Quantcast
Channel: Vaig a Peu - Buscando Nuevos Senderos
Viewing all 899 articles
Browse latest View live

CON RAQUETAS POR EL PUERTO DE LOS COTOS, NAVACERRADA.

$
0
0
El puerto de Cotos, puerto de los Cotos o puerto del Paular, es un paso de montaña de 1.830 metros de altitud situado en la Sierra de Guadarrama (sierra perteneciente al Sistema Central) que separa las provincias de Segovia y de Madrid. Geográficamente separa los valles de Valsaín, al oeste, y el del Lozoya, al este, y también separa el macizo de Peñalara, al norte, y el cordal montañoso de Cuerda Larga, al sur. Recibe el nombre de "Los Cotos" por los pequeños postes de piedra, llamados cotos, que había hasta el siglo XX para indicar el camino que lo atravesaba cuando la nieve lo cubría. En este puerto se encuentra un edificio del Club Alpino Español, un establecimiento de alquiler de esquíes y trineos, dos pistas para trineos, el bar-restaurante Venta Marcelino y un centro de información del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Dispone de una estación de ferrocarril de la línea C-9 de Cercanías Madrid, también conocida como Ferrocarril de Cotos, que atraviesa la sierra y que pasa por el Puerto de Navacerrada. La carretera que atraviesa el puerto es la M-604, que va desde Rascafría al Puerto de Navacerrada, y desde el propio puerto sale una carretera que lleva a la estación de esquí de Valdesquí. El puerto de Cotos es el punto de partida de varios senderos que se adentran en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, de otro que asciende hacia la Bola del Mundo y también lo fue de la antigua estación de esquí de Valcotos. Fue famoso por asentarse en él un destacamento republicano durante la Guerra civil española.
CÓMO LLEGAR: Desde Madrid, Metro hasta Atocha Renfe, tren de cercanías a Cercedilla, Navacerrada, Cotos.
ITINERARIO: ESTACIÓN DE COTOS / CENTRO DE INTERPRETACIÓN / MIRADOR DE LA GITANA / COBERTIZO DEPÓSITO / SENDA DERECHA, RP 3 Y 4 / ARROYO DEL TORIL / REGRESO POR EL MISMO SENDERO.

COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA:Esta vez la escusa para venir a Madrid a sido FITUR. Ampliamos unos días más para subir a la sierra y dar un paseo con raquetas por la nieve. Las previsiones no eran muy buenas por lluvia, viento y nieve, pero al final hemos acertado eligiendo el día de hoy. También con ello hemos esquivado la avalancha del fin de semana.

Hemos elegido el primer tren a Cercedilla y el último para el regreso, al ser lunes, no hay problema si deseamos regresar en otro horario. Desde Atocha el tren de cercanías está a tope, pero al llegar a Cercedilla y hacer trasbordo para llegar a Cotos apenas quedamos 12 personas, y la mitad se quedan en Navacerrada.

Antes de llegar a Cercedilla el paisaje ha comenzado a pintarse de blanco, un fino manto de nieve recién caída que a partir del trasbordo al tren que sube a Cotos, ha aumentado a varias decenas de centímetros de espesor y después de la estación de Navacerrada, los pinos ya tenían cargadas de nieve sus copas.

Al bajar en la estación de Cotos los copos de nieve son muy visibles pero apenas hace aire. Tenemos que esperar un poco a que abran la cafetería. El café nos reanima y solicitamos alquilar las raquetas y los bastones. Las graduamos a nuestras botas y consultamos el mejor inicio.

Las rutas que traíamos en el GPS comenzaban en Navacerrada pero nos desaconsejaron las pistas porque estarían heladas. Así que iremos a nuestro aire y si vemos que se complica retrocederemos. Nos abrigamos con cortavientos, gorros, guantes y polainas, y salimos fuera a colocarnos las raquetas.


Iniciamos desde la cafetería, por la ancha pista subiendo y bajando para dirigirnos por la izquierda a la entrada del Parque Natural del Peñalara. El paisaje es totalmente invernal, todo está cubierto de nieve y en algunos sitios hay hielo. La visibilidad es buena a corta distancia pero en la larga todo es gris metálico.

Seguimos por la pista entre el Centro de Visitantes y la Venta de Marcelino. Nos cruzamos con un grupo de esquiadores de travesía que van a subir arriba, y luego se lanzarán fuera de pista, deslizándose entre la pineda. Algunos son bomberos y con mucha experiencia. Nos aconsejan, que en el depósito de agua, cojamos la senda de la derecha que es más llana, iremos protegidos del viento y la nieve es más blanda.

Al llegar al chozo de vigilancia, la agente, que viene de inspeccionar la parte de arriba, nos indica que en lo alto, el viento sopla fuerte y hay placas de hielo, nos aconseja no llegar. Le indicamos que vamos a coger el sendero de la derecha y si se complica daremos marcha atrás. Ella ha cumplido con su deber.


El camino nos eleva suavemente entre un espectacular pasillo de pinos nevados. No recuerdo haber pateado un bosque en estas circunstancias. En algunos tramos la corteza del tronco de los pinos es de color ocre oscuro, en otros, lo tienen cubierto de nieve helada, lo que indica en qué dirección ha soplado el viento.

El paisaje nos tiene embelesados, no esperábamos tanta cantidad de nieve ni poder realizar la ruta en estas condiciones. No dejamos de hacer fotos, será un día para recordar. Antes de dar un giro a la izquierda, llegamos al Mirador de la Gitana, donde hay una brújula en un pedestal. Por supuesto la visibilidad es nula, ni siquiera se ven los pinos de la otra ladera.


Por detrás nos alcanza un grupo de jóvenes con atuendo multicolor cargados y sus tablas de snowboard con las que posiblemente se lancen desde arriba. El desnivel aumenta y el camino vuelve a trazar una curva cerrada que nos lleva hasta el depósito de agua, una de nuestras referencias.

El depósito tiene un cobertizo donde protegerse la gente. En su pared han aprovechado para colgar gran número de paneles azules, con la descripción de algunas rutas y medidas de gestión del Parque Natural de Peñalara. El camino continúa por la izquierda, pero nosotros tomamos el sendero que se inicia por la derecha.


El sendero bajo los pinos es una delicia. Con nieve mullida y poco pisada nos eleva un poco para estabilizarse luego, comenzamos a rodear la ladera de esta sierra. El paisaje cambia al haber más densidad de pinos; algunos abetos jóvenes tienen la cruceta de su eje totalmente congelada.


Alcanzamos una puerta abierta en una tapia de madera que desde arriba cruza ladera abajo. Quizás sea para impedir que los animales grandes salgan del perímetro del Parque. En este lugar la nieve virgen se acumula y con los grandes pinos forman preciosos rincones dignos de fotografiar.

Sobrepasamos una estaca de madera con las marcas de los senderos RP 3 y 4, según comprobamos en los mapas luego, el primero llega hasta la laguna Grande de Peñalara y el segundo hasta la laguna de los Pájaros; donde la agente de vigilancia nos ha recomendado no arribar por el hielo y el viento.


El paisaje sigue siendo extraordinario, la cámara echa humo. Salimos a un tramo más abierto y expuesto al aire; ahora todo son abetos pero más espaciados y la visibilidad a media distancia sigue siendo nula. El aire nos lanza a la cara los copos de nieve pero no sentimos sensación de frío.

Cruzamos el arroyo del Toril que baja ladera abajo y luego el sendero se torna más inestable porque hay otras chorreras que lo atraviesan y tiene pequeños agujeros por donde corre el agua que la nieve y el hielo esconden. No queremos mojarnos las botas y decidimos emprender el regreso.


Algunos abetos forman un pasadizo de ramas heladas cargadas de nieve, otros parecen estatuas esculpidas en hielo sobre un fondo gris blanquecino, y en las inmaculadas laderas nevadas apenas sobresale el matorral bajo también congelado. Es un bello paisaje de naturaleza salvaje.

De nuevo en el bosque de pinos nos cruzamos con los bomberos esquiadores que bajan con velocidad. Se detienen a charlar  y dicen que hace años que no encontraban la nieve tan estupenda como hoy. Nos preguntan por nuestro poder adquisitivo para que culminemos comiendo en la Venta Marcelino.


Termina el sendero en el cobertizo del depósito de agua y conectamos con la ancha pista. Por fin encontramos un lugar donde colocar la cámara con seguridad y hacernos una foto automática juntos. Proseguimos bajando dejando atrás las dos cerradas curvas, el Mirador de la Gitana y una fuente con su caño helado.

Enfilamos la larga y frondosa recta nevada que nos deposita en el Centro de Visitantes, antes saludamos a la agente de vigilancia metida en su chozo, se alegra de que nos haya ido tan bien. Nos quitamos las raquetas para entrar y solicitamos información y algunas rutas impresas del Parque.


Decidimos hacer caso a la recomendación de los bomberos y entramos en la Venta Marcelino a comer, nos guardan las raquetas y subimos arriba. Apenas somos tres mesas al agradable calor de la chimenea. Menú rustico, judiones de la Granja con chorizo, un chuletón para los dos y buen vino. Por su tamaño, el chuletón debía ser de mamut.

Raquetas de nuevo hasta la cafetería y fin de ruta. Devolvemos el material alquilado y subimos al tren de Cercedilla que está a punto de partir; hacemos trasbordo, regreso a Atocha y Metro hasta casa. Buena ducha, descanso y de cena solo nos apetece una sopita. Nos estamos aficionando a las raquetas de nieve.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8809734
RECORRIDO: LINEAL, IDA Y VUELTA.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 6,8 KM.
TIEMPO: 02:45 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.950 M. (Arroyo del Toril)
ALTURA MÍNIMA: 1.830 M. (Estación de los Cotos)
DESNIVEL POSITIVO: 160 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 160 M.

DIFICULTAD: BAJA.

MACIZO DE REVOLCADORES: LAS TRES CUMBRES NEVADAS DESDE CAÑADA DE LA CRUZ.

$
0
0
Cañada de la Cruz es una pedanía de unos 200 habitantes perteneciente al municipio de Moratalla, localidad que se extiende a los pies de la Sierra de Revolcadores, accediéndose a ella a través de la carretera nacional que nos conduce a la villa caravaqueña de  Barranda, una vez dejado atrás el macizo de Mojantes. Cañada de la Cruz sería la primera villa de Murcia en agregar a su topónimo el apéndice “de la Cruz”, en referencia a los episodios legendarios que la tradición oral propagó tras la entrada de las tropas castellanas en el territorio del noroeste murciano en el siglo XIII. Estas tradiciones religiosas explican  el que muchos pueblos de Moratalla reciban de manera periódica la visita de la reliquia de la Santa Cruz de Caravaca. En 1440 los alrededores de la población asistirían a uno de los episodios bélicos mencionada en la historia de esta comarca, la derrota de las tropas musulmanas granadinas en sus inmediaciones. No es de extrañar que ya en el siglo XV figuren relaciones notariales sobre los distintos repartos de tierras y villa de Cañada de la Cruz. Hoy día Cañada de la Cruz es una villa tranquila dedicada íntegramente a las labores agrícolas, su localización geográfica, al pie de unas estribaciones montañosas exhibe un paisaje poco usual en la región de Murcia. Durante sus fiestas locales, dedicadas a la Purísima Concepción pero celebradas en agosto, la villa triplica su población entre vecinos retornados por vacaciones y visitantes que se acercan a disfrutar de los encierros y las migas que siempre se preparan en una alegre jornada festiva.
CÓMO LLEGAR: Autovía E-15 a Murcia, hacia Granada, salida por la 578B, por la C-415 a Caravaca de la Cruz, seguir por la C-330 hasta EL ENTREDICHO/CAÑADA DE LA CRUZ, por la B23 llegar a Cañada de la Cruz, en la plaza del pueblo seguir por la derecha, por la pista hasta el Porche de los Rincones. Aparcar frente al corral.
ITINERARIO: PORCHE DE LOS RINCONES / RAMBLA DE LAS ZANJAS / CERRO DEL MADERO / REVOLCADORES / LOS OBISPOS / BARRANCO DEL CHAPARRAL / SALIDA DEL BARRANCO / BORDEAR FALDA SIERRA / ZONA DE BANCALES / PORCHE DE LOS RINCONES.
COMPONENTES: VICENTE, JULIÁN Y PATRO.

LA RUTA: La ola de frío se mantiene en toda España aunque más leve en nuestra provincia. El viento helado con fuertes rachas ha sido el protagonista. Evitando el molesto viento hoy viajamos a la vecina Murcia, en los límites que linda con las provincias de Granada y Albacete; al macizo de Revolcadores, pero esta vez desde Cañada de la Cruz.

Hace años que no empezamos por esta cara de la sierra, desde la pequeña villa que hemos dejado atrás, y por la pista de tierra que hemos accedido al Porche de los Rincones junto a un corral para resguardo del ganado. Bajo los pinos y las encinas vemos grandes manchas de nieve.

El coche marca -3º por lo que salimos muy abrigados, con las polainas colocadas y los crampones en la mochila. Iniciamos por delante del corral buscando el estrecho cauce de la Rambla de las Zanjas, que cruzamos y seguimos por su margen derecha, según el sentido de la marcha.

Caminamos paralelos al cauce de la rambla entre los pinos, guiados por algunos vistosos mojones pintados con manchas y flechas rojas. En este tramo, el cauce de la rambla es estrecho e incómodo de transitar por las piedras, los árboles y la nieve. Comenzamos a tomar altura siempre fuera de ella.


Hacia abajo, el día frío y gris acorta mucho el paisaje. Con esta maniobra subimos con más rapidez, pero a cambio nos hemos perdido una pequeña trepada entre las rocas de la rambla, según describía el Track de la ruta. Poco a poco se va ensanchando y aumentan los grupos de encinas con el piso nevado.

Nos metemos de lleno en el nevado cauce de la rambla; estamos deseosos de pisar la nieve, que es mullida y en polvo con varios centímetros de espesor. En el lecho se mezclan los pinos con las encinas y el desnivel se encrespa un poco más, pero seguimos progresando sin dificultad alguna.


Después, las paredes se estrechan y las encinas y los pinos se quedan en las laderas; el cauce se torna más profundo y serpentea en la subida. El ambiente es espectacular. Lástima que no quede nieve en los pinos. Hemos parado a aliviarnos algo de ropa puesto que no sopla una brizna de aire y la temperatura se mantiene.

Llegando a la cabecera de la rambla volvemos a ver los mojones por la derecha que comenzamos a seguir, pero nos damos cuenta de que nos salimos del Track, porque éste, va primero a otra cumbre para encadenar de un tirón las tres cimas del Macizo de Revolcadores. Giramos a la izquierda.

Proseguimos para comenzar a remontar la loma; en la vaguada, al tener que abrir huella nueva nos hundimos hasta las rodillas en la nieve y disfrutamos como críos. A medida que vamos subiendo el espesor vuelve a menguar, los pinos ralean, el firme está helado y solo queda nieve en las zarzas, mostrando la dirección en que ha soplado el aire.


Cerro del Madero (1.969 m.) no tiene pilón y su vértice geodésico está marcado por un hito de piedras algo mayor. El cielo gris y plomizo nos impide ver La Sagra, apenas se distingue entre las nubes la sierra del Taibilla, con la Cuerda de la Gitana. A la derecha tenemos algo más de claridad y apreciamos el vértice de Revolcadores.

Hacemos un receso para tomar hidratos de carbono, geles y barritas antes de encaminarnos a nuestra próxima cumbre. No hay una senda definida pero siguiendo el Track nos dirigimos entre los pinos hacia Collado de los Maderos (1.943 m.) donde el espesor de la nieve vuelve a aumentar.


Al ir remontando sucede como en la loma anterior, el espesor de la nieve se reduce debido a que el aire la traslada de lugar y a esta altura el arbolado se resiente y escasea. A unos cien metros vemos un grupo que llega a la cumbre y antes de alcanzarlos nos reconocen. Son gente de Elche, Pascual de la Unión Excursionista y Juan Agulló lideran el grupo.

Cima Revolcadores (1.999 m.) Pese a llevar el nombre de la sierra no es su máxima altitud según recientes datos facilitados por el Instituto Geográfico Nacional. Celebramos el encuentro, ya que pese a la gran afición que existe un nuestra ciudad, es difícil coincidir en un mismo punto. Nos hacemos fotos.

Juntos recorremos el tranquilo tramo de la cuerda de la sierra que une las dos cimas, y nos detenemos para contemplar la boca de la pequeña sima que hay en el trayecto; el calor que exhala de su interior hace que se haya derretido la nieve de su contorno, haciéndola más visible, pero no deja de ser un peligro.


Cima de Los Obispos (2.014 m.) máxima altitud de la región de Murcia. La visibilidad es nula, hoy nos quedamos sin panorámicas. Volvemos a hacernos fotos en grupo. Tantean el regresar con nosotros por el otro barranco pero tienen un tiempo límite, ya que han reservado para comer temprano en Cañada.

Se despiden, y nosotros buscamos cobijo bajo un pino cerca de la cumbre para tomar nuestro almuerzo. La bruma lo invade todo acortando la visibilidad y comienzan a caer algunos copos de nieve. Aceleramos un poco la comida con el fin llegar pronto al café y el té, para entrar en calor. Mientras, la gente sigue alcanzando a la cima.

Iniciamos el regreso. Retornamos hacia el colladito entre las dos cumbres. En el suelo se nota la fina capa de nieve caída durante el almuerzo y que todavía sigue; esto hace que nos vayamos hacia la izquierda antes de tiempo, para bajar por la ladera más inclinada en donde la capa de nieve supera en algunas pisadas los cincuenta centímetros.
Unos mojones marcan el principio del Barranco del Chaparral. Este sendero llega hasta la pedanía de Los Odres, pero antes nosotros nos saldremos por la derecha para contonear la sierra hasta Cañada. En el cauce hay pinos y mucha nieve acumulada, que con el esfuerzo nos hace entrar en calor con amplias sonrisas.
Nos cruzamos con gente que sube, todos alaban el día, sin viento, no mucho frío, y los copos de nieve lo hacen idílico. La profunda huella se sigue con facilidad en este tramo poco pisado. Protegidos en el barranco marchamos por el sinuoso cauce sin demasiada prisa disfrutando metro a metro el recorrido.
Comienza a nevar con más intensidad y en el pecho y sobre la mochila se depositan los copos, alrededor todo se blanquea más. En algunos recodos y laderas seguimos hundiéndonos hasta las rodillas. Hacemos fotos con los móviles para poner los dientes largos a los compañeros que hoy no han podido venir.
En el cauce salvamos unas grandes rocas rodeándolas en el momento más intenso de la nevada. Hacía años que no nos sorprendía una nevada así en la montaña, sabiendo que no hay peligro y teniendo claro el camino de regreso. Patro me pide que ralentice la marcha para seguir disfrutando de estos momentos.
A medida que perdemos altura los copos van cesando y estamos atentos a un Waypoint en la ruta que nos marca la salida del Barranco del Chaparral, poco después unos mojones por la derecha así lo indican. Alcanzamos la parte llana de la ladera, y marchamos por camino paralelos al cauce hasta cerca de un cortijo con curiosos abrevaderos hechos con neumáticos.
Desde el cortijo, y ya sin camino claro, giramos más a la derecha acercándonos a la falda de la sierra. Caminamos entre bosquetes de encinas sin ninguna dificultad, cruzamos una pequeña barranquera y entramos en campos arados que bordeamos hasta alcanzar un camino, que por la derecha nos deja en el Porche de los Rincones.
Finalizamos una espléndida ruta circular con el precioso aliciente de la nieve y la completa ausencia de viento, además de habernos encontrado con otros paisanos en la cima. La calificamos de dificultad ALTA, porque en estos casos se requiere experiencia y material de alta montaña.
VER RUTA EN WIKILOC:
RECORRIDO: CIRCULAR
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 11,6 KM.
TIEMPO: 05:35 HORAS, con nieve.
ALTURA MÁXIMA: 2.014 M. (Los Obispos)
ALTURA MÍNIMA: 1.330 M. (Barranco Hondo)
DESNIVEL POSITIVO: 673 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 678 M.
DIFICULTAD:ALTA


SIERRA DE PEDRO PONCE Y CERRO LA SELVA DESDE ZARZADILLA DE TOTANA.

$
0
0
La sierra de Pedro Ponce se sitúa entre los términos municipales de Mula y Lorca, en la Región de Murcia, alcanzando su máxima cota en el Morrón de Rivazuelo a 1.530 m de altitud. Los macizos de Pedro Ponce, La Selva y el Cambrón se levantan, imponentes y solitarios, a la sombra de Sierra Espuña. Cuesta acercarse por carretera hasta estas montañas poco frecuentadas, en el vértice geográfico en el que casi se tocan Lorca, Bullas y Mula, así que los excursionistas ocasionales apenas se dejan ver por sus caminos. Capte el mensaje: si se anima a explorar estos lugares se encontrará con un amplio territorio, casi intacto, en el que podrá desgastar la suela de las botas. Y se topará con alguna que otra sorpresa si tiene suerte y cierta destreza -también paciencia- con los prismáticos, pues en estas montañas anidan el halcón peregrino, el águila culebrera, entre otras rapaces, y trepan el arruí y la cabra montesa. Incluida en la Zona Especial de Protección para las Aves (ZEPA) sierra de Burete, Lavia y Cambrón , se trata de una de las áreas de mayor importancia para las rapaces forestales de Europa, pudiéndose observar en una gran densidad, sobre todo águila calzada (Hieraaetus pennatus), águila culebrera (Circaetus gallicus) y ratonero (Buteo buteo). Respecto a la geología de Ponce, forma parte de las Cordilleras Béticas, en concreto, de la Unidad Subbética que comenzó a elevarse del mar donde se hallaba sumergida durante el Oligoceno, hace unos 30 millones de años. Con el nexo de unión que nos aporta la toponimia, surge la duda de la denominación de este espacio que cuenta en un pequeño territorio con hasta cuatro nombres: Sierra de Lavia, Sierra del Madroño, Sierra del Cambrón y Sierra de Pedro Ponce. Dejando al margen la primera que cuenta con una separación física  diferenciada, las otras tres se encuentran dentro de la misma cadena montañosa, separadas únicamente por ramblas y el contar con varias denominaciones debe ser por cuestiones territoriales concernientes a la división burocrática o de propiedad de los terrenos. Respecto al topónimo del que se conserva información más antigua, se corresponde con el de Sierra de Pedro Ponce, que figura según los investigadores en documentos del siglo XIII del rey Alfonso XI y del siglo XVI por parte del Marqués de Vélez. Nada se sabe con certeza sobre quien fue el tal Pedro Ponce, aunque existe la teoría de que fue montero de Felipe II y encargado de esta Sierra. Respecto al topónimo de Cambrón, se refiere como sinónimo de espino o zarza, relativo a la presencia de dichos arbustos en sus laderas, existiendo innumerables montañas con tal denominación. De los tres conjuntos montañosos que forman parte de este macizo, el mejor documentado es el de Pedro Ponce, y la pedanía lorquina de Zarzadilla de Totana es el punto de partida ideal. Situada al noroeste y rodeada de relieves montañosos con abundancia de pinares y bosque bajo, cuenta en su diputación los parajes de Alhagüeces, Casas Nuevas y Casas de la Tía Juana. En algunas zonas del entorno natural de Zarzadilla existen retos arqueológicos de época prehistórica y romana. Como otros apuntes históricos destacan los referidos, en el siglo XVI, a las minas de plomo de la Sierra de Pedro Ponce, así como la construcción en el XVIII de obras hidráulicas para aprovechar sus acuíferos.
CÓMO LLEGAR: Por la Autovía E-15 hasta Murcia, salida por la nº 138 ALCANTARILLA/ALMERÍA/GRANADA. Continuar hasta la salida nº 578B MULA / CARAVACA por la RM-15. Salir por la nº 20 hacia Mula, en esta población tomar la C-3315 a Pliego, girar a la derecha por la C-5 dirección Casas Nuevas y en el cruce con la MU-503 girar a la derecha hasta Zazadilla de Totana, aparcar en el centro del pueblo.
ITINERARIO: ZARZADILLA / IZQ. DEPÓSITO AGUA / CAMINO DCHA. / COLLADO DEL SUDADOR / COLLADO DE LOS SELVARES / CERRO LA SELVA / IZQ. COLLADO DE LA SELVA / IZQ. BARRANCO DEL TENAJO / RAMBLA DEL CARGADOR / GIRO IZQUIERDA / DEJAR RAMBLA / CAMINO IZQ. /  DCHA. CASA TORNAJOS / IZQ. DEJAR CAMINO / CRESTA / CERRO DE PONCE / CUEVA DEL COMPADRE / ZARZADILLA.
COMPONENTES: VICENTE Y SANTI.

LA RUTA: Seguimos descubriendo nuevos senderos y escondidos lugares en nuestra variada geografía. Viajamos otra vez al interior de la cercana región de Murcia, a la Sierra de Pedro Ponce, entre los municipios de Lorca y Mula, y a las espaldas del Parque Regional de Sierra Espuña; sierra poco conocida pero con alturas superiores a los 1.500 m. de altitud.

Iniciamos desde el bar en el centro del pueblo, donde están montando un puesto de venta de verduras; callejeamos por su lavadero y los chorros de la fuente junto al parque, para llegar a las últimas casas y continuar por la derecha saliendo del pueblo, conectamos con el Camino de la Solana.


El día está gris y algo fresco, con rachas moderadas de viento, ayer llovió y la humedad se nota en el ambiente. Este camino en suave ascenso nos pasa por alguna nave ganadera y junto a una casa abandonada gira en clara dirección a la sierra, entre bancales de almendros que comienzan a florecer.

Hacia adelante vemos como el camino hace una curva a la derecha con una rampa para alcanzar la siguiente loma. Enseguida comenzamos a elevarnos,  atrás hemos dejado el pueblo, y labrados bancales de secano, la mayoría de almendros, aunque no todos tienen signos de floración.

