja nace de una mina hecha al nacimiento de un barranco que se encuentra situado en las faldas del Puig Campana. De aquí es conducida a una primera "fuente" (caseta con entrada y salida de agua). Una conducción por acequia (actualmente con una manguera de plástico metida en su interior) conduce, por la vertiente izquierda del barranco, las aguas hasta una segunda "fuente" (caseta de obra similar a la anterior), ya separada de las faldas del barranco. Es ésta la fuente que usa la gente para beber. De ahí el agua es conducida a un antiguo aljibe desde donde antiguamente era llevada mediante acequias y otras construcciones hasta el pueblo de Villajoyosa. Actualmente la lleva hasta un depósito para su aprovechamiento en la extinción de incendios
CÓMO LLEGAR: Por la Autopista AP-7 hasta Benidorm, salida nº 65 BENIDORM (LEVANTE) / CALLOSA D’EN SARRIÁ, por la CV-70 hacia La Nucía, en la rotonda nº 5, la de Mercadona, tomar dirección hacia la Partida del Copet y el colegio Elian’s. En el colegio seguir por su derecha, dirección Polop hasta una casa de campo a la izquierda, con valla de obra de color ocre. Terminada la valla girar a la izquierda, hay un cartel del Camí al Mas de la Monja. En unos tres kilómetros llegaremos a un rellano donde podemos aparcar antes de llegar a la cadena que corta el paso.
COMPONENTES: VICENTE Y SANTI.
ITINERARIO: APARCAMIENTO / MAS DE LA MONJA / CRUCE IZQDA. / SENDA DCHA. / CONEXIÓN CON PR-CV 289 / PINO/ ROCA SUBIDA DIRECTA / REFERENCIA / PR-CV 14 CONEXIÓN / PUIG CAMPANA / BANCAL DEL MORO / POUET DE LA NEU / COLL DEL POUET / MAS DE LA MONJA / APARCAMIENTO.

LA RUTA:La semana pasada desde nuestra ruta por la Serra dels Castellets añoramos al Puig Campa. Las grandes cimas hay que subirlas al menos una vez al año, es como una tradición que intentamos cumplir severamente, y como siempre, incluimos alguna variante, esta vez una vía directa a la cumbre por el suroeste.

Nunca habíamos subido desde el Mas de la Monja. Antes del incendio del 2009 era un pulmón para La Nucia, desgraciadamente ahora es una zona arrasada. Los discursos políticos para su regeneración, como siempre, han quedado en nada. Solo la naturaleza, que nunca miente ni falla, lo está consiguiendo, pero nada volverá a ser igual.

Iniciamos desde un pequeño rellano donde el PR-CV 17  llega desde Polop. El ancho camino de tierra se inclina haciendo una curva a la izquierda. Entre las ramas de los pinos tenemos las primeras vistas a la costa. No es un día despejado y el viento sopla con fuerza. Llegamos a la cadena que cierra el paso a vehículos.

Sin dejar de subir, el camino comienza a rodear el Tossal Grau (669 m.) teniendo de frente una imagen poco conocida del Puig Campana. Al tomar altura las vistas hacia la Marina Baixa se van ampliando, dejándonos ver Sierra Gelada con la playa del Albir y Benidorm a ambos lados.


Terminamos de bordear el Tossal Grau y ya tenemos a la vista el Mas de la Monja situado entre el Ponoig y el Puig Campana, actualmente muy deteriorado. Sin llegar a entrar, seguimos un corto tramo y dejamos el PR, tomando otro camino por la izquierda que nos desciende al cauce del Barranc d’Iborra.


El nuevo camino remonta el cauce del barranco en dirección a las laderas del Puig Campana y nos deja más expuestos a las ráfagas de aire que mueven las nubes a su antojo. Bonitas miradas del barranco con el Ponoig y el Coll del Llamp. Algunas nubes amenazan tormenta y dan un tétrico color al mar.

El desnivel sigue aumentando con lo que se acortan las vistas a la montaña, vamos entrando en la zona crítica del incendio de enero del 2009, es una sensación rara, el matorral cubre de verde las laderas pero se percibe la falta de pinos y carrascas que fueron arrasadas. A cambio tenemos unas brutales panorámicas a la costa.

Poco después el camino termina y debemos tomar un estrecho ramal a la derecha, para salvar un fuerte obstáculo, remontar ladera arriba varias terrazas abancaladas que fueron arrasadas por el incendio, la trocha se pierde y se recupera, la molestia estriba en esquivar los troncos de pino caídos.

Traspasar el enjambre de ramas y zarzas que ya han crecido resulta trabajoso, así como subir por los muretes derruidos, en la parte baja es donde más se acumulan los restos quemados. Me estoy acordando del discurso de los políticos, que iban a pedir ayudas para regenerar la sierra y ya han pasado siete años.


A medida que subimos se va aclarando el panorama y es más fácil avanzar. Alcanzamos el PR-CV 289 que circunda el Puig Campana. Sin arboleda y también afectado por el incendio, pero el paso de los senderistas ha vuelto a reafirmar suelo del sendero. Al menos, las vistas siguen siendo maravillosas.

Proseguimos por la izquierda, en dirección contraria a la Font de la Solsida. Poco más adelante llegaremos a una especie de rellano cerca de un pino que se ha salvado del incendio, donde hay una piedra grande en el suelo con las marcas del PR y encima unas piedras pequeñas a modo de hito.

En este punto, por la derecha comienza la subida directa a la cima. Veremos una especie de vaguada con unos roquedos hacia los que nos dirigimos. Los primeros hitos cuestan un poco de localizar, pero una vez hecho hay que intentar no perderlos, ya que no hay senda definida, tan solo rastros de senda.

Es una subida constante que no agobia, puesto que por delante tenemos pocas referencias y las que hay son cortas, me refiero a que no ves la cima ni ocurre como en el Carreró del Barranc de les Marietes, que percibes una inclinación muy fuerte. Comienzan a aparecer  pintados unos puntos rojos que refuerzan los hitos.

Cogemos altura con bastante fluidez pero debemos estar muy atentos a los hitos y puntos rojos, hay momentos que se hace difícil localizarlos, por lo que  no perdemos de vista el Track del GPS. Desde los roquedos tenemos unas vistas impresionantes al mar y en el fondo del valle pegado a la ladera, Finestrat.


En algunos giros las ráfagas de aire se hacen más patentes. Alcanzamos enormes rocas casi gemelas que rodeamos por la parte de arriba, entre ellas queda una ventana natural por la que obtenemos preciosas miradas a la costa. Los hitos y marcas toman dirección hacia una gran barrera rocosa.


Transitamos por la base de las paredes con alguna dificultad para encontrar nuevas señas, que una vez localizadas, hitos y puntos rojos, nos ayudan a superarla por la izquierda entre un bosquecito de carrascas. Las panorámicas las tenemos a nuestras espaldas y siguen creciendo a medida que ganamos altura.


Es como ir subiendo plataformas, la siguiente más elevada que la anterior, pero sin crearnos desilusión, porque en las miradas al mar calibramos el desnivel acumulado. Y por fin, una referencia, por la izquierda vemos el Pic Prim, y cómo no, la gran muesca del gigante Roldán: el Portell del Puig Campana.

Para los que conocemos esta montaña sabemos que al ver el Pic Prim (1.318 m.) ya hemos superado en altura el Bancal del Moro y estamos muy cerca de la cima. Al salir a sitio más abierto y desprotegido las potentes ráfagas de aire están a punto de derribarnos. Alcanzamos el PR-CV 14 con gran regocijo.


Seguimos sin ver la cumbre pero sabemos que está a unos metros. Puig Campana (1.408 m.) segunda altura de la provincia y quizás la más conocida por su peculiar forma que le da nombre. Se encuentra a tan solo siete kilómetros del mar, en donde seguimos distinguiendo las islas de Ibiza y Formentera.


Tras un buen almuerzo en lugar protegido iniciamos el descenso por la cara norte. Cogemos la senda que baja por el cordal y que es algo más directa para llegar al Collado del Bancal del Moro. Las perspectivas son imponentes, con vistas a Aitana, els Castellets, la Serra del Ferrer y el Montgó.


Desde el collado tomamos la senda por la derecha donde comienza un descenso veloz, los bastones son esenciales ahora. Las rampas y zigzag se suceden deshaciendo desnivel con gran rapidez, no hay mayor dificultad, aunque en el primer tramo la roca está algo descompuesta y resbaladiza, siempre es interesante ir con cuidado.


Después las lazadas se hacen más largas y menos verticales, sosegándose la bajada. Ampliamos las miradas a las paredes que dejamos atrás y por delante todo lo acaparan el Penyó Divino, els Castells, Sella, Aitana y el Coll del Llamp que va creciendo. Nos cruzamos con grupos de gente que suben ahora.

Entramos en un pequeño bosque de pinos y carrascas donde el aire deja de molestar. Un poste vertical nos indica la corta senda de ida y vuelta al Pout de la Neu del Puig Campana, pequeño pozo de nieve que desde hace unos años ha sido cercado para hacerlo más visible. Es una zona reforestada.


Llegamos al Coll del Pouet y cogemos el ancho camino de la derecha que corresponde al PR-CV 17 y que nos llevará de regreso. El Puig Campana se ha comprimido y solo vemos los agrestes roquedos por encima de los pinos, y por el otro lado los paredones del Coll del Llamp y el Ponoig.


Con un desnivel aceptable, el camino va girando a la derecha entrando en la parte alta del Barranc d’Iborra, abriendo el pequeño valle al mar que vuelve a copar nuestro horizonte. Nos prolongamos bajo la zona quemada en el incendio, y el Puig Campana nos va mostrando sus mil caras.


Poco antes de llegar al Mas de la Monja nos detenemos en unas barandas donde han restaurado un viejo horno de cal, que hasta la aparición del cemento fue la materia prima en las construcciones rurales. Se obtenía a partir de la oxidación de la piedra caliza por efecto del calor (>1000º C).


Dejamos atrás el Mas de la Moja, proseguimos el camino hacia la cadena para cerrar la ruta un poco más abajo, dando las últimas miradas al Puig Campana y al Ponig. Preciosa ruta la realizada hoy, conociendo una cara distinta de esta montaña. Recomendable pero con matices, para gente con experiencia, acostumbrada a rutas técnicamente exigentes.

RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 12,0 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 05:10 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.408 M. (Puig Campana)
ALTURA MÍNIMA: 475 M. (Aparcamiento)
DESNIVEL POSITIVO: 950 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 950 M.

DIFICULTAD:ALTA (Por el fuerte desnivel y el seguimiento de las hitos)

LA SIERRA DEL BUEY POR LA SENDA DE LIN Y EL BARRANCO DEL MADROÑAL.

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La Sierra del Buey es una estrecha alineación montañosa de dirección NE-SO, siguiendo la directriz general de las Cordilleras Béticas, de más de 15 Km. de longitud. Sus mayores alturas se presentan en el sector más occidental, alcanzado en el Pico del Buey los 1.087 m de altitud. Hacia el este la sierra va perdiendo altura y anchura hasta finalizar en el Monte del Boalage con apenas 687 m. de altitud. En el sector occidental, ambas laderas presentan fuertes pendientes siendo la ladera sur más escarpada y abrupta, con escarpes de gran continuidad lateral debido a la disposición verticalizada de la capas de caliza. Al pie de los escarpes se forman piedemontes que conectan estos fuertes relieves con las llanuras que la rodean. Esta fisonomía afecta a la red fluvial que es más lineal en el flanco sur, mientras que en el flanco norte la red de drenaje se presenta algo más ramificada. Los resaltes se producen sobre relieves carbonatados donde se han desarrollado, por disolución, pequeños abrigos. También existen algunas cavidades como la Cueva del Pino y la Cueva del Cerrico del Oro. La Sierra del Buey se sitúa en el Prebético Externo. La estructura de la sierra es un anticlinal asimétrico en el que sólo es visible el flanco-sur oriental y algunos afloramientos aislados del flanco norte. El núcleo está formado por materiales del cretácico inferior sobre los que se desarrollan las dolomías y calizas del cretácico superior. Hacia el sureste se encuentran una serie de anticlinales más o menos simétricos que terminan con la Sierrecica de Enmedio. En el flanco sur, entre la Sierra del Buey y de la Sierrecica de Enmedio se encuentra discordante sobre las calizas, una formación constituida por margas, calizas margosas con algas y arcillas rojas muy arenosas. La sierra está constituida principalmente por una sucesión de materiales cretácicos, donde los materiales más antiguos que afloran son las margas con yesos y arcillas margosas del cretácico inferior. Sobre ellos se dispone el cretácico superior constituido por dolomías arenosas y yesos, alternando con arenas y arcillas. Le siguen dolomías masivas con abundantes restos de rudistas, dolomías tableadas y limos dolomíticos. A techo dolomías masivas negras, que ocupan una gran superficie, con restos de lamelibranquios y equinodermos. Por último, se sitúa un gran paquete de calizas bien estratificadas, llegando a alcanzar los 250 m de potencia, que presenta abundantes restos de lacazina, gasterópodos, lamelibranquios y ostrácodos, situándose en el flanco sur de la sierra.
CÓMO LLEGAR: Por la autovía A-31 dirección Elda, salida nº 207 ELDA SUR/MONOVAR, continuar por CV-83 hasta Pinoso, en rotonda tomar dirección Jumilla por la RM-427 hasta Casas del Puerto, continuar por la N-344 hasta Jumilla. En la primera rotonda tomar la 1ª salida, en la segunda rotonda tomar la 2ª salida, en la tercera rotonda tomar la 1ª salida. A partir de aquí la carretera se convierte en pista de tierra, es el Camino de los Colorados. Tomaremos la primera bifurcación por la derecha y después otro camino por la izquierda, que nos acercará la falda de la sierra cerca de una torre de alta tensión. Hay sitio para aparcar.
COMPONENTES: VICENTE, SANTI Y CAROL.
ITINERARIO: APARCAMIENTO / BARRANCO / SIN SENDA / SENDERO DE LIN / CANAL / BAJAR BARRANCO / PASO DEL CABLE / PASO DE LA LAGARTIJA / CRUZ / LA MADAMA DEL BUEY / CRESTA / CIMA 1052 M / CIMA 1063 M / CIMA 1014 M / BARRANCO DEL MADROÑAL / SENDA IZQ. / MONOLITO / DERECHA / HITO 760 M. / HITO / COLLADO / BARRANQUITO / APARCAMIENTO.

LA RUTA:Lo prometido es deuda y dos años y medio después volvemos de nuevo a la Sierra del Buey. Esta pequeña sierra tan cercana a la vitivinícola población de Jumilla, es de una extraordinaria belleza geológica en su cara sur, a la vez que casi inexpugnable por sus verticales planchas calizas.

Ha tenido que ser un vecino conocido como Lin, quien por su conocimiento de esta montaña y con su propio esfuerzo y trabajo, ha marcado con pinturas de PR, no homologada, la ruta de subida a la cumbre por esta cara sur. Lo cual ha facilitado el acceso a numerosos senderistas, equipando con cable de acero el famoso Paso del Cable.


En esta ocasión la variante consiste en el regreso por el Barranco del Madroñal. Iniciamos a los pies de la torre de alta tensión dejando el camino ancho que asciende por donde van otros dos montañeros, y tomando el sendero de la derecha con las marcas de Lin. Las vistas son para Jumilla y el Carche envuelto entre nubes.

Es un tránsito tranquilo a piedemonte cerca de unos bancales de almendros. Hace un día casi despejado exceptuando las grandes cimas de los alrededores, con una ligera brisa que nos hace ir abrigados. Pronto comenzamos a tener las primeras miradas a los verticales paredones de piedra caliza.


