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Channel: Vaig a Peu - Buscando Nuevos Senderos
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SIERRA DE LAS PANSAS, YECLA

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Si reflexionamos sobre las faldas, y eminencia del monte Carche, descubriremos en el momento, un gran libro de historia natural. Sus producciones son capaces de satisfacer, y alimentar la botánica más diligente. Todo él, arroja inmensidad de plantas, y en suma no es otra cosa, que una selva espesísima.”  Juan Lozano, 1794. La Sierra de las Pansas constituye un conjunto montañoso de cierta elevación, representando una continuación morfológica y forestal del macizo del Carche por su parte NE, del que queda independizado en cierto modo a través de los barrancos del Saltador y de la Yedra. Está integrada en el declarado Parque Regional de la Sierra del Carche y es la parte del parque perteneciente al término municipal de Yecla. El resto del parque pertenece al término municipal de Jumilla. En las Pansas se presenta un paisaje forestal de gran valor. La parte norte del macizo es la más interesante, donde se encuentran barrancos y algunos peñascos rocosos en las partes altas que resaltan entre el pinar. Su altitud máxima es de 1.036 m. sobre el nivel del mar. Existe un pequeño manantial en las faldas de la umbría de las Pansas, y algunas cuevas como la de Jaime el Barbudo, de la que la tradición popular afirma que fue lugar de escondite de este famoso bandolero. Se han realizado algunas repoblaciones con pino carrasco en zonas puntuales, pero la mayoría del pinar es de origen natural, encontrándose en la umbría de la sierra y en algunos barrancos las zonas más interesantes; cubierta de un apretado pinar al que acompañan encinas, así como matorrales que forman una maquia impenetrable. La fauna se concentra fundamentalmente en los distintos nichos ecológicos que conforma el bosque y en el matorral de la sierra, destacando la presencia de especies que viven en medios forestales bien conservados y que constituyen la mejor demostración del alto valor ecológico de la zona. Entre los mamíferos hay que señalar la abundancia del jabalí.
CÓMO LLEGAR:Salida en dirección a Aspe por la CV-84, sin entrar en la población seguir por la CV-846 a La Romana, en la rotonda continuar por la CV-834 hasta conectar con la CV-83 hasta Pinoso. Tomar dirección Yecla por la C-3223, al poco de pasar el desvío al Raspall, girar a la izquierda por la MU-15 A dirección Jumilla, continuar durante 5,8 km aproximadamente, poco después del punto kilométrico 16. Aparcar junto a las ruinas de la Venta Pelavivos.

COMPONENTES: VICENTE

ITINERARIO: VENTA PELAVIVOS / CASA DE LAS PANSAS / FUENTE DE LAS PANSAS / BARRANCO DE LA LINDA / CIMA DE LAS PANSAS / CRUCE REGRESO / PISANA / CERRO DEL GATO / RAMBLA DEL SALTADOR / DERECHA / FUENTE DE LAS PANSAS / VENTA PELAVIVOS.

LA RUTA: Hoy me he quedado sin compañeros de ruta y cuando voy en solitario suelo ser más prudente en la elección del itinerario, eso sí, siempre innovando y buscando nuevos senderos. La Sierra de las Pansas forma parte del Parque Regional de la Sierra del Carche quedando separada por el Barranco del Saltador.

Iniciamos desde las  ruinas de la Venta Pelavivos, antiguo caserón abandonado a los pies de un montículo y junto a un bancal de descuidados olivos centenarios. Cruzamos la carretera para tomar un ancho camino que tenemos enfrente y que toma dirección hacia la frondosa umbría de la sierra.

Hace un día deslavado y sopla un poco de aire. Apenas tomamos un poco de altura y tenemos grandes panorámicas hacia nuestras espaldas, con el gran caserío de Pelavivos que en sus tiempos debió tener mucha actividad, la enorme barrera montañosa de las crestas de la Sierra del Serral y la Sierra de Salinas.

Pronto llegamos a la Casa de Las Pansas, también en ruinas y ubicada sobre un promontorio que domina toda la umbría de la sierra. Debió tener rebaños y plantaciones a su alrededor. Las vistas se amplían con la pequeña Sierra de Enmedio. Un poco más arriba, en un rellano, está la Fuente de Las Pansas.

Antiguo manantial natural de agua en el que el agua afloraba en superficie. Formada por una depresión de piedras de unos 3 m. de diámetro y rodeada por juncos. Actualmente seca, hasta hace pocos años aún tenía agua, siendo abrevadero natural para el ganado. Ha sido utilizada al menos desde la época romana.

Por la izquierda de la fuente tomamos una senda que nos introduce en la umbría del prieto bosque de pinos, de ejemplares poco esbeltos pero altos y delgados que buscan la luz del sol,  donde abunda el matorral bajo con romero, coscoja, madroño y sabina. Observamos que muchos pinos han sido quebrados por el peso de las últimas nevadas.

El sendero serpentea entre el bosque y toma dirección hacia el Barranco de la Linda. Es un agradable caminar con poco desnivel. En el húmedo suelo se distinguen algunas pisadas de animales, mayormente de jabalí. Poco antes de llegar al cauce del barranco el sendero hace un fuerte giro a la derecha.

El cambio de rumbo propicia el comienzo de una fuerte subida, el terreno es más rocoso y el desnivel se encrespa entre pinos de mayor tamaño. Más tarde la senda vuelve a girar a la izquierda donde el desnivel pierde fuerza, los pinos están más separados y en la loma alcanzamos un ancho camino.

Pasamos por el punto marcado de regreso, ahora el trayecto a la cima es de ida y vuelta. Llegamos a una especie de rellano donde termina el camino. Seguimos adelante por un sendero incipiente donde la vegetación vuelve a apretarse y en un promontorio rocoso vemos el punto geodésico.


Cima de Las Pansas (1.035 m.) El cielo sigue enmarañado y gris, con cortas y brumosas vistas entre las ramas de los pinos que pueblan la cumbre, a la Sierra de Salinas, el paraje Pisana y el Carche, el hermano mayor de este parque natural, en la umbría podemos ver Barranco de la Guarafía.

Deshacemos regresando hasta el camino, y estando atentos a un mojón de piedras a la izquierda que nos marca el cruce de regreso.  El nuevo sendero recorre la loma sin bajar demasiado y termina en el Camino del Raspay que seguimos por la izquierda unos 20 metros, para dejarlo por una pista que nace hacia la derecha.


En esta zona volvemos a ver muchos pinos tumbados o con ramas rotas y desgarradas. Cerca hay un espolón rocoso con encinas y un rellano labrado con una pequeña balsa o abrevadero circular. El camino se torna sendero y nos lleva por la parte alta de Pisana, con vistas al valle y a la Sierra del Carche.


Este sendero enlaza con otro que viene desde la Fuente de Las Pansas, a la altura del Cerro del Gato (963 m.), al que vamos dejando a nuestra derecha en tanto vamos bajando por una especie de barranquera inclinada, tramo en mal estado pero con grandes vistas al manto verde del pinar del Carche.


Llegamos al fondo del valle conectando con el Camino de la Solana del Gato que seguimos por la derecha. Vemos la boca de una pequeña cueva y los bancales en producción  de las Casas de Pisana. Hacemos una corta subida entre bancales labrados y un enorme pino derribado, la nieve ha hecho estragos.









Arriba, subiendo sobre unos peñascos tenemos una profunda mirada aérea del Barranco del Saltaor, por el que hace unos meses hicimos una preciosa ruta. En la otra parte vuelve el valle y la Sierra del Serral. Por la vertiente del barranco tomamos la senda que discurre en descenso entre el cauce y las rocas.


Es quizás la parte más salvaje y bonita del recorrido, circulando cerca de grandes peñascos y ladera de pinos, teniendo que saltar sobre el tronco algún viejo ejemplar caído con anterioridad, que cruza el sendero que luego se ensancha, y tenemos el primer cartel del Barranco del Saltaor.


Continuamos por camino ancho salvando otro gran pino derribado, dentro de una zona que también han sufrido grandes daños en el ramaje y las copas, es la poda natural. Arribamos al aparcamiento donde comienzan las rutas por el barranco, siguiendo por la ancha pista de acceso al lugar.


Proseguimos por el Camino de la Umbría del Carche entre cuidados bancales de almendros con las yemas hinchadas pero sin florecer todavía. Poco antes de llegar a una casa de campo que tiene una gran balsa de agua, giramos a la derecha para continuar entre los campos de cultivo de la propiedad.


Caminamos pasando por un muro de piedra seca, donde empezamos a vadear la Rambla del Saltaor, poco profunda en este tramo. Arriba, el sendero se define más  y nos pasea por la umbría con vistas algo más claras por delante y por detrás. Al ir paralelos a la carretera pronto volvemos a ver las ruinas de la Venta Pelavivos.


Sin salir del bosque de pinos el sendero se torna camino, y nos asciende un poco hasta cerrar el círculo de la ruta al llegar la  Fuente de Las Pansas, donde repetimos camino a la Casa en ruinas y continuamos hasta la Venta Pelavivos. Ruta sencilla y agradable por un bonito entorno boscoso.
RECORRIDO: CIRCULAR.

AGUA EN RUTA: NO. (La fuente de Las Pansas está seca)

DISTANCIA: 10,3 KM.

TIEMPO EN MOVIMIENTO: 03:00 HORAS.

ALTURA MÁXIMA:1.035 M. (Cima de las Pansas)

ALTURA MÍNIMA: 727 M. (Venta Pelavivos)

DESNIVEL POSITIVO: 485 M.

DESNIVEL NEGATIVO: 485 M.

DIFICULTAD: BAJA

MALLORCA

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Mallorca (del latíninsula maior, ‘isla mayor’, posteriormente Maiorica, en contraposición a Minorica o insula minor) es la isla más grande del archipiélago balear, la cual, junto a Menorca, Ibiza y Formentera, forma una comunidad autónoma uniprovincial, la más oriental de España. La isla tiene 3640,11 km², lo que la convierte en la isla más extensa de España. Sus 859 289 habitantes (INE 2015) la hace la isla más poblada del archipiélago balear, siendo la sexta más extensa del Mediterráneo y la cuarta más poblada. Mallorca posee una densidad de población de 240,45 hab./km². Antaño, por su ambiente sosegado, era también conocida como La isla de la calma, pero ahora es un destino turístico muy importante, tanto a nivel nacional como internacional. Su capital, y también la de la comunidad autónoma, es Palma, siguiéndola en importancia los municipios de Calviá y Manacor. La isla de Cabrera y todos sus islotes pertenecen administrativamente a la capital. El relieve mallorquín está formado por la sierra de Tramontana, con las montañas más altas, la sierra de Levante, con alturas más modestas, y otros montes menores. La sierra de Tramuntana, al noroeste, forma impresionantes acantilados y calas rocosas que contrastan con las playas de arena del resto del litoral. El "Pla" es la fértil llanura central. Al oeste de esta llanura y en el centro de la bahía de Palma está situada la capital, Palma. Los montes principales son: Sierra de Tramontana: Puig Major (1445 m), Masanella (1364 m), Puig Tomir (1102 m), Puig de l'Ofre (1090 m), Puig del Teix (1064 m) y Puig de Galatzó (1027 m).
Sierra de Levante: Puig de Morell(562 m), Bec de Ferrutx (519 m) y Puig de Sant Salvador(510 m).
Fuera de las dos sierras indicadas cabe destacar el Puig de Randa(543 m) y el Puig de Galdent(420 m).

De nuevo en ruta. Volvemos a Mallorca después de treinta y tantos años, pero esta vez fuera de temporada turística y con la intención de hacer varias rutas de senderismo por la Serra de Tramuntana. Para ello nos vamos a instalar en un precioso hotel, el Rey Don Jaime en Santa Ponsa, en la zona de Calviá.


Al ser temporada baja la mayoría de hoteles y servicios turísticos están cerrados o en reformas, preparándose para el nuevo curso, por lo que nada se detiene. En estas fechas llegan el IMSERSO, estudiantes y familias europeas. Las cifras de turistas que visitan las islas son asombrosas, alcanzándose este año pasado la cifra record de once millones.


Una vez pasadas las lluvias y los vientos huracanados la isla está en calma, el tiempo es el que corresponde para estas fechas y se puede ir a todos los sitios sin aglomeraciones. Está claro que no hay bañistas y las playas están en reparaciones pero en las terrazas y cafeterías la gente busca el tibio sol.


Por lo tanto es tiempo de caminatas, de largos paseos y excursiones para conocer al detalle esta maravillosa isla o recordar lugares de anteriores viajes. Para nosotros es bueno estar en un solo hotel sin tener que mover maletas en diez días. Las distancias no son muy largas, ya que en poco más de una hora en coche puedes atravesar la isla.


A partir de mañana ya tenemos alquilado vehículo para movernos y llegar a los sitios donde se inician las rutas, que siempre suelen ser en pueblecitos de montaña o lugares recónditos. Después haremos algunas excursiones, hemos dejado dos días libres que luego rellenaremos dependiendo de cómo nos vaya. Os iremos contando.


BOSC DE CONQUES I PIC ES BUROTELL

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El paisaje cultural de la Serra está formado por caminos, bancales, paredes y construcciones tradicionales de piedra en seco, una huella humana que en este caso no ha destruido la naturaleza, sino que se ha integrado harmónicamente en ella creando un espacio único en el mundo. También acoge un excepcional patrimonio hidráulico, fruto del ingenio para aprovechar el agua en una isla con veranos largos y secos. Entre las montañas se contemplan imponentes possessions, antaño verdaderas unidades de producción, autosuficientes y herederas de la parcelación territorial cristiana del s. XIII. La amenaza árabe despobló la costa durante siglos, y obligó a construir una red de vigilancia litoral para alertar a los pueblos de la llegada de naves enemigas, formada por torres, atalayas y dos castillos roqueros. Entre el patrimonio religioso, mención especial merece el Santuario de Lluc, lugar de peregrinación y símbolo cultural de Mallorca.
La Serra de Tramuntana es rica en fauna y flora, en los que abundan endemismos como el minúsculo ferreret o sapillo balear. Algunos paisajes han sido protegidos por su evidente valor ecológico, como el islote de Sa Dragonera, hoy Parque Natural, o el Torrent de Pareis y las Fonts Ufanes, declarados monumentos naturales. Para descubrir la Serra nada mejor que adentrarse por centenares de caminos, a menudo vinculados al sendero de Gran Recorrido GR-221, a lo largo de los que se encontrarán refugios donde pernoctar, áreas recreativas y centros de interpretación con información detallada del patrimonio natural y cultural.
La Serra de Tramuntana vertebra el noroeste de Mallorca. Se extiende a lo largo de unos 90 km, con una anchura máxima de 15 km, sobre el territorio de 20 municipios —siendo los mayores Calvià, Pollença y Escorca—, lo que supone casi un 30% del territorio insular y más de 1.000 km2. En las zonas núcleo viven unas 8.000 personas, pero la población de amortiguamiento es de 40.000 habitantes. Varias cimas superan los 1.000 m de altura, destacando el Puig Major (1.443), el Puig de Massanella (1.348 m), la Serra d’Alfàbia (1.069 m), es Teix (1.064) y el  Galatzó (1.026 m).  
La Serra de Tramuntana está declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en la categoría de Paisaje Cultural. Es el reconocimiento de la comunidad internacional a la simbiosis casi perfecta entre la acción del ser humano y la naturaleza, realizada durante siglos, de la que ha resultado una monumental obra humana en la que se mezclan cultura, tradiciones, estética, espiritualidad e identidad.
El paisaje cultural de la Serra es fruto del intercambio de conocimientos entre culturas, con pequeñas obras realizadas colectivamente con finalidad productiva, condicionadas por las limitaciones impuestas por el medio físico. Limitaciones superadas a base de sabiduría y del uso inteligente de los recursos, sin destruir el medio. Y también es la recreación de un territorio a través del imaginario colectivo y de las obras de artistas que han encontrado en él inspiración.
CÓMO LLEGAR: Desde Santa Ponsa por la Ma-1 para enlazar con la Ma-20, seguir dirección Palma hasta la salida a Puigpunyent por la Ma-1041. Aparcar en el pueblo junto a la iglesia.

COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

ITINERARIO: PUIGPUNYENT / GIRO DCHA. / GIRO / GIRO IZQ. / CHALET SENDA / PASO PARED / PARED / VIAL / CRUCE / DIRECCIÓN SUR / GIRAR / BARRERA / GIRO SUR / BASSA DEL BOSC / POU CELAT / RUINAS / PARED PASO / SALTO PARED / PIC BUROTELL / COLLADO / ABREVADERO / RUINAS ESTABLO / CRUCE GR-221 / BARRERA ESCALERA / CARRETERA / DEJAR CARRETERA / CARRETERA1 / PUIGPUNYENT.

LA RUTA: El coche alquilado llega con retraso al hotel. Mientras, damos un paseo por los alrededores. Están restaurando la arena de la playa después del temporal, y para que no se desplace han colocado barreras de cañizo. También visitamos la Oficina de Turismo para recoger información adicional.

Ya tenemos coche. Cargamos botas, mochilas y en marcha. Como siempre que salimos de viaje traemos seleccionados varios Tracks de rutas para el GPS, esto nos facilita la elección del primer día, optando por un lugar cercano para comenzar a introducirnos en la Serra de Tramuntana, en este caso Puigpunyent.


Iniciamos desde la fachada de la iglesia cruzando la carretera en dirección a Galilea. El cielo está nuboso pero hace una temperatura agradable. Tras las casas del pueblo vienen algunas fincas y corrales de ganado particulares. Hacemos un fuerte giro a la derecha comenzando una suave inclinación.


La panorámica que se divisa al norte y de izquierda a derecha es: Puig de na Fátima, en la cercanía, y detrás y a lo lejos: la Serra dels Puntals, la Mola de Planícia, Sobremunt y la Fita del Ram. Hacemos otro giro y el camino asfaltado empieza a serpentear subiendo con moderación. Vemos los primeros bancales de piedra seca.


De nuevo el camino hace un giro donde el desnivel se agudiza y vemos como el pueblo se va quedando hundido en su minúsculo valle. Poco más arriba tenemos  una panorámica bastante nítida del Galatzó (1.026 m.) rodeado de un manto de verde bosque, moteado por los claros de algunos almendros en flor.


Nuevo giro hacia el Sur con serpenteo del camino en ascenso. Entre las copas de los olivos seguimos admirando el Galatzó. En los laterales hay edificaciones con grandes parcelas o terreno rústico. El camino sigue subiendo y termina en  la rústica puerta de entrada de un chalet con muros de piedra seca.


Junto al muro de piedra nace un sendero por la izquierda, por el que seguimos entre pinos y abundante vegetación hasta alcanzar otra pared no tapiada de cambio de propiedad, la cual presenta un hueco de paso accesible bajo la atenta mirada del Galatzó.

Entramos en una zona de exuberante vegetación de matorral bajo y maleza, con delgados pinos, e inmediatamente aparecen varias sendas en medio de los rastrojos. Hay que tomar la que va en dirección Sur y alcanzar otra pared de separación de predio que salvamos por un hueco de paso.


Se llega a un vial de la parcelación Conques donde tenemos la primera visión de la muela del Bauzá (613 m.) coronada de pinar hasta su cumbre. También del Galatzó que poco a poco vamos perdiendo en perspectiva. El vial está flanqueado por vallas de alambres o de muros que cercan bancales de olivos.










Comienza un bello recorrido entre las parcelaciones donde admiramos impresionantes ejemplares de olivos centenarios, de grandiosos troncos retorcidos de tamaño descomunal, merecedores del catálogo de árboles singulares. Llegamos a un cruce con giro a la izquierda y luego a otro con giro a la derecha.


Seguimos rodeando el Bauzá, quedándonos atónitos ante los barrocos troncos de los olivos, que en la mayoría de casos son más voluminosos que las propias copas de los árboles. Un cartel artesanal nos indica que entramos en un bosque Patrimonio de la Humanidad. Hacemos un nuevo giro a la izquierda.


El paisaje cambia, siendo más abundantes la coscoja y las carrascas. Viramos hacia el Este y salvamos una barrera con pasos laterales. A la izquierda vemos una casa con varios carteles, entre ellos uno de prohibida la caza mayor. Desvío hacia el Sur entre paredes y antiguas ruinas de un corral.


Ya por camino de tierra, ascendemos levemente y el bosque se hace más intenso y húmedo. Poco después llegamos a la Bassa del Bosc de Conques, antiguo aljibe del siglo XVIII que está clasificado como bien etnológico y actualmente utilizado como almacén de agua o abrevadero para los animales del bosque.


Poco después tras pasar un muro de piedra seca arribamos al  Pou del Bosc de Conques o Pou Celat (cubierto). Catalogado como Bien Etnológico y con una antigüedad aproximada entre los siglos XVI y XVIII, con sistema de recogida de aguas, asientos y pila para abrevar los animales.

Seguimos en dirección ESE por senda que casi de inmediato aparece como antiguo camino de herradura en buen estado casi en todo el trayecto. Al inicio el carrizo y la vegetación la ocultan algo pero luego es clara y evidente. Abundan unos matorrales de aspecto muy parecido al esparto pero de hoja plana y ancha.








Fuera del camino dejamos atrás una cabaña en ruinas a la izquierda.  El sendero se enreda entre el matorral y la vegetación. Seguimos en la misma dirección otros 300-400 m hasta alcanzar una pared de piedra seca de cambio de predio, con un paso franco algo más elevado que los anteriores.

Giramos hacia el Sur unos pocos metros buscando otro paso por otra pared en sentido contrario. La “maniobra” responde solo a la búsqueda del lugar más fácil para salvarla. Salimos a campo abierto subiendo sobre unas rocas. En este punto comenzaremos el retorno para ir cerrando el círculo.


La punta rocosa forma un espléndido mirador a 360º  con vistas a la recortada costa en un mar brumoso. Hacia el interior miradas a las grandes montañas de la Serra de Tramuntana y a nuestro pico más cercano el Galatzó, que vuelve a llenar el horizonte. Tomamos un bocado al tibio sol.

La continuación no está muy clara porque el Track tiene un pequeño fallo por falta de cobertura. Bajamos de las rocas pero tenemos que volver a subir otra vez puesto que la ruta prosigue por la parte alta. Aprovechamos una de las paredes separadora de propiedades para izarnos arriba.

Saltamos otra pared y por recorrido algo más llano pero muy incomodo debido al lapiaz, tenemos que ir brincando de piedra en piedra y al no haber sendero ni marcas. Alcanzamos la parte más elevada de hoy, el Pico Burotell (584 m.) aunque no hay ningún mojón que marque esta altura.


Proseguimos dirigiéndonos unos pocos metros hacia el N, hasta que se despeja algo el camino y aparece la senda y varios mojones que nos van guiando. Ahora todo es vegetación mediterránea con algún árbol caído y ovejas que se extrañan al vernos. Todavía tenemos miradas al mar y al Galatzó.


Alcanzamos el Collado, a unos pocos metros al norte del Pas de sa Ventalla que no entra en nuestra ruta. Seguimos los hitos hacia el W, y luego senda clara, antiguo camino de herradura, hasta llegar a una especie de balsa que retiene el agua  y sirve como abrevadero para los animales del bosque.

Por buen camino el descenso se agiliza y tras un amplio giro llegamos a una zona llana donde hay un pequeño silo y una cabaña que mantiene la cubierta y la puerta. A pocos metros tenemos un antiguo establo que en su interior todavía tiene el pesebre y la techumbre hundida parcialmente.


Salimos a una amplia explanada de pastos para ovejas a los pies del Bauzá, que seguimos rodeando por la parte más cercana, vemos una senda que se dirige a su cumbre. Seguimos en suave descenso por una barranquera donde vemos esquivas cabras de pelaje blanco. Conectamos con el GR-221 que recorre la Serra de Tramuntana.


El cuidado y ancho sendero nos termina de descender entre fincas y parcelaciones, saliendo a la carretera Ma-1032 después de salvar una barrera en forma de escalera. Caminamos un tramo por ella para volver a salir al camino, esta maniobra la realizaremos dos veces hasta quedarnos definitivamente con el asfalto.


Durante este trayecto pasamos por fincas y chalets, uno de ellos con un antiguo molino de harinero. Entramos a Puigpunyent junto a corrales particulares y con vistas al precioso Hotel & Spa es Ratxo en lo alto de la colina. Cerramos esta preciosa ruta junto a la fachada de la iglesia.



RECORRIDO: CIRCULAR.

AGUA EN RUTA: NO.

DISTANCIA: 11,7 KM.

TIEMPO EN MOVIMIENTO: 04:15 HORAS.

ALTURA MÁXIMA: 577 M.

ALTURA MÍNIMA: 217 M.

DESNIVEL POSITIVO: 373 M.

DESNIVEL NEGATIVO:  373 M.


DIFICULTAD: MODERADA.