Arriba, en el pequeño colladito, hay un depósito de agua y, por detrás de él, a la izquierda, comienza un sendero. No tiene pérdida, es muy visible y parece recién acondicionado, mojones, la tierra rastrillada, delimitado con piedras y con marcas de pintura naranja. La lluvia de ayer todavía lo hace más inédito.

Comienza ondeando por la falda de la sierra metido en el bosque de pinos, para acercarse y seguir el curso ascendente del Barranco de Ponce. En el sentido estético es una pasada el trabajo que han realizado arreglando el sendero y cortando algunas ramas de los pinos; suponemos que ha sido compuesto para una carrera de montaña.

Lo decimos porque en varias ramas vemos atadas las clásicas tiras de plástico. Para los montañeros nos parece un trabajo excesivo, a nosotros nos gusta estar pendientes del próximo hito o marca, no que nos encaucen y marchiten nuestra intuición. Nos elevamos con facilidad, y entre las ramas vemos las montañas colindantes.

En un momento dado el GPS indica que nos hemos salido del Track, lo cual confirma que han abierto un tramo nuevo de senda, y resulta más cómodo ir por ésta. Seguimos tomando altura y en un resquicio tenemos la primera mirada a Sierra Espuña, se nos ponen los dientes largos, está completamente nevada.

Nos sentimos un poco contrariados porque pensábamos que en esta sierra que tiene prácticamente la misma altitud, habría nieve también. El sendero conecta con un camino que seguimos por la derecha, hace unas “eses” con fuertes rampas y nos deposita en el Collado del Sudador (1.320 m.).

En el collado debemos seguir por la derecha; nuestra sonrisa es descomunal, al ver que entre la pineda, marcada con franjas naranja la senda se abre camino, pero su piso tiene un espesor de nieve de más de cinco centímetros. Colosal. Entramos en la cara norte del Morrón de Rivazuelo.


Esta es una senda normal de montaña a la que la nieve le da una dimensión extraordinaria. Tiene un buen nivel de subida, pero al estar más expuesta a las ráfagas de aire, tenemos que parar a colocarnos los cortavientos. Lástima que el día siga siendo gris y acorte las miradas al paisaje.

En la nieve, unas huellas de cabra o arruí nos preceden, el resto está inmaculado y lo pisamos por primera vez. Cerca del collado la senda se empina más y llegamos a la boca de una de las antiguas minas de plomo tan frecuentes en esta sierra, y que ahora están abandonadas sin uso alguno.

Un fuerte zigzag entre un roquedo y alcanzamos el Collado de los Selvares (1.479 m.) Por desconocimiento, y porque nuestro Track no lo incluía, no ascendemos al Morrón de Rivazuelo (1.530 m.) que tenemos a unos pasos. Realmente, y aunque no tenga vértice es la máxima altura de esta Sierra.


Proseguimos por la derecha, recorriendo la cresta con grandes cortados a ese lado. El viento comienza a azotarnos con saña. Tenemos una espectacular panorámica nevada a la cara norte de Sierra Espuña, en ella distinguimos la bola del Morrón Grande, el Pedro López, los Morricos (Malvariches), etc.


Bajamos un escalón para protegernos y tomar unas frutas y barritas energéticas. Marchamos de nuevo por la cresta con la mirada puesta en las antenas del pico de la Selva, por detrás nos vamos alejando del Morrón de Rivazuelo. Descendemos un poco para atacar el último tramo del cerro, con vistas a Zarzadilla.

Remontamos y enseguida tenemos el paso franco, con un extenso manto de nieve blanca, a las valladas instalaciones  de artilugios varios, después sigue la caseta de vigilancia forestal que está cerrada, y por último, escondido al final de la cresta, el vértice geodésico del Cerro de la Selva (1.521 m.).


Hay un buen cortado a sus pies y la fuerza del aire es furiosa, hacemos dos fotos individuales por no arriesgar a que la cámara salga volando. Por este lado de la cuerda viene un grupo de montañeros que progresa desde un refugio en la otra vertiente, y llegarán hasta Morón de Rivazuelo.


Nuestra ruta continúa por la nevada pista de acceso a las instalaciones. Marchamos con cuidado fuera de las rodadas de un vehículo, que heladas son muy inestables. Es un tramo en descenso con varias curvas cerradas; dejamos atrás una pequeña charca congelada antes de llegar al Collado de la Selva (1.386 m.).


En el collado dejamos la pista forestal por la izquierda, tomando el camino de una finca particular, por el que seguimos bajando metidos en el bosque de pinos, hay algunos caídos por el peso de nevadas anteriores. Salimos del bosque y entramos en otro camino particular hasta la Hoya del Conejo, donde vemos a dos cazadores.

Dejamos el camino por la izquierda y campo a través sin obstáculos,  hasta meternos en el cauce del Barranco del Tenajo. Seguimos bajando y en varios trechos utilizamos trazos de sendas laterales. Hay un momento en que la traza cruza el barranco para meternos en la Rambla del Cargador, por el que comenzamos a subir.


Este cauce es más complicado de seguir por piedras y arbustos; tenemos que ir superando por los laterales, antiguos diques construidos por ICONA. Sobrepasado el tercero de estos diques salimos a un camino que poco después termina de nuevo en el cauce, ahora mucho más abrupto y sucio.

Llegados a este punto salimos del cauce por la derecha, para remontar sin senda alguna, un fuerte tramo de la ladera entre los pinos, hasta alcanzar la pista forestal que distinguimos por su murete de piedra seca. El día está cambiando y aunque persiste el viento, las nubes se abren y  vemos el sol por fin.


Marchamos por la derecha en claro ascenso, serpenteando en dirección al Collado del Sudador. Cerca de la Casa de los Tornajos donde hay una barrera abierta, continuamos por la derecha. Ahora, con desnivel más fuerte entramos en la umbría donde quedan restos de nieve. Antes de la última curva, nos salimos de la pista por la izquierda.


Atacamos la ladera sin senda aparente, pero luego aparecen de nuevo las vistosas franjas de color naranja, que siguiéndolas nos conducen hasta el pie de la cresta del Cerro Ponce. Sin subir a ella, la rodeamos por la izquierda, siempre con las franjas naranja, que nos suben y bajan hasta dejarnos en la cumbre.


Cerro de Ponce (1.443 m.) segunda cima del día. Volvemos a tener impresionantes vistas de las cumbres nevadas de Sierra Espuña y a nuestros pies Zarzadilla de Totana con su estrecho y escondido valle. Buscamos un lugar resguardado para nuestro merecido almuerzo. Decidimos ampliarlo ya que no llegaremos a tiempo de comer en el pueblo.

Iniciamos el descenso para cerrar el círculo. Es un desnivel muy fuerte el que hay que deshacer. Desde la cima, las marcas naranja guían la bajada, aunque nosotros  intentamos seguir nuestro Track que nos lleva hacia el gran espolón en dirección al pueblo, para rodearlo por la derecha.


Es una bajada algo técnica debido a la cantidad de piedra suelta y por lo tanto no muy rápida. Nos cruzamos varias veces con la senda marcada y que al final terminamos por seguir. Rodeado el espolón el desnivel afloja un poco y las casas del pueblo se convierten en nuestra referencia.

Mirando hacia atrás, impresionan los contrafuertes rocosos que hemos evitado rodeándolos. En uno de ellos posiblemente esté ubicada la Cueva del Compadre, que quizás, por no seguir desde un principio las marcas naranjas, la hemos pasado. De todas formas, y de acuerdo con el mapa, he marcado un Waypoint de su localización.

Poco a poco alcanzamos un camino y todo se serena. Seguimos por la izquierda hasta enlazar con otro en el mismo sentido, que nos introduce por la parte alta del pueblo, solitario a estas horas; de nuevo callejeamos hasta el coche. Preciosa ruta en un paraje recóndito y espectacular. Os invito a conocerlo.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8884708
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 21,3 KM.
TIEMPO: 06:50 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.521 M. (Cerro de La Selva)
ALTURA MÍNIMA: 874 M. (Zarzadilla de Totana)
DESNIVEL POSITIVO: 1.271 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 1.271 M.

DIFICULTAD: ALTA.

MORRÓN CHICO POR LOS DIENTES DE LA VIEJA Y EL PEDRO LÓPEZ POR LA SENDA DE LA SOLANA.

$
0
0
La historia de Sierra Espuña también tiene que ver con el Bacilo de Koch, responsable de producir la peligrosa enfermedad que ya habrás imaginado. La relación Espuña-tuberculosis se remonta cuanto menos al año 1913. Mientras en sus laderas crecía el joven bosque que pocos años atrás se había repoblado bajo la dirección del Ingeniero  de Montes Ricardo Codorníu, en Murcia se constituía  el “Patronato benéfico-social del Sanatorio Antituberculoso de Sierra Espuña”. Mediante cuestaciones populares, corridas de toros, obras de teatro y zarzuelas, el Patronato recaudó fondos suficientes para que en 1917, en un singular acto religioso, se colocase la primera piedra de aquel edificio. Durante el verano se construía y en invierno se recogía dinero. Mas pasan los años y las obras de tan ingente edificio nunca finalizaban.  Para paliar ese problema el Patronato cedió el edificio al Estado a finales de 1931, con lo que la construcción se agilizó. Esta intervención hizo posible que   el edificio se inaugurara en el año 1935 con el nombre de “Sanatorio Antituberculoso de Murcia”. Habían elegido este lugar para ubicarlo, además de por estar apartado de zonas pobladas y así evitar el contagio, porque según habían estudiado “existían unas corrientes especiales de aire que desde el Valle de Leiva ascendían hasta los Morrones y el Collado Bermejo, limpiando la atmósfera continuamente”. Catorce años después Waksman descubriría la estreptomicina, un eficaz antibiótico contra la tuberculosis. Aunque tardó en extenderse su utilización la década, de los 50 aportó una importante mejora en el tratamiento de la enfermedad. El número de enfermos del Sanatorio de Espuña se iba reduciendo, mientras que los costes de mantenimiento de tan ingente edificio se incrementaban. Así las cosas, el 10 de mayo de 1962 trasladaron los últimos enfermos a otro hospital de Albacete, cerrando definitivamente el Sanatorio Antituberculoso de Sierra Espuña. Después se convirtió en Escuela-Hogar y más tarde en Albergue Juvenil. Ahora lleva más de diez años  “en expectativa de destino”
CÓMO LLEGAR:Autovía a Murcia, dirección Granada, salida en Alhama de Murcia, por el centro del pueblo en dirección al Parque Regional de Sierra Espuña, abandonamos la carretera que va al Berro y continuamos por la izquierda hacia el Centro de Visitantes y sin dejar la carreterita llegar hasta La Perdiz. Aparcar.
ITINERARIO: LA PERDIZ / CORTAFUEGOS / DIENTES DE LA VIEJA / MORRÓN CHICO / MORRA DE LAS MOSCAS / SENDA DEL PIOJO / COLLADO MANGUETA / POZOS DE CARTAGENA  COLLADO ELEUTERIO / ACEQUIA DE ALEDO / CAMINO DEL PINILLO / SENDA DE LA SOLANA / ZIGZAGS / TREPADA / PEDRO LÓPEZ / COLLADO MANGUETA / BARRANCO DEL GALLEGO / LA PERDIZ.
COMPONENTES: VICENTE Y PATRO.

LA RUTA: Con la creencia de que todavía quedaba nieve de la semana pasada y por las peores previsiones meteorológicas en nuestra provincia, volvemos de nuevo a Sierra Espuña. Pero siempre haciendo rutas distintas o añadiendo senderos que desconocíamos. Las variaciones de hoy nos han permitido conocer el Sendero de la Solana del Pedro López.

Al Pedro López siempre habíamos subido por camino, desde el Collado Mangueta o desde el Purgatorio, a partir de ahora utilizaremos este sendero aunque demos más rodeo. Hay que dejar muy claro que no es un sendero para todo el mundo, los zigzags están muy deteriorados y hay dos trepadas. Imprescindible GPS.

Iniciamos desde La Perdiz, no hace mucho frío pero tendremos algo de aire y posibilidades de algunas gotas de lluvia. Continuamos por la Senda de los Dinosaurios para dejarla unos trescientos metros después por la izquierda, atajando en fuerte subida hasta alcanzar el ancho cortafuegos.

La toma de altura nos hace tener espectaculares vistas al manto verde del pinar, entre el que distinguimos la casa de la Perdiz a nuestros pies, y el enorme edificio del antiguo Sanatorio Antituberculoso de Murcia; por delante la senda se empina recorriendo el despejado cortafuegos.

Es cuestión de tomárselo con calma y sin dejar de avanzar ir contemplando el hermoso paisaje, hoy acotado por la bruma. En la prolongada subida nos aliviamos algo de ropa y damos miradas al trayecto recorrido asombrados por el trabajo de repoblación forestal llevado a cabo por el ingeniero Ricardo Codorníu.

Alcanzamos los destrozados muretes de mampostería y la senda  que en su último tramo, por la derecha, se dirige a la Senda del Caracol, Las Escalerillas. Nosotros seguimos progresando directos hacia arriba. La senda se acaba pero el rastro es evidente y hay algún esporádico mojón.

Rodeamos el espolón por la derecha, sin apenas poner las manos, son pequeñas trepadas sin dificultad, también se puede hacer por la izquierda. Vamos tomando altura con facilidad, y las vistas comienzan a ser fantásticas pese a la plancha de nubes que ha dejado caer unas gotas. Las paredes del Leiva se yerguen majestuosas.


Una vez en la cuerda de la sierra, marchamos cerca del precipicio bajando un poco para superar otra rocosa loma, luego volver a bajar hacia la derecha, tornar por la izquierda y  rebasar una empinada cuesta que nos sitúa en la cresta de los Dientes de la Vieja. Las vistas maravillan.


El tránsito por la rocosa cresta es entretenido al no haber senda ni hitos, y nos va animando ver como asoma la parte alta de la garita del Morrón Chico. Terminamos culminando los erosionados Dientes de la Vieja y tras una redondeada loma, llegamos a nuestra primera cumbre de hoy.

Morrón de Alhama o Morrón Chico (1.444 m.) este es uno de los puntos más emblemáticos de Sierra Espuña y la cima más visitada, aunque hoy no hay nadie. Hacemos unas fotos apresuradas porque comienzan a caer unos copos de nieve y el aire arrecia. Tomamos hidratos de carbono y barritas para continuar.

Bajamos hacia el Llano de las tres Carrascas donde se unen y bifurcan varios senderos. Poco antes de llegar cruzan unas cabras a toda velocidad, y vemos tres montañeros que vienen con dos perros, ese ha sido el motivo de la desbandada de las cabras. Nos piden una bolsa de plástico para dar de beber a los perros.

Continuamos en dirección a la Morra de las Moscas, aunque en el mapa figura como Morra del Majal del Puerco. Los copos de nieve y el viento arrecian, lo que hace que nos abriguemos más. Las panorámicas al Morrón de Espuña colman nuestra atención.

Morra de las Moscas (1.502 m.) segunda cumbre de hoy y, aunque es más alta que la anterior no tiene ningún encanto, es una loma plana y tan solo un montón de piedras marca su vértice. Bajamos un contrafuerte y el sendero se dirige hacia los Pozos de Murcia, protegidos en un bonito rincón.

En este punto lo dejamos, puesto que no los visitaremos. Por la izquierda, marcado con mojones se inicia el Sendero del Piojo. Nada más entrar en él, un nutrido grupo de cabras quedan sorprendidas al vernos, quizás debido al fuerte aire no nos han olido. Se reagrupan y están pendientes de nuestros movimientos y se protegen entre las carrascas.

Este bonito sendero, a media loma entre los pinos nos desciende y enlaza con el camino que viene de los Pozos, muy cerca del sendero de la canaleta del Barranco del Gallero, que utilizaremos de regreso. Salimos a la carretera y por la derecha al Collado Mangueta (1.404 m.).


Proseguimos por el Camino Forestal del Pedro López, dejamos atrás el Mirador de los Malvariches, y los Pozos de Cartagena y Orihuela, pasamos por delante del único que tiene cúpula, ya que ha sido restaurada. El camino sigue subiendo hasta el Collado Eleuterio (1.448 m.)

Poco antes de llegar al cruce de caminos, nos desviamos a la izquierda, campo a través, para atajar y salir al camino que baja a la Casa Forestal de la Carrasca. Llegados a la Acequia de Aledo acortamos por ella, evitando las múltiples “eses” del camino; pasamos dos puertas del parque y al llegar al Camino del Pinillo, dejamos la canaleta y continuamos por la derecha.

Este es un largo recorrido que comienza a ascendernos suavemente, primero de frente al Pedro López, nuestro próximo objetivo, y luego rodeándolo. En el trayecto tenemos espléndidas vistas al Morrón Grande y al Pedro López que va cambiando su fisonomía a más agreste. Desde una curva vemos gente en su cima.

Casi culminando, antes de llegar al Collado del Húmero y junto a un bebedero, de animales construido hace poco, nos salimos por la derecha, ver mojones que indican el comienzo de la Senda de la Solana, que nos introduce en el bosquete de pinos con mínimo desnivel y con la mirada puesta en el Morrón Grande.



Senda amojonada y fácil de seguir, que luego se ciñe a la montaña sobre muretes de piedra seca. Las vistas a esta altura son impresionantes; un extenso y profundo mar de pinos cubre por completo la visión hasta las Cunas, Peña Apartada y el Morrón de Espuña. Vamos girando a la izquierda.



El aspecto de las paredes va cambiando, se tornan abruptas y escabrosas, de una belleza singular. Con el zoom de la cámara acercamos unos zigzags hacia los que nos encaminamos. Atravesamos dos torrenteras de una verticalidad escalofriante, acojona pensar la velocidad del agua al caer.

Arribamos a los pies del zigzag. No sabemos si los muros de piedra seca eran de contención, muy probable, o sostenían el trazado de la senda. Su deterioro es considerable. Comenzamos por la izquierda, pero las conexiones entre los muros escalonados están derruidas o destrozadas por la caída de rocas.


Trabajosamente las vamos superando hasta que el GPS nos guía a la derecha junto a unas coscojas y doblamos a la otra vertiente. La senda vuelve a estar sobre mampostería en línea recta y algo más estable, aunque su deterioro es muy evidente. Las erosionadas paredes son imponentes.

Siempre atentos, vamos progresando por este espectacular tramo con miradas al majestuoso paisaje y sus agrestes paredes. Alcanzamos un nuevo recodo con vistas al omnipresente Morrón, y al girar, tenemos una de las trepadas. Se trata de una subida escalonada de unos cinco metros y con bastantes puntos de apoyo.


Plegamos los bastones y ¡¡Arriba!! Para gente acostumbrada a hacer diversas trepadas es un paso sencillo. Alcanzamos un pequeño rellano con dos enormes pivotes rocosos que hacen de barrera, y entre los cuales tenemos unas vistas prodigiosas. Seguimos adelante hasta el próximo recodo.

El siguiente obstáculo es una especie de canalón rocoso algo inclinado, y mucho más sencillo de culminar. Poco a poco hemos superado el escabroso espolón y las dudas que traíamos al desconocer su complejidad. Ahora solo nos queda remontar la pétrea loma entre el incómodo lapiaz, y ya tenemos a la vista el vértice de la cumbre.

Pedro López (1.569 m.) nuestra tercera cumbre de hoy, y segunda elevación del Parque Regional de Sierra Espuña. Una pareja joven está acurrucada junto al vértice geodésico, nos hacemos fotos, y bajamos a tomar nuestro ganado almuerzo, abrigados y protegidos junto a la caseta.


Iniciamos el regreso detrás de la caseta, para subir  otra vez cerca de la cumbre. Hoy tenemos suerte, sorprendemos a otro rebaño de cabras, se reagrupan sin perdernos de vista. Caminamos por el molesto lapiaz atajando hasta el camino, que seguimos, pasando por el Collado Eleuterio y los Pozos de Cartagena para llegar al Collado Mangueta.

Este tramo es el único que repetimos y que une los dos círculos que forma la ruta. Por la carretera volvemos al camino de los Pozos de Murcia y enseguida por la derecha empezamos el descenso por la canaleta del Barranco del Gallego. Es una bajada rápida y alegre entre los pinos, y por la margen derecha.

El sendero termina en la carretera que sube al Morrón Grande, por la que seguimos en declive tomando trazas de sendas que acortan curvas y rampas hasta finalizar en La Perdiz. Durante la mañana han montado un campamento de chavales. Preciosa ruta recorriendo las alturas del Parque Regional y llegando al Pedro López por la preciosa Senda de la Solana, que aunque deteriorada, es apta para motañeros con experiencia.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8938546
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 25,1 KM.
TIEMPO: 07:15 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.569 M. (Pedro López)
ALTURA MÍNIMA: 796 M. (La Perdiz)
DESNIVEL POSITIVO: 1.207 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 1.210 M.

DIFICULTAD: ALTA.

AITANA PARA CAROL

$
0
0
El desarrollo del turismo rural está ligado al despertar de la conciencia ecológica de las sociedades actuales, que ha impulsado, en gran medida, la aparición de consumidores que desean una forma diferente de disfrutar su tiempo de ocio. En este contexto el municipio de Benifato, dado el entorno en el que se encuentra, los valores naturales de la zona y la escasa transformación que ha sufrido su casco urbano, en términos de reurbanización y pérdida de originalidad, presenta grandes potencialidades para llegar a convertirse en destino de turismo de interior, en cualquiera de las modalidades que el término engloba. El desarrollo del turismo rural se ha llevado a cabo en Benifato de la mano de la iniciativa privada con la apertura de una casa rural perteneciente a la Asociación de Alojamientos Rurales de la Montaña de Alicante. Al margen del alojamiento, el turismo rural se compone de atractivos culturales y naturales que enriquecen el producto y lo diferencian de otros destinos. En este aspecto Benifato cuenta con la conservación de su casco urbano y de los elementos que lo conforman; su gastronomía se conserva y se demanda; posee diferentes elementos patrimoniales en el casco urbano y en su término municipal que reflejan parte de su historia (por ejemplo, los pozos de nieve o el Castillo de Aljofra); y en la vertiente natural cuenta con innumerables reclamos, bien las numerosas fuentes naturales, las microrreservas de flora o la calidad paisajística de la Sierra de Aitana y del Valle de Guadalest. En cuanto al turismo activo, en Benifato hay una estupenda oferta de senderismo: las condiciones de la población para el desarrollo de esta actividad son idóneas, pues por su término municipal transcurren diferentes rutas senderistas (P.R.V. 20, Port de Tudons-Cim de l´Aitana y el P.R.V. 22, Port de Tudons-Confrides) que en la actualidad son uno de los principales reclamos para muchos visitantes, y cuenta con el Área Recreativa de la Font de Partagat, dependiente de la Diputación de Alicante, que ejerce como punto de entrada a la Sierra de Aitana, de gran riqueza natural, donde la masa forestal es uno de sus principales atractivos.


CÓMO LLEGAR: Por la Autopista AP-7 hasta Benidorm, salida nº 65 BENIDORM (LEVANTE) / CALLOSA D’EN SARRIÁ, por la CV-70 hacia La Nucia, Polop, Guadalest y Benifato. Antes de entrar al pueblo girar a la derecha por una estrecha carreterita que va a la Font de Partagat. Aparcar.
ITINERARIO: FONT DE PARTAGAT / POU DE NEU / PORT DE TAGARINA / PEÑA ALTA / AITANA / SIMAS DE PARTAGAT / PASSET DE LA RABOSA / PENYA FORATA / FONT FORATA / FONT DE L’ANOUER / FONT DE PARTAGAT.
COMPONENTES: VICENTE, SUSI Y CAROL.

LA RUTA:¿Qué Carol no ha estado en Aitana?, ¿Cómo es posible? Rápidamente organizamos una ruta didáctica. Para ello nada mejor que la clásica entre las clásicas y que nadie se debería perder: Font de Partagat/Tagarina/Aitana/Pass de la Rabosa/Penya Forata/Font de Partagat. Se puede hacer en ambos sentidos y apta para mucha gente.

El aparcamiento de Partagat está concurrido pese al frío mañanero y a las fuertes rachas de viento que soplan. Iniciamos por el camino, subiendo por la izquierda hasta los bancales de almendros floridos, con una visión frontal a las paredes de Aitana. En la bifurcación, seguimos por la izquierda, dejando para el regreso el Sendero Botánico.


El ancho camino va aumentando su desnivel progresivamente y pronto tenemos a la derecha, junto a una peana informativa, el desvío por una estrecha senda que remontando la ladera nos lleva al Pou de la Neu, uno de los mejor conservados de esta sierra. La senda continúa hasta descendernos al camino principal.

Retomado de nuevo el camino, se va encrespando haciendo una revuelta al final, para depositarnos en el Port de Tagarina (1.256 m.). Este es un importante punto de encuentro y cruce de caminos; de frente arribaríamos al Penyó Divino y la Penya de Sella, por la izquierda al Penyó Mulero y Penyó Roc; y por la derecha, que es nuestro sendero, a la cima de Aitana.


Es un fuerte desnivel, pero se patea bien, y con paciencia vamos tomando altura. Aunque el aire sopla más fuerte, enseguida obtenemos nuestra recompensa en forma de espléndidas panorámicas; por la izquierda, la imponente mole del Puig Campana con el mar; y por la derecha Guadalest, con su castillo encaramado en la muralla rocosa.

Mirando hacia atrás seguimos capturando vistas, hemos superado la altura del Penyó Mulero (1.308 m.), aparecen las crestas del Bérnia, y al fondo en el mar, distinguimos el Penyó d’Ifach. El aire aunque molesto, ha despejado el ambiente y extiende las vistas. Culminamos la primera de las lomas.


De frente tenemos la senda que recorre las ondulaciones montañosas. En días normales podemos asomarnos a los precipicios, hoy sin embargo, debemos ser cautos por la fuerza del viento. Más miradas, ahora al Penyó Divino con su Colomer y al pantano de Amadorio; en el otro lado emerge el Montgó.