Muchas de ellas asemejan a una sucesión heterogénea de enormes placas de diversos tamaños apiladas verticalmente. Tras cruzar una pequeña vaguada o barranco, dejaremos el sendero que comienza a descender. Seguimos subiendo un poco campo a través con algún esporádico hito. Se trata de un corto atajo.
Marcharemos durante unas centenas de metros hasta conectar de nuevo con el sendero de Lin, que viene desde abajo, cerca de una derruida construcción de una antigua cantera, y que realmente es donde comienza. De nuevo por senda perfectamente marcada y cuidada con esmero, nos fijamos en los pliegues y rugosidades de la sierra.
Comienza la subida por la cara sur en la que tenemos que superar fuertes desniveles en poco tramo. La senda se va abriendo paso entre los resquicios que dejan las anchas placas pétreas, que parecen la enorme presa de un pantano, o la sábana de una muralla infranqueable, conteniendo que el resto de la montaña se venga abajo.
La fase de acercamiento a la base de las paredes resulta exigente y prolongada, pero se gana altura con nitidez. Nos vamos escorando hacia la parte central de la sierra por lo que las vistas a Jumilla y su castillo son sesgadas, y a cambio a parecen entre la lejana bruma las de la Sierra de Salinas.
El matorral de esparto invade la parte soleada de esta sierra. Nos aligeramos algo de ropa. Enfilamos un espectacular e inclinado canalón pétreo, es como un amplio pasillo de firme suelo que nos sube hasta la base de otra cornisa, y que al dar la vuelta nos muestra un espléndido catalogo de pliegues, placas y paredones.
Subimos un escalón más para entrar en lo que parece el inicio de uno de los cortos barrancos  fluviales de esta sierra. Forma una singular comba entre las placas de las paredes, tenemos que bajar para volver a remontar en la otra vertiente por donde prosiguen las marcas del magistral sendero.
Oímos unos gritos arriba, son los dos montañeros de esta mañana que preguntan por el Paso del Cable, pero por la altura a que se encuentran, deben de haber tenido un error y se lo han pasado. Tras un fuerte repecho entramos en otra zona de grandes placas y panchas apiladas verticalmente.
Giramos a la izquierda y veremos que el sendero se bifurca en dos; por la izquierda se evita pasar por el Paso del Cable, nosotros seguimos por la derecha. Luego hay que sobrepasar una grada escalonada  en donde tenemos que apoyar las manos para superarla. En la repisa observamos la magnitud de las láminas como hojas de libro.
Una vez arriba de los escarpes por la derecha, veremos por encima de unas placas una estrecha repisa inclinada y pegada a las paredes: es el Paso del Cable. Está equipado con unos quince metros de cable de acero anclado a la pared a forma de pasamanos, también tiene dos largos de cadena para asegurarse a un arnés.
Para subir o bajar por este paso aéreo hay que tomar precauciones. Una vez superado quedaremos situados en lo alto de una pila de placas verticales con un cortado impresionante. Los que tengan vértigo pueden ir asegurándose con un arnés, o evitarlo con la variante que hemos descrito antes.
Desde la cornisa tenemos una bonita panorámica del Serral y la Sierra de Salinas con los rayos de sol que se cuelan entre las nubes. Tenemos un duro trecho de sendero entre matas de esparto, pequeñas rampas y zigzags nos aúpan a superar el erizado desnivel. Las nubes se deshacen y nos dejan extensas miradas del altiplano jumillano.
El desnivel se apacigua y las lazadas se alargan. Pasamos por delante de uno de los pocos pinos que hay en esta cara sur. Es un viejo ejemplar achaparrado y sin tronco, que ha sobrevivido a los fuertes vendavales, y cuyas ramas y raíces parecen brotar de las rocas. Su sombra invita a quedarse.
En seguida tenemos el paso de la Lagartija. Una pequeña chimenea inclinada entre unos pliegues rocosos que no tiene ninguna complicación. El último tramo es una redondeada loma de matorral de esparto con un fuerte repecho. La Sierra de Salinas con el pico de La Capilla siguen abrumados por las nubes.
El desnivel se acentúa y hacemos el último esfuerzo para culminar la loma poblada de esparto, que culmina en la Cruz, que fue erigida por un grupo de amigos en recuerdo de su compañero Verdú, fallecido en 1973. Disfrutamos unas prolongadas panorámicas de Jumilla y el Carche, casi despejado.
A unas decenas de metros tenemos el punto geodésico, la Madama del Buey (1.087 m.) Por estos lares se denomina Madama al punto más elevado de la sierra. Siguiendo el cordal hacia el este, vemos un bosque de molinos eólicos. Al menos han tenido la delicadeza de alejarlos de la cumbre. Almorzamos contemplando el paisaje.
Emprendemos el regreso hacia el Este. Comienza la variante de hoy. Enfilamos la cuerda de la sierra bajando del lomo de la cima en dirección a los molinos eólicos y pegados a los cortados de la cara norte. Es un bonito trayecto por toda la cresta de la que solo nos separamos para remontar algunas lomas de menor altura.
Obtenemos lejanas vistas de la cima que se va quedando atrás, por delante la mirada fija en el bosque eólico y una rocosa cresta que le antecede. Poco antes de legar a él, el sendero comienza a virar a la izquierda para superar una loma de 1.014 m. donde tenemos las últimas miradas a la Sierra de Salinas.
En este punto vamos girando a la derecha y comenzamos a bajar hacia el Barranco del Madroñal que nos separa de la cornisa donde está situado el parque eólico. Es un descenso prolongado que entre rampas y lazadas nos sitúa en el lecho del barranco con abundante vegetación de pinos y matorral.
Pronto viene una bifurcación en la que debemos tomar el sendero de la izquierda que nos mantiene a media altura de la ladera del barranco. Al ir girando a la izquierda para bordear la sierra dejamos de ver las aspas de los molinos eólicos. Nos salimos del barranco y la vegetación se aligera y aclara.
Entramos en la cara norte de la Sierra del Buey, pasamos por una especie de monolito, un gran pedrusco vertical con un hito de piedras arriba. En lo alto, por encima de los pinos, comenzamos a ver la barrera rocosa de la montaña por donde hace poco hemos transitado, y los molinos aparecen en la lejanía.
Comienza un entretenido recorrido entre sendas y caminos de herradura paralelo a la cara norte de la sierra, en el que cruzamos, subiendo y bajando todos los ramblizos y pequeñas torrenteras por las que desagua en épocas de lluvia. También entramos y salimos de densos bosquecillos de pino carrasco con vistas al Cerro del Oro (768 m.)
Llegamos a una zona abancalada donde el propietario, con la reja del tractor ha destrozado un pedazo de sendero que ni siquiera le molestaba. Nos fijaremos en un hito del MOP reforzado con unas piedras, para subir a un rellano donde prosigue del sendero. A la vista tenemos la curiosa colina de los Hermanillos (732 m.).
Distinguimos cerca una de las torres de alta tensión y empezamos a subir moderadamente hasta alcanzar un pequeño rellano o colladito en donde tenemos extensas miradas de la parte alta del altiplano. Bajamos hacia el fondo de un estrecho barranco que luego desagua en la Rambla del Lazareto.
Echamos una ojeada a una cara distinta de la Sierra del Buey. Marchamos por el cauce del barranco que culebrea entre las lomas hasta dejarnos en el punto de partida junto al coche. Imponente ruta por la cara sur y preciosa marcha por el Barranco del Madroñal. Ahora a tapear con buen vino en Jumilla.
VER RUTA EN WIKILOC:
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 10,3 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 04:00 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.087 M. (La Madama de El Buey)
ALTURA MÍNIMA: 613 M. (Aparcamiento)
DESNIVEL POSITIVO: 570 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 570 M.

DIFICULTAD:ALTA. Por el fuerte desnivel a salvar en corta distancia y el paso del cable, para personas no habituadas o con vértigo. Con precaución su tránsito es sencillo. Existe una variante que lo evita.

PENYÓ ROC DESDE SACAREST

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Sacarest es un diminuto valle situado a unos 10 km. al  norte de Finestrat, una escondida reserva ecológica entre los barrancos del Arc, del Xarquer y Riu Atxero. Rodeado de bellas zonas montañosas como la cara norte del Puig Campana, la Serra dels Castellets, el Ponoig, Penyó Cabal, la Cresta del Carrascal o el Penyó Roc, apartadas del progreso e inmersas en el silencio y la tranquilidad. En sus inmediaciones se encuentra el Mas de Sacarest, antigua masía flanqueada por unos gigantescos pinos mirando a las caras norte del Puig Campana y la Serra dels Castellets; de propiedad privada, por donde hasta hace poco tiempo te podías cruzar con Pepito el pastor y charlar un rato. Pero sus dueños lo han vendido a unos holandeses que la han restaurado con una soleada galería y casitas de madera en su entorno; instalando un centro de retiro internacional, destinado a personas que deseen explorar y profundizar en las prácticas de la meditación y el yoga, Sadhita y Sudaka. Abierto a todos los niveles de experiencia. También en las cercanías lleva varios años instalada Guhyaloka comunidad budista Triratna, el Reino Secreto centro internacional de retiro, lugar para descansar y relajarse en la vida sencilla, en soledad o en compañía. Consta de varias casitas aisladas a lo largo del viejo camino al Collado de Sanxet y del Barranco Xarquer. Los monjes se dedican al trabajo y la meditación en sus fincas donde cultivan almendros, olivos y vid. En las mañanas el silencio es roto por la actividad agraria producido por tractores. Sus miembros nos ruegan respetar su silencio.
CÓMO LLEGAR: Por la A-7 dirección Valencia, salida en la nún 66 Villayoyosa, tomar la CV-759 hasta Finestrat, continuar hasta el Área Recreativa Font del Molí. Una vez en la fuente continuamos la carreterita asfaltada, con las marcas blancas y amarillas PR-CV 12 y 13, llegaremos a un cruce donde encontramos la carretera que nos regresa al pueblo y otra que continua a derecha hacia el collado de Sacarest. En pocos metros encontraremos un pequeño tramo sin asfaltar, que  seguiremos con el coche hasta llegar a la barrera y puerta de acceso a la finca.
COMPONENTES: VICENTE, PATRO Y PEPE.
ITINERARIO: BARRERA DE SACAREST / MAS DE SACAREST / ATENCIÓN SENDA / IZQUIERDA / CRUCE IZQ. / DESVÍO IZQ. / COLL DE LES BASSES / FONT DEL MORER / SENDA / MAS SANXET DE BAIX / PAS DEL GOLERÓ / COLLADO / INICIO SUBIDA / PENYÓ ROC / SENDA REGRESO / PASO DE BAJADA / MAS DE PAPATXÍ / SENDA IZQ. / MAS DE LA CARRASCA / CRUCE / BAJADA A SACAREST / MAS DE SACAREST / BARRERA DE SACAREST.

LA RUTA:Nos hemos enamorado de la zona. También ha sido por las previsiones meteorológicas, más frío y fuertes rachas de viento, el invierno ha llegado tarde. Elegimos la bonita trepada al Penyó Roc, pero esta vez desde la barrera del Mas de Sacarest. A poca distancia de donde iniciamos hace unas semanas els Castellets.


Dejamos el coche en un espacio del camino a unos 300 metros de la barrera. Iniciamos. El día está gris y plomizo, con poca previsión de lluvia pero con fuertes rachas de aire que ya se hace notar. Las primeras vistas son a las últimas crestas dels Castellets que sobresalen por encima de las copas de los pinos.


Traspasamos la barrera de Sacarest que corta el paso a vehículos, y comienza un tramo asfaltado que se inclina tomando altura, lo que nos permite ampliar el campo de visión, aparecen la cara norte del Puig Campana con el Portell o tajo de Roldán dominando el pequeño valle del Riu Atxero, con una prolongada mirada a la cresta dels Castellets.

Alcanzamos el Collado de Sacarest, donde termina la cresta dels Castellets con el altivo pivote de la Penya de la Xata (819 m.). Proseguimos por la derecha ya sin asfalto, perdiendo altura para bajar y salvar, remontando con una larga lazada una de las ramblas que viene desde el Barranc del Xarquer.




Enseguida comenzamos a tener idílicas panorámicas del Mas de Sacarest con su emblemático y gigantesco pino; a la cara norte de la Penya de la Xata y als Castellets con su densa pineda. En el camino de llegada observamos plantones de nogales trasplantados hace poco y que tienen una tablilla de madera con el nombre de la persona que lo hizo.


Mas de Sacarest, situado en una posición privilegiada domina las imponentes vistas al Puig Campana y las crestas dels Castellets, en las que nos recreamos extasiados. No vemos a nadie, aunque hay algunos coches y una colección de antiguos todoterreno aparentemente en desuso. Sus tierras no parecen cultivadas.

Marchamos por la derecha para en un corto tramo girar bruscamente a la izquierda, subiendo por la ladera entre los pinos, siguiendo tenues rastros que se pierden. Se trata de conectar con otra pista de tierra que hay más arriba, también a la izquierda. Damos los últimos vistazos al Puig Campana y Castellets.

Sin dejar de subir avanzamos en dirección al Penyó Cabal (1.189 m.) donde vemos la Casa de la Carrasca, pero al cruzarnos con el camino que viene de ella, seguimos por la izquierda. Al regreso sí pasaremos por la casa. Poco después volvemos a tener otro desvío a la izquierda que nos dirige al Coll de les Basses.


En este exiguo colladito nos llaman la atención sus dos pivotes entre los que pasamos; una cresta afilada como un cuchillo, y un farallón puntiagudo. Es como una puerta que nos da entrada a los próximos valles, con los enormes paredones de la Penya de Sella y las verticales paredes negras del Penyó Diví (1.120 m.).

Descendemos lateralmente hacia el cauce del Barranc del Xarquer parcialmente abancalado en esta zona. En la otra vertiente, sin llegar a subir a la pista de tierra, continuamos por la derecha unas decenas de metros hasta llegar a la Font del Morer, que con la escasez de lluvias apenas resbala un poco de agua por uno de sus caños.

Deshacemos el sendero andado y subimos a la pista de tierra donde un panel de la comunidad budista Guhyaloka nos pide respeto al pasar por sus propiedades, pero nosotros tomaremos el sendero que sube por la ladera y que nos pasa por delante del desvencijado Mas del Sanxet de Baix o Mas del Goleró.

Desde la casa volvemos a tener a la vista la cara norte dels Castellets y una prologada mirada al diminuto valle de Sirventa. Si  nos fijamos en la barrera rocosa de enfrente podemos ver una muesca en forma de “V” hacia la que nos dirigimos, en ella está situado el conocido Pas del Goleró.

Comienzan a caer algunas gotas de aguanieve y pequeños copos que el aire revolotea. Desde la base del Pas del Goleró emprendemos la subida por sus rampas, que en un perfecto zigzag nos elevan con facilidad hasta lo alto de la Cresta del Carrascal, barrera natural que nos separa del Barranc del Arc.


El sendero nos transita por la derecha a media ladera en suave ascenso, pasando luego a ser camino que se va inclinando, dejándonos ver a lo lejos el Pas del Comptador a los pies de nuestra cumbre de hoy, el Penyó Roc. Antes alcanzamos un pequeño collado donde hay unas casas de labor con bancales en producción.


Sin dejar de caer diminutos copos de nieve que se deshacen al tocar el suelo, las nubes se recomponen y aprietan. Dejamos atrás el punto por donde más tarde iniciaremos el regreso. El Penyó Roc y el Malladar se hacen constantes en el horizonte de este precioso sendero, que se abre para dejarnos contemplar el fabuloso Barranc del Arc.

Muy cerca del Pas del Comptador enlazamos con la pista del PR-CV 9 que va a Benimantell, y tras dos curvas cerradas veremos unos mojones que marcan el inicio de la subida al Penyó Roc. Solo tenemos trazos y rastros de senda. Hay que ir a las paredes, hacia la izquierda, cerca de un grupito de carrascas.

El aguanieve arrecia y los copos se hacen más visibles. Escrutamos las rocas mojadas hasta localizar los puntos rojos que nos guiaran hasta la cumbre. Plegamos los bastones para comenzar a trepar, mejor sin guantes para izarnos entre las peñas que la nieve moja y aunque se vayan enfriando las manos.


Los puntos rojos son muy visibles y fáciles de seguir,  viene la entretenida y didáctica labor de tener controlado siempre, el siguiente punto rojo hacia dónde dirigirnos. La subida es muy vertical pero está  bien marcada. No hay que tener ninguna prisa y sí, mucho cuidado, asegurando bien los pies y las manos.


Al cambiar de arista quedamos expuestos a la fuerte ventisca con nieve. Nos quedan apenas cincuenta metros de desnivel y el regreso ha de ser por el mismo sitio. Evaluamos la situación y decidimos abortar la subida por el cambio meteorológico. Artículo 1º: La montaña siempre va a estar ahí.


Con mayor dosis de precaución y cuidado comenzamos a destrepar intentando asegurar cada paso, ahora si hay riesgo de resbalones.  Nos lo tomamos con mucha calma, invirtiendo el doble de tiempo que en la subida. Una vez en la pista la ventisca de nieve nos azota, hemos tomado una buena decisión.







Volvemos a coger el mismo sendero por el que hemos venido, transitando por debajo de la Cresta del Carrascal. Los copos de nieve vuelan de un lado a otro y comienzan a blanquear el paisaje. Del roce con la coscoja de la estrecha senda, la pernera de nuestros pantalones se va mojando. Tomamos por la izquierda el sendero de regreso.


Es una fuerte subida con rampas y zigzags entre un prieto bosquete de carrascas y matorral alto. En la parte alta predominan los pinos al llegar a una pequeña escotadura en la cresta, donde un sendero nos desliza por la otra vertiente hacia el Mas de Papatxí. Antes de llegar nos detenemos en otra casa y en un lateral almorzamos.


El tiempo está cambiando apenas caen unas gotas. Hacemos fotos a la preciosa casa de Papatxí y nos dirigimos de frente hacia el Penyó Cabal, levemente blanqueado por la nieve, para enlazar con la senda que viene del Salt. Proseguimos por la derecha entre abundante vegetación y bonitas vistas blanquecinas.


Tomamos otro sendero a la izquierda que luego se une al camino del Más de la Carrasca. El ambiente sigue húmedo y las panorámicas se ensanchan con la cresta del Cabal, el Penyó Diví y por detrás Aitana, moteada de nieve. Y de pronto, de nuevo la cara norte del Puig Campana con las laderas blanqueadas.

