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Channel: Vaig a Peu - Buscando Nuevos Senderos
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COVA DEL BOLUMINI Y EL PORTÍN PER LA PENYA DEL XORRO, ALFAFARA.

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Mariola ha sido sierra de nevaters, es decir, de aquellas personas que se dedicaban a la recogida, almacenaje, transporte y posterior venta del hielo natural producido por compactación de la nieve, para múltiples usos –conservación y transporte de alimentos, elaboración de helados, terapéuticos, etc.-, en definitiva todo aquello que llegó a conocerse como el comercio del frío. La arquitectura del frío ha sido fruto de la necesidad y del oportunismo: un entorno mediterráneo demandante del producto especialmente en verano, junto a territorios montañosos con nevadas habituales pero poco persistentes en el invierno, y la consiguiente necesidad de construcción de edificios destinados al almacenamiento y conservación del hielo. De esta manera Mariola se convirtió desde finales del siglo XVI hasta el final del siglo XX, en un centro productor de primer orden.  Cava es una palabra empleada para designar los pozos de nieve, los hoyos o las neveras,  exclusivo del ámbito territorial de la sierra Mariola. En Mariola hay inventariados cuarenta y tres depósitos de nieve, de todas las tipologías, -cavas, con pozo excavado y cubierta, o ventisqueros, sin cubierta y aprovechando taludes- construidos en diferentes épocas, los más antiguos y más rudimentarios  en niveles más bajos, y los más modernos y más monumentales en cotas más elevadas. Es precisamente el núcleo de pozos localizados en la parte más alta de la sierra, justamente en el paraje conocido como les caves, en la parte más despejada de la umbría de Agres, el que más fama le ha otorgado a estas construcciones, y entre ellos, sin duda, la Cava Gran d’Agres es la protagonista indiscutible. La  Cava Gran se encuentra a 1.210 metros sobre el nivel del mar, fue andamiada en el siglo XVII aprovechando un desnivel del terreno, y estuvo en funcionamiento hasta finales del primer cuarto del siglo XX. El pozo, de sección circular, tiene una profundidad aproximada de 12 metros y un diámetro de 15, calculándose una capacidad de 1960 m3. Su silueta desnuda, desprovista después de su abandono de la vuelta de bigas, cañizo y tejas, es inconfundible. La planta hexagonal, la presencia de los arcos, el remate en forma de piña y el túnel de acceso. le han conferido una enorme personalidad. A la estampa mágica y mítica de la cava hay que añadir la fuente que sorprendentemente brota a su lado todo el año.
CÓMO LLEGAR: Por la A-31 dirección Madrid, después del túnel de Villena, salir por la derecha, por la CV-81en dirección Onteniente. En pasar Bocairente girar a la derecha por la CV-700 hasta llegar a Alfafara. Aparcar en la Plaza de la Constitución o en la ermita del Sant Crist de la Pietat.
ITINERARIO: ERMITA / ALBERGUE / FONT DE TARRAGÓ / SENDA DE SUBIDA / RACÓ DE LA FONT / COVA DE LA FONT / COVA BOLUMINI / ALT DE LA COVA / ROCA TAULELLETS / CAVA DEL PORTÍN / PORTÍN / CAVA DE DON MIGUEL / PISTA IZQ. / SENDA DE BAJADA / COVA MONTBLANC / MOLÍ MATÓ / CARRETERA / ALFAFARA: FONT Y LLAVADOR / ERMITA.
COMPONENTES: VICENTE  SUSI.

LA RUTA: Segundo lunes de Pascual. Susi no conoce la Cova del Bolumini y en primavera es una ruta preciosa. Intentando hacer alguna variación sobre el trayecto tradicional, encuentro un buen Track de Santiago González que sube por un lugar que yo desconocía: la Penya del Xorro.

Iniciamos desde la ermita del Sant Crist de la Pietat, a medio camino entre la población y el albergue. Parece que tendremos un buen día aunque en la montaña todavía quedan nubes enganchadas y que han dejado algo de lluvia esta noche. La primavera comienza a imperar dando colorido a la naturaleza.


Una vez en el albergue, termina el asfalto, dejamos el PR que por la derecha sube hacia el barranc del Cantal de la Vila, y por detrás del albergue seguimos el camino de tierra hasta el área recreativa y la Font de Tarragó, que apenas mana un hilillo de agua entre los musgos. Alfafara se va quedado abajo.


Volvemos al camino ancho que nos dirige hacia la pared de la sierra y termina a sus pies, junto a una fuente canalizada por una profunda acequia a la que se puede bajar por una escalera metálica. Indagamos en los alrededores de rocosas paredes calizas con un alto grado de humedad.










Por uno de los roquedos, desde unos cinco metros de altura cae una pequeña cortina de agua que forma toba calcárea. Es un bonito lugar con exuberante vegetación, que recorremos con detalle, pasando por todos sus recovecos, una pequeña cueva y por encima de un arco de piedra.

Desde la fuente, volvemos sobre  nuestros pasos, estando atentos a un sendero que sube por la derecha, según el sentido de la marcha, señalizado con un mojón de piedras. Empieza una preciosa subida por el barranc de la Penya del Xorro. Estupendas panorámicas sobre Alfafara.


Cruzamos el canalillo de un manantial del que posiblemente luego se filtren sus aguas. El sendero traza rampas y zetas por la umbría de la ladera,  ganando altura constantemente entre el apretado bosque de pinos, y evitando por la derecha un fuerte enclave rocoso. Marchamos junto a un mojado cauce con vegetación de humedal.


Un poco más arriba el agua se hace más patente y alcanzamos la Font de la Cova o el Racó de la Cova, escondido lugar pródigo en vegetación y humedad. Donde una bonita cortina de agua en cascada corta la entrada a una diminuta cueva. Estamos entusiasmados con este tramo de la ruta.


Queda la parte más acentuada de la subida, que a medida que vamos superándola nos regala grandiosas vistas. Las nubes se van deshilachando, aparece Agres y la silueta del Benicadell, para culminar en la parte alta del barranco, cerca del Mas de Fontanarets, con lujosos ventanales.

La senda rodea la finca y se dirige hacia el oeste entre bancales que rezuman humedad. Subimos moderadamente por márgenes de terrazas abancaladas en total abandono, para sortear el Alt de la Cova por la derecha. La ligera brisa nos envía las deshilachadas nubes que lo cubren todo de niebla.





Llegamos a una de las joyas de esta sierra: la Cova Blanca o del Bolumini. Los cambios de coloración de la roca, se debe a dos agentes naturales: uno es la pigmentación blanca de la roca de la visera y de algunas paredes, en la que se desarrollan líquenes; el otro es debido a la naturaleza calcárea de la cavidad, en la que encontramos cristalizaciones de caliza, pero principalmente a consecuencia de un proceso kárstico, disolución de la roca por el agua de lluvia que se filtra desde la parte superior de la montaña.


Además, la disolución de la caliza ha dado origen a unos depósitos de arcilla de color rojo: arcilla roja bolar (también referida como "bolar de Armenia", del que deriva "bolarmeni"= bolumini. (De ahí el nombre de la cueva). En el interior de la cavidad se recuperaron restos prehistóricos, entre estos, tres ídolos oculados sobre hueso, que formaban parte del ajuar funerario de un enterramiento del tercer milenio antes de Cristo.

Subimos al Cabeço de Mariola o Alt de  Cova (1.047 m.) donde los primeros resultados de las excavaciones han confirmado que en esta zona, hubo un poblado de larga duración que se inició a finales de la Edad de Bronce y perduró durante toda la época de los íberos hasta el siglo I antes de Cristo. El periodo final de este poblado, ya en el inicio de la dominación romana, es el que mejor se conserva.


Con vistas al Portín, a
l camping y su pequeña hoya con verde sembrado entre masías, bajamos en dirección Este hasta el collado donde hay un poste balizado del PR-CV 370. A partir de ahora seguiremos este PR. Cruzamos la pista y continuamos con una senda por el cordal de la sierra.

Este es un precioso itinerario muy entretenido, con múltiples puntos de interés que iremos visitando. En unas centenas de metros, desviándonos a la derecha, tenemos el primero de ellos, la Roca dels Taulellets. Curiosa formación rocosa con aspecto de hongo con tejadillo que la caprichosa naturaleza nos depara.


Reanudamos la marcha para poco después, en una mínima vaguada introducirnos por la derecha entre floridos mirtos que blanquean la zona. Superamos un terraplén y nos situamos sobre el anillo de la Cava del Portín o dels Taulellets. Precaución, no tiene cúpula ni protección alguna. Una hermosa hiedra cubre gran parte de sus paredes y en su fondo acampan níveos mirtos.


Proseguimos por la cuerda cimera de la sierra mientras deshilachadas nubes pasan de un lado a otro. Alcanzamos el vértice geodésico del Portín (1.082 m.), máxima altitud del término municipal de Alfafara que vemos a nuestros pies. Grandiosa la oscura silueta del Montcabrer.

En la cumbre buscamos un sitio protegido del aire para nuestro almuerzo. En plena faena recibimos la inesperada visita de un gran ejemplar de buitre leonado, posiblemente perteneciente a la buitrera del Barranc del Cint, que durante un buen rato ha planeado sobre nuestras cabezas.

Bajamos del enclave rocoso de la cima para seguir por la cuerda. Por la izquierda, Agres comienza a asomarse encaramado a su ladera. Por la otra vertiente las sembradas hoyas resaltan entre la oscura masa de verde pinar; todo ello vigilado atentamente por las cotas altas de Mariola.


Tras un ondulado y atareado tramo, llegamos a la Cava de Don Miguel. Su aspecto externo se caracteriza por los contrafuertes que fue necesario construir para elevar la altitud del depósito, dado que la dureza del sustrato calcáreo no permitió apenas realizar la excavación del pozo, que aparece rodeado por un cíclope basamento, de unos 40 m de amplitud, reforzado por ocho contrafuertes que lo circundan.

Siguiendo las indicaciones del poste balizado en el cruce de caminos, proseguimos por la izquierda hacia el Refugio Zamorano, en suave descenso dejando atrás la fortificada cava. Enlazamos con la pista de tierra, que tras dos curvas cerradas dejamos por una senda a la izquierda que nos lleva a la Cova del Montblanc.


La senda del barranquito nos deja en la Fuente del Molí Mató, con lo cual nos hemos atajado un tramo de pista y el innecesario paso por el Refugio Zamorano. Pese a que hoy no mana mucha agua es un lugar encantador y Microrreserva de Flora. Su fuente es un ejemplo de precipitación de carbonatos y formación de tobas calcáreas, con abundancia de musgos y  helechos.


Por la izquierda nos elevamos un poco para coger la senda que por la umbría de la sierra nos llevará a Alfafara. Antes damos el último vistazo a Agres y al apartado Benicadell. El ameno recorrido nos introduce en el bosque, luego nos eleva para salvar dos barrancos y bajar mirando a Alfafara.

Concluye el sendero en unos antiguos bancales de piedra seca con olivos centenarios de espectaculares troncos; en la pista de asfalto seguimos por la izquierda, donde otros bancales, esta vez de grandes ejemplares de cerezos en flor, nos reciben a la entrada del pueblo.


Callejeamos buscando la fuente y junto a ella, el estrechísimo callejón que va al Lavadero, y de allí, a la ermita del Sant Crist de la Pietat donde concluimos esta hermosa ruta. Muy recomendable en primavera y apta para todos, como siempre, con algo de preparación física.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/spatialArtifacts.do?event=setCurrentSpatialArtifact&id=9495368
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI.
DISTANCIA: 12,5 KM.
TIEMPO: 05:10 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.082 M. (El Portín)
ALTURA MÍNIMA: 555 M. (Alfafara)
DESNIVEL POSITIVO: 710 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 710 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

L’ARC, LA FINESTRA Y EL FORAT DEL BERNIA, DESDE ALTEA LA VELLA

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De la Torre o Castillo de Bérnia quedan pocos restos hoy en día. Se encuentra en una ubicación de difícil acceso, en un sitio estrecho y alargado fácilmente defendible y con unas vistas inmejorables al punto geodésico que marca la cima de la sierra a 1.129 m. de altura. Giovanni Batista Antonelli antes de construir el Fuerte de Bérnia redactó un informe sobre la relatione de la montagna, o sera di Bérnia que decía: “Y es tan estrecho en la cima que es el punto más alto donde están los vestigios de una torre y una casa antigua, que es conocida como el Castillo, todo el resto es impracticable y ningún hombre puede pasar de un lado hacia el otro, ni subir al castillo, si no es con grandísima dificultad”. "En el castillo tenían veinte o treinta hombres para guardarlo y para descubrir el país, lugar donde veinte hombres bastaban contra cuatro mil, ya que la subida era altísima y por peña loncha, en la que muchas veces no hay donde poner medio pie y cogerse con las puntas de los dedos de la mano."La primera referencia del Castillo es del año 1263, en un documento de Jaume I. En el siglo XIII se tomaron medidas después de la sublevación de al-Azraq. La guarnición del Castillo pasó de 8 a 17 hombres, hecho que no evitó que la fortaleza fuera tomada por los sarracenos. Aparece también en 1302 una orden para reparar la Torre de Bérnia, y en 1323 hay un aviso ante las probables incursiones de los granadinos. En el año 1359 el rey mandó la destrucción de ciertos castillos entre los cuales figuraba el de Bérnia. Las estructuras ahora visibles corresponden a basamentos de diversos muros que en conjunto se inscriben en una planta de forma rectangular de unos 44 m. de longitud (en sentido este/oeste) y unos 8,5 m. de amplitud (en sentido norte/sur). Este espacio presenta en la parte de poniente una gran torca de forma más o menos circular, excavada en la roca calcárea. Tiene una profundidad que llega hasta los 3 m. en el lado del oeste y 2 m. en la banda de levante. Este hoyo, en gran parte artificial, quizás lo deberíamos considerar como la cantera del Castillo. En los alrededores del castillo hay abundantes restos de cerámica, y entre el Fuerte y el Castillo de Bérnia están también los restos de un asentamiento andalusí, conocido como el Raval.
CÓMO LLEGAR: Autopista AP-7 dirección Valencia, salida en la nº 64 ALTEA / CALPE. Continuar por la CV-755 Callosa-Fuentes del Algar. En Altea la Vella, girar a la derecha para subir a la urbanización y campo de golf de DON CAYO. Subir hasta la parte más alta, calle Alhambra de Granada, aparcar cerca de unos depósitos de agua, a 100 metros se inicia la senda, hay una flecha roja.
ITINERARIO: DEPÓSITOS DE AGUA / INICIO SENDA / ENTRE PINOS / PINO Y CASETA BORJA / DEJAR SENDA PR / PAREDES / SOBRE LA FINESTRA / SOBRE L’ARC / DESTREPE A SENDA DEL FORAT / SUBIDA A LA COVA DE L’ARC / REGRESO A LA SENDA DEL FORAT / FORAT / CARA SUR / SENDA A LA IZQ. / TORRENTERAS / PINADA / FONT DE ROSTOLL / FINAL SENDA / DEPÓSITOS DE AGUA.
COMPONENTES: VICENTE, SANTI Y RICARDO.

LA RUTA: La sierra de Bérnia, es esa infranqueable muralla que durante siglos nos ha defendido de piratas y moriscos, que no deja de sorprendernos al descubrir nuevos y maravillosos rincones. Seguimos indagando por la punta Este de la sierra, pero en su cara sur. El punto de partida también es nuevo, así como el regreso por la senda del Forat.

Situados en la parte alta de la urbanización en las laderas de la sierra, al menos la crisis ha parado la construcción de chalets, tenemos bonitas panorámicas a la costa, con Altea, el Albir y Sierra Helada. Iniciamos siguiendo las marcas del PR, sendero que ha sido remozado recientemente y que solo era conocido por algunos montañeros de la zona.


En el primer tramo es donde más trabajos han realizado acondicionando la senda, que entre rampas y zigzags nos lleva por las antiguas y yertas terrazas abancaladas en dirección a les Penyes Roges, pétrea muralla que salvamos por la derecha. Por el oeste las grandes cimas: Puig Campana, Ponoig, Sanxet, Cabal, Penyó Roc…


Metidos en la umbría a estas horas, superamos un fuerte desnivel que nos hace aliviarnos de alguna prenda. A medida que ganamos altura se amplían las panorámicas; posicionados sobre les Penyes Roges vemos como asoman las primeras crestas de Bérnia y se extienden las vistas al litoral, algo brumoso.


Algún repecho más y nos despedimos de las vistas de las grandes sierras y de la costa, entramos en la pineda donde el sendero se estrecha y es de tierra. Seguimos avanzando sin dejar de subir hasta un punto donde se bifurca. Por la izquierda un “aspa” del PR nos indica no seguir y por la derecha continúan las marcas del PR.


En este punto cerraremos el círculo al regreso. Curioseamos un poco por la pileta de la seca Font de Rostoll y continuamos por la derecha. A poca distancia tenemos un enorme ejemplar de pino y a unos metros la Caseta Borja, cerrada y todavía en pie, aunque sus bancales parecen abandonados.

Proseguimos por detrás de la caseta y enseguida se abren nuevas vistas al mar con la parte alta del Morro de Toix y por delante la gran muralla montañosa. Tenemos que estar atentos a un Waypoint marcado en el Track del GPS, en donde tenemos que dejar el PR, y por la izquierda seguir una incipiente senda hacia las paredes.

Una vez en ellas, avanzamos para entrar a media altura en una especie de pequeño circo de altos paredones. Para atravesarlo,  la senda traza una irregular línea diagonal hacia un destacado pivote, arriba a la izquierda, junto a unos pinos. La senda es intermitente y discontinúa por la falta de tierra en las rocas.


Casi llegando al final, la senda parece irse a la izquierda, pero tenemos que rectificar acercándonos más a los peñascos, y subir por una abolladura en la pared roja, especie de abrigo, fácil de superar apoyando las  manos. Por detrás, al final de la barrera montañosa, emerge el Penyal de Ifach.


Superado el escollo, y sobre terreno plano junto al gran pivote, tardamos un poco en darnos cuenta dónde estamos situados. Solo cuando nos asomamos a los abismos lo entendemos. Estamos arriba de la Cova de l’Arc, y en la base del pivote es donde está la cueva oblicua, pero además, un poco más a la izquierda, hay una Ventana cuadrada impresionante.








La Ventana nos ha descolocado un poco y nos tiene boquiabiertos. Este es un gran secreto que no sé si podremos guardar. Quizás, sería mejor situarnos primero sobre el arco de la Cova de l’Arc y  luego la Ventana, pero ésta nos tiene embrujados por su envergadura y gran novedad.









Siempre que no se tenga vértigo es fácil situarse sobre el Arco de la Ventana, sobretodo dejarnos de tonterías y mantener la prudencia. Por la derecha con una sencilla trepada apoyando las manos estaremos sobre ella. El resto es buscar un buen ángulo y turnarnos en las sesiones fotográficas.


Antes de seguir, damos el último vistazo a un trocito de costa, con las calas de Moraira y el Penyal asomándose por encima de la Oltá. Para situarnos sobre el arco de la Cova de l’Arc, tenemos que introducirnos dentro de la Ventana. Desde su base inferior vemos un arco dentro de otro.


Ahora tenemos que hacer un destrepe sencillo, hay muchos puntos de agarre y apoyos, que nos dejan en la base del gran arco y parte superior de la Cova de l’Arc, desde su cúpula sin techo miramos a través del arco. Realmente es impactante estar en este lugar, no dejamos de asombrarnos.


La nueva sesión de fotos corresponde al gran arco. Situarnos sobre él es mucho más factible, consiste en dar unos pasos sobre su parte más ancha y apoyarnos en las rocas. Como siempre, mucha prudencia. A estas horas el sol da de lleno en el arco y desvirtúa la foto, corregimos buscando otros ángulos.


Volvemos para contemplar la Ventana desde este lado, y la alargada cueva en la base del pivote. Tomamos unas frutas y barritas antes de proseguir la marcha, ahora ya, por la cara norte. Por la derecha pegados a las paredes empezamos a bajar, no hay senda pero es muy intuitivo, pequeños escalones y apoyo de manos.

Pronto comenzamos a tener extraordinarias vistas de las crestas de Bernia por su cara norte. Su agreste fisonomía es de una belleza embaucadora. El sendero reemplaza a las rocas, y virando a la izquierda vamos a unirnos a la senda que sube a la Cova de l’Arc, sin bajar mucho y cerca de las paredes, para evitar la torrentera central.

Siguiendo los mojones atacamos la cueva de cara, su frontal es espectacular, destacando su poderoso arco de piedra que le da nombre y sobre el que hace un rato  nos hacíamos fotografías. Más a la derecha vemos la otra gran oquedad con forma de cono, en la base del gran farallón que teníamos arriba.



La Cova de l’Arc, situados en su base, su tamaño toma protagonismo. Tiene un escalón de unos ocho metros de altura que hay que salvar para llegar al primer rellano. El trepar no es difícil, pero ha sido equipada con cuerdas que ayudan a su acceso, dando más seguridad a la gente que quiera subir.







Tiene múltiples apoyos para los pies y en la cuerda nudos para que no resbale. El recinto es amplio pero inclinado, por lo que es preferible acercarse a las paredes. No tiene techo y su abertura junto con la boca de entrada forma el gran arco. Resulta relajante contemplar el paisaje desde dentro.

Hacemos las fotos de rigor y dada la incomodidad de la estancia, comenzamos paulatinamente el descenso, ayudándonos con las cuerdas y de espaldas al vacio como mandan los cánones, el destrepe resulta tan sencillo como la subida. Como es lógico, hablamos siempre de gente sin síntomas de vértigo.

De bajada, por la derecha y en diagonal, nos unimos al sendero que viene del Collado de Altea, es el mismo PR que hemos abandonado esta mañana. Dejamos atrás este hermoso rincón cerrado entre riscos y paredes, y con la mágica visión de las crestas del Bérnia avanzamos hacia el Forat.

A media altura y casi en horizontal, el sendero nos pasea junto a las paredes manteniendo nuestra atención, ya que junto a ellas hay un precioso ejemplar de tejo,  y sobre él una oquedad o abrigo junto a una elevada hiedra, en donde según la leyenda está recluida la Reina Mora.


Alcanzamos la peana informativa junto a la ceñida boca del Forat, angosto túnel excavado por el que pasamos de la cara norte a la sur. Resulta simpático el corto trayecto que tenemos que atravesar agachados y arrastrándonos por la estrecha galería, a veces es mejor quitarnos la mochila.


Luego se ensancha y recuperamos la verticalidad, el contraste desde la penumbra de la  cavidad a la luz del día, es apoteósico. Siempre hay gente en la gran boca de la cavidad sur, majestuoso mirador al Mediterráneo. Aunque hoy la bruma lo enmaraña. Decidimos almorzar en una de las grandes rocas.

Al pasar por el Forat el GPS se ha vuelto loco haciendo unos picos inauditos, de los que no hay que hacer caso. El Track de los senderos es correcto. Emprendemos el regreso, esta parte es nueva para nosotros. Por la izquierda de la gran cueva, mirando al mar,  buscar entre los palmitos, zarzas y carrascas, los trazos de una incipiente senda.

Es una senda perdedora por lo que hay que estar atentos al Track y algún esporádico punto rojo. En declive nos conduce cerca de las paredes, donde observamos la abertura natural de la gran cueva y la rigurosa verticalidad de las rocas, con furtivas miradas a la costa entre un mar de palmitos.

Poco a poco su trazo se va reafirmando y virando levemente a la derecha separándonos de la pétrea muralla. Entre la intrincada vegetación vemos un rebaño de cabras que pacen a sus anchas; los machos cabríos nos miran con recelo pero no rehúyen y nos mantienen la distancia.


Atravesamos una zona incomoda de torrentera con mucha piedra suelta, pero con maravillosas vistas a sierra Helada y al Morro de Toix. Dos mojones a modo de puerta nos ensamblan con una senda de suelo mucho más firme, que nos introduce en el bosque de pinos por un camino a la izquierda.

Pasamos junto a un corral abandonado siguiendo el ancho camino hacia el Este, que penetra en la finca donde está la Font de Rostoll, junto a una diminuta balsa pintada de azul celeste. Aquí se cierra el círculo de la ruta, y proseguimos por la derecha, tomando de nuevo el sendero marcado como PR.


Ahora es una gozada descender por esta senda, todo el horizonte lo acampara el mar y las altas montañas, de vez en cuando, miramos hacia atrás, la sierra está en primavera con las agrestes  crestas que hemos escrutado esta mañana. Como siempre, es mucho Bérnia. Hemos disfrutado de una grandiosa excursión.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/spatialArtifacts.do?event=setCurrentSpatialArtifact&id=9530818
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO. (La Font de Rostoll está seca)
DISTANCIA: 8,8 KM.
TIEMPO: 04:10 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 907 M. (Sobre la Finestra)
ALTURA MÍNIMA: 375 M. (Depósitos de agua)
DESNIVEL POSITIVO: 553 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 553 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

PENYA GROSSA, PENYA LA MINA Y LA OMBRÍA D’ALGAIAT.