Abordamos las olas montañosas, subiendo una, y bajando un poco para subir otra más alta. La senda es muy clara y definida, pasando entre pequeñas carrascas y coscojas que en su umbría mantienen restos de nieve. Con la omnipresencia del Puig Campana alcanzamos la más elevada de todas, Penya Alta (1.505 m.).










Desde esta altura ya son visibles las antiguas instalaciones militares. Bajamos un poco y las vistas laterales a los cortados son grandiosas, con caídas verticales asombrosas. Nos vamos separando del abismo. Las fracturas del paisaje son increíbles, hay rocas calizas con edades entre los 35 y 50 millones de años.


Vamos girando a la derecha para acercamos de frente hacia las Simas de Partagat y el Pas de la Rabosa; desde esta posición se consigue las fotos más emblemáticas de Aitana con la Penya Forata. Llegamos al cruce de senderos, hay un poste derribado,  continuamos por la izquierda hacia la cumbre.

Durante este trayecto, el frío viento se ensaña con nosotros y nos vapulea; pese a ello la gente no cesa de subir, nos cruzamos con parejas y grupos de gente que siguen llegando. Primero nos acercamos  hasta la valla del recinto militar, donde vemos al pie de la gran bola, el verdadero vértice geodésico de Aitana (1.558 m.)

Retornamos caminado cerca del precipicio hasta la otra loma donde un montón de piedras marca la “cima” de Aitana (1.545 m.) de altitud. Digamos que es el punto donde los montañeros decimos haber hecho cumbre. Deshacemos camino hacia las Simas de Partagat, decidimos no asomarnos a ellas, debido al peligro de las rachas de aire.

Aunque estas fracturas abiertas por gravedad son muy comunes, sus dimensiones las convierten en un ejemplo interesante desde un punto de vista paisajístico y didáctico. Para comprender su origen, es necesario resaltar que estas calizas se apoyan sobre unas arcillas también de edad Eoceno.

Almorzamos rápido, y nos enfriamos pese a estar protegidos por unas rocas. Nos dirigimos hacia el Pass de la Rabosa; tenemos que dejar paso a gente que todavía está subiendo. Es un estrecho pasadizo entre dos rocas, una rendija vertical; situada en lo alto de un talud de grandes rocas caídas, y en la que cabe una persona ajustada con mochila.  


Ya en el otro lado, el paisaje cambia por competo y entramos en la umbría. Esperamos turno para bajar entre los grandes peñascos escalonados, que después del último derrumbe han quedado mejor colocados. Desde esta posición hago una foto a la Penya Forata, nuestra próxima meta.


Subir al agujero de la Penya Forata no es muy difícil, pero requiere mucha precaución. Después de los peñascos prosigue un sendero, pero si nos fijamos, a la izquierda junto a las paredes, nace una incipiente senda, más bien trazas, que diagonalmente asciende por la ladera, se pierde y vuelve; hay que seguir con cuidado hasta el pétreo rellano.

De frente tenemos el Forat de la Penya Forata. Un agujero con forma de círculo casi perfecto de unos cuatro metros de diámetro, que  atraviesa la roca de parte a parte. Estamos dentro del símbolo de la Sierra de Aitana, es regocijante estar dentro de él. Tenemos la suerte de encontrarnos protegidos del viento.

Hacemos fotos, la cámara y los móviles  echan humo. Se puede pasar a la otra parte donde hay un pequeño rellano para contemplar las hermosas vistas. El aire moldea las nubes que realzan el paisaje. Poco a poco, y con la misma precaución iniciamos el regreso por las trazas de senda, que de bajada son algo más visibles.

Marchamos por el agradable Sendero Botánico del Pass de la Rabosa que, a media ladera nos lleva a la Font Forata. El aire diseña caprichosas formas con las nubes de algodón. Volviendo la vista atrás, vemos arriba el agujero de la Penya Forata, en el que hace unos minutos estábamos metidos.

La Font de Forata (1.400 m.) es la de mayor altitud de la provincia y por supuesto su nombre se debe al estar situada debajo de la Penya. Está compuesta de varias piletas escalonadas para abrevar el ganado. El aire lanza el agua fuera de la pileta, sobre el matorral, y el ambiente frío ha formado una bonita cencellada.


Proseguimos el sendero por la derecha. El camino de la izquierda nos llevaría a la Font de l’Arbre. Suavemente vamos perdiendo desnivel, casi paralelos a las altas paredes de Aitana, por las que siguen saltando hermosas nubes blancas; con un horizonte despejado en el que volvemos a tener una estampa del Bérnia.

La bajada se inclina más y se estrecha la senda para llegar a la Font l’Anouer, que con su solitario caño va llenando de transparente agua la pequeña balsa. De nuevo el sendero se torna más plano, caminamos  entre zarzas y matorral que la proximidad de la primavera comienza a pintar.


Cerca del Penyó Rapel (1.209 m.), con su impresionante verticalidad, el paisaje se vuelve mucho más abrupto y la senda ataca su último desnivel. Echando mano del zoom de la cámara, tenemos una bonita y nítida visión de la costa con el Penyó d’Ifach flotando sobre el mar.

Atravesamos un pequeño mar de rocas destrozadas y entramos en los cuidados bancales de almendros de algunas fincas particulares para llegar a la Font de Partagat. Excelente ruta pese a los bandazos del aire que ha limpiado el ambiente y traído hermosas nubes.
RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8954071
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. (Font de Partagat, Font de Forata y Font de l’Anouer)
DISTANCIA: 11,2 KM.
TIEMPO: 04:35 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.557 M. (CIM de Aitana)
ALTURA MÍNIMA: 1.027 M. (Font de Partagat)
DESNIVEL POSITIVO: 691 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 691 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

A LA CUEVA DEL CID, RODEANDO LA SILLA Y EL CID.

$
0
0
La leyenda es el fruto de la imaginación popular: algo así como la historia "escrita" por la comunidad, en la que todos pueden ir aportando sus pequeñas invenciones. Es por tanto la más impura de las fuentes históricas, pero disfruta del favor popular, ya que la acomodamos sin grandes problemas de conciencia a nuestro gusto, muy aficionado a lo maravilloso.  El Cid estaba pasando por una pequeña crisis. Y el caso es que no era para menos. Aquella tarde se encontraba  en sus horas bajas y se acordó de lo que había dicho un buen amigo. Oye – le dijo- por esas tierras que nos usurpan los sarracenos  hay un valle fabuloso, que es un auténtico bálsamo para el espíritu. Y se extendió en la descripción. El valle estaba  encerrado entre altivas montañas, y por él se deslizaban, entre remansos sonrientes el río Vinalopó. Doradas vides y lozanos almendros oscurecían sus márgenes; y el olivo manchaba de plata el privilegiado paisaje, alternando armoniosamente  con el verde lujuriante de la feraz huerta. Realmente idílico, ¿y los colores de la tierra y del cielo? ¿Quién se resiste a tanto encanto?   No sería ciertamente Don Rodrigo  Díaz de Vivar. Solo que había un problema: el valle estaba plagado de moros. No podía exponer el Cid a sus leales, por más que les pagase puntualmente la soldada, obligándoles a acompañarle. Era todo un caballero. Así que decidió marchar solo con su Babieca. Y aconteció que este lo llevó  a lo alto de un impresionante  macizo, que dobla en altura a las montañas  que lo rodean y que se llama  la Peña del Cid; pero esto, claro,  no lo sabía nuestro héroe.  Desde allí pudo contemplar todo el valle, que era un remanso  de paz y dulzura. Cuentan las crónicas, que esta visión le hizo derramar unas lágrimas que cayeron sobre las crines del sufrido Babieca.   La noche  subía presurosa y trémula  por las laderas de los montes cuando... Babieca se movió inquieto. Don Rodrigo salió de su éxtasis  con el tiempo justo para descubrir una patrulla mora  que se le echaba encima.  ¡Vaya por Dios!, exclama Mío Cid. La papeleta se le presenta difícil: o se enfrenta a los moros, que son demasiados, o salta los mil metros que le separan del valle. Decide, superadas ya las horas blandas, enfrentarse a sus enemigos. Toma  la espada, pica espuelas y pide auxilio  al matamoros: ¡Santiago ayuda! Cuando ya había iniciado una veloz galopada, Babieca se detiene bruscamente. Y entonces se produce el prodigio: Un caballero, montado en un bellísimo corcel  blanco y con un estandarte igualmente blanco, con la cruz roja de Cristo, se interpone entre el  Cid y la cuadrilla mora. Todo ello sin decir palabra. Pero el Cid lo ha reconocido y exclama: ¡Santiago! La última sílaba le coge ya en el fondo el valle, lejos de sus enemigos. Todo ocurre en un santiamén. El Cid busca en vano  al caballero que desaparece sin dejar rastro. Babieca, en su caída, produce una enorme depresión en el terreno que, desde entonces, se llama algo imprecisamente, la pata del caballo. La noche se enseñoreaba del valle... y el Cid  con el ánimo ya sereno, se dispone a volver al campamento y a dormir esa noche como un bendito. 

CÓMO LLEGAR: Autovía A-31 hasta Petrel, salida nº 205 PETRER (SUR) POLÍGONO IND. SALINETAS. En la rotonda seguir por la derecha, Avinguda de La Molineta hasta la Avinguda dels Chaparrals, aparcar junto a los chalets.
ITINERARIO: INICIO / CRUCE / POUET PI DE L’AIRE / DEJAR CARRETERA / COLLADO / CUEVA DEL CID / CONTADOR / SEGUIR CAMINO / SENDA / IZQ. / RAMBLA / CRUCE / FINAL.
COMPONENTES:VICENTE.

LA RUTA: Hoy me he quedado sin compañeros de ruta por lo que elijo un ruta cercana en coche. Vuelvo a la Silla y al Cid con un nuevo recorrido por la parte de la solana, y en busca de la Cueva del Cid. Todo el trayecto, excepto el tramo de la Silla al Cid por el Contador, es totalmente nuevo para mí y por sendas no balizadas.

Hace un día fresquito y despejado pero al medio día llegaremos a los 17º. Nunca había iniciado desde esta zona; giramos a la izquierda por el camino del antiguo basurero y enseguida entramos en campo abierto con bancales de almendros floridos, que este año por el frío lo han hecho con retraso.


Con las primeras luces del amanecer y entre las flores de los almendros tenemos espectaculares panorámicas a una poco habitual silueta de la Silla, a la Sierra del Caballo y por detrás a la Peña de la Zafra, mucho más alejada. Llego al cruce donde se cierra el círculo de esta ruta y decido ir por la izquierda, en sentido contrario al Track del GPS.

Lo hago de esta manera porque así llegaré antes a la Cueva del Cid, que me tiene intrigado, y porque los primeros rayos del sol comienzan a iluminar las colosales y verticales paredes de la solana de la Silla.  Un grupo de corredores de montaña me pasan y se reagrupan para continuar.

Mi camino es diferente, y más adelante enlazo con  una estrecha senda que se encrespa y comienza a subir por la loma entre los pinos. Toma dirección hacia el precioso espolón oeste de la Silla. Serpentea ciñéndose a la ladera y teniendo siempre a la derecha la Colada del Cid, inicio de algunos barrancos.

Alcanzada la loma se pierde un poco de desnivel para volver a remontar entre el bosquete de pinos. La senda es muy nítida y clara, y siempre tendremos de frente el majestuoso espolón oeste soleado. Su silueta cambia muy poco dependiendo de si subimos o bajamos. Llego a la carretera asfaltada que viene desde la chabola forestal.

Enfrente está el brocal cerrado del Pouet del Pí de l’Aire, donde termina la senda que baja desde la chabola forestal. Hay que caminar un poco por la derecha de la carretera y después de una curva cerrada, a la izquierda veremos unos mojones que marcan nuestra nueva senda.

Incipiente al principio pero reafirmándose enseguida, comienza elevarnos con fuerza, siempre entre pinos y el gran espolón como destino. Después va virando a la izquierda acentuando el desnivel y encarando el lomo inferior de la sierra. Desde esta altura, el Cid, los Chaparrales, parece una redondeada loma.

El sendero hace varias rampas elevándose con rapidez y entrando en la umbría. Dejamos de ver la gran peña soleada pasando cerca de dos contrafuertes rocosos y alcanzar el lomo o pequeño collado. Las vistas al valle del Vinalopó son extensas llegando a la Sierra de Crevillente y al mar.

En este punto nos unimos al PR-CV 36 que va la cumbre de La Silla, pero nosotros solo  utilizaremos un tramo sus repechos y zigzags, para dejarlo por la derecha, ver mojones, y situarnos en lo alto del morro, arriba de la peña soleada. Las vistas son preciosas. Veremos una sendita que baja en diagonal por la derecha y tras un recodo rocoso nos deja en la cueva.







Cueva del Cid (1.035 m.) Para el que llega por primera vez resulta algo frustrante, no es profunda, es una oquedad a la que se le ganado espacio y protección con un murete de piedras. Lo impresionante vendrá luego, cuando estemos regresando y miremos hacia arriba, a la derecha de la punta del morro y veamos el agujero donde estamos ahora. Una pasada.

Obtengo bonitas fotos desde su interior ya que es un balcón excepcional. Poco a poco deshago el camino hasta lo alto del morro, pero en vez de volver al PR, de frente a la derecha se inicia una senda muy visible que reforzada con pequeños muretes de piedra seca, y con poca inclinación comienza a bajar.

Este es otro sendero nuevo para mí, y aunque la cima de La Silla está cercana, podría ir y volver, prefiero patear lo desconocido. Lo primero que cambia es el horizonte, ocupado ahora por las siluetas del Ventós (900 m.), Cabeçó d’Or (1.209 m.) y el puntiagudo Moigmó (1.296 m.).

La tranquila bajada entre pinos de menor tamaño, termina de después de que la senda se convierta en camino nos lleve a la base de la subida a La Silla, uniéndose al PR-CV 6.6 que desde Rabosa viene por el Comptador. Hay gente bajando o subiendo cerca del espolón Este de la sierra. Su forma de pirámide impresiona.

Prosigo por camino conocido; este es un tramo que siempre está muy concurrido. Al llegar al Comptador me asomo para realizar varias fotografías al generoso paisaje: la Crestería del Frare y el Despenyador (1.261 m.) en su totalidad; el Maigmó y los Rasos de Catí (996 m.) que dan una nota de color.

Este precioso recorrido bordeando los precipicios, es un clásico en las rutas que ascienden a las dos cumbres de esta sierra. Dejamos dos veces el camino por las sendas de la izquierda, que junto los abismos, nos permite saborear las espectaculares panorámicas. Compruebo que el Track tampoco sube a esta cumbre, decido almorzar mirando al valle y al mar.


Supero otra de las ondulaciones y antes de empezar la última, donde una trocha pedregosa te sube a la cima, hay que continuar por la pista de tierra, por la derecha. Tenemos a la vista la clásica mirada de La Silla con sus dos morros, y por la otra parte nos despedimos del valle del Vinalopó.

La pista de tierra hace una gran curva casi paralela a la sierra para comenzar a bajar con suavidad entre el manto de pinos,  tomando dirección al morro oeste donde esta mañana he subido. Recto, atravesamos la carretera de servicio y unos terraplenes donde conectamos con una senda que sigue bajando.

Estamos frente al espolón o morro oeste de la sierra, la peña soleada que veía temprano. Echando mano del zoom de la cámara, se distingue a la perfección en lo alto a la derecha, la Cueva del Cid. Desde esta distancia parece difícil acceder a ella, pero la realidad es distinta puesto que se llega con relativa sencillez.


El desnivel de bajada se acentúa. Hacia atrás las antenas del Cid están cada vez más lejanas y el espolón oeste, sin acercarnos a él va quedando a nuestra derecha. Tomamos un desvío a la izquierda, cruzamos una rambla y un poco después caminamos un tramo por su interior hasta unas casas de campo.

La bajada todavía es rápida pero se intuye la cercanía de la población. El espolón ha cobrado vida y vuelve a ser arrogante. Entre casas de campo el Cid queda muy alejado. Pronto alcanzamos el cruce donde se cierra el círculo de la ruta y caminamos apaciblemente hasta los chalets y el coche. Agradable ruta que ha vuelto a sorprenderme con nuevas sendas desconocidas.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8992540
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 17,0 KM.
TIEMPO: 05:10 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.060 M. (Collado Cueva)
ALTURA MÍNIMA: 486 M. (Inicio)
DESNIVEL POSITIVO: 715 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 715 M.

DIFICULTAD:MODERADA.

EL CASTAÑO DE INDIAS, ALT DE GUIXOP Y LA CUEVA DE MOSSÉN FRANCÉS.

$
0
0
El género Aesculus comprende 18 especies aceptadas, del centenar descritas, de árboles  y arbustos caducifolios mayoritariamente nativos de las zonas templadas del hemisferio norte; incluye también numerosos híbridos -de los cuales 5 son taxones aceptados- (muchos de ellos espontáneos) y múltiples formas en cultivo. Tradicionalmente el género ha sido incluido junto con Billia y Handeliodendron en la familia Hippocastanaceae, pero recientes investigaciones genéticas demuestran que las especies de esta familia, al igual que las pertenecientes a las Aceraceae (familia de los arces), han de estar incluidas en las Sapindáceas, la familia quedando relegada a mera subfamilia Hippocastanoideae. Los Aesculus son plantas leñosas de 4 a 35 m de altura (dependiendo de la especie), y tiene ramas rectas con yemas incluidas en escamas, a modo de espata, y frecuentemente resinosas ; hojas opuestas, palmatisectas, normalmente grandes (hasta 65 cm en el Aesculus turbinata); flores entomófilas en panículas terminales, con 4 a 5 pétalos fusionados en la base y de 6 a 8 estambres. La floración tiene lugar unos 80 a 110 días después de la brotación primaveral. El fruto es una cápsula que se abre en tres partes para liberar las semillas contenidas en su interior (normalmente una y en ocasiones dos), la cubierta de estos frutos puede variar de lisa a espinosa y su color de verde o verde amarillento a marrón claro según las especies. Las semillas (de entre 2 a 5 cm) presentan una cubierta de color entre marrón claro brillante a marrón oscuro con una notable marca clara o blanquecina en su base. Las especies de este género reciben habitualmente los nombres comunes de "Castaños de indias" o "Falsos castaños", estos nombres se deben al parecido de sus frutos y semillas (incomestibles y tóxicas en crudo) con los de los castaños auténticos del género Castanea, tan apreciados como alimento. La especie más popular en cultivo, con gran diferencia del resto, es el Aesculus hippocastanum originario de ciertas áreas de los Balcanes y considerado como el "Castaño de Indias" por antonomasia. También es frecuente el híbrido Aesculus × carnea (A. hippocastanum x A. pavía) de llamativas flores rosadas. El resto de especies e híbridos son mucho menos empleadas en jardinería.
CÓMO LLEGAR: Autovía A-31 hacia Madrid, salida en Petrer / Centro Comercial, antes de cruzar por debajo de la autovía, girar a la derecha, hay cartel indicativo a Xorret de Catí, por la CV-837 carretera de montaña que en unos siete kilómetros nos deja en las instalaciones del Hotel. Pero esta vez aparcaremos un km antes aproximadamente, a la derecha junto a los pinos hay espacio para algunos coches y empieza el sendero.
ITINERARIO: INICIO / CASA DE LA ADMINISTRACIÓN / CASTAÑO DE INDIAS / POU DE NEU / ERMITA DE CATÍ / FERRERÍA / SENDA / SENDA DERECHA / ALT DE GUIXOP / IZQUIERDA 1 / IZQUIERDA 2 / CUEVA DE MOSSÉN FRANCÉS / BAJADA A XORRET DE CATÍ / CAMINO / CARRETERA / CAMINO REFUGIOS / REFUGIO CATÍ / PISTA / DESVÍO / SEGUIR SENDA / FINAL.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Rebuscando entre nuevas sendas hemos encontrado una encantadora ruta en Xorret de Catí, muy didáctica y factible para la mayoría de gente, aunque la subida al Alt de 
Guixop la hemos efectuado por la cresta con una senda no balizada y unas vistas estupendas, algo que te pierdes por el PR.

Tras el impresionante día de ayer, hoy amanece con bruma y nubes deshilachadas que lo enmarañan todo. Las primeras vistas acaparan el gran espolón de la Crestería del Frare que tenemos delante. Iniciamos bajando hacia la derecha para conectar con el sendero que se estrecha entre los pinos.

Es una bonita senda que se abre paso con destreza y pronto nos acerca al Barranco de Badallet que cruzamos. Luego llegamos a un cruce de caminos y quedamos sorprendidos al ver que un círculo de piedras a modo de “rotonda” distribuye las bifurcaciones. Seguimos por la izquierda,  sin dejar de mirar a la imponente Crestería.

El camino se ensancha y serpentea entre las dos laderas, que poco a poco se van separando dando lugar a antiguas zonas abancaladas  ahora yermas y que forman una pequeña hoya circundada por lomas de verde pinar. Enseguida vemos en el centro y rodeada de grandes pinos, la Casa de la Administración.


Esta masía señorial debió pertenecer al propietario del Pozo de nieve o al encargado de su explotación. Se encuentra en ruinas pero todavía podemos percibir su antiguo esplendor con ribetes estucados en los balcones, dos plantas habitables, patio interior, chimeneas y vigas de madera.

Pero sin duda el tesoro más apreciado en las cercanías de la masía es su famoso y enorme Castaño de Indias, raro ejemplar en nuestra provincia,  siendo uno de los árboles más  llamativos   y fotografiado. Su semilla, aunque amarga y tóxica tiene potentes efectos antiinflamatorios, vasoconstrictores. Al ser caducifolio, ahora no tiene hojas, pero en unos dos meses estará completamente florido.

El Pozo de Nieve está situado en un terraplén inmediato, cercado con barandas de madera y su estado es lamentable. Al igual que los más de trescientos dispersos en nuestra comunidad poco a poco van desapareciendo abandonados. Parece como si la sorprendente historia del comercio de la nieve que dio paso al progreso, nunca existió.


Junto al nevero nuestra ruta continúa subiéndonos por un acanalado sendero en el que afloran las raíces de los pinos, en los días de lluvia servirá de desagüe. A esta altura ya se distingue perfectamente el final de la Crestería con el Despenyador y su desplome hasta el Collado del Portell. Llegamos a la ermita del Catí.


La ermita está consagrada a la Inmaculada Concepción y pertenece al municipio de Petrer, debe ser la más alejada de este núcleo urbano. En cuanto a su fecha de construcción existen pocas referencias documentales. Las panorámicas cambian ampliándose a la sierra del Cid y a la Foradá.

Continuamos en descenso por la estrecha senda, debemos estar muy atentos debido a la afluencia de ciclistas en este tramo. La senda termina en un espacioso rellano que se utiliza como aparcamiento y donde confluyen varias sendas. Nosotros continuamos por el PR-CV 31 que va al Alt de Guixop.


El nuevo sendero nos eleva entre el bosque de pinos pero poco después lo abandonamos por la derecha, ver mojones. La senda está menos pateada y más inestable que el sendero balizado, pero nos sube sacándonos de la umbría de los pinos a la solana y por lo tanto, con vistas al valle y al brumoso litoral.

Sin dejar de subir bordeamos la sierra siguiendo fitas y mojones por la parte menos explorada de la ladera. Nos vamos alejando de la sierra del Cid, y la Foradá se queda en el centro del valle, rodeada de pinos y de múltiples terrazas abancaladas que vuelven a estar en producción.


Este largo trayecto resulta entretenido de progresar, pero al ganar altura, las vistas se agradecen. Vamos virando un poco a la izquierda y el desnivel sigue aumentando para encarar un tramo rocoso. Dejamos atrás vistosos espolones en forma de medias lunas que surgen de la montaña.


Desde un pequeño colladito contemplamos el último trecho que nos queda y en el que tenemos que superar una cresta rocosa. La senda llega hasta ella apretada entre pequeñas carrascas y coscoja. Se puede evitar dando un pequeño rodeo, pero subir por ella, siguiendo los mojones no resulta tan duro.


Termina en un rellano marcado con dos mojones. Alt de Guixop (1.248 m.) segunda cota más elevada de la Sierra del Maigmó; tan solo unas piedras entre la coscoja determinan su cima. Aunque brumosa, tremenda mirada al coloso de esta sierra, primero el Alt de les Ximeneies (1.123 m.), el Maigmonet (1.182 m.) y la cara norte del Maigmó (1.296 m.)

Almorzamos con vistas al valle, y por la izquierda, entre la coscoja, iniciamos una bajada rápida por la umbría. De esta manera atajamos, ya que no vamos a visitar el Alt de les Ximeneies, la casita de vigilancia forestal. Al llegar a la pista de tierra seguimos por la izquierda.

Desde el camino tenemos una buena vista de Tibi a los pies de la Penya Migjorn (1.226 m.) Pronto nos desviamos por otro camino a la izquierda a la sombra de los pinos. De nuevo en el camino principal, seguimos por PR con la senda de la derecha. Luego en un rellano tomamos otro camino a la izquierda.


Este camino poco transitado y no balizado, termina estrechándose y convirtiéndose en sendero que desemboca en el camino, que más a la izquierda por el gran bancal no sembrado, y haciendo una cerrada curva a la derecha nos lleva a un poste balizado con paletas, a la derecha la cueva del mossén y por la izquierda será nuestro regreso a Xorret de Catí.


Cueva de Mosén Francés (1.160 m.). La entrada es una estrecha abertura vertical con poca anchura en el centro por lo que penetra muy poca luz al interior. Según el Catálogo de Cavidades de la Provincia de Alicante, su entrada debió ser ensanchada con barrenos por los pastores para facilitar el acceso de ganado; presumiendo que antes de estas acciones debió ser mucho más estrecha y fácil de disimular, lo que daba una mayor seguridad a sus moradores. Consta de una sola sala de unos 12 m. de anchura por 6 de fondo, sus paredes son redondeadas alcanzando alturas entre los 3 y 4 m. en una irregular bóveda.