CALA DEIÁ, MALLORCA

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Cala Deià está a 10 kilómetros de Sóller, situada entre Punta de Son Beltran y sa Pedrissa, donde se levantó una torre de defensa contra las incursiones piratas. Los picos imponentes del Teix (1.064 metros d’altitud) y el Caragolí proyectan su sombra hacia Deià. Este entrante de mar bellísimo, rodeado de acantilados medianos, coronados por monte bajo y pinar, finaliza en una playa semicircular en la que desemboca un torrente y se levantan hermosos bancales. Arena gruesa y grava componen su paradisíaco talud de pronunciado desnivel. En los márgenes se hallarán un embarcadero pequeño, escars y unos restaurantes, muy elogiados por sus arroces y pescados a la plancha. Es habitual en verano coincidir con personajes populares de ámbito internacional. Las condiciones marítimas y subacuáticas desaconsejan el fondeo de embarcaciones, puesto que el azote del viento del noroeste-norte-noreste la convierten en una zona peligrosa. Cerca de la playa existe una roca sumergida a tres metros de profundidad y el fondo de arena y roca es inseguro. Si se desea calar, se aconseja hacerlo con luz diurna y frente el embarcadero, sobre fondo de grava y roca, a cuatro metros de la superficie. A 3,7 kilómetros se encuentra Port de Sóller. El acceso por carretera es sencillo siguiendo la señalización viaria. En sus proximidades hay un aparcamiento, siempre abarrotado. Se recomienda bajar caminando este kilómetro final por esta calzada o por los caminos empedrados dels Ribassos y de sa Vinyeta.
El término municipal de Deià se encuentra en el oeste de Mallorca. El origen de su topónimo provendría del término árabe daia o daya (“campo” o “aldea”). Su paisaje es accidentado (Puig des Teix, 1.064 metros de altitud; encinares a 400 metros sobre el nivel del mar), surcado por escorrentías (Torrent Major, 6,5 kilómetros cuadrados de cuenca hidrográfica) y con una costa de cinco kilómetros longitudinales, poco accesible. La villa presenta tres zonas: alta (es Puig, coronado por la iglesia y el cementerio), mediana (paralela a la carretera Valldemossa-Sóller) y baja (es Clot, antiguo núcleo de población principal). Deià construyó una red de atalayas de vigilancia entre los siglos XVI y XVII para defenderse de ataques piratas. A finales del 1800 padeció un retroceso demográfico, producto de la emigración hacia Francia provocada por la crisis agraria. Gran parte de esta población retornó a principios del siglo XX. Entre aquellos primeros años del 1900 y los sesenta se practicó activamente el contrabando. A partir de esa década, el turismo de lujo pasó a liderar los indicadores económicos, impulsando la restauración y la construcción. Su riqueza cultural se conocerá visitando, entre otros, Cova de Betlem, restos del Col·legi de Frares Menors en Miramar (fundado por Ramon Llull), Can Forcimany, Llucalcari, ca l’Abat, Son Marroig (sa Foradada), sa Torre de sa Pedrissa, iglesia parroquial, cementerio municipal. En esta localidad han residido personalidades como Ramon Llull, archiduque de Austria Luis Salvador de Habsburgo-Lorena, Antoni Gelabert, Robert Graves, William Waldren, Mike Oldfield o Richard Branson.
CÓMO LLEGAR: Desde Santa Ponsa, por la Ma-1 para enlazar con la Ma-20, Salida dirección Valldemossa por la Ma-1110, seguir por la Ma-1130 y Ma-10 hasta Deiá, seguir hasta la bajada a Cala Deiá, junto a la parada del bús, no está muy señalado. Aparcar a unos 600 metros antes de llegar a la cala, donde el GR-221 cruza el Torrent Major por un puentecito.

COMPONENTES: VICENTE Y SUSI

ITINERARIO: GR-221 / SON BUJOSA / CARRETERA / DEJAR CARRETERA / GIRO DCHA. / GIRO IZQ. / SON COLL / FONT DE SES MENTIDES / CRUCE CAMINO / PORTILLO MADERA / CAN PROHOM / CAPELLA CASTELLÓ / 1CARRETERA / DESVÍO DCHA. / CRUCE DEJAR GR / TOMAR IZQ. / CRUCE / VADEAR TORRENTE / ALCONASSER / SIMA / TÁPIA / ZONA AÉREA / FIN ZONA AÉREA / MESA / ACANTILADOS / SEGUIR ORILLA / PARED SECA / CALA DEIÁ / FINAL.


LA RUTA: Nos ha costado un poco llegar  la Cala Deía, no hay señalización y es muy fácil pasarse el desvío. Un estrecho carretil nos lleva al aparcamiento, en verano habrá que extremar las precauciones. Hace un precioso día y un petirrojo viene a saludarnos, tenemos entendido que es una de las zonas más bonitas de la isla.

El Torrent Major arrastra las aguas de las últimas lluvias. Iniciamos desde el puentecito, cruzando la carretera para seguir el GR-221, izándonos por la primera de las tapias de escalera que suelen haber en los recorridos parar evitar que el ganado o la caza salga de las fincas. Ésta es de las sencillas.


El camino se encrespa haciendo una fuerte subida entre los bancales de olivos con pared de piedra seca, que forman terrazas para ganarle terreno a la sierra. Al elevarnos vemos nuevas terrazas en la loma de enfrente que llegan hasta su cima, y por detrás de ellas, las altas montañas.


Poco a poco vamos tomando altura entre los ancestrales bancales, la mayoría de ellos no están en producción y quedan poco ejemplares de olivos, eso sí, centenarios, mezclados con algún algarrobo y pinos que arraigan entre las rocas. El torrente queda a nuestros pies y el paisaje se abre a las montañas.


Último esfuerzo, y en la parte alta el camino comienza a llanear dejándonos ver el mar con un horizonte gris. Las paredes secas de los bancales son de menor alzada y proliferan los ejemplares de olivos centenarios de enormes troncos retorcidos por los años; entre ellos sobrevive algún almendro en flor.


Llegamos a Son Bujosa, gran finca con una impresionante alquería mallorquina donde todavía se cultivan cítricos, en sus tiempos debió ser importante. Volvemos a tener miradas al mar y poco después el sendero enlaza con la carretera Ma-10, por la que transitaremos unos quinientos metros.


Ahora en temporada baja apenas hay tráfico, pero en verano habrá que extremar las precauciones e incluso utilizar chaleco reflectante. Desde el asfalto tenemos bonitas vistas a las laderas montañosas con bancales de pared seca y hermosas casonas habitadas. La costa nos muestra algunos acantilados.

Dejamos la carretera por la derecha y retomamos el GR-221 por un pasillo escalonado entre dos fincas, por el llamado Camí de Castelló que formaba parte de la única vía de comunicación entre Deiá y Sóller hasta finales del siglo XIX. Camino de carro en ocasiones y en otras, simplemente camino de herradura.

El escalonado camino vuelve a elevarnos por las lomas, vuelven los atávicos bancales de olivos y las paredes secas que con artesanales vallas de alambre y troncos separan unas fincas de otras. Entre recodo y recodo tenemos miradas a un mar tranquilo y reposado.


Entramos en una zona más húmeda con abundante vegetación donde los pinos y el matorral bajo proliferan. Luego el sendero en suave ascenso se encajona entre paredes, donde algún viejo olivo salta por encina dificultando el paso. La verja de una finca nos muestra varias esculturas de chatarra.


Tras una mirada a un rocoso peñón que se adentra en el mar formando una cala, llegamos a Son Coll, antigua aldea que ahora se haya dividida en varias casas particulares. A poca distancia tenemos el desvío a la Font de ses Mentides, que en pocos metros llega a la fuente que mana un pequeño hilo de agua.








Volvemos al sendero principal que sinuoso se torna a estrechar entre las paredes secas sin dejar de ascender. Viene una tramo espectacular, con enormes ejemplares de olivos añosos, como viejas esculturas vivientes, después caminamos por un apretado pasillo entre carrascas. Salvamos un portillo de madera.


El sendero comienza a subir con fuerza, y tenemos la primera vista al Puig Major (1,443 m.) nevado, y nuevas vistas al mar. Atacamos unas rampas rocosas que zigzaguean hasta subirnos a la parte más elevada de hoy (314 m.) cerca del Torrent de sa Casa Nova.


Pasamos por un sector del camino donde las paredes secas entre olivos han sido derruidas por las últimas lluvias torrenciales. Grandes vistas al Puig Major cerca de una finca que parece una granja, con un triste pollino, ovejas con pequeños corderos, ocas y gansos.


Arribamos a las casas de Can Prohom y Can Mico. La possessió de Can Prohom era una de las más grandes de la alquería de Castelló. Las cases de Can Prohom y de Son Mico constituyen una sola unidad arquitectónica y son de un volumen considerable, con una fachada de tres plantas.


A la derecha, está la parte de Son Mico, y a la izquierda, Can Prohom. En su interior se habilitó una habitación destinada a la reina Isabel II, que visitó Sóller en 1863, aunque nunca llegó a utilizarla. Actualmente las Casas de Son Mico ofrecen la posibilidad de comer y degustar productos de la región.

Las vistas desde las casas a las alturas montañosas de la Serra de Tramuntana son extraordinarias. Poco más abajo se encuentra la Capella de Castelló del siglo XVII que ha sido restaurada y cuya  finalidad era acoger a los fieles dispersos por los distintos predios de los alrededores.


Continuamos bajando entre diversas propiedades hasta la carretera frente a la hermosa alquería de Son Bleda. Caminaremos unos ciento cincuenta metros por la izquierda de la carretera extremando la precaución, para cruzar y subir por la derecha al GR-221, dirección Sóller.


Este sendero es una variante del GR que nos lleva hacia la Urbanización Bens d’Avall con buenas vistas a la sierra. Después dejamos definitivamente el GR por un camino asfaltado de la urbanización, que recorremos haciendo un giro a la izquierda y más tarde en un cruce a la derecha.


Caminamos paralelos al cauce de un torrente para en un momento dado bajar para vadearlo, subir por la otra orilla y salir a un camino de cemento entre las casas y los acantilados. Estamos en la zona de Alconásser. El camino termina en un pequeño rellano que da acceso a unas diminutas calas rocosas y al mar.


De frente subiendo un poco nace un incipiente sendero que prosigue entre barandas de madera. Comienza un espectacular recorrido por los acantilados. Tenemos el mar a nuestros pies, en la accidentada y recortada costa. Las panorámicas son extraordinarias.


Es un trayecto escabroso y desmoronado, el sendero no es uniforme entre una masa de pinar de ejemplares espigados y delgados, con multitud de ellos abatidos por los temporales y muchos de los troncos aserrados para poder franquear el paso. Es naturaleza pura de una belleza salvaje.


Pasamos por un tramo más sosegado, vuelven el orden y las terrazas abancaladas con olivos y piedra seca, con el pinar hasta el borde de los acantilados. Un waypoint nos marca la situación de una sima que parece estar escondida entre el matorral y que preferimos no buscar.


Se salva la valla de predio subiendo por otra tapia escalonada. El camino se deteriora descendiendo entre bancales con viejos olivos,  subiendo y bajando las ondulaciones del terreno, cerca de las ruinas de una construcción que pudo ser una casa de aperos o un corral de ganado.


Nos elevamos un poco y tenemos de nuevo  vistas al mar. Pasamos a otra propiedad por otra tapia escalonada, ésta con menos inclinación y algo más vertical. El sendero entra en una zona más aérea y desprotegida donde los pinos invaden el límite de los acantilados permitiéndonos extensas vistas al mar.


Es un área donde tenemos que ser precavidos, aunque no hay un riesgo real si no se hacen tonterías. Retorna un paisaje asilvestrado entre matorral de coscoja y lentisco,  con delgados pinos en un suelo inestable y desmoronado, pero que nos aportan sorprendentes panorámica al mar y a los acantilados.


La fragilidad del terreno y su propia escasez debido a su inclinación, hace que en los temporales de lluvia y viento caigan derribados muchos pinos, algunos de ellos se precipitan literalmente al mar. El sendero y los alrededores están sembrados de ramaje y troncos, tal como cayeron en esta poda natural.


Metidos de lleno en el entorno, las miradas al escabroso litoral desde las alturas son extraordinarias, con diminutas calas y roquedos de difícil acceso a no ser por mar. Pero como en la zona anterior todo vuelve a su lugar, el sendero deja de ser aéreo y se estabiliza con miradas a las sierras interiores.


Descendemos acercándonos al litoral donde el sendero se urbaniza con peldaños de piedras para evitar que la tierra no se desmorone y rusticas barandas de delgados troncos. A este nivel, el acceso al mar y  a las rocas que se adentran o parecen varadas como islotes, es muy asequible para los bañistas.


Vamos recorriendo todos los recovecos de la costa acercándonos o separándonos del mar. Aparecen algunas pequeñas fincas con situación privilegiada, en recodos resguardados del viento donde los pinos crecen con soltura. Clavadas en algunos troncos vemos algunas tablillas con alegorías de olas marinas indicando el acceso al mar.


En un círculo de piedras vemos una rustica mesa de piedra. Después viene un litoral abrupto con puntas rocosas más planas que se adentran en el mar y de nuevo agradable sendero protegido por barandas de troncos, hechas con el ramaje seco de los pinos que en su día fueron derribados.


Acantilados peñascosos desde amplias plataformas rocosas que penetran en el mar, nos permiten saborear un accidentado litoral donde todo cambia en pocos pasos y nada es igual a lo anterior. Nos acercamos a un larga pared seca de varios metros de altura con pinos de troncos retorcidos.


Nada más dar la vuelta todo cambia. En los recodos donde el viento vapulea de lo lindo, o desembocan ramblas y torrentes intermitentes, todo se precipita al mar, tierra, rocas, árboles. El sendero tiene que tomar de nuevo altura para salvar estos escoyos de naturaleza en movimiento.


La altura nos da una bucólica estampa de la diminuta Cala Deiá. Todo es reducido y atávico, su cala, el embarcadero, las casitas, el restaurante, es como un pequeño tesoro escondido. Bajar hasta allí no es tan fácil, el sendero se precipita por un lateral desmoronado, de constantes derrumbes, pero protegido por las artísticas barandas artesanales.


A media bajada obtenemos las mejores panorámicas de la Cala Deiá. Estrecha y alargada, encerrada entre dos puntas rocosas que se adentran en el mar dándole forma de herradura. Descendemos hasta las casitas de piedra techadas con tejas, donde una rampa de cemento hace de varadero para pequeñas lanchas.

Saboreamos el ambiente y seguimos subiendo junto al cauce del Torrent Major hasta alcanzar el aparcamiento, cerrando una ruta realmente espectacular: Mar y montaña, con ancestrales senderos cargados de olivos centenarios y paredes de piedra seca, sin olvidar las impactantes panorámicas.


De regreso paramos en Valldemossa a tomar un café, luego paseamos por sus calles, jardines y la Cartuja, siempre es bonito recordar a los ilustres personajes que vivieron y viven en este bello pueblo. Llegamos a tiempo al hotel para darnos un baño y una sauna en el Spa. Día pletórico.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI (Font de ses Mentides, aunque no hay que confiar en ella)
DISTANCIA: 13,7 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 05:00 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 314 M. (Torrent sa Casa Nova)
ALTURA MÍNIMA: 0 M. (Cala Deiá)
DESNIVEL POSITIVO: 500 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 500 M.
DIFICULTAD: MODERADA.

RUTA EN COCHE POR POLLENÇA, MIRADOR DE SA CREUETA, CAP Y FAR DE FORMENTOR, ALCUDIA Y MANACOR.

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El Far de Formentor fue proyectado por Emili Pou. Comenzó a funcionar con una óptica giratoria catadióptrica de 12 paneles centrales y una apariencia luminosa de luz fija con destellos prolongados cada 30 segundos. Se inauguró el 30-04-1863. En 1927 se instaló una óptica con flotador de mercurio que actualmente puede contemplarse en la exposición de Portopí. La parte giratoria de la vieja se utilizó para una instalación con flotador de mercurio que se instaló en Formentera (La Mola) en 1928. Con esta reforma el faro de Formentor pasó a tener una apariencia de grupos de 4 destellos. En 1971 se produjo un cambio de linterna y nuevamente de óptica. Fue un faro de complicada edificación debido a su entorno agreste y considerable aislamiento. Durante su construcción, los obreros también trabajaban los domingos y festivos, lo que llegó a oídos del Obispo de Mallorca, por lo que se levantó un altar en sitio adecuado para oír previamente misa y seguir trabajando después. En 1962 se instaló una línea eléctrica, pero las fuertes tormentas que se producen en este enclave, dejaban inútil la línea con excesiva frecuencia, por lo que finalmente se decidió que el faro funcionara con dos grupos electrógenos. Hoy es una señal solarizada y telecontrolada. Las antiguas viviendas de los fareros se han reutilizado mediante Concesión Administrativa para ofrecer servicios turísticos, ya que éste es uno de los enclaves más visitados de Mallorca. Actualmente es el faro que tiene su plano focal a mayor altura sobre el nivel del mar de todas las Baleares. Hasta la segunda década del siglo XX, el camino de servicio para llegar al faro salía desde Cala Murta y consistía en una tortuosa senda de más de veinte kilómetros.

Hoy descansamos de caminatas y nos vamos a recorrer en coche la cornisa norte de la isla de Mallorca, donde el extremo superior de la Serra de Tramuntana se encuentra con el Mediterráneo. Formentor es una estrecha península de 12 km de largo por unos 3 de ancho situada dentro del municipio de Pollensa.

En Pollensa visitamos la iglesia de la Mare de Déu dels Ángels fundada el 1236, que cuatro años después fue entregada a los Caballeros Templarios, a quienes el rey Jaime I de Aragón concedió un amplio territorio en el norte de Mallorca en reconocimiento a la ayuda que le prestaron durante la Conquista de Mallorca de 1229.

Precisamente en torno a esta iglesia, Pollença fue creciendo hasta poder ser considerada una villa, ya que seguramente durante la época islámica la población de la zona vivía dispersa, siendo en el siglo XIII una de las principales localidades de la isla. El edificio que hoy vemos fue construido entre 1714 y 1790.

Nos marchamos hacia el Puerto de Pollensa para desviarnos hacia el Mirador de Sa Creueta o Colomer, 5 km de estrecha carretera con multitud de curvas. Situado en una roca vertical de más de 200 metros de altura que permite unas espléndidas vistas. Aunque hoy no es el día adecuado, las nubes bajas invaden el paisaje y las panorámicas son nulas.

Hay un amplio aparcamiento para buses y coches donde nos recibe un monumento a Antonio Parietti Coll, que ideó el mirador. El ingeniero también diseñó los 18 kilómetros de carretera hasta el faro. Las escaleras labradas en la roca nos guían por este espacio de vistas espectaculares hasta el final, donde un par de pequeñas explanadas circulares nos permiten las mejores vistas, con la isla del Colomer al fondo.

Es una lástima que no podamos obtener vistas profundas, y pese a que sopla un fuerte viento las nubes pasan y se quedan enganchadas constantemente. La gente sigue llegando, son visitas programadas y el  día es el que toca. Nos abrigamos bien y comenzamos un recorrido espectacular junto a un precipicio escalofriante.

Está prohibido salirse del serpenteante pasillo de cemento que tiene barandas metálicas, y en los rellanos muretes de piedra que nos protegen del abismo. Las fotos al perfil de la roca son impactantes. Dudamos en dirigirnos a la Atalaya de Albercuix, situada a 390 m. de altura pero la niebla nos hace desistir.

Decidimos irnos al Cap de Formentor, que literalmente significa el fin de Formentor. Dieciocho km de curvas y lazadas increíbles que terminan en el Far de Formentor, es un camino de ida y vuelta pero vale la pena ir. Aunque no se puede visitar, han habilitado las casas de los fareros como cafetería, donde podemos tomar un refrigerio.

Comenzó a construirse en 1857, según proyecto de Emili Pou, inaugurándose el 30 de abril de 1863. El abrupto terreno hizo de éste uno de los faros de más difícil  construcción. El primer combustible utilizado fue aceite de oliva, luego parafina de Escocia y finalmente petróleo.

Regresamos hasta el mirador y tomamos dirección hacia Alcudia, de camino paramos en acantilados y miradores para observar algunas recónditas calas, siempre con permiso de la bruma, que poco a poco se va disipando. Vemos Cala Figuera, y luego entramos a un diminuto embarcadero con vistas a la isla de Menorca.

Alcúdia, pueblo entre murallas. La antigua capital tiene una situación estratégica, que ya desde época romana fue apreciada y reconocida, la exponía también a los peligros de estar cerca de la costa. Por este motivo el rey Jaume II diseñó un sistema de protección: la muralla, para defender la población local y construir un lugar seguro al noreste de la isla en caso de ataque exterior.

La construcción se inicia en el siglo XIII (1298) y no concluye hasta mediados del siglo XIV (1360). A lo largo del siglo XVI se realizaron nuevos trazados de murallas y se añadieron baluartes a las antiguas, aunque la muralla renacentista tuvo que ser derrumbada debido a un plan de saneamiento de la ciudad.

Uno de los atractivos de la muralla medieval son sus puertas de acceso. Originariamente eran tres, la Porta des Moll o de Xara, la Porta de Mallorca o de Sant Sebastià y la Porta de la Vila Roja. No podemos dejar de fotografiarnos junto a la puerta de Mallorca (las dos torres unidas por el gran portal de arco) o la Porta des Moll, que no está unida a murallas y que nos muestra el rastrillo o la verja levadiza original.

Comemos en un bonito restaurante y tras callejear tranquilamente, nos marchamos a Manacor donde hacemos una visita rápida a la Iglesia de Nostra Senyora dels Dolors. Este gran templo sobresale de entre los edificios de alrededor; de porte fastuoso y recargado propio del estilo neogótico del siglo XIX.

Destaca la esbelta torre anexa de 80 metros de altura, haciéndola el edificio más alto de la isla. Iglesia de nave central circundada por una sucesión de capillas. El rector Rubí ordenó su edificación sobre la antigua iglesia de Sana María de Manacor, del siglo XV. Los feligreses rinden culto al Cristo de Manacor.

Iniciada a finales del siglo XIX por iniciativa del rector Rubí, la obra fue encomendada al ingeniero naval José Barceló Runggaldier, que dibujó los planos y dirigió la obra. Gaspar Bennàssar continuó la obra de Runggaldier y construyó el campanario.



CAMINS: DES RAFAL, ANTIC DE PLANICIA Y DE SA SIQUIA DE BAIX.

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La piedra en seco es una técnica de construcción caracterizada por el uso exclusivo o casi exclusivo de piedra en las construcciones y la ausencia de cementos, barros o argamasas. No es una técnica exclusiva de Mallorca, la podemos encontrar en otros puntos del Mediterráneo, especialmente en el País Valencià, Córcega, algunas zonas de Italia y del sur-este de Francia, así como en otras zonas fuera de este ámbito. En Mallorca está muy desarrollada y encontramos ejemplos muy destacados como la zona de Banyalbufar o el Barranc de Biniaraix. El Consell de Mallorca hace unos años que lleva a cabo un proyecto de catalogación, protección y restauración del patrimonio de esta arquitectura. Ha potenciado el oficio de “marger”, el profesional artesano que tiene capacidad de hacer estas construcciones y ha puesto en marcha muchos proyectos de restauración. Una parte importante de este proyecto es la puesta en marcha de la ruta de la piedra en seco. Un camino que sigue de SO a NE la Serra de Tramuntana, mirando de enlazar antiguos caminos, muchos de ellos hechos de piedra en seco. Los caminos son señalizados, limpiados y en algunos tramos restaurados y se están poniendo en marcha una serie de refugios para poder realizar esta ruta de forma más cómoda. Este camino está catalogado como el GR-221. La señalización es muy respetuosa con el medio ambiente, en ningún caso se mancha de pintura, piedras, árboles o elementos naturales. Aunque ésta es probablemente la política a seguir en todas las montañas, eso también hace que la señalización sea escasa comparada con otros GRs y en general hemos de de ir atentos para no perder el camino. El origen de los caminos es muy variado, la mayoría eran vías de comunicación entre pueblos, entre pueblos y casas de campo (possessions) o entre possesions y campos de cultivo. También para llegar hasta fuentes, torres de vigilancia o ermitas. Algunos caminos tenían usos especiales como los caminos de la industria del carbón, probablemente los más numerosos en la Serra de Tramuntana y la mayoría perdidos. Comunicaban las carboneras (sitges) y pozos de cal donde se desarrollaba esta industria. Un ejemplo importante de camino de piedra seca es el Barranc de Biniaraix. El origen del camino es materia de discusión pero probablemente ya se utilizaba como vía de comunicación por los asentamientos pre-romanos de Almallutx y Cúber con el Barranc y Sóller. El empedrado del camino probablemente empezó durante la dominación sarraína.

CÓMOLLEGAR: Desde Santa Ponsa. Por la Ma-1 para enlazar con la Ma-20. Salida dirección Esporles/Banayalbufar par la Ma-1120. En Esporles por la Ma-1100 y la Ma-10 hasta llegar a Banyalbufar. Aparcar en la carretera o en el Parking.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.
ITINERARIO: BANYALBUFAR / ES RAFAL / SA TALAIA / CRUCE / MIRADOR / DESVÍO IZQUIERDA / S’ABORCAR / DESVÍO DERECHA / ENLACE GR-221 / FONT DE LA VILA / DESVÍO CANALETA / BANYALBUFAR.
LA RUTA: Para hoy hemos elegido una agradable ruta por antiguos caminos rurales, uno de ellos era recorrido por los cosechadores de aceitunas para llegar a las fincas, otro fue el recorrido del correo y el último nos pasea por las acequias que regaban las huertas particulares. Debido a los constantes cruces y variantes, recomendamos el uso del GPS.

Iniciamos desde el aparcamiento buscando el GR-221 que sube por una empinada y estrecha calle entre grandes casas, hay unas paletas informativas. El día está gris con posibilidades de que caiga alguna gota, pero no hace aire. Banyalbufar es un remanso de paz a estas horas.

El camino, primero asfaltado y ahora de cemento, serpentea con fuerte inclinación entre las casas solariegas la ladera, todas tienen una pequeña huerta o jardín donde vemos florido algún almendro. Tenemos las primeras vistas de sa Talaia (308 m.)  cubierta de un apretado manto de pinar.

Superamos las casas y aparecen las terrazas abancaladas con altas paredes de piedra seca, donde níveos almendros destacan por su colorido, apenas tienen arboleda y están dedicadas a hortalizas para el consumo particular. Amplias miradas a un mar gris en un rellano donde el camino pasa a ser de tierra.

Caen las primeras gotas, cubrimos las mochilas y nos ponemos la capucha. Entramos en en denso bosque pinar y encinas. El camino sin dejar de subir entre rampas y curvas, se encajona en un precioso pasillo con artesanales paredes de piedra seca hasta alcanzar la puerta de entrada de la finca Es Rafal.