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La Sierra del Algaiat se descubre como el paraje más bello del municipio de La Romana, que en su parte superior presenta grandes escarpes de incomparable belleza dentro de los límites municipales. Es zona de recarga del Sistema Acuífero de Quibas. En los estudios técnicos realizados se concluye que es el espacio natural del municipio de La Romana con mayor valoración ambiental. Se trata, además, de una sierra visible desde gran parte del Término Municipal y de la carretera de Algueña, por lo que constituye una zona de elevada vulnerabilidad paisajística. La sierra de Algaiat se extiende por los términos municipales de Hondón de las Nieves, Algueña, La Romana y Orihuela, en la provincia de Alicante a lo largo de 7 kilómetros, siendo sus cotas más altas la peña Grossa con una altura de 1.087 metros y la peña de la Mina con una altura de 1.053 metros. La Microrreserva Vegetal "Ombría de l'Algaiat" se declara por ORDEN de 13 de noviembre de 2002, de la Consellería de Medio Ambiente, por la que se declaran 11 microrreservas vegetales en la provincia de Alicante. DOGV Nº 4390 de 02.12.2002. La extensa sierra de Algayat, abarca en su cumbre varios montículos, todos ellos bautizados por los vecinos oriundos del lugar. La Peña de la Mina”, es uno de los símbolos que más definen a estas tierras. Es imposible ser de Algayat y no haberse deleitado con esos tranquilos paseos por sus montes, respirando el cálido aroma de pinos, hiedras o carrascas. Una gran zona con una gran flora, donde destaca, en el camino de ascenso a la “Cova Rotja”, la fragancia en verano de lavanda, romero y tomillo. Todo esto unido a la tranquilidad de este enclave romanense, hacen al peregrino estar más próximo del paraíso soñado. Aunque toda la sierra es conocida por este nombre, realmente su ubicación la podremos situar en la parte que más sobresale de la amplía montaña y donde se encuentran sobre poniente la inmensa “Cova Roja” y en levante la “Cova Negra”. En este lugar también se encuentra una fuente conocida como la del Teniente.
CÓMO LLEGAR: Por la CV-84 hacia Aspe, antes de entrar en la población girar a la izquierda por la CV-846, continuar durante 8 km. hasta la rotonda, tomar 4ª salida por la CV-840 hasta La Romana, en la rotonda continuar hacia Algueña, antes de la población y de la báscula de pesaje de camiones, girar a la izquierda por un camino asfaltado que nos lleva las casas de la Herrada, en el cruce con la carretera que viene de El Cantón. Hay poste informativo del PR-CV 339. Girar a la izquierda por el camino, cuando se acaba el asfalto hay un rellano para aparcar.
ITINERARIO: BARRANCO DEL FRAILE / SALIDA DEL BARRANCO / PENYA GROSSA / CRESTAS / DERECHA / IZQUIERDA / PENYA LA MINA / COLLADO BAJADA / CAMINO / BANCALES / SALTAR VALLAS / PARTE ALTA SIN SENDA / RODEAR PENYA DEL ALTAR / INICIO.
COMPONENTES: VICENTE Y PATRO.

LA RUTA: Hacer una ruta circular a la Serra d’Algaiat siempre ha estado en nuestras mentes. Por casualidad encontré un Track que lo hacía, el título era equivoco, “Algueña-El Cantón” pero plasmado en el mapa correcto. Tan solo una pega, ni una sola palabra en el comentario, “peligro”.

Ya hemos tenido alguna sorpresa con Traks sin comentarios. Esta vez ha sido saltar dos veces la valla de una finca. No lo decimos por nosotros que estamos curtidos en mil batallas, si no por gente menos experta  a la que le puedes amargar el día. No cuesta nada dar cuatro referencias del recorrido.

Iniciamos desde el aparcamiento al principio del Barranco del Fraile. Tenemos una temperatura agradable y no hará mucho calor. Patro no conocía este tramo de la ruta, ya que siempre había subido por La Canalosa o La Romana. El trayecto por la cuerda de la sierra es muy recomendable; también se pueden utilizar dos vehículos. Esperamos conseguir la circular.

El Barranco del Fraile surca la sierra abriéndose paso entre la Penya del Altar por un lado, y por el otro, el Alto de la Herrada y la Peña del Sol. En su parte ancha todavía quedan restos de bancales que en su día recogían las aguas torrenciales en las lluvias, actualmente están en abandono.

Su cauce enseguida se vuelve angosto y sinuoso con un fuerte nivel de subida. Una apretada vegetación de arbustos y matorral alto lo en maraña desde el comienzo, haciendo que su tránsito sea lento, esquivando ramas y rocas, pero sumamente atractivo por su verdor y colorido en esta primavera.

Volviendo la vista atrás y antes de quedar encajonados, vislumbramos la cercana y faraónica cantera de El Coto, con cientos de bloques de mármol esperando ser transportados. Por delante el intrincado paso entre la cerrada vegetación que se complica cuando hay pequeños tramos de pedregosa torrentera.


Lentamente vamos tomando altura, y volviendo la cabeza, distinguimos en la solana parte del pueblo de Algueña, o de la Cantera del Coto, dependiendo para qué lado se contorsiona el barranco. Poco a poco se va abriendo el cauce y la vegetación merma considerablemente pasando a ser matorral de ladera.

Pronto, las marcas del PR nos indican una salida del barranco por la izquierda, la ladera se redondea formando parte de una gran loma. El desnivel sigue siendo acentuado y continuo; la senda busca la parte alta de la loma. En la otra vertiente el rocoso Alto de la Herrada se va quedando atrás.

Alcanzado en cordal  tenemos preciosas vistas a ambas vertientes. La Cantera y Algueña con un golpe de vista, y en el otro lado, la Pila y su característica silueta con dos cumbres.  El sendero se estabiliza y toma clara dirección hacia la cumbre. Por delante nos preceden tres personas y por detrás nos persigue un nutrido pelotón.


Llegamos al collado, balizado con un poste con paletas informativas, indicando 4 minutos para la cumbre que tenemos en la siguiente loma. Aunque la Vega Baja está cubierta de espesa bruma, por delante tenemos la bonita sierra del Cantón, arañada por varias catas de mármol que la amenazan.


Cumbre de la Penya Grossa (1.087 m.) es la máxima altura de esta pequeña y alargada sierra. Marcada por una piqueta metálica con una plaquita que indica 1.100 m., dato erróneo, según todos los mapas consultados. Buenas vistas a la sierra de Crevillente  y la cantera, con el blanco-marfil que tanto vende a costa de la sierra.

Aquí termina el PR-CV 339, a partir de ahora debemos estar atentos a esporádicos mojones que nos guiarán en las bajadas y subidas por toda la cresta de la sierra. El día sigue sin aclararse pero al menos no hace calor. De frente comenzamos a descender del gran cabezo que forma la Penya Grossa.


Empezamos a tener vistas de los cortados y espolones que configuran el cordal de la montaña. Entre rocosos miradores contemplamos el cuidado y diminuto valle, con el perfil del Cerro Agudo como barrera, y por detrás, la Sierra de Callosa y la de Orihuela flotando entre la espesa bruma.

Conversamos con las tres personas que nos precedían, se van a quedar a almorzar en una pequeña cueva que hay sobre otra gran cueva roja. Poco después vemos que el gran pelotón les alcanza también. Nosotros por la derecha, cerca de los cortados, dejamos atrás otro espolón rocoso.


Marchamos por un lomo de cresta sin grandes desniveles, siempre buscando el mejor paso, para luego comenzar a remontar una zona más quebrada. El Cerro Agudo nos parece más cercano y hacia atrás vemos las olas montañosas que hemos recorrido, con el pelotón en una de ellas.

De nuevo un tramo con pocas oscilaciones que nos hace avanzar con destreza. Tenemos grandes vistas a la distancia recorrida, con la Penya Grossa al final del todo; por delante el trazado que nos queda hasta la siguiente cima, y que paulatinamente comienza a tomar altura.

Hemos perdido de vista al grupo montañero que nos perseguía y tirando de zoom con la cámara tenemos a tiro el próximo punto geodésico. Aceleramos la marcha para coger un buen sitio para el almuerzo. La cima es bastante reducida y puntiaguda, y los que vienen son legión.


Penya de la Mina (1.053 m.), segunda elevación de la serra d’Algaiat y la más visitada de ellas. Su cumbre, encima de su gran joroba, es muy visible en la lejanía. Junto a su vértice geodésico hay una diminuta plaquita de acero inoxidable con su nombre y altitud, que en 1990 los montañeros de Elche colocaron en todas las cumbres de la provincia que superaban los 1.000 m.

Cuando estamos concluyendo con el té y las pastas, llega el grupo. Son de Crevillente, han llegado en autobús a Algueña y les recogerá en La Canalosa. Nos damos un poco de tiempo saboreando la cima mientras ellos bajan. Luego de contemplar toda la cuerda de la sierra iniciamos el descenso.


Es un fuerte desnivel negativo por senda inestable, mejor hacerlo por la izquierda pegados a las paredes. Cuando el desnivel se amortigua, seguir rodeando el tremendo espolón junto a las rocas hasta alcanzar el collado, donde podemos comprobar su grandiosidad casi agresiva.

En el collado, hay un poste balizado donde se unen el PR-CV 281 que por la Serra de la Cava viene desde La Canalosa, y el PR-CV 399 que por la umbría viene desde La Romana. Nosotros debemos proseguir por la umbría siguiendo durante un corto tramo las marcas del PR-CV 399.


Comenzamos un nuevo descenso por el remozado sendero, antaño había que tener agallas para remontar las pedregosas torrenteras hasta el collado. Sin perder de vista los rocosos contrafuertes vamos rodeando el espolón hasta unos bancales de almendros, donde dejamos el PR por la izquierda.

Cesamos de perder altura y conectamos con un camino de tierra que nos transita paralelo a la sierra de la que vamos observando sus paredones primero, y luego la ondulada cresta por la que hemos caminado antes. Abandonamos el camino para marchar por los bancales, algo más incómodos.

Se trata de no perder altura siguiendo el contorno de la sierra, para ello utilizamos trozos de camino, empalmando con cortos senderos y siempre para atajar, cruzar bancales, sobre todo de almendros. Debido  a los cambios tenemos que estar muy pendientes del Track del GPS.

Los contornos de la sierra van cambiando a medida que avanzamos, rebasamos algunas ramblas, y de las ondulaciones pasamos a fuertes roquedos y contrafuertes. Bordeamos apartadas casas de campo y antiguos pozos para abrevar el ganado, y por supuesto más bancales.

Entre bancales, arribanos a un punto donde una valla de alambre de espinos nos corta el paso. Indagamos pero el GPS dice que hay que saltar. La valla sigue perpendicular sierra arriba. Por una piqueta reforzada junto a un margen saltamos, y en unos 200 m. tenemos que hacerlo otra vez para salir de la finca.

En la valla hay huellas de haber sido traspasada varias veces, pero quizás lo correcto hubiera sido rodearla. Proseguimos  adelante con vistas a la Cantera otra vez, y a los últimos peñascos de la sierra. Cerca de unas catas de mármol dejamos el último camino para comenzar a ganar altura en la loma.


Pero aquí ya no hay senderos, ni trazas ni rastros de animales. Entre los pinos y el matorral,  ir dando la vuelta a la loma. Superado un enclave rocoso, ya en la otra vertiente, parece estar un poco más claro. Comienza una fuerte bajada con los rastros de una senda perdedora, con algunos puntos de color calabaza.

Terminamos la bajada junto a unas catas de mármol pintadas de un verde desvaído en el cauce del Barranc Fort. Lo cruzamos y entre bancales llegamos al inicio de la ruta. Hemos conseguido la ruta circular. Pero no estamos contentos del todo. El salto de la valla nos ha decepcionado, y el duro tramo final sin senda, se puede mejorar.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/edit.do?event=group&id=9593897
RECORRIDO: CIRCULAR
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 16,10 KM.
TIEMPO: 06:15 HORAS
ALTURA MÁXIMA: 1.087 M. (Penya Grossa)
ALTURA MÍNIMA: 575 M. (Barranco del Fraile)
DESNIVEL POSITIVO: 750 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 750 M.
DIFICULTAD:ALTA (En el regreso por la umbría hay que manejar bien el GPS, no hay una senda definida, y a media ladera la dificultad aumenta y nos tocó saltar dos vallas. En la primera parte la dificultad es moderada, para gente habituada a transitar por las crestas. No hay ningún paso complicado.)


CASTILLO DE LA ASOMADA DESDE LAS CUEVAS DEL CIGARRÓN.

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El castillo de la Asomada inscribe su planta en un rectángulo cuyas dimensiones son de 65,5 m en sentido este-oeste y 48 m en sentido norte-sur. Adaptado a la cima del monte, es una sólida estructura cuyos muros están defendidos por torres, distribuyéndose tres de éstas en cada lado, y presentando torreones dobles en las esquinas, con el característico sistema defensivo de ángulo entrante en lugar del más común de colocar una torre en cada ángulo de la planta. Todos estos cubos desempeñan también una labor arquitectónica en el edificio, a modo de contrafuertes, para dar estabilidad a los muros. Su interior se dispone en torno a un gran patio central que presenta, en sus lados este y oeste, sendos cuerpos rectangulares quizá destinados a diferentes dependencias o estancias. El conjunto fue construido con un sólido tapial de argamasa cuya calidad ha conseguido que aún los muros presenten un buen estado de conservación. Lo más destacable de toda la obra es que sus alzados se sitúan a una cota homogénea en todo el conjunto, con muros claramente inacabados, por lo que todo indica que la única parte de la fortaleza que fue construida corresponde a la nivelación del edificio. El castillo de la Asomada se encuentra en el término municipal de Murcia, enclavado en un estratégico lugar: una gran elevación montañosa conocida como Cabezo del Puerto que se yergue 532 m sobre el nivel del mar, a cuyos pies se sitúa el Puerto de la Cadena, uno de los pasos montañosos que, desde tiempos remotos, conectan el Campo de Cartagena y la Huerta de Murcia. La construcción de la fortaleza estuvo directamente relacionada con el control de este paso. Hoy día sus muros continúan caracterizando el paisaje, que contemplan cada día miles de personas que circulan por la actual autovía que une las ciudades de Cartagena y Murcia (N-301). El acceso actual al castillo se realiza desde la mencionada carretera, a la altura del kilómetro 407. Allí parte un camino carretero por el cual, transcurridos unos dos kilómetros, surge un desvío a la derecha que conduce, tras unos 700 metros, a los pies del Cabezo del Puerto. Comienza entonces un duro camino a pie hasta la cima. Se ha de tener en cuenta que toda el área se encuentra en el interior del Parque Regional El Valle y Carrascoy. El edificio tiene sus orígenes en época islámica, probablemente en torno al siglo XII, en el periodo de máximo esplendor de la taifa de Murcia, quizá en el mismo momento en el que se construyen dos edificaciones de menor entidad asociadas a éste que existen a sus pies: el Portazgo Inferior y el Superior. Su construcción respondía claramente al control del espacio y las comunicaciones entre la costa del reino y el interior, vigilando perfectamente la importante vía que conecta las ciudades de Cartagena y Murcia. No obstante, la obra no se terminó, por lo que podría relacionarse su construcción con el periodo mardanisí y la resistencia del Islam murciano frente a los invasores almohades. La fortaleza se encuentra catalogada como Bien de Interés Cultural por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español.
CÓMO LLEGAR: Por la E-15 – A-7 hasta Murcia capital, tomar la A-30 MURCIA/CARTAGENA, salida por la nº 150 LA PALOMA/NONDUERMAS/MERCA MURCIA, en la rotonda continuar por la vía de servicio hasta el Área Recreativa del Portazgo, hay sitio para aparcar.
ITINERARIO:ÁREA RECREATIVA / CAÑO DEL AGUA / IZQ. DEJAR PR / DCHA. SUBIDA / CASTILLO DE LA ASOMADA / COLLADO MOSQUERAS / CAMINO DCHA. / ZIGZAG / PUERTA / CORDEL DE LOS VALENCIANOS / CENTRO EQUITACIÓN / RAMBLA / ÁREA RECREATIVA.
COMPONENTES:VICENTE.

LA RUTA: Una ruta más dentro de Parque Regional Carrascoy y el Valle. Hace tiempo hicimos otra, que incluía el Castillo de la Asomada desde el Centro de Visitantes de La Alberca. La de hoy es más sencilla pero también circular, utilizaremos en parte el PR-MU 54 y el regreso lo haremos por caminos desde el Collado Mosqueras.

Iniciamos desde el Área Recreativa del Portazgo, solitaria y tranquila a estas horas, solo dos corredores de montaña nos preceden. Será un buen día soleado. La primera visión es para el Cabezo del Puerto, con sus laderas de apretado pinar y en su cúspide las ruinas del Castillo de la Asomada.

El sendero deja atrás el Área Recreativa, para conectar con la Rambla del Puerto entre carrizos y cañaveral, cerca de la Fuente del Caño del Agua, que cruzamos para entrar en la umbría de la ladera del bosque de pinos, curiosamente con muchos espigados ejemplares de ciprés.


Marchamos paralelos y no muy alejados de la autovía a Cartagena; resulta extraño el ruido del tráfico en un lugar tan bonito. Tomamos altura, y en la otra vertiente de la rambla, entre los pinos, distinguimos los restos del Castillo del Portazgo, y por delante la clásica forma cónica del Cabezo del Puerto.

Bajamos un poco para entrar de nuevo en la Rambla del Puerto y cruzar su pétreo lecho entre pequeñas charcas que regulan el flujo del agua. Salimos de ella para volver a cruzar unas decenas de metros después, un ramal mucho más estrecho entre pinos y vegetación de humedal.

Comienza un bonito trayecto entre el bosque de pinos, en donde vamos ganando altitud, superando cortas y empinadas rampas, zigzag y diversos lazos, que nos sitúan en la base del Cabezo. Veremos que las marcas del PR prosiguen por la derecha, por una trocha. No haremos caso y seguimos de frente pese a la “X”.


La senda sigue rodeando el Cabezo casi sin perder altura hasta que baja un poco, cerca del cauce, para remontar y 
llegar a un cruce de senderos en la otra vertiente, en la solana. Abajo veremos antiguas casas de peones camineros que están reformando y la autovía, que una vez rebasado el puerto, entra en los campos de Cartagena.

Llegados a este punto, junto a una acequia inutilizada; hacemos un giro a la derecha y afrontamos la subida de la sierra con un nivel moderado. El bosque de pinos se va despejando y tenemos más vistas a las antenas del Relojero (608 m.), que sobresalen entre las onduladas colinas masificadas de pinar.

La cuesta hace una revuelta y nos deja a la vista los impresionantes muros donde se asentaban los lienzos de muralla y sus torreones. Llegamos hasta la construcción y la rodeamos por su flanco derecho, donde al final del mismo se puede acceder al  interior del recinto sin dificultad alguna.

Cabezo del Puerto (528 m.) Del Castillo de la Asomada, solo quedan los restos de la base de las murallas de un espesor considerable. Sus antepasados andalusíes fueron levantados en época omeya a modo de caravansares y como base del sistema postal del estado, al tiempo que representaban al estado musulmán en los medios rurales. 

El castillo de la Asomada hubo de ser construido hacia mediados del siglo XII. La presencia de las torres de esquina, en una inconfundible disposición arquitectónica, puede indicar la fecha de fundación en esta época. Manzano Martínez precisa que este elemento parece ser típicamente local.

Tras unas extensas miradas a Los Filos (1.064 m.) en la sierra de Carrascoy, al Relojero (608 m.) en el Valle y a Murcia capital, iniciamos el descenso. Lo hacemos de frente, mirando al campo de Cartagena y hacia el oeste, para encontrar las marcas del PR  y seguirlas hasta  el Collado Mosqueras.

En el rellano, dejamos las marcas del PR que bajan por la derecha. Nosotros proseguimos de frente por encima de la loma, o más a la izquierda por la ancha pista de tierra, que poco después se unen. Hacia atrás dejamos el cerro del Castillo de la Asomada que se yergue entre el pinar.


Al llegar al cruce de pistas seguimos por la derecha. Comienza un largo recorrido con suave desnivel junto a la profunda Rambla del Cigarrón, en cuyo cauce vemos un coche ruedas arriba. Bonita vista a la Panocha, para luego culminar el desnivel, bajando cuatro impresionantes lazos que hace el camino, muy concurrido por ciclistas.


Viene un bonito tramo con mucha vegetación y rincones con rocas o taludes de tierra de vivos colores rojizos, morados y ocres, con una derruida pared a modo de puerta o bocamina. Caminamos por lecho de la rambla hasta salir por una puerta que da acceso al paraje. Ahora el camino es asfaltado.

Pasamos por una hilera de chalets o casas de campo hasta conectar con el camino del Cordel de los Valencianos, también asfaltado, y que seguimos por la derecha. Estamos en campo abierto y de nuevo tenemos delante la inconfundible silueta del Cabezo del Puerto por otra vertiente.


Nos separamos un poco del camino por la izquierda, para entrar en la Finca de la Yeguada Lo Pertiguero. Paseamos por los campos de entrenamiento donde están dando clases de salto de obstáculos, curioseamos por los establos y rediles donde tienen sueltos los caballos, para salir por el otro lado.

Transitamos paralelos al vallado de la finca hasta llegar a la Rambla del Puerto. Por una senda con apretado matorral cruzamos el cauce y subimos por el verde túnel vegetal que forma una higuera hasta el Área Recreativa, donde finalizamos esta sencilla y bonita excursión.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/edit.do?event=companions&id=9666349
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 12,2 KM.  
TIEMPO: 03:35 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 528 M. (Cabezo del Puerto)
ALTURA MÍNIMA: 219 M. (Área Recreativa del Portazgo)
DESNIVEL POSITIVO: 520 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 520 M.

DIFICULTAD:BAJA.

DESDE BENIARRÉS, EL BENICADELL PER EL REGALL

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Beniarrés, Benafarrez, Benarraes, Benarés, Beniarraez... así ha sido y es conocido el lugar asentado en una pequeña colina a la entrada de la Vall de Perputxent, al que cruza el río Serpis. La presencia humana se desarrolla en estas tierras desde la Prehistoria, siendo la Cova de l'Or el símbolo más emblemático; pero es a partir del 5 de abril de 1259 cuando aparece la primera documentación escrita, constando la existencia de una torre defensiva y alrededor de la misma unas pocas casas. Aunque geográficamente pertenece a la Vall de Perputxent, se encuentra bajo el dominio del Señor de Planes. En 1273, Dª Teresa Gil de Vidaura, señora de Planes y Travadell, vende la alquería de Beniraehç a Ramón de Riusec, señor de Perputxent. Al poco tiempo, ya incorporado al Valle, concretamente el 25 de abril de 1275, se otorga una Carta Puebla a diez moradores cristianos. Ese mismo año, Beniarrés pasa a manos de Arnaldo de Romaní, y poco más tarde a su hijo de igual nombre perteneciente la Orden de San Juan del Hospital. El 17 de julio de 1317, al crearse la Orden Militar de Nuestra Señora de Montesa absorbiendo los bienes de la de San Juan del Hospital y la del Temple, Beniarrés queda incorporado a ella, tomando posesión del Valle el 1 de marzo de 1320. Bajo su tutela estará hasta la disolución de los señoríos a mediados del XIX. Apenas 100 años después de la primera carta Puebla de 1275, ya no quedaban cristianos en Beniarrés y todos sus habitantes eran moriscos que continuaron cultivando los campos y cuidando de sus ganados hasta su expulsión en 1609. A partir de ese momento se repuebla, no sin dificultad, con familias venidas de la Huerta de Alicante, de los Valles de Albaida, Onteniente, Guadalest y de los lugares vecinos. Muchas son las vicisitudes históricas y los problemas derivados de la climatología y el cultivo de la tierra, ya que ésta en su mayoría es de secano, produciéndose trigo, uva, aceitunas, almendras y hojas de morera, las cuales sirvieron como base para una floreciente industria de la seda hasta el siglo XIX. Fue en 1748, como consecuencia de los terremotos cuando se dio la providencial devoción de Frey Joseph Vilaplana quien supo inculcar a todos los habitantes de este pueblo la devoción a la Virgen de la Cueva Santa, nombrándola Patrona y Protectora del Lugar. Con la decadencia de la industria de la seda en el XIX, los vecinos de Beniarrés potencian el cultivo del olivo con la construcción de enormes terrazas de piedra en las laderas de las montañas, llegando a alcanzar gran fama la calidad de su aceite. Con la venida del ferrocarril, de la luz eléctrica y el telégrafo se propicia un resurgir de cara a la modernidad que empuja imparable el devenir de Beniarrés. Gran impacto tuvo la construcción del Pantano de Beniarrés en los años centrales del siglo XX que atrajo a muchas familias venidas de otros lugares a residir en la localidad. Aunque importante todavía, la agricultura pasa a un segundo lugar y sus habitantes optan por nuevos medios de ganarse la vida para poder afrontar el futuro.
CÓMO LLEGAR: Autopista A-7 hacia Valencia, Salida 691 en la rotonda elevada Universidad/San Vicente del Raspeig, tomar dirección Alcoy, una vez pasados los túneles de la Font Roja, continuar hasta la salida 802, Muro de Alcoy/Benimarfull/L’Alqueria d’Asnar, continuar por la CV-700 a Muro de Alcoy, en el primer semáforo, torcer a la derecha por la CV-705 hacia Gaianes y llegar a Beniarrés. Aparcar en la Plaza del Dr. Fleming.
ITINERARIO: BENIARRÉS / ANTENAS / INICIO BARRANCO / INICIO PEDRERA / COLLADO-1 / COLLADO-2 / BENICADELL / CRUCE BENIATJAR / NEVERA / COLLADO GAIANES / COVA NEGRA / CRUCE IZQ. / FONT BARRANC DEL PORT / BENIARRÉS.
COMPONENTES: VICENTE, JULIÁN Y PATRO.

LA RUTA: El Benicadell es una de las montañas más bonitas de la provincia, no tiene la plasticidad de Bérnia, pero a cambio posee un catálogo de mil caras, dependiendo desde donde se mire. Su cara más recia y agreste se contempla desde la Canal, abrupto pasillo con fuerte desnivel entre portentosas paredes verticales.

Es el tercer año consecutivo que vamos a subir el Benicadell por la Canal, siempre desde distintos puntos, Ráfol de Salem, Beniatjar y hoy Beniarrés. También cambiaremos el regreso, que haremos por su vertiente sur. Hace un precioso día de primavera y el pueblo está tranquilo a estas horas.

Iniciamos desde la plaza, saliendo enseguida a campo abierto con la primera imagen de nuestro objetivo: el Benicadell. En el otro lado, por encima de las casas del pueblo, tenemos la Sierra Mariola culminada por el Montcabrer. Un nativo se interesa por nuestra ruta y cuenta que su abuelo lo subió en burro.

Entre almendros vamos dejando el pueblo atrás por el camino asfaltado de Salem. Sobresalen la cúpula y la torre de la iglesia de San Pedro, la ermita del Santísimo Cristo, y  las peladas lomas de la Sierra de Almudaina.  Por delante la imagen del Benicadell acapara toda nuestra atención.


El camino serpentea tomando altura en una cuidada zona abancalada con terrazas de  almendros y vetustos olivos, entre muros de piedra seca en un lado y en el otro, con grandes rocas alineadas formando recuadros. Alcanzamos las inevitables antenas, al menos están fuera del entorno de la montaña.


La nítida visión de la sierra es de una belleza seductora, con la Canal rasgándola de este a oeste. Al llegar a un poste de madera con una paleta informativa: “BENICADELL REGALL”, dejamos el asfalto por la izquierda por un camino de tierra que describe una gran curva en la ladera abancalada.