Volvemos al poste balizado para por la izquierda con el PR-CV 31 comenzar una fuerte bajada, algo incomoda por estar bastante acanalada la senda. Tenemos una vista frontal del Despenayador en la que distinguimos su punto geodésico. La senda termina en un camino que seguimos por la derecha.

Marchamos junto a la verja de una finca elevándonos un poco. El camino finaliza en la carretera, por la que caminamos unos doscientos metros por la derecha, en dirección al  Collado Portell. Giramos a la izquierda por el camino de entrada a los refugios y la zona de acampada.

Bajamos hacia el refugio, y una vez en él seguimos las pistas de la derecha que llevan al Mirador del Catí. Llegados al cruce balizado de la subida al Despenyador, nosotros seguiremos rectos, por debajo del Mirador, siempre a la derecha y sin bajar a las instalaciones de Xorret de Catí. Impresionantes vistas a los roquedos de la Crestería del Frare.

Este último camino, menos transitado, nos mantiene a media altura por debajo de la Crestería del Frare. Su recorrido es fantástico, ya que nos permite ver desde muy cerca los agrestes farallones de la crestería. El camino acaba pero una senda prosigue en la misma dirección.

Poco a poco vamos perdiendo altura y en diagonal conectamos en la carretera  junto a nuestro coche, dando por finalizada esta entretenida ruta, por la que hemos recorrido muchos de los lugares más emblemáticos de este hermoso paraje. Probablemente durante el mes de mayo el Castaño de Indias esté florido. Os la recomiendo.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9006745
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 12,2 KM.
TIEMPO: 04:00 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.248 M. (Alt de Guixop)
ALTURA MÍNIMA: 831 M. (Casa de la Administración)
DESNIVEL POSITIVO: 504 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 504 M.

DIFICULTAD:MODERADA.

EL CASTELLET DE SERRELLA Y LA MALLADA DEL LLOP PER EL BARRANC DE LA CANAL

$
0
0
En la parte umbrosa del Barranc de la Canal, en el término municipal de Beniardá, y en una cota superior a la de la Font del Cantal, entre los 1.060 y los 1.150 metros, se localizan tres pozos de nieve que tienen una morfología muy similar a los “clots” de neu de la sierra Aitana. Son pozos rudimentarios con paredes ligeramente ataludadas, basadas en piedras de dimensiones regulares y grandes. Estos pozos de nieve, que aprovechan los peñascos para ahorrar un esfuerzo en la edificación, probablemente no conocieron nunca una cúpula de obra; la nieve introducida durante el invierno se cubría con paja, lonas, vegetación y muy posiblemente  era la primera nieve de la sierra que se transportaba para vender. En las áreas de montaña del norte de la provincia de Alicante, pastores y ganados han sido siempre una parte familiar del paisaje, su peso y su presencia en la economía y en la sociedad de los pueblos montañeros ha sido significativa. En todos los pueblos había pastores y ganados de cabras blancas y ovejas, y la mayoría de las casas tenían una o dos cabras negras para la leche. Muchos ganados eran mantenidos a lo largo del año dentro del término del pueblo donde residía el pastor; la trashumancia, de corto recorrido hacia las zonas costeras vecinas donde pasaban los meses de invierno, era practicada por un número reducido de rebaños. La presencia de los pastores en las montañas nos ha dejado una huella muy constatable: estructuras para guardar el rebaño, abrevaderos y caminos ganaderos constituyen el conjunto fundamental de los lugares etnográficos relacionados con el pastoreo tradicional en la montaña. En los términos de Fageca y Famorca se ha descrito tres tipos de construcciones relacionadas con rediles para guardar los rebaños: los corrales, los cesters y los esbardals. Tanto los cesters (cercos de piedra seca que aprovechan la umbría en un cortado de peña) como los esbardals (rodales de piedra seca sin cubierta) eran utilizados solamente durante los meses de calor, es decir, a partir de mayo, mientras que los corrales, que tienen una complejidad estructural mayor, solían ser más de otoño a invierno. Uno de los aspectos más interesantes asociados a los lugares de resguardo del rebaño, es la producción de estiércol. Los cesters y los esbardals, pero especialmente los corrales, eran construidos frecuentemente con esta intención y funcionaban con áreas de producción de estiércol, un estiércol que era vital para mantener la productividad de las tierras, a menudo muy explotadas.
CÓMO LLEGAR: Por la Autopista AP-7 hasta Benidorm, salida nº 65 BENIDORM (LEVANTE) / CALLOSA D’EN SARRIÁ, por la CV-70 hacia La Nucia, Polop, Benimantell y Beniardá. Continuar por la carretera que rodea el Pantano de Guadalets hasta el cruce balizado por un poste con paletas de los PR-CV 18 y 19. Continuar subiendo hasta que se acaba el asfalto, se puede aparcar en los huecos de las curvas o a la izquierda, sin bloquear la salida.
ITINERARIO: INICIO / DERECHA, SUBIDA LIBRE / CASTELLET DE SERRELLA / SENDA PR-CV 146 / BARRANC DE LA CANAL / COLLADO 1 / NEVERO 1 / NEVERO 2 / COLLADO DE LA CANAL / SUBIDA LOMA / MALLADA DEL LLOP / SEGUIR POR LA CRESTA / BAJADA EN DIAGONAL / FONT DEL CANTAL / CORRAL EN RUINAS / RECUPERAR SENDA / PLA DEL BLANCONC / INICIO.
COMPONENTES: VICENTE, PATRO Y SANTI.

LA RUTA: El tiempo está cambiando, se acercan los preciosos días primaverales y hoy ha sido uno de ellos, que ha puesto colofón a esta encantadora ruta, quizás una de las mejores panorámicas montañeras de la provincia. La hemos realizado varias veces pero siempre con variaciones, las de hoy: El inicio, el Castellet y la cresta de la Canal.

Iniciamos por la pista de tierra de los PR-CV 18-19-46, que en esta parte está cubierta y, sobre todo en las curvas, por una capa de cemento que la protege en las lluvias dado su fuerte desnivel. Hacia el valle de Guadalest las vistas lo acaparan todo, arriba la sierra de Aitana y por debajo las aguas del Pantano de Guadalest.

Entre las revueltas con duras pendientes, vamos teniendo preciosas miradas, y en una de ellas, la primera visión del Barranc de la Canal. Aproximadamente a 1,2 km de subida por la pista, cerca de un camino por la izquierda, dejamos la pista y seguimos ascendiendo sin senda, virando a la derecha.

Tomamos dirección a las paredes de la base del Castellet y pegados a ellas seguimos subiendo por la derecha hasta una barrera de rocas por la que pasamos al otro lado, atajando y conectando con el camino del Castellet. Por la pista habríamos llegado al mismo sitio, pero no es lo mismo.


En todo lo alto, ya tenemos a la vista los restos de lienzos de muralla del Castellet de Serrella. Por el PR-CV 149 que viene de Castell de Castells, hacemos una fácil subida junto a una vigorosa hiedra hasta el gran aljibe. Desde esta altura tenemos una enorme panorámica al Barranc de la Canal.

Es uno de los castillos mayores citados en el Pacto de la Jovada que pertenecía al valí de La Vall d'Alcalá, al-Azraq. En 1254 fue conquistado por Jaime I, en 1290 tomó posesión del lugar Bernat de Sarriá, y después pasó a manos de la Orden de Calatrava, constituyéndose la Encomienda de Castell de Castells. El decreto de expulsión provocó levantamientos y revueltas, hasta que fueron sofocadas en la Batalla del Pla de Petracos. El castillo debió quedar abandonado tras la Reconquista.


El emplazamiento del Castellet de Serrella es único. Encaramado en la apretada cima de este cerro puntiagudo, a 1051 m. de altitud, domina visualmente todo el valle y sus alrededores. Desde su espolón oeste contemplamos maravillados, la gran brecha que surca el Barranc de la Canal. Espectacular.

Descendemos y marchamos por la izquierda con el PR-CV-146 cuyo trazado veíamos desde arriba. Zigzaguea por la loma en dirección a la ladera derecha del Barranc, y a Castell de Castells, que vemos en el fondo del otro valle. Cerca de un redil de ganado dejamos el camino por una senda que bordea la pared.

La senda busca el mejor paso para descendernos en diagonal, uniéndose al sendero que viene desde Famorca y remonta hasta la Mallada del Llop. Las vistas siguen siendo impresionantes desde el cauce el barranco; sus portentosas paredes calizas, de altura considerable, flanquean todo el recorrido.


Se nota que se acerca la primavera, las aliagas que invaden gran parte del lecho, colorean de amarillo intenso el paisaje. Comienza un pausado recorrido en continua pendiente moderada por la parte derecha y soleada del Barranc. Enfrente, dejamos atrás dos de los tres pozos de nieve que hay en el cauce.

Antes de alcanzar el collado la senda discurre cerca de las paredes calizas, donde varias hiedras las motean de verde enérgico y se aferran a ellas trepándolas verticalmente. Por detrás, la Penya del Castellet toma toda su plenitud con dimensiones colosales. El día está radiante.


Alcanzado el primer collado, no seguimos el sendero habitual que nos bajaría para subir de nuevo al siguiente collado. Por la izquierda, sin sendero, solo siguiendo algunas trazas, remontamos en diagonal la loma de pequeñas piedras contenidas por el abundante matorral de cojín de monja.


Una vez en la cuerda de la sierra, las vistas comienzan a ser grandiosas. El Montgó (752 m.) emerge entre la bruma del mar, pero si nos fijamos, distinguimos la isla de Ibiza; el valle de Guadalets a nuestros pies, y enfrente el solitario, a estas horas, punto geodésico de nuestra cima de hoy.


La Mallá del Llop (1.360 m.) tercera altitud del macizo de la Serrella. Magnifico otero; quizás las mejores vistas montañeras de la provincia. La Sierra de Aitana al norte, al sur la de Alfaro, al oeste el Pla de la Casa y al este Guadalets con su embalse. Almorzamos contemplando el gran espectáculo.

Iniciamos el regreso. Hoy optamos por crestear un tramo de La Canal por su margen derecha. Ya lo intentamos otra vez pero comenzó a llover y tuvimos que desistir. Hoy hace un día maravilloso. Tomamos de nuevo la cuerda de la sierra y por la derecha nos dirigimos a la primera de las crestas.

Desde esta altura el fondo del Barranc de la Canal es sorprendente y enlaza con la Penya del Castellet que hace de tapón. En la otra vertiente, y hacia arriba, la apretada masa de la pineda del Barranc del Monesillo hasta la Serrella. Desde la cumbre un grupo de extranjeros parece seguirnos.


El tránsito por las crestas es bastante factible y guiados por mojones vamos progresando, solo en algunos enclaves rocosos tenemos que apoyar las manos para salvarlos por uno de los lados. El otro grupo ha desistido y toma el camino normal. Las vistas lo acaparan todo. Patro y Santi aprovechan para recolectar salvia.

Llegados a un gran peñón que habría que salvar, hay mojones para ello, nuestro Track indica la bajada, puesto que  nuestro destino es el Pla del Blanconc, y no el Barranc de la Mata. Comenzamos a descender en diagonal hasta llegar al cauce del Barranc muy cerca de uno de los pozos de  nieve.

Ninguno de los tres pozos tiene cúpula y están deteriorados. Nuestro sendero discurre ahora pegado a las paredes de la derecha según en sentido de la marcha, metidos en la umbría  no es tan definido como el de subida; luego, volvemos al centro del cauce en la Font del Cantal, con una larga pileta de uralita y sin agua.


El entorno es más silvestre, menos pateado y con vestigios de antiguos incendios. Alcanzamos las ruinas de un viejo corral, situado a los pies de una gran roca caliza que tiene una enorme oquedad poco profunda producida por la erosión y el desprendimiento de grandes bloques. Preciosas vistas al embalse de Guadalets.

Delante de la Penya del Castellet, hay otra peña perforada en su parte alta por un singular agujero en forma de ojo de aguja. Continuamos por la izquierda entre restos de terrazas abancaladas, siguiendo unos puntos rojos poco definidos y conectando con un camino que nos deja en un lugar idílico.


El Pla del Blanconc, es otro antiguo corral en ruinas, pero en un emplazamiento estratégico y con unas vistas asombrosas; a la entrada del Barranc de la Canal con una visión completa de la enorme brecha que lo atraviesa. Por detrás la Penya del Castellet, y por delante, Aitana, el embalse y el valle de Guadalets hasta el mar.

Proseguimos el camino por la izquierda, que subiendo un poco nos adentra en un bosquete de pinos donde tenemos las últimas vistas al embalse  y a la situación del Pla del Blanconc; el reverso de la peña agujereada es totalmente diferente, con tres impresionantes paredes verticales terminadas en punta roma.

El camino serpentea acercándose a la base de la Penya del Castellet y enganchamos con la subida de esta mañana, saliendo a la pista de tierra. Solo nos queda descender las fuertes rampas hasta el coche. Extraordinaria ruta la que hemos realizado, con unas vistas encomiables, os la recomiendo.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9094019
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 14,150 KM.
TIEMPO: 05:25 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.360 M. (La Mallada del Llop)
ALTURA MÍNIMA: 601 M. (Aparcamiento)
DESNIVEL POSITIVO:1.201 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 1.201 M.
DIFICULTAD:ALTA.

PARQUE NATURAL DE LA SIERRA DE LAS NIEVES

$
0
0
Sierras blanquecinas y calizas de abruptas formaciones se contraponen con montes alomados de colores rojizos en el Parque Natural Sierra de las Nieves, un espacio ubicado al este de la ciudad de Ronda (Málaga). Con una extensión de 23.163 ha, fue declarado parque natural el 28 de julio de 1989 y en 1995 su designación como Reserva de la Biosfera. Abarca los municipios de El Burgo, Istan, Monda, Parauta, Ronda, Tolox y Yunquera.

Los montañeros tienen en este Parque una cita con el Pico Torrecilla, de 1.919 metros de altitud, mientras que los amantes de la espeleología prefieren simas y pozos naturales como la del GESM con 1.101 metros de profundidad. Tanto en superficie como en el mundo subterráneo se suceden caprichosas formaciones kársticas originadas por la erosión y posterior precipitación de las calizas. En las cotas más bajas, las peridotitas tiñen de rojo el paisaje. Se trata de unas rocas mucho más impermeables que las calizas y con una especial composición que favorece la aparición de interesantes especies de flora.  
El nombre del Parque desvela la presencia de nieve en sus altas cumbres, que antiguamente se mantenía durante todo el año. Los lugareños la almacenaban en los neveros y aprovechando las noches la bajaban mediante mulas, distribuyéndose por pueblos y ciudades. 

Su riqueza botánica es impresionante, pues acoge hasta 1.500 tipos de plantas, 19 de ellas exclusivas del ámbito rondeño. Principal protagonista es el pinsapo, un abeto mediterráneo, reliquia botánica que tiene sus únicos reductos en estas sierras y su entorno -monumental natural de La Escalereta-. Comparte escenario altitudinal con bosquetes de quejigo en los montes de Tolox y con el tejo en reductos muy concretos y singulares -Cañada de las Carnicerías y Meseta de Tolox. En las cotas superiores el monte se clarea y da paso a arbustos espinosos y almohadillados que soportan los rigores del invierno: enebros, sabinas rastreras, piorno azul, cerezo rastrero y carrasquilla, propios de latitudes mucho más septentrionales.

En cotas bajas aparece la encina que alterna en zonas más húmedas con alcornoque y un matorral formado por aladierno, aulaga, enebro de miera, majuelo, jara blanca, endrino, agracejo y pendejo. También destaca la presencia de pino, manchas de algarrobos y castaños, y cornicabra, con una de las mejores poblaciones de Andalucía.

Aunque es la cabra montés el emblema faunístico del espacio protegido, quizá sea la avifauna la de mayor interés pues acoge hasta 120 especies, con amplia representación de rapaces, tanto diurnas como nocturnas. Durante los movimientos migratorios se pueden observar grandes bandadas de abejero europeo y milano negro, y cuenta con otras aves, tanto vinculadas a bosques, como a roquedos o a lechos fluviales. Es de subrayar la presencia de invertebrados, como el cangrejo rojo autóctono o la araña negra de Los Alcornocales (la mayor del continente Europeo), un importante elenco de murciélagos, una subespecie de salamandra exclusiva de las Sierras de Cádiz y Málaga y algunos peces restringidos tan solo a los cursos fluviales de este espacio: cacho de Málaga (río Guadalevín) y el pez fraile (río Verde).


Este precioso paraje ha sido el destino de  nuestro último viaje. Hace algo más de un mes, en una de nuestras visitas a Madrid, compramos en la Tienda Verde, el mapa del Parque Natural para preparar nuestras rutas. Nos gusta hacerlo con tiempo, para encontrar alojamiento cercano a los puntos de acceso al Parque. Teníamos un bono regalo de una escapada rural de dos noches con cena y desayuno, que se adaptaba a la perfección en el pueblo de El Burgo, en el Hotel la Casa Grande del El Burgo, magnifico alojamiento regentado por Noelia, una catalana de ascendencia andaluza que nos atendió de maravilla.

En un principio habíamos reservado las cuatro noches en el mismo sitio, pero estudiando detenidamente las posibles rutas que teníamos seleccionadas, los desplazamientos a la zona de Ronda, más los accesos a los puntos de inicio de las rutas, resultaban largos, ya que se trata de carreteras y caminos de alta montaña. Tampoco queríamos pernoctar en Ronda, pero encontramos la solución salomónica: Hotel Sierra Hidalga. A 2 km de Ronda, en la carretera A-397 a San Pedro de Alcántara, donde entre los km 13 y 14 está el acceso al Parque Natural. Pulcro hotelito para que al regreso de las rutas, duchados y descansados, pasear y cenar en Ronda.

El tiempo en estos días ha sido maravilloso, llegamos con algunas prendas de inverno y acabamos haciendo las rutas en camiseta y pantalón corto. Pese a ello, la mayoría de los recorridos discurren por las umbrías, entre los majestuosos bosques de pinsapos que nos han dejado con la boca abierta, monumentales abetos en el sur. Vale la pena venir a verlos. Iremos colgando en el Blog las cuatro rutas realizadas.


DESDE LOS PUERTOS DE SAUCILLO Y BELLINA, LOS PINSAPOS CANDELABRO Y MORENO.

$
0
0
La cabra montés (Capra Pyrenaica Hispanica) es un endemismo ibérico. Su área de distribución se restringe a las zonas montañosas de la Península. Andalucia alberga la mayor población de cabras, estimándose en aproximadamente 35.000 ejemplares, suponiendo el núcleo de Sierra Nevada más del 50% del total regional. Los machos y las hembras adultos son fácilmente diferenciables a simple vista, siendo los primeros de mayor tamaño. El pelaje de invierno se compone de una capa exterior de pelo duro que le impermeabiliza de la lluvia y otra interior formada de un pelaje más denso que la aísla del frío. Entre los meses de Mayo y junio se desprenden de la capa interna. Los cuernos están muy desarrollados en los machos adultos pudiendo alcanzar longitudes de hasta 100 cm. Son gruesos, nudosos y retorcidos en espiral. El número de nudos llamados medrones, da una idea de la edad del individuo. Los cuernos de las hembras son cilíndricos, casi lisos y no superan los 25 cm. de longitud. La cabra montés está adaptada a los substratos y a la altitud aunque se conocen poblaciones localizadas a nivel del mar, como en el Paraje Natural Acantilados de Maro de Cerro Gordo. Cuando predominan los pastos, la cabra se comporta como pascícola, mientras que cuando éstos escasean, la cabra suele ser ramoneadora. Su dieta está constituida por hojas y frutos de quercíneas, brotes tiernos de labiérnagos, enebros, zarzas, hiedras, etc., así como de numerosas herbáceas. Es un animal gregario, que forma rebaños de diferente tamaño y composición, permaneciendo separados los sexos la mayor parte del año. Durante el celo, entre octubre y diciembre, se forman grupos mixtos de ambos sexos y todas las edades. En primavera, las hembras de aíslan, para parir generalmente una cría. Sus depredadores naturales, aunque con una incidencia mínima, son los zorros y águilas reales, las únicas capaces de capturar a ejemplares jóvenes. En algunas poblaciones, los perros asilvestrados son también causa de la mortalidad de las crías.
CÓMO LLEGAR: Desde Yunquera, por la carreterita del camping hasta la cancela de entrada al Parque Natural, continuar hasta que se bifurca el camino, seguir por la derecha hasta el Mirador del Puerto Saucillo.
ITINERARIO: MIRADOR / PINSAPO CANDELABRO / DERECHA / IZQUIERDA / PUERTO BELLINA / SENDA PINSAPO / FUENTE / POZO DE NIEVE / MIRADOR.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Sin haber llegado a nuestro destino ya vamos a empezar la primera ruta. Los 500 km de viaje han sido muy tranquilos y desde cerca de Málaga hemos comenzado a subir hacia el Parque Natural. Llegados a Yunquera hemos tomado algo ligero en una terraza y consultado cómo llegar al Mirador del Puerto Saucillo.

Desde el Mirador las vistas son impresionantes, aunque acortadas por la densa bruma del litoral. Son más de las tres de la tarde por lo que ya hemos avisado al hotel de nuestra llegada; El Burgo está apenas a 7 km de Yunquera.  Esta es la más sencilla de las rutas que teníamos seleccionadas y nos vendrá muy bien como toma de contacto con el Parque Natural.

Iniciamos por la derecha entrando enseguida en la umbría del bosque de pinsapos, donde también hay mezclados algunos pinos normales y abundante matorral. La humedad ambiental nos envuelve y refresca la marcha. En apenas unos cientos de metros ya tenemos a la vista el enorme ejemplar de pinsapo que da nombre a esta ruta.





Este singular pinsapo se caracteriza por su aspecto más que por sus dimensiones. El nombre le viene por la forma en que sus ramas se desarrollan. A 1,90 m de altura aparece una gran rama gruesa y paralela al suelo que, tras dos metros de desarrollo vuelve a crecer verticalmente. Como esta rama existen cuatro más que crecen sucesivamente una detrás de otra. Finalmente el conjunto forma un curioso candelabro.

La forma de candelabro se crea por la pérdida de la yema terminal por situaciones de estrés, provocadas por medios mecánicos o biológicos. Esto ocasiona que un  brote lateral comience a  comportarse como el desaparecido brote terminal. Sus dimensiones son: altura total 16,5 m., Altura del fuste 1,90 m., perímetro (a 1,30 m.) 2,75 m., perímetro en la base 4,80 m. y diámetro en la copa, 13,20 m.


Poco después de pasar el Pinsapo Candelabro nos desviamos a la derecha, estar atentos a este cruce. Este sendero es el que conduce a la Cueva del Agua. El bosque se torna más denso y nos cruzamos con varios troncos de enorme tamaño, restos de pinsapos caídos. Se percibe la idea de que todo quede como está, tan solo son aserrados para permitir el paso del sendero.

Gran parte del sendero está marcado con estacas de madera, pero llegaremos a una de ellas marcada con una “X”  de fin de camino; pero nosotros no haremos caso y seguiremos por ella a la izquierda, para llegar a la Sierra del Pinar y pasar junto a la Cueva del Agua que apenas rezuma humedad.

Seguimos tomando altura y por encima de las lomas verdes del bosque de pinsapos distinguimos el pueblo de Yunquera. Un suave zigzag continúa elevándonos hasta el Tajo de las Albercas con amplias vistas al bosque. Resulta reconfortante caminar entre los pinsapos, es un bosque diferente.


Alcanzamos el Puerto Bellina con bonitas vistas interiores, donde las sabinas ganan espacio y los pinsapos pueblan las umbrías rocosas. Hace una tarde espléndida. Más adelante tenemos un desvío a la derecha, es un trayecto lineal de ida y vuelta, que nos llevará hasta el Pinsapo Moreno.

Este nuevo sendero se ciñe a la umbrosa ladera con un recorrido de algo más de un kilómetro, donde los ejemplares de pinsapo aumentan de tamaño y algunos de sus troncos son retorcidos, con curiosas formas. Enfrente las rocosas muelas con numerosos karst producidos por la erosión, sobresalen sobre el bosque.









El Pinsapo Moreno es otro raro ejemplar, no tan contundente con el Candelabro, pero digno de visitar. Su curiosa forma a modo de mano abierta, con cuatro grandes ramas que emergen de un poderoso tronco de corto fuste, cuyo diámetro superará los cinco metros.  Retornamos al sendero principal.


Proseguimos el sendero que comienza a descender suavemente. El paisaje nos tiene atónitos, entramos y salimos del bosque con miradas a las sierras interiores. Observamos que los pinsapos que no tienen barreras cercanas, sus ramas son mucho más extensas, con una leve inclinación, y su guía, todavía frágil, se bandea con el aire.

Llegamos a un cruce balizado donde se podría acortar el recorrido y que desechamos. Entramos en otro tramo de grandes ejemplares que enlaza con otra bifurcación balizada. Por la derecha el sendero continúa hasta el Torrecilla, cumbre que haremos desde otro lugar. Ahora continuamos por la izquierda, cerrando el círculo.

Dejamos atrás el Llano de la Casa, y entre rocas calizas el sendero resulta más entretenido, bajando siempre al cobijo de la umbría. En un recodo encontramos una fuente con una pequeña pileta que rezuma agua fresca  y que en los mapas no viene reseñada. Resulta importante el grado de humedad para mantenimiento de este ecosistema.









Atravesamos un apartado rincón donde viejos ejemplares de pinsapo han sucumbido posiblemente ante fenómenos meteorológicos. Varios de ellos han sido aserrados para permitir el paso de la senda, pero los troncos y tocones quedan donde estaban; otros sigue erguidos como tótems protectores del bosque.

Más adelante, a la derecha, tenemos el Pozo de Nieve de Yunquera. Pequeño, poco profundo y que ha sido  rehabilitado. Al igual que en nuestra provincia la cultura de la nieve tuvo gran actividad económica en su época; aunque nuestros pozos y construcciones eran de mayor tamaño que éstos.