Arribados al punto más elevado, el sendero comienza a bajar hacia la Casa de la Carrasca ofreciéndonos diferentes miradas del profundo paisaje. El cielo deja de llorar y todo lo ocupa la frondosa pineda de la cara norte dels Castellets y la inmensidad del gigante Puig Campana.


Por una escotadura menor pasamos a la zona abancalada de la Casa de la Carrasca, actualmente en abandono. Caminamos cerca de su fuente y por delante de la enorme casona, cerrada y en aparente buen estado, a los pies de la cresta del Cabal. Continuamos bajando con impresionantes vistas.


Llegamos al cruce de esta mañana donde se cierra el círculo grande, y poco después al siguiente cruce, pero esta vez, seguimos bajando recto para en corto trayecto plantarnos en el Mas de Sacarest que sigue solitario y silencioso. Nos prolongamos hasta salvar la rambla que viene desde el Xarquer.

En el Collado de Sacarest cogemos el camino asfaltado con  miradas a las crestas dels Castellets, superamos la barrera y llegamos al coche. Pese a no haber culminado por pocos metros la cima del Penyó Roc, ha sido una buena decisión que nos ha permitido admirar estos encantadores paisajes tibiamente nevados.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI.
DISTANCIA: 18,9 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 06:00 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.109 M. (Penyó Roc)
ALTURA MÍNIMA: 534 M. Cadena de Sacarest)
DESNIVEL POSITIVO: 1.072 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 1.072 M.

DIFICULTAD:ALTA (La subida y bajada al Penyó Roc requiere estar habituado a pequeñas trepadas y destrepes, donde hay que estar constantemente usando las manos, siguiendo marcas y algún hito en las rocas.)

LA SERRA DE ORXETA DESDE EL PANTANO DEL RÍO AMADORIO.

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Villajoyosa (popularmente conocida como "La Vila") se localiza en el sur de la comarca de la Marina Baixa, en lo que hoy es la provincia de Alicante (Comunidad Valenciana, España). Se trata de un territorio costero bastante aislado de su entorno por arcos de altas sierras que lo encierran, entre las que se cuentan la sierra Aitana. Al sur de Villajoyosa se sucede una serie de montañas chatas y barrancos que dificulta las comunicaciones con la vecina comarca de l´Alacanti. El clima de la comarca provoca que los vientos fríos y las lluvias del oeste, las más frecuentes de la Península Ibérica, queden retenidos en las sierras interiores: de ahí el clima excepcional de las poblaciones costeras, y especialmente de Villajoyosa y Benidorm, que poseen la medida anual de temperatura más elevada de España (por encima de los 19ª) y comparten con Almería la mayor cantidad de horas de sol al año, mientas las lluvias totales apenas superan los 300mm y las heladas son inexistentes. El aislamiento por tierra no ha sido un obstáculo para el desarrollo de las poblaciones que históricamente se han sucedido en Villajoyosa, puesto que el Mediterráneo da una magnifica vía de comunicación que las ha dotado siempre de una clara vocación marinera. El entorno de la ciudad posee con diferencia los mayores terrenos agrícolas de la comarca, uno de sus dos ríos (el de La Vila o Amadorio) y una buena playa con fondo óptimo para echar el ancla. Si unimos a todo ello un cerro costero fácilmente defendible, podemos comprender que Villajoyosa haya sido la capital histórica de la comarca desde al menos el siglo VI a.C. hasta la época tardorromana (s. VI d.C.) y posteriormente, tras unos siglos para los que carecemos de testimonios, de nuevo a partir de la ocupación cristiana en 1300.
CÓMO LLEGAR: Autopista A-7 hacia Valencia, salida número 66 VILLAJOYOSA, continuar por la CV-770 hacia SELLA-ORXETA-RELLEU. Girar a la izquierda hacia el Polideportivo Maisa Lloret y el Área Recreativa del Pantano del río Amadorio. Dejar el coche en el parking del polideportivo.
COMPONENTES: VICENTE Y PEPE.
ITINERARIO: POLIDEPORTIVO / CARRETERA-DE FRENTE / CIMA DAMUNT DE L’HORTA / IZQUIERDA / DERECHA / IZQ. SUBIDA / CUMBRE ORXETA / PANEL BAJADA / RUINAS / DERECHA. / CAMINO PANTANO / SUBIR ESCALERAS / POLIDEPORTIVO.

LA RUTA:Hace un tiempo subimos a la Serra de Orxeta desde el pueblo y por la cara norte, siguiendo el trazado del PR-CV 353, que resultó muy entretenido y con unas vistas estupendas, pero el trayecto era lineal, de ida y vuelta por el mismo sendero. Desde el Mirador intentamos sin éxito buscar una salida.

Mucho después encontré un Track de la ruta circular pero por la solana. Exceptuando el tránsito de la cumbre al Mirador, el resto es totalmente nuevo para nosotros, y la salida la efectuamos desde el Polideportivo Maisa Lloret, muy cerca del Embalse del Amadorio, por donde regresaremos cerrando la ruta.

Iniciamos por la izquierda del polideportivo, por un camino de tierra que sube y comienza a rodearlo. La primera imagen que obtenemos es del Puig Campana asomándose entre las lomas. Luego en la parte alta observamos con todo detalle las instalaciones del campo de rugbi, del moderno pabellón y al fondo el mar.


Sin quitar la vista al Campana, llegamos a la carretera CV-770, la cruzamos y de frente, junto a los carteles informativos, subiremos una corta pero fuerte rampa que nos sitúa en un sendero que se reafirma entre los pinos. Tenemos vistas del final de la Serra de Orxeta con la chimenea de la Tejera y hacia el mar, con minúsculas lomas a modo de dunas.


Hacemos un esfuerzo hasta situarnos en la cuerda de la pequeña Serra de Damunt de l’Horta, desconocida para algunos mapas, pero que es un fabuloso otero de Villajoyosa y su costa, en la que distinguimos la Torre Vigía del Xarco, y por detrás entre los pinos, una mirada casi completa de la Serra de Orxeta.


Es sencillo transitar por el cordal que nos dirige al punto más elevado de esta sierra (275 m.), marcado por un gran mojón de piedras. Se amplían las vistas hasta Benidorm y el Puig Campana desde su base, y por el otro lado hasta el cabo de Santa Pola. Las fuertes rachas de viento nos zarandean.

El sendero comienza a bajar tomando un desvío a la izquierda. Marchamos por las onduladas laderas de la sierra con gran profusión de senderos y carriles que suben y bajan, muy utilizados por los ciclistas. Es un tramo algo confuso, pero casi todos los carriles llevan al mismo sitio en la parte baja. Conectamos con un camino que seguimos por la derecha.

Por camino de tierra nos alejamos de la sierra teniendo vistas algo más cercanas a Benidorm. Pasamos por algunas casas de campo aisladas entre bancales de secano. Poco a poco vamos virando hasta que enlazamos por la izquierda con otro camino más estrecho que se torna senda en dirección a Finestrat y el Puig Campana.



Comienza la subida a la Serra de Orxeta por Benienzo. Es una enérgica pendiente de casi quinientos metros de desnivel en 2,3 km., superando una interminable sucesión de lomas superpuestas que nos van dando algún respiro de una a otra. Al elevarnos las vistas crecen hacia el mar y la zona montañosa.


Las redondeadas lomas están pobladas por matorral de esparto que con la ausencia de frío y aumento del calor comienzan a brotar sus espigas. Tan solo algunos pinos desperdigados motean de verde la sierra. Las vistas se intensifican a los pies del Campana, tenemos buena imagen dels Castellets y por encima la Sierra de Aitana.

Vamos mitigando el esfuerzo con pequeñas paradas que nos recompensan con las extraordinarias panorámicas. La costa se extiende desde Serra Gelada hasta las colinas del Mar Menor murciano entre la bruma, y bajo nuestros pies todo el esplendor de la Marina Baixa. El aire revolotea el esparto.


Poco a poco, una tras otra superamos las lomas. En la parte alta tenemos como referencia pequeños grupos de pinos. Echamos las últimas miradas al enclave rocoso, con els Castellets ahora mucho más cercano, la mole del Puig Campana y la enorme barrera montañosa de Aitana. Arribamos a la cima.








Cumbre de la Serra de Orxeta (678 m.) tiene un elevado punto geodésico en medio de una pequeña explanada entre los pinos y  setos de coscoja, con panorámicas a 360º, con la costa de Alicante a Murcia algo brumosa. Buscamos un lugar resguardado para nuestro merecido almuerzo.  El viento golpea fuerte.

Emprendemos el regreso por el cordal de la sierra, en dirección al Mirador del Pantano, unas estacas del PR nos guían al principio hasta enlazar con una pedregosa senda-camino que nos va descendiendo. Las miradas son imponentes, hacia atrás nos despedimos del Puig Campana, y por delante la Serra del Cabeçó d’Or como una muralla.


Entre grandes lazadas culmina una larga bajada hasta una especie de espigón o ramal que forma la sierra entre dos barrancos. Llegamos al Mirador del Embalse de Amodorio, marcado por una peana informativa requemada por el sol. Las vistas al pantano con sus aguas color turquesa son encantadoras.

Debemos rebuscar a la izquierda de la peana el inicio de la senda de bajada hacia les Robelles. No está nada definida, pero poco a poco se va reafirmando, zigzagueando por la izquierda y tomando consistencia y anchura por la derecha. El Track se sale un poco del sendero hasta unas ruinas de las que no tengo referencia y luego vuelve al sendero.

Es una bajada descarnada, entre sendero-camino-sendero sin vegetación ni aliciente, solo las extensas miradas a la costa, donde obtenemos una vista completa de Benidorm y Serra Gelada, y por la otra parte el Embalse de Amadorio con su presa, donde advertimos con desolación su escaso nivel por falta de lluvias.


Entroncamos con una valla metálica posiblemente de una gran finca que nos hace dar un rodeo por la derecha, para conectar con un camino asfaltado que nos sigue bajando entre grandes chalets y casas de campo con preciosas vistas al Embalse, también distinguimos la vertical chimenea de la Tejera.


Al finalizar las casas de campo, el camino nos deja en las derruidas instalaciones de la antigua Tejera, donde solamente queda en pie su altiva chimenea. Seguimos y cruzamos la carretera CV-770, tomando el camino de la derecha que nos eleva, dándonos vistas del Embalse y una mirada distinta a la Serra de Orxeta.

Comienza un bonito recorrido rodeando el contorno del Embalse, ahora sí apreciamos bien la falta de agua, la cola y algunos recovecos están secos. Nos cruzamos con gente que pasea y antes de llegar a la presa, subimos las escaleras hasta el aparcamiento y por la derecha el camino que cierra la ruta.

Admiramos las paredes del Embalse y en unos cientos de metros llegamos al Polideportivo y nuestro coche. Ha sido una ruta muy diferente a la que hicimos desde Orxeta, teniendo siempre a la vista el mar y el Puig Campana. Vale la pena recorrer el bonito otero que es la Serra de Damunt l’Horta.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 16,3 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 05:25 HORAS
ALTURA MÁXIMA: 674 M.
ALTURA MÍNIMA: 153 M. (Polideportivo)
DESNIVEL POSITIVO: 685 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 685 M.
DIFICULTAD: MODERADA.


RUTA DEL AGUA POR ASPE

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Afinales del siglo XVIII el importante crecimiento poblacional ocasionado durante la centuria había acentuado el déficit histórico que Elche venía  padeciendo en el consumo de agua potable, creándose unas necesidades que ya no podían cubrirse con los recursos propios; de ahí la necesidad de traer aguas desde algún punto cercano. Tras la compra del afloramiento de agua dulce de la Fuente de Barrenas en el término de Aspe, se procedió a la costosa canalización de la misma hasta Elche, siendo la obra impulsada  y parcialmente financiada por el Obispo de la Diócesis de Orihuela, José Tormo. Aunque los estudios y visuras previos a la ejecución del proyecto habían sido compartidos con el también arquitecto Miguel Francia, fue José Gonzálvez de Coniedo, arquitecto, pintor y escultor aspense (hacia 1735-después 1820)  quién se hizo cargo de la dirección del mismo. El consistorio ilicitano confiaba así un proyecto de tal envergadura a un arquitecto que había demostrado sobradamente su capacidad y formación artística, plasmadas a lo largo de los años en las obras en las que había participado por toda la comarca. Asimismo, no hay que olvidar el más que probable peso que debió ejercer sobre esta decisión el hecho de que se tratase de un hombre todavía joven que podía hacer un seguimiento de la obra sobre el terreno -dato nada desdeñable si lo comparamos con la avanzada edad de Miguel Francia-, así como su condición de artista autóctono con un amplio conocimiento de los espacios por donde iba a discurrir la canalización. Estos factores debieron resultar decisivos, por cuanto se trataba de una zona muy accidentada, con numerosos barrancos, arroyos y ramblas con fuertes procesos erosivos que condicionaron notablemente el trazado y el planteamiento de las diferentes infraestructuras, y que todavía en la actualidad vienen afectando muy seriamente la integridad del conjunto. http://www.yporquenounblog.com/2009/05/la-conduccion-de-aguas-entre-aspe-y.html

CÓMO LLEGAR: Por la CV-84 hasta Aspe, aparcar en las cercanías de la Avda. Pintor Pastor Calpena.
COMPONENTES: VICENTE, PACO Y ANTONIO SOLER.
ITINERARIO: INICIO / CASA UPANIEL / VERTEDERO / CASA MONFORTERA / ACUEDUCTO DE 4 OJOS / ALJIBE / ACUEDUCTO DE 5 OJOS / MIRADOR DE LA COLA DEL PANATANO / MOLINO / FÁBRICA DE LA LUZ / CASCADA / ACUEDUCTO DE 2 OJOS / OBRAS DEL AVE / URB. SANTA ELENA / ERMITA DE LOS PASOS / FINAL.

LA RUTA:Os proponemos una sencilla ruta por tierras de Aspe, lindando con Elche y el río Vinalopó. Visitaremos varios acueductos, obras hidráulicas del siglo XVIII para paliar la falta de agua potable en Elche, así como viejos molinos harineros. Para ello utilizaremos parte de los PR-CV 169 y 242 unidos por el cauce del Vinalopó.

Iniciamos desde Aspe, caminamos por la avenida pasando entre los dos Institutos de Enseñanza Secundaria, y girando poco a poco a la izquierda para salir de la población tomando el ancho Camino Upanel. El paisaje cambia por completo, entramos en campo abierto.

El colorido es impresionante, la ruta transcurre entre terrenos dominados por margas, areniscas y calizas pertenecientes al Terciario, donde destacan los colores rojizos de las arcillas en las amplias zonas erosionadas. El relieve está formado por numerosas sierras y barrancos con escasa vegetación.

Llegamos a las ruinas de la Casa de Upanel. Pese a su estado bastante lamentable, destaca el amplio corral y su entrada protegida por mirillas defensivas. Antiguamente rodeada de paleras que hoy han sido arrasadas por los hongos, dejando un aspecto desolador. Muy cerca pasaba la antigua Vereda de El Tabayá.


Continuamos por el camino principal superando una pequeña inclinación en donde podemos admirar unas formaciones rocosas de calizas, margas y arcillas de extraños contornos,  dejando a nuestra izquierda el actual vertedero de residuos sólidos urbanos que ocupa una serie de lomas sin vegetación alguna.


Nos internarmos en el Camino de la Casa Monfortera, otra casa de labor en ruinas, de principios de siglo pasado, a la que se llega bordeando el Alto del Pinar y la Sierra Negra, zona de especial importancia extractiva de áridos y arcillas. Tenemos una bonita panorámica de la Sierra del Murón (341 m.).

Alcanzamos una pequeña explanada  que nos sirve como balcón para observar el Acueducto de los Cuatro Ojos, significativa  obra hidráulica de finales del siglo XVIII, acometida por el Obispo Tormo de Orihuela para paliar la falta de agua potable a las gentes más humildes de Elche. Con precaución podemos ver su canalización.

Por detrás del aljibe que hay a la izquierda, descendemos hasta el fondo del Barranco de los Ojos, donde abunda más la vegetación que en la parte superior. Pasamos junto a una peña de arenisca roja, conocida como la Dama de Elche por su contorno semejante, quizás la toma de la foto no es la correcta.

En un recodo aparece otra obra hidráulica tan importante como la anterior, el Acueducto de los Cinco Ojos, construido en la misma época y con el mismo fin: dotar de agua potable a Elche. En el siguiente enlace podréis encontrar un interesante estudio sobre este tema. http://www.yporquenounblog.com/2009/05/la-conduccion-de-aguas-entre-aspe-y.html

Tenemos que volver hacia atrás y deshacer el camino. Una vez arriba, por la derecha dejaremos el PR-CV 169, y remontaremos un terraplén que nos enlazará con el Paraje de los Algezares y después con la Ruta del Agua. (Nosotros por error hemos seguido un pequeño tramo del camino y hemos retrocedido).