Poco después conectamos con el Barranc de la Bassa de Ciment, que nos conducirá hasta la base de la pedrera en el inicio de la Canal. Es un angosto y entretenido recorrido entre sendas que suben y bajan al cauce, cerca de las terrazas y entre abundante vegetación donde resaltan las floridas adelfas.


Poco antes de llegar oímos voces, y nos fijamos en el tremendo farallón rocoso que culmina en el Altet de la Carena, puerta de la Canal e inicio de la gran cresta del Benicadell. Dándole al zoom de la cámara, captamos a varios escaladores que, encordados, intentan progresar por el vertical pivote.

Salimos del barranco y enlazamos con la senda de la pedrera. Ahora viene lo bueno. El principio es duro y exigente por lo inestable del sendero, con mucha piedra suelta y erizado desnivel. La Canal no se ve, solo un herboso collado. Los bastones surten efecto dándonos estabilidad.


Mientras tomamos resuello, entre respiro y respiro, observamos a los escaladores en sus peripecias. Hacia abajo, la primavera nos obsequia con un manto amarillo de matorral florido; en los alrededores de la otra pared, el matorral, es distinto sin apenas flor y predominan las pequeñas sabinas.


Viene quizás el tramo más riguroso, pedrera pura y dura con acentuado desnivel. Es cuestión de asegurar los pasos y seguir una cadencia lenta pero constante, que nos permita avanzar sin retroceder. Las miradas al paisaje y al progreso de los escaladores son vitales para ir tomando aire.

Alcanzamos el primer collado. La visión de la montaña es de un atractivo impactante. Por la izquierda le vuelve a crecer hacia arriba otra muralla, y la Canal queda claramente definida, hendida por un tortuoso y seco cauce por donde en días de tormenta precipitará sus aguas torrenciales.

Tras repostar líquidos e hidratos de carbono saboreando bonitas miradas al Comptat, atacamos el segundo tramo de la Canal. Aparentemente más escarpado, y que se suaviza una vez iniciado. Debemos separarnos del cauce del torrente, mucho más pedregoso, buscando las sendas y firmes rampas de la derecha.

Poco a poco nuestro esforzado empeño va ganando desniveles y ya no nos parece tan inclinado. El estímulo de superar las cortas referencias que nos vamos imponiendo nos hace sonreír al ver la altura alcanzada. Mientras, en la cresta, los escaladores aseguran cuerdas para un paso complicado.

Sobrepasamos un grupo de pequeñas y delgadas carrascas donde termina la segunda pared y con ello la Canal, haciendo un pequeño rellano con grandiosas vistas. En este segundo collado el paisaje lo inunda todo. Es un sitio encantador con Beniarrés y su pantano a nuestros pies.

En el siguiente tramo el desnivel es menos exigente, y la estrecha senda discurre pegada a las altas y pétreas paredes que configuran las crestas donde está situado el punto geodésico. Desde el collado, la sensación es de una senda inestable y desprotegida. Todo lo contrario. Técnica y físicamente es de sencillo tránsito.

Llegamos al pouet, y a la higuera junto a la casa derruida, donde dejamos los bastones y las mochilas para atacar la cumbre. Este es un punto muy concurrido donde confluyen todas las rutas, de la solana, de la umbría y la Canal. Solo con las cámaras nuestros cuerpos parecen levitar.


Cumbre del Benicadell (1.104 m.) maravillosas vistas desde su impresionante cresta, que separa las provincias de Valencia y Alicante. Regresamos al mirador para buscar un sitio aireado donde dar buena cuenta de nuestro merecido almuerzo, con singulares miradas al amplio valle.

Desde la higuera comenzamos el descenso siguiendo las marcas del PR. En esta posición vemos en el serpenteante sendero diversos grupos de gente que está subiendo, y con los que nos cruzaremos. Más tarde dejaremos por la derecha el PR-CV 223 que da acceso a los pueblos valencianos de la umbría.

Proseguimos, haciendo una leve subida y desviarnos por la izquierda para alcanzar la Nevera del Benicadell (1.025 m.) Su fuerte estructura le ha permitido mantener intacta su cúpula y sus ventanas, pese a estar invadidas, también en su foso, por plantas trepadoras. Regresamos al sendero.


Con el PR-CV186, ganamos el collado de Gaianes, y por la izquierda tomamos la variante que  desciende a esta población por la solana, que es la vertiente alicantina. La vegetación cambia por completo, abundan más la coscoja y el esparto. Pasamos muy cerca de la alargada boca de la Cova Negra.

Es un descenso rápido por un sendero que zigzaguea la ladera buscando el mejor paso; tomamos precauciones en los tramos con piedra suelta. En los altos espolones todavía vemos gente en la cumbre. Por la izquierda nos acerca la base de las paredes para luego bajar directamente.

Las paredes se quedan atrás a medida que nos acercamos a Gaianes. Tras cruzar un ramblizo y un trecho más pedregoso, enlazamos con un camino de herradura con un poste informativo del PR que sigue por la derecha. Nosotros debemos continuar por la izquierda, sin marcas ni referencias.

Este camino continúa en ligero ascenso paralelo a las paredes de la sierra, en las que vamos escudriñando todos sus recovecos y cárcavas hasta alcanzar un pequeño rellano entre pinos, donde hacemos una corta “V” para esquivar una valla, y entre bancales conectar con un camino de cemento.

El estrecho camino culebrea con un desnivel moderado entre bancales y terrazas en producción, mayormente de olivos; teniendo siempre al frente la vista completa y cercana del pueblo de Beniarrés. Cuando el desnivel comienza a estabilizarse enlazamos con el Camí del Barranc del Port.


Más adelante, por la izquierda entramos en la Font del Barranc del Port, pequeña y sombreada área recreativa con varios caños de fresca agua donde nos refrescamos. También hay una especie de nicho enrejado, con una imagen, velas encendidas y flores frescas en tarros con agua.


Con la abrupta imagen del Benicadell a nuestras espaldas entramos callejeando a Beniarrés, dando por concluida esta espectacular ruta. Tomamos unas cervezas en la plaza de la iglesia, pero tenemos que rodearla para poder fotografiar su mediterránea cúpula azul y blanca.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9730688
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. (La Font del Barranc Port, al final de recorrido)
DISTANCIA: 12,1 KM.
TIEMPO: 05:00 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.104 M. (Benicadell)
ALTURA MÍNIMA: 390 M. (Beniarrés)
DESNIVEL POSITIVO: 765 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 765 M.
DIFICULTAD: ALTA.

LOS LAVADEROS DE LA REINA POR EL CORRAL DE TURÓN.

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Los Lavaderos de la reina en Sierra Nevada, constituyen un paraje de singular belleza durante el deshielo, principalmente a finales de la primavera o principios del verano, donde podemos disfrutar del espectáculo de las cascadas, chorreras, túneles de hielo, prados, borreguiles, flora endémica, etc. El circo glacial de los Lavaderos de la Reina recoge las aguas de la vertiente norte del Puntal de los Cuartos, Covatillas y Puntal de Juntillas, dando lugar al arroyo  Covatillas, aunque es considerado el nacimiento del río Maitena que, traducido al árabe, significa “el que hace la belleza”. Ruta de espectacular belleza por uno de los lugares emblemáticos de Sierra Nevada. Cuentan que la reina Fabiola de Bélgica solía visitar este lugar de Sierra Nevada en compañía del rey Balduino, y que un día dijo “Si una reina viniese a lavar aquí, ganaría en nobleza”. De ahí lo de Lavaderos de la reina.  El Cerrillo del Trigo (2.678 m) se localiza en el extremo noroeste de una plataforma de abrasión glaciar, situada entre los 2.660 y 2.750 m, esculpida presumiblemente durante el episodio Younger Dryas, hace unos 10.000 años, en el centro del gran circo del Lavadero de la Reina. La pequeña colina que lo conforma es como un cerro testigo compuesto por los restos de una antigua morrena, es decir, por el material erosionado y arrastrado por el glaciar y abandonado su frente. En la plataforma pueden verse rocas aborregadas que en detalle muestran pulimento y estrías. La rocas aborregadas se originan allí donde existen resaltes rocosos más resistentes, que frenan localmente el empuje del hielo y retienen su desplazamiento. En el borde oriental de la plataforma se encuentra una pequeña laguna. Ésta ocupa una pequeña cubeta sobreexcavada en la propia plataforma. La mayoría de los nacimientos de agua que alimentan los riachuelos que desembocan en la laguna y dan origen al río Maitena se localizan en la parte alta de esta plataforma de abrasión glaciar, allí donde desaparece el manto de derrubios periglacial que se extiende ladera arriba hacia los Altos de la Buitrera y Tajos Negros de Covatillas. El agua de deshielo se filtra a través del manto de derrubios y sale donde sólo existe roca viva. Esta filtración no es muy profunda, ya que la roca madre bajo el manto de derrubios es muy impermeable. La lagunilla desagua por su extremo norte de un modo permanente, ya que los aportes de agua superan su capacidad de embalse (el vaso de la laguna no es muy profundo). Aguas abajo de la plataforma destaca la presencia de abundantes resaltes de cuarcitas, lo que se traduce en la existencia de pequeños saltos de agua, e incluso cascadas, cada vez que el río Maitena supera uno de ellos.
CÓMO LLEGAR: Desde Jerez del Marquesado coger el carril que va al refugio del Postero Alto. Tras unos diez minutos aproximadamente de transitar por ese carril, hay que tomar otro que sale a la derecha, y en ligera subida, con unas piedras blancas en uno de los lados. Continuar por este carril hasta llegar al Corral de Turón.
ITINERARIO: CORRAL DE TURÓN / SENDERO SULAYR / CRUCE IZQ. / MANANTIAL / ALTO DE LA LOMA / ARROYO COVATILLAS / GR SULAYR / VISTA CASCADAS / PIEDRA SOLDADOS / DCHA. SUBIR / ACEQUIA / CRUCE REGRESO / CORRAL DE TURÓN.
COMPONENTES: VICENTE, PATRO, SANTI, JUAN, NISIO, PEPE, VICENTE ANTÓN Y VICENTE COLÓN.

LA RUTA: Este año la nieve se está derritiendo a marchas forzadas, la pequeña ola de calor a primeros de mes ha acelerado el proceso; por lo que hemos adelantado la excursión que teníamos prevista para inicios de junio. Hemos elegido la de opción Jerez del Marquesado, a la de Güejar Sierra-Peña Partida, mucho más masificada.

Es nombrar Sierra Nevada y los adeptos a la naturaleza surgen enseguida, por lo que nos hemos reunido un grupo de ocho adictos. Salimos el viernes por la tarde para dormir en Jerez y, el sábado, tras un buen desayuno y unos cuantos kilómetros de polvoriento carril de tierra, plantarnos en el Corral de Turón.

Iniciamos por la derecha, entrando en el ancho cortafuegos que prácticamente sigue el curso de la Cañada Real del Camino de Granada. Actualmente se realizan trabajos de deforestación y debido al trasiego de las máquinas, el terreno está poco compacto, que unido al fuerte desnivel resulta incómodo.

Dejamos atrás un cerco con varias mulas, y a ambos lados han apilado troncos de pinos recién aserrados. Un poco más adelante, una máquina-oruga con un brazo móvil va cogiendo los troncos uno a uno y en segundos les quita las ramas, la corteza, y los corta todos a la misma medida. Varios años de crecimiento para acabar como palillos.

Tenemos que salir del carril para evitar la máquina. Regresamos más arriba, por camino  estable hasta alcanzar el Cerro de las Balas o de los Bolos, según qué mapa. Conectamos con el Sendero Sulayr. Por la izquierda va al Postero Alto, nosotros seguimos por la derecha hacia Peña Partida.


El día no está muy claro, no hace aire, pero por delante de nosotros, en la cara norte del Picón de Jerez, se generan las  nubes que comienzan a cubrir el cielo. Guiados por las estacas del GR seguimos subiendo lomas con moderado desnivel, interceptados en ocasiones por reses bravas que nos miran con recelo.


Llegamos a otro cruce de caminos donde cerraremos el círculo al regreso. Dejamos el GR Sulayr  y la Cañada Real, que se van por la derecha. Nosotros continuamos por la izquierda, sin marcas, solo algún esporádico mojón, y atentos al GPS. Cerca de las Peñas de Vicente nuevas reses nos desafían.

Marchamos próximos al Mirador Bajo, como en diagonal hacia el Mirador Alto. Caminamos un tramo junto a la bonita acequia con reminiscencias árabes, construida con lajas de pizarra, y que transporta el agua desde un manantial. En esta posición, ladera abajo, distinguimos el refugio de Postero Alto, en su cortafuegos.

Pasamos por debajo del Mirador Alto, y antes de comenzar a subir hacia el Ventisquero de la Vaca, nos detenemos junto a unas piedras a hidratarnos y tomar algunas barritas energéticas. Proseguimos subiendo por la loma donde el desnivel se acentúa un poco más y comenzamos a tener las primeras manchas de nieve.

En el Ventisquero de la Vaca, las manchas de nieve son más frecuentes junto a las rocas y, en la otra vertiente, la masa nubosa rebota y se levanta en oleadas, lo que nos impide ver el paisaje. El sendero ahora no es nada evidente, pero entre lajas y matorral, a golpe de GPS seguimos avanzando.

Hacemos una pequeña parada técnica para abrigarnos y alcanzar el punto más elevado de nuestra ruta (2.798 m.) cerca de las Chorreras Negras. Comenzamos a descender levemente en diagonal para entrar en el circo glacial. Antes tenemos que cruzar o esquivar una alargada e inclinada lengua de nieve.


Aquí el grupo se divide, aunque llevamos los crampones, no es necesario usarlos para tan corto tramo, pero la inclinación es terrible. Unos lo cruzan por la parte alta y los otros lo rodean por la parte baja. Luego nos vamos reuniendo en la bajada, con la mirada puesta en los contrafuertes del circo moteados de nieve.


Está claro que no hay mucha nieve en los Lavaderos de la Reina, pero el paisaje es espectacular. Con la masa nubosa sobre nuestras cabezas, seguimos bajando y rodeando el pequeño circo, entre blancos neveros, donde distinguimos chorreras y borreguiles encharcados por el agua.

Alcanzamos el inicio del cauce del arroyo Covatillas que comienza a tomar fuerza en su bajada, lo rodeamos y bajamos por el otro lado para llegar al fondo. El tiempo cambia, la temperatura desciende, y caen algunos copos de nieve que enseguida se congelan, son como granos de arroz, pero no va a más.

Seguimos el cauce del riachuelo hasta encontrar un lugar algo protegido tras unas rocas, para nuestro merecido almuerzo, con buen vino, café y té, que además de reconfortarnos, nos quita peso en la mochila. En la otra loma, un nutrido grupo de cabras nos observan atentas, para ramonear entre nuestras sobras, que van a ser pocas.


Reemprendemos la marcha abrigándonos mucho más, caen unas gotas espaciadas que no llegan a mojarnos. Ahora solo tenemos que, entre borreguiles seguir el cauce del arroyo que cruzamos varias veces, para empezar a bajar escalonadamente. Por la izquierda vemos gente que viene desde Peña Partida.


Pronto tenemos la primera cascada en el sentido de bajada. Si ahora está impresionante, con hielo y mucha más nieve, hace quince días estaría de cine. Nos vamos turnando para las tandas de fotos. Al alejarnos de ella por los prados, vemos que las nubes siguen enganchadas en las altas montañas.


Los borreguiles dan paso a otra zona rocosa que tenemos que salvar vadeando el arroyo, buscando la parte más angosta. Gran exhibición de saltos de longitud.  En este lugar se inicia una serie de elegantes toboganes de agua, de una belleza increíble. Como las Gradas de Soaso en miniatura.

Es un recorrido tranquilo y sosegado saboreando este singular paisaje. Hay varios grupos de gente, pero apenas llegamos a cruzarnos, cada uno va a su ritmo. Hacia abajo, la perspectiva no entiende de saltos y parece un curso recto de agua, pero debemos rodear otro enclave y bajar.


Una nueva catarata tenemos a la vista, ésta, más estrecha y alargada. Logramos reunir a todo el grupo, que anda esparcido, para una foto oficial. Otro punto grandioso, con enormes peñascos de diferentes tonalidades, entre marrón, ocre y verde bronce, con el Puntal de Juntillas asomando entre las nubes.


Nuevas y escalonadas gradas de agua torrencial, dan paso a otro enclave rocoso algo más vertical y donde tenemos que usar las manos para descenderlo. La cascada es estrecha y encajonada, pero igual de bonita. A medida que perdemos altura van desapareciendo los neveros.


Ganamos la última catarata, la primera en el sentido de subida. Por un pequeño pasadizo y con cuidado de no resbalar, accedemos a la parte alta, cercana a la gran caída de agua. Luego volvemos atrás para seguir bajando. Frontalmente tiene dos preciosas chorreras que luego se unen.

Arribamos a la parte más llana de los verdes prados, donde el Arroyo de Covatillas se divide en dos; la Acequia de Papeles que se va por la izquierda, y el propio curso que sigue bajando. Vadeamos los dos para situarnos en la vertiente derecha, a media altura, sin senda evidente hasta conectar el GR Sulayr.


Este será el sendero de nuestro regreso. Aprovechamos para quitarnos ropa de abrigo, al alejarnos de las zonas nevadas, la temperatura sube. El sendero nos separa del cauce y  en la otra vertiente tenemos algunas chorreras; más arriba, tirando de zoom vemos moverse gente en Peña Partida.



Echamos la última mirada a los picos nevados y el sendero hace un fuerte descenso para vadear el Barranco del Espolón y volver a subir; esto hace que nos reagrupemos con nueva sesión fotográfica. Comenzamos a imprimir un ritmo más vivo a la marcha mientras rodeamos la loma.

Poco después, en la Piedra de los Soldados, el sendero se une a un camino durante un tramo, para dejarlo luego por la derecha, elevándose en diagonal por la loma, donde caminamos paralelos a una acequia, que también se queda atrás. Enlazamos con la Cañada Real de Granada.


Entramos en los pastos de ganado vacuno atravesando algunas cercas que dejamos cerradas. Alcanzamos el punto donde se cierra el círculo, y en el Cerro de las Balas dejamos el GR Sulayr por el cortafuegos; la máquina ha terminado su labor y los restos nos incomodan. En los Corrales cerramos esta preciosa ruta.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/edit.do?event=info&id=9787794
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. (En los Lavaderos de la Reina)
DISTANCIA: 22,250 KM.
TIEMPO: 07:45 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 2.798 M. (Alto de la loma)
ALTURA MÍNIMA: 1.695 M. (Corral de Turón)
DESNIVEL POSITIVO: 1.265 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 1.265 M.
DIFICULTAD: ALTA.

LA PIEDRA DEL ALMIREZ, PICO PERONA Y EL BARRANCO DE LA HOZ, DESDE LA CASA DE LA MUELA.

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El enebro (Juniperus Communis) es un arbusto común en la península y en parte de Europa, y por ello es conocido por todos los pueblos que la habitan: Junípero, grojo, enebro real, archenas, enebro espinoso, enebro morisquillo, enebro albar, enebriza, enebrosa. En catalán Ginebra, ginebre ver, genebre mascle, ginebre negral,  ginebrer, ginebrera. En valenciano y baleares: Ginebró. En vasco: Orre-Ipurua, larraon, orre, orri, arabolata, agintza, ajinteka, junpuru, unpuru, epuru, ipuru, ipurka, ijiñebre, iñibre. En Aragón: Ginebro real, grojo. En gallego: Zimero. Nombre vulgar: Nebro. En francés: Genièvre. En holandés: Genever. De todos estos nombre se derivó la palabra  ginebra, una bebida alcohólica aromatizada con la baya del Junípero. Es común en terrenos pedregosos y en bosques montañosos de toda Europa. Naturalizado en el continente americano. Este arbusto es de la familia de las Cupresáceas  y que alcanza de 1 a 3 metros de altura. Sus hojas son perennes, cortas y punzantes. Sus frutos, las enebrinas, son unas bolitas de color azul o negro, de sabor dulce y resinoso. El Enebro crece con facilidad en las regiones septentrionales, con clima templado, pero necesita un terreno calcáreo y bien soleado. Su baya se produce sólo en la planta femenina de la familia de las Cupresáceas. Se recogen en otoño, después de una maduración de 3 años. Son de color negro-azul cuando están maduras y tienen un diámetro de 7-10 mm, siendo fácilmente triturables. Las plantas pueden existir con matas o con árboles. La baya de enebro es conocida, sobre todo, porque tiene un sabor particular, tiene un gusto dulce y aromático. Es una especia común en la cocina europea septentrional. Conocido ya desde tiempos bíblicos, la baya y las hojas se usaban como tratamiento contra la peste y la mordedura de serpientes. Usado para aromatizar las carnes oscuras de animales de caza, como la del ciervo, pichón salvaje y jabalí. El enebro se combina muy bien con el cerdo y con muchas comidas invernales como el estofado. Es un ingrediente importante en el paté de carnes de animales salvajes y se combina bien con los rellenos a base de castañas y frutas, y con las verduras de la familia del repollo. Una gelatina de manzanas al enebro, la tradicional gelatina de grosellas que acompañan el cordero y las carnes de caza. Es también usado en la preparación de gin y otros licores amargos.
CÓMO LLEGAR: Por la autovía E-15 A-7 hasta Murcia capital,  tomar dirección Granada con salida en Alhama de Murcia. Por el centro del pueblo en dirección al Parque Regional de Sierra Espuña,  por la C-3315 dirección Pliego. Una vez pasado el cruce que va a la Fuente del Hilo y a la Perdiz, continuar durante 14,2 km por la misma carretera, para tomar una pista en buen estado que comienza a la izquierda (Pista Forestal de las Fuentes. GR-252), y que en otros 5,4 km nos dejará en la Casa de la Muela. Hay sitio para aparcar.
ITINERARIO: INICIO / DEJAR GR / PUERTA / TORRE DE OBRA / ENLACE PISTA / IZQ.-CADENA / SENDA TUBERÍA / COLLADO / PIEDRA DEL ALMIREZ / COLLADO / PICO PERONA / BCO. DE LA HOZ / CUEVA-1 / CUEVA-2 / SALIDA BCO. / FINAL.
COMPONENTES: VICENTE.

LA RUTA: Nueva incursión en el Parque Natural de Sierra Espuña. Esta vez indagando en su zona norte, quizás, la menos conocida y por lo tanto la menos visitada. Lejos de las grandes alturas, subiremos dos picos y regresaremos por el Barranco de la Hoz, cuyo intrincado cauce es espectacular.

Iniciamos siguiendo la pista forestal de las Fuentes por la derecha, que en este tramo coincide con el GR-252. Una peana nos muestra detalladamente el paisaje que estamos observando y cuyos puntos de referencia nos son casi desconocidos, eso sí, cubiertos por un manto de pinar inigualable.

Es un recorrido en suave descenso que rodea los recortados enclaves rocosos, donde distinguimos una cueva, en cuya boca hay una higuera. Entre la espesura vemos una estrecha edificación en forma de torre que parecen ser antiguos respiraderos del soterrado Canal del Taibilla, que sigue un curso casi paralelo pero algo más elevado.

El trazado de la pista nos introduce en la Umbría de la Sepultura, haciendo numerosas “eses” hasta llegar el punto más bajo del itinerario, para luego comenzar a remontar moderadamente y salir a la solana, separándonos de la sierra entre bancales de almendros en plena producción.


Más tarde, por la izquierda, junto a un poste con paleta informativa, dejamos la pista principal y el GR-252, por otra pista en buen estado, y en ligero ascenso. Poco después traspasamos una puerta metálica pintada de verde. En esta zona el cantueso blanco crece por doquier, esta variedad es menos aromática que la de nuestras sierras.

La pista termina en un pequeño rellano junto a otra torre respiradero del Canal del Taibilla. Para continuar, debemos situarnos a la puerta de la torre mirando de frente (norte), y bajar un pequeño terraplén, donde enlazamos con una estrecha senda que nos desliza al Barranco de la Sepultura y remonta conectado con otra pista forestal.

Con esta maniobra atajamos un importante tramo de pista forestal. Comenzamos a tener amplias vistas a la Piedra del Almirez, que majestuosa, su peineta caliza, sobresale entre la verde alfombra del pinar y matorral de montaña. Nos cruzamos con algunos ciclistas con el fondo de El Bosque o Cerro de Piedras Blancas.


Desechamos el cruce que por la derecha va a Casas Nuevas, y entramos en los límites de la finca de la Casa de la Hoya del Apurchil, con algunos carteles alertando del peligro de incendio, y siempre a ambos lados del frente, la Piedra del Almirez y El Bosque, cada vez más cercanos.

Por la izquierda, tomamos un camino cerrado con una cadena. Este camino es particular de la finca de la Casa de la Hoya del Apurchil, pero no suele haber restricciones siempre que el comportamiento sea el adecuado. Poco a poco vamos entrando en la umbría de la pineda sin dejar de ascender.


Concluye el camino en un pequeño claro entre pinos, donde hay arriba de uno de ellos, una plataforma para la observación de aves. Frente a ella, se inicia un estrecho sendero, que metido entre el bosque de pinos, sube con fuerte pendiente junto a la tubería de la Fuente Perona. Es un trecho algo incomodo.


Salimos a una pedrera despejada, donde dejamos la tubería y continuamos por la izquierda, siguiendo unos mojones que van reafirmando una incipiente senda. Metidos de nuevo entre el manto boscoso, y a medida que vamos subiendo, entre el ramaje, echamos miradas a la portentosa e inclinada pared caliza de la Piedra del Almirez.


El sendero se recrea serpenteando y buscando el mejor paso hasta el collado con vistas cada vez más cercanas al pico. Una vez alcanzado, seguimos por la izquierda hasta un gran mojón de piedras donde me hago uno foto automática. Este es el punto para la gente que no quiere trepar a la cima.

Pese a ir solo, me acerco a indagar la escalada y, por la izquierda del diedro, me parece factible superar los cuatro metros del IIIº. Tomando muchas precauciones y buscando buenos agarres y apoyos, logro acceder a la cumbre.  Pico Piedra del Almirez (1.071 m.) Las vistas son de 360º.

Es un espacio reducido en el que permanezco poco tiempo, el suficiente para hacer unas fotos a la cuerda del Perona, a la umbría de El Bosque, el valle de Casas Nuevas y la sierra de Ponce. Destrepo exactamente por el mismo sitio. Una vez en el collado, no me siento muy contento de lo que acabo de hacer al ir en solitario.