Continuamos avanzando por el interior del bosque hasta que salimos de nuevo al Mirador del Puerto Saucillo finalizando la corta pero agradable excursión. La tarde sigue encantadora aunque hay más bruma en la costa. Nos descalzamos las botas y proseguimos camino hasta La Casa Grande del Burgo.
VER RUTA EN WIKILOC:http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9129840
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 7,2 KM.
TIEMPO: 02:30 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.434 M.
ALTURA MÍNIMA: 1.200 M. (Mirador del Puerto Saucillo)
DESNIVEL POSITIVO: 287 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 287 M.

DIFICULTAD: BAJA.

CAUCÓN, TAJO DE LA CAÍNA, PEÑÓN DE LOS ENAMORADOS, CAUCÓN.

$
0
0
Esa masa boscosa densa y verde oscura que se extiende ante nosotros es el Pinsapar de los Lajares, llamados así por la especial disposición, a modo de lajas o losas, que presenta el sustrato calizo en el que se asienta. La presencia de estas masas forestales justificó por sí misma la declaración de Parque Natural de Sierra de las Nieves de 1989 y su designación, en 1995, como Reserva de la Biosfera. En estado natural sólo existen en el norte de África, en la Sierra de Grazalema, Sierra de las Nieves y Los Reales de Sierra Bermeja. El pinsapo es un reducto vegetal de otros tiempos en los que reinaba un ambiente glacial en toda la Península. Científicamente son abetos y están emparentados con cedros, pinos y cipreses. En 1837 fue descrito, por primera vez para el mundo científico por Edmund Boissier, aunque ya era bien conocido desde antiguo por las gentes del lugar. ¿Sabe usted de qué material están fabricados los burladeros de la plaza de toros de Ronda? ¿Y los puntales utilizados  en la construcción de la Catedral de Málaga? Las talas incontroladas, el sobrepastoreo y las quemas indiscriminadas diezmaron alarmantemente estos valiosos bosques. Solemos creer que cualquier pasado natural fue más esplendoroso que el que en la actualidad gozamos, pero no siempre fue así. En el siglo XIX este monte se encontraba cubierto de vides; si decide adentrarse en el pinsapar aun es posible ver restos de aquellas terrazas. Cuando la filoxera (enfermedad mortal que atacaba a las vides) las hizo desaparecer solo quedó matorral bajo, que era aprovechado por el ganado cabrío. Con las migraciones de los años 60 se detuvo la presión ganadera y, junto a la nueva política ambiental de regeneración y repoblación forestal, el pinsapar fue ganando terreno hasta convertirse en lo que hoy contemplamos. Como la misma historia del Pinsapar de los Lajares demuestra, gracias a las medidas de protección, los pinsapares han experimentado una fase expansiva durante los últimos decenios. Sin embargo, el mantenimiento de estas joyas botánicas no sólo depende de la Administración; el apoyo y respeto de todos  nosotros son fundamentales para la conservación de estos bosques, que se encuentran entre los más bellos de la Península Ibérica y son una parte importante de nuestro patrimonio natural.
CÓMO LLEGAR: Desde Yunquera, por la carreterita del camping hasta la cancela de entrada al Parque Natural, continuar hasta que se bifurca el camino, seguir por la izquierda hasta el Mirador de Luis Ceballos o Caucón.
ITINERARIO: MIRADOR CAUCÓN / TAJO DE LA CAÍNA / SENDA DERECHA / MIRADOR / PEÑÓN DE LOS ENAMORADOS / SENDA DCHA. / FUENTE / MIRADOR CAUCÓN.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Anoche cenamos de maravilla y hemos descansados del viaje y de la primera ruta. Hoy, tras un buen desayuno, ya estamos en el Mirador de Luis Ceballos, Ingeniero de Montes, Botánico, Profesor y Académico, que con su magisterio promovió la recuperación de los pinsapares. Aunque popularmente se conozca por Mirador Caucón.

Hace un día espléndido y directamente vamos con camiseta y pantalón corto. Bonitas vistas desde el mirador, aunque sigue habiendo bruma en el litoral. Enfrente tenemos la umbría del Pinsapar de los Lajares, denso y poblado hasta las alturas, que será nuestra primera referencia de hoy.


Iniciamos tomando el sendero de la izquierda que está debidamente balizado. Comienza a bajarnos suavemente entre pinos y sabinas, haciendo varias zetas para llegar al fondo del barranco, donde cruzamos el Arroyo Zarrazabres y empezamos a subir por la otra ladera con largas lazadas.


Entramos en la umbría del Pinsapar de los Lajares con grandes ejemplares que ocupan esta vertiente. Las lazadas nos elevan rápidamente y en la otra ladera vemos el sendero que será nuestro regreso. En la parte alta, la subida se hace más incomoda por las lajas calizas que entorpecen la senda.

Las lazadas calizas culminan cuando alcanzamos el punto más alto. A la izquierda, una barrera con cables metálicos pone límite para acercarnos a contemplar el paisaje que hemos remontado. El sendero sigue por la derecha hacia el mirador y tenemos una buena panorámica de Yunquera.

El Tajo de la Caína. La leyenda dice que, una señora llamada Caína, de escandaloso comportamiento fue juzgada y condenada por la inquisición a ser quemada. Después de un largo proceso, se decidió que la mujer cuyo nombre era el femenino de Caín, no podía ser ajusticiada de cualquier manera. El alto clero propuso que fuera despeñada por dicho tajo para escarmiento y enseñanza del resto de habitantes.


Leyendas a parte, las vistas son grandiosas al interior de la Sierra de las Nieves, Sierra de Tolox, la Hoya de Málaga y otros espacios serranos más distantes que la bruma del día nos acorta. Bonito lugar con roquedos calizos y karts producidos por la erosión que forman verticales cortados al vacío.


Proseguimos por la derecha, elevándonos para rodear y superar el gran contrafuerte rocoso. Esto nos permite obtener nuevas vistas y ampliación de las anteriores recorriendo el cordal de la sierra, las miradas lo inundan todo. Llegamos a una antigua era, espacios empedrados y circulares situados en un lugar venteado.

La vida en la sierra era muy dura. Solo se practicaba una agricultura de subsistencia debido a las dificultades orográficas, la pobreza, del suelo y el clima adverso. El cereal, principalmente trigo, se sembraba en terrenos que actualmente ocupa el pinsapar, esta forma de vida ha dejado claras huellas en el paisaje; desde la forma de aprovechar el terreno, como los bancales y sus muros, hasta curiosas construcciones como las eras.

Dejamos la parte alta para entrar en una bonita vaguada y volver a remontar. El sendero, muy bien señalizado, recorre la parte media de las laderas de muelas y cerros calizos, fuertemente erosionados por los cambios del clima. Los pinsapos vuelven a tomar posesión de la montaña.

 Es un bosque de grandes ejemplares vetustos y entorno enmarañado, descuidado y salvaje, donde la mano del hombre ha intervenido poco, aunque en varias zonas se ha efectuado una intensiva reforestación con numerosos plantones jóvenes a los que han protegido con una malla anti ramoneo.

Algunos árboles son colosales, de majestuosos troncos y soberbias ramas en forma de candelabro; por donde la senda discurre bajo el cobijo de su umbría,  sorteando ejemplares caídos o derribados por las acciones meteorológicas y que forman un entramado silvestre.


Al  ir tomando altura el bosque de pinsapos comienza a ralear y poco a poco va disminuyendo hasta ser sustituido por los arbustos espinosos y un nuevo espécimen en cotas más elevadas: El quejigal de alta montaña. Restos de un antiguo bosque muy manejado por el hombre a través del pastoreo intensivo y la obtención de leña.

Presenta una sola población muy deteriorada y envejecida, por la escasa regeneración natural. El hábitat está fuertemente alterado por problemas de erosión y sometido a una fuerte presión ganadera. Está protegido a nivel regional y también ha comenzado su reforestación en las zonas altas.

El sendero comienza a empinarse para superar un fuerte enclave rocoso y, diseminados en el desolado paisaje aparecen los quejigos, como formas fantasmales errantes debido a que todavía no les han salido las hojas, al ramoneo del ganado y la poda indiscriminada. Algunos son de gran tamaño.


Culminamos el cerro sin nombre con una altura de 1.635 m., teniendo otra bonita panorámica a Yunquera. Marchamos por esta altiplanicie entre quejigos de triste silueta aunque de tamaño grandioso.  Alcanzamos un cruce balizado de senderos y tenemos la primera visión del Pico Torrecilla (1.919 m.)


Es un precioso entorno con vistas a rocosos cerros, con restos de nieve en alguna umbría, la grandeza del Torrecilla y vaguadas pobladas de quejigos. Hay que estar atentos y mantener el sendero, no bajar hacia un banco de arena roja contenido por un dique, debemos seguir por encima de la loma.

Enlazamos con el otro PR que luego utilizaremos de regreso. Sobre la pelada loma, debido a los sucesivos incendios no queda ningún árbol, solo matorral de espino y cojín de monja. También ha sido reforestada recientemente, y salpican el paisaje, nuevos plantones con una malla verde de protección para el ganado. El Peñón de los Enamorados cobra protagonismo.


Marchamos en ascenso hasta su misma base, después quedan unos 25 m. de trepada a la cumbre, parece asequible pero prefiero ahorrarle este trago a Susi. El Peñón de los Enamorados (1.780 m.) reina en este desolado paraje muy castigado por los incendios. Grandes vistas al Torrecilla, y al este, entre la bruma, tirando de zoom, Sierra Nevada.

Tras el merecido almuerzo emprendemos el regreso. Llegados al punto donde se cierra el círculo, tomamos el sendero de la izquierda que comienza a perder altura. Seguimos volviendo la vista atrás admirando el solitario peñón. Nos cruzamos con tres personas que vienen en sentido contrario.


Pasamos junto a una gran mancha de nieve que todavía resiste el calor. Es un largo y suave descenso con poca inclinación; en la otra vertiente tenemos vistas de El Burgo, nuestro pueblo de alojamiento. Con importantes extensiones sembradas de cereal que comienza a pintar de verde las laderas.


En el Puerto de la Perra vamos virando a la derecha, acelerando la bajada; las vistas ahora son para Yunquera, al pie de su sierra. El pinsapar vuelve a mostrarse entre la espesa bruma del horizonte, y con el socorrido zoom, distinguimos nuestro solitario coche, abajo en el Mirador de Caucón

Tenemos un descenso más pronunciado entre diversas rampas con lajas de piedra caliza, poco a poco entramos en un nuevo bosque de pinsapos que se va apretando a medida que bajamos. Desde esta altura distinguimos claramente parte del trazo de la senda que nos queda hasta el Mirador.


Llegamos a un cruce de senderos balizado que también alcanzamos en nuestra ruta de ayer, pero nuestro destino es distinto. En la ladera vemos como una cortina de pinsapos se asemeja a una gran cascada verde. En un rincón nos refrescamos con el agua de una fuente que tiene una vieja pileta.


Por la Cañada de la Violeta, ya sin apenas desnivel, transitamos ceñidos a la ladera el último tramo hasta llegar al Mirador de Caucón. Deliciosa ruta la realizada hoy, que pese a su desnivel es muy asequible. Nos cambiamos, y en El Burgo antes de subir al hotel callejeamos y paseamos por la vereda del río Turón.

VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9155192
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 13,8 KM.
TIEMPO: 04:45 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.747 M. (Peñón de los Enamorados)
ALTURA MÍNIMA: 1.085 M. (Arroyo Zarrazabres)
DESNIVEL POSITIVO: 675 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 675 M.
DIFICULTAD: MODERADA.


PINSAPO DE LAS ESCALERETAS Y CERRO ALCOJONA

$
0
0

El pinsapo o abeto andaluz ha sido considerado desde su descubrimiento como la especie más antigua entre los abetos mediterráneos y como el más elegante. Es una reliquia viviente entre los abetales primitivos que colonizaron nuestras latitudes. Es un árbol que puede alcanzar los 30 m. de altura. Su tronco es recto y de aspecto columnar. Las hojas o acículas se disponen perpendiculares sobre las ramas y distribuidas helicoidalmente a lo largo de ellas en forma de cilindro. Las hojas pueden llegar a vivir hasta 15 años, siendo las más longevas entre las coníferas. Las ramas se unen al tronco de forma casi horizontal adquiriendo forma de cruz, por lo que se cortaron en épocas pasadas para su utilización en procesiones y actos religiosos. En la actualidad, en toda Europa, únicamente crece de forma natural en tres pequeños núcleos de la Serranía de Ronda: Sierra de las Nieves, Sierra de Grazalema y Sierra Bermeja, así como en pequeñas masas de Sierra Canucha y Sierra Cabrilla. La primera descripción del pinsapo fue realizada en 1838 por el Conde Edmund Boissier en la Sierra de las Nieves, que describió con estas palabras su hallazgo: “Al fin soy lo bastante afortunado para encontrar uno (pinsapo), cuyas ramas superiores está cargadas de piñas tiesas. Nos apresuramos a trepar para cogerlas, y ya no nos queda duda sobre el género de este árbol singular. Era ciertamente un Abies, vecino de nuestro abeto blanco. El principal objetivo de mi excursión estaba logrado…” Actualmente la mayor parte de los pinsapares se encuentran protegidos por la Ley 2/89, del 18 de julio de 1989, por la que se aprueba el inventario de los Espacios Naturales de Andalucía y se establecen medidas adicionales para su protección. Como especie, el pinsapo se encuentra protegido por la Ley 8/2003 de 28 de octubre, de la flora y la fauna silvestre, por la que se establece el Catálogo Andaluz de Especies Amenazadas. Aunque su tendencia a largo plazo es regresiva, como corresponde a una especie relicta, actualmente se encuentra en expansión, aunque el área que ocupa hoy en día es bastante menor que su área potencial, como consecuencia de la acción del hombre y otros impactos negativos. Dichos impactos se han reducido en los últimos años, a la vez que han aumentado las medidas de protección.
CÓMO LLEGAR: Desde Ronda, por la A-376 a San Pedro de Alcántara, entre el km. 13 y 14 girar a la izquierda por el camino que nos adentra en el Parque Natural de la Sierra de las Nieves y al Área Recreativa de las Conejeras, continuar por el camino unos 7 km en dirección al Cortijo de los Quejigales, tomar el camino de la derecha hacia Tolox y el Pinsapo de las Escaleretas. En otros 2,350 km llegamos al parking.
ITINERARIO: LLANO DE LA LAGUNA / PINSAPO DE LAS ESCALERETAS / PINSAPO DEL PUNTAL DE LA MESA / DCHA. SUBIR / CRESTAS / CERRO ALCOJONA/ PUERTO CAPUCHINO / SENDA BAJADA / ARROYO QUEJIGOS / PUNTAL DE LA MESA / LLANO DE LA LAGUNA.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Hoy tenemos cambio de lugar de residencia, así que anoche dejamos las cosas arregladas y tras el reconfortante desayuno, hemos cargado el coche y nos dirigimos a las afueras de Ronda, Hotel Sierra Hidalga, a unos kilómetros de la entrada al Parque Natural; pero antes de tomar posesión, haremos la ruta de hoy.

De camino hemos parado en el Mirador del Guarda Forestal, amplio balcón al pequeño valle de El Burgo, que aletargado entre la espesa bruma matutina parece no despertar. Sin entrar a Ronda por la carretera a San Pedro de Alcántara hasta Las Conejeras. Íbamos con tanto entusiasmo que hemos llegado a los Quejigales, teniendo que volver atrás.

Ya en el parking del Llano de la Laguna, hay numerosos paneles informativos sobre este Pinsapo de porte único. Existe una pequeña ruta circular de menos de 2 km para visitar el abeto, pero  nosotros la hemos ampliado subiendo al Cerro Alcojona. Nos calzamos las botas e iniciamos por la derecha.

Es un camino ancho a la sombra, primero de pinos y luego de pinsapos. Seguimos teniendo suerte con el tiempo, hace otro día fabuloso, apenas llegaremos a los 20º y solo en las vistas lejanas la bruma se mantiene. Este es un lugar muy visitado pero entre semana no hay nadie, poca gente vemos en nuestras rutas.

En apenas ochocientos metros tenemos a la izquierda, el desvío balizado por un poste y carteles que nos indican la senda de bajada. Pronto entendemos que el nombre de Escaleretas, le viene por la disposición de las lajas calizas en la zona, a modo de cómodos escalones  que nos descienden.


Llegando al pequeño mirador comenzamos a distinguir su gran copa en contraste con los cerros de enfrente. Su tamaño parece decepcionarnos y parte de ramaje está perdiendo el verde vigoroso por un gris mortecino. Solo cuando bajamos a su base comenzamos a tomar conciencia de su imponente tamaño.

En pleno corazón del parque natural de la Sierra de las Nieves se levanta majestuoso desde hace siglos el Pinsapo de las Escaleretas, un auténtico regalo de la tierra catalogado como Monumento Natural de Andalucía, que podría desaparecer. Se está muriendo de viejo, la edad media de los pinsapos es de unos 200 años y éste los ha superado con creces.

Las medidas colosales del ejemplar alcanzan los 26 m. de altura y su tronco tiene 5,10 m. de circunferencia y 1,62 m. de diámetro. Situado en la vía que unía Ronda con el Valle del Genal, ha sido testigo del paso de arrieros, bandoleros, comerciantes, caminantes y serranos que se cobijaban bajo sus inmensas ramas. Se estima que su edad oscile entre los 350 y 550 años.

Cerramos el pequeño círculo subiendo al camino principal por otro lado, donde tenemos una gran vista del Barranco del Arroyo de los Quejigos. Continuamos por la izquierda, pero enseguida por la derecha atacamos la cresta rocosa, con una vista impresionante del principio del barranco.

No hay senda ni marcas, tan solo algunos esporádicos mojones. Debemos estar muy atentos al Track del GPS. Tomamos altura con facilidad, buscando el mejor paso entre la rocosa cresta y el cortado. Teniendo siempre al frente el Cerro Abanto (1.508 m.) de color rojizo, y en nuestra línea otros cerros de blanca piedra caliza.

Desde esta posición todavía no vemos el Cerro Alcojona que queda al final de la cresta a la derecha. Una pequeña masa de pinsapos sube por la ladera de la derecha haciendo mucho más agradable la marcha. Mirando hacia atrás, vemos crecer la enorme mole del Pico Torrecilla (1.919 m.)


Por delante el Cerro Abanto cierra el estrecho circo, formado por las rojizas y quebradas peridotitas, que le moldean un perfil  bien diferenciado en contraste con las blancas calizas de los cerros sin nombre que estamos salvando. Poco a poco estos lomos van creciendo en tamaño y el desnivel se encrespa.


Para superar el siguiente, continuamos a media altura por la ladera poblada de matorral, con trazo poco definido, ya que los pinsapos se han quedado en una cota inferior.  Luego comenzamos a subir en diagonal, teniendo por detrás bonitas vistas al Cortijo de la Nava en su llanura y, a Ronda, que empieza a emerger tras un cerro.

Alcanzamos uno de los cerros más altos de la cuerda que tiene un mojón de piedras. Desde aquí tenemos una visión clara al Cerro Alcojona. Debemos  bajar para luego subir por la siguiente cresta, y a media altura llegar a un colladito, para atacar de frente la subida a la cumbre.


Entre rocas y sabinas rastreras pasamos la cresta, con preciosas miradas al barranco y siempre por detrás, el inmenso Pico Torrecilla. Un rebaño de ovejas de altura nos relaja con panorámicas a la gran masa verdosa del bosque de pinsapos que asoma por la otra vertiente.


Antes de comenzar a trazar la diagonal a media altura hacia el collado, nos hacemos fotos con la silueta del Torrecilla que mañana atacaremos por el otro lado. Tampoco hay senda definida, ni siquiera trazos y resulta enmarañado avanzar entre el matorral. Desde el collado la subida a la cima es más sencilla.


Cerro Alcojona (1.498 m.) otro gran montón de piedras marca la cumbre. Las vistas son excelentes y Ronda aparece por completo en el horizonte. Buscamos un lugar algo resguardado y damos buena cuenta de  nuestro almuerzo. Luego descendemos de nuevo hasta el collado.



Aquí el Track, o la mala recepción de señal, nos juegan una mala pasada. Bajamos demasiado y tenemos que subir para rodear la loma. Sin senda y entre un mar de aliagas, nuestras piernas terminan sangrando. Desde lo alto la bajada resulta muy vertical y peliaguda con piedra suelta.

Es un largo y entretenido descenso que en los rellanos nos permite hacer bellas fotos al Puerto Capuchino, y a su pequeña masa de verde pinar, que contrasta con el rojizo color del Cerro Abanto. Nuestro Track también incluía la subida a este cerro, pero la desechamos porque se está alargando la jornada.

Al acortar la ruta tenemos algunas dudas con el inicio de la bajada que al final encontramos. Es una estrecha senda posiblemente abierta para reforestar la ladera después del último gran incendio. Se han salvado muchos pinos, pero como siempre, tras el fuego, lo primero en brotar son aliagas que angostan la senda. Hemos recurrido al pantalón largo.

Esta senda termina y conecta con otra en el cauce del Arroyo de los Quejigos, que tras cruzarlo, seguimos por la otra ladera; que elevándonos a media altura se ciñe a los contornos de la sierra. Es un bonito tramo por el barranco que termina en el camino donde esta mañana hemos atacado la cresta.

Ahora solo queda el camino hasta el parking, puesto que pasaremos de largo la senda del Pinsapo de las Escaleretas. De regreso hemos parado a fotografiar desde este lado, la silueta del Cerro Alcojona, que tiene forma de cono perfecto. Tras una ducha y un buen descanso, vamos a Ronda a cenar de tapeo y restañar nuestras heridas.
VER RUTA EN WIKILOC:
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 11,7 KM.
TIEMPO: 05:20 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.498 M. (Cerro Alcojona)
ALTURA MÍNIMA: 1.028 M. (Arroyo de los Qujegijos)
DESNIVEL POSITIVO: 708 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 708 M.
DIFICULTAD:MODERADA.


EL PICO TORRECILLA DESDE QUEJIGALES, POR LAS CAÑADAS DEL CUERNO Y DE LAS ÁNIMAS.

$
0
0
El Pilar de Tolox se encuentra en el Cerro del Pilar, a los pies del impresionante Torrecilla que, con sus 1.919 m. de altura, no solo es el pico más alto de todo el Parque Natural, sino también el más alto de Andalucía occidental. Desde su cima se puede disfrutar de impresionantes vistas del conjunto de la Serranía de Ronda, de la práctica totalidad de la provincia de Málaga, e incluso de la costa norte africana. La naturaleza caliza del entorno, bajo la acción del agua, propicia la formación de oquedades. Las numerosas cavidades y el carácter poroso de estas rocas favorecen la infiltración y acumulación de agua subterránea, que en puntos donde contacta con materiales impermeables da lugar a manantiales como el del Pilar de Tolox. Se trata de uno de los escasos puntos de agua que existen en la parte alta de esta sierra. El rumor del correr de su agua cristalina refresca el oído y es una banda sonora ideal que acompaña la contemplación del bello paisaje de la zona. Construido con grandes sillares de piedra, el agua que lo alimenta proviene de este mismo cerro. Su función original, aun hoy vigente, es la de servir como abrevadero al ganado doméstico, muy abundante hasta hace pocos años; pero hay otra fauna, en este caso silvestre, que hace un gran uso de este punto de agua. Las cabras monteses y numerosas especies de aves acuden aquí para beber, sobre todo en los calurosos días del estío. Además, las larvas de salamandra, pasan la primera parte de su vida en sus frescas aguas.
CÓMO LLEGAR: Desde Ronda, por la A-376 a San Pedro de Alcántara, entre los puntos km. 13 y 14 girar a la izquierda, por el camino que nos adentra en el Parque Natural de la Sierra de las Nieves y al Área recreativa de las Conejeras continuar por el camino unos 9,5 km hasta el  Cortijo de los Quejigales, aparcar.
ITINERARIO: CORTIJO QUEJIGALES / CAÑADA DEL CUERNO / CONEXIÓN SENDERO / PUERTO DE LOS PILONES / POZO DE NIEVE / FUENTE DEL CERRO / VIRGEN / PILONES / PICO TORRECILLA / POZO DE NIEVE / CAÑADA DE LAS ÁNIMAS / OTEADERO / 2ª CONEXIÓN SENDERO / CORTIJO QUEJIGALES.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Hemos dejado para el último día la joya del Parque Natural, su cota más alta, el Pico Torrecilla (1.919 m.). He leído bastante sobre esta ruta y casi siempre la califican de dificultad Alta o Difícil, pero hay que leer entre líneas. En invierno y con nieve, estoy de acuerdo, y en verano también, por el calor y la gente inexperta que viene de la Costa del Sol; pero en primavera es una delicia disfrutar de la umbría de los pinsapares, hablamos siempre de gente con experiencia montañera.

Antes del desayuno vemos amanecer desde la ventana del hotel. Será otro día precioso. Llegamos pronto al Cortijo de los Quejigales, pero no somos los primeros; un autocar repleto de gente acaba de llegar y parecen estar preparándose.  Aparcamos en la gran explanada antes de la cadena.


Somos los primeros en iniciar, tampoco sabemos que ruta van a hacer ellos. A unas decenas de metros después de la cadena, por un puente de madera a la derecha, cruzamos el Arroyo Cañada del Cuerno,  que ahora quedará a nuestra izquierda durante la subida. Preciosos narcisos floridos nos acompañan.

El sendero enseguida se inclina y empieza a subir por la umbría del pinsapar. Estacas de madera con marcas blancas y verdes (Sendero Local) balizan el recorrido. El primer tramo está algo embarrado, contenido con maderas apuntaladas con piquetas metálicas. La primera barrera de viejos pinsapos es contundente.

Comienzan rampas y zigzags que nos elevan con facilidad. En el Cortijo vemos el autobús y toda la gente que todavía no han iniciado. Luego comienzan largas lazadas surcando la ladera y apaciguando el desnivel. En la fresca umbría se yerguen monumentales pinsapos de gran porte.