En la parte alta todo cambia. El paraje constituye un enclave muy interesante desde el punto de vista litológico. Ante nuestros ojos aparece la cola del Pantano de Elche y el cauce del río Vinalopó. El caudal es ínfimo e imposible de detectar entre el inmenso mar de carrizales y juncos que el viento cimbrea, es un espectáculo visual.

Arribamos al Mirador de la Cola del Pantano donde junto a unas barandas de madera, han construido un banco de piedra y colocado una amplia peana informativa dando nombre a todas las montañas que tenemos enfrente. Decidimos almorzar contemplando tan bello paisaje.


El camino prosigue paralelo al cauce del río Vinalopó, acercándonos a obras hidráulicas importantes en su época para el  riego de los campos ilicitanos. Vemos las ruinas del Molino Harinero de la Viuda, y enseguida los restos del Puente de Hierro, una bella pasarela metálica derribada en la riada de 1982.


Poco después viene el Molino Harinero de Caraseta que en 1895 fue sometido a una importante reforma, adaptando su salto de agua para la generación de energía eléctrica mediante turbinas. Nacía la Sociedad Eléctrica El Vinalopó. En un año comenzó a dar servicio de alumbrado público a Aspe, Novelda y Monforte del Cid.

El ruido del agua se hace más cercano y patente, entre el carrizal podemos ver una mínima y turbulenta cascada. Pronto tenemos a la vista en una colina las ruinas del Castillo del Río de origen almohade; cercanos, también existen las ruinas de otros molinos harineros como el de Martínez y el de la Rata.

Vamos virando a la izquierda separándonos del cauce del río Vinalopó para entrar en otra rambla. A pocos metros, en una  revuelta encontramos la última de las obras hidráulicas de hoy, el Acueducto de los Dos Ojos.  Una vez sobrepasado, entramos en las obras del AVE, es un tramo algo confuso hasta situarnos arriba en el puente.


Comienza una leve pero constante subida algo monótona que nos permite ver el agua del embalse del Pantano de Elche. Llegamos a la Urbanización Santa Elena, a la que damos un gran rodeo hasta salir de ella. Luego el camino continua pasando por la Ermita de los Pasos para entrar en la población de Aspe, cerrando esta bonita ruta circular.
RECORRIDO: CIRCULAR
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 15,3 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 04:00 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 322 M. (Cerca del Cantal)
ALTURA MÍNIMA: 158 M. (Final del Pantano)
DESNIVEL POSITIVO: 295 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 295 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

LAS FUENTES DE MARIOLA DESDE BOCAIRENT

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Siempre se ha comentado la importancia de las fuentes en la Sierra de Mariola, como dijo Cavanilles “un privilegio de la Naturaleza”. Las fuentes serán importantes como lugar de paso para saciar al excursionista sediento o como lugar de parada y descanso durante una larga caminata por la sierra, pero no solamente eso, la propia visita a alguna de ellas resulta una opción muy interesante. Hay en Mariola más de un centenar de fuentes esparcidas por la sierra –sin contabilizar aquellas directamente asociadas a las masías-, algunas de mucha entidad, tanto desde el punto de vista natural como desde el cultural. La Font de Mariola, en el corazón de la sierra, la Font del Molí Mató, con una de las toscas con musgos y helechos más impresionantes de las tierras valencianas, la inverosímil Font del Pouet (de la Hierba sana), a pies del Montcabrer, de la del Mas dels Arbres o del Cirer, la de la Coveta, cabecera del Vinalopó, la de les Huit Piletes…son algunas de las más populares. Estrictamente desde el punto de vista botánico, la Sierra Mariola no es mucho más especial que otras, pero su fama reside en la utilización desde antiguo de aquellas plantas con numerosas propiedades. El conocimiento sobre estas plantas, las diferentes finalidades y los modos de uso han ido pasando de manera oral de una generación a otra. En función de las características de la planta, de la parte empleada o destino –para aromatizar, como  remedio de enfermedades, con fines gastronómicos, etc.- se suelen utilizar tisanas, maceraciones, secados, baños, aceites, enjuagues, cataplasmas…Las especies más conocidas son muchas y muy diversas, pero en cualquier botica no había de faltar la salvia de Mariola, el tomillo, el romero, el rabo de gato, la santónica, la lavanda, el té de roca, la hierba sana, la camomila, la pebrella, la ajedrea, el cardo… Tal vez este conocimiento se ha encontrado en vías de extinción, pero afortunadamente el interés creciente sobre estas cuestiones y la tarea inefable de algunos ilustres amantes de esta sierra, han dado como fruto la publicación de unos trabajos verdaderamente interesantes. Con esta costumbre ancestral de ir la sierra a recoger hierbas pervive la elaboración de l’herbero, o también herberet, el aguardiente típico de los pueblos de Mariola y exclusivo, no solamente de la sierra, ni de cada pueblo, sino de cada persona que guarda en secreto su combinación de especies.
CÓMO LLEGAR: Por la A-31 dirección Madrid, después del túnel de Villena, salir por la derecha, por la CV-81en dirección Onteniente hasta llegar a Bocairente. Aparcar en la Avda. de España, suele haber sitio.
COMPONENTES: VICENTE Y PATRO.
ITINERARIO: BOCAIRENT / SENDA / FONT DEL TEULARET / SEGUIR RECTO / IZQDA. / IZQDA / FONT DEL PLA / FONT COVA IBÁÑEZ / URB. PINATELL / DESV. ALFAFARA / FONT DEL TARRAGÓ / FONT DE L’ASSUT / FONT DE L’ALBORET / FONT D’EN FERRIS / BOCAIRENT.

LA RUTA:Hace unas primaveras hicimos una preciosa ruta por la Sierra de Mariola recorriendo algunas de sus Masías más emblemáticas, hoy caminaremos por varias de sus fuentes. Se contabilizan más de un centenar sin contar las particulares en las masías, no son las más importantes pero sí muy variadas.


Iniciamos desde Bocairent, donde amanece un claro y fresco día, bajamos buscando la rotonda que va hacia el Hotel l’Estació y al Polideportivo, tomando el camino asfaltado que en ligera pendiente nos saca de la población y nos deja en campo abierto mirando a las primeras estribaciones de la Sierra Mariola.

Aparecen los primeros cerezos en flor,  y algunos más retardados con las yemas a punto de brotar. A tan temprana hora ya hay gente trabajando en los campos, aprovechan que no sopla el aire para quemar los rastrojos. Por detrás dejamos el pueblo y la Ermita del Sant Crist, solitaria en lo alto de su loma.


Seguimos ganando altura entre numerosas casas y campos de labor  hasta que dejamos el asfalto por la izquierda tomando un claro sendero. De seguir la carreterita, llegaríamos a la Ermita de Sant Jaume y su fuente. El sendero entre carrascas y matorral alto, transita junto a una canalización de agua.


Comenzamos a rodear el Alt de Sant Jaume (957 m.), primero por la derecha y luego hacia la izquierda para llegar a la cabecera del Barranc del Canyaret, donde está situada la Font del Teularet junto a una caseta de tejadillo piramidal para distribución del agua. Nuevas panorámicas de Bocairent.

Proseguimos el sendero hasta una especie de colladito donde hay un cruce de caminos por el que continuamos recto. Bordeamos casas de campo y pequeñas masías, tomando una pista de tierra a la izquierda, para poco más tarde entre bancales sembrados de trigo o cebada, volver a girar a la izquierda.


Tomamos dirección hacia la parte trasera de una gran casona que por delante tiene adosada la Ermita de Santa Bárbara muy popular en la zona. Frente a ella, protegida por un murete de piedra está la Font del Pla, que debido a la escasez de lluvias apenas manan unas gotas de agua por su caño.

Junto a la fuente hay un monumental chopo centenario, cuyas enormes ramas están apoyadas en dos pilares de piedra. No parece gozar de buena salud, pero la primavera hace brotar nuevas ramas. Un cartel de madera suplica, que por sus muchos años, la gente no suba ni trepe por sus viejas ramas.


Continuamos por la pista de tierra que baja, pasando por un área de recuperación de anfibios que con la falta de agua está seca. Marchamos por las masías de la Fabriqueta y de l’Altet, por cuidados campos y antiguos aljibes, que nos ofrecen unas distantes vistas al Montcabrer al que hoy no llegaremos.

Subimos un poco para cruzar la carretera CV-794 y seguir otro camino por la derecha que nos va metiendo en una rambla con exuberante vegetación de carrascas. El Track es confuso, y pese a estar marcada en el mapa la Font de la Coveta Ibáñez, no la vemos. Hay tierra removida, sabemos que es un alcabor o mina, pero no aparece.

Lo dejamos estar y salimos de nuevo al camino. Enlazamos con otra pista de tierra donde comienza un tranquilo y extenso paseo entre una masa de pinar limpia y húmeda por las últimas lluvias. Estamos a 900 metros de altitud y el silencio es atronador, solo interrumpido por algún ciclista que nos adelanta.

Volvemos a cruzar la CV-794, para coger otro camino por el que vemos circular algún vehículo, es una zona muy poblada de casas de campo y chalets. Conectamos con el GR-7 que bordea por la parte superior el contorno de la urbanización Pinatell y se une más adelante,  al PR que viene desde Santa Bárbara.

Poco después llegamos a un cruce de caminos balizado con profusión de paletas informativas, del GR-7, del PR-CV 370 y del Camino de Santiago. Estamos muy cerca de las instalaciones del Camping Mariola y el desvío a la Cova Bolumini.  Pero en nuestra ruta de hoy debemos girar a la izquierda, dirección Alfafara.


Es una prolongada y rápida senda de bajada por el Barranc del Cantal de la Vila, zona umbrosa y húmeda que en los días fríos suele estar escarchada. A mitad del recorrido veremos a la izquierda las ruinas del Mas de Serrellesinvadidas por las hiedras. Llegamos al Polideportivo y al Albergue de Tarragó.


Pasamos a visitar el área recreativa y la Font de Tarragó, donde decidimos parar a almorzar en una de sus mesas y bancos. Delimitada por barandas de madera ocupa escalonada, parte de la ladera con zonas de juegos para niños. Luego continuamos bajando por asfalto hacia el pueblo de Alfafara.


Sin llegar al pueblo, por delante de la Ermita del Sant Crist de la Pietat, giramos a la izquierda, bajando hasta la Font de l’Assut, que mana un hilillo de agua bajo los azulejos de cerámica que representan a Ntra. Sra. dels Desamparats. Subimos por una cuesta asfaltada con vistas a Alfafara.

Dejamos atrás la Sierra Mariola con miradas a la Penya Banyada y el Portín, nos despedimos de Alfafara tomando el Camí Vell de Bocairent, que asfaltado y sin tráfico alguno nos pasea extensamente por campos de labor, sobretodo cuidados bancales de olivos casi centenarios y en plena producción.


A medio camino comenzamos a distinguir en lo alto de su pelada loma, la Ermita del Sant Crist y su Vía Crucis. Luego arribamos a las casonas del Mas de l’Alboret, una de ellas convertida en Casa Rural, y enfrente, la Font de l’Alboret, cuyo caño rebosa fresca agua bajo una cerámica pintada con motivos religiosos.

Pronto encaramos la entrada a Bocairent por su lado más bonito, arracimado en su cerro alrededor de la torre de la iglesia. Cruzamos la carretera CV-81 y entramos al pueblo por el lavadero, actualmente con poca agua en su caudal. Enfrente, a la derecha está la Font d’En Ferris que también está bajo mínimos.

Desde el Pont de Darrere de la Vila, de origen medieval, tenemos las vistas más clásicas de Bocairent,  rodeamos el pueblo mirando  a les Covetes dels Moros, más de 50 ventanas excavadas en la pared caliza que están comunicadas entre sí a través de pequeños habitáculos, que al parecer fueron utilizadas como silos o graneros en la antigüedad.

Entramos al pueblo por la Plaza del Ayuntamiento con su fuente, y salimos traspasando su bonito arco de reminiscencias árabes, para por la izquierda llegar a nuestro aparcamiento y cerrar esta encantadora ruta. En estos días comienza a llover y pronto podremos ver todas las fuentes en su apogeo.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI.
DISTANCIA: 20,1 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 05:05 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 943 M. (Desvío Alfafara)
ALTURA MÍNIMA: 532 M. (Cruce rambla)
DESNIVEL POSITIVO: 490 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 490 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

RUTA CIRCULAR A LA SIERRA DE CALLOSA DESDE LA CUEVA AHUMADA.

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Para conocer Callosa de Segura es necesario conocer su huerta, ya que es difícil entender una sin la otra. Sin huerta tradicional, la comarca de la Vega Baja perdería uno de sus más importantes atractivos. Además de representar un elevado valor natural, es también folklore, fiestas, gastronomía y muchas otras cosas que justifican sobradamente la visita a nuestra localidad. Los árabes jugaron un papel fundamental en el devenir de la huerta callosina, concibiendo un sistema de riegos completo y transformando en regadío nuestras fértiles tierras. La huerta de Callosa representa todo un ejemplo de sabio aprovechamiento de las aguas que hace que éstas se introduzcan en los bancales para que, mediante multitud de acequias que se ramifican, puedan llegar hasta puntos muy distantes, propiciando el cultivo de frutales, cítricos y hortalizas. La huerta ha sido, durante siglos, un ecosistema de enorme importancia cultural y económica en nuestra localidad, permitiendo en muchos casos la evolución de la ciudad, por el trabajo de sus habitantes dedicados principalmente a la agricultura, a las labores de la tierra y de la huerta, motor de su economía durante muchos años, hasta el desarrollo de nuestra potente industria. Durante buena parte del siglo XX, la principal producción agrícola fue el cáñamo. La tierra era preparada para la siembra de un producto que enriqueció a la población de Callosa y a su huerta, llegando a ser el centro productor más importante de la Vega Baja, y lo que es más interesante, el posible centro transformador más importante del mundo, de cuyos obradores y fábricas salían hilos, redes y cuerdas que aparejaban las flotas pesqueras de todos los rincones, así como las zapatillas que calzaron buena parte de la población de la provincia. Actualmente, se trata de un paisaje heterogéneo formado por pequeñas parcelas, minifundios que se han fraccionado por la herencia de padres a hijos y de distinto color según el cultivo. Por lo demás, decir que nuestra huerta está atravesada por multitud de acequias, cauces para el riego, caminos, veredas y sendas. La huerta callosina cumple una función ecológica esencial como área de producción vegetal y “pulmón verde” del municipio. La gran variedad, tanto de cultivos como de jardines, ofrece un bonito colorido sobre verdes y resplandecientes paisajes, en los que se refugia una amplia fauna. En la huerta predominan las especies cultivadas, plantándose especies como hortalizas y legumbres. Son frecuentes en la huerta los cultivos de patatas, judías, habas, rábanos, lechugas, coliflores, alcachofas, etc., destinadas al consumo familiar o a la venta en los mercados de la zona.  Pero si hay unos cultivos que determinan la imagen cuidada de nuestra huerta, esos son los cítricos, principalmente limoneros y naranjos Junto a las especies cultivadas en la huerta encontramos otras plantas que crecen de manera espontánea. Algunas aparecen en los bancales, como la malva o el vinagrillo, y otras en los bordes de los caminos y acequias, como ocurre con la lavanda. En las proximidades a determinadas casas típicas de huerta, es habitual ver la higuera, la morera o la palmera. En cuanto a la fauna, el colectivo más variado en la huerta es el de las aves. Es frecuente observar especies como el verderón, el jilguero o la merla. Resulta un verdadero espectáculo escuchar el sonido que producen mientras permanecen alojadas en los árboles que componen el paisaje típicamente huertano. Entre los mamíferos presentes, podemos ver, principalmente, la musaraña, el murciélago o el erizo común. También es posible encontrar reptiles como la salamanquesa común y anfibios como la rana verde común y el sapo común.
CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 dirección Murcia, salida en la número 735 GRANJA/COX/CALLOSA, en la rotonda tomar la CV-900 dirección Callosa y más tarde dirección Orihuela, sin dejar la CV-900 continuar hasta la Avda. de Orihuela, 2  en Callosa de Segura, donde a la derecha está la entrada al Área Recreativa de la Cueva Ahumada. Tiene aparcamiento.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.
ITINERARIO: CUEVA AHUMADA / LA PILARICA / COLLADITO / CRUZ DE ENMEDIO / REFUGIO / PICO DEL ÁGUILA / PICO DEL CHINAR / COLLADO DEL LOBO / POSTE / POSTE INFORMATIVO / CRUZ DEL RELOJERO / VIRGEN DE LA CUEVA / CUEVA AHUMADA.

LA RUTA:Entrenamiento para el Camino Inca. La cercana Sierra de Callosa es recurrente para estos menesteres, travesías en Pirineos y otras grandes rutas. Pero que nadie se llame a engaño, esta minúscula sierra se las trae pese a su poca altitud. Brusco desnivel en corto espacio y afiladas crestas de incomodo lapiaz.

Hemos cambiado algo el recorrido, iniciando desde el Área Recreativa de Cueva Ahumada y regresando por Redován. Para ello hemos utilizado parte del clásico y bien cuidado PR-CV-54 y otro tramo del recientemente inaugurado PR-CV 441 conocido por el Mirador de la Vega, unidos artesanalmente.