Proseguimos de frente, tomando la cuerda de la sierra que nos llevará al Perona. No es una senda definida pero sí intuitiva, superando poco a poco el desnivel de la loma. Mirando hacia atrás, veo a dos personas al pie de la Piedra del Almirez, una de ellas intentando la trepada por un sitio distinto al mío.


Pico Perona (1.191 m.) y máxima altitud de hoy. Casi al mismo tiempo acaba de llegar Fran, fjtomas en Wikiloc, agradable persona que está retomando el senderismo y que viene desde el Collado Mangueta. Me advierte que se ha llevado un buen susto al principio del Barranco de la Hoz, con un jabalí y sus jabatos, y luego con unas colmenas.

Comprobamos que mi regreso no toca esa zona y tras el almuerzo nos despedimos. Desde el punto geodésico caminamos unos cuatrocientos metros hacia el Este por el lomo de la sierra para girar a la derecha (sur), donde comienza un vertiginoso descenso por la solana de cerro Perona.

Inicialmente no hay una senda definida ni marcada por mojones de piedras, esta pronunciada y larga bajada  se realiza por un terreno muy pedregoso y poco estable, por lo que habrá que afrontarla extremando el cuidado y tomándonos el tiempo necesario para bajarla con seguridad.

El Barranco de la Hoz nace a 1.446 metros de altitud en el collado Eleuterio.  Este cañón está considerado como zona de conservación prioritaria del Parque Regional de Sierra Espuña, la de más alta protección por sus grandes valores naturales, especialmente de fauna, flora y formaciones geológicas

Una vez alcanzado el lecho del barranco, tenemos que seguir su curso por la izquierda. La primavera está en pleno apogeo y las adelfas inundan de color rosado el cauce; que junto con algunos pinos, pequeñas sabinas, zarzas y abundante matorral forman una espesa vegetación.


Pronto tenemos el primer obstáculo a salvar, una doble presa construida para amortiguar el fuerte desnivel del barranco, aliviando la enérgica caída del agua en las lluvias torrenciales. Mejor hacerlo por la derecha, aprovechando el ángulo irregular que forma la obra con las rocas del cauce.


De nuevo en el lecho, el paisaje ha cambiado, se  vuelve rocoso y abrupto, con angostos pasos inclinados y pequeños saltos que traspasamos. Es quizás la zona más salvaje y donde más escollos tenemos que salvar. El siguiente paso a vencer es una enorme roca que obstruye el cauce.


El recorrido del curso del barranco es un constante zigzaguear; ahora viene una zona más encajonada, las altas paredes calizas se acercan y podemos admirar sus erosionados contornos. En otros tramos es el matorral el que nos impide el paso, menos mal que el ramaje de las adelfas es flexible y no pincha. La señal del GPS va y viene.


Entramos en un sector más diáfano y abierto; las paredes se separan pero el cauce sigue siendo un surco que la vegetación invade constantemente. Es un lugar bonito, en las paredes aparecen abrigos y cavidades. En la base de una muela vemos la entrada de una de las cuevas, algo alejada, a la que decido no subir.


Algo más adelante, en la misma vertiente, distinguimos la boca de otra cueva más grande y a un nivel fácil de superar antes de llegar a ella. No es muy profunda y por los restos de excrementos es utilizada por el ganado. Para bajar resulta algo más complicado, no hay senda, y el humus de las cabras ha hecho crecer un manto de espinos incómodo de traspasar.

Volver al lecho del barranco produce un gran alivio a mis laceradas piernas. El desnivel se apacigua y la travesía es mucho más franca. Tras un recorrido de unos cinco kilómetros harto entretenidos y trabajados, conectamos con la Pista Forestal de las Fuentes y el GR-252, muy cerca de donde tenemos el coche.

Marchamos unos quinientos metros por la izquierda de la pista, cerrando el círculo en la Casa de la Muela. Ha sido una ruta preciosa, en un entorno casi desconocido, para la que recomiendo una buena preparación física y actitud montañera. El Barranco de la Hoz es de una singular belleza.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/edit.do?event=info&id=9860973
RECORRIDO: CIRCULAR
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 17,4 KM.
TIEMPO: 06:32 HORAS
ALTURA MÁXIMA: 1.191 M. (El Pico Perona)
ALTURA MÍNIMA: 472 M. (Umbría de la Sepultura)
DESNIVEL POSITIVO: 833 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 833 M.
DIFICULTAD: ALTA.

UN PASEO POR EL PICATXO, SANJURI Y BARRANC DELS ANOUERS.

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La sierra de Crevillente está integrada en el conjunto externo de las sierras subbéticas. La altura máxima es de 835 metros, siendo una significativa barrera entre los llanos de los Hondones y el cauce del río Vinalopó. Morfológicamente el macizo central de la sierra de Crevillente se encuentra rodeado de grandes superficies triásicas formadas por margas abigarradas de vivos colores. Esta orografía, unido a la poca resistencia de los materiales, ha conformado un paisaje espectacular de crestones y en ocasiones de pináculos. En el macizo de la sierra confluyen dos cuencas hidrográficas, la del Segura y la del Vinalopó. La vegetación arbórea es escasa con algunos pinos en la vertiente norte. Abunda el esparto, utilizado antiguamente para hacer esteras. Las partes bajas se han abancalado, cultivándose algarrobosalmendros y algunos frutales. Crevillente posee unas características geográficas muy propias, con una zona montañosa al Norte, que presenta un frente casi rectilíneo atravesado por pequeños barrancos y una llanura al sur condicionada por los aportes de las ramblas, además de un clima semiárido. Dichas características hacen que existan unas variedades ecológicas de enorme singularidad en estas comarcas. Entre sus parajes naturales sobresale el Parque de Montaña de San Cayetano, situado al pie del pico del mismo nombre y con una altitud de 817 m. Su origen se encuentra en una antigua ermita dedicada a San Cayetano y actualmente el lugar se encuentra acondicionado para disfrutar de un completo día en la montaña, contando además con un manantial y un albergue al efecto. La configuración orográfica de Crevillente favorece la práctica del senderismo, ya que abundan las laderas no muy escarpadas y suaves valles por donde transcurren pistas y caminos de herradura, que permiten a su vez gozar de una mañana con la mochila a la espalda, cámara fotográfica y ánimo de detenerse en los encantos de la sierra, así como contemplar vistas de toda la comarca.
CÓMO LLEGAR:Por la N-340 dirección Murcia, en pasar Crevillente a unos setecientos metros después de cruzar un barranco, coger camino asfaltado a la derecha, hay un cartel informativo a la Zona Recreativa de San Cayetano. Seguir hasta el cruce con el Trasvase Tajo-Segura, continuar con precaución por la izquierda, aunque hay señales de dirección prohibida es un camino de servicio. Seguir hasta el 10º puentecito que cruza el Trasvase, hay otro cartel de la Zona Recreativa y al Club de Tenis. Seguir camino, el asfalto termina cerca de un gran pino y una nave abandonada a la derecha que fue una granja de pavos. Ahora vamos por la pista de tierra en dirección a la sierra, subiremos y bajaremos algunas rampas y nos dejará en el aparcamiento de la Zona Recreativa donde hay un cartel informativo y una barrera para vehículos.
ITINERARIO: ELS ANOUERS / COLLADO /  EL POUET / EL PICATXO / COLLADO / SANJURI / EL RAIG / BARRANC DELS ANOUERS / ELS ANOUERS.
COMPONENTES: VICENTE, SUSI Y CAROL.

LA RUTA: Lunes de Pascual. Teníamos elegida otra ruta pero la cambiamos por ésta, más cercana y corta, para ajustar al tiempo libre que tenía Carol. Iniciamos desde el aparcamiento de arriba, apenas son las ocho y solo hay un coche junto al nuestro. El día está raro con planchas de nubes amenazantes.

Desde la barrera vamos directamente a coger la senda que por la izquierda emprende la subida hacia el Picatxo. Hasta situarnos en la parte alta del barranco, es un tramo de fuerte desnivel inicial, apoyado por escalones de maderos y barandas que facilitan el paso. El área recreativa está solitaria a estas horas.


Superado este trecho, salimos a campo abierto y la senda se apacigua sin dejar de subir. Tenemos enfrente la primera vista al Picatxo con su puntiaguda imagen, coronada ahora por un poco de neblina. Hacia atrás, entre los pinos y al final del barranco, vemos la ermita de Sant Caietá.

El sendero prosigue hasta llegar a unos rellanos escalonados, que quizás en su día fueron terrazas abancaladas, hoy deterioradas y totalmente abandonadas. En una de ellas por la izquierda, hay paletas informativas, se inicia la variante a la cima de la Mitjana (643 m.) que nosotros en esta ocasión reusamos.

Rebasados los muretes de piedra por pedregosas rampas, tenemos preciosas vistas a las paredes rocosas y al Picatxo, que va cambiando de fisionomía a medida que nos acercamos. Las vistas a la Vega Baja y al mar siguen tapadas por las nubes; lo más nítido es la ermita al final del barranco.

Vienen largas y suavizadas pendientes por la remozada senda, fáciles de remontar sin agobios y con un poco de paciencia. Recuerdo hace muchos años cuando el sendero era pedregoso, resbaladizo, y requería mucho más esfuerzo, quizás era más divertido pero no todo el mucho podía subir.


Desde esta altura vemos el hilo de senda que llega a la cumbre de la Mitjana. Unos repechos más y llegamos al Collado, donde se cruzan los senderos que están balizados por un poste de madera. De frente viene la subida desde el Hondón de las Nieves; por la derecha iremos luego al Sanjuri, y por la izquierda, es nuestra senda de subida al Picatxo.


El paisaje cambia por completo. La densa pineda de la cara norte llega hasta el cordal de la sierra y nos regala un delicioso paseo recorriendo la lomada por el bosque de pinos. Nos detenemos un momento en el mirador del Pouet, que por supuesto está seco y deteriorado. Nubladas y oscuras vistas a la Vega Baja.


Emprendemos las cortas pendientes hasta que salimos del pinar y atacamos la rocosa subida a la cumbre. Picatxo o Sant Caietá (819 m.) espectacular otero a la Vega Baja y el mar, oscurecido por las negras nubes que tenemos sobre nuestras cabezas. Suben dos personas a las que pedimos que nos hagan la foto oficial.


Logramos algunas fotos algo siniestras por las amenazantes nubes y comenzamos a descender.  Antes de llegar al Collado nos cruzamos con más gente que sube. Hacia atrás la mole del Picatxo queda lejana. Tomamos dirección al Sanjuri (815 m.), pero elegimos la variante externa, la que no pasa por la cumbre.


Es un bonito recorrido por la parte alta de la ladera sur del Sanjuri, teniendo a nuestros pies la hendidura del Barranc dels Mondongos. La cumbre queda muy cercana, pero en su recorrido hay menos panorámicas, y en el descenso se unen los dos senderos. Las vistas iniciales siguen siendo a la llanura de la vega.

El trayecto se compone de varios roquedos unidos por el sendero que hace varias combas. Una vez alcanzado el primer enclave rocoso dejamos, atrás el bosque de pinos y perdemos toda visión del Picatxo. Nuestras miradas se centran ahora en la mole de la Vella que comienza a despuntar entre las nubes.


Entre los huecos del barranco, y con otra perspectiva localizamos la ermita de Sant Caietá en el fondo. El paisaje de la ladera es espectacular, está tapizada por numerosas matas de esparto que actualmente están floreciendo y todos sus pequeños plumeros ondean al menor soplo de brisa.

Antes de comenzar el suave descenso, se une a nosotros por la izquierda el sendero que viene de la cumbre. Tenemos una visión completa de la Vella con su diminuta hoya en las cercanías de la Casa del Tío Mariano. Conectamos con un camino junto a unos bancales y lo dejamos por la derecha.

Seguimos entre pinos para bajar por una rocosa loma, donde hacemos una parada para tomar un tentempié. Luego continuamos descendiendo hacia un gran pino, pasamos junto a él, y por un bosquete de pinos nos prolongamos por una ladera abancalada de almendros. El sendero acaba en el camino que viene desde el Hondón de las Nieves.

Marchamos por la derecha dejando atrás la cadena para vehículos hasta llegar al pequeño colladito entre la Vella y el Raig, donde hay un poste balizado; seguimos por la derecha, por la otra vertiente del barranco paralela a la que veíamos del Sanjuri. El inicio es un camino llano entre pinos.

En esta zona quedan las ruinas de alguna casa-cueva, frecuentes en la zona,  pero que ahora no visitamos. El paisaje vuelve a cambiar, en esta ladera, mucho más baja que la anterior, podemos observar los agrestes paredones del Sanjuri, sobre los que transita la senda que nos ha traído.

En descenso la senda es más irregular. El Picatxo vuelve a crecer ante nuestros ojos y pronto llegamos a las instalaciones del área recreativa que está atestada de gente, no queda una mesa vacía. Nos acercamos a la ermita pero está vallada por las obras y cerrado el paso al refugio. En el aparcamiento discuten por nuestra plaza, todos quieren aparcar arriba.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/spatialArtifacts.do?event=setCurrentSpatialArtifact&id=9426720
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 10,0 KM.
TIEMPO: 03:00 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 819 M. (El Picatxo)
ALTURA MÍNIMA: 414 M. (Els Anouers)
DESNIVEL POSITIVO: 607 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 607 M.
DIFICULTAD: MODERADA.



RUTA INTEGRAL AL CABO COPE.

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El Parque Regional de Cabo Cope y Puntas de Calnegre se sitúa en el sur de la Región de Murcia, en la porción occidental de la costa murciana. Su vertiente litoral, bañada por las aguas del Mar Mediterráneo, se extiende a lo largo de más de 17 km, con una superficie de 1.032,21 Has. sobre tierras de Águilas y Lorca. Los límites naturales quedan definidos por Calabardina, al sur; Puntas de Calnegre al noroeste y el Lomo de Bas, que constituye la barrera norte del Parque, quedando el flanco este bañado por el mar. Cabo Cope ha sido designado Zona de Especial Protección para las Aves  (ZEPA), y junto con Puntas de Calnegre han sido propuestos como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) para formar parte de la Red Natura 2000. Una amalgama de materiales y estructuras geológicas confluyen aquí; calizas en Cabo Cope y filitas en Calnegre, así como dunas fósiles, playas y acantilados son algunos de sus elementos físicos más interesantes. En el norte del Parque aparecen los relieves de fuertes pendientes del Lomo de Bas, que llega a superar los 600 metros de altitud, hundiéndose en el mar, donde forma una costa acantilada con pequeñas calas. Los materiales aquí son de naturaleza metamórfica, con pizarras y cuarcitas. La mole de Cabo Cope se eleva al sur del Parque. Surge de las aguas y alcanza su cota máxima a los242 metros de altitud. Los materiales aquí son de origen sedimentario, y las calizas crean un relieve abrupto y una costa acantilada. Entre los relieves que cierran los flancos septentrional y meridional del Parque queda una zona de escasa pendiente surcada por varias ramblas. En la línea de costa se conserva una interesante formación de dunas fósiles. Los restos de la presencia del hombre en estas tierras contribuyen a enriquecer aún más el patrimonio del Parque. Ya en tiempos prehistóricos, las cuevas eran aprovechadas, como lo atestiguan algunos restos encontrados y datados en el Neolítico. También hubo un asentamiento argárico en el Cerro de la Cruz. A los pies del impresionante Cabezo de Cabo Cope se mantienen en pie los restos de una antigua ermita del siglo XVIII, y a media ladera, difícilmente identificables, quedan vestigios de una muralla defensiva. Pero es la Torre de Cope, edificada en el siglo XVI, el elemento histórico más singular. Se levantó esta torre defensiva en tiempos turbulentos con el objeto de alertar y proteger a la población, mayoritariamente de ganaderos y pescadores, contra las incursiones de los piratas berberiscos. De tiempos más recientes son algunas instalaciones militares como el Cuartel de Siscal. El paisaje actual en el entorno del Parque es el resultado de la actividad del hombre para su aprovechamiento. Actividades tradicionales, como la pesca, practicada en Puntas de Calnegre, o la agricultura, están dando paso a otras como el turismo y la agricultura bajo plástico.

CÓMO LLEGAR: Por la A-7 a Murcia, hacia Águilas, Calabardina y Cabo Cope.
ITINERARIO: TORRE DE COPE / MIRADOR / PILÓN / BAJAR / SUBIR / COCÓN DE COPE / DESCENSO / CAMINO PR / TORRE DE COPE.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Faltan quince días para la entrada oficial del verano pero el calor hace una semana que ha llegado, y parece que para quedarse. Hoy empieza la temporada veraniega; seguiremos descubriendo nuevos senderos y escondidos lugares, pero que estén dentro de un entorno marino, para disfrutar de la brisa, de un baño y de alguna cerveza.

Los estrenos suelen ser espectaculares, y hoy lo ha sido. La elección de Cabo Cope ha supuesto un acierto  senderista, pese a sus 244 m de altitud, que nadie se lleve a engaño, es una ruta muy montañera y para la que aconsejo llevar calzado adecuado, botas o zapatillas con suela muy adherente.

Iniciamos desde la Torre de Cope, levantada a lo largo del siglo XVI, dado el interés del concejo de Lorca por ejercer un control decisivo sobre sus espacios costeros, asolados por corsarios norteafricanos de origen musulmán, quienes capturaban a pescadores y pastores  por aquellas fechas. Su ajetreada historia le dio por fin un aspecto singular. Pasó de una simple torre en origen a un pequeño fortín en la segunda mitad del siglo XVII.


A pocos metros se encuentran los restos de la ermita de Cope, que visitaremos al regreso. El PR se eleva y la rodea por la izquierda junto a una finca. Dejamos atrás las estribaciones del cabo y el mar; caminamos en dirección a Calabardina paralelos a las laderas de la montaña que parecen sembradas de matorral de esparto.

Mirando hacia atrás vemos la solitaria Torre de Cope en la pequeña ensenada, y por delante un despejado sendero en suave ascenso con algunos ondulados montículos en las laderas. Pronto tenemos a la vista de nuevo al mar. Estamos atravesando el istmo de la diminuta península que forma el Cabo Cope.

Alcanzamos un pequeño mirador, un rellano sobre una barranquera por donde el PR nos deja y baja hasta la playa. Las vistas a Calabardina, sin bañistas a estas horas, son preciosas, y se amplían sobre el mar hasta la isla del Fraile en las inmediaciones de Águilas y sus edificios turísticos.

El sendero continúa sin marcas y en ascenso, ensanchando las miradas al litoral. En el pequeño embarcadero de Calabardina, distinguimos un numeroso grupo de buceadores preparando sus pertrechos para embarcar en tres lanchas zodiac y sus monitores que les guiarán en sus inmersiones.

Tomamos como próxima referencia un enorme pilón de obra situado más arriba. La senda se encrespa y serpentea entre las matas de esparto hasta lograr su alcance. Es de base cuadrada, tiene más de dos metros de altura y la parte superior esta derruida. No he encontrado ninguna reseña de su construcción.


Desde esta nueva posición, las miradas al mar se agrandan más allá de la costa. El sendero prosigue bordeando el acantilado sin perder altura y nos acerca hacia las grandes paredes rocosas, que en el Cabo Cope son de origen calizo. La fuerte erosión producida por el aire y el agua las ha corroído en exceso.


A medida que vamos girando perdemos la visión de la costa. Prácticamente estamos situados a la altura de la isla del Fraile. Las tres embarcaciones de buceadores parecen haber llegado a su destino y están fondeando muy cerca de las rocas, a nuestros pies. Seguimos virando a la izquierda.

 En un momento dado, con la visión al frente de una redondeada roca que emerge del mar, y pegados a las paredes calizas, el sendero comienza a descender por la derecha, apenas hay algún mojón visible. Es una bajada pedregosa en la que hay que extremar las precauciones, el calzado con buena suela es vital.









Bajamos hasta un farallón rocoso, separado de la montaña por una grieta por la que tenemos que pasar. En la otra parte el paisaje cambia por completo, ya que la roca caliza forma cárcavas y abrigos espectaculares. Seguimos perdiendo altura hasta que rodeamos el peñón y aparece otro más escorado.

Termina el sendero y tenemos que comenzar a subir por la izquierda, por la ladera que une los dos montículos formando un collado mucho más arriba. No hay una senda definida ni mojones que la reafirmen, se pierde constantemente, mejor seguir a golpe de GPS, ladeándonos un poco a la izquierda.


Es quizás la parte más dura de la ruta, por el fuerte desnivel y no haber un camino claro. Ascendemos entre un mar de matorrales de esparto que suavizan el esfuerzo al sujetar y dar firmeza al suelo, que de otra forma sería más resbaladizo. Entre respiro y respiro observamos la población de Águilas que emerge tras los pivotes montañosos.


Llegamos al collado. Paradójicamente hacia el interior no vemos el mar. Las colinas forman una especie de “pequeño circo” con una vaguada en el centro, donde se unen las ramblas, que en las lluvias desaguan por el sur. Son lomas redondeadas cubiertas de matorral, mayoritariamente de esparto, que la brisa cimbrea como espigas doradas de trigo.

Seguimos por la izquierda, donde vemos el punto geodésico, en leve descenso buscando la vaguada; la senda va y viene, se trata de  que sin llegar al fondo, arribar a los acantilados del Este, de menor altura, para diagonalmente arribar a la cumbre. La última parte del sendero está muy definida.


Cocón de Cope (244 m.) punto más elevado de esta mini península que se asoma al mar. Desde este punto tenemos admirables vistas a ambos lados del cabo: la bahía completa de Calabardina hasta Águilas, y en el otro lado, la Torre de Cope y las diminutas calas de Calnegre. Almorzamos extasiados ante tal espectáculo.

Emprendemos el regreso deshaciendo parte del sendero para comenzar a remontar por la otra vertiente de los acantilados. Una vez arriba, vamos recorriendo las ondulaciones de las lomas en suave descenso. Damos las últimas miradas a cima del Cocón y a Calabardina que queda a sus pies.


Vamos girando hacia el sur, conquistando pequeñas lomas desde las que el paisaje se centra en las diminutas Puntas de Calnegre por la izquierda, y por la derecha, en las inclinadas  y doradas laderas pobladas de esparto, que se unen en la rambla central formando un solo canal de desagüe.


Por delante tenemos los lomos de la parte delantera del cabo que se adentra en el mar; la rambla se torna más profunda y vertical para caer en picado buscando su salida al mar. Las vistas desde esta punta son impresionantes. Un mar azul intenso, y las preciosas calas a ambos lados.

Comenzamos a descender por la izquierda. Hay varios mojones visibles que lo indican; el sendero se pierde al principio, pero debemos escorarnos un poco a la derecha, hasta que vuelve a reafirmarse. Nuestra referencia es el camino que vemos abajo. Perdemos de vista la parte oeste.

Este es otro punto en que el calzado adecuado, nos dará mayor seguridad en esta inclinada bajada. Llegados al camino, retomamos el PR y por la izquierda continuamos para cerrar el círculo. Dejamos a la derecha el Cerro de la Cruz o las cabritas, con restos de un poblado de cronología Bronce Argárico.


Nos pegamos a la sierra para subir un poco, evitando los acantilados; pasamos cerca de los nimios restos de la muralla de Cope y llegar a un pequeño mirador en la playa de la Ensenada de la Fuente. Por encima de la cala nos deslizamos por delante de un privilegiado chalet, y llegamos a la ermita de Cope.

Parece ser que ya existía en el siglo XVI, ya que la torre se construyó en esta época, y desde entonces pescadores y pastores constituían el vecindario de dicha torre a cuya guarnición abastecían de productos, por lo que la construcción de la ermita era para dar servicio religioso los domingos y festivos a los pocos habitantes de la zona y a la propia guarnición del bastión.

Junto a la Torre de Cope cerramos esta estupenda ruta de vistas espectaculares. Nos ponemos más cómodos y con el coche partimos hasta Calabardina, donde tras un refrescante baño, nos tomamos un aperitivo en su chiringuito. La cala está a rebosar, pero con un ambiente familiar.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/edit.do?event=info&id=9917264
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 7,8 KM.
TIEMPO: 03:20 HORAS
ALTURA MÁXIMA: 244 M. (Cocón de Cope)
ALTURA MÍNIMA: 0 M. (Nivel del Mar)
DESNIVEL POSITIVO: 380 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 380 M.
DIFICULTAD: MODERADA.


EL XARCO, VILLAJOYOSA

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Durante los siglos XV y XVI la presencia de calas y abrigos naturales en la Marina Alta la hicieron especialmente susceptible al ataque de corsarios, piratas berberiscos y turcos, que desembarcaban cada vez con más frecuencia, invadiendo y saqueando los pueblos, asolando los cultivos y tomando a los habitantes como prisioneros. La defensa de la época, basada en el control por tropas más o menos eventuales no era suficiente. En la cartografía medieval aparecen en Valencia puntos defensivos con primitivas atalayas, muchas de ellas de la época romana, en las localidades de Peñíscola, Oropesa, cabo de Cullera, cabo de San Martín, Moraira, cabo de Alcodra, cabo del Aljibe y cabo Cerver, un sistema defensivo costero deficiente, anticuado y disperso, claramente insuficiente ante el incremento de los ataques, por lo que el rey Felipe II ordenó un estudio de la defensa del litoral, como consta en los documentos de la época :
"persistiendo los corsarios en fatigar los lugares marítimos de la costa de nuestro reino, favorecidos de los llamados cristianos nuevos, vino Orden del Rey Felipe II que en toda ella, de tanto en tanto se edificaran torres fortificadas donde estuvieran guardas perpetuas que alertaran y dieran avisos con fuegos y ahumadas, de que si llegaban corsarios, todavía disparasen algunos tiros para que los pescadores se recogiesen".
En la provincia de Alicante, desde la Torre de la Horadada al sur, hasta la de la Almadraba en Denia, se construyeron 37 torres, de las cuales 15 están desaparecidas para siempre y de 6 sólo se conserva la base. Apoyando las torres se aprovecharon y fortificaron los castillos y fortalezas litorales de Denia, La Granadella y Moraira. Por aquella época también fueron reforzadas algunas iglesias convirtiéndolas en verdaderas fortalezas, como las de Jávea, Teulada y Benissa, o la consolidación de muchos recintos amurallados como los de Calpe. En el interior de la comarca también se construyeron una serie de torres y edificaciones fortificadas que, aparte de la mera función de vigilancia, buscaban asegurar el control y el dominio de las fronteras rurales y asegurar el control de las vías de comunicación. Los continuados ataques de los piratas y el creciente bandolerismo obligaron a los propietarios de los huertos de Denia, Alicante, Villajoyosa o Elche a seguir el ejemplo de los agricultores catalanes y sufragar un sistema de alerta y prevención de ataques. Así, castillos, torres de iglesias y colinas servían como refugio y vigilancia de la costa. Algunas poblaciones llegaron a formar milicias armadas, siendo muy reconocidas las de Alcoy o las de Oliva.  (Traducción de un texto en valenciano de http://www.auntirdepedra.com/2011/02/les-torres-guaita-de-la-marina-alta.html)
CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 dirección Valencia. Antes del peaje de El Campello, salir por la derecha hacia Villajoyosa por la N-332. Antes de entrar a Villajoyosa, llegar al Restaurante Saivini, en el edificio La Vila Domus, frente a la Paya del Paraíso. Suele haber sitio para aparcar.
ITINERARIO: INICIO / DERECHA / IZQDA. IDA Y VUELTA / REFUGIO / CUMBRE / BAJADA / DERECHA / CARRETERA N-332 / MONTÍBOLI / PLAYA DEL PARADÍS / FINAL.
COMPONENTES: VICENTE Y PATRO.