Las lajas calizas irrumpen en el sendero y el bosque de pinsapos se espesa con grandes ejemplares de troncos enormes, también viejos tocones y troncos quebrados por fuerzas descomunales se mantienen en pie recordándonos su presencia ancestral. Vuelven las cortas y empinadas rampas para superar un enclave rocoso poblado de pinsapos.

Otra vez las lazadas nos ayudan a culminar la rocosa loma, poco a poco los pinsapos van mitigando su número y ralean en los peñascos hasta que desaparecen, es como una línea mágica marcada por la altura y que les impide traspasarla. Al salir de la umbría el ambiente es más cálido y aligeramos ropa.


Nos queda por superar la parte alta de la loma. El paisaje ha cambiado por completo, la vegetación arbórea ha desaparecido, tan solo algún insensato pinsapo se ha atrevido a traspasar la línea y lo está pagando caro; el resto de la loma está invadido por matorral espinoso. Alcanzamos el camino balizado que sube desde el Área Recreativa.

Siguiendo el camino por la izquierda, en unos cientos de metros culminamos la loma y llegamos al Puerto de los Pilones (1.750 m.) Las panorámicas son espectaculares. Tenemos el Pico Torrecillas al completo, la bruma nos impide ver el Mediterráneo, pero no el Cerro Alcazaba (1.699 m.) y Ronda.

Como en el resto de montañas de la zona, a partir de los 1.700 m. de altitud entra en escena el quejigal de alta montaña. Restos de un antiguo bosque muy manejado por el hombre a través del pastoreo intensivo y la obtención de leña. El problema principal de esta especie es que la mayor parte de los ejemplares son ya muy viejos, con escasa regeneración, por lo que se han llevado a cabo distintas plantaciones. 

El Quejigo de montaña, Quercus alpestris, es una especie cuya distribución se restringe a las Sierras de las Nieves y de Tolox, teniendo como característica principal la altitud a la que crece, es árbol de hoja marcescente, es decir que no pierde las hojas totalmente hasta que le salen las nuevas en primavera, no obstante la visión invernal que ofrecen es la de un árbol prácticamente de hoja caduca


Los quejigos nos acompañarán en este tramo con pocos desniveles, y hasta la mitad de la subida a la cumbre. Más adelante llegamos al Pozo de Nieve, donde cerraremos el círculo de esta ruta; de aquí a la cima es camino de ida y vuelta. También dejamos atrás el cruce con el sendero que viene desde el Puerto del Saucillo.


Comienza un entretenido recorrido entre lajas calizas que dan un tono gris blanquecino a todo el paisaje, salpicado por el marrón, casi negro, de los viejos quejigos deshojados y las manchas verdes de los arbustos rastreros; por dolinas, suaves repechos, vaguadas, y recónditos rincones que todavía conservan restos de nieve.

Tras bordear el Cerro del Pilar, procurar no abandonar la senda, existen por toda la zona una gran cantidad de simas y grietas peligrosas, como Sima Gems, la más profunda de la sierra. En las oquedades de las rocas de la zona se han instalado diversas imágenes, la más antigua de ellas es la imagen de la Virgen de la Victoria, Patrona de Málaga.


En el mismo conjunto se encuentra el Pilar de Tolox. Se trata de uno de los escasos puntos de agua que existen en la parte alta de esta sierra. Construido con grandes sillares de piedra, el agua que lo alimenta proviene de este mismo cerro. Su función original, aun hoy vigente, es la de servir como abrevadero al ganado doméstico.

Las vistas al Torrecilla son espléndidas, y desde esta distancia el león ya no parece tan fiero. Seguimos la senda hasta situarnos en la base del coloso para comenzar a elevarnos por sus rampas y zigzags. De lejos parece un pico pelado sin vegetación, pero los quejigos y los plantones reforestados, llenan la ladera, además, del verde matorral rastrero.

A medida que ascendemos aparecen nuevas sendas y rastros que forman un pequeño caos, lo más adecuado es seguir la senda balizada por las estacas de madera del PR, no es necesario atajar. Vamos tomando altura con mucha rapidez. Una pareja joven de extranjeros nos adelanta.

Por cómo están las rampas y lazadas, con pequeñas lajas y piedra suelta, en invierno y con nieve o hielo, hay que extremar las precauciones con material de alta montaña. Pero hoy el día es fantástico y no tenemos prisa. En los descansillos donde recuperamos resuello tenemos buenas vistas al Cerro del Pilar y el Alcazaba.


Dejamos atrás la vegetación arbórea, los declives y repechos se acortan pero se acentúan en varios grados. Las lajas calizas crecen en tamaño y presencia; el sendero nos dirige hacia un peñón plagado de ellas y que bordeamos por la derecha. Ya tenemos a la vista el pilón de la cima.


Cumbre del Pico Torrecilla (1.919 m.) máxima altitud del Parque Natural de la Sierra de las Nieves. Hacia el mar, la bruma acorta mucho las vistas; las montañas de Grazalema, la costa de África, el Valle del Genal, Sierra Bermeja, la Hoya de Málaga, la capital y el Mar Mediterráneo, Sierra Nevada, Sierra Tejeda, la Depresión de Antequera y otras.


Buscamos un lugar resguardado para nuestro almuerzo, hoy ganado a pulso. Impresionante vista a los Cerros Abanto y Alcojona con su barranco, se ve perfectamente la ruta que hicimos ayer. Cuando iniciamos el descenso llega el autobús, un montón de chavales extranjeros con un guía abarrotan la cima.

En el tranquilo descenso nos cruzamos con gente mayor extranjera, no sabemos si vienen con el autobús. El paisaje repoblado de plantones de quejigos acapara nuestras miradas. Poco a poco terminamos la bajada, y llegamos al Pilar de Tolox, donde nos refrescamos en su fuente.


Rodeamos el Cerro del Pilar y entramos de nuevo en el quejigal de alta montaña, marchamos entre los enormes ejemplares de silueta monstruosa y enmarañada. Llegamos al Pozo de Nieve de Tolox, también conocido como Puerto del Oso. Aquí cogemos el nuevo sendero siguiendo por la derecha.

Remontamos la loma y el sendero se define mejor en largas lazadas, y comenzamos a descender. El paisaje vuelve a cambiar, el matorral rastrero deja paso poco a poco a un nuevo bosque de pinsapos, el Pinsapar de la Cañada de las Ánimas; según dicen el mejor conservado de toda Ronda.

Vamos metiéndonos en la refrescante umbría del bosque. La bajada es ligera con cortas rampas y zigzags; en algunos recovecos todavía encontramos manchas de nieve al pie de los pinsapos. Es un recorrido entre majestuosos pinsapos, y como siempre, viejos tocones de ejemplares caídos.


Dentro del mismo bosque hay zonas diferentes, entramos en los Hoyos de la Caridad, aquí es un bosque puro y natural, con individuos de enorme altura y troncos descomunales, también con ese toque descuidado y salvaje, que dan los miembros abatidos o derribados por fenómenos meteorológicos, y que quedaron tal cual desde el momento del suceso.


Abandonamos el pinsapar desplazándonos en dirección sur, unos despoblados llanos con sólo pinsapos majoletos parasitados por muérdago nos conducen a un amplio carril, continuamos descendiendo  desechando todos los cruces por la derecha, nosotros siempre en bajada, siempre por el carril que va hacia el sur para llegar al Cortijo de Quejigales, fin de nuestro trayecto.

Gratificante ruta con la que hemos culminado nuestra estancia en el Parque Natural. Ahora al hotel, buena ducha, preparar los bártulos de regreso para mañana, y de nuevo a cenar a Ronda, esta vez de mesa y mantel, nos lo hemos ganado.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9189374
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. (La Fuente de los Pilones)
DISTANCIA: 17 KM.
TIEMPO: 06:15 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.919 M. (Pico Torrecilla)
ALTURA MÍNIMA: 1.286 M. (Cortijo Quejigales)
DESNIVEL POSITIVO: 851 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 851 M.
DIFICULTAD: MODERADA.


SIERRA DE ALMAENS Y EL SALT DE XIXONA.

$
0
0
La Sierra de Almaens se localiza en el término municipal de Xixona (Alicante), al Este del pueblo y tiene una longitud de unos 4 kilómetros. Colocada de este a oeste, desde su cima se observa la Penya Migjorn, la Librería y la Martina, la Carrasqueta, Els Plans, Torremanzanas, la sierra de la Grana y el imponente Cabeçó d'Or en toda su longitud. Situado en la partida del mismo nombre, el Paraje Els Tolls del Salt, es un salto de agua natural que contrasta con el paisaje de terrenos áridos que hay a su alrededor. La naturaleza es caprichosa, y tuvo a bien crear un espacio de gran belleza en el río de la Torre. Un salto de agua de más de 20 metros preside el paraje, donde mana el agua todo el año, refrescando el ambiente. Los “tolls” o pozas de agua, invitan a bañarse en verano, así como su área recreativa, con mesas y bancos, anima a una comida bajo un pequeño bosque de ribera. Peces, cangrejos y tortugas se pueden ver por los alrededores de los pequeños lagos, mediante un acceso seguro y cómodo a través de un camino con barandillas. Se ha habilitado también un pequeño aparcamiento para coches y un mirador que permite observar el cañón fluvial que ha horadado el agua a lo largo de los siglos. El paraje de “El Salt” está a 15 minutos en coche desde Alicante; y el cruce para llegar está en la carretera CV-800 al lado del cementerio. Nos dirigimos en dirección a Jijona y junto al instituto de la localidad, un cartel nos indica el acceso a un camino rural en muy buenas condiciones, que nos conduce hasta el área recreativa. Si llegamos desde Alcoy, a la entrada de Jijona a la izquierda nos desviamos en dirección al cementerio y nos encontraremos con las indicaciones para poder acceder a este paraje.
CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 dirección Valencia, salida en la nº 681 MUTXAMEL/XIXONA seguir por la CV-800, entrar a Xixona por la salida del Cementerio. En la primera rotonda a la izquierda, hacia Xixona. Enseguida, a la izquierda, junto al Instituto (IES), tomar un estrecho camino asfaltado que pone "CNO. SALT", se sigue, y atraviesa la autovía por un túnel. En el siguiente cruce a la derecha. Baja hasta una vaguada, con un camino de tierra a la izquierda. Aquí dejamos el coche.
ITINERARIO: EL SALT / PRESA / RUINAS / BARRANCO IZQ. / BANCALES / CONTINUAR BCO. / SALIR DEL BCO. / COTA 599 M. / PICO 708 M. / IZQUIERDA / PICO ALMAENS / CAMINO / SENDA / MAS DEL SALT / EL SALT.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: Tras la gran amenaza por lluvias de ayer, que como siempre, queda en nada; hoy salimos de nuevo a estirar las piernas. Es una de esas rutas para cubrir huecos. Hace mucho que la teníamos en lista de espera pese a lo cercana, y creo que hemos acertado con la fecha para hacerla.

Está basada en la visita al Salt de Xixona, una mota de oasis en forma de cascada, que las exiguas y filtradas aguas del Río La Torre afloran en este punto. El resto es un paseo por el cauce seco del río y el camino de servicio de un coto de caza. En verano es un peligro por el calor y en invierno también, pero por la actividad cinegética.

Iniciamos por la izquierda, pateando el lecho del río. Dejamos la visita al Salt para el final de la ruta. Es un ancho camino que en unos cientos de metros termina junto a una pequeña presa. Poco después otra presa mucho más grande interrumpe el paso y la salvamos por la derecha. Están concebidas para aminorar y detener las aguas en las avenidas o lluvias torrenciales.

Comienza un bonito transito por el barranco entre matorral y baladre próximo a su floración. De vez en cuando algún pequeño almendro, del que posiblemente las aguas arrastraron sus semillas hasta aquí.  El lecho aunque pedregoso es fácil de seguir y sus paredes calizas no son muy altas.

El lecho serpentea con viveza y debemos estar atentos a los cruces con pequeñas ramblas y barrancos para no salirnos del Track. El cauce se cierra varias veces obstruido por rocas calizas fáciles de salvar, y en otras, nos elevamos por los laterales para volver de nuevo al cauce.


Pasamos por  debajo de un pequeño acueducto  que cruza la rambla y que posiblemente sea de origen árabe. Salimos del cauce para volver a él convertido en tierra de labor plantada de almendros. Tierra de aluvión arrastrada durante siglos, y que el hombre aprovecha para sus cultivos de secano.

Aquí cometemos un error, trazos de senda o rastros de animales, nos hacen proseguir fuera del cauce. Cuando nos damos cuenta resulta difícil seguir avanzando por la ladera, debido a las ondulaciones de las lomas. Buscamos la mejor bajada para retornar el lecho del río. Con todo esto, tenemos bonitas vistas a la Penya Migjorn y Xixona a sus pies.

Poco después el Track marca la salida del barranco, por una senda perdedora que va y viene, quizás es el tramo más duro, con  un fuerte desnivel a superar por la empinada ladera entre los pinos y matorral de esparto. Culminamos la colina de 599 m. con buenas vistas a corrales derruidos, la Penya Migjorn y la  Martina que lo acaparan todo.


Bajamos de la loma y conectamos con un camino de servicio que seguimos por la izquierda. Es un largo caminar que recorre las ondulaciones de las lomas y que da acceso a puntos estratégicos donde han colocado comederos y bebederos para perdices y conejos. Estamos dentro de un extenso coto de caza.

Tomamos un buen tentempié junto a una conejera artificial que está vallada; es de forma circular y de un metro de altura, construida con piedra seca. Seguimos virando hacia el Este (izquierda), y nuestras miradas se concentran en la costa que comienza a emerger entre la espesa bruma marina.


Atacamos por el lateral izquierdo otra loma, que aunque es más alta, su acceso es largo y tranquilo. Alcanzamos la máxima altura de hoy (708 m.) que pese a ello no es la cima más conocida de esta sierra. No tiene vértice geodésico ni cúmulo de piedras que lo marque, pero sus vistas al Cabeçó d’Or y litoral son estupendas.


Marchamos de nuevo por el camino hasta que en una curva distinguimos el punto geodésico. Volvemos a dejar el camino por la izquierda hasta alcanzar la cumbre del Almaens (696 m.) las panorámicas vuelven a ocuparlo todo, desde el Cabeçó y el litoral, a Xixona y la Penya Migjorn.

Descendemos por el lado contrario uniéndonos al camino en otro recodo, donde comienza una suave inclinación de bajada. Poco después el camino sigue por la izquierda con un fuerte desnivel; nosotros tomamos por la derecha un estrecho sendero que nos desliza por las pequeñas lomas entre matorral de esparto.


Es una prolongada bajada en la que seguimos observando todas las sierras cercanas a un nivel inferior, mientras nos aproximamos a Xixona. Es un paisaje árido y reseco donde restos de  terrazas abancaladas forman parte del pasado. Tenemos a nuestros pies la gran masía de El Salt.

El sendero hace un rodeo para descender y alcanzar su parte trasera que rodeamos. Es una construcción de dos plantas que todavía se mantiene en pie, pero está en estado de abandono y sin ninguna utilidad. Marchamos por delante hasta llegar a las instalaciones del Paraje Els Tolls del Salt.


Unas estacas y barandas de maderos protegen las escaleras de bajada hasta El Toll Gran. La naturaleza ha sido caprichosa creando un salto de agua de más de 20 metros de altura. La cascada solo es visible después de las lluvias, pero un mínimo curso de agua se mantiene todo el año filtrándose entre la vegetación de las paredes.

El agua rebosa el Toll y sigue por el curso del río La Torre. Las aguas tienen un color indefinido entre verde y turquesa. Pese a ser domingo el paraje está solitario hoy, quizás no es tiempo de venir a refrescarse en sus aguas. Subimos arriba y concluimos esta entretenida ruta.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9222274
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 13,1 KM.
TIEMPO: 04:15 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 708 M.
ALTURA MÍNIMA: 360 M. (Barranco)
DESNIVEL POSITIVO: 518 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 518 M.
DIFICULTAD: MODERADA.

RUTA CIRCULAR A LA SIERRA DE LA OLIVA, CAUDETE.

$
0
0
Caudete ofrece una gran diversidad paisajista donde domina la vegetación típica del monte mediterráneo: pino carrasco, pino piñonero, encina y coscoja, con gran variedad, asimismo, de arbustos y plantas aromáticas. El más bello espacio natural de Caudete es Sierra Oliva, más comúnmente llamada Sierra Santa Bárbara. A pesar de sus 1.153 m. de altitud el ascenso es sencillo y posee varias rutas por todo el paraje adaptadas tanto para la práctica del senderismo como del cicloturismo. Encontramos en la cumbre de la sierra un estupendo mirador, una ermita en honor a Santa Bárbara y un parque eólico siguiendo toda la línea de cumbres. Las excelentes vistas sobre Caudete y parte de su término municipal, que desde allí se contemplan, justifican por sí solas el ascenso. El mayor tesoro etnológico de la sierra es su pozo de nieve. Originario de la segunda mitad del s. XVIII, es uno de los más espectaculares de toda la provincia. Situado a unos 1.000 m. de altitud, en una vaguada conocida como paraje de La Tinajica, está construido en muro de mampostería, con una profundidad de unos catorce metros y un diámetro próximo a los ocho. Prolonga su estructura formando una falsa cúpula hoy derruida, con tres bocas de carga o de luz. Es uno de los pocos pozos que conserva visible el orificio de desagüe que escurría las aguas de deshielo. La Rambla del Paraíso, a unos 750 metros de altitud, es uno de los espacios con mayor biodiversidad de Caudete. Aquí descubrimos una explosión de vegetación poco común por estas tierras, en la que bien vale la pena recrearse. La humedad de esta zona y su condición de umbría hacen que encontremos aquí manchas de frondosos encinares y arbustos poco comunes, como el espino negro y la sabina. Aparecen también otras especies arbustivas: coscoja, lentisco, madroño y enebro, además de varias plantas aromáticas: espliego, romero o tomillo.

CÓMO LLEGAR: Por la A-31 dirección Albacete. Después de Villena salida por la nº 179 Colonia el Morrón. Tomar la CV-809 hasta Caudete. Aparcar al inicio de la Vereda de Santa Ana, hay espacio para ello y es el inicio de la ruta.
ITINERARIO: VEREDA DE SANTA ANA / BARRANCO ANTEOJOS / HERRADA DE SANTA BÁRBARA / ERMITA DE SANTA BÁRBARA / CRUZ / POZO DE NIEVE / GIRAR IZQUIERDA / RAMBLA DEL PARAÍSO / CAMINO DE LOS MOLINOS / VEREDA DE SANTA ANA.
COMPONENTES: VICENTE.

LA RUTA: Nueva ruta en solitario. Las previsiones meteorológicas pedían a gritos suspender la ruta de esta semana, pero como siempre, analizando bien los datos y echando mano al hatillo de rutas pendientes, encontramos una con posibilidades de librarnos de la lluvia. Esta vez lo consigo de verdad. No ha caído ni una sola gota, a cambio de un día gris y estupendo para caminar.

A sólo 70 km de casa ya estoy en la provincia de Albacete. El recorrido de hoy está marcado como PR-AB 50.  Inicio desde la Vereda de Santa Ana donde confluyen los dos senderos que cierran el círculo. Las paletas informativas están mojadas de la lluvia caída anoche. El ambiente es húmedo y las nubes no dejan ver la montaña.

Cruzo por debajo la N-344 y por la izquierda comienza la arreglada vereda, con un carril de asfalto en el centro para vehículos que da servicio a los numerosos chalets que hay a ambos lados. Para el sendero, arboleda joven, algunos bancos y profusa información del recorrido.

El sol parece querer abrirse paso entre las nubes pero enmarañadas y volátiles lo vuelven a cubrir. Poco después, por la derecha, abandonamos la Vereda de Santa Ana  por un ancho camino de tierra que nos conduce por la parte trasera de los chalets en dirección a la sierra.


Pasamos a campo abierto con casas más distantes y fincas de labor con vallados bancales de almendros y olivos. El sol sigue peleando, por momentos vemos los perfiles de las sierras e incluso algún molino eólico que luego tapan las nubes. Llegamos a un depósito de agua potable.

Entramos en el Barranco de los Anteojos, donde su parte más amplia está abancalada con   olivos centenarios, a juzgar por el enorme tamaño de sus troncos cuidados con esmero; parecen pertenecer a una finca cuya bonita casa de color azul domina desde una colina. El camino se acerca a la sierra.

Próximo a un descuidado bancal de almendros, por la derecha, dejamos el camino por un sendero en dirección a la sierra. Es la Herrada de Santa Bárbara o la Senda de la Sierra que nos subirá a las cotas más elevadas. Comienza a empinarse tomando dirección Este, hacia unos farallones rocosos.


Parece que el sol va ganando la batalla y cada vez se abren más claros. Nos acercamos a unas rojas paredes calizas en cuya parte superior comienzan a distinguirse los molinos eólicos. Mirando hacia atrás, en el valle la bruma lo impregna todo y lo diluye, Caudete apenas se distingue.

Entre rampas y lazadas, el sendero muy bien definido y reforzado con flechas pintadas de blanco, no cesa de elevarnos y nos mete al final del Barranco de los Anteojos, donde extensos paredones calizos forman un pétreo rincón rocoso que solamente se puede superar practicando la escalada.

En este punto el sendero hace un brusco viraje a la derecha, y con largas e inclinadas lazadas, comienza a surcar la ladera para superar la loma hasta que alcanzamos una especie de collado, siempre pegados a la izquierda, entre dos preciosas muelas rocosas de gran vistosidad por sus erosionados perfiles.

La otra vertiente presenta un paisaje distinto, las extensas paredes calizas han desaparecido, dando lugar a  un nuevo barranco menos profundo y sin verticalidad, cuyas laderas fueron abancaladas en forma de terrazas para cultivos de secano. Yermas y sin arbolado, solo quedan las huellas de los muros de piedra seca que las contenían.

Con suave inclinación, seguimos avanzando por la parte alta de la sierra  con vistas al brumoso valle en el que apenas distinguimos nada. Dejamos atrás contrafuertes y farallones rocosos; uno de ellos, dejando volar la imaginación, nos recuerda mucho a la figura de una res vacuna.

Llegamos a la parte alta del barranco de los Anteojos por el que hemos subido antes. Desde el precipicio observamos las espectaculares paredes de escalada. Nos metemos en un bosquete de pinos posiblemente reforestado cuando montaron el parque eólico. Nos vamos acercando a los gigantescos molinos.


Comienza un entretenido recorrido superando las plataformas calizas que una sobre otra componen la fisonomía de esta sierra. Los molinos eólicos crecen a pasos agigantados a medida nos acercamos a ellos. En el valle la bruma parece que cede un poco y se difumina, dejándonos ver la amplía llanura.


Llegamos a la ermita de Santa Bárbara, originaria del siglo XVII, con la casa del santero y un mirador junto a la caseta de vigilancia forestal (1.141 m.) desde este punto, en los días claros, que nada tienen que ver con el de hoy, se pueden contemplar vistas espectaculares de las tres provincias: Albacete, Alicante y Murcia.

Desde la ermita descendemos un poco hacia un cruce de caminos que seguimos recto hasta una pequeña cruz metálica sobre un pedestal. Sierra de la Oliva (1.153 m.) realmente ésta no es la cota más elevada de la sierra, cuyo punto geodésico está unos metros más allá, entre los molinos eólicos.

Cada aerogenerador tiene una altura de 55 metros y un radio de palas de 23,5 metros, lo que nos da una idea de su enormidad. Dentro del parque eólico hay distribuidas 71 turbina que ocupan en su totalidad la parte alta de la Sierra de la Oliva. Caudete comienza a ser visible.

Si llegamos al punto geodésico hay una senda que baja y conecta con la pista, pero no veríamos el Pozo de Nieve. Regresamos al cruce de caminos y por la izquierda empezamos a descender por la amplia pista que da servicio al parque eólico. Unas paletas informativas nos indican la distancia hasta el Pozo de Nieve que data del siglo XVII.

Regresamos a la pista de tierra que termina de bajar y entramos en terreno llano. Comienza un largo recorrido alejándonos de la sierra, de la que seguimos viendo los molinos eólicos, para luego en un cruce de caminos balizado, girar a la izquierda, para empezar a cerrar el gran círculo de esta ruta.

En el paisaje, la vegetación  comienza a cambiar, se vuelve más densa, las laderas se pueblan de pinos y aparecen las encinas. Seguimos virando a la izquierda entre los primeros campos de labor que no han sido sembrados. En un margen vemos la bonita estampa de un almendro florido.


Más adelante, los campos ya están trabajados y ha comenzado una reforestación masiva con plantones de árboles frutales. Estamos en las inmediaciones de la Finca el Granillo. El camino pasa entre los campos y la gran casona. En uno de los bancales tienen apiladas balas de paja, con la que envuelven las raíces de los plantones, para prevenirlos de las heladas mientras enraízan.

El camino serpentea acompañado de pinos,  por la izquierda desembocan pequeñas ramblas y en lo alto volvemos a ver los molinos eólicos. Por la derecha sale una bifurcación que desestimamos y que en media hora va y vuelve al Cerro Revolcador, también sembrado de aerogeneradores.


Entramos en el Barranco del Paraíso, el espacio con más biodiversidad de Caudete. Por la derecha dejamos atrás un bonito refugio forestal y las instalaciones de los acuíferos, desde donde se distribuye a los regantes. Dichos acuíferos ya eran aprovechados en época romana.

Proseguimos por el Camino de los Molinos, que recibe su nombre por varios molinos harineros de agua que había en la zona. Su construcción se distingue poco exteriormente de una casa de labor. Aparecen cuidados bancales de olivos regados por goteo, y por la izquierda vemos el frontal de la Sierra de la Oliva.

Pasamos por algunas casas de campo y chalets antes de volver a cruzar por debajo la N-344 y cerrar nuestra ruta en la Vereda de Santa Ana. Amena ruta la realizada hoy, con un tiempo excelente para caminar, lástima que las nubes y el brumoso día nos han impedido las extensas panorámicas.

VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/edit.do?event=info&id=9252480
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 23,10 KM.
TIEMPO: 05:20 HORAS
ALTURA MÁXIMA: 1.153 M. (Sierra de la Oliva)
ALTURA MÍNIMA: 535 M. (Vereda de Santa Ana)
DESNIVEL POSITIVO: 640 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 640 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

EL PENYÓ ROC DESDE EL MAS DE LA MORERA.

$
0
0
La Sierra de Aitana pertenece al conjunto estructural de la Cordillera Bética, en su extremo más oriental dentro de la Península Ibérica, y constituye el punto más elevado de la provincia de Alicante. Es un relieve caracterizado por los grandes desniveles, fuertes pendientes y claros ejemplos de laderas de tipo cantil-talud. Estos contrastes justifican la variedad de la cubierta vegetal y las diferentes adaptaciones que ha realizado el hombre para aprovechar sus recursos naturales. La Sierra de Aitana presenta un aspecto abovedado en sentido longitudinal de Este a Oeste, sobre todo si se observa desde el sur,  que le otorga un carácter macizo y la convierte en frontera desde el punto de vista climático y biogeográfico. Está constituida por un fragmento de la cobertera sedimentaria, fundamentalmente paleógena, que ha sido levantada por una tectónica de fractura, lo que ha configurado un horst cresta dando lugar a un escarpe de falla en la vertiente septentrional. Es este rasgo estructural el que determina su variedad climática y, por tanto, biogeográfica.De un modo general, y obviando las variaciones a una escala de mayor detalle, existe una acusada disimetría en las precipitaciones entre la vertiente septentrional y la meridional. Respecto a  las temperaturas se observan diferencias entre mitad oriental (por su proximidad a la costa y por los valles abiertos al E y al SE) y occidental (con presencia de heladas e inversiones térmicas en los valles más encajados).La estructuración del relieve, y una variada litología en la que predominan las calizas en los escarpes y en los sectores más elevados, mientras que las margas lo hacen en los taludes y fondos de valle, determinan:    Un modelado cárstico  y procesos en la evolución de los escarpes con desprendimientos de grandes bloques, deslizamientos y fenómenos de clima frío (sobre todo en el pasado) que han generado derrubios estratificados y canchales. De manera localizada, la vegetación permanente o de ecótopos singulares está representada por la  rupícola (cantiles rocosos, canchales, etc.) y la rupícola (ramblas y barrancos).
CÓMO LLEGAR: Autopista A-7 hacia Valencia, salida nº 65 BENIDORM (LEVANTE) CALLOSA D’EN SARRIÁ, por la CV-70 dirección Callosa, por la rotonda que continua hacia Guadalest, a 8 km. aproximadamente de esta rotonda, en el lado derecho, hay una pequeña área recreativa con mesas y parking. Enfrente está el Mas de la Morera donde comienza la ruta.
ITINERARIO: MAS DE LA MORERA / FONT DEL PÍ /  SENDA IZQUIERDA / RACÓ DE LES TOVAINES / EL SALT / SANXET D’ALT  / MAS DE PAPATXÍ / MAS DEL COLLAO / COLLADO CARRASCA / SENDA DERECHA / PR / PUNTOS ROJOS / PENYÓ ROC / PORT DE L’ARC / BAJADA / CORRAL DEL PORT / BANCAL / SENDA / FONT DEL PÍ / MAS DE LA MORERA.
COMPONENTES: VICENTE Y PATRO.

LA RUTA: Por fin un día despejado y primaveral. Para celebrarlo subiremos al Penyó Roc, hermosa atalaya donde observar las mejores vistas de la Marina Alta. Forma parte del pequeño circo vertical y montañoso donde nace el Barranc del Arc; flanqueado por el Alto de Sella, el Divino, Penyó Mulero y Penyó Roc y por el otro lado la Sierra de la Carrasca.

Iniciamos desde el Área Recreativa del Mas de la Morera, por la carreterita que lo rodea por la izquierda. Las primeras vistas son espectaculares, por detrás tenemos la silueta del Bérnia con las primeras luces del día y por delante los primeros farallones rocosos entre pinos y bancales de almendros.

En unas decenas de metros tomamos una pista asfaltada a la izquierda. Al ir elevándonos las vistas hacia atrás se amplían, vemos el pueblo de Guadalest a los pies de su castillo y por detrás la larga hendidura del Barranc de la Canal. Alguien ha iniciado una quema de rastrojos controlada.

Dejamos atrás la Font del Pí para el regreso y seguimos subiendo por camino de tierra. Las vistas se extienden hasta el mar y por la derecha los verticales paredones calizos comienzan a crecer imponentes. A medio camino antes de llegar al Pas del Comptador, cogemos una senda que nace a la izquierda marcada con mojones.

Estrecha y serpenteante, entre pinos nos desciende hasta media altura, pasando por debajo del Penyó Roc y del Comptador con sus extraordinarios paredones calizos. El Bérnia, algo más alejado, entre los plásticos de los invernaderos y con Callosa a sus pies,  nos deja ver parte del brumoso litoral.

Pero más que en el mar, nuestras miradas se centran en los lienzos rocosos, pétreas murallas rojizas de asombrosa verticalidad. Entramos en el Racó de les Tovaines, “les pedres que parlen”, uno de los rincones más bonitos de la zona. Minúsculo circo que crea un microclima de exuberante vegetación.

Cuenta la historia que el músico Oscar Esplá, el pintor Emilio Varela, el matemático Germán Bernácer y el arquitecto Juan Vidal, que residían en la Font del Molí, decidieron transportar un piano a este hermoso lugar, del que conocían sus especiales características acústicas, para deleitarse escuchando un concierto inolvidable.


Subimos un poco para salir del Racó y bajar de nuevo junto a otras paredes de acabado más tosco pero igual de impresionantes. Llegamos al Salt, seco como siempre, aunque rezuma un hilillo de agua que se filtra más abajo. Por unas rampas y zigzags superamos el enclave rocoso y nos situamos en la parte de arriba.

Arribamos a las ruinas del Mas de Sanxet de Dalt bajo las crestas del Penyó Cabal, donde una estrecha senda por un bosquete de pinos nos lleva hasta el helipuerto forestal y el Mas de Papatxi, hermosa casona en un lugar privilegiado, fue restaurada hace años pero sigue cerrada. Tomamos unos hidratos de carbono.

Detrás del Mas de Papatxi hay otra casa entre los pinos. Entrar por el camino y a sus espaldas nace una sendita que pasa junto a un pequeño depósito de agua y nos eleva por la Sierra de la Carrasca. Al tomar altura vemos al completo la cresta del Penyó Cabal y a su lado comienza a emerger el Puig Campana.


Alcanzamos un mínimo colladito entre la cresta, donde las vistas de extienden en las dos  vertientes, el Sanxet, Puig Campana, Els Castellets de Sella, Bérnia, el Penyó Roc que nos está aguardando, Aitana, el Penyó Divino,…. Todo un lujo visual para nuestros sentidos.

Descendemos en diagonal por la otra vertiente hasta conectar con la senda inferior del Carrascal. Dentro de las estribaciones finales del Barranc del Arc, en suave desnivel seguimos subiendo por encima de las casas de campo con sus cuidados bancales de cultivo, y nuestro objetivo al frente: El Penyó Roc.

La senda va virando a la izquierda hasta unirse a la pista del PR-CV 9 que sube de Sella a Benimantell; justo después de dos curvas cerradísimas, y antes de alcanzar el Pas del Comptador, a la izquierda veremos unos mojones. Mientras tanto, el Penyó Roc ha ido cambiando paso a paso su fisonomía.

Como todo lo desconocido, desde su base, se nos antoja difícil su ascensión. No hay senda, solo rastros y no vemos los puntos rojos. Hay que ir hacia la izquierda y cerca de la pared por la derecha buscando el mejor acceso, hasta que por fin aparece el primer punto rojo y la dirección a seguir.


Una vez plegados los bastones, hora viene la entretenida y didáctica labor de tener controlado siempre, el siguiente punto rojo hacia dónde dirigirnos. La subida es muy vertical pero está  bien marcada. No hay que tener ninguna prisa y sí, mucho cuidado, asegurando bien los pies y las manos.


Bordeamos por la derecha hasta un vertical canalón fácil de superar; después hay un pequeño lomo, quizás el punto más expuesto, pero que tiene la suficiente anchura para sobrepasarlo. Durante la trepada tenemos pocas fotos, lo que da una idea de lo entretenidas que han estado las manos.


Un empellón más y estamos en la cima. Penyó Roc (1.108 m.) ¡Alucinante! Alguien dijo que eran las mejores vistas de la Marina Alta: doy fe de ello. 360º de maravillosas panorámicas. A Patro se le ríen los huesos y me pide que le certifique en su cartilla de escalador que ha superado el IIIº+.


Hacemos fotos por todos los costados, y sobre una gran roca devoramos nuestro merecido almuerzo. Mientras, nuestra mente va clasificando y archivando por riguroso orden de excelencia, cada una de nuestras miradas: Bérnia, Ifach, Mediterráneo, Serra Gelada, Carrascal, Sanxet, Puig Campana, el mar, Aitana, el Divino, Aixortá…









Iniciamos el regreso por la parte contraria, por toda la cresta. Hay varias sendas paralelas, mejor cerca de los cortados, para seguir impregnando nuestros ojos con las vistas, y hacer asomaditas por las grietas, ventanas y canales que nos siguen maravillando desde estas  alturas.


Poco a poco el Penyó Roc va quedando atrás, lejano y desprovisto de gallardía. Por delante  la vaguada, en dirección al Port de Sella, comenzamos a subir por las onduladas crestas hacia el Penyó Mulero. Damos las últimas miradas al Puig Campana antes de desviarnos por la derecha.


Una empinada senda, pedregosa y resbaladiza, que nos deja en unos bancales cerca de un corral derruido, atravesamos otros bancales y terrazas para conectar con una vertiginosa senda que nos lleva junto a la base de las grandes paredes, por las que hace poco hemos transitado por su parte superior.

Marchamos paralelos a ellas visitando algún escondido sester, para seguir bajando hacia unos bancales de almendros y conectar con el camino de esta mañana que nos deja en la Font del Pí. Nos refrescamos en sus aguas y deshacemos camino hasta el Mas de la Morera. Preciosa ruta la efectuada.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/spatialArtifacts.do?event=setCurrentSpatialArtifact&id=9296563
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. (En la Font del Pí, al inicio y al final)
DISTANCIA: 15,6 KM.
TIEMPO: 05:35 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.108 M. (Penyó Roc)
ALTURA MÍNIMA: 685 M. (Mas de la Morera)
DESNIVEL POSITIVO: 786 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 786 M.
DIFICULTAD: ALTA. (Por la subida al Penyó Roc, el resto de la ruta es muy asequible)


EL POU CLAR DESDE BOCAIRENT

$
0
0
El Pou Clar es el paraje fluvial más importante del municipio de Onteniente y alberga importantes valores naturales y paisajísticos. El río Clariano nace allí mismo y en sus primeros metros configura un seguido de pozos excavados por el agua sobre roca calcárea conformando un paisaje bien singular de formas redondeadas y de tranquilas láminas de agua. La fuerte vinculación de este paraje con los ontinyentins y ontinyentinas ha hecho que cada pozo tenga un nombre, que de arriba a abajo se llaman “Pou dels Esclaus”, ”Pou Clar”, “Pou Gelat”, “Pou de la Reixa”, “Pou Fosc” y “Pou dels Cavalls”. La buena accesibilidad nos permite caminar por su ribera gozando del contraste de los colores de la roca, el agua y las adelfas, y también de un baño revitalizante en verano en las aguas más frescas de la contornada. Esta formación rocosa es el resultado de la capacidad escultórica del agua que ha ido abriéndose camino y modelando las rocas desde hace aproximadamente 60 millones de años, cuando el contacto de la placa africana y europea forzaron la elevación de estas tierras ahora sumergidas. El agua ha labrado este surco sobre las vertientes y ha trazado las formas sinuosas de las rocas y los tolls o pozos del Pou Clar, contando con la acción abrasiva de las partículas que eran arrastradas por unas corrientes de agua más competentes que la actual.  La formación de la Sierra de l’Ombría habría de conformar estratos en sentido ascendente hasta el centro de la sierra. Los estratos están inclinados justo al revés. Eso es así porque las tierras levantadas cayeron hacia el norte dejando estos estratos poco lógicos. El Pou dels Cavalls no tiene una base calcárea. Justo en este punto cambia el lecho del río: de una base de roca calcárea, a margas o losas. El nuevo sustrato se ha formado por la aportación de los materiales comidos a la sierra en la abertura de los barrancos,  también por la erosión superficial, y ha adquirido la consistencia a causa de las sucesivas fases en que este sustrato estuvo sumergido y emergido. En el centro del valle, la capa de margas llega hasta los 1.000 metros de profundidad y el material procede de las sierras que la cierran.
CÓMO LLEGAR: Por la A-31 dirección Madrid, después del túnel de Villena, salir por la derecha, por la CV-81en dirección Onteniente hasta llegar a Bocairente. Aparcar en la Avda. de España, suele haber sitio.
ITINERARIO: INICIO / PLAZA / ERMITA / CRUZ CARLISTA / CUEVA BEATA / IZQUIERDA / GIRO DCHA. / DEPÓSITO DE AGUA / POU CLAR / FONT B. TARONGERS / MOLÍ PATIRÁS / MOLÍ DE LLUNA / MOLÍ DE PEP JOAN / CRUZAR RÍO / LAVADERO / PONT DARRERE DE LA VILA / RUTA MÁGICA / FIN.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

LA RUTA: En semana Santa y con obras en un puente, el acceso ha sido distinto, pero tan solo hay que callejear hasta llegar a la plaza del ayuntamiento, traspasamos su bonito arco de reminiscencias árabes y en la callejuela de la izquierda, tenemos indicaciones de la primera parte de nuestra ruta de hoy.


Iniciamos la ruta tomando dirección a la ermita del Sant Crist, bajando la calle y tomando a la derecha un encajonado camino entre muros, donde tenemos las primeras vistas de Bocairent escalonada en su cerro, y del Vía Crucis antes de atravesar el Pont Medieval del Sant Crist sobre el Barranc de Ontinyent.

Comenzamos a elevarnos por las rampas del Vía Crucis y el panorama es desolador, el último incendio de hace unos dos años, ha terminado arrasando los pocos ejemplares que quedaban de pinos y cipreses, creo que me sobrarían dedos de una mano al contarlos. Al menos el romero, tomillo y matorral bajo vuelve a brotar.

A medida que tomamos altura dejamos atrás les Covetes dels Moros, más de 50 ventanas excavadas en la pared caliza que están comunicadas entre sí a través de pequeños habitáculos, y al parecer fueron utilizadas como silos o graneros en la antigüedad. Vemos la clásica imagen del pueblo de Bocairent.

Vamos mitigando el fuerte desnivel de las largas rampas de estación en estación. Los miembros de una familia que nos precede entonan una plegaria en cada una de ellas. Nos percatamos de ello antes de llegar a la pequeña capilla de Nuestra Señora de la Soledad que está abierta.


Poco a poco nos acercamos al gran edificio, donde parece que el incendio ha respetado varios cipreses y pinos que siguen en pie dentro de su recinto. Bocairent va quedando al fondo de su valleta y por delante de las primeras lomas plenas de vegetación de la Sierra Mariola.


Ermita del Sant Crist (744 m.). Construida en el siglo XVI consta de tres edificios: el hostal que fue un antiguo convento, la casa del capellán en el centro y la iglesia de estilo gótico con el campanario adosado. Como dato curioso podemos encontrar en su fachada dibujado un reloj de sol y un pantocrátor de piedra.

Visitamos su interior y los alrededores donde algunos paneles describen varias rutas, entre ellas, la nuestra al Pou Clar. Reanudamos la marcha por la izquierda y a espaldas de la ermita, junto a un viejo corral de ganado. El sendero apenas pierde altura cumbreando por las siguientes lomas.

En sus proximidades tuvo lugar la batalla de Camorra que puso fin a la III guerra carlista. Ha quedado como testigo un pequeño monolito: “Sesenta y dos víctimas, de sus ideales unos, de la disciplina otros, yacen aquí. ¡Honor y gloria a los que murieron en el cumplimiento del deber el día 22 de diciembre de 1873!”.

El camino describe una curva a la derecha y se dirige a un montículo rocoso donde está la cueva de la beata Piedad de la Cruz, natural de Bocairent y que fue beatificada  en Roma por Juan Pablo II el 21-03-2004. Así lo recuerdan varias placas de mármol y una pequeña imagen.

Por detrás de la cueva y a la derecha, el sendero prosigue bajando suavemente hasta el lecho de barranco para volver a subir por la otra vertiente y recuperar de nuevo la altura. El paisaje es monótono, triste y desolado, no hay restos de los incendios pero no ha quedado ni un solo árbol. Conectamos con un camino a la izquierda.


Después seguimos bajando, el surco del sendero es lo único que resalta entre el matorral de las lomas. Llegamos al Plá del Quincaller, donde junto a un solitario pino pequeño, tomamos el sendero de la derecha. Tenemos una vista despejada de Ontinyent que perdemos al comenzar a bajar.

Se rompe la monotonía al introducirnos en el barranco. Precioso sendero sobre mampostería que se ciñe a las laderas de las lomas serpenteando entre ellas. Alguna muela erosionada y verticales paredes rojizas animan el paisaje antes de enlazar con el Barranc dels Tarongers.


El desnivel se acentúa y regresa el verde de los pinos. Últimas curvas cerradas y bajamos al rocoso lecho del barranco que nos deja junto al depósito de agua y la pista de tierra. El regreso lo haremos por la derecha, pero ahora seguimos por la izquierda hasta la carretera CV-81, y continuamos por ella dirección Ontinyent durante unos 500 metros.


Con precaución y por el arcén de la izquierda, llegamos al paraje fluvial de El Pou Clar. Como es lógico en estas fechas, no lo habíamos previsto, está lleno de gente que ha venido a pasar el día. Bajamos por las escaleras de madera hasta el fondo del río. Hay poca gente bañándose, pero algunos jóvenes se lanzan desde arriba a las pozas más profundas.


El río Clariano nace aquí mismo y en sus primeros metros configura una cadena de pozas excavadas por el agua sobre roca calcárea conformando un paisaje bien singular de formas redondeadas y de tranquilas láminas de agua. Junto a las paredes y protegidas con barandas hay mesas y bancos para picnic. Almorzamos en una bancada de piedra.

Más tarde, emprendemos el regreso retornando hasta la pista de tierra junto al depósito de agua. En la pared de la derecha, por donde antes hemos llegado, hay un grupo de jóvenes escalando. Tomamos el sendero y lo primero que encontramos es el refrescante caño de agua de la Font del Barranc dels Tarongers.

Enseguida nos elevamos por la derecha para esquivar la valla de una finca particular metida en el barranco; donde sus paredes dejan al descubierto los ondulados pliegues y placas que las forman. En otra pared posterior encontramos más gente escalando, son días de aglomeración en los que debe reinar la prudencia.

Tenemos que cruzar el curso del barranco por un pequeño vado y elevarnos por la otra ladera junto a las ruinas del Molí de Patirás. La senda discurre ahora por la parte alta del cauce. Esta parte del recorrido la conocemos de rutas anteriores, por lo que constatamos el gran deterioro que ha sufrido el cauce con los últimos incendios.


Dejamos atrás la variante que sube al Alt del Castellar y nos deslizamos de nuevo hacia el cauce, en las cercanías del Molí de Lluna, grandioso edificio de tres plantas que sigue en pie sin techumbre, solo su parte trasera se conserva íntegra, aunque está cercada. Vadeamos dos veces del río para seguir por la misma vertiente.

Alcanzamos el Molí de Pep Joan en ruinas, e invadido por la maleza, por lo que obviamos bajar a su fuente. Por la izquierda otra variante del sendero cierra un círculo por el Alt del Castellar y llegando al principio del barranco. Nosotros continuamos adelante, comenzando a subir por el barranco.


Entramos en el Barranc de la Fos; en lo alto a la derecha, sobre la loma pelada vemos la ermita del Sant Crist. El sendero hace unas zetas y rampas para superar un enclave rocoso y marchar por el llamado Camí dels Carros, un paso entre la piedra caliza que el hombre ha excavado y donde los carros de carga dejaron sus huellas sus rodadas.

El cauce se diluye entre las redondeadas colinas con vestigios de viejos incendios y bajamos por una pétrea loma en la que han sido excavados escalones que facilitan su descenso. Llegamos a un cruce balizado frente a la ermita de San Antonio. Seguimos por la derecha entre casas de campo hasta la Cruz del Término.

Arribamos al lavadero con abundante agua fresca, frente a la Font de En Ferris. Desde este lugar, y antes de cruzar por el Pont de Darrere de la Vila de origen medieval, tenemos las vistas más emblemáticas del precioso pueblo de Bocairent, arracimado en su cerro y alrededor de la torre de su iglesia.

Cruzamos el puente y por la izquierda, siguiendo el recorrido de la Ruta Mágica, entre muros y pequeñas huertas que dan al río, subimos hasta el centro del pueblo donde concluimos esta preciosa y didáctica ruta. Lamento que en todos los años que llevo visitando estos parajes, no haya surgido ningún intento de repoblar estas castigadas sierras.
VER RUTA EN WIKILOC:
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. (Font del Barranc dels Tarongers y Font de En Ferris)
DISTANCIA: 15,2
TIEMPO: 04:40 HORAS
ALTURA MÁXIMA:744 M. (Ermita Sant Crist)
ALTURA MÍNIMA: 375 M. (Pou Clar)
DESNIVEL POSITIVO: 880 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 880 M.
DIFICULTAD: MODERADA.


RUTA CIRCULAR PER LA SERRA D’ALMUDAINA DESDE LA FONT DE BAIX.

$
0
0
El Castillo del Travadell, fortaleza de origen musulmán, debió ser ocupado por la Corona de Aragón entre 1245 y 1248, sirviendo de enlace entre los castillos de Cocentaina, Planes y la Penella. Raimundo de Cámara es el primer repoblador cristiano que aquí recibió tierras en 1248. Su primer señor fue Roger de Lauria, según documento expedito a este efecto en 1270. A su muerte, heredó el territorio su esposa, Saurina de Entença. En 1325 pasa a su hija Margarita de Lauria, casada en segundas nupcias con el conde de Terranova. En virtud de las disposiciones testamentarias de la hija del Gran Almirante de Aragón, en 1358 su amo pasa a ser Pere el Ceremonioso. En este año se vendió a la reina Leonor. En el año 1361, su alcalde es Berenguer Rocha. En 1394 se aliena su castillo por el Infante Don Martín a Francisco de Casa Saja. En 1409 pasa de nuevo a la Corona. Alfonso el Magnánimo le da la fortaleza en 1431 a Ramón de Perellós. En 1432 se efectúan obras de reparación en su castillo y, ese mismo año, por donación regia, pasa a poder de Guillermo de Vic, pasando en circunstancias no muy precisas de nuevo al rey. En 1455, mediante permuta, el castillo se transmite a Sancho Ruiz de Liori, vizconde de Gallando. En 1500, como consecuencia del matrimonio de la familia Liori, el Valle del Travadell y su castillo pasan a pertenecer a los Marqueses del Castillo de Guadalest, los Folc de Cardona. Fue lugar morisco, llegando a  principios del siglo XVI la cifra de 48 casas. El 19 de abril de 1611 le fue concedida la carta puebla. Perteneció a la Gobernación de Xàtiva hasta en 1767, y desde el reinado de Felip V hasta el año 1833 al Corregimiento de Alcoi. La casa marquesal de Ariza fue la última detentadora señorial del territorio, la jurisdicción del que se extingue a principios del siglo XIX.
CÓMO LLEGAR: Por la A-7 dirección Valencia, salida en la nº 691 rotonda de San Vicente del Raspeig, dirección Alcoy por la A-7. Después de los túneles de la Font Roja, Salida en la nº 796 a COCENTAINA/BENILLOBA,  en la rotonda seguir por la CV-790 durante unos 8 km. Girar a la izquierda por la CV-710, no entrar en Millena y seguir hasta el Área Recreativa de la Font de Baix. Hay sitio para aparcar.
ITINERARIO:FONT DE BAIX / DERECHA / LLOMA ALTA / ALT DE LA CASETA DE LA NEU / IZQ. BAJADA / CARRETERA IZQ. / ALMUDAINA / GIRO IZQ. / SUBIDA LOMA / LOMA / LLOMA REDONA / INICIO REGRESO / FONT DE D’ALT / MILLENA / FONT DE BAIX.
COMPONENTES: VICENTE Y PATRO.

LA RUTA: Por estas fechas casi siempre hacemos alguna ruta para ver la floración de los cerezos en la montaña alicantina. Hacía tiempo que no veníamos por tierras de Almudaina, y hemos elegido un recorrido distinto al tradicional, cambiando el inicio, esta vez lo hacemos desde Millena y el regreso, desde una loma cercana a Almudaina.


El área recreativa está solitaria a estas horas y de la Font de Baix mana un buen caño de agua. Iniciamos de frente, dejando a un lado los paelleros, buscando el surco de la senda que rasga la empinada loma. Por detrás vemos la silueta del Montcabrer, y a la derecha sobre los cerezos en flor, la de la Serrella.

El fuerte desnivel del sendero nos hace tomar altura con rapidez y las vistas se van ampliando. En el valle del Seta distinguimos Gorga y Millena, y por el Comptat, Cocentaina a los pies del Montcabrer. Seguimos avanzando de loma en loma, dejando atrás la vegetación de los pinos.

El sendero es muy evidente. Un surco pedregoso carente de vegetación causado por las rodadas de motos de trial, algo frecuentes por estas sierras, y que va buscando la parte alta de las lomas, donde ha desaparecido por completo la arboleda, víctima de los frecuentes incendios que han arrasado estas tierras.


El día no es muy claro, hay neblina en el ambiente y las vistas no tienen mucha profundidad. Seguimos ganando altura por las redondeadas lomas; dejamos atrás un puesto de caza construido con piedras y una chapa metálica como techo. El sendero serpentea en las cercanías de un barranco.