Iniciamos por la derecha dirección a Callosa, en las primeras calles dejamos las marcas del PR-CV441 que se van hacia los museos, nosotros vamos acortando y subiendo hacia la calle Ntra. Sra. del Pilar. Al ser Viernes Santo nos acompañan las procesiones con los repiques de tambores y trompetas. La gente ha madrugado.


Arribados a la cuesta dejamos la gente y las procesiones, subiendo pausadamente hacia el Área Recreativa de la Pilarica. Una vez arriba, vemos que la Ermita está abierta y entramos a ver la imagen. Ahora comienza lo bueno. Detrás del edificio tenemos un poste con indicaciones: PR-CV 54 Sendero principal y Variante II al San Bernardo.


Nosotros tomamos el sendero principal que nos dirige por la izquierda para superar por medio de unos escalones, los muros que encauzan y protegen de las aguas en las grandes lluvias y riadas el inicio del Barranco del Yayo. Atravesamos un corto tramo de pineda con buenas vistas al pueblo de Callosa.




Entramos de lleno en el estrecho Barranco del Yayo, medio umbría medio solana, y comienzan las cortas pero verticales rampas que nos van subiendo, hay que tomárselo con calma pero sin pausa. En la parte baja, mucho más húmeda, abunda el matorral y algunos pinos. Nos adelanta un grupo de jóvenes.

Está muy bien marcado con las pinturas del PR y es mejor no salirse del sendero que nos eleva pegados a la derecha. El trazado no es muy largo pero si inclinado, y en algunos momentos casi vertical. Atrás se va quedando el Área Recreativa, y de Callosa, hundida en la Vega Baja, solo se distingue su vía principal.


Llegando a la parte alta, el embudo se amplía y debemos girar a la derecha, trazando una larga diagonal sobre una roca inclinada y lisa, para alcanzar una cornisa. Salimos del Barranco del Yayo para entrar en otra vertiente. Tenemos una mirada excepcional al Pico Cortado o San Bernardo (454 m.)


En la otra vertiente tenemos que bajar un poco para volver a subir, haciendo una larga comba. El sendero se ciñe a las rocas y tiene un pequeño paso equipado con unos metros de cable de acero que ayudan en su tránsito. Las miradas ocupan todo el horizonte de la Vega Baja hasta el brumoso mar.

Por un momento tenemos a la vista la caseta refugio de la cumbre con gente moviéndose alrededor. El San Bernardo mucho más cercano nos deja ver su famosa arista del Caballo, solo para gente con agallas. Es una visión agreste, la envejecida y erosionada roca caliza adquiere unos tonos marrones requemada por el sol.

Salimos a un diminuto rellano o colladito. Aquí, alguna gente suele enfilar recto subiendo una dura pendiente para atajar a la cumbre. Nosotros seguimos el PR, que por la derecha baja un poco para subir de nuevo en un bonito tramo de paredes con cárcavas y oquedades. Alcanzamos la Cruz de Enmedio.

En este collado se une la variante que viene o va al San Bernardo, y divisamos las dos vertientes de la sierra, con vistas a Granja, Cox, Albatera, Crevillente y unas extensas panorámicas de la Vega Baja con el Hondo y Elche, hasta el mar en Alicante, la bruma marina nos impide ver Tabarca y el resto de costa.


Proseguimos en ascenso hasta coronar la loma de la Cruz de Enmedio (554 m.) donde está situada la casita refugio que ha sido remozada con los materiales que han ido subiendo desde la Ermita voluntarios con sus mochilas. Siguen cuidándola con mucho esmero. Emprendemos el tramo hasta la cima.


Pico del Águila (568 m.) punto más elevado de la Sierra de Callosa. Mucha gente finaliza aquí su ruta. Sus vistas son espectaculares, a toda la Vega Baja, Murcia, a la cercana Sierra de Orihuela y a nuestro próximo destino, la cresta del Chinar. Tenemos un vertical cortado con la población de Redován a nuestros pies.


Reponemos fuerzas a base de frutas y seguimos. El trayecto por la cresta del Chinar es bastante técnico, no es que entrañe peligro, aunque se camina muy cerca de los abismos, pero el tránsito por el quebrado lapiaz resulta muy incomodo; a cambio obtenemos miradas impresionantes de un paisaje escabroso y hostil.


Hay que utilizar las manos en algunos tramos para progresar por la cresta, o rodearla por la derecha esquivando las zonas más aéreas. El tramo tiene algunas ondulaciones al ir pasando por algunos lomos hasta llegar al último trecho, que como siempre es el más elevado.  Se accede entre los bloques de roca.


Pico del Chinar (527 m.) y segunda altura de la sierra. No tiene punto geodésico, solo las marcas del PR y un agujero para las notas escritas. El descenso es mucho más vertiginoso entre las peladas y sinuosas lomas. El sendero se abre paso entre las piedras serpenteando hasta alcanzar el Collado  del Lobo con un poste informativo.

Giramos a la izquierda para seguir bajando por su cara norte. Aunque el desnivel mengua se torna pedregoso y hay que prestar atención. El panorama cambia y las miradas son a la Sierra de Orihuela y al pueblo de Redován. El matorral se hace más presente y los pinos aparecen en los ramblizos.


Junto a un roquedo, otro poste informativo nos termina de ceñir al contorno de la sierra tomando un sendero más definido y ondulado. Oímos voces y nos fijamos en las paredes de escalada, donde varios escaladores progresan colgados en los verticales paredones. Son famosas y reconocidas las vías abiertas en esta zona.

Al voltear una cornisa el descenso hace una larga y suave diagonal dándonos esplendidas vistas a la Vega Baja de nuevo. Marchamos por los restos de sufrido pinar que parece haber superado la plaga del coleóptero de nombre «tomicos destruens»que le ha dejado muy mermado. Otro poste nos indica seguir hacia el Bancalico de los Moros.


Es una zona de imponente roquedo y altos paredones de rojiza piedra caliza que utiliza la Escuela de Escalada. Entramos en un bonito rincón con abundante vegetación y otro poste informativo donde se une el PR-CV 441 que hemos empleado en los primeros pasos de esta mañana. Subimos otro escalón.


Alcanzamos la cornisa donde está situada la Cruz del Relojero, de tamaño medio y una especie de nicho con una imagen de Ntra. Sra. del Pilar, formando un precioso otero a los pies del Pico del Escalón (406 m.) Continuamos recorriendo el sinuoso contorno de la sierra.


Tras dejar atrás la cabecera del Barranco de los Granaos, llegamos a la Virgen de la Cueva, un pequeño y estrecho túnel excavado en el que se venera  una imagen de la virgen. El sendero sigue bajando hacia la Ermita de la Cruz y el Mirador de la Vega Baja, donde el sendero se torna más rápido.

Nos acercamos para rodear el cementerio que están ampliando con numerosos panteones nuevos. La bajada es más brusca y han instalado barandas de madera. En este abrupto rincón hay otras vías de escalada con la Cueva del Medio Día, el Polígono, el Gran Péndulo y la Zona de Bloques.

Poco a poco vamos entrando en el Área Recreativa de la Cueva Ahumada; esta mañana no había nadie y tras las procesiones, todo el mundo ha venido a comer al campo, hay muchas familias con críos. Nosotros cerramos esta intensa ruta, muy recomendable para gente preparada y sin remilgos.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 9,42 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 05:35 HORAS
ALTURA MÁXIMA: 568 M. (Pico del Águila)
ALTURA MÍNIMA: 15 M (Área Recreativa de Cueva Ahumada)
DESNIVEL POSITIVO: 630 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 630 M.

DIFICULTAD:ALTA.

PENÁGUILA, L’ARC DE SANTA LLÚCIA Y EL CASTELL.

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En la zona que ahora ocupa el término de Penàguila, los estudios arqueológicos han registrado poblamiento desde el neolítico (Masía del Plan) y, sobre todo, desde el neolítico (La Perla, Las Puntas, Masía de Don Simón, Masía de Esquina y Masía de Is). Hay que mencionar también muestras de arte rupestre esquemático levantino en el barranco del Salto del Castillo y arte levantino en el puerto del Collao (declarado, como el anterior, Bien de Interés Cultural o BIC). Durante el bronce, se ha localizado un poblado en la Masía del Moreral y restos diversos a la zona del Castillo, donde también se ha detectado ocupación ibérica y vestigios de romanización. Aún de la civilización ibérica sobresale el poblado de la Serreta, entre los términos municipales de Penàguila, Cocentaina y Alcoi. En la Masía Blanca y a la Masía de la Torrecilla se han encontrado necrópolis ibéricas y al barranco de la Escondida y Masía Grande del Pellicer, materiales cerámicos romanos. La primera referencia documental que se tiene de Penàguila corresponde a una cita del historiador musulmán Abenalfalg en su historia del Cid. En la época islámica, desde el siglo XII (y quizá desde el siglo XI), Penàguila era una aljama o agrupación de caserius de población hispano-musulmana que tenían una cierta unidad política y administrativa y que se asociaban al castillo que les daba nombre. El actual casco urbano no era el de entonces, aunque la documentación alude a una alquería llamada Raval, que se sitúa cerca del castillo y puede ser que se encontrase donde ahora está la plaza del árbol. La aljama pasó a manos cristianas en 1245, cuando estos conquistaron Biar y se rindió toda la Montaña y la Marina (desde Biar a Denia). Sin embargo en 1247, Al-Azraq, que controlaba toda la Vall de Gallinera, declaró la guerra a los cristianos y ocupó, entre otros, el castillo de Penáguila, que estuvo en manos islámicas hasta 1248, año en que los sarracenos fueron sometidos y Al-Azraq huyó. A partir de 1260 los cristianos comenzaron una política de asentamiento de colonos-guerreros cerca del castillo, concediéndoles tierras que a veces eran yermas pero otras veces se usurpaban a los sarracenos. El conflicto entre cristianos y musulmanes estaba servido. El 1276, una banda de hispano-musulmanes rebeldes mataron a dos cristianos de la aljama de Penàguila, cautivaron a quince y se apoderaron del castillo. Al-Azraq, aprovechando la rebelión popular de los suyos, preparó refuerzos y se dispuso a recuperar la comarca, iniciándose una campaña militar (que representan las fiestas de moros y cristianos) que fue desfavorable a los sarracenos y en la cual, cuenta la tradición, el wazir murió en Alcoy. Los islámicos que ocupaban el castillo huyeron y este pasó a manos cristianas. La segunda sublevación y guerra de Al-Azraq (1275-1277) hizo cambiar muchas cosas y para Penáguila una muy importante: la creación del pueblo. El rey Pedro III de Aragón cambió la estrategia del pueblo cristiano. En lugar de limitarse a facilitar la llegada de colonos cristianos dentro de las aljamas, los asentaba en lugares estratégicamente situados de la comarca y les obligaba a construirse y vivir dentro de recintos amurallados bien protegidos. La carta puebla de Penàguila, firmada en Barcelona por este rey el 27 de septiembre de 1278, otorgaba tierras a cien colonos, que tenían la obligación de mantener en buen estado y custodiar el castillo y construirse casas y murallas al lado del mismo. Poco después se calcula que había unos 40 vecinos y a principios del siglo XV (en 1421) los vecinos o cabezas de casa eran 94.
CÓMO LLEGAR: Autopista A-7 hacia Valencia, Salida 691 en la rotonda elevada Universidad/San Vicente del Raspeig, tomar dirección Alcoy. Antes de los túneles de la Font Roja, en la rotonda tomar la salida por la N-340/Centro de Control del Túnel/Benifallim. Pasado el Barranc de la Batalla girar a la derecha por la CV-785 a Benifallim, seguir hasta Penáguila. Es fácil aparcar.
COMPONENTES: VICENTE.
ITINERARIO: FONT DEL RIHUET / VÍA PECUARIA / SENDA / ARC DE SANTA LLÚCIA / ARC DELS GATS / CASTELL / MIRADOR / SENDA BAJADA / PINTURAS RUPESTRES / ERMITA / BAJADA / PONT DEL ARC / FONT DEL PARDAL / JARDÍN DE SANTOS / BARRANC ALADRACH / FONT DEL RIHUET.

LA RUTA:Hacia años que no volvíamos por Penáguila, quizás desde los inicios del Mas de Pau; es uno de esos pueblos con encanto donde la gente viene los fines de semana. Tiene el atractivo del bonito Jardín de Santos, el Arc de Santa Llúcia y el Castell, los cuales visitaremos durante la ruta de hoy.


Iniciamos cruzando el arco de la Costera del Rihuet por donde se accede a la Font del Rihuet, con numerosos caños de bronce por los que no mana ni una gota de agua, es lo que hay en tiempos de sequía. Bajamos la costera para ir saliendo del pueblo en dirección a la sierra, el Arc de Santa Llúcia es visible de casi todos los ángulos.


Pasamos la carretera para tomar por la derecha cuesta arriba, la asfaltada Vía Pecuaria. Pronto ganamos altura y mirando hacia atrás tenemos una bonita estampa del Morro de la Serrella. Seguimos avanzando lentamente hasta que por la izquierda un mojón de piedras marca el inicio de un sendero.



El sendero bordea una pequeña vaguada con exuberante vegetación; desde la umbría y entre los pinos vemos en lo alto del cerro los restos amurallados del Castell y una cruz. Cruzamos por el fondo la vaguada para comenzar a subir por la otra vertiente. Las vistas a la Serrella se amplían con el Recingle Alt(1.359 m) y Penya l’Heura (1.355 m).


Remontamos por el rocoso barranco de la Moleta rodeándolo por la izquierda, para luego comenzar a subir por una especie de lomo pétreo y peñascoso. A cada paso que damos los muros del castillo van creciendo ante nuestros ojos. Sorteamos arcaicos y desolados bancales con muretes de piedra seca.

Apenas nos damos cuenta de que hemos llegado a uno de nuestros objetivos: L’Arc de Santa Llúcia. La umbría y los tonos grisáceos de las rocas lo mimetizan al máximo, solo en su interior la roca caliza toma colores ocres y rojizos. Es una gran oquedad que atraviesa de parte a parte el lomo de la sierra.

Cuenta la tradición local de Penáguila que en el día de Santa Lucía, 13 de diciembre del santoral, el Sol penetra por el Arc o Pont de Santa Llúcia iluminando parte del pueblo. Recuerdan, además, que esos rayos de Sol eran capaces de favorecer la fertilidad y concepción de las mujeres que quedaran expuestas a ellos.

Acceder por la izquierda al interior del arco es complicado sin material de escalada. Por la derecha se puede hacer bien. Al ir solo era complejo hacerme fotografías desde el interior, así que no bajé, y crucé el puente de piedra por arriba, por encima del arco. Si no se tiene vértigo, el puente es lo suficientemente ancho y con agarres para hacerlo.


Con este atajo encaramos el asalto a las murallas del Castell, directos a una brecha muy visible. Ahora tenemos que fijarnos por la izquierda y descubriremos un precioso arco mucho más pequeño que el anterior: L’Arc dels Gats o Pont del Dimoni, por el aspecto que le dan los cuernos situados en la parte superior.


Entramos al recinto del Castell por la brecha en la muralla, prácticamente está todo derruido excepto parte del muro de una torre. Cuidado al pasear, hay un agujero en el Aljibe. Es de origen musulmán, construido alrededor del siglo XI sobre los restos de un asentamiento romano. Hay colocada una espigada cruz de maderos.


La conquista del castillo fue realizada por las tropas de Jaime I el Conquistador alrededor del año 1.246. En su toma la fortaleza fue casi enteramente arrasada, por lo que sus habitantes debieron de trasladarse a la alquería situada en la misma población. Obtenemos prolongadas vistas a todo el valle.


Bajamos por la solana siguiendo los rastros del sendero cerca del lienzo de la torre que queda en pie y subimos otro montículo para llegar al Mirador de Penáguila, precioso otero con grandes panorámicas al Castell, al Comptat con el Montcabrery el Benicadell, al pueblo y a la Serrella, y por último a parte de la sierra de Aitana.


Tras el mirador, la senda se agiliza bajando por la ladera hasta llegar al bonito Mas del Coyao, junto a la carretera CV-785, que enseguida dejamos por la izquierda, tomando una senda de bajada que nos lleva entre bancales para poco después comenzar de nuevo a subir en busca del Abrigo del Port de Penáguila.

Este Abrigo de Pinturas Rupestres, debido a los continuos espolios que sufría, fue tapiado no hace mucho con una espectacular reja, elevada desde la carretera por una enorme grúa. Sin embargo, una vez instalada la reja, ni siquiera se han dignado a colocar alguna peana informativa para saber que trazos debemos observar.

Volvemos de nuevo a la carretera por la que continuamos un corto tramo hasta llegar a la Ermita de Penáguila actualmente cerrada. Proseguimos bajando por su Vía Crucis, un ancho camino de tierra que serpentea entre los pinos y pivotes de piedra con escenas de las estaciones del Calvario. Conectamos con la carretera.