LA RUTA: Hoy hemos elegido una ruta que comienza y termina en la playa Paraíso, en Villajoyosa, muy cerca de la Caleta y de la Torre de Guaita del Xarco, pero que transcurre por el interior, entre pequeños montes de baja altitud poblados de pinar de poco porte, dada la aridez del terreno.

Iniciamos por la derecha del restaurante, para enseguida pasar por debajo de las vías del tren y tomar un camino de tierra que nos aleja de la barrera de edificios turísticos y el mar. Todavía no estamos en campo abierto puesto que tenemos que superar otros obstáculos muy cercanos.

El siguiente paso subterráneo es por debajo del carril  que une la Autovía AP-7 con la N-332. En el otro lado tenemos a la vista distintos y puntiagudos montículos, algunos coronados por diminutas muelas, sin apenas arbolado en sus laderas. Lindamos con la valla de una finca ecológica cuyos plantones están dañados por las plagas.


El próximo impedimento es la propia Autovía AP-7, por lo que el camino hace unas curvas para encarar un estrecho y largo túnel de tubos cuadrados por el que pasamos. Ahora sí estamos en campo abierto. Hoy tenemos un día raro, no hace mucho calor, pero el cielo no está limpio, hay como una bruma que lo enmaraña.


Comenzamos a elevarnos suavemente por antiguos caminos de herradura, tomando unos y dejando otros, si no se conoce la zona el GPS se hace imprescindible. Tenemos vistas borrosas del litoral, con la Torre de Guaita del Xarco, cerca de ella haremos el regreso. El resto son pequeñas lomas de matorral, como dunas fósiles.


Tras un repecho, marchamos junto a una acequia sin agua y una balsa semivacía, se ven pocos campos de cultivo exceptuando algunos cítricos. Entre la greña de nubes distinguimos la gran mole de Aitana. Enlazamos con un camino marcado como PR, que poco después dejamos elevándonos por la derecha.

Entramos en el Barranc de Alfondo de Salomó, de poco calado, y poblado de pinos de menor tamaño, la carencia de lluvias afecta a su frondosidad. En ligero ascenso el cauce serpentea entre antiguas zonas abancaladas en total abandono, con derruidos muretes de piedra seca y restos de algún corral.

Salimos del barranco por la izquierda hasta alcanzar un camino que nos sigue subiendo. Poco después tenemos marcado en el GPS un desvío a la izquierda de ida y vuelta. Caminamos paralelos frente a una sierra algo más elevada y poblada de pinos a la que nos unimos en un rellano.


Quedamos prendidos al toparnos con una caseta construida con piedra seca, pero con un diseño excepcional que recuerda a un Gaudí rural. Delante tiene un pequeño horno árabe y detrás una barbacoa, con chimenea interior y tres tumbonas de playa. Está cerrada y bastante cuidada.


Subimos el declive de la sierra y transitamos por su cresta hasta su punto más elevado. Es nuestra cumbre de hoy, 237 metros, y en el mapa no tiene nombre. Las vistas siguen siendo borrosas y difusas a Aitana y algo más claras en litoral con la Torre de Guaita. Regresamos por el mismo camino al trazado principal.

Rodeamos la otra sierra por la umbría en los pinos, entre senda y caminos muy transitados por ciclistas, según las huellas de sus rodadas en la tierra, porque hasta ahora no hemos visto ninguno. Pasamos junto a una conejera para llegar a un rellano cerca de su cumbre (284 m.), aunque no la subimos.

Por la derecha, asomarse hasta ver una senda que desciende, cuesta verla, pero una vez en ella se va reafirmando. Es un bonito recorrido que nos permite contemplar un terreno accidentado con numerosos montes pero de poca altitud. Decidimos almorzar a la sombra de unos pinos.

Reanudamos la bajada alcanzando una torre eléctrica y seguir hasta un camino de cemento en las cercanías de una casa de campo. Por fin tenemos una vista, aunque tapada por las nubes, del Puig Campana. Proseguimos bajando por la derecha, de frente a un chalet en la ladera.


El camino hace varias curvas cerradas hasta entrar en el Barranc de la Aigüeta. Vamos cerrando el círculo de la ruta. En el lecho del barranco hay varias fincas, una de ellas es una yeguada, fuera de las cuadras hay dos potros preciosos, uno de pelaje blanco inmaculado y el otro blanco y alazán.


Nos unimos al Barranc del Xarco y marchamos hasta cruzar por debajo de la Autovía y llegar a la N-332 junto a una Venta actualmente cerrada. Debemos caminar unos 300 m. por el arcén de la izquierda, cruzar la carretera con cuidado, y andar unos 900 m. por la carretera de servicio.

Giramos a la derecha para entrar en el barranco que desagua en la Playa de la Caleta. Es un barranco destartalado, sin ninguna vistosidad; en la ladera de la izquierda han quedado paralizados por la crisis varios chalets de lujo a medio hacer. Hay que tener valor para venirse a una árida ladera de complicado acceso al mar.


Nos decepciona tener que cruzar las vías del tren sin paso a nivel. Salimos a las pistas de tenis en la zona trasera del Hotel Montíboli. Rodeamos las instalaciones por la izquierda para subir a la parte alta junto a la entrada del hotel, y bajar por la calle de la urbanización, ya con vistas al mar.

Dejamos atrás los aparcamientos y por uno de los carriles llegamos a la Playa del Paradís. El día ha mejorado, pero pese a ser la hora del baño hay muy poca gente. Por una corta calle aledaña arribamos a nuestro coche cerrando la ruta. Sencilla técnicamente, pero requiere el uso del GPS.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/spatialArtifacts.do?event=setCurrentSpatialArtifact&id=9988764
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 18,1 KM.
TIEMPO: 04:40 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 267 M.
ALTURA MÍNIMA: 0 M. (Nivel del mar)
DESNIVEL POSITIVO: 422 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 422 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

DESDE LA PLAYA MIL PALMERAS A CABO ROIG, ORIHUELA COSTA

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La Sierra de Escalona y Dehesa de Campoamor abarca un total de 4.697,6 hectáreas de los términos municipales de Orihuela, San Miguel de Salinas y Pilar de la Horadada. Se trata de un conjunto formado por montes, pinares, matorrales y cultivos que le convierten en un espacio natural muy importante de la Comunidad, que merece el máximo grado de protección y por eso se convertirá en el parque natural número 23 de la Comunidad Valenciana. En el parque se encuentran tanto cultivos de secano como de regadío - olivos y algarrobos, huertas y frutales- con una extensa zona forestal cubierta de pino carrasco. En el sotobosque del pinar se encuentran las plantas típicas de estos ambientes: lentiscos (o mata charneca) , palmitos, jaras, y aromáticas como el romero y el tomillo. La calidad de este ecosistema y la cercanía a otros espacios naturales (las salinas de San Pedro del Pinatar, Parque Natural lagunas de la Mata y Torrevieja, y la costa marina) hace que esta zona mantenga importantes densidades de presas, como conejos y mamíferos carnívoros como el gato montés, con una de las mejores poblaciones del sureste, gineta, tejón, etc. El espacio natural de Sierra Escalona y Dehesa de Campoamor incluyen en su área de interés ecológico una superficie sensiblemente mayor de la que comprende el actual límite del LIC. Esta circunstancia resulta evidente, por ejemplo, al estudiar su vegetación y su flora. Entre las especies de flora más relevantes y, en algunos casos endémicas, cabe destacar: Thymus moroderi y Thymus hyemalis (Incluida en el Catálogo de Plantas Protegidas del País Valenciano), Bupleurum gibraltaricum, Helianthemum almerienses y Teucrium carolipaui. Además, existen dos especies incluidas en el Anexo II de la Directiva Hábitats 92/43: Especies Vegetales de Interés Comunitario para cuya conservación es necesario la designación de zonas especiales de conservación. Sierra Escalona y la Dehesa de Campoamor forman la mayor y más importante masa forestal del sur de la provincia de Alicante. Una sencilla división de sus formaciones vegetales permitiría hablar de formaciones silvestres y antrópicas. Entre las primeras destacan los pinares de Pino carrasco (Pinus halepensis), como especie arbórea predominante, acompañada de especies arbustivas de matorral noble como la coscoja (Quercus coccifera), el lentisco (Pistacea lentiscos) o el palmito (Chamaerops humilis). Junto al pinar aparecen otras formaciones de interés que, en algunos casos, podemos encontrar en muy buen estado de conservación como son los prados anuales y los tomillares, además de las comunidades de ribera propias de barrancos, ríos y ramblas.
CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 dirección TORREVIEJA/CARTAGENA, Salida en la nº 770 Pilar de la Horadada, continuar hacia los aparcamientos en la Playa Mil Palmeras, cerca de la calle Ausias March.
ITINERARIO: PLAYA MIL PALMERAS / CAMPOAMOR / PLAYA AGUAMARINA / PUNTA GLEA / CABO ROIG / REGRESO.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Hoy ruta playera con equipación ambigua: zapatillas y sandalias, sin bastones y una sola mochila pequeña con cremas, liquido elemento, toalla y alguna camiseta de recambio. Nos hemos ido al extremo sur de la provincia de Alicante, a Pilar de la Horadada, a la hermosa playa de las Mil Palmeras.

Al ser un día entre semana las playas están solitarias a estas horas. Iniciamos bajando del parking a la playa por una de las pasarelas de madera aledañas al chiringuito, que comienza a desperezarse junto a la desembocadura del río Seco, que hace honor a su nombre y solo aporta algo de humedad y vegetación interior.

El mar está en calma chicha, y distinguimos el litoral hasta la bahía que forma el Cabo Roig. El día luce espléndido. Lo bonito de buscar sitios distintos, es que te permite encontrar, ver y comparar  con todo lo conocido, y nuestra provincia en ese aspecto es inagotable. Lástima que haya tanta gente que no sabe lo que tenemos en casa.

Llegamos a una especie de talud que se adentra al mar estrechando la playa a unos pocos metros del agua. Es una especie de duna fósil o composición rocosa, con unos diez o quince metros de altura y de una curiosa tonalidad, entre el color calabaza y un ocre muy fuerte.

En esta curiosa formación, con una longitud de algo más de cien metros de frontal vertical pero irregular, tiene diversas pequeñas cuevas y oquedades que la gente aprovecha para resguardarse un poco del sol o dejar sus pertenencias mientras se baña. Debido a los desprendimientos hay algunas piedras en el agua que le dan aspecto descuidado.


Superada esta extraordinaria mole rocosa, la arena retoma su anchura normal y entramos en la playa Barranco Rubio, muy cerca de la pequeña Cala de Campoamor,  después al final de la misma, por unas escaleras, subimos hasta el diminuto puerto deportivo y el Club Naútico de Campoamor.

Bajamos de nuevo a la playa que ahora se llama de la Glea, y el paisaje cambia. Desde el mismo  puerto deportivo, comienza una pasarela elevada sobre pilares de cemento para salvar otra formación rocosa más pequeña que la anterior, pero mucho más alta e irregular, y de apagados colores rojizos.


Siguiendo la orilla del mar, pasamos por la cuidada playa Aguamarina, para empezar a patear por la Caleta de la Glea, donde termina la arena. Decidimos prolongarnos adelante entre las rocas que el agua moja, por encima de ellas, o por rastros sesgados de sendero que nos llevan a la punta.


Rodeamos la Punta de Glea y subimos por el otro lado. En la misma punta hay un mirador y un sendero, ambos balizados con estacas de madera unidas por una gruesa soga en comba. El sendero sube a las urbanizaciones, pero a medio camino hay una variante que continúa a media altura sobre la costa.


Este sendero delimitado, protege la parte de playa fósil y diminutas calas del Paisaje Agua Marina, donde existen especies de interés botánico muy raras en la Comunidad Valenciana. Marchamos sobre una loma con algo de vegetación y por unas escaleras conectamos con el paseo marítimo de una urbanización.


Cerca de un espigón artificial que se adentra en el mar, el paseo marítimo se prolonga por otro algo más modesto, con barandas de madera,  que en suave descenso da servicio a todos los edificios colindantes en la recogida playa de Cabo Roig, luego vuelve a subir un poco para llegar al puerto deportivo.


Tras el puerto deportivo seguimos rodeando el Cabo Roig, pasando junto al cuartel de la guardia civil, donde cerca de las instalaciones se encuentra la antigua Torre defensiva que dio nombre al cabo, y daba la alarma en los ataques de piratas berberiscos. En la otra parte comienzan nuevas calas y playas hasta Torrevieja.

En este punto dejamos de avanzar e iniciamos el regreso. En las urbanizaciones, seguimos el paseo marítimo sin bajar a la Punta de Glea, desde esta posición vemos todo el litoral que en la ida hemos recorrido, y a media playa de Glea, por unas empinadas escaleras descendemos a la arena de nuevo.

Para nuestra sorpresa casi arribando a la playa de las Mil Palmeras, la Patrulla Águila de vuelo acrobático del Ejército del Aire Español con sede en San Javier, nos recibe con piruetas y formaciones de sus reactores. Ante tan bello espectáculo, nos damos un chapuzón y tomamos unas cañas en el chiringuito.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/spatialArtifacts.do?event=setCurrentSpatialArtifact&id=10030302
RECORRIDO: LINEAL, IDA Y VUELTA.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 13,2 KM.
TIEMPO: 03:30 HORAS
DIFICULTAD: BAJA.

POR LOS ACANTILADOS DE SERRA GELADA DESDE EL FAR DE L’ALBIR.

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El Parc Natural de la Serra Gelada y su entorno litoral, situado en la Comarca de la Marina Baixa, en los términos municipales de Altea, l’Alfás del Pí y Benidorm, es uno de los más singulares de la Comunidad Valenciana, por tratarse de un parque natural marítimo-terrestre. Fue declarado en 2005 y tiene una extensión de 5.564 hectáreas.  De ellas, aproximadamente 4.920 son marinas e incluye la bahía de Altea y la de Benidorm hasta la cota de los 50 metros de profundidad. Dentro de sus aguas podemos encontrar algunas de las zonas submarinas  más interesantes y sorprendentes de todo el Mediterráneo peninsular. Destacan la presencia  durante todo el año de cetáceos, los importantes puntos de crías de aves marinas y las praderas de Posidonia oceánica (conocida localmente como alguers). La parte terrestre corresponde a cuatro pequeñas islas entre la que destaca l’illa de Benidorm y la de Serra Gelada, sierra litoral que alcanza su cota máxima en el Alt del Governador (438 metros) y que, en su frente litoral, forma unos imponentes acantilados, los cuales se encuentran entre los más altos de la Península Ibérica. En ellos podemos observar una duna fósil colgada, formación de gran importancia geológica. Hace unos 70 millones de años África se desplazó hacia el norte y colisionó con la Península Ibérica, originando varias cadenas montañosas en Europa. Los materiales que componen Serra Gelada se plegaron, dando como resultado la actual inclinación que observamos en sus estratos. Las rocas donde está la Cova del Bou tienen un color claro, son calizas. Si ahora miramos hacia la parte más alta de la sierra por debajo de las antenas, podemos ver de nuevo estas calizas. ¿Cómo es posible que las mismas rocas estén separadas por más de 170 metros en la vertical? La respuesta está en una gran fractura o falla que provocó el desplazamiento de las rocas. Desde que se formó este relieve escalonado, el agua se ha encargado de esculpir y moldear las rocas en un proceso lento, pero constante, excavando los pequeños barrancos que tenemos a la vista. El frente litoral de la Serra Gelada está formado por imponentes acantilados que se elevan por encima de los  400 metros sobre el nivel del mar. Deben su origen a la acción combinada de las fallas y la erosión marina. Estos acantilados poseen plantas singulares  que los botánicos denominan rupícolas, ya que viven sobre rocas con muy poco suelo. De entre éstas destaca la Silene de Ifach (Silene hifacensis), única especie vegetal de la Comunidad Valenciana que, por su elevado riesgo de desaparecer, posee un Plan de Recuperación que ayuda a su conservación. Otras especies destacadas de los acantilados son la Orelleta de ratolí (Sarcocapnos saetabensis) o la trencapedres  (Teucrium hifacensis). En estos ambientes verticales vive poca fauna, destacando a algunas aves que ocupan las oquedades de la pared para instalar sus nidos, como el Roquero solitario (Montícola solitaius) y el Halcón peregrino (Falco peregrinus) que tiene en Serra Gelada varias parejas reproductoras.
CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 hacia Benidorm, salida en la nº 65 BENIDORM (LEVANTE) CALLOSA D’ENSARRIÁ, enlazar con la N-332 y por la izquierda continuar hasta la Playa de l’Albir. Dejar el coche en el parking del Parque Natural de Serra Gelada. También se podría aparcar cerca del supermercado Consum, donde tiene parada el bus nº 10 que nos traerá de regreso desde el Rincón de Loix. El inicio de la ruta está a menos de 10’ andando.
ITINERARIO: PARKING / MIRADOR-1 / MIRADOR-2 / FARO / MIRADOR-3 / ALT DEL GOVERNADOR / DEPOSITO INCENDIOS / CRUZ DE LOIX / ATAJOS / PARADA BUS Nº 10.
COMPONENTES: VICENTE Y PATRO

LA RUTA: Buscando la brisa marina nos vamos al Parque Natural de Serra Gelada desde l’Albir. Que como siempre, dando una vuelta de tuerca, haremos algo distinto. Llegaremos hasta el faro y desde allí comenzaremos a subir para recorrer la parte oculta y menos conocida de Serra Gelada: sus imponentes acantilados.

Iniciamos por el remozado Camino del Faro, que nada tiene que ver con la tortuosa senda que desde su construcción en 1863 subían los fareros. Han renovado todas las señales y carteles, y abundan las peanas informativas  con datos del Parque Natural. Por la derecha dejamos atrás la subida al Alt del Governador por el PR.


Es un tramo muy concurrido por paseantes y runners. Llegamos al primer mirador, donde entre la frondosidad de los pinos tenemos las primeras vistas al mar, con el Penyal de Ifach al fondo, seguido por la muralla montañosa del Bérnia, y como no, las inconfundibles moles del Ponoig y del Puig Campana.


En el segundo mirador, algo más elevado, las panorámicas se amplían para gratitud de nuestros sentidos. Mostrándonos toda la bahía desde l’Albir hasta el puerto de Altea. Hace un día precioso con un calmado mar azul intenso. Atravesamos un pequeño túnel excavado en la sierra.


Salimos a la solana con miradas mucho más abiertas a la parte rocosa de l’Albir y al puerto pesquero de Altea, donde distinguimos en lo alto, la cúpula de su bonita iglesia. También ponemos nuestros ojos en el faro y sus instalaciones, coronando el peñascoso montículo donde está situado.


El camino hace un ancho recodo para evitar una barranquera que termina en la recogida Cala del Racó de Pallarés. Pasamos por debajo de la Cueva Boca de la Ballena, hay marcada una sendita para llegar a ella. Poco después unos carteles nos indican la situación de una antigua mina de ocre rojo y el aljibe.








Arribamos al Faro de l’Albir, convertido en Centro de Interpretación,  junto a los restos de la Torre defensiva o de guaita Bombarda, construida en tiempos de Felipe II para vigilancia a lo largo de toda la costa. Las vistas son magníficas, sobre todo al poderoso contrafuerte donde está situado el Alt del Governador.

Dejamos el faro y retrocedemos unos 150 metros hasta la subida al tercer mirador que antes hemos obviado. Desde aquí podemos comprobar la tremenda verticalidad de los acantilados y ver la incipiente traza de una senda que se inicia entre las primeras lomadas. Se acabó la visita cultural, ahora viene lo bueno.

Salimos del cercado de madera y comenzamos a lomear por una senda perdedora, no hay mojones ni marcas, y sí más de un trazo, que nos confunde. Es mejor seguir el Track del GPS para no tener retroceder cuando no hay salida. En unas lomas se camina a media altura y otras cerca del precipicio.


Vamos cogiendo altura con facilidad, las panorámicas hacia atrás son brutales, pero las de delante son de vértigo. Marchamos sobre la loma donde está ubicada la Cueva Boca de la Ballena y tenemos claro el trayecto hasta la especie de ángulo recto que forma la loma con el espolón de la sierra.


Llegados al vértice del ángulo tenemos a la vista el fondo del mar a más de cien metros en caída vertical. Atacamos el desnivel más duro de la jornada, aunque muy encrespado, las botas se sujetan bien en el reseco terreno. Al haber más de una traza y estar atentos al GPS, elegimos a la que creemos mejor.


Hay momentos en que vamos separados, uno a la derecha, y otro más escorado hacia el precipicio, pero siempre hay un punto de encuentro en el que mientras tomamos resuello, quedamos extasiados con el tremendo paisaje, el trayecto recorrido y el desnivel superado. Pronto intuimos la cercanía de las antenas.

Alcanzamos el espolón rocoso y dejamos de subir, para comenzar a rodearlo por la izquierda, con trazos de senda que se intuyen entre algunos pinos y pegados a las rocas. Una vez en la solana, quedamos situados bajo el cantil pétreo y blanco de piedra caliza, por el que sobresale la punta de las antenas.


Emprendemos un fabuloso recorrido pegado a las paredes del acantilado, por esbozos de senda, pequeñas plataformas de suelo irregular e inestable, aunque sin peligro aparente, si no pensamos que estamos sobre un vacío de más de cuatrocientos metros de desnivel. Extremando las precauciones se puede avanzar perfectamente.


Sin dejar de pensar en la altura a que nos manejamos, las grandes paredes calizas atraen toda nuestra atención. El viento y el agua se han encargado de erosionar a su antojo, formando un mosaico de oquedades, cárcavas y cavidades que probablemente el halcón peregrino y el roquero solitario utilicen para anidar.









Situados debajo mismos de las antenas y sobre el Morro de Sant Jordi, donde está ubicado el vértice geodésico del Alt del Governador (438 m.), tenemos la posibilidad de trepar para alcanzar la cima; pero decidimos continuar el trayecto del acantilado que desconocíamos hasta hoy.


Al voltear un risco tenemos una panorámica magistral, con la Punta del Morret Negret y flotando en el mar la diminuta Illeta Penyes d’Arabí. Un poco más al interior, ya se divisa parte de la bahía de Benidorm y sus verticales edificios que compiten en altura con la montaña.


En este tramo la senda es de tierra y algo más firme, haciendo algunos altibajos, pero siempre cerca de las desgastadas paredes. La imagen de las antenas va quedando atrás, y por delante, se aproxima la Punta del Morret Negret, pero antes de vaguada junto al depósito de agua, termina el trazado del acantilado.

Tenemos dos opciones, bajar y subir la vaguada para conectar con el sendero de los pinos, o con otra sendita a la derecha, pasar por delante del depósito y en la pineda enlazar con el sendero. Nosotros elegimos la segunda alternativa y a la sombra de los pinos disfrutamos de nuestro merecido almuerzo.


Tras reponer fuerzas, tomamos el sendero que ahora está marcado con señales de PR. Este trazado nos es muy conocido por haberlo realizado otras veces, aunque pocas en este sentido. La dureza es la misma, porque hay que subir y bajar las mismas olas montañosas, quizás te detienes más a observar los acantilados.


Al principio las ondulaciones de la sierra son constantes pero de poco desnivel y se avanza con rapidez. Las antenas de la cumbre nos sirven de referencia y van menguando al alejarnos de ellas, dejándonos bonitas imágenes del Morro de Sant Jordi y el Penyal de Ifach adentrándose en el mar.


Poco a poco van llegando las grandes oscilaciones, fuerte bajada de unos 120 metros de desnivel,  seguida de una encrespada subida de al menos otros 100 metros positivos. En las partes bajas podemos asomarnos a los profundos abismos y en las altas, posar ante los verticales precipicios.



Superados los últimos declives, Benidorm es una constante en nuestro horizonte, resulta impactante el contraste rural con los modernos y verticales rascacielos. Hacemos un descenso moderado hasta la Cruz de Loix, donde han adecentado el recinto, limpiándolo de cenizas humanas y de mascotas, así como de fotos y recuerdos.

Sin subir a la cruz, la rodeamos por la derecha hasta el asfalto. Unas decenas de metros después, dejamos el asfalto entre los quitamiedos de obra, ver un lomo de tierra con trazas de sendero, está marcado en el Track, y atajando nos evitará casi todas las curvas de la carretera.

Proseguimos por los primeros apartamentos donde echamos un  último vistazo a la recogida Cala de Punta del Pinet. Cuesta abajo callejeamos hasta el Rincón de Loix y al principio de la Avenida del Mediterráneo con la parada del Bus nº 10 que llega a l’Albir y Altea. Montaña y mar, preciosa ruta la realizada.
VER RUTA EN WIKILOC:
RECORRIDO: LINEAL.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 12,10 KM.
TIEMPO: 05:10 HORAS
ALTURA MÁXIMA: 438 M. (Alt del Governador)
ALTURA MÍNIMA: 0 M. (Nivel del mar)
DESNIVEL POSITIVO: 853 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 897 M.
DIFICULTAD: ALTA. No hay mucha altura pero las subidas y bajadas son constantes y pronunciadas. No subestimar el recorrido. La zona de los acantilados no es apta para personas con vértigo y poca experiencia.


LA TORRE DE GUAITA DE REIXES O DEL BARRANC D’AIGÜES.