Pasamos por delante del grupo de casas que están terminando de rehabilitar, luego el camino hace una gran curva a la izquierda y de lejos podemos observas todo el caserío al completo entre amplias terrazas abancaladas de olivos. Entramos de nuevo en el pinar junto a unas colmenas de abejas “trabajando”.

Contemplando el hermoso paisaje nos hemos saltado el desvío hacia sa Talaia, es un corto camino de ida y vuelta a un mirador con extensas vistas al mar, a la Torreta de ses Ánimes y la Punta des Verger. Posteriormente llegamos a un cruce importante donde dejamos el GR-221 y giramos a la derecha.

Una nueva área de colmenas con el curioso cartel de “Atención abejas trabajando” antes de llegar a la puerta de salida de la finca Es Rafal, metálica y que dejamos con el cerrojo pasado. Dentro del bosque el camino llano hace unas curvas para arribar a un desvío a la izquierda que nos lleva al Mirador del Rafal.

Diminuto balcón artificial encaramado a unos peñascos entre los grandes pinos del bosque. El ramaje dificulta las miradas al mar, abajo, pese al día gris, vemos los acantilados donde rompen las olas y en el otro lado, una gran alquería de tres plantas entre extensos terrenos abancalados de cultivos.  

Proseguimos bordeando el bosque, vemos dos grandes árboles caídos al quedarse sin tierra donde sujetarse las raíces. Por la bruma, algunas miradas a las sierras parecen en 3D. Mientras e camino llanea entre vallas de fincas para llegar a un desvío balizado a la izquierda dirección Esporles.

Tras una valla opaca de fibras anti miradas en la que se esconde alguna mansión, alcanzamos las casas de S’aborçar un antiguo rafal muy ligado a la historia de Planícia. Situado a los pies del Puig de la Mola  (941 m.) cubierto de pinar hasta su rocoso cresterío.

Se trata de una bonita construcción actualmente cerrada que mantiene en el recinto de la fachadas un antiguo carro y aperos de labranza. Ahora el camino avanza en suave bajada hasta salir a un gran portillo con barrera de hierro, que está abierta y un cruce de caminos que seguimos por la derecha.

Comenzamos a patear el Antic Camí de Planícia cuyo tramo ha sido recuperado y acondicionado y en algunos trechos todavía podemos observar su antiguo empedrado. Es un precioso trayecto donde se acumula la humedad, y que remonta erguido la ladera montañosa de un bosque de pinos y matorral.

Un tiempo después enlazamos otra vez con el GR-221 y el Camí des Correu. Giramos a la izquierda pasando por las ruinas de la antigua yesería de Son Sanutges. El camino ahora es asfaltado y nos baja con soltura entre fincas y bancales de piedra seca donde algunos almendros en flor pintan el paisaje.

En un kilómetro aproximadamente tenemos otro desvío a la izquierda, donde una escalerita de piedra con barandas de madera nos llevan hasta la Font de la Vila, un bonito rincón de exuberante vegetación en el que no han tenido la delicadeza de dejar un caño de agua, en una caseta ha sido entubada y dirigida a Banyalbufar.

Pese a no ver el agua oímos su música, por lo que decidimos sentarnos a tomar un bocado. Retomamos la marcha bajando durante unos cuatrocientos metros, donde volvemos a dejar el GR-221, esta vez definitivamente. Nos cuesta un poco encontrar la subida por la izquierda hasta encaramarnos sobre una canaleta.

Este es el llamado Camí de sa Síquia de Baix, estrecho sendero que discurre por encima de la canaleta cuando está cubierta, o por su lado cuando está abierta. Es un precioso e inesperado recorrido que pasa por algunos pequeños embalses de agua que algunas veces fueron utilizados como lavaderos.

Pasamos cerca y por delante de casitas, chalets, huertos y cuidados jardines, es un paso acondicionado y consentido de gran belleza. Luego se ensancha el sendero y está empedrado con barandas de troncos, convirtiéndose en una espectacular balconada por encima del pueblo.

Finalmente desemboca en una calle de la parte alta del pueblo, que con una precipitada bajada escalonada entre casas con macetas a en sus puertas nos deja en una pequeña replaceta con arbolado y una escultura de bronce, a a unos pasos del aparcamiento. Sencilla y grandiosa caminata.








RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 9,8 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 03:10 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 378 M.
ALTURA MÍNIMA: 112 M.
DESNIVEL POSITIVO: 354 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 354 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

PALMA

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Las tropas de la Corona de Aragón de Jaime I el Conquistador, que desde Salouarribaron a la isla en 1229, conquistaron definitivamente la isla para los cristianos. Tras derrotar definitivamente a Abú Yahya en la batalla de Portopí (1229) y tomar y pasar a cuchillo a Madina Mayurqa (1230), la resistencia cesó en 1231, salvo el castillo de Alaró, que resistió durante ocho años y fue el último refugio de la resistencia de los musulmanes durante la conquista cristiana. Jaime I creó en su testamento el reino de Mallorca comprendiendo no sólo Mallorca, sino el resto de las Islas Baleares —Menorca (todavía bajo el poder de un soberano musulmán, aunque tributaria desde 1231), Ibiza y Formentera; los condados del Rosellón y la Cerdaña; y los territorios que Jaime I conservaba en Occitania (el señorío de Montpellier, el vizcondado de Carlades y la baronía de Omelas). A su muerte (1276), su hijo Jaime II de Mallorca asumió el trono tras la jura de la denominada Carta de las Franquicias. La independencia del reino fue corta. En 1349 fue reincorporado a la Corona de Aragón. La muerte del rey Jaime III de Mallorca en la batalla de Lluchmayor fue el final del Reino de Mallorca. Aunque hasta su muerte en 1404 su hija Isabel, establecida en el castillo de Gallargues cercano de Montpellier, que le fue concedido por el rey de Francia Carlos VI, se proclamaba Reina de Mallorca.


Hoy dedicaremos el día a Palma, la capital. Más concretamente a la Catedral, La Seu, callejearemos por sus barrios y comercios, comeremos,  y por la tarde iremos al Castillo de Bellver. Antes de llegar hemos parado en un mirador para observar el Palacio de Marivent y desde el puerto un enorme crucero.










Primero paseamos por los jardines del Palacio Real de la Almudaina, donde hay algunas esculturas de Miró. Llegamos a la Plaza de Cort, centro neurálgico de la ciudad, con la Olivera de Cort, símbolo de la Tramuntana y la grandiosa fachada barroca del ayuntamiento de la ciudad.








La Catedral de Mallorca, conocida popularmente como La Seu, empezó su construcción en el siglo XIII. Es la catedral de estilo gótico levantino (se caracteriza por usar una planta de salón al estilo alemán) que cuenta con uno de los mayores rosetones del mundo, conocido como el ojo gótico. También es una de las catedrales góticas europeas de mayor altura de la nave.



La historia de Catedral está íntimamente ligada a la monarquía autóctona. Los comienzos del monumento más emblemático del gótico mallorquín se remontan al siglo XIII. Después de la conquista de Madina Mayurqa en 1229, Jaime I, rey de Aragón y conde de Barcelona, ordenó la consagración de la antigua mezquita mayor a la Virgen María, como templo para el culto cristiano, y también uno de nueva planta, que fuera acorde al estilo de aquella época.





Siglos XIII – XIV. Los primeros documentos históricos relacionados con la obra de la Catedral datan a partir de 1230. El obispo Pere de Morella, consagró el ara del altar mayor. Y durante el reinado de Jaime II (1276-1311) comenzó la construcción del edificio que conocemos hoy. En torno al año 1300 se inició el proyecto de catedral gótica, comenzando por la Capilla Real. El ábside actual conserva la capilla funeraria que está destinada a panteón sepulcral de los monarcas de la casa real de Mallorca.







Siglo XV. En 1498 se finalizó la obra de la torre del campanario, aunque quedó inacabada. Consta de 9 campanas, la mayor es conocida como Eloi.En 1400 Guillem Sagrera se convierte en el máximo responsable de la construcción de la Catedral. Edifica la Sala Capitular gótica y dirige las obras del portal del Mirador.








En 1490, Francesc Sagrera, sobrino de Guillem, diseña el Portal de la Almoina.En el altar mayor o Capilla Real encontramos la sillería del coro –en la actualidad formada por 110 sillas de nogal- cuyas obras comenzaron en 1514, y que durante siglos ocuparon el centro de la nave de la basílica.

Durante el siglo XVI, tiempo de gran influencia cultural y religiosa en sintonía con la espiritualidad humanista, se levantó la puerta del portal principal, el frontispicio y los dos rosetones. Durante este periodo también se construyó la Casa de la Almoina.








Es durante los siglos XVII-XVIII cuando el barroco empieza a impregnar el interior de la Catedral, en forma de retablos, pinturas y esculturas marcadas por la espiritualidad postridentina. De esta época se deben destacar también piezas tan emblemáticas como el retablo del Corpus Christi de Jaume Blanquer, el claustro y la nueva sala capitular.







Siglo XIXDebido al terremoto de 1851, el conjunto de la fachada principal se puso en peligro, por lo que el obispo Miquel Salvà Munar encargó la restauración al arquitecto Juan Bautista Peyronet.A principios del siglo XX, el arquitecto Antoni Gaudí adaptó el espacio a las nuevas exigencias litúrgicas y pastorales.




Su intervención, solicitada por el obispo Pere Joan Campins, fue de 1904 a 1914. Los cambios fueron el traslado del coro que hasta el momento había estado situado entre los tramos segundo y tercero de la nave, la eliminación del retablo mayor gótico, la realización del baldaquino del altar mayor, la incorporación al presbiterio de la sede episcopal, la iluminación del espacio a base de ventanales de cristal, luz artificial y candelabros y por último la elaboración de mobiliario litúrgico.








La Seu sintetiza los últimos ocho siglos de la historia de Mallorca, y sigue siendo un elemento vivo que continúa en evolución permanente. Los diferentes estilos artísticos han contribuido a que la Catedral consiga en diferentes épocas una de sus principales funciones: ser reflejo de la Jerusalén celeste.

Es la catedral con el mayor rosetón del mundo gótico, con un diámetro de alrededor de 13,8 m y unos 100 m². El rosetón está situado sobre el altar central en la cabecera, y no a los pies como es habitual. Podremos apreciar los maravillosos juegos de luces del sol en el interior de la fachada principal, dos veces al año: a mediados de noviembre y en los primeros días de febrero, si no hay nubosidad, antes de las ocho de la mañana. Los rayos del sol penetran por el rosetón mayor dibujando dos rosetones, uno de cristal de la fachada principal y otro de ilusión.

La capilla del Santísimo de la Catedral de Mallorca ocupa el ábside lateral derecho de su cabecera. Es de traza gótica y pertenece al núcleo más antiguo de la fábrica catedralicia, procedente del siglo XIV. Fue construida bajo la advocación de san Vicente Mártir y un siglo después aparece dedicada a san Pedro. Dos infantes reales, el infante Pedro de Portugal (muerte 1256) y Pagano de Mallorca (1349), benefactores ambos de la Seo, fueron sepultados en esta capilla. El recinto sufrió varias modificaciones a raíz de las restauraciones que se hicieron los siglos XVI y XVII y por el incendio casual sufrido por esta capilla el 15 de septiembre de 1819, el cual destruyó el retablo barroco de madera sobredorada (s. XVI) y el sagrario y también amenazó toda la fábrica de la capilla.





Las obras de restauración duraron veinte años durante los cuales se construyó un nuevo retablo para sustituir el anterior. Acabado en 1839, era de estilo neoclásico de piedra arenisca y yeso marmoleado con decoraciones de madera policromada. Esta capilla fue objeto de la intervención del artista mallorquín Miquel Barceló, realizada entre los años 2001 y 2006, con la que la capilla pasó a estar dedicada al Santísimo.

El Castillo de Bellver se halla situado a 3 Km. del centro de la ciudad de Palma y a 112,6 m. de altura sobre el nivel de mar, dominando la bahía y gran parte de la isla de Mallorca. Su construcción se inicia en 1300 por orden de Jaume II, rey de Mallorca. Los trabajos de la mole duraron nueve años y los de ornamentación se terminaron más tardíamente. Trabajaron en la obra 70 obreros fijos, un gran número de mujeres y los esclavos del Rey.

El castillo fue concebido como residencia real, a finales del s. XIV lo habitaron Joan I y Violant de Aragón con su corte. Otros visitantes ilustres fueron: Carlos I; el príncipe de Saboya; D. Juan de Austria; el duque de Montpensier y la reina Isabel II; Alfonso XII; Alfonso XIII así como los anteriores monarcas Juan Carlos I y Sofía.

En 1717 se convierte en prisión militar. Entre 1802 y 1808 estuvo preso, en una de las habitaciones del primer piso, Gaspar Melchor de Jovellanos, ministro de Hacienda y de Gracia y Justicia bajo el reinado de Carlos IV. El castillo fue también prisión de numerosos soldados y oficiales franceses vencidos en la Batalla de Bailén. En 1817 fue fusilado el general Lacy, cabecilla de una fallida revolución liberal. En 1821 el castillo fue temporalmente convertido en fábrica de moneda.

La planta del edificio es circular, con tres torres semicirculares adosadas y una separada unos siete metros del cuerpo del castillo. La construcción, dispuesta alrededor de un patio central, presenta dos niveles: la planta baja con arcos de medio punto y techos planos, y la superior con arcos apuntados y cubierta con bóveda de crucería en el más puro estilo gótico.

El edificio y el bosque fueron cedidos por el Estado al Exc. Ayuntamiento de Palma en 1931, que lo convirtió en sede del Museo de Historia de la Ciudad y de la Colección Despuig de escultura clásica. Al mismo tiempo, en él se desarrollan numerosas actividades culturales y lúdicas organizadas por el Ayuntamiento de Palma.


LAS CUEVAS DEL DRACH Y DELS HAMS

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Las Cuevas del Drach se desarrollan en el interior de unas rocas carbonatadas con una antigüedad de entre 11 y 5,3 millones de años, formadas durante el periodo Miocénico superior, cuando en el Mar Mediterráneo reinaba un clima mucho más cálido, por los restos de arrecifes de coral y conchas de organismos marinos acumulados en el lecho del mar. Éstos fósiles se pueden observar fácilmente en las rocas y acantilados junto a las cuevas.  Las rocas son de composición calcárea, formadas por minerales como la Calcita o la Aragonita (CaCO3), que se pueden disolver fácilmente por la acción del agua de lluvia que filtra a través de grietas o por la porosidad del terreno. Estas filtraciones son las causantes de la formación de cavidades en el terreno, y a medida que van aumentando de tamaño se forman las salas y los lagos, y a continuación se van cubriendo de estalactitas, que se forman en el techo como un fino tubo y adoptan la forma cónica a medida que van creciendo, y de estalagmitas, que nacen en el suelo a consecuencia del goteo de una estalactita, llegando a veces a unirse formando una columna. El crecimiento de dichas formaciones oscila entre 0,2 y 1,6 mm. Cada año. Otras formaciones visibles durante la visita son los lienzos y las estalactitas arborescentes, debidas al fluir del agua en forma de película. Las diferentes tonalidades en las paredes o en las formaciones se deben a los minerales arrastrados por el agua al atravesar el terreno. La temperatura de la cueva varía entre los 17º y 21º, y la del agua entre los 18º y 19º. La humedad relativa es de alrededor del 90%-95%, fundamental para mantener el crecimiento de las formaciones. En el interior de las cuevas hay varios lagos, siendo el mayor de ellos el lago Martel, de unos 170 metros de longitud y una profundidad de entre 4 y 12 metros.


Para hoy tenemos programado ver cuevas, y aunque ya las hayamos visitado, si sois amantes de la naturaleza, vale la pena volver a verlas. Veremos las del Drach, y las Dels Hams, más reducidas que las del Drach pero que merecen una visita. Están en la zona de Porto Cristo y en coche no hay mucha distancia de unas a otras.


Las Cuevas del Drach ya eran conocidas durante la Edad Media. Hay documentos que confirman su existencia que datan del año 1338, y comenzaron a ser visitadas de forma esporádica durante los siglos XVIII y XIX. Fueros exploradas por el topógrafo y espeleólogo alemán M.F. Will en 1880, quien levantó el primer plano detallado, y por el espeleólogo francés E.A. Martel, quien en 1896, bajo el patrocinio del Archiduque de Austria Luis Salvador de Habsburgo-Lorena, descubrió la cueva que actualmente se visita, en la cual se haya el lago Martel.

Posteriormente, en el año 1926 M. Faura i Sans, con motivo del XIV Congreso Geológico Internacional, publica una nueva topografía actualizada. Las Cuevas del Drach han sido, desde las fases iniciales de exploración, un referente a nivel mundial en el estudio de los mecanismos de formación de las cavidades y de los precipitados de origen cárstico.








En el presente se están desarrollando varios proyectos de investigación, entre ellos un registro de las variaciones paleoclimáticas a lo largo de distintas eras, y sobre el efecto de las aguas termales que ascendían a través de fracturas en el terreno, y al mismo tiempo se está completando el estudio topográfico submarino, algo imposible hasta hace unos años.

Entre los años 1922 y 1935 se acondicionó parte de la cueva para poder ser visitada, y se puso en marcha la instalación eléctrica realizada por el ingeniero Sr. Buigas. El recorrido se inicia en la parte conocida como cueva de Luis Salvador que fue la última en ser descubierta en 1896. Al entrar se aprecia inmediatamente la elevada humedad ambiental, necesaria para el crecimiento de las formaciones.






Se inicia el descenso, disfrutando de la visión de múltiples formaciones a ambos lados del camino, y al finar de la escalera podrán contemplar los “Baños de Diana”, pequeño lago junto al cual podrán observar la “Bandera”, una formación en forma de lienzo que combina varios colores debido a las filtraciones de doferentes minerales, y en el techo de esa misma sala se pueden apreciar miles de pequeñas estalactitas en estado inicial de crecimiento.

A continuación se pasa a otra sala, en la cual podrán observar nada más entrar, en la parte interior y a su derecha, el “Castillo en Ruinas”, y un poco más adelante el “Monte Nevado”, formación que debe su color blanco al carbonato de calcio que filtra la lluvia través de las rocas. Siguiendo el recorrido ascendente llegamos al “Canal Azul”, visible a la izquierda y que debe su nombre al color del agua, y es de hecho una prolongación del lago Martel.

Después de subir y bajar unos escalones podrán observar a su derecha un grupo de estalactitas de un color blanco puro, que parecen velas. Atravesando una abertura en el muro llegamos al anfiteatro situado frente al lago Martel, donde se podrán sentar, y se ofrecerá a continuación un pequeño concierto de música clásica en vivo, de unos diez minutos de duración. Una vez finalizado tendrán la oportunidad de atravesar el lago en barca, a su izquierda, y usando el puente, a su derecha.


Durante el concierto rogamos mantener el máximo silencio, y no fotografiar o filmar. Al final del lago Martel se entra en la Cueva de los Franceses, que ya se visitaba en la antigüedad, es el punto de la cueva donde la temperatura del aire es menor durante todo el año. Se inicia el ascenso hacia la salida, por medio de una escalera, pudiendo apreciar la enorme altura de esa cueva y un gran número de formaciones hasta llegar a la parte superior, junto a la puerta de salida, donde ya se nota el cambio de temperatura y humedad al acercarse al exterior.


Tras la primera visita nos vamos a Porto Cristo, que en un día soleado paseamos por su puerto deportivo, donde vemos el yate de Nadal, nuestro mejor tenista de todos los tiempos; por su pequeña playa, ahora descuidada y vacía, y por su arbolado paseo marítimo, donde hacemos tiempo para ir a comer.

Las Cuevas Dels Hams tienen 10 millones de años, pero el hombre sólo ha disfrutado de su belleza desde que fueron descubiertas por el espeleólogo Don Pedro Caldentey Santandreu(1886-1950) en 1905 cuando realizaba excavaciones en busca de ónix, una preciosa roca abundante en la zona. Gracias a su inquietud y persistencia ahora podemos visitarlas.

En 1910 llevó la luz eléctrica a la Cueva para iluminarla antes de que hubiese luz en el pueblo de Porto Cristo. A partir de un molino con un salto de agua, una dinamo y un aljibe generaba 16 horas de corriente eléctrica para visitar la cueva. La visita se inicia descendiendo a la Cueva Redonda, inmenso jardín botánico con fauna autóctona.

En la Cueva Azul -nueva atracción desde 2015- el Documental Descubriendo el pasado nos introduce a la Historia de Mallorca, sus primeros habitantes, la formación de las Cuevas y su extraordinario descubrimiento. Podrán admirar la nueva y espectacular iluminación led, las “Columnas de Sansón”, las “Llanuras de Fra Mauro” y el “Foso del Infierno”.


En el Auditórium disfrutarán con GENESIS, -La Historia de la Vida-, un Time Lapse audiovisual vertiginoso, desde el Big-Bang hasta el día de hoy, en una proyección gigante sobre la propia roca milenaria de la Cueva. Seguidamente visitamos la Cueva Clásica, que está compuesta por 12 galerÍas. En el Lago subterráneo Mar de Venecia se ofrece el Espectáculo Musical. Las Cuevas Dels Hams, son uno de los principales atractivos turísticos de Mallorca.

Terminamos visitando un pequeño zoo algo atípico. El Zoológico Natura Parc y su Fundación están dirigidos por la familia Mas en Santa Eugenia.  Desde 1998 esta familia logró abrir el parque donde todo empezó con una pequeña granja para la cría de diversas especies de aves.


Al día de hoy en el Zoológico Natura Parc junto a su Fundación trabajan para la conservación y recuperación de especies amenazadas, animales abandonados o intervenidos. Este Zoo mantiene en sus instalaciones animales incautados y abandonados. Por este motivo hay animales solitarios o con alguna deficiencia ya que no es posible su reintroducción en su hábitat o simplemente en un grupo.




TORRE Y CALA EN BASSET PER EL PAS D’EN GRAU

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La isla Dragonera (Sa Dragonera en mallorquín) es un islote perteneciente al archipiélago de las Baleares, España. Se encuentra situada al oeste de la isla de Mallorca y está protegida como espacio natural con la categoría Parque natural. Se cree que su nombre procede del vocablo latino Traco-traconis(traconaria, Dragonera) que significa "hendidura en la tierra, resquebrajamiento, pasos subterráneos" haciendo referencia a la hendidura con agua dulce en una cueva de la isla, y no - en contra de lo que parece- a "Dragones" (que es el nombre que se da a las lagartijas en Baleares). Tiene una longitud de 3.200 metros y una anchura de quinientos, con un relieve muy escarpado e irregular, con su pico más alto, el llamado Na Pòpia, a unos 360 metros de altitud. Las localidades más próximas son San Telmo y Port d'Andratx, donde se han establecido centros de submarinismo y buceo, hecho que aumenta el flujo de turistas en verano. A principios de los años 1970, existía un proyecto para llevar a cabo su urbanización. Su planificación incluía mansiones de lujo, un hotel, un puerto y un casino. Las acciones y protestas de los ecologistas que paralizaron en varias ocasiones el comienzo de la construcción, en un proceso judicial largo, acabaron abortando definitivamente el proyecto. En 1987 el Consejo Insular de Mallorca compró la isla. El 26 de enero de 1995, y por el Decreto 7/1995, el Gobierno Balear protegió Dragonera así como a sus islotes vecinos, El Pantaleu y La Mitjana. El Parque Natural de sa Dragonera está formado por los islotes de Es Pantaleu y La Mitjana y por la isla de sa Dragonera; además tiene una importante Área de Influencia Marina que contiene gran parte de los recursos que utiliza la fauna del litoral del parque. En conjunto 908 ha, de las que 274 forman la superficie del Parque Natural. La separa de Mallorca un pequeño canal de unos 800 metros de anchura máxima, y de poca profundidad, donde encontramos fondos arenosos y cubiertos, en parte, por Posidonia oceánica, un verdadero bosque sumergido, refugio de muchas especies marinas de nuestra costa. Su vía de acceso es mediante embarcaciones desde Sant Elm o Port Andratx. La isla tiene un pequeño puerto natural con un embarcadero en Cala Lladó. Desde el embarcadero se pueden realizar varias rutas a pie para explorar la isla.
CÓMO LLEGAR: En Bus desde Santa Ponsa, tomar la línea 102 hasta Andratx donde haremos transbordo para tomar la línea 100 hasta Sant Elm. De vuelta haremos el recorrido a la inversa.

COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.

ITINERARIO: PARADA BUS / IZQUIERDA / PAS D’EN GRAU / TORRE EN BASSET / COLLADO / CALA EN BASSET / DESVÍO DCHA. / DESVÍO IZQ. / GR-221 / CAMÍ CAN TOMEVI / PARADA BUS.

LA RUTA: Esta es nuestra última ruta en Mallorca y al ser  tan cercana no quisimos alquilar coche para un día. Ahora en invierno no está mal, pero en verano los horarios pueden arruinarte cualquier ruta. Tenemos la parada del Bus muy próxima al hotel y lo tomamos rumbo a Andratx.

En Andratx, hacemos tiempo para el transbordo en la línea 100, la única que va a Sant Elm, que hoy además trae un retraso técnico. Aprovechamos para pasear por la población,  la iglesia de Santa María y la antigua alquería árabe de Buendar, donde actualmente está la sede del consistorio.

Llegamos a Sant Elm. Este núcleo costero, antiguamente, era conocido como la Palomera, donde las tropas del rey Jaime I fondearon antes de desembarcar en Santa Ponça, en 1229. Hasta principios del siglo XX, Sant Elm vivía de la pesca y la salazón de pescado. Actualmente, esta pequeña localidad vive del turismo.

Iniciamos desde la parada del Bus con la mirada puesta en el mar y la isla sa Dragonera que lo acapara todo. Seguimos el litoral de la costa, con sus diminutas calas y por detrás de las antiguas casas de pescadores, actualmente todas reformadas y en primera línea de mar al que todas tienen acceso.