Por la derecha seguimos un trecho por la carretera con hermosas casas de campo en la ladera de la sierra, por una de ellas giramos a la izquierda para tomar un camino que nos sitúa delante del Pont de l’Arc, pequeño acueducto de un solo ojo. Proseguimos por la izquierda, el camino que nos acerca al pueblo.


Entramos por la Font del Pardal que también conecta con el Jardín de Santos. Llegaremos al Pabellón por la parte de arriba, a la altura del pueblo pero separados por el Barranc Aladrach, por el cual retornaremos. Todo está muy cuidado y con barandas de madera, a estas horas comienza a venir la gente.










Llegados al Pabellón entramos por una portezuela, la entrada es gratuita y toman nota de nuestra procedencia. Construido en la mitad del siglo XIX por un terrateniente llamado Joaquín Rico, podemos visitar el Laberinto, la Pérgola, la Alberca, con un bonito jardín romántico, y la Pajarera.


Como colofón, a mi fue lo que más me gustó, el Orquídiario. Un diminuto invernadero al final del recorrido, donde la mayoría de plantas existentes son orquídeas, preciosas orquídeas de variados colores y especies.  Con diferentes paneles en una de las paredes sobre mitología e historia de estas flores.


El regreso lo efectuamos por el kiosco-bar que sale al aparcamiento, donde podemos bajar al sendero botánico del Barranc de Aladrach, con barandas y escaleras de troncos que termina en el mismo pueblo. Callejeamos por la iglesia hasta nuestro coche, cerrando la ruta con una última mirada al Arc de Santa Llúcia.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. ((Font del Rihuet y Font del Pardal)
DISTANCIA: 7,8 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 03:15 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 926 M. (Cima del Castillo)
ALTURA MÍNIMA: 630 M (Barranc Aladrach)
DESNIVEL POSITIVO: 440 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 440 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

DE ATZANETA D’ALBAIDA AL CASTELL DE CARRÍCOLA

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El Castellet de Carrícola, está construido en la Sierra de Benicadell, sobre una roca, en la parte izquierda del barranco del Paraje Natural Protegido la Ombría del Benicadell, en el municipio de El Palomar, de la comarca del Valle de Albaida, de la provincia de Valencia. Está declarado Bien de interés cultural. Este Castillo recibe su nombre por estar junto al pueblo de Carrícola. Forma parte de la línea defensiva de castillos que se dispersan en la sierra de Benicadell, y que controlaban el paso hacia Alicante por SalemAlbaida y Carrícola. Estas fortificaciones estaban ancladas en las laderas de las montañas o en la cima de los montes más bajos, y normalmente eran de planta irregular, ya que tenían que adaptarse al terreno. La técnica utilizada para su construcción, es de encofrados de mortero duro (mampostería y argamasa). Puede datarse entre los siglos XXII (hay autores que aproximan la fecha de su construcción a los años 1249-1257, bajo el periodo almohade, lo cual se ve reforzado por conservar características típicas islámicas para este tipo de fortalezas, en forma de torre vigía. Además, la primera noticia que tenemos de esta fortaleza está en uno de los registros de la Cancillería Real, datado en el año 1258, en el cual aparece como responsable encargado del mantenimiento y custodia de dos castillos (el de Pencadell y el de Montes), Romaeu Martí, el único alcaide. Más tarde, en otro documento del año 1259, ya no se habla de castillo, sino de torre, en un término al cual están adscritas dos alquerías mudéjares, esta caracterización de torre se asemeja más a la construcción que conservamos hoy en día. Esta fortificación pertenecería a una construcción feudal, realizada después de la Reconquista (a mediados del siglo XIII), por orden del caballero catalán Ramón de Timor, por concesión de Jaime I de Aragón, señor de estos territorios formados por las alquerías islámicas de Carrícola y Timor. La fortaleza, con el transcurrir de los años, pasó por diversos propietarios, hasta que finalmente, quedó vinculada a la baronía de Albaida. A partir de este momento, comienza la decadencia de la fortaleza al perder progresivamente sus funciones, hasta quedar totalmente abandonada. Está formado por una torre y un patio de armas, con una superficie total de 195 metros cuadrados. La torre, de planta rectangular, tiene unas dimensiones de 6 metros de lado mayor, 3 metros de lado menor, así como 7 de altura, presentando también una base de 10 metros de largo por 5 metros de ancho. El remate superior todavía conserva restos de antiguas almenas. La entrada a la fortificación se hace mediante una puerta, con un arco en muy mal estado de conservación, abierta en la fachada principal. La escalera de acceso a los niveles superiores ha desaparecido, así como el forjado, aunque quedan restos de la existencia de estos elementos. En el año 2008 se inicia la restauración y puesta en valor de la torre y en 2009 se inicia la excavación arqueológica de la misma, así como la consolidación arquitectónica del conjunto, a concluir en años posteriores.
CÓMO LLEGAR: Autopista A-7 hacia Valencia, salida 691 en la rotonda elevada Universidad/San Vicente del Raspeig, tomar dirección Alcoy, una vez pasados los túneles de la Font Roja, continuar hasta la salida 425 ALBAIDA/GANDIA/ATZENETA D’ALBAIDA, en la rotonda continuar por la CV-615 hasta Atzeneta d’Albaida, aparcar en los alrededores de la calle Alacant.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.
ITINERARIO: ATZENETA / SENDA / FONT DEL MELERÓ / MIRADOR / IZQUIERDA / L’AMETLA DE PALLA / CARRÍCOLA / LA FONT DELS INFLATS / CASTELL / FONT DE LA SOLANA / ATZENETA.

LA RUTA:Bonita ruta para un lunes de Pascua recorriendo la umbría del Benicadell, para llegar a Carrícola y subir a su remozado Castell. Iniciamos desde el centro de Atzeneta d’Albaida, tranquila y solitaria a estas horas. Al ser festivo no hay ninguna actividad, ni siquiera trabajos agrícolas particulares.


Salimos del pueblo buscando las instalaciones deportivas del campo de fútbol que rodeamos por la izquierda. Tomamos una ancha pista de tierra que comienza a elevarnos paulatinamente por las colinas, entre fincas particulares y casas de campo con extensas y cuidadas plantaciones de olivos.

Enseguida tenemos frontales vistas a la Covalta (879 m.) donde distinguimos la boca de la gran cueva y en su parte alta la cruz en su pedestal.  El camino hace un brusco giro a la  izquierda y comenzamos a marchar casi paralelos a la sierra, entre pequeñas fincas particulares con olivos y casitas de aperos.


Hay que estar atentos a nuestro Track puesto que tendremos numerosos cruces con senderos y caminos, es una amplía zona recorrida por Senderos Locales (SL) y varios PR’s que nada tienen que ver con nuestro itinerario. Comenzamos a tener vistas algo brumosas a la Vall d’Albaida, salpicada de pueblos.


Poco después también vemos en la lejanía el Pantano d’Albaida, con reducido caudal de agua embalsada. Llegamos a otro cruce de caminos señalizado con un poste algo peculiar, que nada tiene que ver con nosotros. Enfrente hay una finca con el nombre de “Jaslen” aunque en el mapa figura como Villa Lolita.


Debemos girar a la derecha por un sendero que comienza a bajar; antes tenemos las primeras vistas en la umbría de la cima del Benicadell. Es un precioso y prolongado descenso entre algunos pinos y matorral de ladera, con numerosas rampas y zigzags que hacen más llevadero su inclinado trayecto.

Llegamos a la Font del Meleró donde tienen instalada alguna mesa y bancos en su pelada chopera. Hay gente almorzando y decidimos no bajar, seguimos por camino que nos lleva a la otra vertiente del Barranc del Castellar, desde enfrente saludamos a la gente que está almorzando, nos quieren invitar a un Herbero.

Al cambiar de vertiente, aparece como por arte de magia ante nuestros ojos el Castell de Carrícola. Su remozada torre, alta y vertical no parece desentonar en el paisaje. Aislada en un quebrado peñasco domina todo el valle. En un mirador han instalado estructuras metálicas como manifestación artística.

El camino gira y prosigue bajando, dejamos de ver el Castell a cambio de una panorámica amplificada de la umbría del Benicadell desde unos campos de cítricos. En otra bifurcación de caminos bajamos un escalón que conecta con otro camino que nos pasea entre preservados bancales de naranjos.

Arribamos al Aula de Naturaleza l’Ametla de Pallacon una mimetizada construcción que encaja con el paisaje. También tiene una moderna escultura metálica y de nuevo en la ladera de pinos vemos la esbelta torre del Castell. Decidimos tomar nuestro merecido almuerzo en uno de sus bancos de madera.


Entramos en el pueblo de Carrícola con mucha animación, en la calle de la fuente de los caracoles de bronce han colgado banderitas e instalado algunos puestos de productos locales. Paseamos por sus calles hasta la iglesia y el lavadero. Luego buscamos el poste con paletas informativas al Castell.


Abordamos la subida por la cuesta de la ermita, donde entre pinos y cipreses están colocadas las encaladas hornacinas con imágenes del Vía Crucis del Calvario, tan frecuentes y arraigadas en los pueblecitos de montaña. Desde la ermita volvemos a tener a la vista la fortificada torre del Castell.









El sendero comienza entre pinos y algarrobos con un cielo emborregado. Las manifestaciones artísticas proliferan en este recorrido logrando que la gente vaya tomando respiros y pausas a medida que el recorrido se encrespa. La mayoría de ellas son metálicas pero también las hay de madera.


La imagen del Castell se hace presente en todo el itinerario con solo alzar la vista, quizás por ello hay un gran lienzo con un solo ojo, pero de una mirada observadora. El sendero está protegido con estacas de madera y sogas que hacen de baranda. Singular escultura de la Llibrería de la Vall con el nombre de los pueblos en cada tomo.


Más esculturas curiosas, un arco en una especie de cueva, un pino al aire, un caballo en su balancín, y la Dona Figa, verde como los higos pero, ¿decapitada? Al ir rodeando el Castell lo admiramos desde todas las posiciones, ahora estamos sobre su espolón rocoso que le da un aspecto de inexpugnable.


La Font dels Unflats tiene un enorme pilón cuyo contorno está rodeado de caras humanas en diferentes estados emocionales. Como pileta le han colocado una gran cubeta de cerámica. Luego llega una gigantesca araña hecha con piezas desechadas. El sendero se eriza y lo han reforzado con escalones de troncos.


En los últimos peldaños han decorado el frontal con cerámicas de inquietantes ojos. Nos cruzamos con mucha gente que baja o sube, está muy concurrido el recorrido. Tras el penúltimo esfuerzo el desnivel se apacigua un poco y las miradas al Castell son muy cercanas. Se accede por una pasarela metálica.


Castell de Carrícola(420 m.) es una construcción de carácter militar que protegía dos alquerías de sarracenos denominadas Carrícola y Muntis. Consta de una sólida torre, de planta rectangular, con tres cuerpos o niveles en altura, protegida por un pequeño recinto mural, probablemente inacabado.


La fortaleza está situada a media ladera de la Sierra de Benicadell, y descansa sobre un puntal de roca caliza, que sobresale de manera vistosa de la falda del monte. Los íberos conocían este promontorio con el nombre ibérico de Karri, “la Peña, la Roca”. Los romanos le aplicaron el diminutivo –cula; con lo que se generó el topónimo romance Carrícula.


Terminada la visita comenzamos a subir por la ladera de la montaña hasta el Mirador de El Palomar, muy concurrido también, y donde obtenemos las últimas y aéreas vistas del Castell y de la cumbre del Benicadell.Continuamos por la derecha, por la ancha pista de tierra para cerrar la ruta.


Comienza un largo recorrido prácticamente sin perder altura en los primeros kilómetros, que recorre sinuosamente todo el contorno de la sierra, para empezar a descender con presteza al tener a la vista los pueblos de Albaida y Atzeneta. Entramos al pueblo por el Área Recreativa de la Font de la Solana.

Ha sido una preciosa ruta por la umbría del Benicadellcon el cultural aliciente del Castell de Carrícola. Nos despedimos tomando unas cervezas en una terraza.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. (La Font del Meleró, la Font dels Caragols, la Font dels Unflats y la Font de la Solana).
DISTANCIA: 14.5 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 04:35 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 660 M. (Jaslen)
ALTURA MÍNIMA: 335 M. (Carrícola)
DESNIVEL POSITIVO: 515 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 515 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

FONTILLES, CASTELL DE ORBA, PRESA D’ISBERT. LA VALL DE LAGUAR.

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En 1902 el Padre Jesuita Carlos Ferrís y el Abogado D. Joaquín Ballester se asocian en un sueño común: atender a los enfermos de lepra que, aislados por una sociedad temerosa de lo desconocido, sufre en solitario la enfermedad sin ningún consuelo ni paliativo. El 17 de enero de 1909, la Colonia-Sanatorio San Francisco de Borja abre sus puertas a los 8 primeros enfermos de lepra, que son recibidos por cuatro Hermanas Franciscanas de la Concepción. En 1923 se inicia la construcción de la muralla, de 3.513 metros, que finaliza 7 años después. Con el paso de los años, la convivencia con los pueblos vecinos es buena y 1964 se tira su única puerta. En 1924 hay 150 pacientes ingresados, y en pocos años, con unos 300 enfermos, el Sanatorio llega a ser como un pequeño pueblo, con sus propios servicios de panadería, carpintería, herrería, imprenta y encuadernación, zapatería, peluquería… En 1927 el Estado concede a Fontilles el título de Instituto Nacional de Leprología y se inician visitas de las máximas autoridades científicas extranjeras. De 1932 a 1941 el Sanatorio es incautado por el Estado. En 1944 se inicia la publicación Revista de Leprología, con el objetivo de divulgar el resultado de las investigaciones llevadas a cabo en el Sanatorio y otros artículos científicos internacionales de interés. En 1945 se aplica en el Sanatorio la primera droga útil en la lucha contra la lepra, descubierta previamente en Estados Unidos, la Sulfona. Con ella se empieza a destruir el germen, es la primera esperanza de lucha contra esta enfermedad. En 1947, se organiza el Primer Curso Internacional de Leprología para A.T.S. y misioneros, que formando equipos, son destinados a diferentes comarcas de España a luchar contra la enfermedad. En 1955 se inicia el empleo de Corticoides para tratar las leprorreacciones. El éxito de este tratamiento permitirá al enfermo tratarse en su domicilio y hacer más corta su permanencia en el hospital. En 1966 el Sanatorio es el segundo centro en el mundo en aplicar la Talidomina para tratar las leprorreacciones. Nuevas medicaciones como la Clofazimina, desde 1968, y la Rifampicina desde 1971, se suman a los medios del Sanatorio para curar a los enfermos. El número de enfermos residentes va disminuyendo y aumenta el número de los tratados de forma ambulatoria, que llegar a ser de 420. En 1969 Fontilles ingresa en ILEP, Federación Internacional de Asociaciones de lucha contra la Lepra. Fontilles colabora con ayudas económicas a proyectos de otras asociaciones de ILEP. Desde 1982, la OMS recomienda la multiterapia (rapsona, rifampicina, y clofazimina) para tratar la lepra y, actualmente los pacientes se curan en un periodo entre 6 y 24 meses. En 1986 Fontilles inicia su primer proyecto propio en Harapanahalli. A finales de los 90 se inician los primeros proyectos en Brasil (Araguaia), y China (Tai-Kam) y se amplía en trabajo en India. Guinea Ecuatorial y Nicaragua completan la lista de los países donde se inicia la cooperación internacional de Fontilles.
CÓMO LLEGAR: Autovía A-7 hacia Valencia, salida en la nº 62 ONDARA/DENIA/JAVEA, por la N-332 a Ondara, por la derecha tomar salida por la CV-731 a BENIARBEIG / BENIDOLEIG / ORBA / FONTILLES, al salir de Orba continuar por la CV-715 durante 1 km y torcer a la izquierda por la CV-721 hasta llegar al desvío para Fontilles. Aparcar en la parte de arriba del Cementerio.
COMPONENTES: VICENTE Y PEPE.
ITINERARIO: CEMENTERIO / CRUCE / SANATORIO DE FONTILLES / MURALLA / TRINQUETE / SUBIDA / CASTELL D’ORBA / SENDA DCHA. / FONT XOPENA / ORBA / POLIDEPORTIVO / CRUCE RÍO GIRONA / CRUCE FONT CENTELLA / CRUCE RÍO / PRESA D’ISBERT / TÚNEL / SUBIDA IZQDA. / FONT D’ISBERT / CEMENTERIO.

LA RUTA:Esta es una de las pocas partes de la Vall de Laguar que nos quedaban por recorrer. Fontilles y la Presa d’Isbert siempre las hemos tenido un poco olvidadas, un poco eclipsadas por las grandes rutas del Cavall Verd, Barranc del Infern, la Cova Santa o les Juvees. Pero ya le ha llegado su hora.


Desde el cementerio iniciamos bajando unos metros por la carretera hasta situarnos frente al poste con paletas informativas del PR-CV 181 que va a la Font d’Isbert y que será nuestro regreso. Tomaremos el sendero de la derecha que baja a Fontilles. Las primeras vistas son para la Penya Roig (792 m.) y a la Muralla de Fontilles.