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El abandono y avanzado deterioro de la Torre de Aigües, ubicada en El Campello, amenazan la conservación de este Bien de Interés Cultural, que pese a su protección como BIC se encuentra en un ruinoso estado sin que ninguna administración haya realizado actuación alguna para asegurar su preservación. Situada en la Lloma de Reixes, junto a la desembocadura del barranco de Aigües, esta torre vigía es un símbolo del litoral campellero y alicantino, hito paisajístico visible desde buena parte de la costa, pero corre peligro debido al gran deterioro que sufre. Pese a conservar todo su alzado presenta grandes grietas que recorren toda la fortificación, se ha hundido el techo y una planta de la atalaya, hay pintadas de actos vandálicos y se registran desprendimientos. Esta edificación se estima que fue construida en el siglo XVI, dentro del plan ordenado en 1554 por el Duque de Maqueda, Virrey de Valencia, que incluyó la construcción de otras torres que jalonan el litoral de la Comunidad, con el objetivo de alertar de los ataques de los piratas berberiscos. Se trata de una torre vigía costera de planta circular con base alamborada y alzado troncónico, de propiedad privada pero a cuya conservación obliga su condición de BIC. Construida en mampostería de piedra arenisca y trabada con mortero de cal y grava, presenta dos alturas con acceso elevado en el frente oriental. En la actualidad el acceso se realiza por una puerta adintelada en estado ruinoso y a más de dos metros de altura, si bien su acceso original debía ser una puerta con arco de medio punto, de reducidas dimensiones, realizada en sillarejo o sillería, hoy desaparecida, según consta en el inventario del nuevo PGOU de El Campello, que le concede a la torre la máxima protección para asegurar su conservación. El interior es de planta circular, con cubierta de bóveda de cañón con rosca de ladrillo macizo rectangular, y está llena de pintadas. Aún conserva en su interior, aunque el mal estado, la escalera de caracol integrada en el grosor del muro de la torre para acceder al piso superior. Desde la distancia no se advierte, pero una visita a la zona evidencia en avanzado deterioro de esta atalaya. Además, como estructura anexa, existe un aljibe de planta rectangular, construido en mampostería recibida con mortero de cal, que se encuentra en buen estado, gracias a estar prácticamente enterrado, quedando a la vista la bóveda y una parte mínima del alzado. (Artículo de José A. Rico en Información.es)
CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 dirección Valencia. Antes del peaje de El Campello, salir por la derecha a la N-332. Después de pasar el túnel de El Campello, en menos de un kilómetro, girar a la derecha, por la Urbanización Pueblo Acantilado. Llegar a la calle Cabeçó d’Or, es una calle sin salida que al final tiene una rotonda. Nosotros hemos iniciado desde la rotonda, pero también se puede hacer desde el principio de la calle.
ITINERARIO: INICIO / MIRADOR / VÉRTICE GEODÉSICO / TORRE DE REIXES / ALJIBE / PR DE REGRESO / FINAL.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: La ola de calor está en pleno apogeo y hay que buscar cosas suaves para luego darnos un buen chapuzón en la playa. Seguimos indagando en la red de torres de guaita que jalonan la costa alicantina y que consiguieron hacer desistir de sus ataques a los piratas berberiscos.

Ahora los piratas los tenemos en nuestra propia casa, que abanderando la ignorancia y la estupidez, con spray de pintura en mano, atentan contra muchas de estas edificaciones. ¿Por qué no probar primero a hacerlo en sus casas? Tanta cortedad mental me pone de mal humor.



Iniciamos desde la misma rotonda donde termina la calle, entre los dos chalets que lindan con la sierra se intuye una sendita que sube un terraplén, y por detrás de la casa de la derecha continua paralela a las lomas de la sierra. Apenas hemos tomado unos metros de altura y las vistas al mar son preciosas.

Hacemos una pequeña vaguada y al subirla, tomamos dirección a la sierra, comenzando a subir por la loma. La inconfundible silueta del Puig Campana acapara las panorámicas, que dada la calima son muy brumosas. Por detrás, el Cabeçó d’Or forma una a largada muralla rocosa.


Escalonados y sin mucho esfuerzo nos situamos en la parte alta de la loma. Corre una ligera brisa y una persona mirando al mar está haciendo ejercicios de Tai Chi. El paisaje cambia y por la derecha tenemos nuestros objetivos a la vista, La loma con el vértice geodésico y a sus pies la Torre de Reixes.


Antes, nos dirigimos por la izquierda recorriendo el lomo de la sierra y llegar hasta el final, donde asomándonos a los acantilados, tenemos preciosas miradas de la costa con Benidorm, su isla, Serra Gelada y el Puig Campana. En el otro lado, El Campello, San Juan, Alicante y el Cabo de Santa Pola.

Regresamos hasta el punto anterior para proseguir por el cordal de la loma. Al igual que en la subida, no hay marcas ni mojones que salpiquen la senda, a veces irregular, pero con un poco de experiencia senderista, se intuye perfectamente. Nuestra próxima referencia es el vértice geodésico.


Es muy poco el desnivel a superar y no parece muy transitada últimamente la loma. Hacia atrás, la nostálgica imagen del Puig Campana, y por delante nos vamos acercando a la máxima altitud de las lomas de Reixes. Está claro que la torre se construyó en la loma más baja y cercana al mar, por su mejor acceso.


Alt de Reixes (201 m.) espectacular ventana al mar. Obtenemos buenas fotos de la costa y de la Torre de Guaita que acapara toda nuestra atención. Vemos las resecas lomas por las que la N-332 atraviesa por el túnel de El Campello, y el paso del TRAM por el puente de hierro elevado.


Abordamos el descenso hacia la torre. Es un tramo algo inestable con piedra suelta donde prestamos un poco más de atención. El tamaño del torreón crece ante nuestros ojos y entre las lomas dejamos de ver el Puig Campana. Muy cerca de la base nos unimos a otro sendero que viene por la derecha y está marcado como PR.


Torre de Guaita de Reixes o del Barranc d’Aigües (155 m.) El avanzado estado de deterioro es notable, no he querido fotografiar la parte que mira al mar, donde los desperfectos son importantes. La atalaya también ha sido atacada por los estúpidos piratas modernos y sus malditos spray.

Además, como estructura anexa, un escalón más bajo y hacia el Este, existe un aljibe de planta rectangular, construido en mampostería recibida con mortero de cal, que se encuentra en buen estado, gracias a estar prácticamente enterrado, quedando a la vista la bóveda y una parte mínima del alzado. Aunque ha sido visitado por el tonto del spray.

Retornamos a la base de la torre, y ahora por la izquierda, emprendemos  tomando el sendero del PR, que aunque no está homologado, nos conducirá de regreso. Damos las últimas miradas a la Torre de Guaita y dejamos atrás una formación rocosa, donde comenzamos a rodear las lomas de Reixes.


En la otra vertiente volvemos a tener delante el Puig Campana, y poco después el mar y Serra Gelada. Para hacer algo distinto, dejamos el sendero al principio de la calle Cabeçó d’Or y callejeamos por los chalets, uno de ellos, tiene una hermosa verja tapiada de buganvilla de un acentuado color fucsia.
Con el coche nos dirigimos a la Coveta Fumá, aparcamos cerca de su tranquila y recogida calita y bajamos hasta el mar. Playa para niños, protegida de oleajes, de aguas frescas y claras. Luego, de sus dos chiringuitos elegimos el más elevado, para tomar unas merecidas cervezas.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/edit.do?event=info&id=10096126
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO
DISTANCIA: 3,9 KM.
TIEMPO: 01:30 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 201 M. (Alt de Reixes)
ALTURA MÍNIMA: 91 M. (Inicio)
DESNIVEL POSITIVO: 115 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 115 M.

DIFICULTAD: BAJA.

CALA BARRACA Y EL CAP PRIM, SL-CV 97 Y 98.

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La playa Cala Portitxol o la Barraca es una de las mejores opciones para aquellos que gusten de lo natural. Cala rústica de grava, bolos y roca situada entre el Cap Prim y el Cap Negre.
Se puede acceder, tanto en coche desde la ctra. del Cabo de la Nao, como a pie desde el Mirador de la Cruz del Portitxol. Frente a la cala, encontramos la Isla del Portitxol (300 metros) de gran interés botánico y arqueológico. Altamente recomendada para la práctica del submarinismo. La vegetación natural irrumpe con fuerza y los cultivos caen hasta el borde del mar. Las excelentes vistas de la Isla del Portitxol (islote que alcanza los 300 metros, de gran interés botánico y arqueológico) son un destacado aliciente. Junto a la playa, se ubica alguna pequeña posta sanitaria y modestos embarcaderos. Es un buen punto de partida para iniciar inmersiones junto a la isla, dejándose acompañar, eso sí, por guías locales para disfrutar de todos y cada uno de los rincones existentes en sus ricos fondos. En las inmediaciones de la Cala de la Barraca se pueden visitar cuatro miradores: Cruz del Portitxol, L’illa, La Falzia y el Cap Negre.
El Cap Prim es un accidente geográfico situado en la Bahía del Portixol, en un enclave ecológico y paisajístico muy bello y, por lo tanto, muy visitado. En esta paisaje podemos encontrar una Microrreserva de Flora con endemismos vegetales únicos entre los que se encuentran los Cheirolophus lagunae, Diplotaxis ibencis, Limonium regualii, Limonium scopulorum. Debido a la fragilidad de estas comunidades es importante no abandonar la senda ni alterar de ninguna forma el medio vegetal. El colorido de los acantilados de este litoral, de tonos grises y amarillos por su composición de margas y arcillas, contrasta con el azul del mar, ofreciendo de este modo paisajes de gran belleza. La debilidad del roquedo permite la aparición de unos hermosos acantilados que podremos apreciar tanto desde tierra como desde el mar. La pequeña cala virgen de grava, piedras y rocas situada en la vertiente septentrional del Cap Prim lleva por nombre la Cala Sardinera y es un antiguo fondeadero natural en el que se han recuperado un conjunto de seis ánforas de época romana tardorepublicana  utilizadas para transportar vino. Antiguamente esta cala era un buen lugar para los sardinales, redes finas que se calaban dos veces al día (a la salida y a la puesta del sol). De ahí el origen de su nombre.

CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 dirección Valencia. Salida en la nº 63 BENISA/TEULADA/GATA DE GORGOS, continuar por la N-332 dirección Jávea, por la CV-740 atravesar el Poble Nou de Benitaxell, dirección Jávea hasta tomar la CV-742 carretera del Portixol, que nos llevará hasta el Mirador. Se puede aparcar a la izquierda de la carretera.
ITINERARIO: CREU DEL PORTITXOL / IZQ. ACANTILADOS / MIRADOR DE PUNTA PLANA / CALA BARRACA / CREU DEL PORTITXOL / MIRADOR DE CALA SARDINERA / MIRADOR DELS PALLERS / CAP PRIM / CREU DEL PORTITXOL.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI

LA RUTA: En la ruta de hoy os proponemos recorrer dos senderos locales (SL) que parten desde el mismo lugar, el Mirador de la Creu del Portitxol. Son el SL-CV 97 Cala Barraca y el SL-CV 98 Cap Prim, los dos son lineales, ida y vuelta, y el orden en que se hagan no altera el producto: Unas vistas maravillosas.

Desde el mirador, todas las vistas las acapara l’Illa del Portitxol, pequeña isla de forma redonda con una superficie de 8'3 h. y 75 m de altura,  separada de la costa por un istmo submarino de unos 3 m de profundidad.Habiéndose encontrado  enterramientos e importantes restos arqueológicos de la época romana.


Nosotros elegimos iniciar por la derecha, hacia Cala Barraca. Un amplio sendero con leve inclinación de bajada nos introduce enseguida entre la foresta; un pequeño bosque de pinar y matorral alto que nos cobija bajo su sombra. Algo inesperado en estas latitudes tan cercanas a la costa.


El sendero hace varias revueltas y comienza a llanear. Hacia arriba, la masa boscosa llega hasta los chalets de primera fila en el litoral, y por delante, por la izquierda, entre las copas de los pinos, comenzamos a tener las primeras vistas del mar, que curiosamente son la zona que visitaremos luego, els Pallers y Cap Prim.

Maravillosas panorámicas a estos diminutos accidentes geográficos que salpican esta agreste costa. Por detrás del pequeño istmo que forma el Cap Prim, entre la bruma, asoma la plataforma del Cap de Sant Antoni. El enmarañado cielo hace que el mar nos ofrezca un color poco definido.

En este lugar dejamos las marcas del sendero (blancas y verdes) que continúan por la derecha, y nos separamos hacia la izquierda, fuera de la pineda y bordeando los acantilados. No es una senda definida y tiene varios rastros pero todos van al mismo sitio. Las miradas se amplían a las escondidas calas.


Vamos rodeando el saliente rocoso hasta toparnos con l’Illa del Portixol, ahora muy cercana, y más a la izquierda, entre las ramas de los últimos pinos comenzamos a distinguir el mar y la punta del Cap Negre. Impresionante. Al acercarnos más, a nuestros pies vemos la Cala Barraca. Bucólica.


Extasiados, bajamos un terraplén hasta un pequeño rellano que forma la Punta Plana. Bonito mirador que extiende nuestras miradas completas a la Cala Barraca, en donde a unas decenas de metros de la orilla, las olas rompen contra los bolos y rocas, llaneando espumosas. L’Illa del Portixol, misteriosa, parece quedar fuera de contexto.


Desde Punta Plana seguimos bajando por el talud de margas y arcillas, centrando nuestra atención para no resbalar, quizás sea el tramo más incomodo de la ruta en el que solo hay que ralentizar la marcha. Llegados a las rocas, trazas de un sendero nos llevan junto a la orilla hasta un panel de la Microrreserva de Flora.


Cala Barraca. Entramos junto las antiguas barracas de pescadores que le dieron nombre. Prácticamente todas han sido reformadas, encaladas, con sus puertas y ventanas pintadas de azul. Apenas hay gente en la playa o bañándose, el ruido del mar arrastrando los bolos resulta relajante.


Paseamos hasta su parte central donde un grupo de gente joven que ha llegado por carretera, acarrea mochilas, hamacas y esterillas buscando un buen lugar. Es resto está muy tranquilo, tumbonas y sombrajos esperando bañistas. Por la derecha, un poste con paletas informativas del SL-CV 97 nos indica el regreso.


Nos elevamos por una cuesta de cemento, entre barracas y algún chalet hasta coger el camino que delimitado por una valla y reafirmado por escalones formados con tablones de madera, hacen más fácil la subida por las margas arcillosas. Cerramos el pequeño círculo entrando de nuevo en el bosque de pinos.




Sin llegar a subir a la Creu del Portitxol,  otro poste nos indica la dirección del Cap Prim, seguimos de frente. Iniciamos una nueva bajada entre los pinos por un camino escalonado con tablones. El paisaje cambia, ahora tenemos por delante las jorobas del Cap Prim y la plataforma del Cap de Sant Antoni.

El Cap de Sant Antoni, se asemeja a la proa de un portaviones que se adentra en el mar. Por la izquierda, cerca de una barranquera arcillosa, nace una pequeña senda sin marcar, que desciende hasta Cala Sardinera, recogida y solitaria playa que todavía es utilizada como fondeadero para algunas embarcaciones.

A medida nos vamos acercando al istmo de Cap Prim se van ampliando las vistas hacia Jávea, hasta que en un momento dado aparece el coloso: el Montgó. Desde esta posición con su forma de cono casi perfecto y con sus apenas 752 m. de altitud, nos parece una mole casi infranqueable.

Unas barandas de madera delimitan los acantilados permitiéndonos diferentes panorámicas, la Cala del Portitxol, l’Illa y el Cap Negre desde otros ángulos, y en el otro lado, el Montgó reinando sobre Jávea. Comenzamos a subir poco a poco acercándonos a los lomos del Cap Prim.


A media subida, en un pequeño rellano, otra baranda de madera nos permite arrimarnos al acantilado, es el Mirador dels Pallers. Pequeños roquedos y plataformas que emergen del mar donde fondean varias canoas tipo zodiac,  mientras grupos de buceadores se sumergen en esta reserva marina.


Continuamos subiendo hasta el primer lomo del Cap Prim (59 m.) junto a un poste informativo termina el sendero SL.  Se puede continuar pero con mucho cuidado. Yo desciendo un gran escalón y el siguiente ya es más complicado. Lo previsto para hoy es un día de playa, así que, a disfrutar de las vistas.

Poco a poco iniciamos el regreso desandando el mismo camino. El día ha mejorado y las vistas lo impregnan todo. A estas horas ya nos cruzamos con mucha más gente, incluso algunos grupos guiados. En aparcamiento nos acicalamos un poco y cambiamos de calzado para conducir.

Nuestro próximo destino, apenas unos kilómetros carretera abajo dirección Jávea, Punta del Arenal. Entramos por una calle que termina en un mirador y por supuesto el hueco de aparcamiento esperándonos. Camiseta, bañador y chanclas. Primero un corto paseo por la rocosa Punta del Arenal.

Después baño en la Playa del Arenal, recogida, coquetona, pero atestada de gente. Pequeño paseo por la arena y nuestras merecidas cervezas en una de las terrazas que rodean la playa, y como fondo, cual proa del Titanic, el Montgó.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/edit.do?event=info&id=10155075
RECORRIDO: SON 2 RECORRIDOS LINEALES DE IDA Y VUELTA.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 4,0 KM.
TIEMPO: 01:50 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 108 M. (La Creu del Portitxol)
ALTURA MÍNIMA: 0 M. (Nivel del mar, Cala Barraca)
DESNIVEL POSITIVO: 153 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 153 M.
DIFICULTAD: BAJA.

DE COBATICAS A CALA REONA, RUTA CIRCULAR EN CALBLANQUE.

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En el sector oriental del parque nos encontraremos con el humedal de las Salinas del Rasall y el entorno natural asociado a este tipo de espacio: salinas, saladares y carrizal, con la fauna característica de estos ambientes, formada principalmente por aves acuáticas y limícolas, y habitando dentro de las charcas, el fartet, pez autóctono de la Península, del que se localizan muy pocas poblaciones y que goza de protección al estar en peligro de extinción. Los cauces de ramblas y barrancos forman otro de los ecosistemas reseñables del Parque Regional de Calblanque, zonas en las que por su relativa humedad, respecto al resto del terreno, acogen a especies vegetales que no pueden sobrevivir fuera del cauce como el baladre o adelfa (en los cauces más pedregosos), la viscosa y el junco. También podemos encontrar algún ejemplar aislado de taray. En los lechos menos pedregosos aparecen formaciones de carrizos, juncos y algún pie asilvestrado de higuera. Es frecuente la aparición de especies exóticas invasoras como el gandul. Las ramblas y barrancos son zonas, en cuyos taludes, frecuentemente anidan aves como el abejaruco o el cernícalo común. Además estos cauces temporales de agua congregan a muchas aves de pequeño tamaño atraídas por la abundancia de mosquitos y otros insectos. Los acantilados que se suceden a lo largo de toda la costa del Parque y las paredes rocosas de las montañas calizas constituyen otro de los ecosistemas diferenciados dentro de los límites del espacio protegido. Estos sectores cuentan con una flora muy peculiar y en algunos casos excepcional y muy escasa como es el ejemplo de uno de los muy pocos cactus autóctonos con los que cuenta el continente europeo: el chumberillo de lobo (Caralluma europaea), que se localiza en puntos aislados de Murcia y Almería. En las dunas y playas de Calblanque podremos observar a grupos de plantas especializadas en la supervivencia en este tipo de sustrato (arena y sal). Así se pueden citar el perejil de mar, la margarita marina, el barrón, la zanahoria borde, la azucena de mar o el cuernecillo. En estas zonas pegadas al mar podemos observar aves acuáticas y limícolas como distintos  tipos de gaviotas, el charrancito, el chorlitejo patinegro, el correlimos tridáctilo, el ostrero o el vuelvepiedras. Entre los reptiles que habitan en estas zonas destacan el eslizón ibérico, la lagartija colirroja y la colilarga, el lagarto ocelado y la culebra bastarda. Por último destacar la gran calidad del agua y de los fondos marinos paralelos a la franja ocupada por el Parque Regional. En estos se encuentra una gran representación de los diferentes hábitats que pueden componer los fondos submarinos mediterráneos (rocosos, arenosos o limosos).
CÓMO LLEGAR: Autopista AP-7 Alicante-Cartagena, salida en la nº 800 MAR MENOR/LA MANGA/ CABO DE PALOS, continuar por la vía rápida RM-412, salida en la nº 13 CALBLANQUE. Entrar en el Parque Regional y por la pista llegar hasta el parking en el Punto de Información las Cobaticas.
ITINERARIO: COBATICAS / CASA BOQUERA / DESVÍO / DEPURADORA / CALA REONA / ACANTILADOS / SALINAS DEL RASALL / MIRADOR DE AVES / PARKING / COBATICAS.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Nueva ruta por el Parque Regional de Calblanque. Esta vez recorreremos el sector oriental, llegando a Cala Reona, muy cerca del Cabo de Palos y regresar por los acantilados; para visitar los humedales de las Salinas del Rasall, saladares, carrizal y dunas fósiles que forman el ecosistema de esta zona.

Desde el edificio del Centro de Visitantes de Cobaticas, solitario a estas horas, por lo que podemos elegir aparcamiento con sombraje. Iniciamos por la izquierda, tomando el GR-92, viendo despuntar al Cabezo de la Fuente, y deshaciendo parte del camino realizado en coche, para los que venimos desde Alicante.

El día no está claro, algo gris y brumoso; la temperatura no es muy alta pero el grado de humedad es elevadísimo, con los primeros pasos ya estamos sudando. En este tramo de ancho camino polvoriento, vemos por delante las siluetas del Cabezo de la Escucha y el Atalayón  detrás.


Tenemos las primeras y brumosas vistas al Mar Menor. A la altura de la Casa de la Boquera dejamos el GR-92 que se va por la derecha hacia las Salinas del Rasall que visitaremos a regreso. Nosotros seguimos por la izquierda, sin camino aparente y guiados por piquetas de cemento pintadas de blanco.

Enlazamos con otro camino que discurre en dirección noreste, el cual asciende hasta un pequeño collado formado por el Cabezo de los Martínez a nuestra izquierda y el Cerro de los Cuatro Tiros a la derecha. Una vez arriba las vistas cercanas al mar siguen siendo muy difuminadas.

Bajamos siguiendo un camino bastante deteriorado hasta llegar a una gran explanada llamada de las Ratoneras. Este lugar se caracteriza por tener en el centro una solitaria palmera, alta, pero muy maltratada por la sequedad del entorno, donde el palmito y matorrales costeros se han adaptado mejor a la aridez.

El camino continúa en dirección a las Casas de los Chaparros, pero antes de llegar a ellas tomamos otro camino a la derecha (sur), ascendiendo hasta un rellano donde está una mina abandonada a mitad del cabezo de la Escucha. Seguiremos por la izquierda de la mina dirección norte.

Atravesaremos las ramblas del Atalayón, estrechas y poco profundas, y por la izquierda volveremos a tener borrosas vistas del Mar Menor. Marchamos en dirección al Cerro de los Cuervos (88 m.) y por nuestra derecha iremos viendo las moles del Cabezo de la Escucha y el Cabezo del Atalayón.


En el colladito, tenemos nuevas vistas al faro del Cabo de Palos, y el sendero desciende para superar una pequeña vaguada en cuya hondonada hay una depuradora de aguas. Una vez en el otro lado, descendemos por un terraplén hasta un camino por el que marchamos paralelos a la carretera por la derecha.


Cala Reona. Aquí enlazamos de nuevo con el GR-92. Hay pocos coches en el parking y la playa está my tranquila, los socorristas se están preparando y tienen izada la bandera verde. El enorme chiringuito chill out comienza a despertar con música. Todo ello bajo la atenta mirada del Cabezo del Atalayón (189 m.)


Señalizado con visibles marcas rojas y blancas, el GR-92 comienza a elevarse por la ladera del Atalayón. El primer tramo es de un desnivel brusco y empinado, pero que a medida que vamos izándonos, depara preciosas vistas completas a Cala Reona y al Cabo de Palos con su faro.

El sendero continúa a media altura surcando la ladera del Atalayón, todo un balcón de acantilados al mar. El GR-92 es el camino del mar, que recorre la costa mediterránea desde Francia hasta la provincia de Cádiz. A Murcia le corresponden 180 km y de ellos 101 km son del litoral cartagenero.


A estas horas está muy concurrido, gente que pasea, runners e incluso senderistas con botas y mochilas que van haciendo alguna etapa del camino. En algunos recodos hay pequeñas anchuras que permiten contemplar el litoral que dejamos atrás. En uno de ellos, asomándonos al abismo, vemos la Cueva de las Palomas.


Siguiendo el contorno de la sierra, hacemos una pronunciada “V” hacia el interior, para salvar una vertical barranquera que cae al mar. En ambas vertientes pasamos por las cercadas y protegidas bocas de pozos mineros, hoy fuera de uso, pero tan comunes en estas perforadas tierras.

Ya en la otra vertiente, observamos los acantilados que dejamos atrás, alejándonos del Cabo de Palos que vuelve a desvanecerse entre la bruma. Por delante el panorama va cambiando, en el mar se adentran pequeños accidentes rocosos, y en la montaña el paisaje minero lo pinta de fuertes colores ocre y negro.

Es un tramo de colorido espectacular, por momentos nos recuerda a la Ruta de los Volcanes en la isla de La Palma. Desde lo alto de las antiguas bocamina, ladera abajo, dejaron caer los desperdicios y residuos no útiles, decorando las laderas con tonos de contraste muy fuertes.

Al ser una zona de paso algo inestable, en algunos trechos han colocado sogas sujetadas a modo de pasamanos, con el fin de transitar por los acantilados con mayor seguridad. En otro giro, desde otra plataforma, bajamos un pequeño desnivel para atravesar el resto del paraje minero.