Pronto llegamos al punto donde se cierra el circulo al regreso. Ahora nos vamos por la izquierda, en subida suave por una ancha pista de tierra, que nos separa un poco del mar y adentra en una pineda donde recuperamos las vistas al Mediterráneo y frontalmente a sa Dragonera.


El sendero bordea los acantilados con vegetación mediterránea de palmitos y rastrojos; con bellas miradas a la isla sa Dragonera, con el Cap des Llebeig, a la cumbre de Na Pòpia (349 m.) su máxima altura con el Far Vell,  y por último al Cap de Tramuntana y su faro.

Con las últimas lluvias la vegetación prolifera, pinos baqueteados por los vientos, abundante palmito, lentisco y matorral bajo. Vemos como una perdiz intenta distraernos, alejándonos en dirección contraria a donde está su nido. Todo ello con extraordinarias vistas al recortado litoral.


El sendero se eleva junto a un enclave rocoso para salvar los acantilados y nos transita entre las rocas y la vegetación donde ralentizamos la marcha ante las preciosas panorámicas. Podemos constatar la poca distancia que existe entre las dos islas.


Llegamos al Pas d’en Grau, estrecho e inclinado pasillo rocoso por el que tenemos que descender un poco, y circular pegados a las paredes. No es que sea peligroso pero debemos extremar las precauciones. Luego el sendero comienza a remontar por terreno firme internándose en el bosque de pinos.

Es un tramo en suave ascenso, con vegetación enmarañada y abundante,  donde a lo lejos, al pie de la sierra vemos la Torre en Basset. Al elevarnos volvemos a tener grandes vistas al mar y a las calas de aguas cristalinas.


Sin dejar de subir nos internamos en un bosque de delgados y espigados pinos sacudidos por los vientos, con muchos ejemplares derribados cuyos troncos y ramas servirán de abono y nutrientes para los nuevos retoños que brotan de las piñas caídas, es naturaleza en evolución.


En este amplio sector proliferan las sendas, unas recorren los acantilados y otras comienzan a subir hacia la Torre, al final se entrecruzan con el mismo destino. En las interiores suelen haber algunos mojones marcando el trazo más frecuentado entre la vegetación.


El desnivel se acentúa y entramos en la parte más frondosa del bosque de pinos. Al tomar altura las vistas se extienden abarcando poco a poco la isla sa Dragonera al completo, por la otra parte la Torre en Basset va creciendo ante nuestros ojos.

La Torre de Cala en Basset fue edificada en el siglo XVI junto a la torre de Cap Andritxol y la torre de la Mola formando parte del conjunto de torres de defensa que servían para vigilar la costa y proteger  la isla de las incursiones de los piratas.

Es de construcción cilíndrica con una cámara principal y terraza, a la que se puede acceder con ayuda de una soga y unas grapas metálicas que dan apoyo hasta las empinadas escaleras. Cuidado. Extraordinarias vistas sobre sa Dragonera, Cala en Basset y el Morro de sa Rajada.

Proseguimos subiendo por la izquierda hasta alcanzar el collado, aquí comienza un alegre y serpenteante descenso entre los pinos y el matorral del bosque. Llegaremos a un punto en el que el trayecto a la cala es de ida y vuelta. Seguimos bajando hasta la orilla del mar.

Cala en Basset. Solitaria y recogida ahora en invierno, pese al día gris se distinguen sus aguas de color turquesa. En verano suelen haber embarcaciones varadas. Solo tiene acceso por mar y a pie, caminando unos 20 minutos desde el último lugar de aparcamiento, en el Camí de Can Tomevi, por el que luego regresaremos.

Retornamos al punto anterior para seguir cerrando la ruta. Pasamos por una zona de terraplenes y laderas desmoronadas que marcan la línea del bosque. Conectamos con un camino haciendo un giro a la izquierda, para luego salir por el lateral de una verja que cierra el paso a los vehículos.

Alcanzamos la pequeña explanada utilizada como aparcamiento y ensamblamos con el GR-221, que ya por ancho camino nos pasea por las inmediaciones del bosque donde está situada la finca de La Trapa, hasta cerrar el circulo de la ruta junto a las casitas de pescadores en la primera línea de costa.

Concluimos la ruta en la misma parada del bus. Recorremos el pequeño embarcadero de donde salen las lanchas para sa Dragonera y paseamos por el litoral contemplando la isla para terminar en una terracita tomando unas cervezas admirando este bello paraje.

RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 5.7 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 02:20 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 110 M. (Collado)
ALTURA MÍNIMA: 0 M. (Nivel del mar en Cala En Basset)
DESNIVEL POSITIVO: 270 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 270 M.
DIFICULTAD:BAJA

LA FONT DE LA GOTA DESDE LA TORRE DE CARRÚS

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La Torre de Carrús se encuentra en las proximidades de la ciudad de Elche, localidad de la comarca alicantina del Baix Vinalopó. Su denominación actual es debida a que se encuentra en la partida ilicitana del mismo nombre, y está adosada a una vivienda particular que la ha incluido en su perímetro tras una remodelación de la misma. Su origen, al igual que otras torres de la huerta ilicitana, se debe a que en el año 1.552 un bajel berberisco capitaneado por Salah Rais, llega a la costa ilicitana, en las cercanías de la playa del Pinet escasamente defendida por algunos vigías de guardia, para evitar que los contrabandistas cruzaran la albufera al amparo de la noche y  los controles impuestos por el marqués de Elche, y se percatan de la poca presencia defensiva. Toman tierra y rápidamente se adentran hasta la villa ilicitana donde, después  de intentar su asalto, capturaron importante botín en enseres y personas. Esto provoca que las autoridades  y las clases altas crearan el conocido como Resguardo de la Costa, institución encargada de crear una tupida red de alerta y prevención de ataques de enclaves de costa y de recintos urbanos, ya que en 1.550 el pirata Dragut,mercenario a sueldo de los turcos, castigaba las costas de la huerta de Alicante allí donde las defensas se relajaban. Por ello, las autoridades decidieron dotar a la costa ilicitana y al casco urbano de Elche, así como a su huerta, de un sistema defensivo que mantuviera la alerta ante los ataques moriscos, naciendo así una serie de torres de defensa con el objetivo de frenar los ataques de los piratas, levantando un sistema a lo largo de la huerta y costa ilicitana con diversas torres vigía, entre las que destacaron  Ressemblanc, Vaillós, Palombar, Carrús, Asprillas, Estaña y Gaitán, que unidas a las costeras de Tamarit, Pinet, Escaletes, Talayola y Carabassí,  constituyendo el sistema defensivo anexo a la ciudad de Elche y a la fortaleza de Santa Pola, gracias al experto ingeniero italiano Giovanni Baptista Antonelli en el año 1.562. Su origen como torre data de la época previa a que el rey Felipe V confirmara en 1.701 a los Miralles de Imperial, como Marqueses de Carrús y primeros propietarios de la hacienda. La torre se encuentra en la actualidad completamente restaurada, aunque en este proceso haya perdido sus señas de identidad y, por tanto, su aspecto original. La finca a la que se adosa es de construcción muy posterior. Se trata de una torre exenta de planta cuadrada, de cuatro alturas comunicadas por una escalera de caracol en su interior. Su cuerpo principal es de mampostería, aunque en la actualidad se halla enlucida por completo, y el refuerzo de sus esquinas, presumiblemente de sillares, se encuentra cubierto por ladrillo de nueva fábrica. También tiene cubos en saliente. Parece ser que fue una torre de defensa, más que de vigilancia, y posiblemente fuera un puesto de vigilancia de origen musulmán, dada su excepcional ubicación en un altiplano desde el que se controlaban las tierras circundantes. En la actualidad forma parte de la finca y presenta un exterior muy poco cuidado, en general muy malo, pese a haber sido reformada en varias ocasiones a lo largo de su existencia. (Ximo García Rico)
CÓMO LLEGAR: Por la CV-84 dirección Aspe, pasar la 1ª rotonda (ITV), la 2ª rotonda (cerámica) y al llegar a la 3ª rotonda, dar la vuelta casi entera para salir por el camino de servicio, paralelo a la carretera y en dirección a Elche. Antes de llegar al Tablao Flamenco El Polaco, girar a la derecha, hay un cartel de Natural School, seguir este camino asfaltado durante unos 700 m, pasado por delante de la Torre de Carrús, girar a la derecha por un camino que nos dejará en una pequeña explanada para aparcar, junto a un túnel y las vías del AVE. También podéis seguir este enlace en el móvil o GPS. https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2906829
COMPONENTES: VICENTE, PEPE COVES, PACO VERDÚ, JUAN, ANTONIO SOLER, VICENTE CERVERA Y DIEGO.
ITINERARIO: INICIO-TÚNEL / SUBIDA EMBALSE / BARRANCO / SENDERO / SENDA / VERJA / ATAJO / CAMINO AL BARRANCO / BARRANCO DE LAS MONJAS / DESVÍO A LA FONT / FONT DE LA GOTA / TUBERÍAS DE GOTEO / SALIDA DEL BARRANCO / BANCALES / RAMBLA / FINAL.

LA RUTA: Ya hicimos otra ruta a la Font de la Gota, de antigua tradición en Elche, al menos en tiempos de nuestros padres. Ésta es casi una circular perfecta, con pocos desniveles y un recorrido asequible para mucha gente. A no ser que se conozca el paraje, debido a los numerosos cruces, sería bueno utilizar el GPS.

Iniciamos desde el aparcamiento, cruzando el túnel por debajo de las vías del AVE y girando a la izquierda por la ancha pista paralela a los railes. Por la derecha tenemos bancales abandonados con abundante matorral de los que surgen de vez en cuando pequeños conejos que nos alegran la vista.


Tenemos las primeras vistas a las Tres Hermanas que asoman tímidamente por detrás de las lomas. La pista se inclina en una fuerte rampa. Una perdiz sale de los matorrales intentado atraernos al tiempo que nos aleja de su nido.  Desde lo alto oteamos a lo lejos, la Silla y los Chaparrales, tras las sierras de San Pascual.


Arriba, desde el altiplano, también distinguimos el Tabaiá (403 m.) máxima altura ilicitana. Dejamos la pista por la derecha, por una estrecha senda que se interna en una pineda y va ascendiendo suavemente acompañada por una tubería y una antigua acequia de riego ya en desuso y que termina en otro camino ancho.


Sin dejar de subir, pasamos por delante de las instalaciones de un gran embalse, seguimos su vallado y giramos a la izquierda para llegar a la parte alta del embalse, donde vemos su enorme capacidad, a medio cubrir. Por la derecha, ver mojones, encontramos un sendero que entre matorrales sube a la loma.


Buscaremos la bajada hacia un rellano sin llegar al lecho del barranco. Es una bajada suave y controlada hasta un sendero que recorre el cauce del barranco hacia la derecha. Lo seguimos durante unos cien metros entre abundante vegetación de pinos, albaidas, coronillas de frailes y matorral de esparto.


Abandonaremos el barranco por la izquierda, buscando la parte más sencilla hasta conectar, en unas decenas de metros, con un nuevo camino de tierra que continúa paralelo al barranco en sentido ascendente y que poco más adelante lo vadeamos de nuevo. Vemos otra perdiz entre los matorrales.


Desechamos un camino por la izquierda y entramos en la partida de El Azafá de Aspe. El camino al poco gira bruscamente a la derecha, y al final de la curva veremos una senda en el lado izquierdo, que seguimos, subiendo un pequeño repecho desde donde divisamos otro embalse.


La senda da un pequeño rodeo para salvar un barranco manteniendo la altura (295 m.) máxima de hoy. Se trata de una moderna balsa de riego que aprovecha la orografía del terreno y las aguas que extraen de la Font de l’Atotxo. Disfrutamos de las vistas de los alrededores.


El sendero inicia un descenso hasta conectar con otra pista de tierra, que girando a la izquierda, observamos entonces una construcción que alberga una bomba de agua y una valla a escasos metros que cierra el camino, y nos indica que el camino es particular. La decisión de seguir es nuestra.


Por un lado pasamos la verja y el camino continúa por la izquierda. Atajamos una gran curva vadeando una rambla y luego tomaremos otro atajo por por un camino secundario entrando en la partida aspense de Uchel  donde ya distinguimos en cauce del Barranc de les Monges.


Al llegar a una  zona con cultivos y casas, veremos entre los bancales una senda a la derecha que se dirige hacia una finca la cual nos lleva a otro camino. Giramos de nuevo hacia la derecha y dicho camino nos llevará hacia el Barranc de les Monges, donde vemos un poste balizado con las marcas del PR.

Seguimos la senda marcada como PR que continúa  por el margen derecho del barranco. Habitualmente aquí lleva algo de agua y tenemos que ayudarnos de algunas piedras dispuestas en el lecho para no mojarnos, todo ello entre un denso carrizal que dificulta el transito.


Luego el carrizal cede en algunos claros con camino más ancho y algo embarrado por las últimas lluvias. El sendero vuelve a serpentear, y en las zonas húmedas el carrizal invade por completo el lecho del barranco, curvando sus largas cañas que nos hacen agacharnos entre frondosos túneles vegetales.


Viene una zona angosta donde el carrizal agobia entre tramos  encharcados de agua. Resulta difícil salir inerme de mojaduras pese a las piedras que nos ayudan a vadear. Parecemos surfistas entre las onduladas olas del carrizal. El cauce se ensancha dándonos un respiro que aprovechamos para el almuerzo.








Proseguimos el sendero elevándonos un poco fuera del cauce del barranco, donde vemos a vista de pájaro el carrizal que invade su lecho. Pronto tenemos el desvío a la derecha que en un corto trayecto nos lleva a la Font de la Gota. Es de agradecer que por fin haya sido balizado con un poste informativo.


Font de la Gota. Oculta entre la rocosa pared y rodeada de vegetación de humedal, con mimbres, helechos y musgo. Una teja la canaliza y hace de caño con un constante gotear suficiente para mantener este pequeño microclima. Tengo un grato recuerdo de mi padre que también disfrutó de este paraje.

Deshacemos camino hasta la bifurcación, retomando la senda que vuelve a discurrir por el lecho del barranco entre abundante vegetación, dominando en un principio la caña que comparte espacio con las adelfas, el lentisco, la efedra y el espino negro. Un hito nos indica que ya estamos en el término municipal de Elche.


Junto a unos pinos salvamos unas rocas  y unas tuberías de goma subiendo arriba por la pared, para al poco, volver a bajar al lecho del barranco, ahora menos profundo y más abierto entre bancales abandonados. Un waypoint nos marca la salida del barranco por la derecha.


Aparecen los grandes pinos y vemos el puente del AVE, tomaremos un camino que cruza el barranco pasando por debajo del puente y que sigue paralelo al trazado del ferrocarril dejando el Barranc de les Monges, que se une con otro barranco por la izquierda, tomando entonces el nombre de Barranc dels Arcs.

Vemos de nuevo la Torre de Carrús y al llegar a unos bancales abandonados con muchas gomas de riego de goteo, buscaremos una senda que se interna hacia otro barranco mucho más pequeño con altos pinos. Desde aquí veremos, ya a escasos metros, el punto de partida y final de la ruta.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. (Font de la Gota)
DISTANCIA: 10 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 03:25 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 295 M. (cerca de la Font l’Atoxto)
ALTURA MÍNIMA: 170 M. (Rambla aparcamiento)
DESNIVEL POSITIVO: 274 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 274 M.
DIFICULTAD:BAJA.


PUIG CAMPANA Y LA CREUETA, MÁS RUTA CIRCULAR COMPLETA

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El Puig Campana es una montaña que forma parte de las Cordilleras Prebéticas, en el sureste de la Península Ibérica. Con una altitud de 1409 metros, se trata de la segunda cima más elevada de la provincia de Alicante después de Aitana, y a tan solo a 10 km de la costa. Se encuentra situada en el término municipal de Finestrat y está incluida en la lista de Lugares de Interés Comunitario (LIC) de la Comunitat Valenciana. Alberga numerosas especies vegetales, algunas de ellas endémicas, tales como el Cistanche (Cystanche phelypaea) y, muy especialmente, Teucrium lepicephalum. En su punta cónica presenta dos cimas. La que está situada a poniente presenta una gran fractura o portilla, conocida con el nombre histórico y autóctono de El Portell. Esta cuchillada o tajo que presenta la cima del Puig Campana ha dado lugar a numerosas leyendas o, mejor dicho, a múltiples versiones de una misma leyenda. El héroe francés Roldán, comandante de Carlomagno, se enzarzó en combate con un jefe moro y, ensimismados en el duelo, acabaron frente a frente en la cima de esta montaña. En un momento en que el caudillo musulmán había sido arrojado al suelo, Roldán levantó su espada, Durandarte, para, descargando todo su furia, darle al infiel el golpe final. Sin embargo, éste lo esquivó, pero de la inmensa fuerza con la que Roldán propinó el golpe, cortó un gran trozo de roca, que cayó rodando hasta el mar. Esta roca sería lo que hoy conocemos como la isla de Benidorm y la hendidura que habría dejado sobre la montaña habría conservado el nombre del héroe.Existen muchas variaciones de esta leyenda. Para mostrar otra versión, hay quienes aseguran que lo que pretendía Roldán al descargar su Durandarte era alargar el día, pues según éstos, Roldán estaba enamorado de una joven moribunda a quien habían asegurado que moriría con el último rayo de sol, lo que el héroe trató de impedir dando el monumental tajo al monte.
CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 dirección Valencia, salida por la nº 66 VILLAJOYOSA, continuar por la CV-770 hacia la Ermita, Villajoyosa y por la izquierda hacia Benidorm. En la pequeña rotonda, a la izquierda por la CV-759 hasta Finestrat, subir a la Font del Molí, aparcar en los sitios habilitados.

COMPONENTES: VICENTE Y PATRO

ITINERARIO: FONT DEL MOLÍ / POSTE INFORMATIVO / PR-CV 289 / REFUGIO / COLL DEL POUET / CRUCE DCHA. / BANCAL DEL MORO / PUIG CAMPANA / BANCAL DEL MORO / LA CREUETA / POU DE NEU / CRUCE DCHA. / FONT DE LA SOLSIDA / PR / COVA DEL ROGET / RUINAS / FOIA DEL CAC / FONT DEL MOLÍ

LA RUTA: Siempre añoramos al Puig Campana. Las grandes cimas hay que subirlas al menos una vez al año, es como una tradición que intentamos cumplir severamente y, como siempre, incluimos alguna variante, esta vez, a la clásica ruta de circundar su perímetro y subir a la cima desde el Coll del Pouet, subiremos a la Creueta, cerca del Bancal del Moro.

No tenemos un día claro, ya desde la autopista veíamos nubes enganchadas en la cima y que ahora parecen despejarse. Iniciamos desde la Font del Molí, con sus caños enrejados, solo han dejado uno para que la gente se abastezca de agua. Subimos por el carril asfaltado, con la primera imagen grandiosa del Puig Campana.

Dejamos atrás los aparcamientos para llegar al diminuto puente que cruza el canal y a la explanada con cruce de caminos balizados: el PR-CV 289 que rodea la base del Puig Campana, el de los escaladores para llegar a las grandes paredes del Racó Ample y del Racó de les Nou Hores, y el PR-CV 14 que sube por el Carreró.








Hoy nos vamos por la izquierda siguiendo las marcas del PR-CV 289 que circunda la vertiente oeste. El sendero se adentra en el bosque de pinos teniendo como referencia al frente la espectacular forma cónica de la montaña. Bordeamos el Barranc de les Marietes y algunas casas de madera en sus laderas.


La bruma todavía nos respeta y nos deja contemplar el paisaje montañoso que nos rodea, con la Sierra de Orcheta, las crestas dels Castellets que se asoma, la Penya de Sella, y por detrás de ella, la mole de Aitana; además del cambiante Puig Campana al pasar por el Racó de les Nou Hores.


Hemos dejado el bosque de pinos  y estamos en plena zona arrasada en el incendio del 2009, es verdad que la naturaleza se va regenerando, el matorral se ha recuperado y ya vemos rebrotes de pinos, que debido a las piñas caídas durante el incendio vuelven a brotar, pero ya nada como antes.


Vamos llegando al Racó del Gatet sin dejar de subir gradualmente, el sendero se acerca a la gran mole con sus  impresionantes paredes, la cima sigue atrapando y condensando las nubes que llegan. Tenemos una extraña y última visión a la costa, donde el sol todavía ilumina las nubes.

Al ir girando en constante ascenso, se amplían las vistas a la cara norte. Vemos de mucho más cerca la cresta dels Castellets con su pequeña “V” en el Portell de López, arropada por la Penya de Sella y Aitana; y por delante comenzamos a ver el gran Portell del Puig Campana, el Tajo de Roldán.


Nos acercamos al primero de los collados, y en plena umbría seguimos teniendo distintas poses de la grandiosa ventana del Puig Campana guardando sus leyendas entre nubes. Después del collado alcanzamos el Refugio metálico de JM Vera y el sendero se convierte en agradable y ancho camino.

En el Coll de Pouet (883 m.) charlamos con varios runners que han participado en la Transilicitana. Al Puig Campana hoy en día, suben más corredores que senderistas, o corres o no eres nadie. Vemos como las nubes se quedan también enganchadas en el Coll del Llamp y en el Ponoig (1.182 m.)


Por la derecha comenzamos el duro ataque a la cumbre. Dejamos la visita al pozo de nieve para la bajada. La bruma nos limita la visibilidad, lo cual es mejor, al no tener casi referencias no te das cuenta del terrible desnivel. Después de las barandas de madera y las carrascas, casi está todo hecho.

Alcanzamos el Bancal del Moro donde la bruma es mucho más densa. Un grupo de Villena han terminado de almorzar y van a bajar sin ir a la cima, es la segunda vez que vienen sin patearla. Los convenzo y les digo que nos sigan, no me cabe en la cabeza que lleguen hasta aquí y no suban.

Cima del Puig Campana (1.409 m.) todos felices y contentos. No vemos absolutamente nada, la espesa bruma es impenetrable, pero estar aquí es una gozada. Buscamos un sitio resguardado para comer. El sol intenta deshacer las nubes pero no lo consigue. Regresamos al bancal del Moro.


Acometemos la variante de esta ruta. En vez de bajar por la derecha, seguimos de frente hacia la cresta rocosa, un mojón de piedras marca un escondido senderillo entre carrascas y coscoja que nos lleva hasta la pared. Aquí se pierde toda referencia y echamos mano del Track, nos quitamos las mochilas y a trepar un poco.










Con la bruma y sin marcas resulta complicado, las trepadas fáciles nos alejan del objetivo, tenemos que ir rectificando además de buscar otros pasos más asequibles de trepar. Algunas ventanas al vacío son impresionantes. Por fin vemos en lo alto asomarse la pequeña cruz, ahora falta llegar hasta ella.

La Creueta (1.318 m.) se trata de un piqueta metálica a la que han sujetado con alambre un trozo de rama para formar la cruz, quizás anteriormente era toda de hierro. Resulta muy complicado hacerse la foto con ella. Las vistas a los abismos son realmente extraordinarias.

Con la bajada nos liamos un poco y casi encontramos las mochilas. Empezamos el descenso, técnico, pero más rápido que la subida. Paramos un momento para desviarnos unos metros al Pouet de la Neu escondido entre la pineda. Antes de llegar al Coll del Pouet nos vamos por la derecha para terminar la ruta circular.

Tras una pequeña remontada llegamos a la Font de la Solsida, paraje emblemático junto a los enormes paredones de la sierra y que el último incendio ha dejado casi arrasado de vegetación. Su fuente pese a las pasadas lluvias apenas chorrea un poco. Al menos sus grandes hiedras se salvaron de la quema.

El tramo siguiente era uno de los más bonitos de la zona, el sendero se abría paso por un bosquecillo de pinos jóvenes y ahora después del incendio todo es desolación y tristeza, sus troncos son como fantasmas retorcidos entre la bruma. Aunque de las piñas broten retoños, nada volverá a ser igual.

Después de la Cova del Cremat, que dejamos para otra ocasión, el pedregoso sendero inicia una bajada incomoda entre rampas y curvas para colocarnos a un nivel inferior. Sin niebla, estaríamos dando los últimos vistazos al Portell del Puig Campana por su cara sur.

Terminan los estragos del incendio y recibimos con alegría que el sendero penetre en un bosque de pinos. Poco después pasamos por las ruinas de unos antiguos corrales y llegamos a un cruce de caminos en la Foia Cac. La montaña sigue inmersa en la masa nubosa, hoy nos hemos quedado sin panorámicas.

El sendero se mete de nuevo en el bosque para bajarnos entre las vallas de unos chalets y conectar con un camino asfaltado que proseguimos por la derecha. Cruzamos un profundo canal seco por un puentecito y entramos en el aparcamiento de la Font del Molí cerrando esta preciosa ruta.
 WIKILOCK:
RECORRIDO: CIRCULAR
AGUA EN RUTA: SI. (Font del Molí y Font de la Solsida)
DISTANCIA: 16,1 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 06:45 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.409 M. (Cima Puig Campana)
ALTURA MÍNIMA: 342 M. (Font del Molí)
DESNIVEL POSITIVO:1.096 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 1.096 M.
DIFICULTAD:ALTA.

LA AZOHÍA, CALA MUÑOZ, CALA CERRADA, CASTILLITOS, LA AZOHÍA.