El sendero se desliza por el Barranc de les Hortes de Fontilles entre exuberante vegetación, dejándonos ver de vez en cuando en el interior de la pineda, los grandes pabellones, las enormes casonas y las instalaciones del Sanatorio de Fontilles, y en la parte alta sobresaliendo del bosque la cresta caliza de la Penya Roig.

Conectamos con la carretera que nos pasea por todas las instalaciones, hay algunos vehículos aparcados, pero solo vemos gente a la puerta del  Centro Geriátrico. La paz y tranquilidad se respira en el ambiente, solamente interrumpida por el trino de los pájaros y alguna juguetona ardilla.


Pasamos por pequeñas plazoletas dedicadas a los voluntarios de algunas poblaciones, la de Elche tiene la Dama Ibérica en un pedestal, y Monóvar otra dedicada a su virgen. Dejamos atrás la simbólica fuente y vamos saliendo del recinto dando las últimas miradas a los pabellones y al mar, con el Montgó al fondo.


Nos elevamos por una pista de cemento que nos deja ver las crestas de la Sierra de Segaria y tenemos nuestro primer contacto con la muralla. En 1923 se inicia la construcción de sus 3.513 metros y se termina en siete años, dejando a los enfermos aislados de una sociedad temerosa a lo desconocido.


Salimos a campo abierto con algunas fincas particulares y, a una visión mucho más amplia de lo que supuso la muralla, a la que todavía vemos recorrer la parte alta de las colinas marcando las ondulaciones del terreno. Hasta 1964, más de cuarenta años después, no se derribó su única puerta.


Marchamos por cuidados bancales de almendros y distinguimos en lo alto de su cerro las ruinas del Castellet d’Orba hacia el que nos dirigimos, pasando por delante de las modernas instalaciones del Trinquet Municipal El Nel de Murla. Vamos girando a la izquierda para enlazar con el SL-CV 92 que nos subirá a la cima.


Desde su base tenemos una extraordinaria panorámica de toda la Sierra de Segaria al completo. Comienza una intrincada subida siguiendo las marcas blancas y verdes del SL, por un lapiaz quebrado e incomodo, que al menos nos deja contemplar hermosas vistas a Orba y todo el valle hasta el mar.


Puig d’Orba (414 m.) Castell de Murla, que tal es su verdadero nombre a la vista de la mucha documentación escrita que existe sobre su construcción y tierras que constituían su feudo. Situado sobre el llamado ‘puig d’Orba’, quedan del castillo de Murla apenas alguno de sus derruidos muros como vigilantes sobre la fértil y hermosa comarca de La Rectoría.

Emprendemos el descenso por la solana, también con marcas de SL, pero quizás más complejo que la subida, al pasar por antiguas y derruidas terrazas abancaladas con muretes de piedra que nos hacen estar muy atentos. En la parte baja vamos girando a la izquierda metiéndonos en la pineda para enlazar con un camino.


Tras un corto tramo, tomamos un sendero a la derecha llamado la “ruta de les fonts” que nos sigue bajando, es un sendero ecológico con mensajes en troncos de árboles y algunas peanas informativas. Salimos del bosque de pinos para llegar a la Font de la Xopena, con una diminuta balsa protegida con troncos, pero que está seca en estas fechas.


Entramos en el tranquilo pueblo de Orba, callejeamos por el ayuntamiento, visitamos la Torre-Campanario, en cuya replaceta hay cafeterías aminadas con gente. Salimos del pueblo por el lavadero, que parece restaurado. Decidimos tomar  nuestro almuerzo sentados en uno de sus bancos de piedra.


Luego, proseguimos cruzando la carretera CV-715 en dirección al Polideportivo, donde hay gran animación con música y montando carpas. Seguimos las marcas del PR-CV 368 por una urbanización de chalets con bonitas vistas a la Sierra de Segaria, la Penya Roig y la cara norte del Puig d’Orba sobre los tejados del pueblo.


Giramos a la derecha, por el cauce del Barranc de Fontilles en un corto tramo, para girar de nuevo a la izquierda y cruzar el seco lecho del Río Girona; seguimos otro barranco que ha sido aprovechado para el cultivo del olivo, con preciosas y escalonadas terrazas con muretes de piedra seca de reminiscencias moriscas.

Metidos en el cauce del barranco seguimos avanzando hasta que comenzamos a virar a la izquierda para salirnos de él, junto a las ruinas de un antiguo corral, cerca hay un poste con paletas informativas, que por la derecha se desvía hacia la Font Centella, y por la izquierda proseguimos hacia la Presa d’Isbert.


Hacemos una suave bajada por una barranquera que también tributa al río Girona, en un apartado hay un grupo de colmenas y poco más abajo una cuidada huerta con invernadero. Conectamos con un camino que sigue la margen derecha del río. Nos sorprende pasar por delante de una finca ganadera de reses bravas.


Poco a poco el cauce del río Girona se va estrechando entre las altas paredes de rocas calcáreas. Esquivamos unas instalaciones donde hay un motor funcionando, dicen que siguen llevando agua a Calpe. Bajamos al pedregoso lecho del río para asomarnos al angosto desfiladero donde está la presa. Tiene 21 m de altura, por 4 m en su base y 8,35 m en la superior.


La historia de la presa d’Isbert, ubicada a la salida del río Girona del Barranco del Infierno (La Vall de Laguar), es la crónica de un desastre anunciado. Siglos de estudios, proyectos y fracasos no impidieron construir a medias una presa sobre un terreno muy cárstico y permeable, incapaz de almacenar agua.








En desuso en la actualidad, parece que la historia se puede volver a repetir, ya que nadie se pone de acuerdo en que acciones seguir. En la riada de 2007 quedaron patentes las posibilidades de un desastre. El pantano recibe el nombre del antiguo rahal de Isbert o de Ixber, puesto que en 1535 contaba con cinco casas de cristianos nuevos.


Salimos del constreñido cauce para subir a la otra margen, donde hay unas escaleras metálicas que dan acceso a la parte alta de la presa, pero por su riesgo permanecen cerradas. Por sendero ceñido a la pared marchamos de regreso hasta la boca del túnel de más de 50 m. excavado en la montaña. No tiene peligro, pero mejor si se lleva linterna.

Desde esta vertiente volvemos a ver las reses bravas. Salimos a una pista de tierra junto a la gran casona de “Els Caseros” con un poste informativo del PR-CV 181 que nos indica por la izquierda, la corta distancia que nos queda para finalizar la ruta. Tomamos altura y vemos de nuevo Segaria y el mar.

Un último repecho y llegamos a la Font d’Isbert. Situada en un rellano junto a una casa de campo con una enorme balsa que recoge sus aguas cristalinas. Manan dos grandes chorros pero hay mangueras que canalizan el agua hacia otros lugares. Las vistas son claras y diáfanas en este precioso día.

Llegamos a la carretera CV-721 donde cerramos el círculo de la ruta junto al poste informativo. Solo quedan unos metros hasta el cementerio. Volvemos a tener miradas a la muralla y al Castellet que asoma por detrás, y como no, a la Penya Roig. Encantadora ruta en un entorno cargado de historia.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. (En Fontilles,  en Font de la Xopena, en el Llavador de Orba y Font d’Isbert)
DISTANCIA: 14,8 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 05:15 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 414 M. (Castellet d’Orba)
ALTURA MÍNIMA: 82 M. (Barranc de Fontilles)
DESNIVEL POSITIVO: 635 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 635 M.
DIFICULTAD: MODERADA.


PERÚ

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Un viaje añorado con un destino fijo, Machu Pichu por el Qhapaq Ñan, el Gran Camino Inca. A mi padre, además de trabajar le gustaba leer, su único vicio eran los libros de antropología y las antiguas culturas entre otros. Así que pronto pude hojear y leer  libros de Howard Carter sobre Tutankamón, y de Hiram Birgham sobre Machu Pichu. No tardaron en convertirse en sueños. He leído y he visto todo cuanto ha caído en mis manos sobre este tema; he sentido admiración por las personas que lograron llegar, y tuve ansiedad cuando el senderismo pasó a formar parte de mi idiosincrasia. Pero lo sueños dejan de serlo cuando se cumplen, y ese momento ha llegado.

En febrero del año pasado visitamos FITUR y fuimos los primeros en ser atendidos en el pabellón de Perú, la sonrisa de la azafata era inmaculada. Conseguimos abundante información que unida a la obtenida en algunos foros nos permitió comenzar a consultar agencias para organizar nuestro viaje. Tuvimos que esperar hasta este año puesto que las reservas para el Camino Inca no se pueden hacer de un año para otro. De diciembre a  marzo es verano y temporada de grandes lluvias, en febrero el camino está cerrado por mantenimiento y empieza la nueva temporada. Comenzamos desechando las de viajes de aventuras, competentes y organizadas para cualquiera de las modalidades del Camino Inca o la tremenda Cordillera Blanca, pero después queríamos conocer Perú a nuestro aire. En las grandes agencias todo está catalogado, salirse de un paquete y picotear en otro resultaba complicado. Al final nos fuimos decantando por una agencia local, Viajes Amorós, dirigida por David, una persona joven que además había estado en Perú. Nunca hojeamos un catálogo, los teníamos todos, y el viaje se organizó entorno al Camino Inca, una vez confirmada la reserva.


El Camino Inca es la única excursión en la zona de Cuzco que no puede hacerse por libre; es obligatorio reservarla a través de un operador autorizado. Solo se permite el acceso diario al trayecto a 500 personas, incluidos guías y porteadores. Es necesario proporcionar el número del pasaporte y enseñarlo en los controles a lo largo del camino. Si se tiene un nuevo pasaporte y se ha solicitado un permiso con el antiguo quizá surjan problemas. Los permisos no pueden transferirse, no se permiten cambios de nombre.


Es obligatorio llevar saco de dormir, muy recomendable botas de montaña y los bastones. Indispensable la capa de lluvia. Nosotros para no cargar el resto del viaje con los sacos y los bastones ocupando un espacio importante del equipaje, decidimos alquilarlos.


Tras cinco variaciones al presupuesto inicial, no había problema en sugerencias o cambios al tener línea directa con el operador de Perú, cerramos el viaje con 17 días contando la ida y la vuelta; pernoctando en hoteles de categoría media pero muy céntricos, no es necesario pagar más cuando se está tampoco tiempo en ellos. El operador del Camino Inca fue Xtreme Tourbulencia, con su guía Ronald, un portento en conocimiento Inca, y el principal operador del viaje con alguna subcontrata ha sido PTS PERÚ, con un servicio muy respetable. De puntualidad exquisita, en todos los destinos había alguien esperándonos, no teniendo que arrastrar ninguna maleta. Buenos guías con grupos muy reducidos y en muchos casos exclusivos para nosotros. Este ha sido nuestro viaje:


LIMA, PERÚ

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Facturamos con destino Lima y Carolina nos despide en el aeropuerto de Elche Alicante. Cena ligera en el aeropuerto Adolfo Suarez Barajas para enlazar con el vuelo de las 23:55 a Lima, pero nuestro avión trae dos horas de demora desde Tenerife. Tras 12 horas interminables de vuelo aterrizamos en el aeropuerto Jorge Chávez Internacional de Lima poco antes de las siete de la mañana hora local. Control policial y aduanero, recogida de equipaje y primer contacto con el atento y sonriente Martín nuestro asistente en Lima.

De camino al Hotel Casa Andina Classic Miraflores, Martín nos entrega nuestro talonario de Vouches (vales de todos los servicios que tenemos contratados) poniéndonos al día y dándonos información sobre Lima. Pese a lo temprano de la hora el tráfico es caótico, que a nadie se le ocurra alquilar un vehículo. Parece imposible que no haya un roce, es la ley del más atrevido, del más avispado; una vez ganada la posición es asumida pero viene la lucha por la siguiente. Desquiciante.

Nuestro hotel está situado en Miraflores, uno de los distritos más selectos junto con San Isidro y Barranco, habitados por las gentes de posición media-alta, donde están los grandes hoteles y restaurantes; también los más seguros para transitar por sus calles. Para evitar el check inteníamos reservada habitación desde la noche anterior para poder subir directamente a descansar e incluso tomar el desayuno.  Martín nos recogerá a las 15:30 para hacer un tour por la capital.


Aquí se come pronto y debemos de adaptarnos a los horarios del país. Poco antes del mediodía, después de una confortable ducha, con mapa de la zona y algunas recomendaciones de la recepción y de Martín, salimos a estirar las piernas y buscar dónde comer. El mar está cerca, apenas unas cuadras en línea recta. Llegamos a Larco Mar, la zona moderna de la costa con centros comerciales y restaurantes, donde elegimos una flamante barra mirando al mar por un gran ventanal para probar nuestro primer ceviche autóctono.


A la hora acordada, Martín nos recoge con su transfer y una guía local; en otro hotel recogemos a dos costarricenses, padre e hijo que harán nuestro recorrido. Volvemos al mar para visitar el pequeño Parque del Amor, un hermoso y florido jardín con vistas marítimas y modernas esculturas alegóricas a este sentimiento.

Continuamos hasta la Huaca Pucllana, un centro ceremonial de adobe la cultura lima, que data del año 400 a.C. Nos adentramos en el centro histórico de Lima. En 1532, los españoles y sus aliados indígenas (de las etnias sometidas por los Incas) bajo el mando de Francisco Pizarro tomaron prisionero a Atahualpa en la ciudad de Cajamarca. Aunque se pagó un rescate, fue condenado a muerte por razones políticas y estratégicas. Tras algunas batallas, los españoles conquistaron su imperio. La corona española nombró a Francisco Pizarro gobernador de las tierras que había conquistado. Pizarro decidió fundar la capital en el valle del río Rímac, luego del intento fallido de constituirla en Jauja.

Consideró que Lima estaba estratégicamente ubicada, próxima a una costa favorable para la construcción de un puerto pero prudencialmente alejada del mismo como para prevenir ataques de piratas y potencias extranjeras, sobre tierras fértiles y con un conveniente clima fresco. Así, el 18 de enero de 1535 se fundó Lima con el nombre de Ciudad de los Reyes, denominada de esta forma en honor a la epifanía, sobre territorios que habían sido del curaca Taulichusco. La explicación de este nombre se debe a que «por las mismas fechas de enero estaban los españoles buscando el lugar para la fundación del emplazamiento de la nueva ciudad, [...] no lejos del santuario de Pachacámac, cerca del río Rímac.

Con todo, al igual que había sucedido con la región, en un principio llamada Nueva Castilla y después Perú, la Ciudad de los Reyes perdió pronto su nombre en favor de Lima». Pizarro, con la colaboración de Nicolás de RiberaDiego de Agüero y Francisco Quintero trazaron personalmente la Plaza de Armas y el resto de la cuadrícula de la ciudad, construyendo el Palacio Virreinal (hoy día transformado en el Palacio de Gobierno del Perú, que de ahí conserva el nombre tradicional de Casa de Pizarro) y la Catedral, cuya primera piedra puso Pizarro con sus propias manos. En agosto de 1536, la floreciente ciudad fue sitiada por las tropas de Manco Cápac II, pero los españoles y sus aliados indígenas consiguieron derrotarlas. En los siguientes años Lima ganó prestigio al ser designada capital del Virreinato del Perú y sede de una Real Audiencia en 1543.


Apreciamos el Palacio del Gobierno, la Catedral, el Palacio arzobispal, el Palacio Municipal, visitamos el Convento e iglesia de San Francisco, el mayor conjunto monumental de Arte Colonial en América, admiramos las fachadas de piedra y los balcones de madera de las casonas coloniales. Luego nos deleitamos degustando los afamados cafés peruanos galardonados con premios internacionales. Entramos a una pequeña tienda-museo del cacao, con innumerables clases y calidades del chocolate.

Visitamos el Gran Hotel Bolívar situado en la Plaza San Martín con una cúpula de cristal espectacular, construido con la finalidad de alojar a los invitados para las celebraciones del primer centenario de la batalla de Ayacucho en 1924. Presumen de los ilustres huéspedes alojados en el hotel, entre ellos muchos españoles. Además, aquí preparan uno de los mejores Piscos Sours de la ciudad.

Volvemos a descansar al hotel y salimos temprano a cenar, elegimos Panchita extensa carta de comida peruana, perfecto, pero ojo con las raciones, son abundantes. Nos acostamos pronto, mañana nos recogen a las 07:30 para tomar el vuelo a la ciudad de Cuzco. El Camino Inca se acerca.