El paisaje vuelve a sus orígenes, con el mar y los acantilados por delante. Nos alejamos algo del mar para salvar una pequeña torrentera  que desemboca en la Cala de los Dentoles. Diminuta y apartada playa a la que solo se puede acceder a pie o en lancha. Hoy hay varado un velero a poca distancia de la arena. Desde nuestra posición las vistas son bucólicas.
Proseguimos dejando atrás una especie de refugio de alta techumbre y abierto frontalmente. Desde un rellano en Punta Negre divisamos el accidentado litoral que nos queda por recorrer, plagado de pequeñas calas y dunas fósiles que se adentran en el mar, con la línea blanca de las Salinas del Rasall, y la silueta del Cabezo de la Fuente (336 m.)
Comienza un suave descenso dejándonos casi a nivel del mar. El GR no transita por las playas, sino que, acortando camino nos pasea por delante de sus accesos y cerca de sus zonas de aparcamiento. El primero de ellos es la entrada a Cala Magre y poco después, por el de Cala Arturo.
Nos separamos un poco del mar evitando las dunas fósiles y llegar a las Salinas del Rasall, pequeño humedal protegido que presenta una gran diversidad ecológica y ambiental. Aunque su acceso está cerrado desde la verja podemos hacer algunas fotos de sus salineras, algo resecas en estas fechas.
En este punto el sendero GR-92 se va por la derecha hacia la Casa de la Boquera. Marchamos de frente, sin marcas,  por el carrizo, hacia los observatorios de de aves. En el primero de ellos, llegamos hasta su interior, y vemos que las salineras tienen algo de agua pero no hay aves que avistar.
En el segundo observatorio no entramos, pero pasamos muy cerca de la diminuta laguna, donde hay dos pequeñas zancudas, y uno de sus costados parece invadido por un alga de un precioso color amarillo limón. En las dunas fósiles hay dos torres metálicas con molinetas, para extraer agua.
Entramos en una rambla de la que salimos poco después por unas escaleras de piedra con barandas de madera. Penetramos en una pequeña pineda a cuya sombra está el acceso por una pasarela de madera a la Playa de las Cañas y la Senda Botánica del Arboretum que cruzamos.
Salimos al aparcamiento de Playa Larga, y Susi se queda para darse un baño, mientras yo voy por el coche a Cobaticas. Es un tramo insulso entre los dos accesos, pero inevitable. A estas horas van llegando muchos coches, aunque no se paga por aparcar, está muy controlado por voluntarios que te dan un tique.
Amablemente me permiten sin tique, volver a por Susi. La humedad ambiental nos ha hecho sudar en demasía, pero la segunda parte de la ruta ha sido preciosa, sobre todo la de los acantilados. Ahora nos dirigimos a Cabo de Palos, Alex ha terminado de bucear y nos tomaremos unas merecidas cervezas.
VER RUTA EN WIKILOC:
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 11,8 KM.
TIEMPO: 03:35 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 97 M. (Collado)
ALTURA MÍNIMA: 0 M. (Nivel del mar)
DESNIVEL POSITIVO: 265 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 265 M.

DIFICULTAD: BAJA.

CAP D’OR Y LA TORRE DE GUAITA, MORAIRA

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El yacimiento ibérico de la Punta de Moraira ocupa una superficie aproximada de 5.000 m2 y se encuentra situado a 160 metros sobre el nivel del mar aproximadamente, Está datado entre finales del siglo III y el siglo I antes de nuestra era y todavía son visibles restos de muros (construidos con tapias de muros trabados en seco) correspondientes a las estructuras de ocupación del mismo. La función de este asentamiento debería centrarse en la actividad comercial por vía marítima; eso en todo caso nos hace suponer su ubicación al borde del mar y al lado del Portet, fondeadero natural que haría posible el atraque de barcos. Reforzando esta suposición podríamos aducir el gran número de cerámicas importadas encontradas en el yacimiento y así como la relativa abundancia de monedas. De época muy posterior, entre finales de la Edad Media y la Moderna, también se han encontrado algunos materiales cerámicos y otros tipos que cabe relacionar con su utilización de lugar de atalaya contra las incursiones piratas, tal como lo demuestra la torre vigía del siglo XVI que aún se conserva.  Esta torre fue construida por mandato el Duque de Maqueda, virrey de Valencia, en el año 1553, para proteger el litoral de posibles incursiones piratas. Los centinelas de esta torre estaban en contacto con los de las torres de La Granadella e Ifach, de manera que pasaban rápidamente el aviso a las tierras del interior en caso de peligro corsario proveniente del mar. La torre con 11 metros de altura y con un perímetro de 26 metros, es maciza hasta más de la mitad, de manera que no podía accederse desde el nivel del suelo por no disponer de ninguna puerta. Solamente había una posibilidad de entrar y era por medio de una escalera de cuerda que se descolgaba desde el interior. Ésta parte solo constaba de una sala con bóveda, sobre la que estaba la terraza donde se colocaban los centinelas para vigilar el horizonte. Además del servicio de vigilancia, en esta atalaya también se podía hacer uso de los cañones que defendían el puerto de Moraira, los cuales fueron rescatados en el año 1980, al realizarse unos trabajos de desescombro en la Playa del Port. La Cova de la Cendra es el yacimiento arqueológico de Teulada mejor conocido y con una historia de investigación más larga. Esta cueva posee una gran entrada o vestíbulo (situada a unos 35-40 metros sobre el nivel del mar), desde la que se accede a una amplia sala interior (de unos 500 m2 de superficie) donde se localiza otra pequeña sala. Los niveles más antiguos localizados pertenecen al Paleolítico Superior (20.000 años antes de nuestra era). Tiene especial importancia la amplia secuencia neolítica, iniciada hacia el año 5.000 de nuestra era, en la que aparecen las primeras manifestaciones del laboreo de cereales (trigo, cebada etc.) y la domesticación de algunos animales como el cerdo, el buey etc. Los estudios realizados permiten también conocer el paisaje vegetal del entorno. Se han podido determinar dos estadios: uno entre el 5.000 y el 3.500 antes de nuestra era. Un primer estadio caracterizado por el dominio de bosques de carrascas debido al clima más húmedo de este periodo, y un segundo con una vegetación de coscoja y acebuche parecido al actual, consecuencia de la mayor sequedad del clima, así como de la acción deforestadora del hombre.
CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 dirección Valencia. Salida en por la nº 63 BENISA /TEULADA/GATA DE GORGOS, continuar por la N-332 dirección Jávea, por la CV-740 y después por la CV-743 hasta Moraira, tomar la CV-744 hasta el Portet de Moraira. A unos metros de la playa hay un pequeño parking.
ITINERARIO: PARKING / CRUCE DE SENDAS / COVA DE LA CENDRA / CRUCE DE SENDAS / CAP D’OR / ALJIBE / TORRE DE GUAITA / CRUCE DE SENDAS / CALA DEL PORTET / PARKING.
COMPONENTES: VICENTE.

LA RUTA: Con la Torre de Guaita del Cap D’Or creo que tendremos visitadas casi todas las que siguen en pie a lo largo de la costa alicantina, y por supuesto las que tengan playa muy cerca. La ruta de hoy es un encanto, el parking a unos metros de la playa del Portet, coquetona y recogida desde donde se inicia la ruta.

Hoy Susi no puede caminar y se quedará en la playa. Mientras ella compra una revista y se prepara para instalarse, yo comienzo a subir por la calle Puerto Lapice siguiendo las marcas de pintura blanca y verde del sendero local SL-CV 51 que enseguida empieza a elevarse dejándonos ver el mar entre las casas.


Conectamos con la calle Puerto Alcudia que zigzaguea entre acentuadas rampas dejando atrás  el núcleo de población y dando paso a numerosos chalets en la ladera de la sierra. El asfalto termina junto un chalet donde barandas de madera y paletas informativas dan comienzo al sendero de tierra.


La senda se encrespa entre vegetación dispersa y algunos pinos, tomando altura con relativa facilidad. Las vistas se amplían y podemos ver el puerto al completo, sin embargo la calima emborrona las miradas lejanas al Bérnia; hacia el interior la masificación de chalets corona todos los montículos, y por delante nos acercamos a los acantilados.

Alcanzamos una especie de colladito donde hay un cruce de senderos. Las marcas continúan por la derecha, pero también descienden por la izquierda. El probable cartel que indicaba la bajada a la Cova de la Cendra no aparece por ningún sitio. Las panorámicas  se ensanchan al mar y a los peñascos del acantilado.

Emprendo el descenso con fuerte declive  y entre grandes piedras escalonadas, algo incomodas, pero carentes de riesgo o peligro, es como una escalera de caracol que nos acerca al mar. Se llega a una zona con barandas de madera que protegen del precipicio y nos dejan ver entre la bruma, la proa del cabo de Sant Antoni adentrándose en el mar.

La entrada a la Cova de la Cendra es algo insulsa puesto que forma una antesala vacía y destartalada entre rocas, con un polvillo arenoso parecido a la ceniza, quizás de ahí su nombre. El acceso a la segunda estancia es mucho más pequeño y alargado, y ha sido tapiado con una reja metálica para evitar su espolio.

En su interior unas lonas cubren algún yacimiento que actualmente no tienen activado. Me sorprende una larga manguera que han dejado caer desde el acantilado y cuelga en el centro de la entrada con un grifo del que no mana agua. Quizás tenga su función cuando estén trabajando.


Poco a poco retorno hacia el collado. Los escalones rocosos ahora parecen agigantados y es más esforzado superarlos. Prosigo por la izquierda donde el sendero sube un poco más y se estabiliza, marchando junto al acantilado y por debajo de un escalón peñascoso a modo de muralla por donde asoma la Torre de Guaita.


En este precioso tramo las vistas se extienden al mar. Por detrás, el perímetro rocoso de los acantilados hasta el cabo de Sant Antoni, con recónditas playas escondidas como la Cala de la Granadella, y por delante, la estrecha punta de tierra que se adentra en el mar del Cap d’Or y la bonita imagen del Penyal de Ifach entre la bruma.

Llegamos a un recodo donde el sendero gira a la derecha, y hay una pequeña peana informativa del yacimiento ibérico Punta de Moraira, al que una tela plástica impide el paso. Tenemos la primera visión completa de la Torre de Guaita que domina la parte alta de la loma. Antes de ir a visitarla, seguimos de frente por la izquierda, para recorrer la franja de tierra del cabo.


Comienzo caminado muy cerca de los acantilados, obteniendo preciosas vistas al mar, donde rompen las olas. No hay sendero marcado y los rastros son difusos; es un terreno cárstico de incomodo lapiaz que dificulta el paso a cambio de abismales miradas. Desde la punta inicio el regreso, pero esta vez por el lado izquierdo, algo más firme.


En esta vertiente las miradas se centran todas en la bahía donde se resguarda el Portet y la Playa del Portet que va animándose a estas horas. Esta parte del recorrido es un poco más transitable y hay que mantenerse por la parte más elevada hasta conectar con los caminos y sendas que van a la Torre de Guaita por este lado.


Paso muy cerca del aljibe para llegar a la base de la torre donde a su lado hay un punto geodésico. Torre de Guaita del Cap d’Or (160 m.), una familia de extranjeros reposa a la sombra de la misma. Todos los accesos están tapiados, pero está en buen estado de conservación. Las vistas son apacibles.


El regreso se inicia bajando hacia el yacimiento del poblado íbero para tomar el mismo sendero de subida. Deshacemos el camino a la inversa con nuevas panorámicas al mar, bajo la muralla rocosa. El grado de humedad debe de ser muy elevado puesto que no dejo de sudar un instante.

Al llegar al colladito, donde está la bajada a la Cova de la Cendra, tenía previsto alargar un poco la ruta; dejando el sendero local en este punto y siguiendo de frente, bordeando la loma cerca del acantilado hasta una pelada cima donde hay un montón de piedras, y bajar por el otro lado, haciendo un pequeño círculo.


El tremendo calor me hace desistir de ello, prosigo bajando por el sendero hasta su inicio y luego cuesta abajo entre los chalets hasta la playa del Portet, dejo los trastos en el coche y regreso a la playa. Tras un placentero baño, en una de las terracitas nos recuperamos con unas birras y “unes sardinetes”.

VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/edit.do?event=info&id=10335543
RECORRIDO: LINEAL, IDA Y VUELTA.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 4,5 KM
TIEMPO: 02:30 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 160 M. (Torre de Guaita)
ALTURA MÍNIMA: 0 M. (Cala del Portet)
DESNIVEL POSITIVO: 207 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 207 M.
DIFICULTAD:BAJA.


CAUCÓN, TAJO DE LA CAÍNA, PEÑÓN DE LOS ENAMORADOS, CAUCÓN.

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Esa masa boscosa densa y verde oscura que se extiende ante nosotros es el Pinsapar de los Lajares, llamados así por la especial disposición, a modo de lajas o losas, que presenta el sustrato calizo en el que se asienta. La presencia de estas masas forestales justificó por sí misma la declaración de Parque Natural de Sierra de las Nieves de 1989 y su designación, en 1995, como Reserva de la Biosfera. En estado natural sólo existen en el norte de África, en la Sierra de Grazalema, Sierra de las Nieves y Los Reales de Sierra Bermeja. El pinsapo es un reducto vegetal de otros tiempos en los que reinaba un ambiente glacial en toda la Península. Científicamente son abetos y están emparentados con cedros, pinos y cipreses. En 1837 fue descrito, por primera vez para el mundo científico por Edmund Boissier, aunque ya era bien conocido desde antiguo por las gentes del lugar. ¿Sabe usted de qué material están fabricados los burladeros de la plaza de toros de Ronda? ¿Y los puntales utilizados  en la construcción de la Catedral de Málaga? Las talas incontroladas, el sobrepastoreo y las quemas indiscriminadas diezmaron alarmantemente estos valiosos bosques. Solemos creer que cualquier pasado natural fue más esplendoroso que el que en la actualidad gozamos, pero no siempre fue así. En el siglo XIX este monte se encontraba cubierto de vides; si decide adentrarse en el pinsapar aun es posible ver restos de aquellas terrazas. Cuando la filoxera (enfermedad mortal que atacaba a las vides) las hizo desaparecer solo quedó matorral bajo, que era aprovechado por el ganado cabrío. Con las migraciones de los años 60 se detuvo la presión ganadera y, junto a la nueva política ambiental de regeneración y repoblación forestal, el pinsapar fue ganando terreno hasta convertirse en lo que hoy contemplamos. Como la misma historia del Pinsapar de los Lajares demuestra, gracias a las medidas de protección, los pinsapares han experimentado una fase expansiva durante los últimos decenios. Sin embargo, el mantenimiento de estas joyas botánicas no sólo depende de la Administración; el apoyo y respeto de todos  nosotros son fundamentales para la conservación de estos bosques, que se encuentran entre los más bellos de la Península Ibérica y son una parte importante de nuestro patrimonio natural.
CÓMO LLEGAR: Desde Yunquera, por la carreterita del camping hasta la cancela de entrada al Parque Natural, continuar hasta que se bifurca el camino, seguir por la izquierda hasta el Mirador de Luis Ceballos o Caucón.
ITINERARIO: MIRADOR CAUCÓN / TAJO DE LA CAÍNA / SENDA DERECHA / MIRADOR / PEÑÓN DE LOS ENAMORADOS / SENDA DCHA. / FUENTE / MIRADOR CAUCÓN.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Anoche cenamos de maravilla y hemos descansados del viaje y de la primera ruta. Hoy, tras un buen desayuno, ya estamos en el Mirador de Luis Ceballos, Ingeniero de Montes, Botánico, Profesor y Académico, que con su magisterio promovió la recuperación de los pinsapares. Aunque popularmente se conozca por Mirador Caucón.

Hace un día espléndido y directamente vamos con camiseta y pantalón corto. Bonitas vistas desde el mirador, aunque sigue habiendo bruma en el litoral. Enfrente tenemos la umbría del Pinsapar de los Lajares, denso y poblado hasta las alturas, que será nuestra primera referencia de hoy.


Iniciamos tomando el sendero de la izquierda que está debidamente balizado. Comienza a bajarnos suavemente entre pinos y sabinas, haciendo varias zetas para llegar al fondo del barranco, donde cruzamos el Arroyo Zarrazabres y empezamos a subir por la otra ladera con largas lazadas.


Entramos en la umbría del Pinsapar de los Lajares con grandes ejemplares que ocupan esta vertiente. Las lazadas nos elevan rápidamente y en la otra ladera vemos el sendero que será nuestro regreso. En la parte alta, la subida se hace más incomoda por las lajas calizas que entorpecen la senda.

Las lazadas calizas culminan cuando alcanzamos el punto más alto. A la izquierda, una barrera con cables metálicos pone límite para acercarnos a contemplar el paisaje que hemos remontado. El sendero sigue por la derecha hacia el mirador y tenemos una buena panorámica de Yunquera.

El Tajo de la Caína. La leyenda dice que, una señora llamada Caína, de escandaloso comportamiento fue juzgada y condenada por la inquisición a ser quemada. Después de un largo proceso, se decidió que la mujer cuyo nombre era el femenino de Caín, no podía ser ajusticiada de cualquier manera. El alto clero propuso que fuera despeñada por dicho tajo para escarmiento y enseñanza del resto de habitantes.


Leyendas a parte, las vistas son grandiosas al interior de la Sierra de las Nieves, Sierra de Tolox, la Hoya de Málaga y otros espacios serranos más distantes que la bruma del día nos acorta. Bonito lugar con roquedos calizos y karts producidos por la erosión que forman verticales cortados al vacío.


Proseguimos por la derecha, elevándonos para rodear y superar el gran contrafuerte rocoso. Esto nos permite obtener nuevas vistas y ampliación de las anteriores recorriendo el cordal de la sierra, las miradas lo inundan todo. Llegamos a una antigua era, espacios empedrados y circulares situados en un lugar venteado.

La vida en la sierra era muy dura. Solo se practicaba una agricultura de subsistencia debido a las dificultades orográficas, la pobreza, del suelo y el clima adverso. El cereal, principalmente trigo, se sembraba en terrenos que actualmente ocupa el pinsapar, esta forma de vida ha dejado claras huellas en el paisaje; desde la forma de aprovechar el terreno, como los bancales y sus muros, hasta curiosas construcciones como las eras.

Dejamos la parte alta para entrar en una bonita vaguada y volver a remontar. El sendero, muy bien señalizado, recorre la parte media de las laderas de muelas y cerros calizos, fuertemente erosionados por los cambios del clima. Los pinsapos vuelven a tomar posesión de la montaña.

 Es un bosque de grandes ejemplares vetustos y entorno enmarañado, descuidado y salvaje, donde la mano del hombre ha intervenido poco, aunque en varias zonas se ha efectuado una intensiva reforestación con numerosos plantones jóvenes a los que han protegido con una malla anti ramoneo.

Algunos árboles son colosales, de majestuosos troncos y soberbias ramas en forma de candelabro; por donde la senda discurre bajo el cobijo de su umbría,  sorteando ejemplares caídos o derribados por las acciones meteorológicas y que forman un entramado silvestre.


Al  ir tomando altura el bosque de pinsapos comienza a ralear y poco a poco va disminuyendo hasta ser sustituido por los arbustos espinosos y un nuevo espécimen en cotas más elevadas: El quejigal de alta montaña. Restos de un antiguo bosque muy manejado por el hombre a través del pastoreo intensivo y la obtención de leña.

Presenta una sola población muy deteriorada y envejecida, por la escasa regeneración natural. El hábitat está fuertemente alterado por problemas de erosión y sometido a una fuerte presión ganadera. Está protegido a nivel regional y también ha comenzado su reforestación en las zonas altas.

El sendero comienza a empinarse para superar un fuerte enclave rocoso y, diseminados en el desolado paisaje aparecen los quejigos, como formas fantasmales errantes debido a que todavía no les han salido las hojas, al ramoneo del ganado y la poda indiscriminada. Algunos son de gran tamaño.


Culminamos el cerro sin nombre con una altura de 1.635 m., teniendo otra bonita panorámica a Yunquera. Marchamos por esta altiplanicie entre quejigos de triste silueta aunque de tamaño grandioso.  Alcanzamos un cruce balizado de senderos y tenemos la primera visión del Pico Torrecilla (1.919 m.)


Es un precioso entorno con vistas a rocosos cerros, con restos de nieve en alguna umbría, la grandeza del Torrecilla y vaguadas pobladas de quejigos. Hay que estar atentos y mantener el sendero, no bajar hacia un banco de arena roja contenido por un dique, debemos seguir por encima de la loma.

Enlazamos con el otro PR que luego utilizaremos de regreso. Sobre la pelada loma, debido a los sucesivos incendios no queda ningún árbol, solo matorral de espino y cojín de monja. También ha sido reforestada recientemente, y salpican el paisaje, nuevos plantones con una malla verde de protección para el ganado. El Peñón de los Enamorados cobra protagonismo.


Marchamos en ascenso hasta su misma base, después quedan unos 25 m. de trepada a la cumbre, parece asequible pero prefiero ahorrarle este trago a Susi. El Peñón de los Enamorados (1.780 m.) reina en este desolado paraje muy castigado por los incendios. Grandes vistas al Torrecilla, y al este, entre la bruma, tirando de zoom, Sierra Nevada.

Tras el merecido almuerzo emprendemos el regreso. Llegados al punto donde se cierra el círculo, tomamos el sendero de la izquierda que comienza a perder altura. Seguimos volviendo la vista atrás admirando el solitario peñón. Nos cruzamos con tres personas que vienen en sentido contrario.


Pasamos junto a una gran mancha de nieve que todavía resiste el calor. Es un largo y suave descenso con poca inclinación; en la otra vertiente tenemos vistas de El Burgo, nuestro pueblo de alojamiento. Con importantes extensiones sembradas de cereal que comienza a pintar de verde las laderas.


En el Puerto de la Perra vamos virando a la derecha, acelerando la bajada; las vistas ahora son para Yunquera, al pie de su sierra. El pinsapar vuelve a mostrarse entre la espesa bruma del horizonte, y con el socorrido zoom, distinguimos nuestro solitario coche, abajo en el Mirador de Caucón

Tenemos un descenso más pronunciado entre diversas rampas con lajas de piedra caliza, poco a poco entramos en un nuevo bosque de pinsapos que se va apretando a medida que bajamos. Desde esta altura distinguimos claramente parte del trazo de la senda que nos queda hasta el Mirador.


Llegamos a un cruce de senderos balizado que también alcanzamos en nuestra ruta de ayer, pero nuestro destino es distinto. En la ladera vemos como una cortina de pinsapos se asemeja a una gran cascada verde. En un rincón nos refrescamos con el agua de una fuente que tiene una vieja pileta.


Por la Cañada de la Violeta, ya sin apenas desnivel, transitamos ceñidos a la ladera el último tramo hasta llegar al Mirador de Caucón. Deliciosa ruta la realizada hoy, que pese a su desnivel es muy asequible. Nos cambiamos, y en El Burgo antes de subir al hotel callejeamos y paseamos por la vereda del río Turón.

VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9155192
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 13,8 KM.
TIEMPO: 04:45 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.747 M. (Peñón de los Enamorados)
ALTURA MÍNIMA: 1.085 M. (Arroyo Zarrazabres)
DESNIVEL POSITIVO: 675 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 675 M.
DIFICULTAD: MODERADA.


PINSAPO DE LAS ESCALERETAS Y CERRO ALCOJONA

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El pinsapo o abeto andaluz ha sido considerado desde su descubrimiento como la especie más antigua entre los abetos mediterráneos y como el más elegante. Es una reliquia viviente entre los abetales primitivos que colonizaron nuestras latitudes. Es un árbol que puede alcanzar los 30 m. de altura. Su tronco es recto y de aspecto columnar. Las hojas o acículas se disponen perpendiculares sobre las ramas y distribuidas helicoidalmente a lo largo de ellas en forma de cilindro. Las hojas pueden llegar a vivir hasta 15 años, siendo las más longevas entre las coníferas. Las ramas se unen al tronco de forma casi horizontal adquiriendo forma de cruz, por lo que se cortaron en épocas pasadas para su utilización en procesiones y actos religiosos. En la actualidad, en toda Europa, únicamente crece de forma natural en tres pequeños núcleos de la Serranía de Ronda: Sierra de las Nieves, Sierra de Grazalema y Sierra Bermeja, así como en pequeñas masas de Sierra Canucha y Sierra Cabrilla. La primera descripción del pinsapo fue realizada en 1838 por el Conde Edmund Boissier en la Sierra de las Nieves, que describió con estas palabras su hallazgo: “Al fin soy lo bastante afortunado para encontrar uno (pinsapo), cuyas ramas superiores está cargadas de piñas tiesas. Nos apresuramos a trepar para cogerlas, y ya no nos queda duda sobre el género de este árbol singular. Era ciertamente un Abies, vecino de nuestro abeto blanco. El principal objetivo de mi excursión estaba logrado…” Actualmente la mayor parte de los pinsapares se encuentran protegidos por la Ley 2/89, del 18 de julio de 1989, por la que se aprueba el inventario de los Espacios Naturales de Andalucía y se establecen medidas adicionales para su protección. Como especie, el pinsapo se encuentra protegido por la Ley 8/2003 de 28 de octubre, de la flora y la fauna silvestre, por la que se establece el Catálogo Andaluz de Especies Amenazadas. Aunque su tendencia a largo plazo es regresiva, como corresponde a una especie relicta, actualmente se encuentra en expansión, aunque el área que ocupa hoy en día es bastante menor que su área potencial, como consecuencia de la acción del hombre y otros impactos negativos. Dichos impactos se han reducido en los últimos años, a la vez que han aumentado las medidas de protección.
CÓMO LLEGAR: Desde Ronda, por la A-376 a San Pedro de Alcántara, entre el km. 13 y 14 girar a la izquierda por el camino que nos adentra en el Parque Natural de la Sierra de las Nieves y al Área Recreativa de las Conejeras, continuar por el camino unos 7 km en dirección al Cortijo de los Quejigales, tomar el camino de la derecha hacia Tolox y el Pinsapo de las Escaleretas. En otros 2,350 km llegamos al parking.
ITINERARIO: LLANO DE LA LAGUNA / PINSAPO DE LAS ESCALERETAS / PINSAPO DEL PUNTAL DE LA MESA / DCHA. SUBIR / CRESTAS / CERRO ALCOJONA/ PUERTO CAPUCHINO / SENDA BAJADA / ARROYO QUEJIGOS / PUNTAL DE LA MESA / LLANO DE LA LAGUNA.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Hoy tenemos cambio de lugar de residencia, así que anoche dejamos las cosas arregladas y tras el reconfortante desayuno, hemos cargado el coche y nos dirigimos a las afueras de Ronda, Hotel Sierra Hidalga, a unos kilómetros de la entrada al Parque Natural; pero antes de tomar posesión, haremos la ruta de hoy.

De camino hemos parado en el Mirador del Guarda Forestal, amplio balcón al pequeño valle de El Burgo, que aletargado entre la espesa bruma matutina parece no despertar. Sin entrar a Ronda por la carretera a San Pedro de Alcántara hasta Las Conejeras. Íbamos con tanto entusiasmo que hemos llegado a los Quejigales, teniendo que volver atrás.