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La batería de Castillitos se encuentra situada en Cabo Tiñoso, en la costa del término municipal de Cartagena, cerca de la localidad de La Azohía, en un paraje abrupto dominado por acantilados y montes escarpados, mirando sobre una línea de costa desde unos 250 m sobre el nivel del mar. Su posición fue cuidadosamente elegida, en un estratégico punto situado en la línea costera donde la artillería emplazada tenia como función defender la base naval cartagenera, en cuyo concurso era necesaria la acción conjunta y centralizada con el resto de baterías de costa. El acceso a este enclave defensivo se realizó por la carretera que conecta la ciudad de Cartagena con la localidad costera de La Azohía. Antes de llegar a esta pequeña población, y tras haber pasado las Cuestas del Cedacero, existe un desvío que conduce al caserío del Campillo de Adentro. Pasado éste se inicia un camino asfaltado, en relativas buenas condiciones, que asciende hasta la batería. Se encuentra abandonada y sin uso, pero es propiedad del Ministerio de Defensa. La batería de Castillitos fue una de las dos que montaron las gigantescas piezas Vickers de 381 mm destinadas a la defensa de la base naval de Cartagena (el otro emplazamiento sería el Monte de Cenizas). Su construcción se debió al Plan de Defensa de 1926, y estuvieron activas hasta finales del siglo XX cuando, una vez perdido su valor militar, fueron desactivadas. Este importante emplazamiento de las fortificaciones contemporáneas de Cartagena fue construido entre los años 1933 y 1936, conforme a los planos y proyectos que surgieron tras la aprobación del Plan de Defensa de 1926. La idea fue la de crear un infranqueable anillo defensivo contra cualquier escuadra enemiga que intentase una aproximación hostil a la base naval. Para ello se dispuso de la más moderna tecnología de la época, incluyendo las diferentes piezas de la casa británica Vickers, las potentes y eficaces en aquellos años. En concreto, en Castillitos se emplazaron dos cañones de 381 mm y 45 calibres capaces de enviar un proyectil de casi una tonelada a unos 35 kilómetros de distancia. Para su construcción fue necesaria la creación de otras infraestructuras aún existentes, como los caminos o el propio espigón portuario de La Azohía, donde fueron desembarcadas las piezas. Al comenzar la Guerra Civil (1936-1939), la batería estaba casi operativa, a falta de la dirección de tiro, por lo que aún no había realizado fuego. No obstante tendría un importante papel durante el conflicto, realizando ya un disparo contra la escuadra nacional en abril de 1937. Su sola presencia resultaba ya suficiente intimidación como para mantener alejado cualquier buque enemigo. Al finalizar la guerra se iniciaron trabajos para montarle una moderna dirección de tiro. Con esto mantuvo su valor militar hasta 1994, cuando dejó de estar en servicio a causa de la aplicación del Plan Norte, destinado a la modernización y racionalización de los recursos de las Fuerzas Armadas. Tras su abandono fue concienzudamente expoliada, y hoy se encuentra en muy mal estado de conservación.
CÓMO LLEGAR: Por la Autovía E-15 hasta Murcia, continuar por la A-30 dirección Cartagena. Tomar la salida nº 180 E-15/La Manga/Almería/Santa Ana/Los Dolores, seguir por la izquierda AP-7 dirección La Manga/Alicante/Vera/Almería/A-30 Cartagena, girar por la derecha dirección La Manga/Alicante/Vera/Almería y por la derecha AP-7 dirección La Manga/Alicante. Tomar la salida nº 815 Cartagena Oeste. En la rotonda tomar salida 1 por la N-332. En molinos Morfagones continuar por la E-20, hasta tomar la E-22 y continuar por la E-16 hasta la Azohía. Aparcar cerca del varadero.

COMPONENTES: VICENTE Y PEPE.
ITINERARIO: LA AZOHÍA / TORRE DE SANTA ELENA / INICIO ZIGZAG / CALA MUÑOZ / GEOCACHE / CALA CERRADA / EL CASTILLO / CALA ABIERTA / COLLADO JUAN CATALINA / CASTILLITOS / COLLADO JUAN CATALINA  / DEJAR CARRETERA / COLLADO  PICADERA / ANTENAS / COCHE / COLLADO DE LOS SIETE CUCONES / LA AZOHÍA.

LA RUTA: Después de algo más de tres años volvemos a la Azohía, preciosa y escondida villa marinera del litoral cartagenero. Haremos algunas variaciones, bajando a Cala Muñoz y llegando a la batería de Castillitos, regresando por el GR-92 que dejaremos en el Collado de los Siete Cucones para bajar directos a La Azohía.

Tenemos un día con planchas nubosas. Iniciamos desde el aparcamiento tomando como referencia las señales rojas y blancas del GR-92 para conectar con la pista asfaltada que sube hacia la Torre de Santa Elena. Desde el nivel del mar el Cabezo de la Panadera (373 m.) parece un murallón infranqueable.


A medida que ganamos altura se amplían las vistas a la bahía en una mañana tranquila, todo está calma y apenas vemos gente, aunque hay muchas autocaravanas aparcadas. La torre nos sirve como referencia y las rampas del ancho camino amortiguan el pronunciado desnivel.


La Torre de Santa Elena, que en textos antiguos encontramos registrada como Torre de Santa Catalina, se alza 70 metros sobre el acantilado de la Punta de La Azohía. Formaba parte del sistema defensivo que el emperador Carlos I ideó para toda la costa mediterránea, y que fue llevado a la practica por su hijo y sucesor Felipe II.


Desde su base, seguimos las marcas del GR-92 por la derecha y comenzamos a tomar altura entre las lomas dejando atrás la Torre. Con una visión extensa al Mediterráneo, observamos los recortados acantilados donde rompen las olas de un aparente mar calmado.

El sendero sortea varios farallones rocosos ganando altura con agradables vistas marineras. La vegetación  es escasa y compuesta por matorral de solano, donde el esparto es el que más predomina, seguida por el romero y el tomillo en un paisaje escabroso y quebrado.


Salimos a la otra vertiente y alcanzamos una especie de collado donde tenemos unas vistas maravillosas al mar, sin vegetación pero maravillosas. Montes peñascosos que se adentran en el mar formando un sinuoso litoral abrupto de calas y rincones escondidos.


Caminamos un tramo casi en horizontal para ir bajando un poco, dejar el GR-92 por la derecha, y conectar con un sendero militar de mampostería, que con un espectacular y medido zigzag nos va descendiendo hacia unas antiguas y ruinosas  instalaciones militares de costa.










Posiblemente se tratase de un antiguo puesto de vigilancia, hay restos de un aljibe y de una garita sobre el acantilado con preciosas vistas del mar hasta Mazarrón y por el otro lado una línea marina de entrantes y salientes. A nuestros pies la Cala Muñoz, donde baten las olas, se puede acceder por mar.


Retrocedemos un trozo de sendero sin llegar al zigzag, tomando luego un ramal a la derecha que vuelve a conectarnos más tarde con el sendero que traíamos. Caminamos con algunas ondulaciones del terreno salvando pequeñas ramblas. Aparecen los palmitos que nos alegran la vista.


Es un bonito tramo en el que las últimas lluvias han hecho reverdecer los matorrales. Vemos extensas ramblas que bajan desde las cumbres de La Picadera y el Cabezo de la Panadera y que terminan en el mar, en cauces estrechos y retorcidos donde se acumula más la vegetación.


Nos acercamos a unas extrañas formaciones rocosas, y por detrás,  a un puntiagudo pico. El sendero se mete en el cauce de una rambla algo más profunda por debajo de estos farallones. El que tiene forma de muela plana, es El Castillo que con apenas 81 m. parece enorme.

En la rambla esquivamos piedras y vegetación. Tenemos marcado un Waypoint de un Geocahe que encontramos escondido debajo de una roca, lo volvemos a dejar y proseguimos, se intuye que nos acercamos a mar. Vemos una deteriorada pileta abrevadero, quizás de una antigua fuente.


Pepe no estuvo la vez anterior y queda asombrado al ver la diminuta cala. Entramos en Cala cerrada. Es apenas una media luna de playa y una porción de mar que se adentra en la tierra, rodeado por dos puntas rocosas que la cierran. Es como un abrazo inacabado que la hace quedar protegida de vientos y mareas.










Es realmente pequeña, pero suficiente para extasiarse. Hacemos fotos de todos los costados y, planes para venir a acampar y pasar una noche de pesca con caña. Salimos de la minúscula ensenada por la playa. Por la derecha vemos la otra parte de un mar abierto y  en calma con un litoral rocoso.


Pegados a las faldas de El Castillo subimos por el rocoso farallón al que rodeamos  por su parte alta, vamos elevándonos al tiempo que nos alejamos de la cala y el mar. El sendero se define más sobre el collado de El Castillo y marchamos paralelos al litoral.


Al elevarnos por la ladera de una ancha rambla nos cruzamos con un grupo de chicas que van a cala Cerrada. Una vez coronada la ladera tenemos una estampa preciosa al litoral con la Cala Abierta a nuestros pies. Volvemos al interior, en dirección a una vaguada umbrosa.


Comenzamos remontando suavemente por la umbría, y aunque parezca mentira, entre una pequeña pineda con abundante matorral de esparto. Tenemos buenas vistas a la Panadera, siempre más visible en la barrera montañosa por sus antenas.


Llegamos a la carretera que va a Cabo Tiñoso y tenemos miradas a las dos vertientes, el litoral que acabamos de recorrer y toda la accidentada costa que forma la bahía desde Cabo Tiñoso hasta Cartagena, con sus instalaciones militares y portuarias.


Proseguimos por la derecha de la carretera que en un tramo no muy largo entre curvas y rampas nos deja en la barrera que corta el paso a vehículos, y en la Batería de Castillitos. Sorprende su arquitectura que imita a un castillo medieval con cubos almenados, esta fachada enmascara los accesos a la fortificación.


Pero lo que más destaca sobre todas las construcciones son las dos grandes explanadas donde fueron montados los dos cañones Vickers 381 mm de enorme envergadura. Disparaban proyectiles que pesaban una tonelada y alcanzaban los 35 km de distancia.











Recorremos con parsimonia casi todas la dependencias y mandos de tiro, aunque la mayoría de ellas están semienterradas. Los fines de semana suele haber gente de visita ya que forma parte del Patrimonio Histórico Español y ha sido declarado Bien de Interés Cultural.

Almorzamos en uno de los miradores y poco a poco deshacemos camino por la carretera hasta llegar al Collado Juan Catalina, donde proseguimos un corto trecho más por el asfalto hasta desviarnos por la izquierda, cogiendo un sendero de mampostería que rodea a media altura la falda de la sierra.


Volteamos la loma por detrás, siempre a media altura, en este tramo dejamos de ver el mar, por un paisaje interior de rocosas muelas erosionadas con cárcavas y cavidades. Tras el rodeo vuelven las vistas al mar y de nuevo conectamos con el GR-92.

Observamos ahora las ramblas desde las alturas, las mismas que antes veíamos desde las calas. El sendero nos pasea por delante de varias cuevas, algunas de ellas de mediano tamaño, que podrían cobijarnos del sol o de la lluvia, en un sube y baja entre lomas.


Alcanzamos la parte más elevada de la ruta (345 m.) en el Collado de la Picadera donde vemos las antenas del Centro Emisor de Isla Plana. En unos metros cogemos de nuevo el sendero de GR con grandes panorámicas al Pico de la Picadera (406 m.) y al mar.

Seguimos por las laderas del Cabezo de la Panadera, atravesándolo lateralmente por debajo de sus antenas. Nos llama la atención un todoterreno despeñado, quizás a propósito después de haber sido robado. Lleva años en este lugar y sirve como referencia.

Llegamos al Collado de los Siete Cucones (271 m.) situado entre las dos vertientes. Desde esta atalaya tenemos las últimas miradas a Cala Cerrada, casi escondida en abrupto litoral. Por el otro lado un amplia vista a la bahía entre la Azohía y Mazarrón.

Hoy bajaremos por la variante del Sendero Local (señales blancas y verdes) que por la derecha desciende hasta La Azohía. Al principio es una bajada rápida y empinada, con largas lazadas por la cara sur de la Panadera.

Poco a poco el desnivel se amortigua entre las diversas lomas de la montaña. Por delante siempre las profundas miradas a la preciosa bahía, que alcanzan hasta Mazarrón y Cabo Cope. Pasamos por casas de campo antes de entrar a las cortas calles de La Azohía concluyendo una ruta perfecta.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 16,7 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 05:30 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 345 M. (Carretera de La Picadera)
ALTURA MÍNIMA: 0,00 M. (Nivel del mar en Cala cerrada)
DESNIVEL POSITIVO: 846 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 846 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

SERRA DEL PENYÓ, CAVALL VERD Y PRESA D’ISBERT

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El Cavall Verd pasa a ser el símbolo de la vergüenza histórica que supuso la expulsión de los moriscos. Los hechos históricos que allí pasaron lo convierten en un lugar mítico. La característica forma de silla de montar de su silueta probablemente sea el origen de su nombre. Si hay una montaña de leyenda en nuestros valles, esa es el Cavall Verd o Penyal de Laguar, también conocida como montaña de Pop. Refugio de moriscos amotinados después del decreto de expulsión y tierra de brujas, en definitiva, es una montaña mágica. Quien sabe si cuando nos encontremos en su cima, el Cavall Verd desplegue sus alas y nos permita volar, aunque solo sea unos instantes.
El 25 de septiembre de 1609 se decretó la expulsión de los moriscos, y gran parte de los sarracenos de la Vall del Pop, Aixa, Laguar, Ebó, Alcalá, Tárbena, Seta, Travadell y otros lugares se refugiaron alrededor de la montaña del Cavall Verd, en la Vall de Laguar. Allí acudieron con sus familias, ganado, animales de carga y los utensilios más necesarios para la supervivencia. Encabezados por Mellini, el molinero de Guadalest, alrededor de unos 17.000 moriscos se hicieron fuertes. Pudieron resistir más de dos meses, pero finalmente la superioridad de las tropas cristianas acabó imponiéndose. La batalla definitiva fue la de Petracos, donde murieron alrededor de 4.000 moriscos en los enfrentamientos, y los supervivientes fueron bajados atados de las montañas de Laguar hasta el puerto de Dénia y Xábia, desde donde fueron expulsados hasta Berberia. Muchos murieron por el camino de bajada de Laguar a Dénia y durante los largos días de espera en el puerto para ser embarcados, ya que no había suficientes naves disponibles para hacer frente a este alud de gente. Algunos autores contabilizan más de 5.000 moriscos muertos en total. Los que consiguieron llegar a tierras norte africanas, tampoco fueron muy bien recibidos, y muchos de ellos fueron asesinados. Eran forasteros en la tierra donde habían nacido y vivido durante generaciones, y extraños allá donde fueron enviados a la fuerza.
En este punto acaba la historia y comienza la leyenda, que nos habla de la rebelión morisca encabezada por el mismo Mellini y al bruja de Laguar. Ambos líderes de los amotinados en su montaña más sagrada: el Cavall Verd. Cuenta la leyenda que el profeta les enviaría un caballo verde alado para salvarlos de aquellos que querían arrebatarles su futuro y su libertad. Pero desgraciadamente la profecía no se cumplió y fueron vencidos por los cristianos. Algunos sarracenos que vieron perdida la batalla, optaron por lanzarse al vacío desde lo alto de las peñas del Cavall Verd, porque preferían una muerte digna a la rendición y expulsión. Las palabras de Ezme, la bruja, de Laguar en la bonita novela El Cavall Verd son muy esclarecedoras: Tengo derecho a defenderme aquí, el derecho que vosotros no teníais para expulsarnos de nuestra tierra. No pudisteis admitir la convivencia, porque no nos llamamos con vuestros nombres, no llevamos vuestra ropa, ni tampoco rezamos vuestras oraciones o comemos vuestra comida. Nos temíais por ser diferentes y, como no podéis asimilarnos, queréis hacernos desaparecer. Teníais la fuerza y vencisteis. Por eso os hablo ahora con la tranquilidad de espíritu de quien ha perdido todo cuanto quería y menosprecia lo que aún le pueden quitar. Simplemente os advierto que los pueblos se forman en las raíces de la historia, mucho más profundas de las que una orden injusta tiene de borrarlas. (Joaquim Borrell. El Cavall Verd)

CÓMO LLEGAR: Autovía A-7 hacia Valencia, salida en la nº 62 ONDARA/DENIA/JAVEA, por la N-332 a Ondara, por la derecha tomar salida por la CV-731 a BENIARBEIG / BENIDOLEIG / ORBA / FONTILLES, al salir de Orba continuar por la CV-715 durante 1 km y torcer a la izquierda por la CV-721,  llegar a Campell. Aparcar a la entrada el pueblo cerca de la Cooperativa.
COMPONENTES: VICENTE, PEPE Y SANTI.
ITINERARIO: CAMPELL / FONT GROSSA DE FLEIX / LLAVADOR DE BENIMAURELL / PR AL CAVALL VERD / COLLADO 766 M. / CRUCE BALIZADO / COLLADO CAVALL VERD / GRAPAS / CUMBRE CAVALL VERD / REGRESO AL COLLADO / MANANTIAL DEL POLL / FONT DE GEL / CARRETERA CV-721 / FONT DE ISBERT / CRUCE A CAMPELL / TÚNEL / PRESA DE ISBEERT / REGRESO HASTA EL CRUCE A CAMPELL / CAMPELL.
LA RUTA: Desde que conocí la Vall de Laguar hace más de veinticinco años, pocas veces he faltado a la explosión primaveral de sus cerezos en flor. Es difícil acertar el fin de semana ideal, depende mucho del tiempo, este año hemos llegado un poco antes.

Para hoy tenemos algunas variantes. Es la primera vez que empezamos desde Campell para cruzar los tres pueblos del valle, recorreremos la Serra del Penyó y ascenderemos al Cavall Verd por las grapas, bajando a la Presa d’Isbert para cerrar la ruta.

Iniciamos cruzando el pueblo por la plaza de la iglesia, y por la izquierda, comenzar a subir por un carretil asfaltado entre fincas y casas de campo que antiguamente unía los pueblos. Hace un día precioso con nubes deshilachadas y bruma en el mar.

Nos elevamos rápido y tenemos una bonita vista de Campell y la bruma que cubre el Montgó y la Serra de la Segaria. Un tramo llano entre bancales de higueras nos acerca Fleix, desde donde tenemos vistas a Benimaurell y al hotel Laguar asomándose al Barranc de l’Infern.

Hemos coincidido con la celebración del Inferntrail, carrera de montaña de 43 km y están preparando los controles y avituallamientos. En Fleix tomamos el PR-CV 147 bajando por la derecha hacia la Font Grossa y el Llavador que mana abundante agua.

En vez de bajar hacia el Forat y les Juvees, continuamos recto por el camino asfaltado, es un recorrido de suave ascenso, que nos pasea por bancales de almendros hacia Benimaurell y el inicio de la subida a la Serra del Penyó. Mirando hacia atrás vemos la Segaria sobresalir entre la bruma.

El Lavador y la fuente están solitarios. Encaramos la fuerte rampa para subir a las calles del pueblo con miradas al Montgó, flotando en la bruma, y los dos lomos del Cavall Verd. Callejeamos por el pueblo siguiendo las marcas del PR y salir por una pista de cemento entre fincas.

Tomamos el desvío balizado al Cavall Verd. Benimaurell se va quedando atrás. y con la altura, vemos como la bruma marina ha formado un precioso horizonte de mar de nubes, en el que siguen destacando el Montgó y la Serra de Segaría.

El sendero entre antiguos bancales abandonados nos acerca a las paredes y en el siguiente punto balizado, giramos a la derecha, en dirección al Coll de Garga. El valle va quedando a nuestros pies  y comenzamos a ver la huella del Barranc de l’Infern.

Tenemos otro poste informativo junto a un camino asfaltado. Izquierda, hacia el Coll de Garga. Entre muros de piedra seca el sendero sube más directo a la montaña. Llegamos a una especie de collado balizado, donde giramos a la izquierda, hacia el Cavall Verd.

En este rellano tenemos nítidas vistas a la Xortá, Barranc de la Canal, Serrella, Aitana y enfrente el Cocoll. Hacemos una parada técnica para reponer hidratos de carbono. El sendero se desliza y remonta para superar una vaguada.

Situados en el cordal de la Serra del Penyó las panorámicas cambian extraordinariamente a 180º. Por la derecha aparece la Vall del Pop surcada por el riu Xaló o Gorgos, con una visión en 3D debido a la bruma que llega del mar, y en el otro lado la Vall de Laguar.

Comienza una trabajosa travesía por el lomo de la sierra, un constante sube y baja, algunas veces incomodo por el lapiaz, el matorral bajo y los palmitos. En las zonas abruptas tenemos cortados y amplias ventanas por las que admiramos el pasaje.

Pasamos por otro poste informativo, con un ramal que viene de Benimaurell. Encaramado en un farallón rocoso hay un chaval que golpea un aro avisando a los corredores. Hasta ahora solo nos ha adelantado uno que lleva una gran ventaja.

Comprobamos el filo de lo recorrido. Pasan dos corredores más y alcanzamos un espolón rocoso, que con cuidado se pasa bien, pero hoy hoy han puesto una cuerda para seguridad de los corredores. Impresionantes ventanas a la Vall de Laguar.

Viene un tránsito más escabroso sobre afiladas piedras subiendo un lomo rocoso, que al descenderlo nos deja en el Collado del Cavall Verd, también balizado, junto al gran espolón que tenemos que subir para llegar a la cumbre.

Vamos a por el gran lomo, de la cumbre regresaremos a este punto para comenzar a bajar. Seguimos por la derecha con marcas de PR que pronto desaparecen y llegan los intuitivos mojones de piedras que nunca fallan.

Pronto nos dejan en una pequeña plataforma frente a una pared de unos cinco metros con dos grapas metálicas y una cuerda que nos ayuda a izarnos. No es complicado pero hay que hacerlo. Una vez apoyados los dos pies en la primera grapa, prácticamente está hecho.

Ahora el paso entre las rocas es casi evidente siguiendo los mojones, que poco a poco van girando a la izquierda sin dejar de subir. Las vistas hacia abajo son impresionantes, nos cruzamos con una pareja que regresa. En la parte frontal vuelven las marcas pintadas.

De frente es mucho más sencillo, es como ir superando grandes escalones rocosos, el último, es liso y más elevado, se sube por un lateral. Cima del Cavall Verd o Penyó Roig (789 m.) maravilloso otero a 360º, un valle al norte, otro al sur, el mar al este y las grandes montañas al oeste.

El calor y la humedad han hecho mella en nosotros y decidimos no seguir hacia el Penyó de Laguar (763 m.) y que ya hemos subido alguna vez desde Murla. Montamos en campamento para el almuerzo contemplando las vistas y el Sanatorio de Fontilles.

Repuestos iniciamos el regreso hasta el collado, la bajada es más sencilla y escalonada hasta llegar a las grapas, donde hay que tomar precauciones y descender de espaldas. Una vez en el collado, seguimos bajando por el sendero balizado hasta un camino.

Tomamos un sendero a la umbría de las carrascas para salir a otro camino ancho de tierra, que ensambla con otro asfaltado, y en un poste balizado seguimos dirección a Campell. En una curva hay una pequeña balsa cuadrada del Manantial del Poll.

Por delante tenemos vistas al pueblo de  Campell, y por detrás a los dos lomos de la Serra del Penyó. Otro poste informativo en el cruce con una carreterita asfaltada. Llegamos a la Font de Gel, una de las mejores del valle, donde hay un avituallamiento de la carrera.

Unos metros después de la fuente cogemos una senda por la izquierda que nos sigue bajando para introducirnos en la umbría de un paraje boscoso de altos pinos y vegetación, entre los que vemos la muralla de Fontilles, y un extraño lugar con muchos mojones juntos.

Descendemos por una ladera de pinos donde las últimas lluvias han derribado varios ejemplares y los están aserrando. El descenso termina en el cauce del Barranc de les Hortes que vadeamos por unas piedras para remontar por la otra vertiente.

Es un tramo de vegetación exhaustiva y que en otra ocasión utilizamos de bajada para llegar al Sanatorio de Fontilles, al que ahora vemos entre la arboleda, con la muralla en la loma. El sendero termina en la carretera CV-7210 junto al cementerio.

El PR-CV 181 continua de frente cruzando la carretera hacia la Presa d’Isbert. Un camino de cemento entre bancales de olivos y cerezos a medio florecer, nos llevan hasta una casa de campo donde se encuentra la Font d’Isbert que mana abundante agua a una balsa que la canaliza.

Un sendero escalonado entre bancales de olivos, algarrobos y cerezos, nos dirige a un cruce balizado, que al regreso utilizaremos para llegar a Campell. El tramo hasta la presa es de ida y vuelta. Llegamos a un camino asfaltado junto a una gran casona con vistas al cauce del rio Girona.

Por la izquierda seguimos un camino de tierra que nos lleva a la boca de un túnel excavado en la montaña y que sirvió de acceso en la construcción de la presa. Tiene unos cincuenta metros de longitud, no hay peligro, pero mejor si se lleva una linterna.

Bajamos por un estrecho sendero al pedregoso lecho del Barranc de l’Infern y el riu Girona, para asomarnos al angosto desfiladero donde está la Presa d’Isbert. Tiene 21 m de altura, por 4 m en su base y 8,35 m en la superior.

La historia de la presa d’Isbert, ubicada a la salida del riu Girona del Barranc de l’Infiern, es la crónica de un desastre anunciado. Siglos de estudios, proyectos y fracasos no impidieron construir a medias una presa sobre un terreno muy cárstico y permeable, incapaz de almacenar agua.

Hay unas escaleras metálicas que dan acceso a la parte alta de la presa, pero por su riesgo permanecen cerradas. Regresamos para pasar de nuevo por el túnel y por el sendero llegar al poste balizado con el desvío a Campell.

En apenas un kilómetro con un fuerte repecho entre bancales, llegamos al pueblo cerrando está hermosa ruta. Cualquier ruta que hagamos en la Vall de Laguar nunca nos dejará indiferentes, es un lugar idílico.
WIKILOCK:
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI.
DISTANCIA: 18,6 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 07:10 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 789 M. (Cavall Verd)
ALTURA MÍNIMA: 157 M. (Base Presa de Isbert)
DESNIVEL POSITIVO: 954 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 954 M.

DIFICULTAD: DIFÍCIL.