CUSCO, CAPITAL INCA

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Dos leyendas incaicas atribuyen la fundación de Cusco a su primer jefe de estado, un personaje legendario llamado Manco Cápac, junto a su hermana y consorte Mama Ocllo. En ambas se afirma que el lugar fue revelado por el dios sol (Inti) a los fundadores después de una peregrinación iniciada al sur del Valle Sagrado de los Incas. Por datos arqueológicos y antropológicos se ha ido estudiando el verdadero proceso de la ocupación del Cuzco. El consenso apunta a que, debido al colapso del reino de Tiahuanaco se produjo la migración de su pueblo. Este grupo de cerca de 500 hombres se habría establecido paulatinamente en el valle del río Huatanay, proceso que culminaría con la fundación del Cuzco. Se desconoce la fecha aproximada, pero gracias a vestigios se acuerda que el emplazamiento donde se ubica la ciudad ya se encontraba habitada hace 3000 años. Sin embargo, considerando únicamente su emplazamiento como capital del Imperio incaico(mediados del siglo XIII) el Cuzco aparece como la ciudad habitada más antigua de toda América. Crónicas antiguas como las del cronista Pedro Sarmiento de Gamboa (1530-1592) afirman la existencia de grupos étnicos en el valle de Cuzco antes del surgimiento del Imperio Inca. Dicho autor menciona a los guallas, los sahuasiray y los antasayas como los pobladores más antiguos; en tanto que los alcavistas como los copalimaytas  y culunchimas son considerados moradores más recientes. También se sabe que los ayarmacas habitaban la región, siendo los únicos que no fueron doblegados por los incas, convirtiéndose en sus principales rivales en el dominio de la comarca. Cuzco fue la capital y sede de Gobierno del Reino de los Incas y lo siguió siendo al iniciarse la época imperial, convirtiéndose en la ciudad más importante de los Andes y de América del Sur. Este centralismo le dio auge y se convirtió en el principal foco cultural y eje del culto religioso. Se atribuye al gobernante Pachacútec el haber hecho del Cuzco un centro espiritual y político. Pachacútec llegó al poder en 1438, y él y su hijo Túpac Yupanqui dedicaron cinco décadas a la organización y conciliación de los diferentes grupos tribales bajo su dominio, entre ellos los lupacas y los collas. Durante el periodo de Pachacútec y Túpac Yupanqui, el dominio de Cuzco llegó hasta Quito, al norte, y hasta el río Maule, al sur, integrado culturalmente a los habitantes de 4500 km de cadenas montañosas. También se cree que el diseño original de la ciudad es obra de Pachacútec. El plano del Cuzco antiguo tiene forma de puma delineado, con la plaza central Haucaypata en la posición que ocuparía el pecho del animal. La cabeza del felino estaría ubicada en la colina donde está la fortaleza de Sacsayhuamán. Los incas organizaron su división administrativa de manera que los límites de las cuatro regiones del imperio coincidieran en la plaza principal del Cuzco. Los conquistadores españoles supieron desde su llegada a lo que es hoy territorio peruano, que su meta era tomar la ciudad del Cuzco, capital del imperio. Tras capturar al inca Atahualpa en Cajamarca, iniciaron su marcha hacia el Cuzco. En el camino fundaron algunas ciudades como enlace entre la capital del Imperio y la pionera ciudad de San Miguel de Tangarará. El 23 de marzo de 1534Francisco Pizarro fundó a la usanza española la ciudad del Cuzco, estableciendo como Plaza de Armas la ubicación que aún mantiene la ciudad moderna y que era también la plaza principal durante el incanato y que se encontraba rodeada de los palacios de quienes fueron los soberanos incas. En el solar que da al norte se inició la construcción de la catedral. Pizarro otorgó a la ciudad la denominación de Cuzco, Ciudad Noble y Grande.

Nos vamos al norte. Desayunamos a las siete y media hora más tarde nos recoge Martín que nos lleva al aeropuerto y factura nuestro equipaje, tardaremos diez días en volverlo a ver. Nuestro vuelo sale puntual a las 10:30 y sobre las doce, tras el control policial otro transfer nos recoge y traslada a nuestra nueva residencia en el Hotel Munay Wasi inn Cusco, indicándonos que el guía del Camino Inca se pondría en contacto con nosotros.

Ubicado en una estrecha calle muy cercana a la Plaza de Armas, nuestro pequeño hotel es una casona colonial decorada al estilo Inca, todas las habitaciones giran alrededor de un coquetón patio interior de techo acristalado lleno de contrastes; con grandes sofás, una pequeña fuente de piedra, un altar con una virgen barroca con un niño de larga cabellera en brazos, todas las imágenes de Cusco llevan cabello humano. Junto a la recepción, en una mesita, cómo no, los termos con mate de coca, una cestita con hojas de coca y azúcar moreno. Cusco está a 3.360 m.s.n.m. prácticamente la altura del Mulhacén, y el mate de coca es el mejor de los remedios para combatir el mal de altura, se puede tomar regularmente durante el día hasta las seis de la tarde, a partir de esta hora puede alterar el sueño.

Nuestro guía del Camino Inca ha dejado una nota en recepción indicando que se reunirá con nosotros a las 18:30 horas. Con un pequeño mapa y unas reseñas nos lanzamos a la conquista de la ciudad, tenemos el resto del día libre. A la vuelta del Camino Inca tenemos concertado un tour guiado por monumentos y alrededores.

El centro de Cusco es un entramado de calles con casas que no superan las tres alturas y en sus tejados impera la teja. Todo parece encajonado hasta llegar a la actual Plaza de Armas de Cusco que en tiempos de los Incas fue llamada Huacaypata palabra quechua que significa lugar de los lamentos. En ella se realizaron importantes acontecimientos históricos y durante el desarrollo del Gran Estado Inca o Tahuntinsuyo en épocas prehispánicas fue lugar donde se efectuaban ceremonias sagradas.

Aquí se construyeron los palacios de Pachacutec, Huayna Capac, Sinchi Roca, Wiracocha, Tupac Yupanqui y Wiracocha Inca, sobre los cuales los españoles levantaron sus principales edificios, sobre todo los religiosos. Durante la conquista y colonia fueron ajusticiados en la plaza Túpac Amaru I y Túpac Amaru II por rebelarse al dominio español.

La plaza era un importante lugar ceremonial en el que se celebraba cada año el Inti Raymi o Fiesta del Sol; fue el lugar donde Francisco Pizarro proclamó la conquista del Cusco. Con la llegada de los españoles, la plaza se transformó; se edificaron arcos de piedra y se erigieron las construcciones que hasta hoy la rodean como La Catedral del Cusco, La Capilla de la Sagrada Familia, La Capilla del Triunfo, La Iglesia de la Compañía de Jesús.

En un rincón de la plaza encontramos un tranquilo restaurante para comer y tomar nuestra primera cerveza Cusqueña. Regresamos a descansar al hotel. A la hora prevista mantenemos una agradable entrevista con Ronald, nuestro guía para el Camino Inca, dejamos aclarados todos los puntos y resuelve nuestras preguntas. Mañana a las 07:00 nos recogerán. Debemos llevar en nuestras mochilas lo más indispensable: ropa de abrigo y recambio para los cuatro días, gorros, gafas de sol, protector solar, repelente para mosquitos, capa de lluvia, toalla de gamuza y útiles de aseo, además de las botas;  los bastones y el saco de de dormir los tenemos alquilados. Dinero en efectivo, soles peruanos. El primer día se pueden comprar algunas cosas, hay que dar propina a los porteadores y al cocinero, también comer en Aguas Calientes al regreso.

Decidimos no salir a cenar fuera y hacerlo en el hotel. Tenemos que preparar las mochilas y el resto del equipaje, que se quedará en consigna en el hotel hasta nuestro regreso, dentro de cuatro días, donde volvemos a tener habitación reservada. Esto es habitual en la zona de Cusco, desde donde parten grandes expediciones.

CAMINO INCA-1, PISCACUCHO KM 82 – WAYLLABAMBA

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El Qhapaq Ñan, el Gran Camino Inca, es una asombrosa red de caminos que conectó el gigantesco territorio del Imperio Incaico, llamado Tahuantinsuyo. Desarrolló un sistema de comunicación que permitió a los incas dominar nuevos territorios, asimilar culturas contemporáneas y administrar los recursos de los diferentes ecosistemas. Su rescate y puesta en valor es un agente unificador cultural para la región. Más de 30.000 km que unen seis países de Sudamérica, donde Perú tiene más del 37% del largo total del camino declarado por la Unesco. Muchas de las rutas ya habían sido previamente establecidas por otras culturas de los 3500 años a.C., pero quienes las convirtieron en una red estratégica de caminos reales a través de increíbles condiciones geográficas fueron los incas. Varios puntos de su extensión superan los 4.500 m.s.n.m. Los caminos se necesitaron para trasladar información: En el Cusco, el inca podía recibir información proveniente de Quito, Ecuador, en un promedio de doce días. Para movilizar ejércitos: La expansión inca necesitó el desplazamiento de grandes cantidades de gente. Para el transporte de bienes y alimentos: En Cusco podían acceder a insumos marinos frescos debido a la rapidez del transporte. Para el traslado de mano de obra: Esta era necesaria para la construcción del mismo camino y sus servicios. Los más de 30.000 km de la red de caminos representaron un gran sistema de comunicación integrado por: caminos troncales y transversales. Del camino longitudinal de la sierra, que es la gran vía central, se desprenden numerosos caminos o ejes transversales hacia el camino de la costa. También existen puentes, muros de contención, drenajes, escalinatas y calzadas, tambos, almacenes y llactas. La accidentada geografía del camino inca necesitó de estas ingeniosas formas de construcción. Los puentes fueron divididos en cuatro tipos: Colgantes. Elaborados con fibra de Cabuya, ccolla o criznejas (oriundas de la sierra) atadas a dos estribos de piedra con barandas de 70 cm. El puente Q’eswachaka (Cusco) se teje cada año usando ccolla y las mismas técnicas de hace 500 años. También los hay de troncos con ataduras de soguillas de cabuya o paja con base de piedra. De lajas de piedra. De balsas de totora ligadas. Los Tambos eran puestos estratégicamente construidos a lo largo de los caminos. Aproximadamente  cada 20 o 30 km. Servían de descanso y hospedaje para los mensajeros oficiales llamados chasquis, fue una de las figuras más importantes, pues era el principal mensajero del inca; llevaba quipus y encargos mediante un sistema de postas corriendo grandes distancias en el menor tiempo posible. Tenía entre 18 y 20 años y era formado desde niño. También las comitivas oficiales y los ejércitos en campaña. Se estima que en el Tahuantinsuyo hubo entre mil y dos mil tambos. Las llactas eran centros administrativos para la gestión del gobierno a lo largo y ancho del territorio. Mantenían una enorme población flotante que residía por temporadas: funcionarios estatales, sacerdotes, yanaconas, curacas, soldados, acllas y mitimaes. Machu Pichu, en el Cusco, es una de las más conocidas llactas.
COMPONENTES: YANINA, MARÍA, JUAN, PATRICIA, ALEX, BRUNO, NINO, SUSI Y VICENTE.
ITINERARIO: REUNIÓN / KM 82 PISCACUCHO / PUESTO DE CONTROL / PUENTE RÍO VILCANOTA / Q’ARPAMAYO / MIRADOR Q’HANAMARKA / RÍO WALANKAY / LLAQTAPATA / TARAYO / PUENTE RÍO KUSICHACA / WAYLLABAMBA (CAMPAMENTO).

LA RUTA:A las 07:00 nos recogen en el hotel y proseguimos por el centro de Cusco hasta completar  el resto de la expedición. El cielo está algo nuboso y en la sierra, por encima de los tejados de las casas, restos de un arco iris colorea el paisaje. Tomamos rumbo hacia el Valle Sagrado donde está el punto de encuentro; serán casi tres horas. Damos alguna cabezadita.

El punto de encuentro es un descampado habilitado para que puedan aparcar los autobuses de las distintas expediciones autorizadas a comenzar el Camino Inca hoy. El colorido inunda el lugar, los porteadores de cada expedición visten de un color distinto, rojo, azul, verde…, los nuestros de amarillo fluorescente.

En el suelo, sobre una tela de rafia colocan nuestras mochilas mientras los porteadores empaquetan los enormes petates con enseres, tiendas de campaña y provisiones para los tres días completos. Recogemos los bastones alquilados y los sacos de dormir que abultan muchísimo puesto que llevan un saco sábana polar.

Nuestra expedición de habla hispana, está compuesta por cuatro brasileños, Patricia y Alex que son pareja, Bruno y Nino; tres argentinos, María y Juan, y Yanina, nosotros dos, únicos españoles. Nuestro guía nativo es Roland. También hay otro grupo de dos parejas canadienses de habla francesa, que tienen su propio guía, pero compartiremos todos los servicios del campamento.

Hacemos un corro para las presentaciones, nosotros somos los más veteranos, después Bruno con 50 años y el resto no alcanza la cuarentena. Nos ponemos en marcha hacia el control de entrada, antes nos hacemos la foto de rigor de inicio del Camino Inca bajo el cartel que marca el km 82 de Piscacucho junto la vía férrea.










En todos los controles debemos mostrar el pasaporte original que comprueban con la reserva efectuada por nuestro operador Xtreme Tourbulencia. Nos reagrupamos para el control y cruzamos uno a uno el puente sobre el río Vilcanota. Ahora sí ha comenzado el Camino Inca.


Desde lo alto del mirador observamos el encajonado valle surcado por el río Vilcanota, las vistas son espectaculares, en las altas cumbres las nubes siguen enganchadas y de vez en cuando caen algunas gotas. Caminamos pausadamente, muy pendientes de todos los detalles y de los comentarios del guía.

Esta primera parte del camino está habitada por gentes ancestrales que cultivan maíz, papas y hortalizas, cuyas tierras heredaron de sus familiares. Pasamos junto a un minúsculo cementerio donde tumbas con cruces, adornos y flores, todas miran hacia la salida del sol: Inti, su divinidad quechua.


Hacemos una parada técnica en un techadito cerca de una de las casas donde podemos comprar agua embotellada o usar los servicios. Nos vamos mezclando para ir conociéndonos. Las rústicas casas están metidas en la vegetación y podemos ver almacenadas sus mazorcas del maíz (choclo)de distintas variedades.


El día no termina de despejarse pero hace una temperatura ideal. Entramos en la zona de Q’arpamayo y en la otra margen del río vemos el yacimiento arqueológico de Q’hanamarka que no visitaremos; paramos en otro techadito donde compramos algunas frutas, yo cargo con unas piezas de maracuyá que están deliciosas. Con el turismo, estas pequeñas transacciones alivian la economía de estas familias.


Junto a la casa giramos a la izquierda, cruzando un torrente por una pasarela de madera para luego entrar en otro valle distinto y tan espectacular como el anterior. Comenzamos una subida algo más fuerte hacia Willkaraqay, donde mirando hacia atrás, entre las nubes distinguimos el Wakaywillka (Nevado Verónica) 5.682 m.

Alcanzamos el Mirador de LLaqtapata, imponente plataforma con profundas miradas al valle y a la ciudadela de Llaqtapata, que fue importante lugar de descanso y santuario inca, cuyo yacimiento arqueológico descubrió también Hiram Birgham en 1912, aunque no llegó a explorarlo muy a fondo.


Comenzamos a descender de forma escalonada entre frondosa vegetación. Es una prolongada bajada entre el verde intenso de las laderas; al fondo del valle se distinguen varias edificaciones en la foresta. Poco a poco alcanzamos el curso del río Kusichaca y luego Tarayo, el campamento para la comida.

Es un lugar habilitado donde acampan varias expediciones, cada una en su parcela. Para la comida han montado una sola tienda con mesas y sillas en su interior. Hay varios recipientes con agua caliente para lavarnos las manos, luego nos sentamos a comer sopa, arroz, quinua, papas, choclo, ensaladas, verduras y después mate de coca.

Reanudamos la marcha. Los porteadores que acarrean las tiendas de campaña no se han detenido en este campamento, marchan hacia el lugar de pernocta para que cuando lleguemos esté todo montado. Volvemos a subir paulatinamente retomando las extensas miradas al valle y sus fabulosos picos.

Según Ronald, nuestras marchas se alargarán un poco cada día para que en el último de ellos disfrutemos más de Machu Pichu. En algunos cruces encontramos paneles descriptivos del Camino Inca y su trazado: campamentos, restos arqueológicos, y el hábitat de las especies más representativas como el oso de anteojos, venados, vizcachas y aves.

De nuevo la vegetación se torna exuberante, en unos tramos el silencio es atronador y en otros nos acompaña el trino de los pájaros.  Con la altura alcanzada volvemos a tener vistas el Nevado Verónica y su glaciar entre inquietantes nubes.

Se intuye que estamos llegando a la zona de campamentos. Vadeamos por un puente el río Kusichaca y proseguimos hasta Wayllabamba donde está ubicado nuestro campamento. Nos asignan las tiendas y mientras preparan la cena nos aseamos. Hoy nos acostaremos pronto y mañana madrugaremos, quizás sea el día más duro, muchos escalones y ascenderemos a la máxima altura 4.215 m.
VER RUTA EN WIKILOC:
RECORRIDO: LINEAL.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 12 KM.
TIEMPO:05:00 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 2.868 M. (WAYLLABAMBA)
DESNIVEL POSITIVO: 500 M.

DIFICULTAD: MODERADA. (Técnicamente no hay mayor dificultad que la aclimatación individual a la altura)
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