Ya en el parking del Llano de la Laguna, hay numerosos paneles informativos sobre este Pinsapo de porte único. Existe una pequeña ruta circular de menos de 2 km para visitar el abeto, pero  nosotros la hemos ampliado subiendo al Cerro Alcojona. Nos calzamos las botas e iniciamos por la derecha.

Es un camino ancho a la sombra, primero de pinos y luego de pinsapos. Seguimos teniendo suerte con el tiempo, hace otro día fabuloso, apenas llegaremos a los 20º y solo en las vistas lejanas la bruma se mantiene. Este es un lugar muy visitado pero entre semana no hay nadie, poca gente vemos en nuestras rutas.

En apenas ochocientos metros tenemos a la izquierda, el desvío balizado por un poste y carteles que nos indican la senda de bajada. Pronto entendemos que el nombre de Escaleretas, le viene por la disposición de las lajas calizas en la zona, a modo de cómodos escalones  que nos descienden.


Llegando al pequeño mirador comenzamos a distinguir su gran copa en contraste con los cerros de enfrente. Su tamaño parece decepcionarnos y parte de ramaje está perdiendo el verde vigoroso por un gris mortecino. Solo cuando bajamos a su base comenzamos a tomar conciencia de su imponente tamaño.

En pleno corazón del parque natural de la Sierra de las Nieves se levanta majestuoso desde hace siglos el Pinsapo de las Escaleretas, un auténtico regalo de la tierra catalogado como Monumento Natural de Andalucía, que podría desaparecer. Se está muriendo de viejo, la edad media de los pinsapos es de unos 200 años y éste los ha superado con creces.

Las medidas colosales del ejemplar alcanzan los 26 m. de altura y su tronco tiene 5,10 m. de circunferencia y 1,62 m. de diámetro. Situado en la vía que unía Ronda con el Valle del Genal, ha sido testigo del paso de arrieros, bandoleros, comerciantes, caminantes y serranos que se cobijaban bajo sus inmensas ramas. Se estima que su edad oscile entre los 350 y 550 años.

Cerramos el pequeño círculo subiendo al camino principal por otro lado, donde tenemos una gran vista del Barranco del Arroyo de los Quejigos. Continuamos por la izquierda, pero enseguida por la derecha atacamos la cresta rocosa, con una vista impresionante del principio del barranco.

No hay senda ni marcas, tan solo algunos esporádicos mojones. Debemos estar muy atentos al Track del GPS. Tomamos altura con facilidad, buscando el mejor paso entre la rocosa cresta y el cortado. Teniendo siempre al frente el Cerro Abanto (1.508 m.) de color rojizo, y en nuestra línea otros cerros de blanca piedra caliza.

Desde esta posición todavía no vemos el Cerro Alcojona que queda al final de la cresta a la derecha. Una pequeña masa de pinsapos sube por la ladera de la derecha haciendo mucho más agradable la marcha. Mirando hacia atrás, vemos crecer la enorme mole del Pico Torrecilla (1.919 m.)


Por delante el Cerro Abanto cierra el estrecho circo, formado por las rojizas y quebradas peridotitas, que le moldean un perfil  bien diferenciado en contraste con las blancas calizas de los cerros sin nombre que estamos salvando. Poco a poco estos lomos van creciendo en tamaño y el desnivel se encrespa.


Para superar el siguiente, continuamos a media altura por la ladera poblada de matorral, con trazo poco definido, ya que los pinsapos se han quedado en una cota inferior.  Luego comenzamos a subir en diagonal, teniendo por detrás bonitas vistas al Cortijo de la Nava en su llanura y, a Ronda, que empieza a emerger tras un cerro.

Alcanzamos uno de los cerros más altos de la cuerda que tiene un mojón de piedras. Desde aquí tenemos una visión clara al Cerro Alcojona. Debemos  bajar para luego subir por la siguiente cresta, y a media altura llegar a un colladito, para atacar de frente la subida a la cumbre.


Entre rocas y sabinas rastreras pasamos la cresta, con preciosas miradas al barranco y siempre por detrás, el inmenso Pico Torrecilla. Un rebaño de ovejas de altura nos relaja con panorámicas a la gran masa verdosa del bosque de pinsapos que asoma por la otra vertiente.


Antes de comenzar a trazar la diagonal a media altura hacia el collado, nos hacemos fotos con la silueta del Torrecilla que mañana atacaremos por el otro lado. Tampoco hay senda definida, ni siquiera trazos y resulta enmarañado avanzar entre el matorral. Desde el collado la subida a la cima es más sencilla.


Cerro Alcojona (1.498 m.) otro gran montón de piedras marca la cumbre. Las vistas son excelentes y Ronda aparece por completo en el horizonte. Buscamos un lugar algo resguardado y damos buena cuenta de  nuestro almuerzo. Luego descendemos de nuevo hasta el collado.



Aquí el Track, o la mala recepción de señal, nos juegan una mala pasada. Bajamos demasiado y tenemos que subir para rodear la loma. Sin senda y entre un mar de aliagas, nuestras piernas terminan sangrando. Desde lo alto la bajada resulta muy vertical y peliaguda con piedra suelta.

Es un largo y entretenido descenso que en los rellanos nos permite hacer bellas fotos al Puerto Capuchino, y a su pequeña masa de verde pinar, que contrasta con el rojizo color del Cerro Abanto. Nuestro Track también incluía la subida a este cerro, pero la desechamos porque se está alargando la jornada.

Al acortar la ruta tenemos algunas dudas con el inicio de la bajada que al final encontramos. Es una estrecha senda posiblemente abierta para reforestar la ladera después del último gran incendio. Se han salvado muchos pinos, pero como siempre, tras el fuego, lo primero en brotar son aliagas que angostan la senda. Hemos recurrido al pantalón largo.

Esta senda termina y conecta con otra en el cauce del Arroyo de los Quejigos, que tras cruzarlo, seguimos por la otra ladera; que elevándonos a media altura se ciñe a los contornos de la sierra. Es un bonito tramo por el barranco que termina en el camino donde esta mañana hemos atacado la cresta.

Ahora solo queda el camino hasta el parking, puesto que pasaremos de largo la senda del Pinsapo de las Escaleretas. De regreso hemos parado a fotografiar desde este lado, la silueta del Cerro Alcojona, que tiene forma de cono perfecto. Tras una ducha y un buen descanso, vamos a Ronda a cenar de tapeo y restañar nuestras heridas.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9166169
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 11,7 KM.
TIEMPO: 05:20 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.498 M. (Cerro Alcojona)
ALTURA MÍNIMA: 1.028 M. (Arroyo de los Qujegijos)
DESNIVEL POSITIVO: 708 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 708 M.
DIFICULTAD:MODERADA.


EL PICO TORRECILLA DESDE QUEJIGALES, POR LAS CAÑADAS DEL CUERNO Y DE LAS ÁNIMAS.

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El Pilar de Tolox se encuentra en el Cerro del Pilar, a los pies del impresionante Torrecilla que, con sus 1.919 m. de altura, no solo es el pico más alto de todo el Parque Natural, sino también el más alto de Andalucía occidental. Desde su cima se puede disfrutar de impresionantes vistas del conjunto de la Serranía de Ronda, de la práctica totalidad de la provincia de Málaga, e incluso de la costa norte africana. La naturaleza caliza del entorno, bajo la acción del agua, propicia la formación de oquedades. Las numerosas cavidades y el carácter poroso de estas rocas favorecen la infiltración y acumulación de agua subterránea, que en puntos donde contacta con materiales impermeables da lugar a manantiales como el del Pilar de Tolox. Se trata de uno de los escasos puntos de agua que existen en la parte alta de esta sierra. El rumor del correr de su agua cristalina refresca el oído y es una banda sonora ideal que acompaña la contemplación del bello paisaje de la zona. Construido con grandes sillares de piedra, el agua que lo alimenta proviene de este mismo cerro. Su función original, aun hoy vigente, es la de servir como abrevadero al ganado doméstico, muy abundante hasta hace pocos años; pero hay otra fauna, en este caso silvestre, que hace un gran uso de este punto de agua. Las cabras monteses y numerosas especies de aves acuden aquí para beber, sobre todo en los calurosos días del estío. Además, las larvas de salamandra, pasan la primera parte de su vida en sus frescas aguas.
CÓMO LLEGAR: Desde Ronda, por la A-376 a San Pedro de Alcántara, entre los puntos km. 13 y 14 girar a la izquierda, por el camino que nos adentra en el Parque Natural de la Sierra de las Nieves y al Área recreativa de las Conejeras continuar por el camino unos 9,5 km hasta el  Cortijo de los Quejigales, aparcar.
ITINERARIO: CORTIJO QUEJIGALES / CAÑADA DEL CUERNO / CONEXIÓN SENDERO / PUERTO DE LOS PILONES / POZO DE NIEVE / FUENTE DEL CERRO / VIRGEN / PILONES / PICO TORRECILLA / POZO DE NIEVE / CAÑADA DE LAS ÁNIMAS / OTEADERO / 2ª CONEXIÓN SENDERO / CORTIJO QUEJIGALES.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Hemos dejado para el último día la joya del Parque Natural, su cota más alta, el Pico Torrecilla (1.919 m.). He leído bastante sobre esta ruta y casi siempre la califican de dificultad Alta o Difícil, pero hay que leer entre líneas. En invierno y con nieve, estoy de acuerdo, y en verano también, por el calor y la gente inexperta que viene de la Costa del Sol; pero en primavera es una delicia disfrutar de la umbría de los pinsapares, hablamos siempre de gente con experiencia montañera.

Antes del desayuno vemos amanecer desde la ventana del hotel. Será otro día precioso. Llegamos pronto al Cortijo de los Quejigales, pero no somos los primeros; un autocar repleto de gente acaba de llegar y parecen estar preparándose.  Aparcamos en la gran explanada antes de la cadena.


Somos los primeros en iniciar, tampoco sabemos que ruta van a hacer ellos. A unas decenas de metros después de la cadena, por un puente de madera a la derecha, cruzamos el Arroyo Cañada del Cuerno,  que ahora quedará a nuestra izquierda durante la subida. Preciosos narcisos floridos nos acompañan.

El sendero enseguida se inclina y empieza a subir por la umbría del pinsapar. Estacas de madera con marcas blancas y verdes (Sendero Local) balizan el recorrido. El primer tramo está algo embarrado, contenido con maderas apuntaladas con piquetas metálicas. La primera barrera de viejos pinsapos es contundente.

Comienzan rampas y zigzags que nos elevan con facilidad. En el Cortijo vemos el autobús y toda la gente que todavía no han iniciado. Luego comienzan largas lazadas surcando la ladera y apaciguando el desnivel. En la fresca umbría se yerguen monumentales pinsapos de gran porte.


Las lajas calizas irrumpen en el sendero y el bosque de pinsapos se espesa con grandes ejemplares de troncos enormes, también viejos tocones y troncos quebrados por fuerzas descomunales se mantienen en pie recordándonos su presencia ancestral. Vuelven las cortas y empinadas rampas para superar un enclave rocoso poblado de pinsapos.

Otra vez las lazadas nos ayudan a culminar la rocosa loma, poco a poco los pinsapos van mitigando su número y ralean en los peñascos hasta que desaparecen, es como una línea mágica marcada por la altura y que les impide traspasarla. Al salir de la umbría el ambiente es más cálido y aligeramos ropa.


Nos queda por superar la parte alta de la loma. El paisaje ha cambiado por completo, la vegetación arbórea ha desaparecido, tan solo algún insensato pinsapo se ha atrevido a traspasar la línea y lo está pagando caro; el resto de la loma está invadido por matorral espinoso. Alcanzamos el camino balizado que sube desde el Área Recreativa.

Siguiendo el camino por la izquierda, en unos cientos de metros culminamos la loma y llegamos al Puerto de los Pilones (1.750 m.) Las panorámicas son espectaculares. Tenemos el Pico Torrecillas al completo, la bruma nos impide ver el Mediterráneo, pero no el Cerro Alcazaba (1.699 m.) y Ronda.

Como en el resto de montañas de la zona, a partir de los 1.700 m. de altitud entra en escena el quejigal de alta montaña. Restos de un antiguo bosque muy manejado por el hombre a través del pastoreo intensivo y la obtención de leña. El problema principal de esta especie es que la mayor parte de los ejemplares son ya muy viejos, con escasa regeneración, por lo que se han llevado a cabo distintas plantaciones. 

El Quejigo de montaña, Quercus alpestris, es una especie cuya distribución se restringe a las Sierras de las Nieves y de Tolox, teniendo como característica principal la altitud a la que crece, es árbol de hoja marcescente, es decir que no pierde las hojas totalmente hasta que le salen las nuevas en primavera, no obstante la visión invernal que ofrecen es la de un árbol prácticamente de hoja caduca


Los quejigos nos acompañarán en este tramo con pocos desniveles, y hasta la mitad de la subida a la cumbre. Más adelante llegamos al Pozo de Nieve, donde cerraremos el círculo de esta ruta; de aquí a la cima es camino de ida y vuelta. También dejamos atrás el cruce con el sendero que viene desde el Puerto del Saucillo.


Comienza un entretenido recorrido entre lajas calizas que dan un tono gris blanquecino a todo el paisaje, salpicado por el marrón, casi negro, de los viejos quejigos deshojados y las manchas verdes de los arbustos rastreros; por dolinas, suaves repechos, vaguadas, y recónditos rincones que todavía conservan restos de nieve.

Tras bordear el Cerro del Pilar, procurar no abandonar la senda, existen por toda la zona una gran cantidad de simas y grietas peligrosas, como Sima Gems, la más profunda de la sierra. En las oquedades de las rocas de la zona se han instalado diversas imágenes, la más antigua de ellas es la imagen de la Virgen de la Victoria, Patrona de Málaga.


En el mismo conjunto se encuentra el Pilar de Tolox. Se trata de uno de los escasos puntos de agua que existen en la parte alta de esta sierra. Construido con grandes sillares de piedra, el agua que lo alimenta proviene de este mismo cerro. Su función original, aun hoy vigente, es la de servir como abrevadero al ganado doméstico.

Las vistas al Torrecilla son espléndidas, y desde esta distancia el león ya no parece tan fiero. Seguimos la senda hasta situarnos en la base del coloso para comenzar a elevarnos por sus rampas y zigzags. De lejos parece un pico pelado sin vegetación, pero los quejigos y los plantones reforestados, llenan la ladera, además, del verde matorral rastrero.

A medida que ascendemos aparecen nuevas sendas y rastros que forman un pequeño caos, lo más adecuado es seguir la senda balizada por las estacas de madera del PR, no es necesario atajar. Vamos tomando altura con mucha rapidez. Una pareja joven de extranjeros nos adelanta.

Por cómo están las rampas y lazadas, con pequeñas lajas y piedra suelta, en invierno y con nieve o hielo, hay que extremar las precauciones con material de alta montaña. Pero hoy el día es fantástico y no tenemos prisa. En los descansillos donde recuperamos resuello tenemos buenas vistas al Cerro del Pilar y el Alcazaba.


Dejamos atrás la vegetación arbórea, los declives y repechos se acortan pero se acentúan en varios grados. Las lajas calizas crecen en tamaño y presencia; el sendero nos dirige hacia un peñón plagado de ellas y que bordeamos por la derecha. Ya tenemos a la vista el pilón de la cima.


Cumbre del Pico Torrecilla (1.919 m.) máxima altitud del Parque Natural de la Sierra de las Nieves. Hacia el mar, la bruma acorta mucho las vistas; las montañas de Grazalema, la costa de África, el Valle del Genal, Sierra Bermeja, la Hoya de Málaga, la capital y el Mar Mediterráneo, Sierra Nevada, Sierra Tejeda, la Depresión de Antequera y otras.


Buscamos un lugar resguardado para nuestro almuerzo, hoy ganado a pulso. Impresionante vista a los Cerros Abanto y Alcojona con su barranco, se ve perfectamente la ruta que hicimos ayer. Cuando iniciamos el descenso llega el autobús, un montón de chavales extranjeros con un guía abarrotan la cima.

En el tranquilo descenso nos cruzamos con gente mayor extranjera, no sabemos si vienen con el autobús. El paisaje repoblado de plantones de quejigos acapara nuestras miradas. Poco a poco terminamos la bajada, y llegamos al Pilar de Tolox, donde nos refrescamos en su fuente.


Rodeamos el Cerro del Pilar y entramos de nuevo en el quejigal de alta montaña, marchamos entre los enormes ejemplares de silueta monstruosa y enmarañada. Llegamos al Pozo de Nieve de Tolox, también conocido como Puerto del Oso. Aquí cogemos el nuevo sendero siguiendo por la derecha.

Remontamos la loma y el sendero se define mejor en largas lazadas, y comenzamos a descender. El paisaje vuelve a cambiar, el matorral rastrero deja paso poco a poco a un nuevo bosque de pinsapos, el Pinsapar de la Cañada de las Ánimas; según dicen el mejor conservado de toda Ronda.

Vamos metiéndonos en la refrescante umbría del bosque. La bajada es ligera con cortas rampas y zigzags; en algunos recovecos todavía encontramos manchas de nieve al pie de los pinsapos. Es un recorrido entre majestuosos pinsapos, y como siempre, viejos tocones de ejemplares caídos.


Dentro del mismo bosque hay zonas diferentes, entramos en los Hoyos de la Caridad, aquí es un bosque puro y natural, con individuos de enorme altura y troncos descomunales, también con ese toque descuidado y salvaje, que dan los miembros abatidos o derribados por fenómenos meteorológicos, y que quedaron tal cual desde el momento del suceso.


Abandonamos el pinsapar desplazándonos en dirección sur, unos despoblados llanos con sólo pinsapos majoletos parasitados por muérdago nos conducen a un amplio carril, continuamos descendiendo  desechando todos los cruces por la derecha, nosotros siempre en bajada, siempre por el carril que va hacia el sur para llegar al Cortijo de Quejigales, fin de nuestro trayecto.

Gratificante ruta con la que hemos culminado nuestra estancia en el Parque Natural. Ahora al hotel, buena ducha, preparar los bártulos de regreso para mañana, y de nuevo a cenar a Ronda, esta vez de mesa y mantel, nos lo hemos ganado.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9189374
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. (La Fuente de los Pilones)
DISTANCIA: 17 KM.
TIEMPO: 06:15 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.919 M. (Pico Torrecilla)
ALTURA MÍNIMA: 1.286 M. (Cortijo Quejigales)
DESNIVEL POSITIVO: 851 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 851 M.
DIFICULTAD: MODERADA.


SIERRA DE ALMAENS Y EL SALT DE XIXONA.

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La Sierra de Almaens se localiza en el término municipal de Xixona (Alicante), al Este del pueblo y tiene una longitud de unos 4 kilómetros. Colocada de este a oeste, desde su cima se observa la Penya Migjorn, la Librería y la Martina, la Carrasqueta, Els Plans, Torremanzanas, la sierra de la Grana y el imponente Cabeçó d'Or en toda su longitud. Situado en la partida del mismo nombre, el Paraje Els Tolls del Salt, es un salto de agua natural que contrasta con el paisaje de terrenos áridos que hay a su alrededor. La naturaleza es caprichosa, y tuvo a bien crear un espacio de gran belleza en el río de la Torre. Un salto de agua de más de 20 metros preside el paraje, donde mana el agua todo el año, refrescando el ambiente. Los “tolls” o pozas de agua, invitan a bañarse en verano, así como su área recreativa, con mesas y bancos, anima a una comida bajo un pequeño bosque de ribera. Peces, cangrejos y tortugas se pueden ver por los alrededores de los pequeños lagos, mediante un acceso seguro y cómodo a través de un camino con barandillas. Se ha habilitado también un pequeño aparcamiento para coches y un mirador que permite observar el cañón fluvial que ha horadado el agua a lo largo de los siglos. El paraje de “El Salt” está a 15 minutos en coche desde Alicante; y el cruce para llegar está en la carretera CV-800 al lado del cementerio. Nos dirigimos en dirección a Jijona y junto al instituto de la localidad, un cartel nos indica el acceso a un camino rural en muy buenas condiciones, que nos conduce hasta el área recreativa. Si llegamos desde Alcoy, a la entrada de Jijona a la izquierda nos desviamos en dirección al cementerio y nos encontraremos con las indicaciones para poder acceder a este paraje.
CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 dirección Valencia, salida en la nº 681 MUTXAMEL/XIXONA seguir por la CV-800, entrar a Xixona por la salida del Cementerio. En la primera rotonda a la izquierda, hacia Xixona. Enseguida, a la izquierda, junto al Instituto (IES), tomar un estrecho camino asfaltado que pone "CNO. SALT", se sigue, y atraviesa la autovía por un túnel. En el siguiente cruce a la derecha. Baja hasta una vaguada, con un camino de tierra a la izquierda. Aquí dejamos el coche.
ITINERARIO: EL SALT / PRESA / RUINAS / BARRANCO IZQ. / BANCALES / CONTINUAR BCO. / SALIR DEL BCO. / COTA 599 M. / PICO 708 M. / IZQUIERDA / PICO ALMAENS / CAMINO / SENDA / MAS DEL SALT / EL SALT.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Tras la gran amenaza por lluvias de ayer, que como siempre, queda en nada; hoy salimos de nuevo a estirar las piernas. Es una de esas rutas para cubrir huecos. Hace mucho que la teníamos en lista de espera pese a lo cercana, y creo que hemos acertado con la fecha para hacerla.

Está basada en la visita al Salt de Xixona, una mota de oasis en forma de cascada, que las exiguas y filtradas aguas del Río La Torre afloran en este punto. El resto es un paseo por el cauce seco del río y el camino de servicio de un coto de caza. En verano es un peligro por el calor y en invierno también, pero por la actividad cinegética.

Iniciamos por la izquierda, pateando el lecho del río. Dejamos la visita al Salt para el final de la ruta. Es un ancho camino que en unos cientos de metros termina junto a una pequeña presa. Poco después otra presa mucho más grande interrumpe el paso y la salvamos por la derecha. Están concebidas para aminorar y detener las aguas en las avenidas o lluvias torrenciales.

Comienza un bonito transito por el barranco entre matorral y baladre próximo a su floración. De vez en cuando algún pequeño almendro, del que posiblemente las aguas arrastraron sus semillas hasta aquí.  El lecho aunque pedregoso es fácil de seguir y sus paredes calizas no son muy altas.

El lecho serpentea con viveza y debemos estar atentos a los cruces con pequeñas ramblas y barrancos para no salirnos del Track. El cauce se cierra varias veces obstruido por rocas calizas fáciles de salvar, y en otras, nos elevamos por los laterales para volver de nuevo al cauce.


Pasamos por  debajo de un pequeño acueducto  que cruza la rambla y que posiblemente sea de origen árabe. Salimos del cauce para volver a él convertido en tierra de labor plantada de almendros. Tierra de aluvión arrastrada durante siglos, y que el hombre aprovecha para sus cultivos de secano.

Aquí cometemos un error, trazos de senda o rastros de animales, nos hacen proseguir fuera del cauce. Cuando nos damos cuenta resulta difícil seguir avanzando por la ladera, debido a las ondulaciones de las lomas. Buscamos la mejor bajada para retornar el lecho del río. Con todo esto, tenemos bonitas vistas a la Penya Migjorn y Xixona a sus pies.

Poco después el Track marca la salida del barranco, por una senda perdedora que va y viene, quizás es el tramo más duro, con  un fuerte desnivel a superar por la empinada ladera entre los pinos y matorral de esparto. Culminamos la colina de 599 m. con buenas vistas a corrales derruidos, la Penya Migjorn y la  Martina que lo acaparan todo.


Bajamos de la loma y conectamos con un camino de servicio que seguimos por la izquierda. Es un largo caminar que recorre las ondulaciones de las lomas y que da acceso a puntos estratégicos donde han colocado comederos y bebederos para perdices y conejos. Estamos dentro de un extenso coto de caza.

Tomamos un buen tentempié junto a una conejera artificial que está vallada; es de forma circular y de un metro de altura, construida con piedra seca. Seguimos virando hacia el Este (izquierda), y nuestras miradas se concentran en la costa que comienza a emerger entre la espesa bruma marina.


Atacamos por el lateral izquierdo otra loma, que aunque es más alta, su acceso es largo y tranquilo. Alcanzamos la máxima altura de hoy (708 m.) que pese a ello no es la cima más conocida de esta sierra. No tiene vértice geodésico ni cúmulo de piedras que lo marque, pero sus vistas al Cabeçó d’Or y litoral son estupendas.


Marchamos de nuevo por el camino hasta que en una curva distinguimos el punto geodésico. Volvemos a dejar el camino por la izquierda hasta alcanzar la cumbre del Almaens (696 m.) las panorámicas vuelven a ocuparlo todo, desde el Cabeçó y el litoral, a Xixona y la Penya Migjorn.

Descendemos por el lado contrario uniéndonos al camino en otro recodo, donde comienza una suave inclinación de bajada. Poco después el camino sigue por la izquierda con un fuerte desnivel; nosotros tomamos por la derecha un estrecho sendero que nos desliza por las pequeñas lomas entre matorral de esparto.


Es una prolongada bajada en la que seguimos observando todas las sierras cercanas a un nivel inferior, mientras nos aproximamos a Xixona. Es un paisaje árido y reseco donde restos de  terrazas abancaladas forman parte del pasado. Tenemos a nuestros pies la gran masía de El Salt.

El sendero hace un rodeo para descender y alcanzar su parte trasera que rodeamos. Es una construcción de dos plantas que todavía se mantiene en pie, pero está en estado de abandono y sin ninguna utilidad. Marchamos por delante hasta llegar a las instalaciones del Paraje Els Tolls del Salt.


Unas estacas y barandas de maderos protegen las escaleras de bajada hasta El Toll Gran. La naturaleza ha sido caprichosa creando un salto de agua de más de 20 metros de altura. La cascada solo es visible después de las lluvias, pero un mínimo curso de agua se mantiene todo el año filtrándose entre la vegetación de las paredes.

El agua rebosa el Toll y sigue por el curso del río La Torre. Las aguas tienen un color indefinido entre verde y turquesa. Pese a ser domingo el paraje está solitario hoy, quizás no es tiempo de venir a refrescarse en sus aguas. Subimos arriba y concluimos esta entretenida ruta.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9222274
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 13,1 KM.
TIEMPO: 04:15 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 708 M.
ALTURA MÍNIMA: 360 M. (Barranco)
DESNIVEL POSITIVO: 518 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 518 M.
DIFICULTAD: MODERADA.
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