VALL DE GALLINERA Y LA FORADÁ AMB SIRERES EN FLOR

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En muchas culturas del mundo antiguo el movimiento de los principales cuerpos del cielo era estudiado y utilizado con fines religiosos, principalmente, haciendo que en determinados momentos del año estos quedaran alineados con templos, tumbas y otros edificios o santuarios de carácter sacro. De esta manera podía crearse una unión cíclica y eterna, a ojos de las gentes, entre el Sol, la Luna u otros cuerpos celestes relevantes, y los lugares sagrados erigidos por los hombres. Sin embargo, esta estrategia no sólo cuenta con ejemplos en civilizaciones y tiempos antiguos. En el presente artículo quiero mostrar un ejemplo cercano, el del alineamiento solar del convento franciscano de Benitayá, levantado a principios del siglo XVII: a través de un agujero natural en la montaña llamada Penya Foradá el Sol ilumina el convento exactamente en el día de San Francisco de Asís, fundador de la orden franciscana.
El elemento topográfico más llamativo de la Vall de Gallinera es, sin duda, la Foradá. Con este nombre se designa a una peña horadada (en lengua valenciana, “penya foradá”) y, por extensión, el mismo agujero (el “(forat de) la Foradá”). La Foradá es un arco de piedra formado de manera natural en la cima de una de las cumbres, la Penya Foradá (de 737,3 metros), que forman los lindes de la vertiente sur del Vall de Gallinera. La Foradá es una referencia visual desde muchos puntos del valle pues, además, se encuentra aproximadamente en su punto medio.
El lugar en donde a principios del siglo XVII se fundó el convento franciscano se sitúa junto a la población de Benitayá, separada de la vecina población de Benissivá únicamente por la carretera CV-700. Benitayá es uno de los pueblecitos que junto a Benirrama, Benialí, Benissivá, La Carroja, Alpatró, Llombai y Benissili forman el término municipal de Vall de Gallinera, en la comarca de La Marina Alta
la expulsión de los moriscos despobló el valle de tal modo, que el Duque de Gandía, para conservar con utilidad aquella corta porción de sus estados, traxo de Mallorca 150 familias, que repartió en los diez lugarcillos que actualmente existen, y forman tres Parroquias” (Cavanilles 1797: 152; Lacarra et alii 1996: 80). La carta puebla se conserva actualmente, y está fechada el 10 de Junio de 1611.
Repoblación también era sinónimo de cristianización de los lugares que hasta ese momento habían sido habitados exclusivamente por moriscos, como era el caso de la Vall de Gallinera. En 1611, dentro de este programa derivado de la expulsión morisca, el duque de Gandía favoreció la fundación del convento de Benitayá para los frailes descalzos de la orden de San Francisco. En un primer momento se pensó en fundar el convento en Pego, población situada cerca del litoral, en el llano, junto a las estribaciones montañosas cuyos caminos llevaban a los otrora valles moriscos. Sin embargo, los duques de Gandía y señores de la baronía de Pego, Artemisa Doria y Carlos de Borja y Centelles, estimaron que era más urgente y necesaria una fundación en la Vall de Gallinera (Cebrián 1994: 80). De hecho, un cronista franciscano del momento, llamado fray Antonio Panes, señala: “porque con la assistencia de los Religiosos se cultivasse espiritualmente aquel Valle, rudo entonces en la disciplina Christiana y recién poblada de gente forastera” (Cebrián 1994: 80).
Después de esta introducción histórica y geográfica, siempre necesaria, llega el momento de hacerse eco de una referencia publicada en las Relaciones geográficas, topográficas e históricas del Reino de Valencia, de Vicente Castañeda y Alcover (1919: 37), de la que originalmente supe por una referencia en Cebrián (1994), que fue la que me llevó a realizar este estudio:
“Subiendo hacia lo empinado del monte, por parte de Mediodía, está situado Benitayá, lugar de veinte i quatro casas, sobre un alto terreno, mira hacia el Oriente i continuando en subir está un Convento de Religiosos y a lo más empinado y alto del Monte, ai un peñón elevadísimo, que estando ahugerado por el medio descompasadamente, pasa el Sol por dentro, día de San Francisco y da en el convento” (José Lull)
CÓMO LLEGAR: Por la A-7 dirección Valencia, salida en la nº 691 rotonda de San Vicente del Raspeig, dirección Alcoy por la A-7. Después de pasar los túneles del Barranc de la Batalla, salida nº 436 MURO / BENIMARFULL / ALQUERIA D’ASNAR, en la rotonda por la CV-700 dirección Benimarfull. Seguir hasta tomar por la izquierda dirección Vall de Gallinera y sin dejar la CV-700 llegar a Alpatró. Aparcar en la calle Purísima.
COMPONENTES: VICENTE.
ITINERARIO: ALPATRÓ / VADEAR CAUCE / LA GARRIGA / RECTO PR / DERECHA LA CARROJA / IZQ. CARRETERA / IZQUIERDA / IZQDA. CARRETERA / IZQ. SENDA / IZQU. CARRETERA / DERECHA / LAVADERO / BENITAIÁ / CAMINO FORADÁ / CONVENTO / SENDA IZQDA. / SENDA RECTO / EL PASSET / COVA TAPIADA / PENYA FORADÁ / IZQUIERDA / SENDA IZQUIERDA / RECTO / IZQ. CAMINO / DERECHA SENDA / IZQ. PISTA / FUENTE / FONT VELLA DE ALPATRÓ / ALPATRÓ.

LA RUTA: La Vall de Gallinera, tierra de moriscos, por lo tanto afectada por su expulsión en 1609 y repoblada por familias mallorquinas. Hermosa zona de montaña que parece querer esconderse del mundo, cuenta con ocho núcleos de población y un sin fin de rincones por visitar.









Iniciamos desde Alpatró con la mirada puesta en el símbolo del valle, el forat de la Foradá. Nos introducimos en sus calles siguiendo las marcas del PR-CV 167 que nos pasea por estrechos callejones y la iglesia para salir al cauce del río Gallinera.


El río Gallinera es el eje principal del valle y se forma por la recogida de aguas pluviales de la vertiente sur de la Serra de l’Almirant, las vertientes norte de la Serra Foradada y de les Llomes del Xap. Su curso de agua es discontinuo y depende del régimen de lluvias.


Con las últimas lluvias, hoy tenemos la suerte de ver correr sus aguas. El sendero nos lleva por su margen derecha, primero entre bancales de piedra seca para luego, ir descendiendo paulatinamente hasta su rocoso cauce.


Por un empedrado natural donde el agua ha socavado estrechos surcos por donde se desliza río abajo, es un caudal exiguo, pero que nos obliga a utilizar unas piedras para vadearlo  en un primer tramo y volverlo hacer para salir del cauce. Todo ello bajo la atenta mirada de la Foradá.


Salimos remontando una cuesta, donde vemos a Alpatró quedarse atrás y la Foradá más cercana. Pasamos por delante del Área Recreativa La Garriga, espacio natural donde se pueden alquilar cabañas. Llegamos a un cruce, seguir recto, marcas PR.


Admiramos el profundo cauce del Barranc de Runder, y hacemos un giro a la derecha separándonos de él. Atravesamos una zona de pineda y profusa vegetación seguida de bancales de cerezos en flor. Una tablilla informativa nos indica que entramos en els Corrals de la Carroja.

De los corrales pasamos a las estrechas calles de La Carroja y por delante de su iglesia, saliendo a la carretera donde seguimos por la izquierda, para en pocos metros, también por la izquierda dejarla por el sendero balizado.


Ahora en dirección Benialí por un sendero paralelo a la carretera, a la que salimos de nuevo en dos ocasiones para volver al sendero, que nos pasea entre bancales de cerezos en flor, salvando algunos regueros de agua que van al rio y con miradas a la sierra.


Nos acercamos a Benitaiá y entramos por su lavadero y fuente rebosante de agua. Salimos a la carretera dejando el PR-CV 161 de la ruta de los 8 pueblos. Cruzamos la carretera y pasamos Benitaiá por un lateral de cemento entre casas y bancales de cítricos.


Posteriormente conectamos con el camino asfaltado que viene desde Benissivá para subir a la Foradá. Es un camino de servicio para todos los bancales de cerezos que corresponden a distintos propietarios, y que ahora están rebosantes de flor.


Pasamos por delante de donde se hallaba ubicado el antiguo Convento Franciscano cuyos restos están dentro de una propiedad privada. Dicho emplazamiento no fue elegido al azar, ya que dos veces al año, el alineamiento solar hace pasar los rayos del sol por la Foradá alumbrado el Convento el 4 de octubre, día de San Francisco de Asís.


Proseguimos superando las rampas del camino en un ambiente primaveral y casi festivo, estamos atravesando por la gran masa de cerezos en flor, la mayor concentración quizás del valle, que pinta las laderas de la sierra con un manto de flores blancas.

La Foradá no deja de mirarnos. En un momento dado dejamos el asfalto por un sendero que nos sigue subiendo. Luego, lo dejamos por la izquierda, por otro sendero sin balizar y marcado con mojones. En otro cruce continuamos recto.


Este sendero menos tradicional, pero también utilizado, nos eleva junto a las paredes alejándonos de la Forada y salir arriba por el Passet. Desde arriba vemos gran parte del valle y algunos pueblos, pero sobretodo el extenso tapiz de los cerezos floridos.










Metidos en la umbría, las vistas a la Foradá son cada vez más laterales. La senda se estrecha entre la vegetación al llegar a las paredes y vemos tres pivotes de tubo metálicos separados que hacen de filtro al sedero, quizás contra motoristas.











Pegados a las paredes vemos los pueblos de Benissivá y Benialí, y más alejado al fondo del valle Benirrama. Últimas miradas laterales a la rocosa barrera montañosa con la Foradá y por detrás asomándose el Penyal Gros (852 m.) máxima altura de esta sierra.


El sendero termina en la parte de arriba con otra barrera idéntica a la anterior. Las primeras vistas son para los derruidos corrales del Passet, donde el incendio de hace cuatro años arrasó el exiguo matorral que ahora comienza a brotar de nuevo, pero los esporádicos pinos de las laderas se han perdido para siempre.


Seguimos el cordal de la sierra hacia la Foradá, es un tránsito incomodo después del incendio, al no haber raíces se desmorona y es más inestable. Sin embargo las vistas al valle son fastuosas, y después de las  laderas los campos siguen cultivándose.










Llegamos a la Cova Obrada del Moro (663 m.) Tiene la entrada por un pequeño corral sin techo y era una oquedad natural abierta al valle que fue tapiada para el refugio de ganado y el cobijo en épocas de lluvia. Por uno de sus agujeros vemos La Foradá.

Alcanzamos el punto donde llega el sendero haciendo la ruta clásica, y que luego utilizaremos en parte para la bajada. Desde aquí tenemos una mirada a la pared de la cueva que está tapiada en lo alto del farallón rocoso


Continuamos el acercamiento a la Foradá, cada vez más nítida y su agujero más grande. La mole del Penyó Gros emerge solitaria. Tras una pequeña caseta de aperos empieza la subida, que se hace por la loma, entre varias lazadas para superar el fuerte desnivel.


Penya Foradá (723 m.) Lugar emblemático para todos los pueblos del valle por el acontecimiento del alineamiento solar, que sucede dos veces al año, el día 4 de octubre, día de San Francisco de Asís, y el 9 de marzo. En esos días los rayos del sol que pasan por el agujero de la montaña iluminan los restos del antiguo convento franciscano del valle, y que fue construido allí por tal motivo.


Tras las fotos y el almuerzo, emprendemos el regreso por el mismo camino, nos cruzamos con gente que sube y baja por distintos lugares, pero todos vamos girando la cabeza atrás volviendo a mirar, una y otra vez, este fenómeno de la naturaleza.


El primer tramo de bajada es fuerte y pedregoso hasta la misma base de la Penya Foradá, donde tenemos un cruce balizado, a Benissivá se continúa por la derecha, pero nosotros seguimos recto por la izquierda pegados a la base de la peña.


Pronto dejamos de ver el agujero y suavemente nos baja entre las enormes paredes con vistas a Alpatró, recogido en el fondo del valle, hacemos varios giros conectando con distintos caminos, que lindan con los primeros bancales de cerezos.


Nuevos ensambles con caminos que nos dirigen por los bancales escalonados repletos de cerezos en plena floración. Estamos dentro de un mar de suaves olas blancas moteadas con pinceladas de verdes y ocres, una marea ondulada.


De nuevo aparece la Foradá por encima de los cerezos floridos. Diferentes cruces, y un camino nos lleva a una fuente sin nombre en el mapa, que desde un rincón de vegetación exhaustiva canaliza el agua hacia una pequeña balsa.


Arribamos a la Font Vella de Alpatró con su lavadero. Situada debajo de la carretera, un mullido sendero entre bancales nos conduce hasta las calles del pueblo para cerrar la ruta dando un corto paseo. Maravillosa ruta primaveral por un valle de ensueño.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. (En los pueblos, en la Font y en la Font  Vella de Alpatró)
DISTANCIA: 14,4 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 04:45 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 723 M. (La Penya Foradá)
ALTURA MÍNIMA: 300 M. (Camí Real de La Carroja)
DESNIVEL POSITIVO: 646 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 638 M.
DIFICULTAD: MODERADA.


LA SERRA DELS PLANS Y EL CASTELL DE BENIFALLIM

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El origen de Benifallim, como su nombre indica, es musulmán, iniciado tras la conquista islámica y formado posiblemente a partir del asentamiento de pobladores procedentes de tribus bereberes del norte de África. Tras la conquista cristiana, según el ‘Llibre del Repartiment’, el territorio fue concedido por el rey Jaime I a Ximén López de Foces y a Blasc Pérez d’Azlor. Más adelante, el 19 de febrero de 1263, Ximén López de Foces permuta estas propiedades con Ximén Pérez d’Orís por otras en Aragón. El 28 de abril del 1258 el rey Jaime II otorga a Ade de Paterna la alquería de Benihalim, situada en el término de Penáguila. Posiblemente el lugar quedó despoblado a consecuencia de las sublevaciones mudéjares de finales del siglo XIII, por esto el 20 de noviembre de 1316 Bernat de Cruïlles, señor de Penáguila y de Castalla, otorga carta de poblamiento por la cual concedía heredades a treinta pobladores. El 23 de julio de 1317 el rey Jaime II cede Benifallim, junto con otros lugares, a Violant de Grecia por un precio de cien mil ‘sous’. La parroquia continuó estando anexa a la de Benilloba hasta 1535. Los datos relativos a la evolución demográfica son ya del siglo XVIII: la primera es la visita pastoral del 1732 que señala la existencia de cincuenta casas y ciento sesenta personas, la segunda en 1797 que le atribuye ciento veinte vecinos. El máximo de habitantes se consigue durante el siglo XIX llegando a contar con casi un millar para perder nivel poblacional a partir del año 1900 con el traslado a la vecina población de Alcoy.
Castillo de origen cristiano pero con muchas dudas, ya que también lo podríamos atribuir a la época musulmana. Por desgracia no se encuentran estudios realizados del mismo, para poder posicionarnos con certeza a su época,  existiendo algo de confusión, más si cabe, cuando se consultan algunas fuentes que nos hablan del propio castillo de Benifallim, ya que algunos lo atribuyen a construcción musulmana y otros a cristiana, sin mencionar el origen de la fuente consultada. El castillo se encuentra situado en lo alto de una cresta de roca calcárea, que, aparte de proporcionarle una defensa natural, le otorga un gran dominio visual. El edificio consta de dos partes, el patio rectangular orientado al Noroeste, con restos de muralla defensiva donde observamos algunas ventanas preparadas para poder ser utilizadas con armas para su defensa como podrían ser arcos y ballestas. La torre principal o del Homenaje, edificio cuadricular con un espacio interior de 6 por 6 metros, con una acceso actual mediante una empinada escalera. El acceso antiguo podría ser, utilizando escaleras de cuerda pegadas a la fachada de la propia torre.
CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 a San Vicente del Raspeig, continuar por la A-7 dirección Alcoy, antes de los túneles de la Font Roja tomar la salida nº 453 y en la rotonda seguir por la N-340 (antigua carretera del Barranc de la Batalla) y antes de llegar a la Venta San Jordi girar a la derecha por la CV-785 hasta Benifallim, se puede aparcar en la Plaça del Sagrat Cor de Jesús.
COMPONENTES: VICENTE.
ITINERARIO: BENIFALLIM / AULA NATURA / LA FONT / DESVÍO DERECHA / CARRETERA CV-780 / DESVÍO DERECHA-1 / DESVÍO BALIZADO / CASA EN RUINAS / MASÍA LA DEVESA / MORRET DE LA RUDA / IZQUIERDA ASCENSO / DESVÍO DERECHA-2 / DESVÍO IZQUIERDA / COSTERA DE LA MARE DE DÉU / CRUCE BALIZADO / CORDAL DELS PLANS / PENYA BOTZINA / CIMA DELS PLANS / CASA DELS NEVATERS / CAVA DEL RENTONAR / DESVÍO DERECHA-3 / DESVÍO DERECHA-4 / REFUGIO CUMBRES ALEGRES / CRUZAR CARRETERA / CORRAL DEL MORRAL / DESVÍO IZQUIERDA-1 / DESVÍO DCHA. CASTELL / CASTELL DE BENIFALLIM / CRUCE IZQDA. / CORRAL DEL CALVARI / EL CALVARI / BENIFALLIM.



LA RUTA: A la Serra dels Plans hemos subido desde varios lugares, Club de tenis de Alcoy, la Carrassqueta, Torremanzanas y algún sitio más, pero nunca desde Benifallim, pueblo muy cercano a Alcoy y a Penáguila, y que a estas horas está muy tranquilo.


Iniciamos desde el ayuntamiento, bajamos por sus estrechas calles hacia la carretera, en la entrada del pueblo donde a un nivel inferior, bajando unas escaleras, se encuentra la pequeña Aula de la Natura con unos murales, la Fuente y el Llavador.


Seguimos de frente, cogiendo un camino que entre bancales nos mete en el Barranco de los Huertos de Marra, y del que salimos para caminar un corto trecho por la carretera CV-780,  mirando hacia atrás tenemos vistas al Castell y a la Serrella.

Giramos por la derecha dejando la carretera por un empinado sendero desmoronado por las lluvias, para luego bajar enseguida al lecho del Barranc dels Horts. Es un tramo algo confuso por la abundante vegetación de la zona, mejor seguir por la izquierda.


Volvemos a subir con fuerza y poco a poco se convierte en camino, es el azagador de La Moleta, que toma dirección a la Serra dels Plans. Mientras tanto, tenemos vistas a la Serreta de Alcoy, al Benicadell y por supuesto de nuevo a la Serrella.


El Azagador nos lleva entre media ladera de sierra y bancales de almendros, cerca de la base del rocoso Alt de la Moleta (1.081 m.). Poco después, conectamos con una pista que seguimos por la izquierda, siempre en ligero ascenso.


Más adelante tenemos un cruce balizado con paletas informativas que seguimos por la derecha, comenzando a rodear el Alt de la Moleta. Pasamos por las ruinas de un corral, y posteriormente el camino parece terminar en la era de la masía de la Devesa.

Tenemos que consultar el GPS porque hace un extraño giro a la izquierda en la parte baja de la era. Luego tenemos un tramo entre bancales que han sido labrados, quizás intentando borrar la senda, aunque se ve la huella que vuelve a enlazar con el sendero.

Algunas marcas han sido tachadas con pintura de otro color. El sendero prosigue entre el bosquecillo de pinos con suave desnivel, para una vez sobrepasado el Morret de la Ruda, conectar con un camino más ancho y en ascenso.

El camino nos mete en un boque espeso de pinos con algunos ejemplares quebrados, entre abundante matorral bajo y sabinas. En este tramo interior apenas tenemos vistas y un desnivel continuo bastante llevadero.


Hacemos un giro a la izquierda conectando con el sendero del PR. Más tarde comienza la Costera de la Mare de Déu, quizás el desnivel más fuerte de la ruta. El paisaje ha cambiado y comienza a predominar la carrasca. Con la altura, llegan las vistas.


Alcanzamos una especie de rellano balizado con paletas informativas donde el desnivel se amortigua y la loma es más redondeada, divisamos la parte alta de la sierra. Hacia atrás se distingue Alcoy bajo la mole del Montcabrer, y en el otro lado, junto Aitana, el Bérnia y el Puig Campana.


Arribamos al lomo de la sierra, por donde el sendero recorre todo el cordal. Las panorámicas son amplias y espectaculares. Gran Montcabrer. Benifallim y la Serrella, Aitana lejana, y más al mar, el Puig Campana despuntando.

Comienza un precioso tránsito por la cuerda de la sierra, entre sendero e incomodo lapiaz, pegados al precipicio y atravesando pequeños bosquetes de carrascas. El primer desnivel a superar es la Penya Botzina que emerge como una ola.


Al ir cogiendo altura las vistas se extienden hasta el mar, donde la bruma hace que veamos las grandes cimas en 3D, y Aitana con toda nitidez. Es un entorno bonito porque en el precipicio las rocas están cuarteadas, formando libros y legajos amontonados.


Vamos subiendo las pequeñas ondulaciones de la cresta y asomándonos a roquedos y farallones que como ventanas nos permiten asomarnos a un paisaje esplendido. Poco a poco emerge la característica silueta del Cabeçó d’Or.


Culminamos los últimos lomos donde abunda más la carrasca, único sombraje en este recorrido. En otro escaparate entre roquedos, tenemos una extraordinaria mirada con Torremanzanas a nuestros pies, escoltada por al Cabeçó d’Or.


Los últimos roquedos y carrascas nos dejan entrever el punto geodésico de la cima. Els Plans (1.330 m.), solitaria a estas horas, me permito hacer distintas fotos con todo el elenco montañoso que nos rodea, antes del merecido almuerzo.


Iniciamos el descenso avanzando unos metros hasta el poste informativo con tablillas de madera en dirección a La Torre. Pero también enseguida, lo dejamos por otro sendero a la izquierda sin marcas ni balizas.

Es un descenso más rápido y algo precipitado, pero directo hacia el Pou del Rentonar. Perfectamente se puede seguir por el sendero del PR, más tranquilo y con largas lazadas que al final nos llevan al mismo destino.


Pou de Neu del Rentonar, construido en el siglo XVIII, todavía conserva su cúpula de mampostería que debió alzarse mediante dos arcos de sillares de piedra, a su lado está la Casa dels Nevaters. Pasamos de largo conectando con azagador del Puerto.

Este camino nos dirige recto en suave descenso y esquivando las dos lomas. Pese a los estragos causados por los incendios las vistas son preciosas, dejamos atrás el Pou de Neu y tenemos una vista frontal a las paredes de los acantilados por donde antes hemos transitado.


En el próximo cruce de caminos seguimos por la derecha, en un tramo bastante horizontal, y comenzando a rodear la base del Carrascal (1.217 m.) con miradas a un prodigioso Puig Campana. Tomamos otro desvío a la derecha y pasamos por un depósito de agua para incendios.


Un tiempo después marchamos junto al Refugio de Cumbres Alegres, con abundantes instalaciones diseminadas entre el bosque de pinos. Seguimos por ancho camino hasta desembocar en la Carretera CV-780 que cruzamos.

En el rellano proseguimos por el camino de tierra de la izquierda en suave ascenso, y en la parte alta pasamos por las ruinas del Corral del Morral, para poco más tarde convertirse en sendero, mas bien una trocha que desciende junto a una rambla.

Es una bajada incómoda y descarnada, que al estar en pendiente, las últimas lluvias han arrastrado el aluvión de piedras que dificulta el caminar. Poco a poco vuelve la vereda que prosigue rodeando la arbolada loma.


Ya tenemos Benifallim a la vista a los pies de la cresta del Castell y el amplio valle. Tras un desvío a la Izquierda, el sendero hace unas revueltas esquivando una rambla y nos sube hasta el depósito de agua del pueblo.


Bajamos un poco y tomamos el desvío a la derecha, por la carreterita asfaltada que sube hasta el Castell  con fuerte inclinación y arropada por los pinos. Vamos superando la altura, y entre los huecos de las ramas hacemos fotografías a la cresta.


Castell de Benifallím (856 m.) hay muchas dudas sobre su origen, si cristiano o musulmán. El castillo se encuentra situado en lo alto de una cresta de roca calcárea, que, aparte de proporcionarle una defensa natural, le otorga un gran dominio visual.











Está compuesto por un patio de armas con troneras defensivas y la Torre del Homenaje, a la que posiblemente se accedía con cuerdas. Actualmente se puede subir por una inclinada escalera metálica hasta un espacio de 6x6 m.










Deshacemos el camino de subida por la carreterita y tomamos un desvío a la izquierda que por asfalto pasa por el Corral del Calvari, después por el propio Calvari, para entrar al pueblo por el Llavador y llegar a la plaza del ayuntamiento cerrando esta bonita ruta.

 
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 15 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 04:40 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.330 M. (Cima dels Plans)
ALTURA MÍNIMA: 715 M. (en la Font)
DESNIVEL POSITIVO: 837 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 825 M.
DIFICULTAD: MODERADA.