Enlazamos con un camino ancho y enseguida tenemos varios cruces. Primero la senda a la derecha que utilizaremos de bajada al regreso, y unas decenas de metros después, el camino se bifurca, por la izquierda, también para el regreso y llegar al vértice geodésico de la Lloma Redona, único en toda la sierra y sin ser el punto más elevado de ella.


Nosotros proseguimos por la derecha el ondeante camino que atraviesa todas las lomas por su parte más alta. Desprovistas de arboleda, todo lo invade el matorral bajo, romero, tomillo, jaras y aliagas que están floreciendo y motean el paisaje de amarillo. Por los “escotes” que forman las confluencias entre lomas, vemos Planes y el embalse de Beniarrés.


Añadir leyenda
Marchamos en pos de las cotas más elevadas de la sierra ante la simplicidad del paisaje: redondeadas lomas moteadas de amarillo y surcadas por un serpenteante camino. Por la izquierda aparece el Benicadell en escena y rompe la monotonía. Por detrás un brumoso mar de nubes comienza a derramarse por su cara sur.


Aunque lejano es un bonito espectáculo que nos entretiene mientras llegamos a la Lloma Alta (1.008 m.) segunda altitud de esta sierra. No hay nada que la distinga de las demás lomas, excepto más brumosas vistas al pueblo de Benialfaquí, y la visión completa del embalse de Beniarrés.

La siguiente loma es el techo de esta sierra, el Alt de la Caseta de la Neu (1.013 m.) No hay hitos, tan solo un puesto de caza entre el matorral. La sierra de Cantacuc aparece cercana. Tomamos unos hidratos de carbono y continuamos hacia otra loma de menor altura, donde por la izquierda,  unos mojones marcan la senda de bajada.


Iniciamos el descenso con miradas al Benialfaquí, el embalse y la población de Beniarrés a las faldas del Benicadell. Es una bonita senda que nos va escorando hacia el este buscando el mejor lugar para bajar. Luego unas formidables rampas en zigzag nos descienden hasta media altura de la loma.

La senda se estabiliza virando bruscamente a la izquierda, hacia el oeste. El paisaje empieza a cambiar, la sierra se vuelve más rugosa y vestigios de antiguos incendios dejan restos de troncos de pinos caídos que tenemos que saltar, otros, los menos, han tenido suerte y se mantienen en pie.


Es un largo camino que atravesando algunas torrenteras nos acerca a unos farallones rocosos, donde parece que sus altas paredes han servido de protección y reguardo a los pinos en los incendios forestales. Comenzamos a tener a primera visión completa del pueblo de Almudaina.


Entramos en el pequeño núcleo de pinos que se ha salvado de los incendios, caminamos por la base de las verticales paredes calizas descarnadas, entre llamativos colores grises y ocres que resaltan su agresividad. Es como una fortaleza de férreas murallas y altivos torreones inalcanzables.


Dejamos atrás otro pequeño bosquete, y de nuevo el páramo desolado por los incendios. Terreno pedregoso, inestable y deslizante, por falta de las raíces que la desaparecida arboleda contenía en las laderas. Comienza un descenso rápido hasta unos bancales con cerezos en flor.


Son grandes  terrazas abancaladas, las primeras muy pedregosas, acumulan las piedras sueltas caídas de la sierra y marcan la línea donde los incendios no han llegado. Todos los cerezos están en flor, es un bello espectáculo que nos hace olvidar por completo los incendios que han arrasado estas montañas.


De bancal en bancal, haciendo fotos sin cesar bajamos hasta alcanzar la carretera y llegar al pueblo de Almudaina. Sin mirar el GPS nos dirigimos hacia el vía crucis de la ermita del Sant Crist dels Socors, para coger la senda del pozo de nieve y subir de nuevo arriba. Entonces vemos que nuestro Track no hace ese recorrido.

Salimos de pueblo por la carretera de entrada, para luego girar a la izquierda por un camino asfaltado que sube a la sierra. El camino termina en unas casas de campo y continúa por un sendero hasta un pequeño llano. Buscamos y rebuscamos, pero se acabó, no hay marcas ni rastros, pero el Track dice que es por ahí.

Comenzamos a subir con un fuerte desnivel campo a través, mejor dicho, matorral a través, siempre intentando pisar la línea del Track. Esto me pone de muy mal humor acordándome del autor de la ruta, que ni la describía ni hacía comentario alguno. No por nosotros, que de peores sitios hemos salido, si no, en alguien menos preparado y que se esté iniciando.

Con esfuerzo culminamos la loma y salimos muy cerca del vértice geodésico de la Lloma Redona (983 m.) Haciendo esta vertical subida tan solo hemos ahorrado unos cientos de metros de camino. Sigo pensando que la subida por el pozo de nieve y el barranco es mucho más agradable y apta para todos.









Después de un gran almuerzo, llegamos al cruce de caminos y por la izquierda comenzamos a descender por las lomas. El sendero es distinto pero el paisaje es el mismo de esta mañana, hasta que poco a poco descabalgando lomas tenemos a la vista Millena, por bancales de cultivos llegamos a la Font de d’Alt y entramos en el pueblo.








Callejeamos hasta la plaza de la iglesia, en su museo se guarda una cruz de nácar hecha en Belén a finales del siglo XVIII, dedicada a un monje franciscano hijo de la localidad. Hay también un cuadro atribuido al Greco. Pero su joya natural está a la puerta de la iglesia: un enorme olmo (¿milenario, centenario?) que supera los 2 metros de diámetro.

Por detrás del bar dejamos el pueblo para llegar a la Font de Baix, muy concurrida ahora, con gente comiendo sentada en sus mesas. Hemos cumplido el deseo de ver los cerezos en flor y salvo esa subida para atajar, ha sido una ruta tranquila y sosegada, aunque la bruma nos ha acortado las vistas a los dos valles.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/spatialArtifacts.do?event=setCurrentSpatialArtifact&id=9389105
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. (Font de Baix, Almudaina, Font de d’Alt y en Millena)
DISTANCIA: 19 KM.
TIEMPO: 05:50 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.013 M. (Alt de la Caseta de la Neu)
ALTURA MÍNIMA: 560 M. (Almudaina)
DESNIVEL POSITIVO: 1.051 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 1.051 M.

DIFICULTAD: ALTA. (Técnicamente no hay dificultad. Pero en la última subida por la loma hay que superar más de 300 m. de fuerte desnivel sin senda y en un tramo muy corto.)

UN PASEO POR EL PICATXO, SANJURI Y BARRANC DELS ANOUERS.

$
0
0
La sierra de Crevillente está integrada en el conjunto externo de las sierras subbéticas. La altura máxima es de 835 metros, siendo una significativa barrera entre los llanos de los Hondones y el cauce del río Vinalopó. Morfológicamente el macizo central de la sierra de Crevillente se encuentra rodeado de grandes superficies triásicas formadas por margas abigarradas de vivos colores. Esta orografía, unido a la poca resistencia de los materiales, ha conformado un paisaje espectacular de crestones y en ocasiones de pináculos. En el macizo de la sierra confluyen dos cuencas hidrográficas, la del Segura y la del Vinalopó. La vegetación arbórea es escasa con algunos pinos en la vertiente norte. Abunda el esparto, utilizado antiguamente para hacer esteras. Las partes bajas se han abancalado, cultivándose algarrobosalmendros y algunos frutales. Crevillente posee unas características geográficas muy propias, con una zona montañosa al Norte, que presenta un frente casi rectilíneo atravesado por pequeños barrancos y una llanura al sur condicionada por los aportes de las ramblas, además de un clima semiárido. Dichas características hacen que existan unas variedades ecológicas de enorme singularidad en estas comarcas. Entre sus parajes naturales sobresale el Parque de Montaña de San Cayetano, situado al pie del pico del mismo nombre y con una altitud de 817 m. Su origen se encuentra en una antigua ermita dedicada a San Cayetano y actualmente el lugar se encuentra acondicionado para disfrutar de un completo día en la montaña, contando además con un manantial y un albergue al efecto. La configuración orográfica de Crevillente favorece la práctica del senderismo, ya que abundan las laderas no muy escarpadas y suaves valles por donde transcurren pistas y caminos de herradura, que permiten a su vez gozar de una mañana con la mochila a la espalda, cámara fotográfica y ánimo de detenerse en los encantos de la sierra, así como contemplar vistas de toda la comarca.
CÓMO LLEGAR:Por la N-340 dirección Murcia, en pasar Crevillente a unos setecientos metros después de cruzar un barranco, coger camino asfaltado a la derecha, hay un cartel informativo a la Zona Recreativa de San Cayetano. Seguir hasta el cruce con el Trasvase Tajo-Segura, continuar con precaución por la izquierda, aunque hay señales de dirección prohibida es un camino de servicio. Seguir hasta el 10º puentecito que cruza el Trasvase, hay otro cartel de la Zona Recreativa y al Club de Tenis. Seguir camino, el asfalto termina cerca de un gran pino y una nave abandonada a la derecha que fue una granja de pavos. Ahora vamos por la pista de tierra en dirección a la sierra, subiremos y bajaremos algunas rampas y nos dejará en el aparcamiento de la Zona Recreativa donde hay un cartel informativo y una barrera para vehículos.
ITINERARIO: ELS ANOUERS / COLLADO /  EL POUET / EL PICATXO / COLLADO / SANJURI / EL RAIG / BARRANC DELS ANOUERS / ELS ANOUERS.
COMPONENTES: VICENTE, SUSI Y CAROL.

LA RUTA: Lunes de Pascual. Teníamos elegida otra ruta pero la cambiamos por ésta, más cercana y corta, para ajustar al tiempo libre que tenía Carol. Iniciamos desde el aparcamiento de arriba, apenas son las ocho y solo hay un coche junto al nuestro. El día está raro con planchas de nubes amenazantes.

Desde la barrera vamos directamente a coger la senda que por la izquierda emprende la subida hacia el Picatxo. Hasta situarnos en la parte alta del barranco, es un tramo de fuerte desnivel inicial, apoyado por escalones de maderos y barandas que facilitan el paso. El área recreativa está solitaria a estas horas.


Superado este trecho, salimos a campo abierto y la senda se apacigua sin dejar de subir. Tenemos enfrente la primera vista al Picatxo con su puntiaguda imagen, coronada ahora por un poco de neblina. Hacia atrás, entre los pinos y al final del barranco, vemos la ermita de Sant Caietá.

El sendero prosigue hasta llegar a unos rellanos escalonados, que quizás en su día fueron terrazas abancaladas, hoy deterioradas y totalmente abandonadas. En una de ellas por la izquierda, hay paletas informativas, se inicia la variante a la cima de la Mitjana (643 m.) que nosotros en esta ocasión reusamos.

Rebasados los muretes de piedra por pedregosas rampas, tenemos preciosas vistas a las paredes rocosas y al Picatxo, que va cambiando de fisionomía a medida que nos acercamos. Las vistas a la Vega Baja y al mar siguen tapadas por las nubes; lo más nítido es la ermita al final del barranco.

Vienen largas y suavizadas pendientes por la remozada senda, fáciles de remontar sin agobios y con un poco de paciencia. Recuerdo hace muchos años cuando el sendero era pedregoso, resbaladizo, y requería mucho más esfuerzo, quizás era más divertido pero no todo el mucho podía subir.


Desde esta altura vemos el hilo de senda que llega a la cumbre de la Mitjana. Unos repechos más y llegamos al Collado, donde se cruzan los senderos que están balizados por un poste de madera. De frente viene la subida desde el Hondón de las Nieves; por la derecha iremos luego al Sanjuri, y por la izquierda, es nuestra senda de subida al Picatxo.


El paisaje cambia por completo. La densa pineda de la cara norte llega hasta el cordal de la sierra y nos regala un delicioso paseo recorriendo la lomada por el bosque de pinos. Nos detenemos un momento en el mirador del Pouet, que por supuesto está seco y deteriorado. Nubladas y oscuras vistas a la Vega Baja.


Emprendemos las cortas pendientes hasta que salimos del pinar y atacamos la rocosa subida a la cumbre. Picatxo o Sant Caietá (819 m.) espectacular otero a la Vega Baja y el mar, oscurecido por las negras nubes que tenemos sobre nuestras cabezas. Suben dos personas a las que pedimos que nos hagan la foto oficial.


Logramos algunas fotos algo siniestras por las amenazantes nubes y comenzamos a descender.  Antes de llegar al Collado nos cruzamos con más gente que sube. Hacia atrás la mole del Picatxo queda lejana. Tomamos dirección al Sanjuri (815 m.), pero elegimos la variante externa, la que no pasa por la cumbre.


Es un bonito recorrido por la parte alta de la ladera sur del Sanjuri, teniendo a nuestros pies la hendidura del Barranc dels Mondongos. La cumbre queda muy cercana, pero en su recorrido hay menos panorámicas, y en el descenso se unen los dos senderos. Las vistas iniciales siguen siendo a la llanura de la vega.

El trayecto se compone de varios roquedos unidos por el sendero que hace varias combas. Una vez alcanzado el primer enclave rocoso dejamos, atrás el bosque de pinos y perdemos toda visión del Picatxo. Nuestras miradas se centran ahora en la mole de la Vella que comienza a despuntar entre las nubes.


Entre los huecos del barranco, y con otra perspectiva localizamos la ermita de Sant Caietá en el fondo. El paisaje de la ladera es espectacular, está tapizada por numerosas matas de esparto que actualmente están floreciendo y todos sus pequeños plumeros ondean al menor soplo de brisa.

Antes de comenzar el suave descenso, se une a nosotros por la izquierda el sendero que viene de la cumbre. Tenemos una visión completa de la Vella con su diminuta hoya en las cercanías de la Casa del Tío Mariano. Conectamos con un camino junto a unos bancales y lo dejamos por la derecha.

Seguimos entre pinos para bajar por una rocosa loma, donde hacemos una parada para tomar un tentempié. Luego continuamos descendiendo hacia un gran pino, pasamos junto a él, y por un bosquete de pinos nos prolongamos por una ladera abancalada de almendros. El sendero acaba en el camino que viene desde el Hondón de las Nieves.

Marchamos por la derecha dejando atrás la cadena para vehículos hasta llegar al pequeño colladito entre la Vella y el Raig, donde hay un poste balizado; seguimos por la derecha, por la otra vertiente del barranco paralela a la que veíamos del Sanjuri. El inicio es un camino llano entre pinos.

En esta zona quedan las ruinas de alguna casa-cueva, frecuentes en la zona,  pero que ahora no visitamos. El paisaje vuelve a cambiar, en esta ladera, mucho más baja que la anterior, podemos observar los agrestes paredones del Sanjuri, sobre los que transita la senda que nos ha traído.

En descenso la senda es más irregular. El Picatxo vuelve a crecer ante nuestros ojos y pronto llegamos a las instalaciones del área recreativa que está atestada de gente, no queda una mesa vacía. Nos acercamos a la ermita pero está vallada por las obras y cerrado el paso al refugio. En el aparcamiento discuten por nuestra plaza, todos quieren aparcar arriba.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/spatialArtifacts.do?event=setCurrentSpatialArtifact&id=9426720
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 10,0 KM.
TIEMPO: 03:00 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 819 M. (El Picatxo)
ALTURA MÍNIMA: 414 M. (Els Anouers)
DESNIVEL POSITIVO: 607 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 607 M.
DIFICULTAD: MODERADA.


COLUMBARES Y LA SIERRA DE ALTAHONA

$
0
0
Su nombre deriva de la palabra latina “Columba”, paloma, y pertenece a la cadena montañosa de Carrascoy, continuándose por las vecinas sierras de Altahona y Escalona. Junto a la Sierra de Villares es uno de los pasos naturales utilizados desde antiguo para llegar hasta los límites prelitorales, por eso no son de extrañar los restos arqueológicos de época romana pertenecientes a villas y los materiales de época islámica encontrados. Pertenece al Plioceno superior, existiendo depósitos del cuaternario con limos rosados y glacis conglomeráticos muy característicos. Su pico más alto alcanza a los 646 metros sobre el nivel del mar, y se puede llegar hasta él gracias a rutas de senderismo. Se accede a estas rutas tanto desde el Puerto del Garruchal como desde el Collado de los Ginovinos, en la Sierra de Altahona. Conforme se gana altura en el camino hacia el pico más alto, la vegetación de Columbares pasa de los cultivos abandonados de almendro, sobre terrazas de cultivo, a un sotobosque plagado de romero, lentisco, o espino negro. No tardan en aparecer, en el ascenso a la cumbre, el pino carrasco y la presencia de animales como el búho real, el gato montés o la gineta. En la cumbre de Columbares se puede apreciar el conocido paisaje lunar, efecto de la erosión del agua sobre los suelos de margas del terreno. Y desde este pico se llega a divisar el Mediterráneo, así como el Campo de Cartagena y la zona litoral del Mar Menor. Columbares custodia además un tesoro ecológico sorprendente, ya que en su entorno se localiza una de las mayores densidades de población de búho real del mundo: entre 50 y 70 parejas de esta majestuosa rapaz nocturna, de acuerdo con las investigaciones del biólogo Mario León, que ultima una tesis doctoral sobre la presencia del búho real en la Región.
CÓMO LLEGAR: Por la E-15 – A-7 hasta Murcia capital, tomar la A-30 MURCIA/CARTAGENA, salida por la 143B, SANTO ÁNGEL/RONDA SUR/PATIÑO, continuar hacia Los Garres y San José de la Vega y por la F-13 al puerto del Garruchal. Después de pasar un desfiladero llamado “El Estrecho” hay un cartel a la derecha que dice GEA Y TRUYOLS, aparcar a la izquierda junto a unos pinos y un cartel informativo del PR-MU 23. Estamos a un kilómetro de culminar el Puerto del Garruchal, donde hay un Bar.
ITINERARIO: EL ESTRECHO / CRESTAS / EL PASO / CIMA DE COLUMBARES / COLLADO GINOVINOS / CRUCE / PUERTA DE ANGEL / DEJAR PISTA-SUBIR / ALTAHONA / CRUCE / CASA PAREJA / CASA MUNUERA / EL ESTRECHO.
COMPONENTES: VICENTE.

LA RUTA: Hace dos años y medio realicé esta ruta por contemplar el Paisaje Lunar, pero  amaneció un día con niebla espesa. A cambio tuve impresionantes vistas de cómo la niebla superaba los acantilados. Tampoco pude trepar por el Paso. Al recorrido de hoy  le hemos añadido la sierra de Altahona, pero el día es lluvioso.

La meteorología nos vuelve a jugar una mala pasada y con este día nublado volveremos a perdernos el Paisaje Lunar. Iniciamos desde el área recreativa. Durante este tiempo los cafres han seguido visitando la sierra, porque el panel metálico estaba doblado y ahora lo han derribado.

El sendero, marcado como PR con algunas piquetas tubulares de unos treinta centímetros, comienza con fuertes repechos por la loma entre pinos, ganando rápidamente altura que nos permite avistar el paisaje; abundante matorral de esparto florido con ondeantes penachos y la mole del Cabezo del Buitre (403 m.) que vamos dejando atrás.


Nos dirigimos hacia las crestas y la parte cercana a los tajos y precipicio que hacen muy entretenida esta ruta. Comenzamos a tener nubladas vistas del campo de Cartagena y al fondo algún reflejo del Mar Menor que pronto desaparece, el sol no logra abrirse paso entre las nubes.


Ajustándose a la línea de los acantilados el sendero va cresteando las olas montañosas que conforman esta parte de la sierra. Por detrás y por encima del Cabezo, distinguimos las antenas del Relojero (609 m.) y la parte alta de las Columnas; por delante el primer enclave rocoso.

Superada esta costanera, y aprovechando un pequeño claro entre las nubes, obtenemos parciales vistas al Paisaje Lunar en sus inicios, al final del diminuto valle, donde a los pies de la piramidal silueta del Pico de Águila (449 m.) da comienzo este extraño paraje. Esperemos que en la cima tengamos al menos esta claridad.

Antes de bajar un poco para iniciar la subida a la siguiente ola montañosa, tenemos una impresionante vista lineal de parte del acantilado de esta sierra, con una importante caída a la cara norte, cuyas laderas están pobladas de apretado pinar. Seguimos superando promontorios.

Al ir entretenidos con el paisaje no nos damos cuenta del trabajo de piernas que estamos realizando, pero vale la pena, y pienso que es mejor éste sentido de la marcha, porque vamos descubriendo las cosas poco a poco; si fuese de bajada la visión seria la misma siempre, que se va acortando.


El siguiente roquedo es sorprendente, con enormes peñascos calizos donde los pequeños pinos se aferran. Mirando hacia atrás vemos el filo del cuchillo de la cresta, donde se distingue perfectamente la cara norte de la sur, la vegetación traza una clara línea divisoria de las dos vertientes.










Por los peñascos se combinan cortos tramos de senda con rampas y subidas, donde ya tenemos que utilizar las manos para apoyarnos, nos acercamos a la parte más escabrosa de la sierra. Aparecen grandes oquedades y recovecos, y hacia el abismo, verticales espolones con curiosos perfiles.


Llegamos al Paso. Al menos hasta ahora, la lluvia nos ha respetado. Es una abrupta cornisa escalonada con dos rellanos que se supera con buenos agarres. Uno de ellos es algo más expuesto pero sencillo de pasar. Como siempre, hablamos para gente con experiencia. De todas formas conozco pocos PR que señalicen estos pasos.

Para gente que no quiera apoyar las manos, por la derecha de las cuevas hay una variante hasta la cima. Desde arriba las panorámicas son estupendas. El sendero continúa pegado a las últimas crestas, por las que seguimos asomándonos. El cielo se va cerrando y caen las primeras gotas.

En la última ondulación,  superada la loma, tenemos a la vista las antenas y el vértice geodésico, arrecia un poco la lluvia y tengo que ponerme un gorro. Según he leído las antenas de esta sierra no son de telefonía móvil, si no que pertenecen al ejército. Sean de quien sean, afean cualquier cumbre donde estén colocadas.


Cima de Columbares (642 m.) dependiendo del mapa que se consulte hay una pequeña variación en su altitud. Aunque la lluvia es débil acorta todas las vistas y de nuevo me pierdo el Paisaje Lunar. Hago algunas fotos apresuradas y emprendo el descenso por la senda junto a los acantilados.

La lluvia va remitiendo. Recorridas las dos ondulaciones que hay en este lado, perdemos la visión de las antenas de la cumbre y tras un tramo mucho más plano, la senda comienza a virar a la izquierda. Tenemos de frente la sierra de Altahona y el mojado Paisaje Lunar que parece sobresalir.

Comienza una fuerte bajada entre los pinos, previamente echamos unas miradas al campo de Cartagena por donde las nubes intentan abrirse; cuidadas parcelas cultivadas jalonan el horizonte, destacando grandes extensiones de terreno cubiertas con plásticos en donde quedan aisladas las alquerías.


Una vez terminada la bajada, seguimos por la izquierda junto una valla casi derribada para llegar al Collado de los Ginovinos, y poco después, al punto donde a la vuelta tomaremos el regreso; cruzamos la carretera F-48 y por la Puerta de Ángel cogemos la ancha pista de tierra para atacar cima de Altahona.

Hacia atrás tenemos una vista completa y distinta de la sierra de Columbares. La pista serpentea elevándonos poco a poco, y debemos  estar atentos a un Waypoint marcado en el GPS para desviarnos a la izquierda. Hay un mojón poco visible y no es cómodo conectar con la incipiente senda.


Al inicio es una senda perdedora que a medida que avanzamos se va reafirmando, aunque con escasas y poco  notorias marcas de PR. Es un acentuado repecho que nos dirige hacia un frontal pedregoso, descarnada pared color ocre que ha sido cantera de fósiles marinos. Pero en un breve vistazo no localizo ninguno.

La sobrepasamos por la izquierda con grandiosas vistas a Columbares, y alcanzamos la arista de la sierra por la que transitamos hasta su punto más elevado. Cumbre de Altahona (534 m.), tan solo un mojón de piedras entre matas de esparto resalta la cima. Proseguimos sin senda aparente hasta un camino.

Avanzamos por la derecha girando poco a poco. Entre los pinos y junto a los restos de una casa, queda en pie el brocal abovedado de un aljibe de agua para abrevar el ganado, su arquitectura es idéntica al que luego encontraremos en la Casa de los Pareja, cuando iniciemos el regreso.

En un recodo protegido del aire doy buena cuenta de mi merecido almuerzo. Por la derecha, por una valla abierta, enlazamos con la ancha pista que al subir hemos abandonado. Ahora solo tenemos que dejarnos llevar hasta la puerta de Ángel, donde hay paneles metálicos y postes balizados de las rutas.


Cruzamos la carretera y en el rellano continuamos por la izquierda, este sendero nos lleva hasta la Casa de los Pareja, que derruida solo mantiene en pie algunas paredes. Giramos a la derecha entre la casa y el aljibe, idéntico al que antes hemos descrito. Sus antiguos campos de cultivos están yermos.

El largo camino de herradura nos pasea por la parte baja de la solana de la sierra de Columbares. Es la zona menos vistosa, con laderas poco pobladas y restos de bancales abandonados junto a construcciones para almacenar agua. Es un camino cómodo sin apenas desnivel.


Casi llegando al final pasamos por la Casa de los Munuera, de dos plantas y que abandonada, todavía se mantiene en pie junto a su corral de ganado. Después un cartel nos avisa de que estamos en zona militar, y seguidamente llegamos al aparcamiento. Pese a las cuatro gotas caídas hemos logrado los objetivos. Bonita ruta.
VER RUTA EN WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/spatialArtifacts.do?event=setCurrentSpatialArtifact&id=9444789
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 17,0 KM
TIEMPO: 05:00 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 642 M. (Columbares)
ALTURA MÍNIMA: 246 M. (El Estrecho Garruchal)
DESNIVEL POSITIVO: 715 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 715 M.
DIFICULTAD: MODERADA.
Viewing all 899 articles
Browse latest View live