PENYÓ DIVINO Y PENYÓ MULERO PER EL MURET

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Desde el punto de vista geológico, la provincia de Alicante pertenece a la Cordillera Bética y podemos diferenciar básicamente dos dominios geológicos, que serán los grandes protagonistas de nuestra historia. Se trata de lo que los geólogos llamamos Zonas Internas y Zonas Externas. A las Zonas Internas pertenecen las sierras de Orihuela y Callosa, mientras que el resto de relieves de la provincia pertenecen a las Zonas Externas. Las rocas más antiguas que afloran en la provincia de Alicante comenzaron a formarse hace más de doscientos millones de años, en el período de tiempo que conocemos como Triásico. En ese momento la geografía de nuestro planeta era muy distinta a como la vemos hoy día. En medio de lo que actualmente es el Mediterráneo había multitud de pequeños continentes que posteriormente desaparecieron; uno de ellos es el llamado Continente Mesomediterráneo, que se situaba entre África y la Península Ibérica. En este período de tiempo, mientras que los primeros dinosaurios colonizaban el planeta, el mar que rodeaba al Continente Mesomediterráneo estaba ocupado por una gran cantidad de organismos con conchas calizas que formaban arrecifes. Estos organismos, al morir, quedaron fosilizados generando así las rocas que componen las sierras de Callosa y Orihuela. El proceso que generó las rocas del resto de relieves de la provincia de Alicante es el mismo. Es decir, se generaron también por la acumulación de restos fósiles calizos, con la diferencia de que este segundo proceso ocurrió mucho después, en un intervalo que va desde los 130 a los 30 millones de años aproximadamente y en la zona del mar situada al sur de la Península Ibérica. De hecho, muchos de estos restos fósiles son visibles aún; basta con fijarnos un poco en ese canto que estamos agarrando para que nos sorprendamos al reconocer de qué está formado. Pero ¿cómo es posible que rocas que se generaron bajo el océano aparezcan hoy día emergidas? Para entender esto tenemos que viajar de nuevo en el tiempo, hasta unos 65 millones de años atrás. En ese momento el Continente Mesomediterráneo comenzó a desplazarse hacia el oeste, hasta colisionar contra la Península Ibérica. Del mismo modo que se deforman dos coches al chocar frontalmente, los continentes también se deforman, pero a una escala mucho mayor. Se generan así pliegues y fracturas que son los responsables de las montañas que vemos a nuestro alrededor. Este fenómeno es conocido como la Orogenia Alpina, por ser también el responsable del levantamiento de la gran cordillera de los Alpes. El último acto de esta larga función es la creación del paisaje que hoy día podemos disfrutar en la provincia de Alicante. De la misma manera que un escultor utiliza diferentes instrumentos para tallar los materiales de sus esculturas, la naturaleza utiliza distintas herramientas para modelar las montañas y dar lugar al paisaje. Con estas herramientas (los ríos, la lluvia, el viento...) la naturaleza erosiona poco a poco las rocas, configurando los diferentes escenarios en los que escalamos: cuevas, muros repletos de agujeros, zonas de bloques, placas pulidas, etc. (Iván Martín Rojas)

CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 dirección Valencia, salida en la nº 66 VILLAJOYOSA, tomar la CV-770 hasta Sella. Antes de entrar en el pueblo girar a la derecha y seguir por la pista asfaltada al Refugio de la Font de l'Arc, donde acaba el asfalto. Aparcar en el Refugio.
COMPONENTES: VICENTE Y PEPE
ITINERARIO: REFUGIO / MARCAS ROJAS / ENTRADA AL BARRANCO / MURET / CASA PATARRANA / DIVINO / SIN SENDERO / ENLACE CAMINO / ATAJO / PORT DE TAGARINA / PENYÓ MULERO / PORT DE L’ARC / ENLACE PISTA / PISTA / SUBIDA AL MURET / REFUGIO.

LA RUTA: Hace seis meses hicimos una subida muy parecida a esta, por la Cueva del Divino y el Barranc de les Perxes y bajar desde la Casa Patarrana por la otra vertiente. Esta vez la subida es algo más directa, pero llegaremos al Penyó Mulero bajando por el Portet de l’Arc.

Iniciamos desde el refugio donde ya hay algunos coches aparcados y una calma total. Tomamos el PR-CV 9 por la derecha que discurre el camino hacia Benimantell. Las primeras miradas son a nuestro objetivo de hoy, el Penyó Divino y su grandiosa pared extra-plomada.

Las últimas lluvias han hecho que el arroyo de la Font de l’Arc venga más crecido y el agua tintinee a su paso. En unos metros dejamos el PR por un camino a la izquierda que tiene una cadena. Seguimos por trazas de sendero y vemos un pino con un tronco inverosímil en forma de 6 o de 9.

Ganamos altura y las trazas se pierden entre bancales con miradas a la pineda de Tafarmaig y a una casa de madera bajo la gran pared del Divino. Nos sorprenden las rebuznos de un burro y los ladridos de un perro que alerta de nuestra presencia.

Una persona joven nos indica que estamos en una propiedad privada, y tiene razón. Dejamos el Track del GPS para retroceder hasta el camino y subir fuera de ruta por detrás de la casa. Esto nos descoloca un poco y marchamos sin senda más o menos paralelos al Track.

Nos arrepentimos de no haber utilizado la subida de los escaladores, a un kilómetro por el camino y marcada por una gran piedra pintada de rojo. El ganar unos cientos de metros no tiene sentido si con ello te pierdes la bonita Cueva del Divino.

Para otras personas no conocedoras de la zona hubiera sido un contratiempo, pero nosotros sabíamos que, sin sendero y avanzando intentando mantener el rumbo, conectaríamos con el Track y las marcas pintadas de rojo.

Con la seguridad que dan las marcas, nos dirigimos hacia la canal del Barranc de les Perxes. Para entrar en ella, tenemos que bajar un poco, atentos a los puntos rojos, para subir por el lomo y entrar en la ancha boca de la vertiente, cerca de las verticales placas de la sierra.

Tras las paredes de Tafarmaig y els Castellets, el Puig Campana se presenta ante nuestros ojos enorme y colosal. Los puntos rojos nos hacen meternos en el lecho del estrecho cauce, donde se unen las dos inclinadas vertientes.

El desnivel se acentúa y hay que tomárselo con mucha calma, no resulta muy difícil seguirlo pese al matorral bajo, pero la verticalidad exige más esfuerzo. Por delante solo vemos rocas, pero por detrás la masa forestal de pinar se hace extensa.

Algunos tramos son realmente inclinados y las matas de esparto en las que han florecido sus plumeros, nos tapan la visual constantemente. La Canal cede un poco y nos alivia en un cauce más rocoso, hacia arriba solo vemos paredones.

A medida que la canal del barranco se va cerrando ante un paredón, debemos ir girando hacia la derecha, sin perder los puntos rojos que nos dirigen hasta una especie de murete de piedra seca, que marca un antiguo paso de pastores por el que hay que subir.

Se trata de una trepada sencilla pero muy aérea, siguiendo los puntos rojos y utilizando los múltiples agarres que nos proporcionan las rocas. Los primeros metros trepando hacia la derecha, y girando a la izquierda, continúa por la base de la pared que tenemos delante. Preciosas vistas que llegan al mar.

Ahora, pegados a las paredes tenemos que llegar a la cornisa que hay más arriba, una especie de colladito donde tenemos miradas espectaculares a la Serra de Orxeta, el Pantano del Amadorio y el mar; en el otro lado los puntales de la Penya de Sella.

Giramos a la derecha entrando en la umbría para seguir subiendo, el trayecto nos da una pequeña tregua para alcanzar un barranco que va girando poco a poco a la derecha hacia una pedrera. Poco antes de la pedrera cometemos el error de seguir unos mojones.

Esto nos hace rodear el pivote equivocado y alejarnos de la subida directa al Penyón Divino.  Cuando nos damos cuenta es difícil volver atrás, así que, decidimos seguir adelante entre los muretes de un pinar para salir al camino viene del azagador de la Penya de Sella.

Tenemos a unos pasos la torre del “Palomaret” y la Casa de Patarrana, y nuestra sorpresa es que la están reconstruyendo, así como la torre del palomar, lo cual es de agradecer, ya que son símbolos de este paraje que estaban en un estado ruinoso.

Decidimos no subir a la cima del Divino pese a ser un trayecto corto y tampoco nos apetece volver por el camino al azagador de la Penya de Sella. Por detrás de la Casa de Patarrana, sin sendero y sin perder mucha altura marchamos campo a través.

Siguiendo las curvas de desnivel y sin bajar al cauce de la pequeña rambla, proseguimos rodeando el Alt de la Creu (1.113 m.) sin dificultad alguna, hasta enlazar con el ancho camino del PR-CV 10 que llega al Port de Tagarina.

Empieza un largo recorrido por la pista de tierra, a tramos más o menos pedregosa, pero siempre en ascenso. Hacia atrás tenemos vistas al mar algo brumosas y por delante llegamos a una pequeña cruz con flores de plástico en recuerdo de un senderista fallecido.

Posteriormente el camino hace una curva alargada, bajando y subiendo para salvar una barranquera, en la parte baja tomamos un sendero por la izquierda, ver mojones, que remonta la loma atajando y volviendo de nuevo al camino.

Mirando hacia atrás de vez en cuando, la altura nos hace tener buenas panorámicas a la costa y al Puig Campana, hasta que poco a poco, culminada la cuesta alcanzamos el Port de Tagarina (1.256 m.), importante cruce de caminos.

Por la izquierda se patean las crestas de Aitana o el Sender Botánic de la Rabosa, de frente tenemos preciosas vistas a la Vall de Guadalest y el camino llega a la Font de Partagat. Nosotros viraremos el rumbo hacia la derecha.

Con ancho camino que hace una curva para moderar el ascenso, atacamos la primera y redondeada loma. Las vistas se van ampliando hacia el mar, aparecen el Bérnia, el Penyó d’Ifach, la Serra del Ferrer  y el Mongó. Por detrás vemos el sendero que surca la loma de Aitana.

Cima del Penyó Mulero (1.306 m.) Almorzamos junto a unas carrascas mirando al Puig Campana y al Ponoig. Hablamos con una pareja joven que resultan ser los que viven en la casa que esta mañana hemos invadido. Preguntan por otras rutas y nos invitan otro día a tomar una infusión.

Emprendemos el regreso por el cordal de la sierra que ahora se torna sendero, con la vista puesta en el Bérnia, la Vall de Guadalest y el cordal de la vertiente del Barranc de l’Arc que termina en el Penyó Roc (1.108 m.). Espectacular.

El descenso se precipita perdiendo desnivel rápidamente, por la derecha el Puig Campana comienza a menguar, y por delante comienzan a esconderse el Bérnia, la Serra del Ferrer y el Montgó. Hacia atrás vemos los lomos descendidos.

Nos vamos acercando a las crestas del Penyó Roc y por tanto teniendo las últimas miradas a las cumbres de la costa. Llegamos al Port de l’Arc (1.046 m.) donde el sendero hace un brusco giro a la derecha, comenzando a bajar por la ladera.

Es un descenso fuerte y largo, en el que poco a poco vemos desaparecer el Puig Campana con su Portell, al mismo tiempo que el Penyó Roc va creciendo y nos vamos metiendo en la parte más amplia del Barranc de l’Arc.

Antes de alcanzar el camino del PR-CV 9 que viene del Pas del Comptador, pasamos por debajo del paraje de les Coves d’Isidor, compuesto por algunos abrigos prehistóricos. Junto a la Casa d’Isidor seguimos el camino por la derecha.

En suave descenso el camino bordea el cauce del Barranc de l’Arc y nos pasea por diversas casas de campo como el Mas de la Bodega, y les Cases de l’Arc, al tiempo que admiramos las paredes de Tafarmaig, con el Collado Blanc entre la Moleta y Lloma Sirventa.

Marcamos con un Waypoint la piedra pintada de rojo por la que deberíamos haber iniciado la ruta y en un kilómetro cerramos esta preciosa ruta en el refugio de la Font de l’Arc. Otro día la alargaremos hasta el Penyó Roc.
 
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 16,2 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 06:20 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.306 M. (Penyó Molero)
ALTURA MÍNIMA: 447 M. (Refugio de la Font de l’Arc)
DESNIVEL POSITIVO: 943 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 943 M.

DIFICULTAD: DIFÍCIL.

RUTA POR EL RÍO VINALOPÓ Y LOS CANALES DE RIEGO DE ELCHE.

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La ruta discurre por una planicie,  con apenas un 1% de desnivel, de terrenos del cuaternario (calizos con arcillas y limos) enclavado en la comarca del Bajo Vinalopó, término municipal de Elche, resultado de las sedimentaciones del río Vinalopó. El lugar queda muy próximo a la antigua Albufera de Elche, cuyos vestigios hoy son las Salinas de Santa Pola y el Pinet, El Hondo (o Fondo) y los saladares.
A principios del siglo XX se crean varias sociedades en la ciudad que realizan mediante motores diversas elevaciones de aguas sobrantes de los azarbes del río Segura que se embalsaban en El Hondo. Por medio de diversos canales de riego con sus respectivas elevaciones, llevó al lugar abundante agua y de mejor calidad que las escasas y con alto índice de salinidad procedentes de la Acequia Mayor y de Marchena, cuyas aguas provienen del mismo río Vinalopó. Es una zona de cultivo agrícola en donde domina el paisaje de palmeras datileras, cítricos, granados, hortalizas, etc. Actualmente encontramos numerosas parcelaciones de explotación agrícola con viviendas de primera residencia tradicionales de menor tamaño en la ladera izquierda del río (Atzabares Baix y Daimés) que en el margen derecho (El Derramador y Algorós). La ruta discurre toda ella dentro del termino municipal de Elche y pasa a escasos cincuenta metros de la entrada del Parque Arqueológico La Alcudia (yacimiento arqueológico ibero y romano donde se encontró la Dama de Elche en 1897), a unos 3 km del núcleo urbano con buenos accesos por carretera. Aquí se encontraba la antigua ciudad íbero-romana de Illice (Colonia Iulia Illice Augusta) de la cual (aparte de restos arqueológicos) se puede aún observar su centuriación (reparto cuadriculado de tierras entre los veteranos de las legiones romanas) en la “fosilización” de sus principales caminos de norte a sur (cardos) y de este a oeste (decumanos), como se verá más adelante. (Pepe-Toni)
CÓMO LLEGAR: Desde Elche, por las laderas del Vinalopó bajo el Palacio de Altamira. También se puede iniciar desde el aparcamiento del Parque Arqueológico de la Alcudia, regresando por el Pont del Purgatorí y el Camí dels Cuatre Pilars hasta la Alcudia. La ruta se acortaría en más de 6 km.
COMPONENTES: VICENTE, PEPE COVES, JUAN, LOPERA, PACO VERDÚ, VICENTE CERVERA, ANTONIO SOLER, DIEGO, JUANJO Y PACO QUILES.
ITINERARIO: PALAU DE ALTAMIRA / LADERAS DEL VINALOPÓ / RIU VINALOPÓ / SUBIDA A LA CV-855 / ROTONDA / CANAL RIEGOS DE LEVANTE / CAMÍ DEL BORROCAT / TRAVESÍA CAMINO DE LA HOYA / VISTA A LA TORRE SAN RAMÓN / CRUCE CAMÍ DELS QUATRE PILARS / CARRETERA DE LA MARINA / CAMÍ FONDO DE L’ERMITA / CANAL RIEGOS DE LEVANTE / CANAL NUEVOS RIEGOS DEL PROGRESO / CAMINO ANCHO / CAMÍ DE LA REGALESSIA / RÍO VINALOPÓ / PUENTE CTRA. DE DOLORES / CANAL N.R. DEL PROGRESO /  CAMINO DE CEMENTO / BALSA CANAL R.C.R. DE LEVANTE / CAMINO ASFALTADO / BOSQUETE DE TAMARITS / ASSUD DELS MOROS / GIRO IZDA. DCHA. / PUENTE / CRUZAR CAUCE RIO / LADERAS DEL VINALOPÓ / PALAU DE ALTAMIRA.

LA RUTA: Iniciamos desde el Palacio de Altamira bajando a la ladera izquierda del río Vinalopó. Hoy somos un buen grupo.  Después de pasar por debajo de todos los puentes y pasarelas llegamos al último de ellos, el de menos altura, y el final de la obra pintada, el Pont de Barrachina,  que traspasamos por su cuarto ojo.

Aquí se acaba el cemento y por camino de tierra junto al cauce del río, vemos el nuevo puente de la circunvalación; el Vinalopó sigue su curso libre sin estructuras que lo encaucen. Entre el carrizal observamos algunas ánades, pero también plásticos y basura.

El cañizo y el tamarit toman altura y se aprietan junto al curso del agua, angostando el camino y convirtiéndolo en una estrecha vereda inmersa entre la alta espesura. Durante un tramo no vemos el curso del río, pero  oímos a algunas aves alborotadas a nuestro paso.

Por la izquierda, por un ancho camino entre naves, salimos del cauce a la carretera de Dolores (CV-855) frente al huerto de Vizcarra. Cruzamos por la rotonda y por el camino de servicio pasamos la siguiente rotonda, el Parque Arqueológico L’Alcudia y bancales de alcachofas.

Giramos a la izquierda para entrar por el camino de servicio del Primer Canal de Riegos de Levante 4ª elevación, en una confluencia de canales de riego donde una persona manipula las compuertas de un sifón para dar servicio de riego.

Vemos un pequeño acueducto construido para solucionar un cruce de un ramal. El visible es el Canal del Pogreso y, bajo nuestros pies, discurre el mencionado canal de Riegos de Levante por donde lo seguiremos durante unos metros. Nos encontramos en la partida de Atzabares Baix.

Viramos por el Camí del Borrocat (asfaltado). Recientes obras de canalización de aguas han sacado a la luz numerosas tumbas romanas en su trayecto por lo que se piensa que fuera la entrada a la antigua ciudad de Illici romana, es decir, la variante hacia Carthago Nova de la Vía Augusta.


Giramos a la derecha para tomar otro camino de tierra que aparece por la izquierda bordeando el Hort del Porter,  observamos viveros de palmáceas, naranjos y granados.  En un claro por la derecha vemos la Torre de San Ramón, una elevada construcción de finales del siglo XIX dentro del Hort de Peral.

Tras cruzar el Camí dels Quatre Pilars salimos a la Carretera de la Marina y sin cruzar tomamos el Camí Fondo de l’Ermita que nos llevará a La Foia por las aceras de su límite. Entramos en Daimés  por camino de servicio de otro canal y luego por un camino ancho hasta el Camí de la Regaléssia.


Lo seguimos por la izquierda hasta el cauce del Vinalopó junto a una escuela unitaria. Seguimos el camino de tierra lindando con el río, que poco a poco se va deteriorando por las avenidas de agua,  a medida que avanzamos. La vegetación cambia a adelfas, tamarits, carrizo, sosas y barrillas.


Llegamos a la antigua carretera de Elche a Dolores y al puente por donde discurre la nueva, entrando en la Partida de El Derramador. Sin cruzar el río seguimos por el mismo margen sorteando la carretera por debajo del puente. Junto a floridos tamarits vemos un pequeño salto de agua en el cauce.


El carrizo y la abundante vegetación nos separan del lecho del río entre bancales de cítricos. Es un bonito tramo donde avanzamos entre el matorral florido sin ver el camino. Un trecho de cemento sotierra otro canal y hace un giro a la izquierda.

Pasamos por delante de una gran balsa vallada de Riegos de Levante 3ª Elevación a su paso por el río. Enseguida el camino se convierte en tierra discurriendo entre viveros de palmáceas, donde han quemado alguna variedad no deseada dejando a la vista sus troncos abrasados.

Entroncamos por la derecha con el asfaltado Camí de l’Assut dels Comuns, quizás la parte más bonita de la ruta. Con las últimas lluvias el cauce del Vinalopó se ensancha formando pequeños remansos de agua y meandros entre la vegetación.


Un bosquete de tamarits inundado por las aguas, compone una bella estampa entre las altas palmeras del paisaje ilicitano. En estas fechas están en plena floración, de un curioso y apagado colorido entre rosáceo y gris. Entramos en la Partida de Algorós.


El asfalto se termina a la altura del Hort del Collet, donde se une el camino de regreso de la ruta del Museo de Pusol. Una preciosa palmera combada y laderas floridas nos reciben al llegar al Assud dels Moros con grandes cantos rodados.


El camino hace un giro a la izquierda subiendo por una pequeña rampa, que en la parte alta desemboca en otro camino que seguimos por la derecha, teniendo a la vista el Pont del Purgatori. Los que hayan iniciado desde la Alcudia deben de cruzar por él para cerrar su ruta.


Nosotros seguimos adelante hasta cerca de la depuradora, donde el camino desciende para cruzar el cauce del río Vinalopó, regalándonos una espumosa catarata de agua que se precipita al lecho del río. El sendero sube junto a una balsa y sigue por el otro margen.

Al poco llegamos al cruce por donde esta mañana hemos subido hacia la Alcudia, ahora repetimos camino hacia el Pont de Barrachina para subir a las laderas del río cerrando nuestra ruta. Os dejo el enlace de Pepe-Toni que hace una documentada descripción del recorrido.

 
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 17,85 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 04:30 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 60 M.
ALTURA MÍNIMA: 13 M. (Riu Vinalopó en el Camí de la Regalissia
DESNIVEL POSITIVO: 104 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 74 M.
DIFICULTAD: MODERADA.

AL MAIGMÓ POR LOS POZOS DE NIEVE Y EL PASO DEL CABLE.

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El Paisaje Protegido de la Serra del Maigmó i Serra del Sit es un complejo sistema montañoso formado por la sierra del Maigmó, el Sit, l'Argüenya, sierra de Castalla, sierra del Frare y la sierra del Caballo. El conjunto de estas sierras, cuyo hito más emblemático es el Maigmó, con 1.296 metros de altitud, forman un núcleo natural de vital importancia para los numerosos hábitats y especies de flora y fauna que habitan en estas tierras del interior de la montaña mediterránea. Su ubicación juega un papel fundamental en la conectividad entre la parte montañosa de las sierras subhúmedas del norte de la provincia de Alicante, con las sierras y altiplanicies semiáridas del sur de Alicante. La proximidad del mar y el gran desnivel entre la costa y estas montañas permiten disfrutar de unas vistas panorámicas excepcionales, como la del Balcón de Alicante, en las faldas del Maigmó, o la de la Penya del Sit, desde donde se puede ver toda la franja costera alicantina desde Benidorm hasta Torrevieja. Es uno de los principales núcleos forestales de la Comunitat Valenciana y mantiene en la actualidad un extenso pinar con algunos fragmentos de carrascal en un excelente estado de conservación. A sus valores naturales, hay que añadir su patrimonio cultural, entre el cual destacan los pozos de nieve y el Pantanet de Petrer, de principios del siglo XVII. Este  Paisaje protegido es un complejo montañoso situado en una región biogeográfica de alto valor, ya que juega un papel importante en la conectividad entre la parte montañosa de sierras diádicas del norte y las sierras del sur de Alicante. Esta característica hace que exista una zona de transición entre dos sectores biogeográficos muy diferenciados el setabense y el alicantino-murciano favoreciendo la existencia de mayor diversidad florística. Factores ambientales como la litología, edafología y climatología hacen que haya una mayor presencia de diferentes tipos de hábitats, por lo que permite una rica existencia de fauna y flora. El tipo de relieve del Paisaje Protegido del Maigmó y del Sit condiciona a que hayan zonas en las que el régimen de precipitación esté entre los 350-600 mm/anuales, por lo que corresponde a un ombrotipo seco y a un termo tipo meso mediterráneo. Con estas características climáticas hacen que Paisaje Protegido del Maigmó y del Sit estén incluidos en dos subsectores como el subsector Ayorano-Villenense que pertenece al sector setabense y a la provincia corológicas ibero levantina . Y el subsector Alicantino, que pertenece al sector Alicantino-Murciano y a la provincia corológica Murciano-Almeriense. Estas características hacen que este espacio protegido forme un núcleo de vital importancia para los diversos hábitats y especies de flora y fauna. La vegetación potencial de la mayor parte del territorio que ocupa el Paisaje Protegido de la Serra del Maigmó y Serra del Sit era el Carrascal. Sin embargo, si a las condiciones climáticas actuales le añadimos la continua degradación que ha sufrido la encina (carrasca), árbol que históricamente ha poblado la España seca, nos encontramos con una vegetación pobre y dispersa, aunque muy variada y dominada por especies de hoja perenne. En la actualidad, apenas quedan reductos de lo que antaño fueron grandes bosques de encinas, como las pequeñas agrupaciones que aún se pueden observar en barrancos del Cid, Catí, Maigmó o la zona del Carrascalet, en la sierra de l’Argüenya, lugar mejor conservada.
CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 dirección Monforte, tomar la salida de pago por la AP-7 dirección Benidorm/Valencia. Tomar la salida 691 hacia Alcoy por la A-7, continuar hasta la salida 480 por la CV-810 hacia Tibi, incorporarse a la CV-805 para girar más tarde a la izquierda hacia el Polígono Industrial Maigmó, después girar a la izquierda por la CV-815 y pasar por debajo de Autovía. Girar a la izquierda por la pista que sube al Balcón de Alicante, para en unos setecientos metros aparcar delante de una casa de Campo.
COMPONENTES: VICENTE, PEPE Y PATRO.
ITINERARIO: INICIO, PISTA DCHA. / CASA RACHIL / CAMINO DCHA. / CORTAFUEGOS / PISTA DCHA. / POU DE PLANISSES / CASAS DE PLANISSES / ALJIBE / POSTE PR-CV 85 IZQDA. / POSTE INF. IZQDA. / POU DEL CARRASCALET / DESV. CUEVA MOSÉN FRANCÉS / ZONA ROTURADA, ATAJO / PISTA DCHA. / SEGUIR RECTO / ATAJO ALT DE GUISOP / ALT DE GUISOP / POSTE PR-CV 31 / ALT DE LES XEMENEIES / MAIGMONET /  COLLADO DE L’EXAU / PASO DEL CABLE / MAIGMÓ / BALCÓN DE ALICANTE / SENDA IZQDA. / DESVÍO POZO / POU DEL MAIGMÓ / PISTA DCHA. / BAJADA IZQDA. / PISTA A LA DCHA. / IZQUIERDA / BARRANCO SALAT / CASA EN RUINAS / FINAL.

LA RUTA: El Maigmó es una de las montañas mas bonitas de Alicante, su inconfundible perfil se puede ver desde todo el valle del Vinalopó. A sus pies crece una de las masas de pinar mas importantes de nuestra provincia que milagrosamente todavía no ha sufrido ningún percance.

Las variantes de hoy son el punto de salida para llegar a Planisses, y en la bajada, el desvío al Pou del Maigmó, que no conocíamos. Iniciamos por la derecha, bajando por el camino que tiene la barrera para cruzar el Barranco de Rechil, cerca queda el tocón de un enorme olmo que murió de grafiosis.


En la otra ladera pasamos por delante de la Casa Rachil, que aunque sigue en pie, está abierta y desmantelada, hace años existía un grandioso pino que fue derribado por un rayo. Por detrás de la casa hay dos caminos que aunque se unen arriba, nosotros seguimos por el de la derecha.

Se trata de un estrecho camino, al principio algo descarnado por las últimas lluvias, que nos introduce en la espesa masa de pinar en constante ascenso y bordeando la vertiente derecha del Barranco de la Umbría de Petrer.

Metidos en la umbría del bosque de pinos apenas tenemos visibilidad, solo el recto camino en ascenso y el precioso pinar que nos impide ver el barranco; solo llegando a la parte alta, podemos mirar entre el ramaje las peñas de Covatelles.


El camino hace un zigzag derecha-izquierda y por un cortafuegos  conecta con una ancha pista que seguimos por la derecha. A esta altura ya tenemos preciosas vistas de la cuerda del Maigmó, desde el Alt de les Xemeneies hasta la cima.

En seguida nos topamos con el Pou de Neu de Planisses (1.040 m) otra pequeña joya de la arquitectura industrial de los siglos XV-XVII que se ocultan perfectamente integrados entre la vegetación, es quizás el más profundo de la zona, pero su estado es lamentable.

Caminamos por esta gran explanada para encontrarnos con las Casas de Planisses, en ruinas y valladas para evitar accidentes, solo una queda con la techumbre. Viejos símbolos de esta sierra que poco a poco van desapareciendo.


Seguimos por el Camí de Planisses para llegar al Aljibe con su vieja pileta abrevadero, desde donde tenemos una extensa mirada el Maigmó. Vamos recto y en el siguiente cruce hay un poste del PR-CV 85, proseguimos subiendo hasta el nuevo poste en dirección al pozo.

Pou de Neu del Carrascalet (1.230 m.) a su lado están los restos de la “cava de gel” construcción en la que se trabajaba el hielo para comerciar, hay una galería excavada de dos puertas donde se almacenaba el producto listo para repartir con carros y burros.


Recorremos la parte más elevada del Carrascalet (1.245 m) para comenzar a descender suavemente por camino bastante deteriorado, que nos lleva por el cordal de la sierra, donde tenemos vistas al Maigmó y su masa forestal. Marcamos un Waypoint con el desvío a la cueva de Mosén Francés.

Continuamos en descenso hasta una zona roturada, y por la derecha vemos unos mojones que dan comienzo a un sendero entre pinos y carrascas que nos ataja parte del camino al que volvemos a salir, para poco después tomar otra senda paralela a la izquierda que nos alivia del camino.

Proseguimos recto para volver a tomar otro atajo por la derecha al Alt del Guisop (1.250 m), aunque nosotros nos equivocamos y cogemos el más empinado, que no pasa por la cima, pero llega al poste informativo del PR-CV 31.


Las vistas son impresionantes, se amplían a la Sierra del Sit, Rincón Bello, Rasos del Catí, a la Crestería del Frare con el Despenyador, y frente a nosotros, el sendero con la ruta que nos queda por hacer hasta llegar al Maigmó.

Bajamos, y enseguida tenemos por la derecha otra sendita que nos ataja sin tener que patear la tediosa pista, ofreciéndonos extensas miradas al la Sierra del Sit. Salimos a pocos metros del Alt de les Xemeneies (1.196 m.), con las antenas y la garita forestal.

El Maigmó va creciendo ante nuestros ojos y cada vez quedan menos barreras para llegar a él. Por delante el estrecho sendero que llega al Maigmonet. El inicio de la bajada es pedregosa y hay que prestar atención.

El resto de sendero, entre pineda y cresta es distendido, solo un pequeño esfuerzo en la remontada hacia la rocosa cima del Maigmonet (1.177 m.). Bajamos escalonadamente del farallón rocoso, haciendo una diagonal hacia la base de las siguientes paredes que nos dejan en el collado.

Collado de l’Exau (1.079 m.) Junto al cartel de Micro Reserva de Flora nace una sendita que nos eleva entre los pinos y el matorral, salvando un enclave rocoso hasta situarnos en la loma. Mirando hacia atrás las vistas son grandiosas al Maigmonet.

Desde la loma, el sendero es muy claro y cuesta arriba con un destino fijo, la pared oeste del Maigmó. La altura nos da unas panorámicas extraordinarias, con todo el trazado del sendero desde el Carrascalet hasta l’Exau.

Delante tenemos la gran mole, y no se vislumbra por dónde demonios tenemos que subir. Cerca de las paredes hay un escalón que se salva con un zigzag y pegados a las paredes accedemos a un bosquecillo de carrascas cuyos troncos nos ayudan a elevarnos.

Entramos en un estrecho pasillo entre las carrascas y las rocas que unos metros después se abre un poco y en la pared aparece delante la primera “Grapa”. Antes había un cable que te ayudaba a izarte a ella. Son unos ocho metros de trepada vertical para gente sin vértigo.

Patro prefiere enfundarse el arnés para sentirse más seguro. Situados los dos pies en la primera grapa hay que buscar nuevos apoyos y agarres para llegar a la segunda y última grapa, situada unos metros más arriba.

Después tenemos un trozo de cadena que nos ayuda a izarnos hasta llegar a una pequeña repisa. Las fotos desde esta posición siempre son espectaculares y algo más aparatosas de lo que parecen. Desde la reunión, seguimos pegados a las paredes.

Es un angosto trecho donde las carrascas hacen de quitamiedos para llegar a una cornisa de la que tenemos que descender o destrepar, ayudados por otro trozo de cadena. Siempre es mejor hacerlo de cara a la pared y de espaldas al vacío.

Remontamos girando a la izquierda para entrar en una zona abierta donde vemos los grandes peñascos de la cumbre. Debemos ir en diagonal hacia la izquierda, buscando una pared lisa por cuyo borde tenemos que pasar.

Hay colocado un cable de acero sujetado con bridas, que a modo de pasamanos nos ayuda a superar este tramo. Ahora el cable es más fino y más largo, con lo cual resulta difícil distinguirlo entre el gris granito de la pared.

Remontamos por la izquierda otra cornisa en un espacio singular, rodeados de espectaculares peñascos graníticos puntiagudos, lisos y redondeados por la erosión. Sin dejar de subir hacemos otro giro a la izquierda y vemos gente moverse en la cima.

Ahora solo nos queda una pequeña trepada para salvar el último escalón con la ayuda de una grapa y salir a la cumbre. Al izarnos en la grapa, es preferible salir hacia la derecha, así evitaremos tener que dar un pequeño salto en la cresta para llegar al vértice geodésico.

Maigmó (1.296 m.) El día se ha despejado, el sol calienta y la bruma solo persiste en el mar. Serra del Sit, Cabezó D’Or, Puig Campana, Penya Migjorn, la Martina, rodeados de montañas en 360º decidimos preparar nuestro merecido almuerzo.

El descenso, es el tradicional hasta el Balcón de Alicante, por el descarnado sendero que las lluvias torrenciales desmoronan. Siempre suele haber gente en esta área recreativa a la que se puede acceder con vehículo.

Por detrás del aparcamiento, por la izquierda, cogemos el PR-CV 84 por un camino que están reforestando Nos encontramos un primer cruce a unos 400 metros del Balcón, y seguimos por el sendero de la izquierda, solo hay un hito de piedras.

En el segundo cruce, en una curva a la derecha,  dejamos la ruta principal para ir al pozo nevero del Maigmó. Hay que seguir la estrecha senda de la izquierda y pasar por la parte superior de una zona roturada. El tramo es un poco perdedor.

Pou de neu del Maigmó (940 m.) escondido e integrado en el paisaje, en sus paredes crece la hiedra y todavía conserva parte de su cubierta de mampostería que descansa sobre un muro de 1,5 metros de grosor.

Deshacemos camino regresando al camino principal, y en la siguiente curva, bajamos por la izquierda, por una senda bastante erosionada que nos conduce al camino de Rachil, donde veremos un par de postes del PR-CV 84. Seguimos la pista por la derecha, junto al barranco Salat.

Posteriormente, vemos un hito a la izquierda en una pequeña explanada por la que podemos acercarnos al barranco y cruzarlo. Al otro lado hay que localizar una pista de tierra y, tras pasar junto a una casa en ruinas, salimos a la casa de campo donde tenemos aparcado el coche.


RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 17,2 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 06:15 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 1.296 M. (Maigmó)
ALTURA MÍNIMA: 659 M. (Barranco Salat)
DESNIVEL POSITIVO: 1.071 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 1.071 M.
DIFICULTAD: DIFÍCIL.


AL CLOT DE GALVANY DESDE LA PLAYA DEL VARADERO

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Este humedal, integrado en el conjunto de charcas de la partida ilicitana de Balsares y conectado con las dunas y pinares del Carabassí, es un excelente ejemplo de los marjales costeros que la expansión urbanística ha puesto en peligro. El Clot de Galvany sufrió una grave agresión a finales de los años setenta, cuando fue sometido a obras de drenaje y movimientos de tierra que alteraron su fisonomía. Una promotora pretendía desecar un humedal natural para crear... un lago artificial. La presión ciudadana lo salvó de la destrucción y el Ayuntamiento de Elche se hizo cargo de su recuperación y protección, catalogándolo como Paraje Natural Municipal por acuerdo del Consell de la Generalidad Valenciana de fecha 21 de enero de 2005. Así mismo se halla incluido en el Catálogo de Zonas Húmedas, aprobado mediante Acuerdo de 10 de septiembre de 2002, del Consejo de la Generalidad. En los terrenos del Clot de Galvany existe una interesante formación de praderas dominadas por el albardín y las alcolechas, con ejemplares de juncos que sirven de orla a las comunidades de matorral típicas del saladar, que ocupan la mayor parte del terreno junto a las charcas. Rodeando los distintos cuerpos de agua, los tarays dan paso a la vegetación palustre, dominada por el carrizo, y la acuática, con presencia de importantes praderas de ruppia y potamogeton. Todavía son visibles las antiguas terrazas de cultivo, en las que se desarrolla un pastizal de gramíneas salpicado por ínulas y bufalaga marina, junto a ejemplares de algarrobos y olivos. Existe alrededor de este humedal un conjunto de montes y lomas repobladas en gran parte con pino carrasco, con presencia del espinar alicantino, representante genuino de la vegetación autóctona. Entre las especies más características hay interesantes ejemplares de espino negro, lentisco, efedra y palmito. En estas lomas, en las que todavía permanecen dos bunkers de la guerra civil, está también presente el matorral aromático típico de los montes ilicitanos, con especies tan conocidas como cantueso, tomillo, romero y lavanda. Asimismo, es posible localizar dos tipos (de los cinco descritos en la Comunidad Valenciana) de orquídeas silvestres, una muestra más de la importancia botánica de este singular humedal ilicitano. La fauna está representada por especies amenazadas como la cerceta pardilla, el porrón pardo y la malvasía cabeciblanca, junto a otras como la garceta común y la cigüeñuela. Es posible pasear por el Clot utilizando los diversos caminales trazados, así como contemplarlo desde los observatorios instalados en puntos estratégicos.
CÓMO LLEGAR: Desde Santa Pola llegar a la playa del Varadero.
COMPONENTES: VICENTE, PEPE COVES, JUAN, PEPE CERVERA, VICENTE CERVERA,  DIEGO, JUANJO, TONI ALMELA, PACO QUILES Y JORDI SELVA.

ITINERARIO: PLAYA DEL VARADERO / CADENA / IZQUIERDA / CLOT DE GALVANY / SENDEROS DEL MAR / ERMITA DEL CARABASSÍ / ANTIGUO CUARTEL DE LA GUARDA CIVIL / CADENA / PLAYA DEL VARADERO.

LA RUTA: Con el buen tiempo llegan las caminatas por el litoral costero. Al Clot de Galvany también se puede ir desde la playa de Arenales del Sol, pero todavía queremos pisar el terreno duro y semi montañoso de la sierra de Santa Pola.

Este recorrido de ida y vuelta con pequeñas variaciones, se puede alargar o acortar a la medida de cada senderista. Nosotros iniciamos desde el aparcamiento de la playa del Varadero, conectando por la pasarela de madera con el paseo marítimo.


Siendo este tramo de algo más de dos kilómetros, entre los chalets de primera fila y las pequeñas calitas rocosas, uno de los más concurridos de la zona. A estas horas las playas están vacías, el mar en calma y Tabarca se despierta entre la bruma.

Llegados a la “cadena”, pequeño monumento pesquero, se acaban los chalets y las construcciones. No cogemos el asfalto del Camí del Cap y, dando un giro a la izquierda, nos dirigimos por camino de tierra hacia las laderas de la montaña.

Por detrás de la primera casa que está en ruinas, conectamos un sendero bastante visible y transitado también por ciclistas. Con las últimas lluvias las laderas están preciosas, a rebosar de matorral de esparto, espino negro, lentisco y algo de palmito.


Los desniveles son mínimos, pequeñas subidas para cambiar de carril de sendero. Dejamos atrás el Chiringuito Azul y vemos una muesca en la montaña por la que hace unos días, y por pocas horas, caía una catarata impresionante.


Avanzamos, situándonos debajo del faro de Santa Pola, al que no vemos, pero sí, el arco volado que forma la nueva pasarela del mirador que han construido arriba, y que en una próxima ruta por los barrancos, incluiremos.


Alcanzamos un diminuto rellano donde hay una peana descriptiva de la micro flora y tras elevarnos un poco, comienzan a verse arriba en la montaña las urbanizaciones de Gran Alacant, y por delante, los edificios de Arenales del Sol y el Maigmó.


Pasamos por arriba de la ermita del Carabasí, Ntra. Sra. Del Rosario, y como es normal en semana santa, toda la explanada ha sido invadida por las auto caravanas. Dejamos atrás diminutas pinedas y tenemos encima los edificios playeros.

Clot de Galvany. Encajonado y hundido entre la masificación turística de ambos lados. Cruzamos el asfalto para entrar por el Aula de la Naturaleza, y en la zona recreativa buscamos una mesa con algo de sombra para el almuerzo.

Una maestra está escondiendo pequeños huevos de pascua, como actividad en la naturaleza para los alumnos. Llega el autocar y se acabó la tranquilidad, pero es una gozada verlos formar grupos para localizar los huevos; luego habrá para todos.


Iniciamos un corto recorrido por el humedal que está muy tranquilo, aparentemente parece que hay algo más de agua con las recientes lluvias, pero hay poca actividad de aves, solo en las más apartadas y lejanas.


Contemplamos las charcas desde los observatorios estratégicos, pero vemos pocos ejemplares de aves. Soy de la opinión de que la mayoría de aves se desvían a otros lugares con menos presión urbanística, de gente y vehículos.


Terminamos el recorrido en el que también hemos visto cerca de algunos miradores, antiguos refugios de la guerra civil o casamatas, tiempos atrás, tan frecuentes en la costa santapolera. Cruzamos la carretera para tomar el sendero de llegada.

Lo seguimos hasta pasar la valla que protege las dunas móviles del Carabasí, incluidas dentro del Paraje Natural. Entonces, cruzamos el asfalto bajando hacia el mar, pasando por algunos bosquetes de pinar reverdecidos por las lluvias.


Entramos por la explanada de la ermita, atestada de caravanas, algunas de ellas muy lujosas. Comenzamos a caminar paralelos al asfalto pero metidos por los trazos de senderos entre las barandas de madera que impiden que los coches aparquen en las rocas.


Es un trazado entretenido con vistas al mar, a las diminutas calas rocosas donde ya hay gente, y al espolón montañoso que forma el cabo de Santa Pola, con su faro en todo lo alto y las visibles curvas del nuevo mirador.


Por la zona del Bancal de la Arena pasamos por delante del antiguo cuartel de Carabineros donde actualmente se encuentra el Centro de Investigación Marina, con pequeñas exposiciones sobre temas marinos.


Arribamos a la “cadena” cerrando este alargado círculo y entrando de nuevo en el paseo marítimo mucho más concurrido. Entre los edificios distinguimos la Torre de les Escaleretes, popularmente conocida como Torre del Moro, y cerramos la ruta en la playa del Varadero.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 18,5 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 04:35 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 25 M. (Llegando al Clot de Galvany)
ALTURA MÍNIMA: 0 M. (Nivel del mar)
DESNIVEL POSITIVO: 170 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 160 M.
DIFICULTAD: BAJA.

SALTO DEL USERO Y VUELTA AL CERRO DEL CASTELLAR, BULLAS.

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El cauce del río Mula a su paso por el Salto del Usero presenta una formación de travertinos de una gran belleza paisajística. El agua de este río durante milenios ha esculpido dando lugar a unos de los sitios más visitados del municipio de Bullas. Se trata de una cascada que alberga dentro de una cúpula natural, una impresionante poza de agua que los vecinos llaman vaera, y que invita a darse un buen baño. Su hermosura se adorna con el verdor de una exuberante vegetación. Aguas arriba está el nacimiento del río Mula, que aunque actualmente seco, tiene un gran interés cultural. Aguas abajo continúan sucediéndose numerosas pozas y encajonamientos de interés. Además este tramo del río Mula, a su paso por Bullas, también posee un buen contenido histórico y etnográfico. A las ruinas del castillo situado en el cerro del Castellar, construido en el siglo XI, se suman sus doce molinos harineros, de los cuales todavía uno, el Molino Felipe, hoy permanece en activo. También dos de ellos, el Molino de Abajo y el Molino de Arriba, de éste ya se tiene noticias en 1684, han sido rehabilitados para el turismo rural. Es por tanto un Lugar de Interés Geológico con un alto interés geomorfológico, sedimentológico e hidrológico. Apoyado por otros contenidos naturales e históricos, hacen que este rincón murciano sea útil para ser utilizado en diversas actividades de tipo científico, educativo y geoturístico. El Salto del Usero pertenece al término municipal de Bullas y forma parte del cauce del río Mula. Se sitúa en la ladera noroeste del Cerro del Castellar, junto al lugar denominado El Molinar.
En este enclave natural, visitado por miles de turistas durante todo el año, en la noche de San Juan se celebra la tradicional «Bajada de la Mora», congregando a cientos de personas que al filo de la media noche se reúnen en torno a la poza que forma la gran cascada de agua, corazón del paraje, con el objetivo de encontrarse con la «reina mora» y poder ser bendecidos por sus milagrosas aguas.
CÓMO LLEGAR:Por la Autovía E-15 hasta Murcia, salida nº 138 ALCANTARILLA / ALMERÍA / GRANADA. Continuar hasta la salida nº 651B MULA/CARAVACA por la RM-15. Continuar hasta la salida nº 41 BULLAS CENTRO. Cruzar el pueblo para llegar a la calle del Río y al Parking antes de la barrera.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.
ITINERARIO: PARKING / SALTO DEL USERO / MOLINO DE ARRIBA / IZQUIERDA / ASENTAMIENTO / PICO CASTELLAR / BIFURCACIÓN DCHA. / PISTA / CRUCE DCHA. / SENDA / SUBIDA / PISTA FORESTA DCHA. / SENDERO / CRUCE REGRESO / PARKING.

LA RUTA: Hace un día primaveral precioso. Al ser viernes santo creíamos que estaría más concurrido, pero está todo muy tranquilo y el parking vacío a primera hora. La distancia del recorrido puede variar en algún kilómetro dependiendo de donde se aparque.

Desde que han habilitado el parking esta prohibido aparcar en el camino, aunque siempre hay algún resquicio, y más a primera hora, que todavía no han bajado la barrera. Pero hay que ser respetuosos y evitar degradación del paraje por andar unos metros más o menos.


Iniciamos por la carreterita en dirección al Castellar, entre casas de campo y plantaciones de ciruelos con sus frutos cuajados. Desde la cuesta que desciende al Salto del Usero ya podemos asomarnos al cauce del río Mula que hace una curva de aguas mansas.


Poco antes de que la carreterita cruce por encima del cauce nos desviamos a la izquierda por un sendero que desciende hacia el lecho del río Mula protegido por unas barandas de madera, lo vadeamos por un estrechamiento entre grandes rocas y pequeños remansos.


Encaramos de frente el Salto del Usero. Se trata de una cascada que alberga dentro de una cúpula natural, una impresionante poza de agua que los vecinos llaman vaera, y que invita a darse un buen baño. Su hermosura se adorna con el verdor de una exuberante vegetación


Tras las fotos de rigor remontamos la ladera para salir a la parte de arriba sin dejar de hacer fotos a este precioso lugar. De frente al enorme quejigo, seguimos la carreterita por la izquierda que nos baja un poco hacia un grupo de casas.


Llegamos al Molino de Arriba, uno de los doce molinos harineros que existían en la zona, datado en 1684 ha sido rehabilitado como Albergue Rural y Aula didáctica de Etnografía y Naturaleza. Regresamos hasta el quejigo para seguir ahora por la izquierda.

En un corto tramo llegamos al punto donde cerraremos el círculo de la ruta. Un poste con diversas paletas informativas marcan las distintas opciones. Nosotros elegimos la subida al Castellar, por un estrecho sendero que empieza a subir por la sierra.


La preciosa senda nos eleva con facilidad otorgándonos amplias vistas sobre Bullas y sus cultivos, haciendo eses y pequeñas rampas que nos suben entre la pineda que luego se va aclarando, dejando paso a las sabinas.


En la parte soleada predomina el matorral de esparto  y en estas fechas primaverales, un mar de varas de San José inunda el paisaje donde el sol reverbera sobre sus pétalos. Apechugamos con un fuerte desnivel para llegar a lo alto del asentamiento.


El origen del nombre Castellar hace referencia a la presencia en el mismo de una fortaleza, hoy en ruinas, conocida como “El castillico”. Se trató de una fortificación militar con funciones de vigilancia del siglo XII,  y que posiblemente se levantara sobre los restos de otras construcciones anteriores.


Retrocedemos unos pasos para por la derecha continuar el sendero, que entre sabinas y esporádicos pinos, y siempre manteniendo un asequible desnivel, va buscando la cuerda de la sierra. Hemos dejado atrás los restos del asentamiento en su solitaria muela.

El buen trazo del sendero nos hace elevarnos con facilidad abriéndose paso entre los arbustos de sabina. Por detrás Bullas va creciendo en el valle, y por delante nos acercamos a las lomas, distinguiendo en la última de ellas el vértice geodésico.


Encaramos la cuerda de las lomas donde el sendero es más pedregoso y más acusada la pendiente, a cambio las panorámicas son más extensas, y entre las varas de San José aparece la silueta de Sierra Espuña.


Alcanzado el cordal de las redondeadas lomas, su tránsito es más liviano, subiendo para bajar y volver a subir un poco más elevado. Pronto se abren las vistas a la otra vertiente, con un pequeño valle entre montañas.


Afrontamos en último lomo antes de la cima, el más largo y empinado, en el que hay que atravesar un bosquete de pinos. La vegetación ha cambiado a matorral de esparto, espino negro y cómo no, las pequeñas varas de San José.


En el repecho final, tenemos la cima al alcance de la mano con su vértice geodésico encaramado sobre unas rocas. Cerro del Castellar (989 m.) Merece la pena llegar hasta su soleada cumbre. Decidimos tomar unas frutas.

Pese a la bruma,  las vistas son espectaculares, teniendo una visión de 360º, podemos ver la población de Bullas, la Selva, la Sierra de la Pila, la cara norte de Sierra Espuña, los castillos de Mula y de Alcalá, el valle de Aceniche, etc.


Iniciamos el descenso. Unos mojones de piedras nos van guiando en la bajada, muy inclinada en el primer tramo y luego con tierra y piedras sueltas, donde hay que tomar precauciones; mejor alargando la longitud de los bastones.

Se pasa alguna zona de torrentera en donde se pueden hincar los talones. El desnivel mengua y tomamos una bifurcación a la derecha, donde vamos ciñéndonos al contorno de la sierra. Enlazamos con una pista de tierra.


Tras un cruce a la derecha y salvar una rambla, conectamos con una preciosa senda que comienza a rodear la sierra entre pinos de poco porte y densidad, acompañados de matorral de romero y pequeñas sabinas.

Rodear la sierra no resulta tan sencillo, hay que esquivar el inicio de algún barranco y numerosos ramblizos, por lo que el sendero se desliza entre constantes sube y baja, teniendo que esforzarnos para remontar algunos tramos.


En la parte alta, la cual ha sido deforestada, nos unimos a un cortafuegos que por las izquierda desciende bruscamente hasta unirse a una pista forestal que seguimos por la derecha. El desnivel se apacigua.


La pista continua recorriendo las faldas de la sierra metiéndose y saliendo de zonas umbrosas que han sido roturadas y limpiadas de matorral en previsión de posibles incendios. En el paisaje entran las fincas y casas de campo.


Dejamos la pista forestal por un sendero que nos desciende hacia campos de cultivo, con miradas a la población de Bullas que aparece en la loma. Giramos a la derecha acercándonos a la sierra entre campos con cultivos de secano.


Al poco cerramos el círculo de la ruta llegando al poste con paletas informativas de esta mañana. Ahora comenzamos a repetir el trazado de llegada entre campos de cultivo, alcanzando el hermoso quejigo en cuya sombra reposa una familia.

No bajamos al Salto del Usero, pero vemos como hay gente refrescándose los pies en sus aguas. Cruzamos el puente de la carreterita por donde pasa el río Mula camino de ejecutar su precioso salto en su poza.

Camino arriba desandamos el trayecto hacia el aparcamiento, sin dejar de asomarnos al cauce del río y al Castellar, del que nos vamos alejando. Preciosa excursión que cerramos opíparamente tomando unas viandas en El Caracoles.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 11,7 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 04:10 HORAS
ALTURA MÁXIMA: 989 M. (Cima del Castellar)
ALTURA MÍNIMA: 612 M. (Río Mula, Salto del Usero)
DESNIVEL POSITIVO: 515 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 549 M.
DIFICULTAD: MODERADA.


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